Nuevamente Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) sorprende al mundo por sus ambiguas y contradictorias declaraciones sobre la participación de los atletas rusos y bielorusos en las competiciones internacionales. Recordemos que el año pasado, el propio COI recomendó a las Federaciones Deportivas Internacionales excluir a esos atletas a causa de la invasión rusa a Ucrania. Once meses después, en enero de este año, Bach, en su ambiguo estilo, dijo que había que buscar una fórmula para que, los atletas rusos y bielorusos volvieran bajo unas condiciones “estrictas” de neutralidad. En el mes de marzo ha insistido en ello y ha recomendado su regreso como “atletas neutrales e independientes”, sin himno, uniforme o bandera que identifique su país. No serán admitidos deportistas en competiciones por equipos. Tampoco los que apoyen activamente la guerra, ni los atletas que estén contratados por el ejército o agencia de seguridad nacional. Asimismo, tendrán que acreditar haber pasado controles antidopaje.
Pero en donde si muestra las garras el presidente del COI es al señalar que la decisión sobre los Juegos Olímpicos de París 2024 y Milán-Cortina 2026 será tomada “en el momento apropiado” independientemente de que los procesos de clasificación estén ya en marcha. Algo así como que las federaciones decidan si participan o no en sus eventos, pero en relación a los Juegos Olímpicos, Yo decido en el momento apropiado.
Sostiene Thomas Bach que, cualquier otra cosa que no sea readmitir a rusos y bielorrusos con esas condiciones, sería politizar el deporte. “Si los gobiernos eligieran qué atletas pueden competir o dejar de competir, el deporte tal y como lo conocemos ahora, dejaría de existir”. Dijo que el mundo olímpico condena la invasión rusa a Ucrania y en seguida agrega que, ¡¡¡no se puede politizar el deporte!!! Cualquier otra cosa que no sea readmitir a rusos y bielorrusos con esas condiciones, sería politizar el deporte. Hace un año, dijo lo contrario y ahora sale con esa posición al servicio de los invasores rusos. En esos 365 días que han pasado entre una declaración y otra, la guerra en Ucrania se ha transformado en un genocidio perpetrado por Putin en su política imperial de regresar los territorios de la antigua Unión Soviética al dominio de Rusia.
En pleno proceso clasificatorio para los Juegos de París 2024, las Federaciones Deportivas Internacionales le han estado reclamando al Comité Olímpico Internacional que aclare cómo se define un deportista “neutral”: ¿Sin uniforme de su país? ¿Sin himno? ¿Sin bandera? ¿Con una manifestación explicita o una declaración escrita que está en contra de la guerra? ¿Y cómo hacer eso en un país donde está penado con la cárcel manifestarte en contra de la guerra de Putin y donde el servicio militar es obligatorio y donde la mayoría de los deportistas pertenecen a las Fuerzas Armadas?
También, las federaciones internacionales le recuerdan a Thomas Bach que en febrero del año pasado, cuando Rusia invadió Ucrania, el comité ejecutivo del COI recomendó que las federaciones internacionales no invitaran ni permitieran la participación de atletas y funcionarios rusos y bielorrusos en competiciones internacionales. Eso fue primero porque los deportistas ucranianos no podían siquiera entrenar bajo las bombas, segundo porque no se podía garantizar la seguridad y la integridad de competiciones y participantes. Once meses después, el pasado mes de enero, el comité ejecutivo aseguró que, en aras del respeto de la carta olímpica -los Juegos Olímpicos son competiciones entre atletas, en pruebas individuales o por equipos, y no entre países- que había que encontrar una fórmula para que los atletas rusos y bielorrusos volvieran a la competición. Cabe preguntarse entonces si la guerra en Ucrania ha cambiado, si se retiró el invasor ruso, si se han restituido las fronteras ucranianas, si los genocidas han sido sometidos a juicios o si por el contrario la invasión rusa se incrementa con la grave consecuencia de la masacre del pueblo ucraniano.
En el seno de las federaciones internacionales el problema se hace mas complejo a medida que transcurre el tiempo. Por ejemplo, la Federación Internacional de Esgrima (FIE) aprobó en un congreso extraordinario celebrado el 10 de marzo la vuelta a la competición de los deportistas rusos y bielorrusos. El congreso se organizó únicamente para debatir y votar esa espinosa cuestión. La decisión fue aprobada por 91 votos a favor y 46 en contra. Pero ahora, varios países se niegan a competir contra los rusos y bielorrusos y se han negado a organizar las competiciones. Por otro lado, se presenta la negativa de los países a organizar las competiciones viene también de sus autoridades, entre otras cosas porque hay una normativa de la Unión Europea (UE) que impide, desde septiembre del año pasado, expedir visados a ciudadanos rusos. Mientras tanto, el Comité Olímpico de Ucrania ha enviado una carta a federaciones y comités olímpicos para pedirles que sigan suspendiendo la participación de rusos y bielorrusos.
La actual guerra en Ucrania pone al Movimiento Olímpico en un dilema. Si bien los atletas de Rusia y Bielorrusia podrían continuar participando en eventos deportivos de acuerdo a lo planteado por Thomas Bach, muchos atletas de Ucrania no pueden hacerlo debido al ataque a su país.
El cisma no ha hecho más que asomar. En el Mundial de boxeo femenino que se ha celebrado en la India estos días, por boicot a la presencia de atletas rusos y bielorrusos, no han acudido Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, Noruega, Holanda, Suecia, República Checa y Canadá. Refugiados ucranianos protestan contra la participación de rusos y bielorrusos en los Juegos de París 2024 en una visita de Thomas Bach a Alemania el pasado día 22 de marzo. Alemania iba a organizar la Copa del Mundo de florete femenino por equipos en Tauberbischofsheim del 5 al 7 de mayo y ha dicho que no.
La ambigüedad de Thomas Bach presidente del COI, al decir un día estar en contra de la participación de los rusos y bielorusos en competencias internacionales por la invasión a Ucrania y verlo al día siguiente decir que no permitir la participación de esos atletas sería politizar el deporte, lo hace ver a los ojos del mundo como “El Cantinflas olímpico” dado que sus planteamientos son como una copia perfecta de aquella expresión conocida por todos “ Ahí está el detalle, no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.