Hoy, cualquier noticia nos afecta en mayor o menor grado. Hay pocas neutras. ¿Quién hubiese pensado que la invasión del genocida Putin a la lejana Ucrania pudiese ocasionar aumento de los precias de fertilizantes y del trigo? Hasta hace relativamente poco tiempo casi no había noticias procedentes de venezolanos en el exterior, ya que pocos compatriotas se aventuraban allende nuestras fronteras. Francisco de Miranda fue un precursor de nuestra independencia y en cuanto a noticia fuera de nuestras fronteras. Le siguió Simón Bolívar por su gesta libertadora de cinco países. Después de nuestra independencia y hasta mediados del siglo XX, las noticias locales fueron casi siempre malas. Guerra Federal, montoneras, hambre, paludismo, gobiernos autocráticos o claramente dictatoriales. Ahora, en Venezuela abundan las buenas y malas noticias procedentes de compatriotas en el exterior y, desde luego, las generadas localmente.
Durante la segunda y tercera décadas del siglo XX, las noticias del exterior reseñaban la actuación destacada de dos venezolanas. Una de ellas, Teresa Carreño, fallecida en 1917, compositora, cantante de ópera, excelente pianista y mujer de avanzada. La otra fue Teresa de la Parra, célebre autora de Ifigenia, fallecida en 1936. Ambas mujeres del área cultural. Por el contrario, los dos hombres que fueron noticia en esa época eran de armas tomar ¿alguna sorpresa? Uno de ellos fue Rafael de Nogales Méndez, tachirense fallecido en 1936, aventurero que peleó bajo la bandera otomana. El otro fue Rufino Blanco Fombona, caraqueño belicoso, fallecido en 1944, escritor, embajador y gobernador de una provincia española.
A mediados del siglo XX, la exitosa campaña contra el paludismo, realizada por Arnoldo Gabaldón y Arturo Luis Berti, fue noticia mundial. Además, otros tres compatriotas fueron noticia en el exterior, donde estaban exiliados por la dictadura de Pérez Jiménez. Un poeta, un escritor, un político y un militar. El poeta fue Andrés Eloy Blanco, autor del premiado Canto a España, fallecido en México en accidente automovilístico. El escritor, Rómulo Gallegos, nuestro destacado novelista y expresidente de la República derrocado en 1948, quien vivió años de destierro en México. El político fue Rómulo Betancourt, expresidente de la República y autor del libro Venezuela, política y petróleo, quien fue noticia en el exterior por los atentados fallidos de asesinarlo, sus prédicas en contra de las dictaduras y su lucha contra el castrocomunismo. Por cierto, Carlos Canache Mata acaba de publicar un libro sobre este polémico compatriota, muy combatido en los años sesenta, pero hoy reconocido por su defensa de la democracia. El militar fue el teniente León Droz Blanco, vilmente asesinado en Barranquilla por un esbirro de la Seguridad Nacional. Cuando joven, tuve la suerte de conocer y conversar, desde luego muy brevemente, con Gallegos y con Betancourt, y de compartir durante varios meses con Droz, exiliado en Trinidad. En las décadas siguientes, llamaron la atención del mundo la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni y posteriormente el proceso de estatización, así como la apertura e internacionalización de nuestra industria petrolera.
Ayer, las noticias en el exterior referentes a Venezuela eran graneadas y pocas veces eran el titular de un periódico. Hoy, son innumerables las buenas y malas noticias generadas por compatriotas fuera de nuestras fronteras. Entre las primeras, destacan la excelente labor cumplida por científicos, médicos, escritores, músicos, deportistas, artistas plásticos, periodistas, artistas de cine y televisión, chefs y políticos. ¿Y en Venezuela, hay buenas noticias? Sí las hay. Tenemos muchos casos de compatriotas que siguen luchando por la democracia, que prestan servicios de voluntariado, que recaban y divulgan información sobre las violaciones a los derechos humanos. Profesores y maestros que siguen enseñando a pesar de los míseros sueldos. Científicos que siguen investigando. Agricultores que luchan contra viento y marea para producir nuestro alimento
Lamentablemente, también abundan las malas noticias, como las penurias que pasan nuestros compatriotas al atravesar a pie las trochas verdes, la selva del Darién, el rio Bravo, desiertos chilenos y montañas andinas; muchos son asaltados y son objeto de xenofobia, lo cual es comprensible por lo masivo de la migración. Sin embargo, también hay actos de gran generosidad por parte de los habitantes de los países receptores. Seis millones de venezolanos se vieron obligados a emigrar por culpa del régimen de Maduro, hay presos políticos, las torturas son un procedimiento rutinario en las ergástulas del régimen, la inflación devora cualquier salario, el sistema de salud, la educación, suministro de energía eléctrica y de agua están por el suelo.
También son malas las noticias provenientes del sector político, el cual no logra acuerdos para enfrentar al totalitarismo. Es el colmo que en un evento internacional surjan las diferencias que dividen a nuestros dirigentes. Desgraciadamente, estas diferencias también existen entre los ciudadanos de a pie, que a diario discutimos si se debe votar en las actuales condiciones electorales o es mejor abstenernos. Muchos no aceptan que, a falta de otra opción viable, la vía electoral es la apropiada, a pesar de los obstáculos colocados antes, durante y después de los comicios. Las otras, que ojalá se dieran, son solo buenos deseos.
Los ciudadanos estamos ávidos de buenas noticias en nuestro terruño. Es utópico esperar que provengan de alguna acción del régimen. Necesariamente deben producirse en el seno de los partidos políticos y de la sociedad civil. Confiamos en que recapaciten.
Como (había) en botica:
Le deseamos éxito al diputado Omar Barboza, nuevo Secretario Ejecutivo de la Plataforma Unitaria. Ojalá demuestre firmeza ante el régimen y logre que, al menos, se pacte un acuerdo de no agresión entre los dirigentes de la oposición.
Hildebrando Martell fue un ciudadano ejemplar y un excelente director de Lagoven, una de las filiales de Pdvsa. Lamentamos su partida. Me apoyó mucho en las actividades de Palmaven. Mi sentido pésame a su familia.
Manuel Pérez Glesiano fue un apreciado compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol, que descanse en paz.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!