Pasar al contenido principal

Salón Epiléptico

Opinión
Artículos de opinión
Artículos de opinión
Tiempo de lectura: 2 min.

Con su pinta dominguera, regresaban a su barrio los diputados comunales recién electos para la Asamblea Constituyente. ¿Cómo les fue? Preguntaban a su paso, todos los panas.

-Del carajo, el acto de juramentación lo hicieron en el Salón Epiléptico del Palacio Legislativo, respondió uno de ellos.

No seas bruto vale, le replicó uno del barrio. Se dice “Heliptico”.

Tú también estas pelao, dijo otro miliciano. Es sin “H”.

-Bueno, es la misma vaina por que la “H” es muda.

Échennos el cuento y déjense de esas correcciones ortográficas que nosotros los entendemos perfectamente.

Así es mi pana. Déjame decirte, que lo primero que ocurrió en ese acto, fue la limpieza de la zona que hizo nuestro camarada Bladimir Lugo en su condición de Comandante de la Guardia Nacional Bolivariana del Palacio Legislativo. No dejo que ningún oligarca terrorista de la Asamblea Nacional se acercara a menos de 500 metros de donde estábamos nosotros. Y si se les ocurría sabotearnos el acto le íbamos a dar con todo. Bombas, plomo, palos y coñazos pa que sepan quienes mandan en este país.

Luego, con la tranquilidad del caso, al sentirnos protegidos por los camaradas de la guardia, procedimos a nuestro ingreso al Salón…¿cómo es que se dice?...Elíptico sin “H”…le sopló uno de los presentes. El espectáculo fue apoteósico. 545 diputados constituyentistas marchamos hacia el salón portando gigantescas serigrafías de El Bolívar revolucionario con su rostro mulatón y del Difunto Eterno. Una vez instalados, procedimos solemnemente a cambiar los cuadros de Tito Salas por que el Bolívar allí dibujado no representa a nuestra esencia revolucionaria afrodescendiente. Esas pinturas de Salas reflejan a un Bolívar blanquito y de rasgos españoletos.

También, procedimos a cambiar las figuras de Justicia y Libertad, elaboradas por Eloy Palacios, que estaban a la entrada, por las de Maikel Moreno y Cilia Flores.

Nuestra lucha por el cambio revolucionario era indetenible. En el Salón Rojo, sustituimos de inmediato ese libro lleno de polillas “El Acta de Declaración de Independencia” por una combinación revolucionaria de El Árbol de las Tres Raíces y una ramita del Samán de Güere” y en la cúpula oval de ese lugar, donde está representada la Bandera Nacional le colocamos a brochazo limpio la octava estrella.

En el Salón de los Símbolos, nos dejamos de vaina y le enderezamos el pescuezo al caballo del Escudo Nacional.

El camarada Diosdado, anunció ese día que su oficina iba a estar ubicada en el Salón Tríptico, por que históricamente ese sitio era el despacho del Presidente de la Republica. Nos dijo a todos los presentes, que su primera decisión será la de quemar en una hoguera revolucionaria todas las Constituciones Originales de la vida republicana de Venezuela para darle paso a la verdadera y única Constitución Revolucionaria que será la aprobada por la Asamblea Constituyente Comunal. Y que ese cuadrito de Tovar y Tovar, referido a la firma del Acta de Independencia, será sustituido por uno elaborado por Farruco Sesto, en el cual apareceremos los firmantes de la nueva constitución.

Mira pana, disculpa que te interrumpa, pero, en verdad yo creo que todos ustedes estaban era en el Salón Epiléptico…..lo que están es locos e’ bola.