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El Carnet de la Patria: ayuda social o compra de conciencia

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 7 min.

En fecha reciente, el régimen venezolano aprobó la implementación del denominado Carnet de la Patria, el cual según el mismo Nicolás Maduro representa un mecanismo ideado “para afianzar el sistema de protección social del país” (1), antecedido por la expansión de los CLAP y la implementación de las nuevas Operaciones de Liberación Humanista del Pueblo (OLHP) a partir de febrero. Si bien es cierto que las ayudas sociales constituyen una herramienta válida para mejorar en algo la crítica situación económica y social que afecta a gran parte de la población venezolana, cabe preguntarse si es esta la verdadera y única razón para esgrimir la mencionada estrategia.

En este contexto, el gobierno chavista del señor Maduro presenta como una alternativa novedosa frente a la crisis económica caracterizada por inflación y desabastecimiento la posibilidad de un carnet de la patria con muy difusas posibilidades de lo que su portador podría obtener, a todas luces se trata de una nueva acción enmarcada en una política de gobierno que no ha hecho otra cosa que destruir la calidad de vida de los venezolanos, a través de irresponsables medidas económicas.

En un régimen francamente populista, que utiliza permanentemente el bienestar del pueblo como bandera política, lo anterior luce como poco probable. Basta analizar someramente algunas intervenciones de Nicolás Maduro, en las cuales sin reparo alguno indica que “No puede quedar ni un solo venezolano sin sus Carnet de la Patria, por eso llamo a todos a trabajar. Esto no solo es responsabilidad de unos pocos, sino de todos los comprometidos con el proceso” (1).

A todas luces, destaca la inclusión del carnet de la patria en el contexto político, como un instrumento de identificación de los ciudadanos con el régimen. Sin embargo, la realidad nacional es más compleja. En la actualidad, acceder o querer acceder al carnet de la patria, para el ciudadano común no significa únicamente demostrar lealtad a un proceso con un franco y sostenido descenso en el apoyo popular. Para el venezolano de a pie, que diariamente se enfrenta a los embates del hambre y la miseria, a ese que se ve en la necesidad de hurgar en la basura para mitigar sus necesidad básica y la de su familia, el carnet de la patria es visto como una tabla de salvación, inteligentemente lanzada al ruedo en un momento crítico para el régimen madurista.

Pensar que esta es una medida tomada sin razón aparente, es caer en una crisis de ingenuidad y desconocimiento que a estas alturas del juego la realidad nacional no permite ni justifica. El régimen debe seguir apegado a sus políticas de aparente bienestar, a expensas de la destrucción del aparato productivo interno, la propiedad privada, la independencia económica e incluso la autoestima, la salud y la vida del venezolano. Ellos están jugando su juego y aunque moleste, las estrategias están haciendo el efecto esperado.

Ese venezolano atormentado por necesidades apremiantes, va a utilizar cualquier mecanismo que le garantice, por lo menos en el corto plazo, el acceso a bienes y servicios que, en una democracia real y verdadera le son propios y reconocidos. Aquí ya no se está pensando en estrategias y dignidades. En este país, incluso en las grandes ciudades, se está sintiendo el hambre y la necesidad. La urgencia de una solución, aunque esta solo sea paliativa.

Juzgar entonces a aquellos que se forman en colas interminables buscando una esperanza, aunque sea teñida de manipulación política, no puede ser la reacción y la estrategia de quienes adversamos al régimen gobernante. Ponerse en los zapatos del otro es un principio cristiano, aceptar los errores y enmendarlos, también lo es. En este contexto, luchar verdaderamente por el bienestar de la población vale la pena preguntarse, ante esta situación que ya es un hecho, ¿Qué opina la dirigencia opositora congregada en la Mesa de la Unidad (MUD)?

En estas últimas semanas, la prensa expone, información que vale la pena resaltar, como “arranca la carnetización de todo el movimiento estudiantil, magisterial y trabajadores de la educación” (1). Igualmente, bajo la premisa de amplitud social y bienestar común, se incluyen como favorecidas “todas las personas mayores de 15 años que hayan sido incluidas en algún programa por el sistema de misiones sociales. Organizaciones y movimientos que hacen vida en el Congreso de la Patria y las estructuras del Psuv. Voceros de los consejos comunales y comunas. Pensionados” (2). Se informa también que el Carnet de la Patria permitirá “tecnologizar la acción de Gobierno ya que funciona con la más alta tecnología, con el uso del código QR (código de respuesta rápida, en español) que permite acceder de forma inmediata a la información personal, de residencia y de participación en misiones y movimientos sociales del beneficiario” (3).

Desde la óptica del régimen, este es un instrumento que va a permitir profundizar el conocimiento sobre los grupos sociales y el acceso a los programas establecidos, lo cual pareciera perfectamente lógico. Sin embargo, sin mucho análisis, alarma por decir lo menos, la clara decisión, no intención, decisión del ejecutivo de carnetizar a importantes sectores de la vida nacional como maestros, estudiantes, empleados, obreros y todo aquel venezolano exigiendo como único requisito ser mayor de 15 años.

Hay que decirlo claro, el carnet de la patria es una acción desesperada, populista y con serios visos de tendencia excluyente que no es algo aislado sino repetición de otras aberraciones como la tristemente célebre Lista de Tascón, registros inútiles de censos y amenazas veladas o explicitas a empleados públicos o ciudadanos que opten a un derecho como lo es la vivienda, en ningún modo se puede acusar al pueblo venezolano sumido en una espiral de hambre y violencia por tener la ilusión o esperanza de un subsidio. Precisamente es allí donde entra la perversidad macabra de un régimen decadente experto en crear miseria para luego regodearse de esta enmarañado en un discurso patriotero justificando el desastre en la maldad de los enemigos internos y externos de la patria.

Retomando lo expuesto, ante la catastrófica situación nacional y las carencias existentes, en nada asombra la decisión de miles de venezolanos de buscar en el carnet de la patria una salida individual a una crisis colectiva, sin ahondar en el fin solapado del control político y económico de miles de voluntades. Lo que sí es cuestionable es que, salvo algunas opiniones, la dirigencia opositora no haya expresado de forma clara, contundente y unitaria, las razones no reveladas, la intención y el real peligro a las libertades democráticas que significa la implementación del carnet de la patria, el cual pasaría a ser incluso más importante y valedero que la misma cedula de identidad.

En estos tiempos de lucha sin descanso, más que protagonismos y apetencias individuales y el reparto de los despojos de un país en ruinas, debería imperar la voz sensata de los líderes que para ello se postularon y decidieron serlo. Es momento de dar la cara, más allá del curul alcanzado o las prebendas ofrecidas. Es necesario y apremiante dar la voz de alerta sobre los alcances del carnet de la patria. Sin embargo, no debe ser olvidado el venezolano de a pie, el mismo que pierde el color político al verse obligado a peregrinar en busca de sustento. Es ese ciudadano, y todos los que a diario ya no vivimos, sino sobrevivimos esta realidad, el que requiere que se hable claramente, exponiendo los potenciales beneficios del carnet de la patria como paliativo (que los tiene), y más importante aún, las estrategias ajustadas a la realidad que permitan recuperar las libertades y derechos que caracterizan una vida en democracia.

El pueblo venezolano merece respeto y ese respeto pasa por la presentación de opciones viables para lograr encontrar salidas a la crisis, en lugar de un carnet ilusionista atado al chantaje y la exclusión Aragua y Venezuela requieren de proyectos orientados a la reactivación del aparato productivo, la recomposición del tejido social y un plan de rescate de los servicios públicos, esto sin dejar de lado la necesidad de combatir la corrupción y todo el entramado clientelar que pervierte la conducta de los ciudadanos.

El carnet de la patria aparece en la trágica comedia chavista como una falsa oferta distribuidora de la renta petrolera. Ante esto, las fuerzas democráticas y verdaderamente progresistas deben presentar opciones de desarrollo socioeconómico que saquen al país del atolladero en que se encuentra, generando una nueva conciencia social que promueva en los ciudadanos su papel preponderante en los cambios necesarios, retejer las relaciones sociales, combatir la violencia y el culto al malandraje y posicionar un liderazgo político comprometido y honesto. Frente al carnet de la patria como signo patético del fracaso del modelo chavista, Venezuela requiere y merece medida calidad de vida y paz, no circo ni medidas incoherentes y desesperadas que buscan el mantenimiento en el poder de un gobierno experto en crear y reproducir pobreza.

Ada E. Lugo

Niuman Páez.

(1). García, M. (2017). Ejecutivo: Registros del Carnet de la Patria serán los jueves, viernes, sábado y domingo. En: Noticia al Día. De Fecha: 31 de enero 2017. Disponible: http://noticiaaldia.com/2017/01/ejecutivo-registro-del-carnet-de-la-patria-seran-los-jueves-viernes-sabado-y-domingo/. [Consulta: 1 de febrero de 2017].

(2). Informe21. (2017). Preguntas y respuestas sobre el Carnet de la Patria. Disponible: http://informe21.com/economia/preguntas-y-respuestas-sobre-el-carnet-de-la-patria. De Fecha: 17 de enero 2017. [Consulta: 1 de febrero de 2017].

(3). Conoce qué beneficios genera el Carnet de la Patria. Notitarde. Versión Digital. De fecha: 31 de enero de 2017. Disponible: http://www.notitarde.com/conoce-que-beneficios-genera-el-carnet-de-la-patria/pais/2017/01/31/1046697/. [Consulta: 1 de febrero de 2017].