Todos aspiramos que este año nuevo sea muy distinto y mucho mejor. En los pasados fuimos sometidos a muchas limitaciones, negaciones y actos impropios que aspiramos queden en el pasado y no se repitan. Pero bien, como nos indica el viejo refrán: “Los deseos no producen hijos”, necesariamente lo que aspiramos y queremos debe ser seguido de acciones concretas, debemos conquistar lo deseado y ello lo logramos con disposición y mucha voluntad. Nada nos llega simplemente por desearlo o por implorarlo al Todopoderoso, debemos poner de nuestra parte que es lo fundamental y produce resultados. Bien lo recogen las sagradas escrituras “Ayúdate que YO te ayudaré”, ese YO es nuestro Señor Eterno que a lo mejor no nos concede lo rogado en el momento que lo requerimos, pero jamás olvida, su tiempo es perfectísimo.
Estamos vivos después de una inmensa crisis como no la conocíamos y ello es suficiente muestra que Dios y su Santa Madre María están con nosotros y a nuestro lado. Esta crisis todos aspiramos superarla cuanto antes y como hemos afirmado no lo lograremos solamente con discursos y proclamas, se requiere y es indispensable acción que estamos emplazados a concretar y hacerlo cuanto antes, mañana nunca es tarde, pero puede serlo, todo se debe realizar en su tiempo, ni antes ni después.
Con motivo de la culminación de 2024 y el inicio de 2025 todos pedimos felicidad, bienestar y progreso para todos, especialmente para los más necesitados y vulnerables, pero ese deseo debe ser seguido, como hemos dicho, de acciones concretas que lo hagan efectivo.
Ante la situación del país todos estamos desafiados a actuar. Estar tranquilo como nada pasara o ser indiferente, es estar de espalda al país y sus familias y ello constituye un pecado capital. La Patria y el pueblo en su totalidad espera con ansiedad de la clase dirigente y de quienes no están en ella que estén a la altura del inmenso reto que este tiempo nos presenta. Cumplamos con nuestro deber de hoy para quienes nos sucedan se sientan orgullosos de nosotros. Demos todo lo que podamos dar para entregar una Patria en democracia, libertad y felicidad.
A Dios rogando y con la acción comprometida. Con nuestra oración al Padre Eterno nuestra ejecución y así lograremos lo que produce resultados que aspiramos sean satisfactorios.