¿Puede el régimen político venezolano acabar con la vida en el planeta? La respuesta es sí. Hay regímenes a los que si la humanidad no les pone límites, son capaces de acabar con ella. En el caso de Venezuela no será una invasión a Polonia ni la conquista militar de los países vecinos. Nuestros militares manejan formas más sutiles de invasión y las rayas que nuestros vecinos verán en el piso no serán precisamente la de las orugas de nuestros tanques, que de paso no tienen gasolina para moverse.
La amenaza puede venir por otro lado. El frágil equilibrio del ecosistema planetario podría recibir un fuerte impacto destructivo como consecuencia de la mezcla de incapacidad y ambición que caracteriza al susodicho.
Hablemos, por ejemplo, de la crucial importancia de la selva amazónica en la configuración del clima mundial. Sus árboles realizan intercambios con la atmósfera que mantienen el equilibrio del planeta absorbiendo millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que permite atenuar el efecto invernadero.
También es relevante la producción de agua dulce que, gracias a la Amazonia, recibe el planeta. La extracción de oro en Venezuela y el control del sur del país por criminales mundiales de todas las especies y raleas, no acabará en la Amazonia venezolana.
La capacidad de expansión destructora de nuestro régimen y sus inconscientes aliados no es desestimable. Se le da y muy bien eso de construir desiertos, espirituales y físicos. La destrucción de la selva venezolana podría ser la cabecera de playa, el día D del fin de la Amazonia como pulmón vegetal del planeta. A los que argumenten que esto es una exageración, les comento que hace 20 años muchas cosas nos resultaban imposibles a los venezolanos.
La otra amenaza al ecosistema mundial proviene de la incapacidad en el manejo de la industria petrolera. Alguna vez nuestra principal industria fue envidia del mundo, Pdvsa era de las principales empresas del planeta y la producción petrolera venezolana tenía relevancia mundial. Parte de la tarea del régimen –realizada fundamentalmente por ese personaje “rojo rojito” que hoy se hace pasar por adalid de la libertad venezolana– fue la de eliminar de la industria petrolera venezolana todo vestigio de inteligencia, formación, preparación y capacidad.
La destrucción de la industria petrolera venezolana, cosa que parecía imposible también, ya se ha llevado a cabo. El país con mayores reservas petroleras del planeta no tiene combustible.
Consecuencia del mal manejo de la industria han comenzado a verse las tragedias ecológicas producto de derrames petroleros como el más reciente en las costas de Falcón, derrames terrestres, incendios y explosiones en instalaciones petroleras, etc. Estas tragedias Irán en aumento.
Las islas del Caribe que sustentaron el régimen político venezolano, serán las primeras víctimas, pero inevitablemente los desastres serán cada vez más frecuentes y de mayor alcance, se expandirán como el aceite sobre el agua.
A lo que voy: ya no solo a los venezolanos nos conviene que finalice esto, sino también a la humanidad entera si quiere sobrevivir. No desestimen nunca la capacidad destructora de quienes llevan años de entrenamiento en ello.
Debemos aunar esfuerzos, nacionales e internacionales para que Venezuela retome el camino de la democracia y la libertad. Si quieren no lo hagan por nosotros, a fin de cuentas, nuestras vidas parecen no importarles tanto, pero piensen en los delfines y las ballenas, ¡háganlo –al menos– por ellos!
Twitter: @laureanomar