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Beatriz De Majo

El tiovivo de la industria inmobiliaria

Beatriz De Majo

Cuando el gigante de la construcción Evergrande aseguró frente a la prensa el año pasado que había ya conseguido un acuerdo para reestructurar su deuda, todos pensaron que lo peor había ya pasado.

El sector de la construcción inmobiliaria que halaba buena parte de la economía china durante al menos dos décadas había estado creciendo exponencialmente, pero su estabilidad dependía del acceso a fuentes de financiamiento abundantes y de una demanda sólida y creciente. Con el gigante de nuevo sobre sus pies, las perspectivas del país entero mejorarían. El coloso de lo inmobiliario había estado ahogado por sus deudas y poniendo en jaque a sus 200.000 empleados directos y a más de 3,8 millones de puestos de trabajo indirectos.

En el año 2020 el acceso al financiamiento que hasta entonces había sido a fácil – salvo otro episodio de control gubernamental en 2018- había sido restringido. La consecuencia fue inmediata: una crisis de confianza unida al declive económico originado por de la pandemia se instaló en el país. La demanda del sector se vino al suelo y Evergrande no pudo seguir vendiendo unidades al mismo ritmo.

El panorama del sector lucía en calma aunque ya el país había asumido que todo el sector de la vivienda tenía enfrente un periodo de muy lento desarrollo. Hasta que la semana pasada otra gigantesca empresa del sector disparó las alarmas. Country Garden está mostrando serias dificultades de liquidez y de nuevo es la baja demanda de apartamentos lo que la pone en jaque, otra consecuencia de la contracción económica que experimenta China. Sus pérdidas del semestre pudieran alcanzar hasta 7.000 millones de dólares y no pudo pagar el cupón de sus bonos en el mercado internacional por 25 millones de dólares.

Las cifras son estas: las ventas de la empresa cayeron 35% en el comparativo de los primeros 7 meses de este año con los de 2022. Solo en julio la empresa promotora vendió 60% menos que el año pasado y 78% menos que en 2021. Country Garden debería entregar este año 700.000 nuevas unidades a ciudadanos que las esperan para mudarse y debe hacer frente a vencimientos de pagos de gran calado de su deuda global en los meses que vienen. La incertidumbre acerca de la capacidad de su gerencia financiera de manejar esta situación le ha valido una rebaja importante en su calificación bursátil.

El caso es que otra vez en China todos contienen la respiración. El gobierno anunció, ante la coyuntura que venía venir, una serie de medidas como multimillonarias líneas de crédito de bancos estatales, pero contener el descontento de la población se hace cuesta arriba. La construcción de viviendas representa 7,5% del PIB nacional, pero además impacta todos los rubros de la economía.

Es que en China adquirir una vivienda no solo es una inversión a la que todo ciudadano aspira. Para formar familia es imprescindible contar con una vivienda propia y ella se prepaga al promotor antes de su construcción. La paralización de un sector como éste genera problemas sociales de envergadura que no solo se mide en los puestos de trabajo que genera sino en la intranquilidad social que es capaz de provocar.

Xi, en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, no debe estar durmiendo tranquilo.

https://www.analitica.com/opinion/el-tiovivo-de-la-industria-inmobiliaria/

Los autogoles de Lula y Petro

Beatriz De Majo

La prensa, y muchos más fuera de la prensa, la han emprendido contra Luis Ignacio Lula Da Silva por el espaldarazo que el mandatario brasilero le ha ofrecido, sin ambages, al dictador Nicolás Maduro. Lo cierto es que el líder carioca se metió un potente autogol cuando, para tratar de estructurar un proyecto que muchos consideran justo – el de la reconstrucción de la fallida UNASUR como centro de confluencia de países en el Continente- intentó crear un ambiente previo de camaradería entre mandatarios de la izquierda latinoamericana y, para ello, se despachó en halagos al inquilino de Miraflores y aseveró, con contundencia, que no existe tal cosa como violaciones de derechos humanos en suelo venezolano. La reacción de la prensa de su país, los parlamentarios brasileros, algunos de los colegas presidentes invitados al evento y el ciudadano de la calle no se hizo esperar y fue muy llena de virulencia.

¿A quién se le puede ocurrir que son inventos de los adversarios a la lucha bolivariana, las espantosas violaciones de derechos humanos que se producen a granel en Venezuela cuando en el Tribunal Internacional de La Haya cursan cientos de casos que lo ejemplifican por ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y torturas y cuando la investigación del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos así lo ha reseñado luego de una exhaustiva investigación? Dos de los augustos Jefes de Estado invitados a la Cumbre convocada por Lula, Luis La Calle y Gabriel Boric, se deslindaron rápidamente del tema defendido por el anfitrión, calificando de equivocados los comentarios de Lula de apoyo a los desmanes y crímenes del venezolano en su afán por reprimir la disidencia.

Pero ahora me pregunto yo si la misma agresividad que ha habido contra Lula por haberse equivocado de talismán en la organización de su cumbre de Brasilia no es válida igualmente para señalar los desaciertos de Gustavo Petro, el Presidente Colombiano quien también ha resuelto visiblemente compartir un confite con Maduro, solidaridad que no le está haciendo ningún bien a un gobierno que, en lo que va de mandato no ha logrado arrimar una al mingo. Otro autogol!

Sin duda que la causa de la bilateralidad es noble entre Colombia y Venezuela. Nadie puede negar que un buen entendimiento con una Venezuela que actúe dentro de parámetros de ortodoxia en lo comercial, en lo político, en lo empresarial, en lo social, en lo estratégico, en el tema de la Paz Total propugnada por Petro y en lo moral sería muy beneficioso para Colombia. Pero la Venezuela de los últimos más de 20 años es lo que menos necesita cualquier mandatario como socio. No solo el país ha sido vaciado por el régimen imperante de su potencial económico, ha sido destrozada su sociedad, se ha empobrecido a la ciudadanía, dilapidado su riqueza, sino que además el gobierno se ha asociado con lo más abyecto de Colombia: su narcoguerrilla, sus grupos criminales, sus terroristas. ¿ Qué necesidad tiene Lula, ni Petro tampoco, de hacerle loas a un régimen señalado por los actos de corrupción mas aterradores? No les hace falta ni a uno ni a otro ir de la mano de un dictador para ganar laureles.

Tanto el brasilero como el colombiano se están inaugurando al frente de los gobiernos de sus países en momentos particularmente difíciles al interior de los mismos y dentro del ambiente geopolítico convulso internacional donde les toca desempeñarse. La solidaridad con Maduro le costó caro al otrora líder trabajador del Brasil. Igualmente caro le saldrá al ex guerrillero colombiano que arranca su mandato con muchas pelotas que mantener en el aire. Lejos deberían estar ambos, si fueran inteligentes, de estigmatizarse tendiéndole a mano a uno que ya viene de salida y a quien lo esperan, para hacer justicia, los altos tribunales del planeta.

Se descuelga el apego al Presidente

Beatriz De Majo

Los ires y venires de Gustavo Petro en su proceso de instauración de la Paz Total no están siendo bien leídos por sus votantes. Resulta imposible de entender a cuál estrategia atienden sus tratativas de paz con el conjunto de las fuerzas insurgentes y con los grupos delictivos al margen de la ley, metidos todos en mismo saco, cuando la realidad es que cada uno de ellos, por separado, protagoniza una dinámica bien diferenciada del otro en cuanto a sus actuaciones y también en cuanto a su filosofía de guerra y modelo de gobierno.

Ya el “cese al fuego” adoptado por las partes dentro del proceso negociador que tiene lugar en la Habana ha sido suspendido por las disidencias de las FARC, incumplido por el Clan del Golfo y desconocido por el ELN y los actos de barbarie de la guerrilla son cada día mas sangrientos y crueles con la población civil inocente.

Esta semana la disidencia de las FARC ha tenido la desfachatez de reconocer públicamente, en un repugnante comunicado y sin ninguna reserva, el ajusticiamiento de cuatro menores indígenas escapados de su centro de reclutamiento en el Putumayo escudándose en una reglamentación interna que los faculta para ello, es decir, para matar a mansalva. Sus palabras fueron que dicho crimen hace parte de “ la lucha por la paz”! . Su cinismo llegó al extremo de prometer reparación a las comunidades indígenas, como si cualquier género de reparación pudiera borrar la pérdida de la vida de infantes inocentes.

Otro atentado de bomba monstruoso tuvo lugar el miércoles en Tibú, Norte de Santander, contra una patrulla de la policía, dejando un saldo de 2 policías muertos, cuatro uniformados lesionados y ocho civiles heridos. Frente a ello, la oficina del Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, de nuevo afirmó la voluntad de seguir dialogando con los actores armados, mientras en el Catatumbo la sociedad no puede hacer más que llorar a sus muertos. A todas estas, el hombre de Estado que lleva las riendas del poder gobierna a través de twitts, una trinchera en la que solo actúa él y solo él. En un solo mes, 272 trinos…

La falta de garra del jefe de las Fuerzas Armadas del país – el Presidente Gustavo Petro- se encuentra en el trasfondo de la barbarie desatada, la que aspira, en esta hora y punto, a hacer una demostración de fuerza para reblandecer al otro lado de la ecuación en el proceso negociador.

Los disidentes de las FARC, con Iván Mordisco a la cabeza, señalan falta de seriedad de parte del gobierno e “incumplimientos” que no explicitan pero que hacer pensar a la colectividad en la existencia de negociados directos de la oficialidad con la guerrilla por fuera de las tratativas de La Habana. Esto solo le agrega complejidad y dramatismo a la situación.

No sólo la violencia desatada es atroz. La incompresión de este escenario se ha estado colando en el ánimo de la ciudadanía. La manera del colectivo de responder a la falta de resultados es el desapego, y en el caso de Colombia la violencia renovada luego de promesas continuas de cambio de rumbo y de paz total, penaliza a quien lleva la batuta. No es raro pues, que la popularidad de Gustavo Petro, a escasos 10 meses de gobierno, se esté yendo al foso. 60% de sus compatriotas censuran su manera de gobernar y solo 20% de ellos considera sensata la revolución que intenta llevar a cabo.

Nada indica que pueda haber un cambio de actitud en el mandatario ni un redireccionamiento en la estrategia, porque no se le conoce ninguna. El panorama es malo para Colombia. También para él.

Gigantismo colombiano

Beatriz De Majo

Fue el ratificado canciller colombiano, Álvaro Leyva, quien pronunció la descolocada frase de que su tarea al frente del despacho de exteriores es “seguir agigantando a Colombia” usando, como punta de lanza, el liderazgo de Gustavo Petro a escala planetaria. Ello hace pensar que el mandatario nacional es de los que cree, o le han hecho creer sus cercanos asesores, que sus recientes gestiones internacionales no solo han sido acertadas, sino que lo colocan con ventaja en la escena internacional.

No se llegó a enterar, pues, el presidente colombiano de la “gaffe” diplomática de gran tamaño que protagonizó en la pasada “cumbre de cancilleres” – solo acudieron 3 de 20 participantes- convocada en Bogotá para apoyar a Nicolas Maduro en su propósito por conseguir que se levanten las sanciones estadounidenses para, a partir de allí , ubicarse en disposición de avanzar hacia elecciones libres y verificables en Venezuela. No le ha dicho Leyva a su jefe que, en la arena internacional, hace falta más que declaraciones unilaterales sosas para exhibir éxitos y además es preciso que estos se reconozcan.

Porque ese fue, al final, el resultado de la mentada Cumbre de Bogotá y de todos sus prolegómenos: el viaje de Petro a Washington y los varios encuentros con su par venezolano: un fiasco monumental…. Todo lo que allí surgió fue una pírrica declaración del Ministerio de Exteriores de cuyo contenido se infiere claramente que no se avanzó ni un centímetro en aquello de revivir la democracia en Venezuela a través de un proceso negociador entre el régimen madurista y la oposición que los lleve al puerto seguro de una contienda electoral justa y creíble.

Peor que nada, ha quedado claro ante los observadores que Gustavo Petro sigue haciendo causa común con Miraflores en aquello de criticar y promover el desmontaje de las sanciones norteamericanas antes de dar un solo paso en favor de desentrabar las conversaciones de México. Petro se aprendió bien la cartilla de Maduro y repite una cantidad de cifras provistas desde Caracas de acuerdo con las cuales Venezuela habría caído en un foso económico por culpa de la paralización del comercio de hidrocarburos provocado por los Estados Unidos.

La parte que Petro no consigue ver con claridad- y su Canciller y colaborador inmediato tampoco se la evidencia – es que lo único que persigue el régimen venezolano es el desmonte de aquellas sanciones que lo afectan en lo personal, al igual que su entorno cercano, por grotescas y criminales violaciones derechos humanos, por una corrupción grosera y rampante en el ejercicio de sus cargos, por su connivencia con el narco-terrorismo que afecta la seguridad de Washington. Petro se hace solidario, ante el planeta entero, del dictador venezolano obviando una serie de elementos que resultan ser valores irrenunciables del conjunto de la comunidad internacional. Por ejemplo, Petro haría bien en seguir de cerca las investigaciones y enjuiciamiento de la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad cometidas por el régimen vecino, antes de proclamarse en favor del retorno de la Venezuela de Maduro al sistema interamericano de Derechos Humanos.

Petro sigue sin dar pie con bola al frente del ejecutivo de su país. Su empeño en provocar reformas y la falta de resultados en los pasados 9 meses lo ha hecho prescindir de parte de su equipo ministerial de un plumazo. En el terreno internacional ocurre otro tanto. Ni sus “cantinfléricas” declaraciones sobre los temas ambientales, ni su destinada política energética que penalizará a su país en un momento de enorme fragilidad económica, ni sus aspiraciones por la legalización de la droga sin que exista un proyecto para desestimular el consumo, son demostraciones de un liderazgo respetable ni de un gigantismo diplomático. Leyva seguirá pues, arando en el mar …

Taiwán: todos pisan sobre huevos

Beatriz De Majo

La rivalidad entre los dos gigantes planetarios, Estados Unidos y China, pasa uno de sus peores momentos. Taiwán es el motivo. Pekín acaba de dar un paso contundente: demostrar en la escena global su determinación a cercar y bloquear militarmente a la isla en el caso de que Taipei active y acelere su aspiración independentista.

Lo que los enfrenta esta vez es el encuentro programado de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen y una delegación parlamentaria de los dos partidos representados en el Congreso de los Estados Unidos junto con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

La mandataria taiwanesa fue la primera en declarar a la prensa que Taiwan “no está sola gracias al apoyo estadounidense” pero fue más lejos aún al decir que “Encontraremos vías para que los pueblos de Estados Unidos y Taiwán colaboren para promover la libertad económica, la democracia, la paz y la estabilidad”.

China ya había advertido el malestar que tal encuentro les producía por ser Taiwan una de las prioridades nacionales. Inmediatamente después del impasse tanto la Cancillería como el Ministerio de la Defensa dejaron saber que la reunión citada «vulneró gravemente el principio de una sola China» de acuerdo con el cual ningún país puede mantener relaciones simultáneamente con Taipéi y Pekín.

Por su lado, los americanos no solo auparon y programaron la reunión desde su poder legislativo. El Ejecutivo esta vez también se pronunció a través de su Canciller argumentando que “Pekín no debería utilizar este encuentro como excusa para tomar medidas que incrementen las tensiones, que presionen un poco más para ir cambiando el status quo” entre Pekín y Taipéi. Las represalias chinas no tienen para Washington, pues, un asidero razonable.

La hora no es buena para que otro desaguisado venga a ahondar las diferencias entre las dos potencias. Nada está ocurriendo por obra del azar. Washington tiene bien claro que el tema de la independencia de Taiwán es el núcleo de los intereses fundamentales de China. Mas de una vez la alta oficialidad del coloso de Asia ha manifestado que se trata de una línea roja que no debe cruzarse en las relaciones sinoestadounidenses. En Norteamérica se hace caso omiso de este requerimiento.

Taipei, desde su trinchera, se vale del serio malestar que viene fraguándose en el ánimo norteamericano por la posición de apoyo que China adelanta a Vladimir Putin para poner a los partidos a jugar peligrosamente de su lado.

Y en Washington no dejan pasar la ocasión para hacerle saber a Pekín que a pesar de que no apoyan abiertamente la independencia de la Isla, le seguirán proporcionando armas para la defensa de su integridad territorial. No es un secreto que en enero de 2022 fueron tan lejos como aprobar su Taiwan Security Assistance Initiative para acelerar la capacidad de respuesta militar asimétrica de la isla e impedir una eventual invasión de China.

No cabe duda que en esta ocasión el Partido Comunista ha querido ir mas lejos que nunca. El actual simulacro es considerado por los expertos militares como un ensayo general de un bloqueo territorial desde el mar. Este busca convencer a Taipei de la inutilidad de un despliegue militar de su lado y a terceros de la inconveniencia de interferencias externas en lo que consideran un tema puramente doméstico.

Peligroso contagio social

Beatriz De Majo

El malestar de la población china se manifiesta ya de manera violenta en varias ciudades. La semana en que el Titán de Asia alcanzó los peores números de contagios desde 2020 es un momento crucial para la disidencia aflore. .

La estrategia de manejo de la crisis sanitaria ha obedecido a un concienzudo abordaje oficial de una situación de hecho: el aparato sanitario con que China cuenta no es capaz de responder al tamaño del reto que configura la batalla contra el Corona virus. Muchos datos los desconocemos por el hermetismo de las autoridades, pero desde Pekín sí informan oficialmente que el diseño original ha sido cambiado 9 veces para acercarlo a las realidades científicas y sociales que van apareciendo dentro de la dinámica de la pandemia. 15 manuales técnicos detallados para prevención y control se han distribuido a escala nacional y se exige su cumplimiento estricto por parte de grupos claves de la población, por emplazamiento geográfico y por parte de organizaciones específicas.

En honor a la verdad, es preciso remarcar que los test de ácido nucleico que constituyen la primera línea de defensa del mal consiguen que, hoy por hoy, se peinen ciudades de 10 millones de ciudadanos en 24 horas!. Y es así como han logrado montar otra “Gran Muralla” dentro de la cual 90% de los 1400 millones de habitantes están íntegramente vacunados a la fecha. Mas sorprendente que todo lo anterior es que, para cortar rápido la cadena de transmisión, tienen diseñados tres tipos de macro- hospitales que se erigen y se ponen en funcionamiento en 48 horas.

Aun así, la estricta política de restricciones sociales para tratar de contener los brotes de Coronavirus ha servido de poco y, más bien, provocan el efecto de exasperar a la ciudadanía. Les ha tocado más de una vez, y ese es el caso en esta fecha, ordenar esta construcción acelerada de centros de cuarentena y hospitales de campaña.

El tema sanitario se está dando de la mano con otros desajustes como los bajos salarios. Un coctel perverso que incide sobre el empleo tiene en ascuas al gobierno: el menor crecimiento del PIB que es ya una incontestable realidad, crea menos puestos de trabajo que en épocas expansivas. La lentitud de la demanda externa e interna por igual provocan desempleo, las pequeñas y medianas empresas se encuentran en más apuros que las grandes por la contracción de sus ventas y, por último, el número elevado de graduados universitarios que está haciendo pico y que no logra emplearse mantiene a millones de jóvenes sin ingresos.

La única manera de salir del vicioso circulo es sostener la demanda para movilizar el empleo, pero este es un objetivo clave de difícil consecución por muchas razones, sobre todo porque la inclinación al gasto de sus ciudadanos no responde a los mismos parámetros de conducta compulsiva que conocemos en Occidente. En épocas de precariedad el ciudadano por diseño ahorra y guarda su dinero para las épocas de vacas flacas.

Por ello la tensión está en las calles mientras proliferan los contagios y Pekín no da con una solución. Ambos problemas, empleo y contagios le ponen la cuesta empinada a Xi.

Una bola de cristal sobre la economía

Beatriz De Majo

Ya se fueron los primeros cien días de la administración de Gustavo Petro. Abundan análisis sobre este arranque gubernamental, así que nos vamos a circunscribir a lanzar una mirada prospectiva hacia el futuro, más que a formular un análisis del pasado reciente.

El hombre, sin duda, se las ha ingeniado para dejar ya una estela de ejecutorias en el área agraria, tributaria, energética, pensional – no todas buenas, que conste- que muestran un deseo de cambio y una determinación a la acción. Casi siempre es así como se inaugura un gobierno cuando el cambio de modelo quiere ser radical.

Pero no olvidemos que a Colombia no está aislada del mundo y le toca insertarse en una escena global en proceso de profundo cambio y de cuestionamiento de las tesis y tendencias del pasado. El país vecino no se salva de resentir los coletazos de la crisis y cualquier cambio de rumbo debe ser aquilatado por la administración Petro con detenimiento y sin pasión.

Portafolio y los egresados de la Universidad de los Andes se han adelantado a imaginar el año 2023 en el terreno del emprendimiento, expectativas del mercado y apuestas productivas para la región y el país. Para los analistas privados es clarísimo que el país entrará en una “situación económica de desaceleración y de un crecimiento bajo” y por ello resulta esencial que “tengamos los caminos necesarios para soportar ese bajón tanto desde el punto de vista empresarial como también en los hogares y, especialmente los vulnerables».

Por ejemplo, es un hecho incontestable que el crecimiento de la inflación y el aumento de las tasas pondrá en jaque al sistema financiero quien deberá hacer frente a dificultades para manejar sus créditos. El aumento del gasto de los hogares en artículos de primera necesidad – el precio de los alimentos ha aumentado 27% en un año- impactará su capacidad de pagar sus obligaciones al tiempo que el costo de estas también se verá incrementado por el crecimiento de las tasas de interés. Colombia conocerá las penas del desconsumo.

El accionar gubernamental deberá tener conciencia de que las inversiones que el país necesita para diversificar la economía, lo que parece ser una prioridad para el cordobés Petro, vengan estas de fuentes nacionales o de las extranjeras, requerirán de un ambiente de negocios estable y de un posicionamiento gubernamental cuerdo en términos de negocios. La estabilidad del cuadro normativo para los inversionistas foráneos es esencial en estas épocas caracterizadas por la impredictibilidad de las variables.

Mi impresión es que una vez que Petro ya marcó el rumbo, una segunda mirada de los expertos gubernamentales sobre la realidad que les espera les está haciendo ser más prudentes con las próximas iniciativas. El Presidente nuevo goza de credibilidad y esta es una disposición de ánimo de la población que hay que tratar de mantener en épocas de vacas flacas. Llama poderosamente la atención, por ejemplo, que esta semana el director del Departamento Nacional de Planeación Jorge Iván González, utilizó una reunión cumbre del sector de energía, gas y petróleo para llamar a sus actores a ser parte de la construcción del Plan Nacional de Desarrollo.

Espero que mis ilusiones no sean vanas. Pareciera haber coincidencia en que hacia adelante es preciso andar con pies de plomo en el terreno de lo económico, porque en el de lo político, y más precisamente en el de la Paz Total, el talismán del nuevo Presidente, es donde se encontrarán las más fuertes turbulencias en la arena colombiana.

Petro: La satanización petrolera

Beatriz De Majo

En un discurso calificado de magistral por parte de Nicolas Maduro, Gustavo Petro expuso en Egipto ante el mundo, durante la reunión cumbre sobre la climática planetaria, su política en torno la transición energética que deben emprender los países petroleros, su país incluido. En esta ocasión, el mandatario neogranadino actuó como si fuera un monarca planetario y ordenó a tirios y a troyanos “desconectarse de los hidrocarburos de manera inmediata”. No contento con ello, hizo un aparte en relación a dos naciones vecinas, Venezuela y Guyana, al exigirles a sus gobernantes sumarse a la transición energética ya emprendida por Colombia en los 100 días transcurridos de su mandato.

Alli es donde uno, pobre espectador de estas novedosas y enrevesadas lides políticas, deja de entender lo que pretende el recién inaugurado presidente de Colombia. No es solo que ni Venezuela ni Guyana pueden considerar una propuesta tan dislocada como la de desasociarse de la producción petrolera. Es su propio país quien no puede permitirse el lujo de prescindir hoy de esta actividad y, por el contrario, debería apoyarse en ella justamente para impulsar sus políticas de protección del ambiente.

Sin duda que Petro sabe de lo que habla cuando se suma a las cuerdas exigencias mundiales de migración hacia energías más limpias. Lo que parece ignorar, o al menos deleznar de manera deliberada, es el crucial momento que atraviesa el mundo a partir del bloqueo energético implantado de la noche a la mañana por Rusia y el reacomodo mundial de precios que ello ha provocado. Mas que nada, no parece tomar en cuenta la imperiosa necesidad de su país de impulsar una diversificación económica, acelerar su industrialización y motorizar exportaciones no petroleras para no solo consolidar una economía prospera sino para derrotar la desigualdad social que es su característica más notoria. La única manera de hacerlo es apuntalando al sector de hidrocarburos en este momento, para más adelante motorizar una migración inteligente hacia la producción de otras fuentes de energía.

A nadie se le escapa la dependencia superlativa que tiene hoy su país de la producción y de las exportaciones petroleras y lo indispensables que son los ingresos de hidrocarburos para la transformación que el nuevo equipo de gobierno pretende ejecutar en lo económico y en lo social. La venta de los hidrocarburos por fuera de las fronteras colombianas contribuye en más de 50% con los ingresos de exportación del país.

A nivel de las regiones el panorama es muy agudo. Las cifras del DANE del año pasado – antes de la crisis energética actual- anunciaban que este 2022, el 47,25 % del PIB del Meta depende de los minerales, incluido el petróleo; en Casanare ese aporte alcanza el 42,44%; en Arauca el 37,85 %; en Putumayo el 23,41 %; en el Huila el 6,05 % y en Santander el 3,62 %. En ellos viven 3,6 millones de colombianos. El Ex ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, había señalado en su momento que un “anuncio de cortar súbitamente la exploración y la exportación de petróleo sería el suicidio económico para 20 departamentos del país”

Es cierto que lo corto del periodo presidencial colombiano pone presión en la Casa de Nariño para tomar decisiones tempranas y heroicas en todos los terrenos. Pero cuando allí se reflexione dos veces sobre el tema, será evidente que toda política sensata de desarrollo que se emprenda en Colombia debe tomar en cuenta los aportes que han hecho y hacen los hidrocarburos en todos los terrenos. Ello debe llevar a evitar improvisaciones. Ya con la nueva Ley de Impuesto sobre la Renta lo que se conseguirá es espantar la inversión petrolera.

El caballo de batalla del nuevo presidente de Colombia en las arenas internacionales es el tema de la protección del planeta y mas precisamente la salvación de la Amazonia. Ello no está reñido con extraer de la actividad petrolera actual un beneficio que dote al país de los recursos para emprender esos otros derroteros plausibles.

Hacer otra cosa no es solo política de galería sino una atroz equivocación del primer gobierno socialista de la hermana república. Seguimos sin entender, por ello, el aplauso entusiasta de Nicolás Maduro.

Matar la gallina de los huevos de oro

Beatriz De Majo

La pieza estrella del gobierno de Gustavo Petro acaba de recibir el aval de la Cámara de Representantes, la Reforma Tributaria con la que esperan echar a andar el resto de los planes de transformación de la Economía. El Ministro de Hacienda Ocampo mostró su complacencia al asegurar que “esta reforma garantiza que Colombia tiene una política fiscal sólida y recursos adicionales para impulsar el salto hacia la paz social. La Reforma va el martes a conciliación con el Senado y luego a la sanción de Petro que la convertirá en Ley de la República. Se espera recaudar con esta Ley 20 billones de pesos y con ello se espera reducir el déficit fiscal en un 1,2% del PIB.

Tal y como fue formulado el proyecto del gobierno recién instalado debería abrirle a la nueva administración la vía para financiar el objetivo prioritario de la Paz Total, el caballo de batalla de Gustavo Petro desde la campaña electoral. La esencia de esta reforma es la de reducir la pobreza y disminuir la desigualdad a través de la imposición de una mayor carga fiscal a quienes generan para si los mayor ingresos, a empresas del sector financiero y a aquellas del sector extractivo. También se penalizan a productos cuya explotación sea contraria a la protección del ambiente.

El equipo de Petro se puso del lado de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en lo atinente a la creación de impuestos para lo que se conoce como “productos no saludables” los que se consideran un factor de riesgo importante para enfermedades no transmisibles como cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes. Bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados – embutidos, albóndigas, empanadas de carne, salchichas, jamón, snacks, cereales, galletas, dulces, chocolates- tendrán un impuesto sobre el precio final. De esta manera la cesta de consumo del colombiano que no come tres veces al dia – 21 millones de ciudadanos- se verá afectada y su bolsillo por igual.

Pero sin duda que el sector más afectado con la nueva Ley es el de los hidrocarburos. Ello tiene un doble efecto: todos los planes estatales pasan a depender de este sector para financiarse, pero al propio tiempo la nueva Ley desestimula la inversión en el mismo. Pero, dentro del ideario gubernamental, es la base para promover la transición energética que preconiza!

Fedesarollo la semana pasada presentó el resultado de un estudio que muestra que el nuevo estatuto tributario conseguirá que las petroleras, del 36% de sus utilidades que enteran en el fisco en la actualidad, pasarán a pagar 70,3%. No hay duda, asegura su director, Luis Fernando Mejía, que la consecuencia inmediata es el encogimiento de la inversión en el sector.

Por su lado, la Asociación Colombiana de Petróleo anunció, hace pocos días, que la sobretasa petrolera por aprobarse provocaría una caída tan grave en la producción de combustibles que en el año 2026 se extraerían hasta 200.000 barriles diarios de petróleo menos y que hacia finales de la década, la caída sería de 450.000. Hoy se producen 750.000. Con la propuesta fiscal aprobada, muchos de los proyectos en el sector de hidrocarburos dejarán de ser viables.

La Ley es bastante mas compleja que lo que podemos citar en este corto espacio, pero queda claro que en los momentos de dificultades económicas generalizadas a escala global, afectar al hombre de a pie y gravar las industrias de las que se depende para generar estabilidad y crecimiento no es lo más aconsejable. Tampoco es beneficioso generar un ambiente de inestabilidad y de desconfianza entre los inversionistas nacionales y foráneos castigando al capital.

La recesión colombiana comienza, a partir de esta ley, a tener un componente interno de gran impacto que se suma a la desaceleración internacional. Ella lleva la firma de Gustavo Petro.

Más que buenas intenciones…

Beatriz De Majo

Las buenas intenciones de Nicolás Maduro y Gustavo Petro se toparán con una empinadísima cuesta cuando intenten restablecer las relaciones bilaterales suspendidas por el cierre de la frontera desde el año 2015. A los dos embajadores les tocará enderezar una buena cantidad de entuertos para poder mostrar éxitos cuantificables en el terreno de lo económico y comercial y, en el escenario de lo político, existe una ristra de escollos de mucha mayor de envergadura que superar para poder hablar de una binacionalidad eficiente.

Es preciso partir del supuesto que dos países fronterizos como Colombia y Venezuela tienen mucho que ganar si consiguen sumar sus potencialidades en el terreno de lo económico, si alcanzan a desarrollar complementariedades y construir fortalezas entre ellos, si logran presentarse como un mercado único de cara a terceros países.

Escuchar a los ministros e incluso a los gremios de empresarios asegurar que Venezuela y Colombia alcanzarán en breve plazo instaurar un comercio binacional del orden de los 2.000 millones de dólares resulta quimérico, por decir lo menos. ¿Cómo, con cuales rubros se construye este volumen de intercambios? No existe correspondencia alguna entre las cifras de comercio de importación y exportación de las dos partes. No existen mecanismos de pago ni de financiamiento para sustentar operaciones de comercio binacionales, ni una política cambiaria que favorezca, en el lado venezolano, las operaciones con Colombia. Pero además de ello, la política de gravámenes arancelarios venezolana lo que puede producir es un importante contrabando de extracción si la frontera se abriera mañana de manera libre.

¿Pueden Venezuela y Colombia aspirar a atraer inversiones externas para cubrir el mercado binacional dentro de un escenario como el anterior? Es bueno pasearse por el hecho de que los regímenes normativos para las inversiones en cada país atienden hoy a intereses incompatibles…

Lo anterior es válido para la variable de interacción comercia y económica entre los dos países. Pero si nos acercamos a cada uno de los otros sectores en juego dentro de la instauración de una relación sana, todo tipo de obstáculos juegan en contra de una integración fácil e inmediata. Estos escollos son protuberantes en lo atinente al drama migratorio, a la cooperación militar, a las políticas de energía y ambientales, a las actividades mineras y extractivas, a los asuntos de seguridad ciudadana, al tránsito fronterizo.

Ni qué decir del macroproyecto de Gustavo Petro de la negociación de un Acuerdo de Paz cuyos principales actores y negociadores se encuentran protegidos bajo la férula del régimen venezolano.

Nada es más deseable que los dos países podamos retornar a escenarios como los ya vividos en los que el eje colombo venezolano era la zona de mayores y mejores interacciones del Continente con beneficios cuantiosos para ambos lados.

Un abismo colosal nos separa en todos los terrenos a esta hora, y aunque celebramos la disposición del nuevo mandatario de Colombia de desandar lo andado para acortar esta distancia que se ha instalado entre las dos naciones, lo propio es mirar este propósito con ojos objetivos, medir el tamaño y la complejidad del reto y trazar una ruta desapasionada de acciones para irnos acercando pausadamente y de manera constructiva y para ir tejiendo, paso a paso, una interacción sólida y estable.

Queda mucha tela por cortar para hacerlo posible. La sola expresión de voluntad no basta. Las manifestaciones de intención son útiles para crear un ambiente proclive al cambio, pero los excesos en las expectativas solo conducen al desaliento.