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Andrés Oppenheimer

¿Liderará Biden una nueva coalición internacional para lograr un cambio en Venezuela?

Andrés Oppenheimer

El presidente Joe Biden merece un aplauso por sus primeras medidas sobre Venezuela. Está explorando formas más efectivas de restaurar la democracia en ese país, y dejando en ridículo las absurdas afirmaciones del ex presidente Donald Trump de que sería un “socialista” que apoyaría a la dictadura de Venezuela.

En primer lugar, Biden está llamando acertadamente al gobernante venezolano Nicolás Maduro un “dictador”. Y Biden no está relajando las sanciones de Estados Unidos contra funcionarios de alto rango del régimen de Maduro iniciadas por el ex presidente Barack Obama en 2014 y ampliadas durante el mandato de Trump.

“Sabemos que la raíz de gran parte de la miseria y el sufrimiento del pueblo de Venezuela radica en un solo individuo, y hemos dejado muy claro que Nicolás Maduro es un dictador”, dijo un portavoz del Departamento de Estado el 8 de marzo de 2021.

En segundo lugar, Biden sigue reconociendo a Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional electa democráticamente en 2015, como el “presidente interino” de Venezuela.

El Secretario de Estado Anthony J. Blinken tuvo una conversación telefónica de casi 45 minutos con Guaidó el 2 de marzo, que originalmente estaba programada para durar solo 10 minutos, me dijeron personas cercanas a la conversación. Ambos acordaron “aumentar la presión multilateral y presionar por una transición democrática pacífica”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, después de la llamada.

En tercer lugar, Biden anunció el 8 de marzo que otorgará Estatus de Protección Temporal (TPS) y permisos de trabajo a hasta 320,000 venezolanos exiliados en Estados Unidos, algo que Trump no había hecho en sus cuatro años en el cargo.

“Esto muestra la solidaridad del presidente Biden con nosotros”, me dijo el embajador de Guaidó en Estados Unidos, Carlos Vecchio, refiriéndose al TPS para venezolanos. “Ayudará a la diáspora venezolana en Estados Unidos a tener más poder político para buscar cambios políticos en Venezuela”.

Los funcionarios del gobierno de Biden dicen que no descartan flexibilizar algunas sanciones a Venezuela si la dictadura de Maduro toma medidas para permitir elecciones libres, pero que aún no hay señales de que eso suceda.

Mientras tanto, en círculos diplomáticos de Washington DC se está analizando la creación de una nueva coalición internacional para la crisis de Venezuela que algunos llaman G-8, o Grupo de los 8. La nueva coalición estaría formada por ocho democracias: Estados Unidos, Canadá, Brasil, Colombia, Alemania, Francia, Reino Unido y Holanda.

Vecchio, quien apoya la creación de un G-8 para Venezuela, me dijo que “este es un grupo de democracias que podrían usar su poder económico, político y diplomático, así como las sanciones, para forzar un cambio político” en Venezuela.

Solo una coalición de tan alto nivel podría también ejercer presión sobre los principales aliados de Maduro, como China, Rusia y Cuba, agregó Vecchio.

Ya existen varias coaliciones multilaterales sobre Venezuela, pero están fragmentadas y no han logrado mucho. A diferencia del propuesto G-8, ninguna de las principales coaliciones incluye a Estados Unidos, y la mayoría de ellas no han aplicado sanciones fuertes contra la dictadura venezolana.

El Grupo de Lima, compuesto por países latinoamericanos, perdió gran parte de su influencia en los últimos años después de la elección de líderes populistas de izquierda en México y Argentina. El Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela, liderado por Europa, tampoco ha logrado mucho.

El propuesto G-8 sería la primera coalición liderada por Estados Unidos y, por lo tanto, tendría mucha más influencia que las actuales, dicen los partidarios de la idea. Una coalición diplomática multinacional liderada por Estados Unidos habría sido impensable bajo Trump, porque el ex presidente había insultado a los líderes europeos y alienado a aliados clave de Estados Unidos.

En resumen, hasta ahora Biden está haciendo lo correcto sobre Venezuela. Ahora, debería aprovechar su mayor prestigio internacional para avanzar con la idea de un G-8, o algo parecido. De lo contrario, el desastre humanitario de Venezuela seguirá empeorando y millones más de venezolanos huirán al extranjero.

10 de marzo 2021

El Nuevo Herald

https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheim...

¿Acertarán las encuestas en EE.UU.?

Andrés Oppenheimer

Cuando Donald Trump ganó las elecciones de 2016 contra los pronósticos de prácticamente todos los encuestadores, me prometí a mí mismo que nunca volvería a confiar en las encuestas. Pero varios conocidos encuestadores con quienes hablé en estos días me dijeron que han corregido sus errores de hace cuatro años, y que esta vez sus pronósticos serán bastante más acertados.

Faltando menos de tres semanas para las elecciones del 3 de noviembre, prácticamente todas las encuestas, incluida la de Fox News, la cadena favorita de Trump, muestran una ventaja sustancial del candidato demócrata Joe Biden. En la encuesta de ABC News/Washington Post del 11 de octubre, Biden le gana a Trump por 12 puntos porcentuales a nivel nacional. Las encuestas de CNN/SSRS y Fox News también mostraron que Biden le gana a Trump por 10 puntos porcentuales, o más.

Pero cuando faltaban pocas semanas para las elecciones de 2016, casi todas estas mismas encuestas nos llevaron a creer que Hillary Clinton ganaría, y perdió. Los encuestadores me dieron cinco razones principales por las que creen que esta vez sus encuestas serán más precisas. Primero, dicen, es incorrecto afirmar que las encuestas se equivocaron en 2016: el promedio de encuestas a nivel nacional decía que Clinton ganaría el voto popular, y así sucedió. Clinton ganó el voto popular por 2,9 millones de votos, o el 2,1% del voto, lo que estuvo bastante cerca de casi el 3% que habían pronosticado las encuestas.

Lo que falló en las encuestas de 2016 fueron sus datos en tres estados -Michigan, Wisconsin y Pensilvania- donde Trump ganó por un margen muy pequeño, que estaba dentro del margen de error. Esos estados le permitieron a Trump ganar en el Colegio Electoral y convertirse en presidente. En segundo lugar, los encuestadores dicen que sus encuestas de 2016 no habían entrevistado a suficientes votantes sin estudios universitarios, que salieron a votar mucho más que en elecciones anteriores. Esos fueron los votantes que le dieron la victoria a Trump en esos tres estados claves.

Scott Keeter, director de encuestas del Pew Research Center, me dijo: "Muchos encuestadores han hecho cambios en sus metodologías para tratar de compensar algunos de los problemas que tuvieron en 2016", como no encuestar a suficientes votantes sin estudios universitarios. Pero la mayoría de los encuestadores han corregido ese error, afirmó Keeter. En tercer lugar, los encuestadores en 2016 no realizaron encuestas de última hora en Michigan, Wisconsin y Pensilvania, donde muchos votantes indecisos inclinaron la balanza a favor de Trump en el último momento. Esta vez hay muchos menos votantes indecisos.

"En 2016, pocas semanas antes de las elecciones, todavía teníamos un 20% de electores indecisos", me dijo el director del Instituto de Encuestas de la Universidad de Monmouth, Patrick Murray. "Ese número está ahora por debajo del 10%". En cuarto lugar, la ventaja de Biden pocas semanas antes de las elecciones es mayor que la de cualquier candidato opositor desde las elecciones de 1936. Biden es el primer candidato opositor con más del 50% de intención de voto en las últimas 21 elecciones, dicen los encuestadores.

En quinto lugar, millones de estadounidenses ya han votado por correo debido a la pandemia de Covid-19. Eso minimiza la posibilidad de grandes cambios en el electorado el día de la elección, que podrían alterar dramáticamente las tendencias de las encuestas, como ocurrió en 2016. Aun así, fiel a mi promesa de hace cuatro años, no me animo a apostar a que Trump perderá, porque todavía puede haber acontecimientos imponderables antes del 3 de noviembre. Pero si las encuestas siguen como ahora dos o tres días antes de las elecciones, es muy probable que gane Biden, y que gane por mucho.

@oppenheimera

La Nación

https://www.lanacion.com.ar/opinion/acertaran-encuestas-eeuu-nid2480413

Papa Francisco, ¡dé un paso atrás en Venezuela!

Andrés Oppenheimer

Muchos de nosotros hemos alabado al Papa Francisco por su humildad y su tolerancia por las víctimas de la discriminación que el Vaticano había ignorado durante mucho tiempo, pero es hora de decirle alto y claro: ¡salga de Venezuela!

El esfuerzo de mediación del Vaticano en Venezuela ha sido un desastre. Ha legitimado al gobernante autoritario de ese país, Nicolás Maduro, lanzándole un salvavidas cuando millones de manifestantes exigían su renuncia en las calles en octubre de 2016. Y le ha permitido a Maduro ganar tiempo, fortalecerse y reprimir aún más a la oposición.

Varias entrevistas con líderes políticos venezolanos y el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, me convencieron de que la mediación del Vaticano –junto con la falta de una declaración oficial de la coalición opositora dándola por terminada– se han convertido en los mayores obstáculos para restablecer la democracia en Venezuela.

La mediación del Vaticano junto a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) –una institución que no ha hecho más que defender a demagogos populistas– ha mirado hacia el otro lado mientras Maduro se ha rehusado a liberar a Leopoldo López y otros prominentes presos políticos, y ha aumentado el número total de presos políticos de 83 el año pasado a 108 hoy, según cifras del Foro Penal Venezolano.

Además, el régimen de Maduro ha invalidado el derecho constitucional del pueblo venezolano a convocar un referendo revocatorio y ha recortado inconstitucionalmente los poderes más importantes de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.

Entre otras cosas, el régimen le ha quitado al Congreso el poder de hacerle un juicio político al presidente, y de nombrar a los miembros del Consejo Nacional Electoral. Casi el 80 por ciento de los venezolanos se oponen a Maduro, según una reciente encuesta de Datanálisis.

Como resultado de todo esto, Venezuela se encuentra en una parálisis catastrófica. Hay un caos político y económico –se prevé que la inflación superará el 1,000 por ciento este año, un récord mundial–, escasez de alimentos, y la mayor tasa de homicidios de Sudamérica.

Lo lógico sería que Estados Unidos y los países latinoamericanos hagan implementar la Carta Democrática de la OEA, que permite sanciones diplomáticas colectivas contra países que violan el estado de derecho.

Pero en una entrevista esta semana, el Secretario General de la OEA, Almagro, me dijo que tiene las manos atadas mientras siga la mediación del Vaticano y UNASUR.

“Mientras el Vaticano esté ahí, definitivamente nosotros no tomaremos ninguna acción de impulsar la Carta Democrática”, me dijo Almagro. “Si nos dicen que ese diálogo terminó y hay una comunicación formal de la oposición y del Vaticano al respecto, entonces recomenzaremos los trabajos que deban ser realizados para sumar esfuerzos a la hora de tomar medidas”.

Agregó que la parálisis en Venezuela es resultado “de la presencia del Vaticano y de una actitud de espera por parte de la oposición venezolana”.

Mi opinión: Para que Venezuela salga de su espiral descendente deben ocurrir tres cosas.

Primero, la oposición y el Vaticano deben anunciar oficialmente que la actual mediación ha terminado. Deberían definir a Venezuela como una dictadura porque Maduro ha violado el estado de derecho, especialmente desde que le quitó poderes básicos a la Asamblea Nacional después de que la oposición ganara las elecciones legislativas del 2015.

En segundo lugar, la Asamblea Nacional debe solicitar oficialmente a la OEA que active su Carta Democrática. Para lograr imponer sanciones diplomáticas al régimen de Maduro, la OEA necesitará los votos de la mayoría de los países de la región.

Tercero, el Presidente Trump debe dejar de insultar a México, y por extensión a toda América Latina. De lo contrario, Maduro se presentará como la víctima de una supuesta agresión estadounidense, y muchos países no querrán votar contra el régimen venezolano por temor a ser vistos como aliados de un presidente estadounidense que maltrata a la región.

A menos que se tomen estos pasos, Venezuela continuará en su espiral descendente. Es hora de poner fin a este drama. Y el Papa Francisco debería dar el primer paso dejando de ser un obstáculo para la presión colectiva para la restauración de la democracia en Venezuela. @oppenheimera

Andres Oppenheimer

Fuente: http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheime...