
El régimen acaba de anunciar, el pasado 23 de marzo, la reducción de la jornada laboral, prácticamente a día y medio a la semana. Lo hizo argumentando el cambio climático global y la sequía en la región andina, sin decir en que afecta ello a la generación y distribución de la energía eléctrica de la represa del Guri, la de Uribante Caparo y a Planta Centro.
Chávez autorizó la inmensa cantidad de 30.000 millones de dólares para resolver el problema de la energía eléctrica del país, ¿Qué se hizo con esa gigantesca suma de dinero?, hasta hoy nadie lo sabe, pero si sabemos que con esa cantidad se le podía dar electricidad a tres veces Venezuela y mientras tanto seguimos sufriendo de la peor crisis de electricidad de todos los tiempos y los reales quién sabrá dónde están.
Cuando se produce una reducción laboral tan drástica como la anunciada, necesariamente se presenta una profundización de la ya inmensa crisis económica que confrontamos, la caída será estrepitosa con el grave aumento del estado de necesidad, de pobreza y de hambre de todos.
¿A quién se le ocurre una reducción tan drástica de la jornada laboral, sin justificación alguna por carecer de razones valederas, en medio de la honda crisis que sufrimos?, pensaba que a nadie, pero como siempre hay excepciones, estamos en presencia de una de ellas.
Esta reducción, como es lógico esperar, descenderá nuestro Producto Interno Bruto (PIB) ya en niveles críticos y como todos sabemos, ello afectará muy negativamente nuestra economía que se encuentra en estado de gravedad avanzado. Como todos conocemos, cuando el PIB de un país disminuye, la actividad económica se reduce y ello se debe a que se contraen la producción, el consumo, la inversión y por supuesto la recaudación tributaria.
También se presentará una disminución del empleo, ya en un nivel crítico y muy grave; disminución de los flujos de dinero y el alarmante deterioro de la calidad de vida de todos ya en Estado también de gravedad aguda. Así que vamos a sufrir una mayor depresión que será muy severa. Preparémonos para tiempos más duros y difíciles.
La necesidad y urgencia del cambio se hace inminente para cuanto antes frenar la caída a lo más hondo del barranco.