Todas las dictaduras han tenido cómplices, por acción u omisión, que les han permitido sostenerse. Desde el siglo XX a la fecha hemos tenido las de Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, cada una con sus características y complicidades. Todas han violado los derechos humanos y han sido corruptas. Cuando Gómez y Pérez Jiménez, las persecuciones fueron a dirigentes políticos y a críticos de cierta importancia. Con Chávez fueron más generalizadas y con Maduro se masificaron. Los cómplices aumentaron en esas mismas dimensiones.
Juan Vicente Gómez suspendió la elección que debía realizarse y expulsó a los miembros del Consejo Federal de Gobierno. Después, encarceló a distinguidos escritores y periodistas, a políticos de la generación del 28, y a quienes conspiraron para intentar derrocarlo. Contó con el apoyo o colaboración de distinguidas personalidades que realizaron una buena gestión. La excusa fue que el país requería ser pacificado. Designó como sucesor a Eleazar López Contreras, su ministro de Guerra y Marina, y por lo tanto cómplice de las persecuciones, quien para sorpresa de muchos realizó una excelente transición a la democracia.
El dictador Pérez Jiménez también cometió asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y exilios, y fue selectivo en sus persecuciones. Contó con el apoyo de quienes avalaron el fraude en la elección de la Asamblea Constituyente de 1952, entre ellos algunos profesionales como el destacado médico que presidió el írrito Congreso Nacional. La excusa fue el mal gobierno y fanatismo del trienio adeco 1945-1948. Venezuela siguió creciendo gracias a la inmigración y a la política petrolera. Fue mucho cemento y poca educación. Muy pocos militares ocuparon cargos civiles y los corruptos fueron contados.
Cuando surge Hugo Chávez la situación del país había cambiado. Ya la oposición no era solo de un grupo de políticos y de intelectuales, sino también de la clase media y media alta. Violó reiteradamente la Constitución, gobernó por decretos dentro de la Ley Habilitante que le aprobó la mayoría sumisa de la Asamblea Nacional. Es responsable por propiciar la masacre del 11 de abril del 2002, por encubrir numerosos asesinatos cometidos por sus paramilitares rojos, mal llamados colectivos, por el Sebin, guardias nacionales y por policías. Aplicó el apartheid laboral a los disidentes y persiguió a políticos, periodistas, militares, jueces, fiscales, trabajadores petroleros y expropió empresas sin compensación. Gradualmente se apoderó de la Asamblea Nacional, de los Poderes Judicial, Electoral y Moral. Tuvo apoyo popular, el país marchaba por el rumbo equivocado y contó con la complicidad de muchos que deben dar una explicación al resto de los venezolanos.
Nicolás Maduro carece del carisma de Chávez y ha tenido menos ingresos de divisas. Los servicios públicos se deterioraron por falta de inversión y de mantenimiento. Como consecuencia, las protestas se generalizaron y abarcaron todas las clases sociales. La crisis económica obligó a emigrar a unos ocho millones, con la consiguiente separación de las familias. Para mantenerse en el poder profundizó el totalitarismo y la represión. Incrementó exponencialmente la presencia de militares en cargos civiles, ascendió a muchos sin tener méritos y la corrupción se generalizó a niveles nunca vistos. Se apoya en el Poder Judicial, en el alto mando militar y en su Asamblea Nacional. En la última elección se valió del Consejo Nacional Electoral para inhabilitar candidatos, limitar el registro electoral y cambiar el resultado. Edmundo González le ganó por 3.915.000 votos. Su golpe de Estado fue muy burdo y no se percató que esta vez la oposición, encabezada por María Corina Machado, contaba con amplio apoyo popular y tenía una excelente organización. Ha tenido infinidad de cómplices por acción y por omisión. Quien lo apoye o permanezca mudo es un sinvergüenza que, por lo menos, debe ser sancionado moralmente por el resto de los ciudadanos. Se quedó sin apoyo nacional, ni internacional. Solo lo aceptan las otras dictaduras. Sus días están contados. Acta mata sentencia espuria. Edmundo es el presidente electo.
Como (había) en botica:
Provea denuncia que en los 16 días después de la elección han sido detenidos 2.400 ciudadanos. Siguen las desapariciones forzadas en contra del equipo de María Corina. Ahora les tocó el turno a Luis Isturiz y a su esposa Andriuska. También detuvieron a los periodistas Ana Guaita Barreto , Paúl León, Carmela Longo y a su hijo.
La policía de Nueva York otorgó el premio Ciudadano Destacado a los jóvenes Alexander Robles y Josnan Palacios, compatriotas alojados en un albergue, por capturar a sospechoso de un asesinato.
Lamentamos el fallecimiento del defensor de derechos humanos Carlos Nieto.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com