Aunque escribir, opinar y manifestar pública y pacíficamente en defensa de la verdad, hoy, al parecer y por los hechos, constituyen una aventura de alto riesgo que puede ocasionar, por terrorismo, prisión y enjuiciamiento, cuando no es desaparición física, me cuesta mucho ahogar mi verdad, que como nunca es la verdad popular de la inmensidad venezolana, con la excepción de una exigua minoría que aún detenta el poder y sus secuaces vividores de las prebendas que les da la fuerza del gobierno, que se consideran dueños del país y mienten mil veces con la pretensión de trasformar la falsedad en verdad.
La inmensa tensión y desbordante expectativa nacional tiene su origen en el desconocimiento monstruoso de la indiscutible y contundente voluntad popular expresada el pasado domingo 28 del pasado mes, con motivo de la elección presidencial, que de manera firme, inequívoca y determinante eligió a Edmundo González Presidente de la República con más del 70% de los votos válidos.
El presidente del Consejo Nacional Electoral, de manera personal e individual, anunció al país, sin respaldo alguno y de su imaginación truculenta, unas cifras absoluta y groseramente falsas, declarando ganador al candidato del régimen, creído, dentro de su elevado desquiciamiento, que lo condujo a patear la democracia, la justicia y la inmensa voluntad popular expresada en las urnas electorales, que su palabra es suficiente para designar al Presidente de la República .
Lo habían anunciado: “no salimos del poder con votos…” y ahora dicen que “ganamos y no presentamos ni entregamos actas”. Sume a ello la barbaridad amenazante de Maduro cuando dijo “si pierdo viene guerra y sangre”. Todo esto y otras antidemocráticas afirmaciones nos lleva a pensar que estamos en un régimen de fuerza brutal contrario a la democracia, a la libertad y a la justicia que venía cubriéndose de una tenue tela de democracia que se les cayó con la barbaridad cometida. Piense usted y califique la cualidad de régimen que tenemos.
La arremetida brutal es tan bárbara que algunos directores de grupos de la red han indicado que nos abstengamos de publicar notas “inconvenientes al régimen”, como vía de preservarnos y cuidarnos nosotros y los directores. Cuidado con autocensurarnos por temor, ello sería “tirar la toalla” teniendo la razón y ganando esta lucha. Sin dejar de manifestar y defender la verdad, no caigamos, menos fomentemos, violencia que es el terreno que favorece al régimen y donde propone dilucidar la disyuntiva.
Ellos ponen las armas y nosotros los muertos. Van más de 20 asesinados, más de 500 heridos y más de 900 detenidos con amenaza de juicio por terroristas. La verdad debemos sostenerla y defenderla en paz y diría más bien, con alegría, esperanza y optimismo porque ella, la verdad, se impondrá. Siempre la luz vence a las tinieblas y esta vez no será excepción.
Esta explosiva situación no se puede mantener ni sostener por mucho tiempo, ella debe presentar un desenlace muy pronto y será el triunfo de la justicia. Este régimen, por la monstruosidad cometida, perdió íntegramente al pueblo y todas las naciones libres del mundo lo cuestionan con severidad y le exigen pruebas fehacientes de las cifras que dan ganador a Maduro; no la presentarán porque no existen, todo es falso y fraudulento.
Después de la obscuridad de la noche siempre estará brillando el sol de la mañana. La noche está pasando y atisbamos la aparición del astro rey.