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Oro de sangre: el exterminio del Sur

Opinión
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Tiempo de lectura: 4 min.

El régimen está exterminando a los habitantes y parte del territorio al sureste del Orinoco. Esa devastación es básicamente para conseguir apoyo político de otros países y para beneficiar a un grupo de militares y civiles corruptos. Los ingresos por la explotación de minerales no son significativos para la nación. Masacre de la población indígena, destrucción de bosques, pérdida de biodiversidad, disminución del caudal de las aguas y contaminación de las mismas, afectación de la generación de energía hidráulica y destrucción de los suelos constituyen un coctel macabro que no ha tenido repercusión mundial. Solo unos pocos compatriotas se han ocupado de denunciar esta situación. El excelente documental Oro de sangre es una importante contribución al respecto. Del mismo tomamos las siguientes notas.

Juvencio Gómez, nuestro compatriota de la etnia pemón ha denunciado los asesinatos y atropellos a los pobladores del llamado Arco Minero, denominado apropiadamente “Antro Minero” por el distinguido ingeniero Adalberto Gabaldón. Por su valiente actuación, Gómez y otros compañeros tuvieron que solicitar asilo en Brasil. En las violaciones a los derechos humanos participan efectivos de nuestro ejército y de la Guardia Nacional; en los atropellos también interviene la guerrilla colombiana y bandas de delincuentes.

Como es sabido, los bosques cumplen una función importante en mantener la biodiversidad, permiten captar el CO2, factor de primer orden en el aumento de la temperatura de nuestro planeta, evitan la erosión de los suelos y facilitan la infiltración del agua de lluvia para recargar los acuíferos. Además, son fuente de sustento de parte de nuestra población autóctona. Al disminuir el caudal de las aguas de los afluentes del Orinoco se afecta la generación de energía eléctrica que surte a gran parte de Venezuela y que es de vital importancia para nuestras industrias del aluminio y del hierro. Reforestar esos suelos es difícil, ya que son pobres en fertilidad y tienen una capa vegetal muy superficial que se pierde rápidamente al quedar expuesta. La contaminación de las aguas por cianuro y mercurio para la extracción del oro está afectando a los humanos y a la fauna acuática.

Si lo anterior es evidente, ¿por qué el régimen decidió destruir esos bosques para extraer oro, diamantes y quizá coltán? El documental mencionado y otras opiniones señalan que el motivo no es generar ingresos para la nación, sino favorecer la presencia de los gobiernos autocráticos de Irán, Turquía, Rusia, China y Cuba, que apoyan a Maduro. La alianza macabra, como acertadamente la llamó Miguel Henrique Otero en su presentación del foro sobre el documental. Además, es evidente que los militares que están en la zona se aprovechan del oro y diamantes para enriquecerse. Es decir, que para favorecer a estos grupos se está cometiendo un crimen en contra de nuestra población nativa y de nuestros recursos naturales renovables.

En muchos países hay dictaduras. Todas violan los derechos humanos. La de Venezuela no es la excepción, con la particularidad de que está destruyendo una parte importante de nuestro territorio y comprometiendo la posibilidad de lograr la estabilidad y futuro crecimiento de nuestra generación de energía mediante una fuente renovable, que permitiría una ventaja competitiva para reactivar nuestras industrias de Guayana que hoy están en la carraplana.

Este es un tema de importancia mundial, ya que hay una creciente sensibilidad hacia la necesidad de proteger a las poblaciones autóctonas que han sido maltratadas a través del tiempo. Además, la destrucción de bosques tropicales afecta a todo el planeta. Por ello, nuestros dirigentes políticos y la sociedad civil deben poner empeño en denunciar este hecho, presionar para que cese esta devastación y lograr que el entorno internacional condene al régimen. Es un caso que tiene similitudes con los “diamantes de sangre” en África. Ambos casos ameritan que se aplique un Proceso Kimberly de Certificación que debe ser modificado, ya que es ambiguo.

En Venezuela son varias las instituciones y personas que estudian esta situación y hacen denuncias. Citar siempre tiene el inconveniente de que se cometen injusticias al olvidar nombres. Sin embargo, no podemos obviar algunos que participaron en el documental. Adalberto Gabaldón, Alexander Luzardo, Américo De Grazia, Horacio Medina y la joven Alicia Moncada, defensora de derechos humanos.

Oro de sangre, es un excelente e impactante documental de quince minutos que denuncia el exterminio de una franja de miles de hectáreas al sureste del Orinoco. Felicitaciones a sus directores Thaelman Urgelles y Juan Urgell, así como a Malena Roncayolo, su productora. Ojalá puedan conseguir apoyo para el largo metraje que amerita el tema y que ellos tienen en mente.

Como (había) en botica:

En Canadá, el miembro del Parlamento Pierre Poilievre fue electo como líder del partido conservador, hoy en la oposición. Está casado con Anaida Galindo, nacida en Venezuela. Anaida emigró a Montreal cuando tenía ocho años. Tiene un grado universitario en comunicación, es cofundadora de la empresa Pretty and Smart, habla español, inglés y francés. Forman una pareja que tiene carisma. En algún momento, Pierre será Primer Ministro.

¿Quién dice la verdad sobre los casos de corrupción? Rafael Ramírez acusa a Nicolás Maduro y a su entorno. Tarek El Aissami señala a Rafael Ramírez y su grupo. Como dice Laureano, ambos dicen la verdad.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com