El poeta lloraba la soledad de los muertos, pero en Venezuela y en otras dictaduras como en Nicaragua y Cuba los presos políticos están aún más solos. El padre muerto, al que se refiere el bardo Jorge Manrique, y otros fallecidos tienen una ubicación en el cementerio, reciben visitas de familiares que les llevan flores o colocan una pequeña piedra sobre sus tumbas y les narran lo que sucede en la familia, en el país y en el mundo. En cambio, desconocemos dónde tienen a algunos de nuestros presos y a los que sabemos los tienen aislados, enterrados en vida y sin atención médica.
Algunos familiares deambulan de ergástula en ergástula preguntando por los suyos y solo reciben la respuesta burlona de que “aquí no están”. Otros hacen largas colas para intentar ver a los suyos, pero frecuentemente les anuncian que las visitas están suspendidas o que su preso tiene prohibición de recibirlas. Los presos políticos no pueden tener contacto físico con sus familiares, ni recibir alimentos. Nuestras prisiones son mucho peores de aquellas donde toda incomodidad tiene su asiento, como narra el inmortal Manco de Lepanto. Se asemejan más a las que menciona Silvio Pellico en Mis prisiones.
¿Por qué siguen presos los efectivos de la Policía Metropolitana que intentaron impedir que los pistoleros organizados por Freddy Bernal y ubicados en Puente Llaguno ocasionaran una mayor masacre? Erasmo Bolívar, Luis Molina y Héctor Rovaín, con más de veinte años presos, ya cumplieron la sentencia impuesta arbitrariamente por la jueza Marjorie Calderón.
¿Cuándo permitirán que la defensora de derechos humanos Rocío San Miguel, detenida desde hace más de diez meses, reciba adecuada atención médica? ¿Hasta cuándo dejarán morir en las cárceles a más de veinte presos políticos, como hicieron con Raúl Isaías Baduel, Rafael Acosta Arévalo, Wilfredo Heredia, Jesús Manuel Martínez, Jesús Rafael Álvarez, Osgual González y el indígena pemón Salvador Franco?
¿Por qué sigue presa Nélida Sánchez, Coordinadora Nacional de Formación Ciudadana de Súmate, ¿detenida por solo adiestrar testigos de mesas electorales? ¿Cómo puede ser Maduro tan descarado para decir que otorga el salvoconducto a los refugiados en la embajada argentina si Ecuador suelta a Jorge Glas, enjuiciado por corrupción, y a la argentina María Sala, quien tiene detención domiciliaria por fraude?
¿Dónde tienen a la ingeniera Sofía Sahagún, de nacionalidad venezolana y española, desaparecida desde el 23 de octubre, cuando iba a tomar un avión para visitar a su madre en España? ¿Qué hace al respecto la embajada de ese país?
Según el Foro Penal Venezolano, hay más de 1.700 presos políticos. La cifra exacta varía, ya que sueltan unos pocos, aunque los mantienen bajo régimen de presentación y no pueden participar en actos políticos, y capturan a otros, el último de estos es el ingeniero Carlos Azuaje. Citar todos los casos llevaría varias páginas. Los aquí citados los representan.
Descaradamente, Maduro declaró que no hay presos políticos. Cabe recordar las palabras del Premio Nobel Alexander Solzhenitsyn: «La violencia sólo puede ser disimulada por una mentira y la mentira sólo puede ser mantenida por la violencia. Cualquiera que haya proclamado la violencia como su método está inevitablemente forzado a tomar la mentira como su principio».
eddiearamirez@hotmail.com