La propuesta brasileña de utilizar de manera sostenible la biodiversidad para impulsar la economía y combatir la pobreza ha ganado un apoyo significativo en el G20, siendo vista como un elemento clave para promover la seguridad climática y alimentaria. Este enfoque innovador ha sido discutido ampliamente entre las mayores economías del mundo, incluyendo la consideración de las perspectivas de las comunidades y los pueblos tradicionales.
Durante una reunión reciente en Manaos, la capital de Amazonas, la presidencia brasileña del G20 avanzó en la elaboración de principios de alto nivel sobre bioeconomía junto al resto de los países miembros. La iniciativa de fomentar la economía mediante el uso sostenible de la biodiversidad para reducir la pobreza y la desigualdad recibió un respaldo notable de los representantes internacionales.
«La bioeconomía representa precisamente la conexión entre nuestro inmenso poder natural y las personas que dependen de este entorno para su desarrollo y generación de empleo. ¿Cómo podemos avanzar hacia una economía donde el bosque genere resultados concretos para la sociedad amazónica, por ejemplo? Este tema es de gran importancia en el G20, ya que nos permite mejorar conceptos e integrarlos en el debate internacional de manera más consistente y consensuada entre países», destacó el embajador André Corrêa do Lago, secretario de Clima, Energía y Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
João Paulo Capobianco, secretario ejecutivo del Ministerio del Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil (MMA), resaltó que el consenso alcanzado por el G20 sobre los principios para la bioeconomía será invaluable para las futuras negociaciones sobre medio ambiente, sostenibilidad y la lucha contra la crisis climática. Esta colaboración es especialmente relevante de cara a la COP 30 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se celebrará en Brasil en 2025. «Estamos muy entusiasmados y optimistas con este trabajo. Nuestro equipo está profundamente comprometido en este esfuerzo conjunto», afirmó.
Además de Brasil, países como Australia y Canadá han realizado contribuciones significativas para incluir las perspectivas de las comunidades tradicionales en los principios que se están desarrollando en el G20. Esto implica reconocer el conocimiento tradicional y considerarlo en igualdad de condiciones con la ciencia convencional, desafiando la noción de superioridad de los países desarrollados en este tema.
Rodrigo Rollemberg, secretario de Economía Verde, Descarbonización y Bioindustria del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios (MDIC), subrayó el papel estratégico de la bioeconomía en la seguridad alimentaria, la mitigación del cambio climático y la transición energética global. «La bioeconomía es un instrumento fundamental tanto para la diversificación de alimentos a nivel mundial como para la producción de bioinsumos que promuevan una agricultura más respetuosa con el suelo y el agua. Además, juega un papel crucial en la producción de biomasa para biocombustibles y biofabricados de alto valor agregado, siendo extremadamente importante para la seguridad climática. Este enfoque promueve una nueva forma de cooperación entre los países, superando barreras y prejuicios, como los asociados a los biocombustibles brasileños», afirmó.
Corrêa do Lago enfatizó la importancia que cada país está otorgando a sus pueblos originarios, algo que nunca antes había ocurrido a este nivel. «Ha sido extremadamente interesante, incluso en el debate de ayer, observar la importancia que cada uno de los países está otorgando a sus pueblos originarios», subrayó.
Capobianco destacó que el gobierno brasileño está escuchando activamente a las poblaciones y comunidades tradicionales, especialmente a las indígenas, en temas cruciales para las medidas de preservación del medio ambiente y la transición ecológica en curso en el país. Estos temas se llevan a los debates con los países miembros del foro. «La estrategia y posición de Brasil van más allá del G20; es un espacio para el diálogo. El esfuerzo se realiza a nivel nacional. Los movimientos participan tanto en la definición como en la construcción de estrategias que abarcan nuestras vastas regiones y que son reconocidas mundialmente», concluyó.
La propuesta brasileña de una bioeconomía sostenible no solo promete beneficios ambientales, sino también sociales y económicos, marcando un paso importante hacia un futuro más equitativo y sostenible.
24 de junio 2024
Bieconomía