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Luciano Cordero

Opinión
Artículos de opinión
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Tiempo de lectura: 3 min.

El pasado 19 de marzo, día de San José, a las 10:45 p.m., falleció Emilio Luciano Cordero Casanova, mejor conocido simplemente como Luciano. El próximo 11 de septiembre se cumplirán 84 años de su nacimiento. De profesión Ingeniero Civil. El Colegio de Ingenieros del Estado Aragua recientemente le impuso un botón en reconociendo a sus 50 años de graduado. Durante las décadas de los setenta y ochenta se desempeñó en importantes funciones públicas entre las que destacan: Director de la zona del Ministerio de Obras Públicas (MOP) que comprendía los Estados Aragua, Carabobo, Guárico y Cojedes, Gobernador del Estado Aragua y Presidente del Concejo Municipal del Distrito Girardot (Maracay). Fue un servidor público por excelencia y de sobrada capacidad, asumió su responsabilidad como un apostolado donde dejó una indeleble huella de progreso y bienestar colectivo. Prefirió vivir con el sueldo de funcionario público y no dedicarse al ejercicio privado que le podía proporcionar muchísimos más ingresos económicos. Prefirió servir y no servirse. Pensó y actuó más por los demás que por sí mismo.

Luciano fue un volcán de ideas, fue muy creativo y tenía una imaginación que volaba a gran velocidad. El Teatro de la Ópera de Maracay, que se inició en tiempos de Juan Vicente Gómez, se concluyó durante su gestión y se inauguró el 19 de marzo de 1972. El Parque Bicentenario de Maracay fue su idea, la avenida Casanova Godoy también fue suya, construyó varios desarrollos habitacionales, calles, avenidas, alcantarillados, puentes y edificaciones escolares, fue el propulsor para declarar el 5 de marzo como día de Maracay y muchísimas obras civiles en el Estado tienen su impronta que disfrutamos hoy. Fue un servidor público además de eficaz, probo y honesto a toda prueba. Estoy seguro que dejó sus responsabilidades públicas en inferiores condiciones económicas personales a las que tenía cuando se inició. Resalto la eficacia y honestidad que no aparecen por ningún lado en este régimen.

Luciano y yo sostuvimos una amistad fraterna y extraordinariamente solidaria por más de sesenta años y como cosa extraña nunca tuvimos desavenencias. Siempre coincidíamos en lo social y en lo político y partidista. Fue un copeyano ejemplar que siempre aportó ideas y trabajo al colectivo, en los últimos años hablábamos de su preocupación por la desunión interna y nunca tomó carta en el desagradable y nada edificante torneo interno, siempre levantó las banderas de la unidad y de la colectividad en su totalidad. Fue por muchos años director de estrategia y de cómputos electorales del COPEI de Aragua. Recuerdo los resultados de las elecciones de diciembre de 1968, nos encontrábamos a la media noche de ese día en las oficinas del "viejo" Casanova (padre de Joseíto, el pocho) que llamábamos "la cuevita" y que Don José amablemente nos prestó para que funcionáramos desde allí. Para entonces eran candidatos a la Cámara de Senadores de la Republica por el Estado Aragua, entre otros, Ramón Narváez por Acción Democrática, Godofredo González por COPEI e Ildegar Pérez Segnini, que acababa de salir de la Gobernación del Estado, por el MEP y que gozaba de una inmensa popularidad y todos daban por electo. Luciano llamó por teléfono a Narváez para informarlo de su elección y éste le respondió que no estaba para bromas, no lo creía, más adelante le agradeció la noticia que despejó su incertidumbre. Fueron electos Godofredo González y Ramón Narváez.

Como dijimos, Luciano fue un volcán siempre en erupción de ideas y ello lo llevaba con mucha frecuencia a hablar mucho, quizás no solo para exponer sus puntos de vistas sino como para desahogarse de la montaña de ideas que contenía su prolija mente. Una vez recuerdo haberle formulado, siendo Gobernador del Estado, una sugerencia que agradeció, le dije, cuando te solicitan audiencia es porque quieren que los escuche y no debes ocupar todo el tiempo en que el solicitante te escuche. Por supuesto luego mejoró notablemente la relación.

Con la ida física de Luciano perdemos una mente esclarecida y una voluntad siempre decidida para el servicio a los demás. Roguemos al Señor Todo Poderoso lo reciba y transmita resignación y comprensión a su esposa, hijos, hermanos, nietos y demás familiares y amigos que ya no podremos disfrutar de su presencia orgánica, pero si espiritual que siempre nos acompañará.

Nos unimos en oración para que su alma que vuela hacia el cielo llegue cuanto antes, para que desde esa divina dimensión continúe ayudándonos y colaborando. Dios lo llamó cuando tal vez era más necesario que nunca entre nosotros, a lo mejor lo requirió para tenerlo a su lado e intercambiar ideas y explorar más sobre la fe que para Luciano fue inquebrantable. Comprensión y paz para todos, especialmente para sus familiares, amigos y compañeros de COPEI.