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Opinión

Para el día después, que será el primer día de un nuevo período democrático para Venezuela, se debe tener un plan de acción para recuperar los sectores productivos del país. Uno de ellos es la agricultura, donde hay que considerar muchos aspectos, y en esta oportunidad trataremos el tema de la infraestructura de apoyo a la agricultura.

Infraestructura de apoyo a la agricultura.

En el caso de la agricultura, además de los sistemas de riego que ya ameritaron un capítulo especial, existen por lo menos cuatro aspectos más de infraestructura para apoyarla, ellos son la vialidad agrícola, la electrificación rural y el servicio de agua potable, los centros poblados, y los centros de recepción y almacenamiento de cosechas.

-Si las carreteras nacionales están descuidadas y muy deterioradas, la vialidad agrícola está en peores condiciones. Muchas de estas vías son de granzón y requieren un mantenimiento permanente, de lo contrario, especialmente cuando hay lluvias y tránsito constante por movilización de maquinarias y equipos, insumos como semillas y fertilizantes, productos de la cosecha hacia los centros de acopio o de recepción, se hacen grandes baches que pueden hacer intransitables estas vías. Parte de lo que se puede considerar vialidad agrícola corresponde a algunas vías asfaltadas, y lo que pudiera ser una ventaja, en algunos casos se convierte en situaciones peores que con la vialidad de granzón, ya que al dejar que lleguen a un avanzado grado de deterioro su recuperación y mantenimiento se hace más complicado y más costoso.

En algunos casos la vialidad agrícola posee pequeños puentes que deben ser también mantenidos en buenas condiciones, ya que se pueden convertir en verdaderos obstáculos infranqueables, aislando las unidades de producción y consecuentemente afectando seriamente la producción agrícola.

En una oportunidad se creó, dentro del Ministerio de Agricultura y Cría, una Dirección de Vialidad Agrícola, como organismo responsable por la coordinación de todas las acciones para la construcción y mantenimiento permanente de la vialidad agrícola del país. No estoy seguro del éxito que pudo tener esta instancia oficial, pero es necesario que exista un organismo que se encargue de estas actividades. Posiblemente ese organismo a nivel nacional se pueda encargar del estudio de necesidades de nuevas vías, de construcciones costosas como son puentes, túneles o movimientos de tierra muy voluminosos; pero el permanente mantenimiento de la vialidad agrícola puede ser responsabilidad, al igual que de las carreteras nacionales, de los cuerpos de gobierno regional y local, según la magnitud de los trabajos requeridos. En estas acciones es necesario el concurso obligatorio de las asociaciones de productores y de agricultores independientes que se puedan beneficiar de estas labores de mantenimiento.

Otro aspecto importante es que el tránsito por estas vías rurales debe ser regulado para evitar su deterioro y hasta su destrucción por un mal uso. En casos de daños por imprudencia u otras causas fuera de lo normal, los causantes de tales irregularidades deben hacerse cargo de las reparaciones a que hubiere lugar, en el menor tiempo posible, especialmente cuando el daño pueda causar que determinada vía haya quedado intransitable.

-La electrificación rural es fundamental en las áreas agrícolas, por un lado porque permite accionar motores de diversa utilidad en las fincas y al mismo tiempo favorece el confort para la vida del agricultor dentro de su unidad de producción. Así mismo, es imprescindible que en el campo las personas puedan disfrutar de un saludable servicio de agua potable, lo cual es fundamental en los centros poblados de cualquier magnitud ya que en la mayoría de los casos, en el aislamiento de una finca, el propio agricultor soluciona su suministro de agua potable por medio de pozos o depósitos que son llenados por camiones cisternas.

Desde el comienzo de la aplicación de la Ley de Reforma Agraria, uno de los aspectos al que los gobiernos democráticos de los años sesenta y quizás hasta los ochenta le dieron gran importancia fue a la electrificación rural y a los acueductos. Al menos los centros poblados, eran dotados con acueductos rurales. Hoy en día, cuando estos dos servicios básicos son precarios en las grandes ciudades del país, lógicamente están en peores condiciones en el “campo” venezolano.

En el caso de la electrificación rural se debe hacer una evaluación del servicio existente para acondicionarlo adecuadamente y decidir si es necesario hacer nuevos tendidos eléctricos hacia algunos sectores ya en desarrollo y hacia aquellos nuevos programas de desarrollo que puedan ejecutarse. Lo importante es que este servicio público llegue a todos los rincones de nuestras regiones agrícolas por medio de nuevas acometidas a partir de las grandes líneas existentes, o con el apoyo de plantas eléctricas en aquellos casos cuando éstas puedan dar un servicio satisfactorio. En algunos casos de fincas aisladas, el servicio puede ser responsabilidad del mismo agricultor utilizando plantas propias para cubrir sus necesidades de electricidad.

El servicio de agua potable es fundamental y es responsabilidad del gobierno satisfacer su suministro a todos los ciudadanos que ocupen cualquier tipo de desarrollo habitacional. Por lo tanto, esto es necesario en las zonas rurales del país. Es preciso evaluar el estado actual de los acueductos rurales, mejorarlos y ampliar el servicio a todos los centros poblados ubicados en las zonas de producción agrícola con la instalación de acometidas, desde líneas existentes y que puedan utilizarse, o con la perforación de pozos e instalación de las plantas de tratamiento para asegurar un suministro de agua de calidad a los habitantes.

-Disponer de una vivienda suficientemente cómoda, con servicios básicos eficientes, en una localidad donde se pueda acceder con facilidad a expendios de alimentos y de medicinas, con facilidades de atención médica primaria, escuelas, transporte para dirigirse a otros poblados o ciudades cercanas, entre otras condiciones, es fundamental en el campo para la estabilidad de las familias, y para que puedan llevar una vida agradable tanto parceleros que tengan sus terrenos aledaños a estos centros poblados, como las personas que trabajen en las unidades de producción de la zona o que presten servicios diversos a la población.

Con respecto a los centros poblados y viviendas adecuadas para las familias campesinas, es preciso comenzar por actualizar los centros poblados existentes, que fueron construidos prácticamente con todos sus servicios funcionando adecuadamente pero que en la actualidad están muy deteriorados. Es particularmente grave la falta de atención médica, el abandono o mal funcionamiento de las escuelas, la ausencia de un transporte confiable para llegar o salir de estos centros poblados, la inexistencia de sistemas que permitan evitar que la basura y las aguas negras generadas por esas comunidades se conviertan en problemas ambientales, y los problemas de inseguridad personal y de mal estado de la vialidad a los que ya hemos hecho referencia.

Los casos de la basura y los efluentes domésticos son dignos de atención, ya que además de los problemas de salud que pudieran causar por su mala disposición, generalmente son lanzados a los cursos de agua cercanos a los poblados, sean éstos caños, ríos o canales, contaminando sus aguas y con la posibilidad de originar obstrucciones que retengan estas aguas y pueda ser causa de otros tipos de problemas por desbordamientos, o porque el agua no llegue adecuadamente a su destino. Por lo tanto, es fundamental atender estos dos casos, colocando cerca de los poblados modestos vertederos o alguna otra solución para la basura, con capacidad suficiente para los estimados de desechos generados, y sistemas de pozos sépticos y lagunas de oxidación que puedan recoger todas las aguas negras producidas.

Se debe evaluar la necesidad de construir nuevos centros poblados y, en algunos desarrollos de nuevos caseríos y villorrios que van creciendo desordenadamente, iniciar programas de sustitución de ranchos por algún modelo de vivienda rural mejorada en relación al diseño original de este tipo de viviendas, y apoyarlos para que dispongan de los servicios mínimos necesarios para llevar una vida lo más agradable posible.

En conclusión, la vivienda debe ser prioritaria en la vida campesina, porque las condiciones naturales y las obligaciones de las personas como trabajadores, o como padres, o como amas de casa, son bastante más duras que cuando se vive en las ciudades, rodeados de recursos para tener mayores comodidades y una mejor formación y desarrollo intelectual. La vivienda en el campo tiene gran importancia en la estabilidad familiar.

Hace años, existió una eficiente Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental, exitosa en el control de la malaria y, entre otras atribuciones, responsable de los acueductos, viviendas y sistemas de cloacas rurales. Hoy en día hace falta una organización de este tipo, pero que rescate la dedicación de sus anteriores directivos, empleados y obreros en el cumplimiento cabal de sus responsabilidades, especialmente ahora cuando el campo venezolano se encuentra tan desasistido y la malaria ha vuelto a aparecer con una elevada incidencia en todo el territorio nacional.

-Los productos agrícolas, en general, son perecederos en el corto plazo cuando están expuestos a condiciones normales de alta temperatura y elevada humedad ambiental y, en el caso de los granos en general, son más susceptibles al deterioro cuando su contenido interno de humedad es elevado, lo cual es particularmente cierto para los granos de especies oleaginosas. Por lo tanto, debe existir una satisfactoria capacidad para la recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas lo suficientemente cerca de los sitios de producción, bien sea con silos de almacenamiento de granos, o frigoríficos para la recepción y almacenamiento en frío de hortalizas y frutos. En el país existe una red de silos para granos y sitios para el almacenamiento en frío, que seguramente no será suficiente para atender la producción cuando ésta se recupere y vuelva a una normalidad que satisfaga nuestra demanda.

La producción agrícola no termina con la recolección de los frutos de los cultivos, ya que hay una serie de actividades post cosecha que deben ser cubiertas. En el caso de los granos, generalmente se recolectan con un contenido de humedad superior a la humedad de almacenamiento que normalmente es 12%, por lo tanto, rápidamente deben ser llevados a un centro de recepción para ser secados según las normas y luego almacenados para ir distribuyéndolo gradualmente a los centros de consumo. Este secado y almacenamiento son necesarios porque la producción en el campo es estacional pero el consumo es durante todo el año. Algo parecido ocurre con las hortalizas ya que en la mayoría de las ocasiones deben ser almacenadas para su posterior comercialización y, en este caso, el almacenamiento debe ser con temperatura y humedad relativa controladas.

Otra infraestructura que puede convivir en las áreas agrícolas son industrias procesadoras de productos agrícolas, lo cual existe en algunos sitios para procesar frutas y tomate. Esto es muy conveniente ya que estos son productos perecederos en el corto tiempo, y procesarlos cerca del lugar de producción es una garantía para el productor. También hay que pensar en procesadoras y empaquetadoras de granos.

Es preciso evaluar la capacidad actual de recepción, tratamiento y almacenamiento de cosechas, el estado en que se encuentren los depósitos disponibles, recuperarlos a su máxima capacidad, y decidir si se requieren nuevos desarrollos de este tipo de infraestructura. Obligatoriamente, si se desarrollan nuevas áreas para la producción agrícola, éstas deben ser dotadas con toda la infraestructura de apoyo que favorezca buenos resultados de la gestión agrícola.

Diciembre de 2018.

pedroraulsolorzano@yahoo.com

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

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Edgar Benarroch

El militar es un ciudadano que decide por vocación, es decir por inclinación y sentimiento interior, dedicarse al servicio de la Patria por intermedio de la Fuerza Armada, en un acto voluntario con el que resuelve hacer carrera profesional y con el tiempo adquirir las aptitudes y conocimientos necesarios. La escogencia de la carrera militar supone la renuncia a algunos derechos políticos entre los que están pertenecer a organizaciones o partidos y más aún ser beligerante en el acontecer partidista de la Republica.

La circunstancia de ser una persona de uniforme, armada y con autoridad no lo hace común, por ello hablamos de civiles y militares. Al ingresar a la carrera juran cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes de la Republica y estar exclusivamente al servicio y defensa del más alto interés nacional y nunca al servicio de parcialidades. Nuestra Constitución contempla la condición apolítica de los integrantes de la Fuerza Armada, yo prefiero hablar más bien de apartidista. El militar es un ser político por excelencia, lo que no debe nunca es abrazar banderas partidistas o sectoriales que lo hace traidor a su juramento e inconveniente para la institución y para el país, es una inconveniencia para todos.

En el cumplimiento de su deber está la defensa de la soberanía nacional, de nuestras fronteras y de nuestra independencia. Sus integrantes no son deliberantes, deben ser disciplinados y obedientes. Solo los altos mandos deliberan y acuerdan y giran instrucciones de obligatorio acatamiento en sus contingentes, que más adelante muchas de ellas con esparcidas al país. Es una institución poco o nada democrática en su interior y operatividad, se imparten órdenes que son acordadas en las cúpulas y se acatan y cumplen sin discusión (los estudiosos de la materia afirman que es lo recomendable).

Es una institución totalmente cupular. Se entiende que esas órdenes están en sintonía con nuestro ordenamiento jurídico y sujetas a lo ético y moral, como también respetuosas de la dignidad de la persona humana. Ningún militar tiene el deber, menos la obligación de cumplir órdenes que desafíen esos principios. En la práctica nos encontramos con frecuencia que alertamos a alguien de uniforme sobre su extra limitación y desafuero y nos responde que está cumpliendo órdenes superiores, aunque nos dé la razón y tenga conciencia de ello. Quienes así actúan cometen delito y no es alegable el cumplimiento de orden superior. Delinquen los dos, quien actúa y quien imparte la orden.

El militar debe ser un buen ejemplo de ciudadanía para la sociedad y la Republica. Es repugnante verlo actuar al margen de la ley, cometiendo desafueros, faltando a la ética y a la moral, traicionando su juramento, peor aquellos que subrepticiamente se inmiscuyen en negociados indignos con el ánimo de enriquecerse.

Cuando nos encontramos con un militar institucionalista, fiel y consecuente con su juramento, nos cargamos de orgullo por estar en presencia de un ser con decoro para quien el interés de la Patria es lo primero. Al contrario, cuando vemos y escuchamos a quienes, casi siempre de alto rango, que son los que pueden hablar, vociferar y rasgarse el uniforme a favor de una tendencia partidista o peor aun siguiendo ciegamente a un hombre, nos sentimos avergonzados, irritados y sublevados. Quienes así se comportan deben abandonar la institución armada y dedicarse a otro oficio. Nunca ser militar activo y a la vez activista político partidista o negociante. Ningún bien le hacen a la institución, ni al país, al contrario es un mal y aberrante ejemplo de lo que no debe ser.

Nuestra institución armada gozó de un gran prestigio y respeto en nuestro país. Nos sentíamos orgullosos de ella. Veíamos a hombres y mujeres con decoro, formación y ejemplo de ciudadanía, exhibían su uniforme con orgullo y gallardía, lo admiramos por su capacidad de servicio a toda la nación sin distingo de ninguna naturaleza. Este sentimiento desgraciadamente se ha venido a menos, se ha desvanecido y está en niveles bastante bajos por la inapropiada conducta de alguno de sus miembros y por considerarla con frecuencia de espalda al interés de todos. Se habla que le recomendaron u ordenaron portar el uniforme solo en casos necesarios, ¿Por qué será? También escuchamos al Presidente de la Republica, que es comandante en jefe de la Fuerza Armada decir que "militar que visite a su familia que no esté con el proceso se hace sospechoso".

La inmensidad de los integrantes de nuestra Fuerza Armada sigue siendo institucional y al servicio de todo el país, solo que hay veces parece que la comprometieran quienes pueden hablar, que son pocos pero con "voz de mando". Quienes así se comportan, bien porque perdieron su vocación o lo más pueril, en búsqueda de prebendas más de las que tienen o en resguardo de ellas, le causan al país un inmenso daño, debieran retirarse de la institución y dedicarse a hacer política partidista o meterse en el mundo de los "negocios ".

Reinstitucionalizar el país y en particular a nuestra Fuerza Armada es nuestro deber y para que ello se produzca es necesario un cambio profundo e integral cuanto antes en la conducción de la nación que pasa necesariamente por la UNIÓN de más del 80% del pueblo venezolano que ansía ese cambio.

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El término agricultura es utilizado en este texto en el sentido amplio e inclusivo que se emplea internacionalmente para abarcar los sectores de la producción primaria animal, vegetal, pesquera, acuícola y forestal, sin olvidar los nexos vinculantes con la industria, así como con la actividad turística, teniendo siempre presente el componente ambiental implícito es esta actividad.

Aceptando lo anterior podemos aseverar que Aragua ha sido, es a pesar de la realidad actual y deberá seguir siendo reconocido como un estado agrícola cuando evaluado desde la perspectiva de la producción primaria y la de insumos necesarios para la misma, la transformación de sus productos, así como el almacenamiento y la distribución de los mismos, sin olvidar el potencial que representa al agroturismo para el desarrollo local.

En términos generales los esfuerzos a favor de la agricultura en el estado deben orientarse hacia la mejora de la calidad de vida de sus pobladores, en base a una práctica sustentable que permita incrementar los rendimientos, mejorar el ingreso, adoptar la tecnología más apropiada, emplear la mano de obra disponible y generar un bajo impacto ambiental, a la par de suministrar alimentos y materias primas de calidad demandados no solo por las comunidades locales y nacionales, sino de factible incursión en los mercados internacionales.

Para la Costa, el apoyo a rubros como el cacao, musáceas, hortalizas, especias, raíces y tubérculos se recomiendan en sistemas de producción en cultivos asociados, con cultivares adaptados ecológicamente, producción orgánica como valor agregado y manejo agronómico que tenga en cuenta las áreas protegidas. La pesca artesanal, la eficiencia de sus métodos de captura y los canales de mercadeo disponibles son elementos importantes a la hora de apoyar la estabilidad económica de algunos de sus pobladores.

En la Montaña se debe mantener y estimular el cafeto como cultivo estratégico debido a que es protector de cuencas y demandante de mano de obra. Los frutales (fresa y duraznero en particular), hortalizas y flores de piso alto, así como otros cultivos (lulo, mora y tomate de árbol) representan una actividad productiva con impacto económico positivo demostrado. En esta zona, el cultivo en laderas con pendientes en muchos casos pronunciadas, demanda el uso de técnicas adaptadas para garantizar la estabilidad de los suelos.

Las especies forestales tienen una especial importancia no solo por su posible valor económico directo, sino por el efecto ambiental positivo que representaría su siembra y explotación racional, por lo que se propone evaluar el potencial forestal y la factibilidad técnica y económica de su producción

En el caso de los Valles Centrales la avicultura y la porcicultura representan una actividad pecuaria productiva que constantemente lucha por mantener su sobrevivencia. En consecuencia, el apoyo al desarrollo de sistemas alternativos de producción avícola y porcina, en los aspectos relacionados con instalaciones, materias primas para la alimentación, medicinas, equipos y genética es una necesidad.

El cultivo de la caña de azúcar, las leguminosas y cereales tropicales, en especial maíz y sorgo para semilla, el mango, las cítricas, hortalizas y musáceas deben continuar siendo o reposicionarse como una importante fuente de empleo y producción, a la vez de constituirse en elementos de contención a la expansión urbana anárquica. Su preservación a través de mecanismos de estímulo, sobre todo en lo concerniente a la seguridad de bienes y personas es de primera prioridad.

En la Altiplanicie y los Valles del Sur la lechosa, mango, guayaba, raíces y tubérculos, la producción de hortalizas de alto valor comercial, para uso industrial y de consumo fresco, viveros de plantas ornamentales y frutales, bovinos de carne y de doble propósito, así como en ovinos y caprinos, la cría de aves y cerdos demandan el desarrollo de programas integrales de mejoramiento de la producción con énfasis en la posibilidad de agregarles valor económico en la zona, así como en la facilitación del mercadeo eficiente. El potencial forestal de la zona y su integración a la actividad agrícola, vegetal y animal, debe ser dilucidado con miras al desarrollo de proyectos en ese sentido.

La disponibilidad de mayores caudales de agua para fines de riego incrementaría significativamente las potencialidades agrícolas y agroindustriales de esta región aragüeña, sin olvidar que en sus diferentes escenarios ecogeográficos, la acuicultura debería ser evaluada como una alternativa insuficientemente valorada,

Para Aragua, como un todo, se hacen prioritarias un conjunto de políticas entre las que destacan:

  1. detener la expansión urbana a expensas de tierras de un alto valor agrícola,
  2. incentivar una agricultura eficiente y competitiva, basada en la obtención de los máximos rendimientos, con el uso de los insumos estrictamente indispensables,
  3. destacar el reconocimiento como primer estado productor y procesador de semillas, incentivando esta situación y declarándola de interés en los planes de desarrollo, por su valor nacional y el potencial exportador,
  4. optimizar el uso de las aguas servidas, una vez tratadas, como recurso para el riego de los cultivos, aliviando adicionalmente el problema de los excedentes por este concepto,
  5. dedicar esfuerzos a los aspectos relacionados con los procesos postcosecha y con el tratamiento y preparación de productos agrícolas de alta calidad, con miras a enfrentar necesidades nacionales, así como mercados internacionales exigentes y altamente competidos y
  6. fomentar la acción cooperativa de las instituciones de investigación y docencia existentes en el área, con la intención de convertirlo en centro de referencia nacional e internacional, particularmente en lo relativo a los postgrados agrícolas y a los sistemas de información para la agricultura.

¿Qué se requiere para para que la propuesta pueda hacerse realidad?

Seguridad Jurídica

Entendida más allá del indispensable respeto a la propiedad y a las inversiones, como la necesidad de planes y programas sostenidos en el tiempo que permitan la producción agrícola con una visión de cadenas en las cuales los eslabones se reconozcan, respeten y se relacionen entre sí, como única forma de garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población.

Seguridad Personal

La posibilidad de trabajar, transitar, comerciar y vivir en las zonas rurales sin temor al robo, la extorsión y al riesgo físico personal es indispensable para la estabilidad de la actividad agrícola.

Seguridad Social

El medio rural no debe diferenciarse de las zonas urbanas con las que comparte un territorio en cuanto a oportunidades de educación, salud, esparcimiento y movilización. Cada vez más se pone en evidencia que lo urbano y lo rural son un continuo en el que la población se distribuye no solo por su actividad económica, sino por la calidad de vida a la que tenga acceso en una determinada realidad.

Ordenación del territorio

Este es un aspecto que ha sido planteado reiteradamente por los técnicos agrícolas y ambientales, e igualmente dejando repetidamente de lado por presiones políticas circunstanciales, corrupción e inclusive ignorancia. El conocimiento necesario existe y su implementación solo demanda voluntad y entereza política.

Alguna bibliografía pertinente

Plan Agrícola Mediano Plazo 1998 - 2000

http://documentos.link/sites/default/files/Plan%20Agricola%20Aragua%2C%2...

Plan Integral de Desarrollo Agrícola. Aragua 2015 – 2034

http://documentos.link/sites/default/files/PIDA%202015%20-%202034%20PDF.pdf

El Estado Aragua que queremos. De todos y para todos

http://documentos.link/sites/default/files/Definitivo%20julio%202014_0.pdf

Estudio a gran visión para el Proyecto de Desarrollo Agroforestal del Sur del Estado Aragua

http://documentos.link/sites/default/files/agroforestal.pdf

La agricultura deseable para Aragua

http://documentos.link/sites/default/files/pf20040426-01luislopez.pdf

Memoria descriptiva del estado Aragua

http://documentos.link/sites/default/files/MEMORIA-DESCRIPTIVA_ARAGUA%20...

Seguridad alimentaria y nutricional en Venezuela

http://documentos.link/sites/default/files/Seguridad%20alimentaria%20Ven...

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El año 2018 comenzó pésimo y terminó peor en Venezuela.

No me refiero solo a las elecciones presidenciales obsequiadas por la oposición a Maduro el 20-M, ni siquiera a la capitulación abstencionista que nuevamente y de modo radicalmente suicida ha cometido la oposición en contra de sí misma, el 9-D. Me refiero al hecho objetivo de que toda la oposición -o lo que queda de ella- se encuentra viviendo, gracias a los descarrilamientos de sus partidos, en un avanzado proceso de descomposición. ¿Qué mejor regalo pudo recibir un régimen dictatorial y/o autoritario en vísperas de navidad?

Hoy ni siquiera podemos hablar de “las oposiciones” como acostumbraba escribir un destacado opinador. Hoy solo existen voces destempladas, reclamos aislados, amenazas con una fuerza que nadie tiene, esperanzas infundadas en redenciones externas, interminables -y aburridas- exhortaciones tuiteras, lacrimosos llamados a la unidad en un frente de amigos donde dos honorables sacerdotes lanzan consignas radicales producidas por su incontrolada imaginación. Y los que pudieron haber sido líderes, abocados en un piadoso trabajo social, llevando samaritano consuelo a los pobres e invocando por un destino mejor. Anomia política, llamó Enrique Ochoa Antich con pertinencia al actual orden (o desorden) de cosas. El término, desde el punto de vista político, no pudo ser más apropiado.

Anomia. Concepto utilizado por Emile Durkheim en su libro Le Suicide (París, 1897) mantiene su vigencia en la sociología al designar a ordenes sociales desarticulados con respecto a normas y leyes. El término ha recobrado importancia como consecuencia de la ya larga transición que se da entre el descenso del periodo industrial y el auge de modos digitales de producción en los países de más alto desarrollo económico. Como toda transición, el nombrado periodo produce desarticulaciones personales, pérdidas de identidad social y por cierto, desocupación laboral.

El concepto de anomia fue recogido por Robert K. Merton en su libro Social Theorie and Social Structure (New York 1964) y llevado hacia el campo de la psicología individual. Generalmente se usa como sinónimo de disociación del ser con respecto al mundo real, por una suplantación de lo existente por lo simbólico y por la desviación de los deseos hacia objetos no equivalentes. Tales características llevadas al ámbito de lo político designan a movimientos o partidos cuando pierden relación con su contorno social y se transforman en entidades las que, igual que los individuos disociados, tienden a sostener su vida sobre la base de rituales destinados a mantener la unidad ficticia entre sus miembros.

En su forma más avanzada, la anomia – y este parece ser el caso de la oposición venezolana- lleva a la disociación de la política entre y dentro de sus representaciones. Esta es la razón que explica por qué, bajo el influjo anómico, la unidad entre los partidos es casi una imposibilidad. La superación de la condición anómica solo puede ser alcanzada, en consecuencias, mediante un proceso de recuperación de la política. No hay otra alternativa.

¿Cuándo los partidos de la oposición venezolana extraviaron su política? Difícil decirlo. Tanto en la psicología individual como en la social, el concepto de “trauma determinante” ha entrado en desuso. Cuando más pertenece a la literatura y a la cinematografía del siglo XX. Sin embargo, hay hechos que para un historiador han de ser más significativos que otros. Más todavía si se tiene en cuenta que el extravío político no solo es propio al inestable comportamiento de los partidos (2002 y 2005) sino, además, ha sido inducido por el propio gobierno. Maduro, conocedor de la oposición, ha tendido trampas a los partidos y estos han caído en ellas uno por uno. Como conejos.

Una trampa, quizás la más decisiva, fue la instalada el 30 de Julio por Maduro, en respuesta a la consulta popular inoficial y no vinculante del 16 de Julio realizada por la oposición en el punto más alto de las protestas del 2017. Consulta a la que la oposición pretendió dar un carácter simbólico pero a la vez insurreccional en la medida en que desconocía al TSJ y a la CNE. El de Maduro fue sin duda un megafraude, pero a la vez una respuesta maestra (en sentido dictatorial) al 16-J, fecha que adquirió para los sectores extremos de la oposición un carácter no solo vinculante, sino, además, sacramental.

El megafraude del 30-J correspondió al propósito abierto del régimen destinado a quebrar la voluntad de voto de la ciudadanía, incluyendo la de sus propias filas. Sin embargo, no haber sabido dirigir esfuerzos por recuperar esa voluntad en las regionales de diciembre de 2017, fue exclusiva responsabilidad de la oposición. Ese fue el comienzo del gran triunfo madurista: la voluntad de voto ciudadana dejó de existir.

Lo demás es historia conocida. La MUD asistió a un diálogo en Santo Domingo en busca de garantías electorales ¡sin siquiera tener una candidatura! Y al no aceptar las condiciones, en lugar de hacer de sus exigencias un magnífico programa de lucha, emprendió la retirada bajo el pretexto de una supuesta comunidad internacional que así lo exigía. Para decirlo en términos claros: la oposición se rindió.

Las recientes elecciones comunales fueron un simple corolario de las presidenciales. La oposición entregó las comunas del país a Maduro transformando con ello a Venezuela en una inmensa Baruta. Peor todavía: entregó al régimen las llaves para que impusiera una “democracia directa” a la cubana: el “poder comunal”, antiguo sueño de Chávez.

Evidentemente, la MUD no entendió el significado de las elecciones cuando estas tienen lugar bajo un régimen con pre-disposiciones dictatoriales. Pues bajo esas condiciones, votar no solo es un deber ciudadano. Votar es, en primer lugar, un medio de participación política activa a través de las campañas electorales, donde es posible llenar calles y ejercer el derecho a la protesta popular. Solo en segundo lugar las elecciones son un medio donde es posible ganar (o perder). Y en tercer lugar: son un medio para ejercer público reclamo post-electoral. Pues es evidente Watson: sin elecciones no hay fraude y sin fraude no puede haber apoyo internacional.

En los tres casos mencionados, las elecciones son un medio y no solo un fin de acción política. Por eso siempre he señalado: quien no participa en elecciones cuando es posible hacerlo, renuncia a la acción política. Así lo entendieron y lo hicieron en Sudáfrica, Polonia y Chile.

Sin participación no hay elecciones y sin elecciones no hay participación. La abstención en cambio, bajo cualquiera condición, deslegitima no solo a las elecciones sino, sobre todo, a la participación política de la ciudadanía.

No participar en elecciones para favorecer a una (no siempre desinteresada) opinión pública internacional, es un absurdo. La opinión internacional siempre apoyará a un sujeto político actuante. Por eso hoy la opinión pública internacional no tiene a quien apoyar. En nombre del apoyo internacional, la oposición terminó por desactivar al propio apoyo internacional que una vez tuvo o pareció tener.

Después de haber sido regaladas dos elecciones claves, las de arriba y las de abajo, las presidenciales y las del pueblo comunal, cunden en Venezuela – no podía ser de otra manera- la decepción y el desencanto. Muchos, al no tener más esperanzas, se van del país. Quiere decir: el origen de las más grandes migraciones que ha conocido Latinoamérica, las venezolanas, no solo tiene un origen económico. Hay también uno político. Al fin y al cabo nadie se va de su país cuando hay esperanzas de cambio. Y esas esperanzas las anuló la oposición al retirarse del espacio de la acción política.

Parece difícil que la condición anómica padecida por la ciudadanía venezolana pueda ser superada con una simple retoma del camino electoral. La abstención ya no es el resultado de una línea -aunque los grupos extremistas de la oposición se la adjudiquen – sino de la desconexión (anómica) entre pueblo y política. Puede ser posible incluso que, bajo ese estado de decepción generalizada, aún si la oposición llamara a participar, se encuentre con la sorpresa de que ha dejado de ser mayoría frente a una mayoritaria abstención.

Es evidente entonces que la superación del estado anómico requiere de algo más que un simple llamado electoral. Antes que nada es necesario que la práctica política recupere su credibilidad pública. Pero para que eso sea posible, los políticos deben reconocer los errores cometidos, no como un acto de constricción religiosa, sino trazando una línea divisoria entre una oposición dispuesta a recuperar las vías democráticas y una secta no solo anti-electoral, sino radicalmente antipolítica.

En otras palabras: Solo puede haber unidad política sobre la base de una ruptura con grupos y partidos que niegan a la política en nombre de actos simbólicos orientados a satisfacer su propia subjetividad onanista (fechas mágicas, por ejemplo). Así al menos ha ocurrido en todos los grandes procesos de democratización. Venezuela no tiene por qué ser una excepción. La unidad no es ni será de todos ni tampoco es y será para todos.

La recuperación de la unidad política no será por lo tanto fácil. La condición anómica -lo hemos visto recientemente- ha penetrado al interior de personas y partidos que en el pasado fueron reductos de centralidad y de cordura. Eso significa que la línea divisoria no solo deberá ser horizontal ni vertical, sino transversal.

Los bienintencionados llamados a una unidad por la unidad solo llevan a profundizar la condición anómica de la política venezolana. La verdadera unidad política es la que se alcanza a través de la lucha por la hegemonía, vale decir, a través de argumentos y debates que incitan y entusiasman a seguir a una opción y no a otra. La política, hay que aceptarlo, no es el lugar de la hermandad sino el de los antagonismos y de las diferencias.

Por último, deseo a mis amigos venezolanos -en la medida de lo posible- unas tranquilas navidades.

15 de diciembre de 2018

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2018/12/fernando-mires-venezuela-un-cas...

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El Frente Amplio Venezuela Libre, en su Manifiesto fundacional, se reconoce como una plataforma que integra diversas posiciones e ideas políticas que incluso, se han enfrentado en el pasado.

En el documento, se expresa que la unión de todos los actores está centrada en la decidida voluntad de salir de la trágica emergencia, reconstruir el país y lograr una sociedad y economía donde todos los venezolanos tengamos vida digna, en paz y respeto común, en donde todos los derechos sean para todos los venezolanos.

El Congreso Nacional, promovido por el Frente Amplio, en noviembre 2018, definió al Frente en sus conclusiones, como una nueva forma de organización del país democrático, resuelta a reconstruir una instancia de encuentro social y político a través de la cual pondremos en marcha el cambio político definitivo de Venezuela, a través de la Unidad Superior.

El Manifiesto Venezuela Libre, aprobado en ese Congreso Nacional, expresa que a través del Frente se pretende impulsar todas las acciones desde el consenso que resulten del debate eficaz y oportuno, organizar las fuerzas democráticas que componen a la sociedad venezolana, plantear las líneas estratégicas de la lucha por el cambio definitivo en la política nacional y, sobre la base de estas orientaciones, ser la voz que cuente la historia verdadera del proceso que estamos llevando adelante

Para el Frente Amplio Venezuela Libre el 10 de enero de 2019 se presenta como un hito histórico en esta etapa oscura de la vida nacional. Ese día vence el periodo presidencial vigente. Con ello desaparece por completo cualquier vestigio de legitimidad de un dictador totalitario que por la vía de los hechos ya carecía de ella, razón por la cual, a partir del 10 de enero, ocurriría una usurpación continuada del poder presidencial, pues quien pretende ejercerlo lo haría sin la legitimidad de origen que solo da la voluntad del pueblo.

El Frente ha sido llamado por el Congreso Nacional para promover el encuentro nacional para coordinar la protesta social y la defensa de la democracia, que tendrán como fin último la transición democrática.

Los actores políticos que hoy compiten por capitalizar las expectativas de la sociedad, sin duda deben contribuir con esa aspiración del Frente Amplio, en parte eso significa la Unidad Superior. ¿Qué han dicho algunos de ellos sobre el 10 de enero próximo?

María Corina Machado[1], hizo un llamado a la Asamblea Nacional para que esté a la altura de los venezolanos y de la historia del 10 de enero. Y recordó, que aún no se han cumplido con las exigencias del 16 de julio de 2017, en consecuencia, sugirió que la fecha es propicia para concertarlas.

Machado reiteró que Maduro es ilegítimo desde el primer día y recordó, no sólo que la gente está harta de posiciones contradictorias, sino que también, que el mundo ha entendido que este es un régimen criminal.

Por su parte Henrique Capriles[2], , insistió en la necesidad de una negociación y afirmó que a partir del 10 de enero, se abrirá una etapa desconocida para los venezolanos, porque cesa la legitimidad de Nicolás Maduro.

Julio Borges, tiene la convicción que se aproxima una fecha que puede ser definitoria, ya que el 10 de enero el mundo entero ha dicho que no reconocerá ese nuevo período de Maduro, por ser el mismo producto de un fraude electoral.

Está convencido Borges, que a partir del 10 de enero, muchos países van a tomar medidas fuertes que pueden conducir a que se fracture de una vez por todas la dictadura y podamos tener un desenlace democrático en el país"[3].

Antonio Ledezma[4], reitera que Maduro no tiene ni legitimidad de origen ni de oficio por fraude electoral, por no presenta cuentas en el Parlamento legítimo y además, recuerda que es el principal responsable de los crímenes de lesa humanidad en Venezuela. En tal sentido, se preguntó en una entrevista: ¿Qué más pruebas son necesarias para aplicar el principio de injerencia humanitaria internacional?, lo que hace alusión al tema de la intervención extranjera.

El diputado Juan Miguel Matheus[5] afirma que En Venezuela no hay nuevo Presidente porque no ha habido elecciones presidenciales libres y porque se desconoció las elecciones del 20 de mayo por ser ilegítimas.

El parlamentario señaló que a partir del 10 de enero Maduro “pierde toda apariencia de legitimidad, lo cual aumentará la crisis política y el aislamiento internacional”. Así mismo, advirtió, que Maduro incurrirá en usurpación de funciones si lleva adelante su juramentación.

Para Andrés Velásquez[6], el 10 de enero Maduro deja de ser presidente constitucional y la respuesta a su acto de impostura debe ser una huelga cívica nacional y para el padre Luis Ugalde[7], el 10 de enero Venezuela quedará sin un presidente legítimamente electo y la sociedad a través de la Asamblea Nacional, que son los representantes legítimos, tienen que proveer una junta de transición que represente a todos los sectores”

A un mes del 10 de enero 2019, tanto Henry Falcón como Claudio Fermín, no han ocupado medios digitales para fijar posición sobre el escenario del 10 de enero. Ambos fueron actores como mucha presencia en el debate público en las pasadas elecciones presidenciales y particularmente Falcón, luego de perder esas elecciones, prometió acudir a la comunidad internacional para demostrar la ilegitimidad.

Por su parte, un representante de la dirigencia política joven, el diputado Miguel Pizarro[8], afirmó que la AN debe instalar su directiva “sin divisiones, sin peleas y sin tonterías” el 5 de enero, no “pueden poner la torta”.

Por otro lado, sobre el 10 de enero, afirmó Pizarro que “no se puede crear expectativas que no sea capaz de realizar, pues de lo contrario vamos a tener que pagarlo nosotros porque seremos los únicos responsables de construir un sueño que no se materializó”.

Para Miguel Pizarro, si los diputados hacen “lo que tenemos que hacer el 10 de enero servirá como un hito para mejorar la presión interna, externa y construir la política alternativa”. ¿Pero qué es lo que tienen que hacer? No lo especificó en la entrevista que le hacen.

Por su parte para el diputado Stalin González, el 10 de enero se vence el período de Nicolás Maduro, pero “no hay que ponerse la fecha como un mito de que va a cambiar todo”[9].

Por último el Parlamento venezolano[10], de mayoría opositora, el pasado 13 de noviembre, sin unanimidad opositora y en medio de un conflicto público que evidenció diferencias y divisiones, declaró formalmente como inconstitucional que el dictador, Nicolás Maduro siga en su cargo a partir del 10 de enero de 2019 y pidió elecciones generales con condiciones democráticas.

La coincidencia en todos es el reconocimiento a la ilegitimidad de Nicolás Maduro luego del 10 de enero 2019. Así mismo, son pocos los que han planteado acciones concretas para esa fecha y han expresado la necesidad de plantearse el 10 de enero en términos reales sin grandes expectativas.

No hay mensajes y menos aún claridad sobre las acciones que se tomarán el 10 de enero 2019, pero hay expectativas creadas para ese día. ¿Logrará el Frente Venezuela Libre, ser el espacio de encuentro nacional de todos los actores de la sociedad civil para coordinar la Protesta Social y la Defensa de la Democracia, para abordar el desafío que impone el 10 de enero para la restitución del orden democrático y constitucional? Es todo un reto que en pocas semanas se podrá evaluar sus avances.

10 de diciembre 2018

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Joseph E. Stiglitz

Hace poco menos de diez años, la Comisión Internacional sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social publicó el informe Mismeasuring Our Lives: Why GDP Doesn’t Add Up [traducido al español como Medir nuestras vidas: las limitaciones del PIB como indicador de progreso]. El título lo dice todo: el PIB no es una buena medida del bienestar. Lo que medimos afecta lo que hacemos, y si medimos la cosa equivocada, haremos la cosa equivocada. Si sólo nos concentramos en el bienestar material (por ejemplo, en la producción de bienes, más que en la salud, la educación y el medioambiente) nuestra visión se vuelve distorsionada, como son distorsionadas estas medidas: nos volvemos más materialistas.

Fuimos gratamente sorprendidos por la recepción que tuvo nuestro informe, que alentó un movimiento internacional de académicos, miembros de la sociedad civil y gobiernos en pos de la creación y el empleo de métricas que reflejen una idea más amplia del bienestar. La OCDE elaboró el Índice para una Vida Mejor, formado por una variedad de métricas que reflejan mejor aquello que constituye y promueve el bienestar, y creó un grupo de expertos de alto nivel sobre la medición del desempeño económico y el progreso social, continuador de la Comisión. La semana pasada, en el sexto Foro Mundial de la OCDE sobre Estadística, Conocimiento y Políticas, celebrado en Incheon (Corea del Sur), el grupo emitió el informe Beyond GDP: Measuring What Counts for Economic and Social Performance [Más allá del PIB: medir lo que importa para el desempeño económico y social].

El nuevo informe hace hincapié en varios aspectos (como la confianza y la inseguridad) que sólo se trataron brevemente en Medir nuestras vidas, y explora en más profundidad otros (como la desigualdad y la sostenibilidad). También explica de qué manera el uso de métricas inadecuadas llevó a la adopción de políticas deficientes en muchas áreas; otros indicadores mejores hubieran revelado los efectos sumamente negativos y posiblemente duraderos de la profunda caída de la productividad y del bienestar después de 2008, lo que tal vez hubiera permitido a las autoridades no obsesionarse tanto con la austeridad que, aunque redujo el déficit fiscal, más redujo la riqueza nacional (bien medida).

Los sucesos políticos de años recientes en Estados Unidos y muchos otros países reflejan el estado de inseguridad en que viven muchos ciudadanos ordinarios, y al que el PIB presta muy poca atención. Inseguridad agravada por una serie de políticas excesivamente centradas en el PIB y en la prudencia fiscal. Piénsese en los efectos de las “reformas” previsionales que obligan a las personas a asumir más riesgos, o en los de las “reformas” del mercado laboral que en nombre de aumentar la “flexibilidad” debilitan la posición negociadora de los trabajadores al dar a los empleadores más libertad para despedirlos, lo que a su vez conduce a salarios más bajos y más inseguridad. Como mínimo, unas métricas mejores sopesarían estos costos con los beneficios, y tal vez motivarían a las autoridades a acompañar esos cambios con otros que promuevan más seguridad e igualdad.

A instancias de Escocia, un pequeño grupo de países ha formado la Alianza de la Economía del Bienestar, con la esperanza de que los gobiernos prioricen el bienestar y redirijan de tal modo sus presupuestos. Por ejemplo, un gobierno neozelandés centrado en el bienestar daría más atención y recursos a la reducción de la pobreza infantil.

Métricas mejoradas también serían una importante herramienta de diagnóstico para que los países puedan identificar los problemas antes de que las cosas se salgan de control y elegir las herramientas correctas para encararlos. Si, por ejemplo, Estados Unidos hubiera pensado más en la salud, en vez de sólo el PIB, la disminución de la expectativa de vida entre los estadounidenses sin educación terciaria, y especialmente entre los residentes de las regiones desindustrializadas, hubiera sido evidente hace años.

Asimismo, fue hace poco que las métricas sobre igualdad de oportunidades expusieron la hipocresía de afirmar que Estados Unidos es una tierra de oportunidades (donde todos pueden progresar, siempre que sean hijos de padres blancos ricos). Los datos revelan que Estados Unidos está lleno de lo que se conoce como “trampas de desigualdad”: los que nacen abajo tienden a quedarse allí. Para eliminar estas trampas de desigualdad primero hay que saber que existen, y después determinar qué hechos las crean y sostienen.

Hace poco más de un cuarto de siglo, el presidente estadounidense Bill Clinton propuso “poner a las personas primero”. Es notable lo difícil que es hacer eso, incluso en una democracia. Diversos grupos de presión (corporativos y de otros tipos) siempre buscarán que sus intereses tengan prioridad. La inmensa rebaja impositiva aprobada en Estados Unidos por la administración Trump a estas alturas del año pasado es un ejemplo patente. La gente de a pie (la menguante pero todavía vasta clase media) tiene que soportar un aumento de impuestos, y millones perderán el seguro de salud, para financiar una rebaja de impuestos a multimillonarios y corporaciones.

Si queremos poner a las personas primero, tenemos que saber qué les importa y mejora su bienestar y cómo aumentar su suministro. La agenda de medición Más allá del PIB seguirá desempeñando un papel fundamental para ayudarnos a alcanzar estos objetivos cruciales.

Dec 3, 2018

Traducción: Esteban Flamini

Project Syndicate

https://www.project-syndicate.org/commentary/new-metrics-of-wellbeing-no...

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Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1.-

Renato Rodríguez o el personaje que lo representa, su otro yo, escriben desde las vísceras del país. No viaja a Nueva York. No se instala en California ni mucho menos recala en Berlín o Roma, París, Santiago de Chile o Madrid. Su personaje, ese Renato transfigurado, que cambia de nombre como colores el camaleón, sitúa sus fracasos, su ficción y realidad en el mapa de su país, en aquella Venezuela de la cual extrae los relatos de quienes con él viajan en una suerte de odisea en la que no faltan los obstáculos y el deseo de no hacer nada, de dedicarse a la vagancia, a la insensatez.

El fracaso o la dejadez existencial son el venero de esta pieza narrativa.

Aquí no está el maestro Giuseppe que lo enseñe o aconseje pero sí el abogado Antonio Gómez Spreller, quien lo usa en sus trabajos legales ni tan legales. O Aurelio, el ladrón de libros, quien estudia filosofía en la UCV, habla como filósofo, termina yéndose a Europa y regresa para suicidarse. Por aquí naufragan los habitantes de sus otros libros, alcanzados por distintos paisajes y situaciones, ubicadas en el país que lo vio nacer. Aquí están los personajes criollos y disfraces, los venezolanos que elaboran un constructo desde la mirada y los afanes de un actante que se desnuda frente a quien los aborda.

Esta novela, en la que hay fallas de edición porque no hubo revisión en cuanto a estilo y gramática, es una de esas obras que avivan la realidad del lector porque lo convierten en un agobiado visitante de sus páginas, donde se desdibuja y descoloca, quien concluye en una existencia en la que la estabilidad o la pertenencia no están presentes. Esta novela, que forma parte de nuestros más conocidos fracasos, descubre al venezolano que fue una vez y sigue siendo: el dedicado a la disipación, al juego riesgoso y aventurero con su propio destino, a la consagración del ocio inútil y de las trampas de una fe convertida en trasunto cotidiano.

Esta es la novela de las tantas que andan por allí donde el narrador/ personaje es un desdichado, un buscador de lugares comunes donde depositar su aliento. Se trata de un sujeto que no tiene futuro, que no le interesa el porvenir, que tiene en la vida y la muerte la misma escala de valores. Es decir, este personaje es el reflejo de tantos que dejaron sus huellas, sus pasos, en medio del desánimo.

“La noche escuece”, publicada por R.A. Rodríguez –RAR- en Caracas, en noviembre de 1985, constituye un yerro para quienes creyeron encontrarse con una novela idílica, dedicada a la contemplación de los astros durante la noche. Es una novela dura, escrita con un denso aliento y un profundo deseo de contar detalladamente: a veces las anécdotas se entremezclan y se pierden en el tejido narrativo, pero luego las recupera. Pero también muchas veces los detalles superan el hilo conductor de la pieza. Muchos de sus personajes se sostienen en diálogos muy elevados intelectualmente para el perfil que los representa como sobrevivientes o abandonados por sus propias decisiones o por su preparación académica o escolar. Por ejemplo, un “raterillo” de la provincia que aprendió a robar con “maestros” del delito menor, como si se tratara de un genio de la NASA, habla como un filósofo. El relato se llena de datos enciclopédicos, como si el narrador estuviese ansioso por darlos a conocer. Personajes suicidas, dislocados.

Personajes que se construyeron como se fue construyendo el país desde la caída de Pérez Jiménez. Personajes que comenzaron a formar parte de la corrupción partidista y empresarial, muy parecidos a los actuales, pero aquellos basados en una ingenuidad pueblerina, si se quiere.

2.-

Once veces menciona el narrador el escozor. En la presente edición, en las páginas 71, 156, 196, 198, 205, 209, 215, 224, 232, 243 y 249 aparece el malestar, la soledad, el vacío expresados con las palabras “noche” y “escozor”. Cada vez que el personaje se extravía (la mayoría de las veces vive perdido en su andar), pronuncia una frase para determinar que la noche lo perturba, lo acosa si no anda en una de aventuras, de desarraigo, porque el sujeto sufre de un exilio que lo sacude permanentemente: un hombre que recorre el país como luego recorrerá el mundo en otras de sus novelas.

Personaje isla como la isla que lo vio nacer.

Renato Rodríguez es autor de una sola obra: la que habita en todas sus páginas es una suerte de fantasma que trata de asirse de algo para no hundirse. El personaje de sus novelas, en la mayoría de los casos, es un tipo angustiado por no estar en un solo sitio. La excepción la observamos en “¡Viva la pasta!”, novela/ recetario en la que se dedica sólo a la cocina, pese a ser una suerte de “utility” porque sabe hacer de todo, desde trabajos de fontanería hasta mandadero y maestro carpintero. O amo de casa.

En sus cuentos también se observan personajes que no logran romper con el pasado y se instalan en la pesadumbre o vagar físico o mental.

Margarita siempre es el punto de partida. La isla de nacimiento aparece como recuerdo de infancia. Regresa por momentos a rozar la memoria familiar, pero su mundo es ancho, largo y no tan ajeno. Es dueño de su libertad porque ésta lo constriñe. Lo consume. La misma libertad lo convierte en esclavo de su andar permanente, de una dromomanía enfermiza, patológica.

En este largo relato trabaja con el abogado Gómez Spreller como “testigo falso”, siempre al borde del precipicio porque se trata de una labor en la que la ética y la legalidad se contrapesan. El sujeto tiene conciencia de lo que hace, por eso huye y regresa. Se convierte en campesino, en chulo de burdel, en ordeñador de vacas, en vendedor de ilusiones con un vidente, en ayudante de toreros, en delator inmobiliario, en burócrata de empresa privada, en taxista, conductor, viajero impenitente, en buscador de mujeres de las que vive y se refocila. Es decir, un personaje con múltiples caras. Y detrás de sus máscaras, el país que lo consume, lo habita, lo desenvuelve.

3.-

El escritor Renato Rodríguez, como en otras de sus novelas, se nombra, se señala, se menciona como personaje. Desde esa práctica metaliteraria –autobiográfica ficcional- nuestro autor es una impostura en la realidad que asume como creación. Es real en medio de personajes que ambulan como duendes. Y son tantos los personajes que toma y retoma, que se hace con ellos vertiente y afluente para algunos esbozos narrativos que descubren el afán de contar, lo que hace que pierda el centro de la atención. Y la tensión se diluye por algunos excesos.

Como toda novela ambiciosa, a ésta le sobran pedazos. Pero la vida también es así; vivimos de pedazos que son sobras de otros. Las novelas no son perfectas porque la vida no lo es, y Renato Rodríguez cuenta la vida de otros a través de la suya, de su hiperquinetismo, de su tembloroso ambular. De su nervioso tanteo entre seres que lo alejan y lo acercan, lo cercan o lo dejan libre.

En estas páginas aparecen referentes literarios nacionales: autores y artistas de la época, poetas como Sánchez Peláez, cantantes como Adilia Castillo, una larga lista de vocalistas populares y de piezas clásicas de diferentes escuelas o corrientes. Citas en diferentes idiomas. En latín por haber sido monaguillo a la vieja manera de oficiar la misa; en inglés, en alemán, en italiano. Es una novela que ambiciona la totalidad. Es una novela quijotesca porque para Renato Rodríguez Venezuela es La Mancha, ese lugar cuyo nombre vibra en su manía por saberse en una carretera, en una cama ajena, en un hotelucho, en un mabil bar de mala muerte, en un apartamento caraqueño o bajo el cielo sombrío o iluminado de su isla.

Una novela cuyos molinos de viento siempre salen vencedores.

4.-

Esta es la novela de un hombre que no se encuentra en su propia búsqueda, que quiere aprender idiomas y tocar bongó, pero culmina jugando con las primeras palabras de “Doña Bárbara”: “Un bongó remonta el Arauca”, lo que hace ver que su destino es el mismo de la doña, quien es devorada por la sabana, así como el personaje de Rodríguez es tragado por la soledad, el fracaso y la libertad, de la que tiene un sentido surrealista al cerrar con:

“¡Escogí la meningitis!”,

y allí comienza de nuevo la realidad para los lectores, tan confusa como la ficción que elaborarán con su silencio.

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