El primer terremoto tuvo origen telúrico, hizo aflorar lo mejor de los venezolanos y, años después, desencadenó una actividad que cambió a nuestro país. El segundo, fue por causa antrópica, asomó las peores cualidades de nuestro pueblo y asoló casi todo, menos la esperanza y voluntad de reconstruir. El 18 de mayo, hace 158 años, tuvo lugar un terremoto en el Táchira que hizo brotar petróleo en una finca y despertó el espíritu empresarial de distinguidos tachirenses, quienes crearon la compañía Petrolia del Táchira. El otro terremoto ocurrió en 1998, cuando se cometió el error de elegir a un personaje experto en demoliciones. La reconstrucción de Venezuela pasa, entre otras cosas, por salir del régimen y por rehabilitar nuestra industria petrolera.
Con respecto a esto último, la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV organizó un foro presentado por Rómulo Frías, quien aseveró que, ante el empobrecimiento del país, se requiere que nuestra industria petrolera desarrolle todo su potencial. De allí su invitación a presentar propuestas a conocedores del tema.
Humberto Calderón Berti señaló que el petróleo fue factor fundamental en la modernización del país. El éxito logrado por Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el período 1976 al 2002 se debió a que el proceso de nacionalización se produjo con mucho consenso, estableciendo a Pdvsa como casa matriz no operadora, responsable de planificar, coordinar y realizar la gestión financiera. El ministerio de Energía y Minas dictaba y discutía con Pdvsa los lineamientos de la política a seguir, aprobaba los planes y resultados. El Estado no tiene recursos suficientes para aumentar la producción y poner a funcionar las refinerías. Reconstruir la Pdvsa anterior es inviable. Sin embargo, contar con Pdvsa es imprescindible, al menos en una primera etapa, ya que es lo único que tenemos para generar divisas. Para ello debe redimensionarse y desprenderse de empresas que realizan actividades no relacionadas con los hidrocarburos, todas ellas quebradas. La mayor inversión y actividad tendrá que venir del sector privado. Hay que modificar la Ley de Hidrocarburos. El Estado no debe ser empresario.
Rafael Gallegos mencionó que el petróleo seguirá teniendo un rol preponderante en la matriz energética mundial, quizá unos 25 años en los países desarrollados y unos 50 en los subdesarrollados. Incluso, si mejoran las tecnologías de captura y secuestro de CO2, podría ser mucho más. Nuestra producción podría ser de un millón de barriles por día de petróleo liviano y mediano y de tres millones provenientes de la Faja del Orinoco. Será imprescindible una amplia apertura al sector privado, tal y como existe en México, Brasil, Colombia y Argentina. Se requiere una nueva ley de hidrocarburos, una agencia independiente de energía, establecer regalías flexibles y que, tanto estas, como los impuestos, sean destinados a inversión. Presentó los escenarios de estatización, apertura y privatización, recalcando que es un falso dilema el de estatización versus privatización. Es partidario de una Pdvsa más pequeña y recalcó que la soberanía no implica que la industria petrolera sea operada por el Estado.
Rafael Quiroz enfatizó que no hay que entregar la industria petrolera al sector privado, ya que el Estado debe tener control de la producción y de los precios, componentes básicos de la geopolítica. Sin embargo, está de acuerdo en que es imprescindible la inversión privada, ya que se requieren unos 25.000 millones de dólares al año, durante diez años, para llegar a producir unos tres millones de barriles por día. Calificó de mentira afirmar que tenemos las mayores reservas petroleras del mundo. Mencionó que entre los países productores ocupamos el puesto número 13 en reservas probadas, pero que de todos modos son cuantiosas. Estados Unidos tiene siete cuencas petrolíferas más grandes que la Faja del Orinoco. Recalcó que hay 38 empresas mixtas en la Faja, casi todas paralizadas esperando el aporte que le corresponde a Pdvsa. El costo de producción en la Faja está entre 28 y 35 dólares por barril, mientras en el caso de crudos convencionales es de solo 7,85 dólares. El precio promedio de nuestra cesta de exportación es de 18,50 dólares por barril.
David Morán expuso la necesidad de reestructurar las empresas del Estado, explorando mecanismos de transferencia de activos al sector privado, así como instrumentos de participación de los trabajadores. Preservar la propiedad de la nación sobre los yacimientos de hidrocarburos, maximizar producción de petróleo y de gas, permitir la participación de empresas internacionales, establecer subsidios directos. Recalcó los problemas de declinación de la producción, destrucción del sistema de refinación, incumplimiento de estándares de seguridad higiene y ambiente, corrupción y quema excesiva de gas. Se debe ir a un modelo de libre mercado. El petroestado y estatismo fueron un desastre. El mayor Producto Interno Bruto por habitante se logró en la etapa concesionaria de 1957. Nuestra participación en producción de crudo a nivel mundial fue de 13,5 por ciento en 1960 y de solo 0,91 en el 2021. El monopolio estatal de Pdvsa debe ser concesionado o privatizado, con adecuada fiscalización estatal.
Elio Pepe Trifance recalcó lo perjudicial que son las tendencias totalitarias. Enfatizó que el país requiere cuantiosos recursos para su recuperación, la necesidad de generar suficiente renta y de un nuevo sistema productivo.
De este y otros foros, este escribidor de cuartillas concluye que hay cierto consenso alrededor de este tema: el Estado no tiene, ni tendrá suficientes recursos para reactivar la industria petrolera, por lo que se requiere inversión y presencia de petroleras con músculo financiero y tecnológico. A mediano plazo es imprescindible contar con una Pdvsa de menor tamaño, después se verá si la misma puede y debe mantenerse. El Estado tiene muchos medios para controlar las compañías que vengan y hay experiencia en el pasado. Tenemos recursos humanos para contribuir a reconstruir las ruinas ocasionadas por el terremoto que tuvo su mayor intensidad en el 2003 con el despido de 726 ejecutivos y gerentes, 12.371 profesionales y técnicos, 5.659 operadores, artesanos y mantenedores, además de unos 2.500 trabajadores de diferentes niveles de la empresa mixta Intesa.
Como (había) en botica:
Lamentamos el fallecimiento de Franklin Patiño, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!