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Partidos políticos venezolanos: ideas para su reinvención

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Conclusión: ¿Una cuarta generación de partidos?

Valdría la pena concluir el presente documento identificando varias interrogantes y esbozando sus posibles respuestas.

¿Está pasando el tiempo de los partidos? Definitivamente no. El planteamiento de “una democracia sin partidos” habla de sociedades con dificultad para entender cabalmente el significado de la democracia y, dentro de ella, el de los partidos políticos. Tales organizaciones tienen una razón de ser. Les corresponde a ellas, para decirlo en una frase, preparar gobiernos alternativos. Esto implica darle forma a visiones del país y socializarlas de la manera más amplia posible; identificar y articular posiciones e intereses; preparar a los eventuales gobernantes y legisladores; seleccionar candidatos a cargos de representación pública y participar en elecciones. Otras organizaciones podrán atender algunas de estas tareas pero sólo los partidos pueden y deben ocuparse de todas ellas.

¿Podrían cumplir debidamente los partidos con sus funciones? Sí. Se han mostrado varios de los problemas que estas organizaciones han enfrentado y enfrentan pero, así mismo, se han descrito algunos de los cambios que vienen impulsando o podrían impulsar y que les permitirían realinearse con las demandas y expectativas de la sociedad. Cabe destacar, sin embargo, que la reinvención de los partidos es un proceso que debe ser impulsado no sólo desde su interior sino también, desde fuera de ellos, por los sectores más avanzados y dinámicos de la sociedad democrática.

¿Qué ocurría si, a pesar de todo, los partidos no logran reinventarse? Que la sociedad se fraccionaría en innumerables grupos de interés. No se está afirmando, desde luego, que tales grupos sean ilegítimos ni tengan derecho a expresarse. Lo que se plantea es que en ausencia de los partidos políticos –reinventados, no los actuales– nadie estará cumpliendo la función de articular los intereses particulares con base en programas de gobierno. Surgiría entonces, progresivamente, una dinámica de facciones, de innumerables grupos enfrentados entre sí e intentando capturar al Estado . En un contexto de ingobernabilidad como ese más de uno pensará que la solución sería un régimen de fuerza que imponga el orden o, en otras palabras, una dictadura. Así pues, la democracia de partidos representa el equilibrio entre una sociedad de facciones ingobernables, por una parte, y un régimen dictatorial, por la otra.

¿Surgirá en Venezuela una cuarta generación de partidos? Es probable que no en los próximos años. Da la impresión de que el fracaso del proyecto neocomunista y la recuperación de la normalidad democrática en Venezuela, traerán aparejada la transformación de varias organizaciones políticas hoy existentes. La reinvención de los partidos será, para muchos de ellos, cuestión de “vida o muerte”. Varios líderes políticos verán allí una oportunidad para canalizar su acción emprendedora. Esto no implicará, por supuesto, que no surja algún otro partido asociado a alguna figura pública. Pero esto no será suficiente para hablar, con propiedad, de una cuarta generación de partidos. Lo que se alcanza a visualizar, en definitiva, es la reforma, más o menos profunda, de varios partidos políticos. No debe olvidarse, sin embargo, que la mejor manera de predecir el futuro es creándolo. Por ello, la reinvención de los partidos, más que predicción, es tarea colectiva a la que es necesario contribuir.

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