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Luis Granados

Maduro y su constituyente espuria

Luis Granados

Venezuela, país amigo, cordial, generoso, forjador de libertad, refugio del perseguido político, esplendido anfitrión del emigrante, rico, solidario ante la catástrofe sufrida, es hoy un país perdido y a la deriva, asediado en su difícil transitar. Todo en él está en crisis, la devastación es inmensa, huérfano doloroso de la solidaridad efectiva de quienes tanto ayudo, su gente famélica sin encontrar alimentos ni medicina, o víctimas de la brutal represión asesina de la tiranía, cae y fallece en ese deambular incierto y heroico por calles y avenidas buscando afanosas su salvación. Y es que fue asaltada y secuestrada por propios y extraños confabulados para traicionarla y oprimirla, robar sus riquezas, reprimir, humillar, asesinar y secuestrar a su gente y ser refugio y guarida del crimen, el narco terrorismo y hampa organizada.

Hoy Venezuela es un país incierto. Por decisión de la Asamblea Nacional, aparto de la presidencia a Maduro por abandono del poder, por lo que no tenemos presidente legal, además declaro ilegitimo al Tribunal Supremo de Justicia, por estar integrado por “Magistrados” que no cumplen los requisitos establecidos por la ley, hasta el punto que lo preside un ex recluso con graves antecedentes penales, pero igual el CNE, está integrado en su mayoría por rectores que tienen vencido su periodo, afectos sumisos a la tiranía, violando su principal condición de imparcialidad. Ah... pero tampoco tenemos Asamblea Nacional, porque el TSJ, la declaro en desacato y como tal no le acatan sus disposiciones o leyes, aparte le fueron desincorporados tres diputados dejando a la fecha sin representación a Amazonas y para completar los gobernadores y alcaldes y concejales tienen vencidos su periodos al frente de sus entidades. De manera que estamos acéfalos de conducción institucional y en completa inviabilidad como país, esto sin señalar las dramáticas cifras que indican la quiebra económica, la crisis humanitaria, ubicándonos últimos en muchos renglones. Y lamentable es, que teniendo inmensas riquezas, vivimos igual o peor a países subdesarrollados que no las tienen.

En estas circunstancias a la dirigencia política se le agotaron las vías constitucionales a que acudieron (menos a la constituyente), por lógica conducta de la tiranía de negar toda opción que pueda apartarlos del poder; circunstancia advertida por amplios sectores del país, conocido el talante tiránico del régimen al que aún le siguen pidiendo elecciones, petición ya negada, incluso para el mismo 2018. Y la Constituyente Originaria convocada por iniciativa popular, fue obstinadamente rechazada, siendo la solución adecuada y con millones de venezolanos que la apoyarían ansiosos de un gran cambio y solución democrática y constitucional a la crisis.

La tiranía por su parte ante el fuerte rechazo popular (85%), que le imposibilita ir a un fracaso electoral, el acoso internacional, y más por la imperiosa necesidad vital de mantenerse en el poder, opta convocar sin consulta popular una constituyente espuria que les permita cambiar las reglas de juego, suprimir las instituciones que obstruyen su accionar tiránico entreguista de nuestra soberanía y recursos, eliminar la democracia como sistema de gobierno e implantar un régimen militar y comunista eternizante.

Y en este sentido, no es exagerado decirlo, pero a partir del mes de Agosto, si lo permitimos, instalada la espuria Asamblea Nacional Constituyente, harán efectivo lo que Maduro aspira, que no es otra cosa, “por ahora” que gobernar adicional al TSJ, desde esa sumisa y espuria asamblea, órgano supraconstitucional y representativo del poder originario y soberano del pueblo, según los artículos 5: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo” y 347: “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario”.., artículos desvirtuados su significados y esencia según sentencia amañada, inconstitucional y regresiva, N°378 del TSJ, y entonces bajo la excusa de acato al artículo 349 de la constitución, que señala: “Los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente”.. procederán al desmantelamiento definitivo de lo que queda del sistema democrático, incluida la Asamblea Nacional, la Fiscalía, elecciones, Alcaldías, expropiación de bienes, empresas, banca, etc. en fin, de todo aquello que sea necesario desmontar o liquidar antes de promulgar la constitución que al tirano le convenga, después de 2 o más años de insípidas sesiones, para elaborar una constitución a la cubana, mientras gana tiempo para garantizar su fortalecimiento opresivo del poder y aprobarla en consulta popular, como el tirano lo declaro, pero ya bajo condiciones igualmente fraudulentas, como lo hicieron para convocarla. Estamos así, en situación por demás crítica y peligrosa; la tiranía de lograr su propósito tendrá dentro y fuera del país como justificar, bajo el manto constitucional, y una población en total indefensión, todo lo que le convenga ejecutar, reprimir o establecer alianzas que por su talante tiránico comprometan la existencia de la república en aventuras guerreristas, narcoterroristas, genocidas y de intromisión, en su propósito eternizanté.

Pero aún estamos a tiempo de evitarlo, en nosotros todavía reside la soberanía popular y no en Maduro, que es nuestro empleado, somos todavía depositarios del poder originario constituyente y solo nosotros podemos todavía convocar a una constituyente y no Maduro, y esa soberanía y poder originario esta en todos los venezolanos y en más de 13 millones de electores que aun votamos, amantes de la libertad. Ejerzamos pues ese poder: restituyamos la Asamblea Nacional, con los diputados desincorporados y con esa mayoría de 2/3 tomar ya las decisiones que fortalezcan y posibiliten la opción opositora (liberación de presos, retorno de exilados, nombramiento de un gobierno de transición etc.), canalice y garantice el respaldo de la comunidad internacional en el tránsito hacia el rescate definitivo de la democracia y las instituciones, concitar el apoyo de la Fuerza Armada art. 328. y la impostergable solución de convocar masiva y contundentemente a la auténtica y legal constituyente originaria, libertaria que nos dé una constitución, celosa y firme defensora de los derechos humanos, la libertad, la democracia y sus instituciones, privilegie el poder originario y soberano del pueblo, rescate la ética valores y principios y consagre un nuevo Proyecto de País constitucionalmente descentralizado con autonomía y fortaleza regional y municipal. Constitución que nos permita estar entre los países desarrollados y prósperos del mundo, y en la que todo venezolano se sientan interpretado en sus legítimas aspiraciones, decidido a defenderla, cumplir, hacerla cumplir y respetar.

Que falta? falta conformar una autentica y efectiva unidad, liderada con el único, absoluto y solo propósito de liberarnos a riesgo de todo de la tiranía. Convoquémonos en ese definitivo propósito por Venezuela. Luego de liberados, abran otra vez sus agendas particulares; hoy la agenda es: Venezuela libre, no hay otra. El pueblo soberano ya está en la calle, viene haciendo ejercicio heroico y doloroso del art. 350 y está pendiente y vigilante de lo que sucede y por millones una vez más acudirá decidido a librar esta definitiva y segunda batalla de Carabobo, no está dispuesto a aceptar que un 15% máximo de la población, se imponga al 85% restante, ni a aceptar ser negociada su libertad a sus espaldas, solo falta empezar a ejecutar acciones efectivas y adecuadas acordadas organizadamente para liberarse de este cáncer que aqueja y ha convertido al país en un estado fallido, inviable y tiranizado por un violador de todo el ordenamiento jurídico. País, invadido y tomado por militares y funcionarios extranjeros ejerciendo funciones reservadas a venezolanos y llevando el control de registros propios de la nación. País con pérdida de la soberanía territorial y alimentaria. País sin seguridad de bienes y personas. País con presencia activa de irregulares guerrilleros, narco traficantes, sicariato, vandalismo “colectivos” amparados unos y pagados otros por la dictadura. En fin, impunidad total, suficiente como para exclamar: basta ya!. Prohibido perder la república... Urgente es ganar...

¿Cuánto más es necesario que suceda?

Luis Granados

¿Cuánto más es necesario que suceda para actuar unidos y decididos a solventar radicalmente esta grave crisis que adolece la nación? Por demás está decir que lo que sucede no es un problema de revolución y contra revolución, ni de confrontación de ideologías, ni de modelos políticos y económicos convenientes que se discuten en debate abierto y respetuoso para superar la crisis de un país depositario de las más grandes y envidiables posibilidades y recursos, que la mayoría de los países del mundo aspiren tener, y aun así, luce postergado y subdesarrollado.

Se trata, de una creciente, dolorosa y sangrienta confrontación que se libra en calles y avenidas por una población solo armada del coraje, patriotismo y fe republicana, contra una tiranía que la reprime y viola sus derechos humanos y políticos. Población que igual sanciona a quienes, por acción u omisión, dejaron que Venezuela sea víctima de un asalto a su soberanía y recursos, por la confabulación de delincuentes criminales, nacionales y extranjeros que han hecho uso de la imprevisión del sistema democrático, permitiéndoles mediante el voto fraudulento, el secuestro y liquidación de las instituciones, para controlar el poder mediante una cruel y sanguinaria tiranía.

Frente a la heroica y creciente protesta popular en su contra, se aprestan consolidar y aferrarse desesperadamente al poder, más por las razones y terror que les ocasiona personalmente perderlo, que por la ambición desmedida y corrupta de como lo han ejercido, por lo que convocan a un proceso constituyente fraudulento e inconstitucional que eliminará a la Asamblea Nacional, a la democracia como sistema de gobierno y establecerá un estado militarista, comunal totalitario y pondrá a su disposición, el mejor y más óptimo instrumento popular de participación, convivencia, justicia, libertad y progreso, de que puede disponer una sociedad democrática, como lo es su Constitución Nacional, para bajo su manto, seguir delinquiendo, reprimiendo, violando derechos humanos y políticos a los ciudadanos con absoluta impunidad, además de hacer entrega insolente de nuestras riquezas petroleras y mineras, poner en mayor riesgo la integridad nacional y pretender seguir expandiendo su devastador y criminal modelo a otros países de la región.

Hoy la tiranía tiene un rechazo del 85%, y no menos es el caudal de apoyo que ofrece la población a una solución cierta, confiable y adecuada a la creciente crisis, lo que representa una inmensa fortaleza popular activa y democrática decidida al rescate de la democracia y digna de poner de manifiesto la más genuina demostración de unidad y liderazgo en su conducción por Venezuela, para rescatarla y refundarla dejando de lado y poniéndose por encima de apetencias personales o grupales, del oportunismo o la demagogia populista; la causa, la razón y la lucha es por Venezuela. Neguémonos a la lucha entre hermanos, sangrienta y dolorosa que se reduzca a: los que aspiran la democracia, libertad y progreso y los que quieren seguir en la esclavitud, pobreza y mendicidad en que el régimen nos quiere tener, o a los que aspiran con respeto el reencuentro y reconciliación en justicia y quienes optan por la indignidad, el odio sembrado por la tiranía, que nos ubica entreescuálidos y patriotas o en oligarcas y revolucionarios, porque en ello perderemos el país. Nada más contrario al gentilicio nacional y al espíritu unitario y libertario que nos anima.

Así que la lucha digna, pacífica y heroica de calle debe mantenerse, con el categórico rechazo a la tiranía y su convocatoria constituyente fraudulenta, (art. 333, 350), pero a su vez contraponer y enarbolar firmemente una propuesta propia, de justificada razón para la lucha popular, que dependa solo y únicamente del pueblo realizarla y defenderla y no del poder constituido, (CNE, TSJ). Esta propuesta nos es otra que por iniciativa del poder originario y soberano del pueblo, convocar a una autentica y legitima constituyente, (art. 5, 70, 347), propuesta que le diga al mundo, a la tiranía y a la Fuerza Armada Institucional, que no son el 15% (2.9 mm.) de firmas del RCE mínimas exigidas, sino más de 10 millones de venezolanos que tomamos la iniciativa de convocarla, (Art.348) en un Gran Firmazo Nacional, con Bases Constituyentes y Comiciales igualmente elaboradas por nosotros. Convocarla sin el CNE ilegitimo y sumiso al tirano (Art.349), sino por un Tribunal Electoral Constituyente (TEC), a su efecto aprobado por el pueblo.

Realizado el referendo consultivo a los venezolanos, en cuatro meses máximo, mediante votación, directa, universal y secreta, se elige e instala la nueva Asamblea Nacional Constituyente Originaria y Soberana, que obviamente puede decretar apartar la tiranía del poder, decretar la libertad de los presos políticos, retorno de exilados, suspensión de medidas cautelares, otros decretos o disposiciones pertinentes y nombrar un Gobierno de Transición que inicie el proceso de reinstitucionalización y tome las medidas emergentes necesarias para allanar el transito seguro y confiable de la nación hacia la normalidad y su refundación. Finalmente, convocar a elecciones, luego de poner en vigencia la nueva constitución que sea expresión de un Nuevo Proyecto de País.

Este gran esfuerzo unitario y constituyente ha de tener el apoyo de la Asamblea Nacional, representante de la soberanía popular y el de la Comunidad Internacional. Su naturaleza constitucional, democrática, incluyente, electoral, y de reconciliación en justicia lo avala como la vía más expedita y adecuada para que la población, en contundente mayoría se exprese al convocarlo con su firma y defenderlo decididamente como la solución necesaria, que solo el pueblo por derecho protagónico y participativo debe darse, mediante el verdadero y legitimo dialogo entre los venezolanos de todas las tendencias, creencias y ocupación, proporcionalmente representados en torno a la mesa constituyente; para darse la constitución que traiga al presente el futuro que queremos y derrotar la imposición de facto de una constitución hecha a la medida de los intereses desbastadores de la tiranía, poniéndose en evidencia grosera la sumisa parcialidad del CNE y TSJ, avalando el nuevo golpe a la soberanía popular.

La Alianza Nacional Constituyente, dispone y pone a la orden de los venezolanos los instrumentos constitucionales y procedimentales necesarios para adelantar este proceso: Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente, Bases Constituyentes y Comiciales y Planillas correspondientes.

luisfgranados@gmail.com