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Opinión

Quedaron atrás los tiempos en los que la estabilidad política en América Latina era jaqueada por golpes militares. Sin embargo, no con ello acabó la inestabilidad. Ahora deriva, más bien, de la “caída libre” de legitimidad de ciertos liderazgos políticos con lo que su contenido es diferente y el resultado, acaso, más impredecible.

Son vertiginosos los ritmos en los que, al perder legitimidad, los liderazgos colapsan velozmente, sin pena ni gloria. Esto genera escenarios y cursos de salida distintos de los que derivaban de los cuartelazos y los golpes de antaño. Prevalecen las salidas constitucionales en lo que hay varios ejemplos recientes.

Para mencionar solo dos, vale recordar lo ocurrido en Guatemala con Pérez Molina y en el Perú con Kuczynski. En Guatemala, una investigación sobre corrupción puso hechos graves en evidencia y el clamor popular —al grito de “yo no tengo presidente”— precipitó la renuncia de Pérez Molina, al que sucedió un Gobierno de transición y nuevas elecciones.

En el Perú la renuncia de Kuczynski, después de escasos 20 meses de presidencia, tampoco fue por un “golpe” por el colapso de su legitimidad, dada la inoperancia de su Gobierno y por las alegadas revelaciones de conflictos de interés con Odebrecht de cuando fue ministro de Economía (situación aprovechada por la mayoría opositora en el Congreso). Asumió la presidencia su primer vicepresidente, Martín Vizcarra, en ese instante personaje poco conocido para la mayoría de la población. Lo ocurrido esta semana en el Perú es un poco más de lo mismo pero en una dinámica distinta.

Distinta, porque en este caso las fichas se han movido de otra forma; lo mismo porque, otra vez, la clave está en la crisis de legitimidad, pero más bien la del Congreso. De un lado, se ha fortalecido —al menos temporalmente— la legitimidad y apoyo al nuevo presidente. Un discurso presidencial enérgico contra la corrupción, que en el Perú no se escuchaba desde la presidencia de Valentín Paniagua en el Gobierno de transición (año 2000), subió su aprobación al 45 %.

Por otro lado, el colapso de la legitimidad de Keiko Fujimori (KF) y de su mayoría parlamentaria. Por un abstruso sistema electoral, en el 2016, con poco más del 38 % de la preferencia electoral, el grupo de KF pasó a tener más del 70 % de los representantes parlamentarios. Con ese trasfondo, que la desaprobación a KF sea ahora de más de 80 % dice mucho de cómo están las cosas. Una agenda —la de KF— concentrada en escarceos parlamentarios contra el Gobierno (antes PPK, ahora Vizcarra), sin señal alguna de una temática sustantiva en asuntos como la anticorrupción o la delincuencia, explica el colapso de su imagen.

Al haber asumido Vizcarra el protagonismo —al proponer reformas constitucionales y legales que tienen que ver con el enfrentamiento a la corrupción— se está en una situación de temporal fortalecimiento de la figura presidencial y reforzamiento de su legitimidad. Bueno para él y la estabilidad política. Pero, a la vez, hay grandes retos y demandas sociales que, de no ser satisfechas, pueden convertir al Ejecutivo en la próxima víctima en el mediano plazo. Las reformas presentadas al Parlamento son piezas —perfectibles— que han servido más que todo para dar señales de iniciativa por el Ejecutivo. Pero, en el fondo, no cambian el escenario de manera sustancial. Ellas y el referéndum que vendrá luego no son varitas mágicas ni responden a la magnitud del deterioro institucional.

Es evidente que lo concretado en estos cambios fragmentarios es insuficiente para enfrentar la corrupción y la crisis en instituciones democráticas como la justicia. De no perfilarse y ponerse en marcha una estrategia más integral y ambiciosa de cambios institucionales, los ardorosos episodios de estos días podrían quedar —como tantas veces en la historia— como otra suma de buenas intenciones y declaraciones formales. Y, acaso, como la inercial antesala de un clamor ciudadano de “que se vayan todos”. Es de esperar que no sea así.

El País

21 de septiembre de 2018

https://elpais.com/internacional/2018/09/21/america/1537481261_602678.html

 3 min


José Rosario Delgado

Dicen que Lenín decía que “de los capitalistas, sus placeres y sus mujeres”. Y no le faltó razón. Por eso es que sus seguidores de viejo y nuevo cuño hacen todo lo posible no sólo para degustarlos y disfrutarlos, sino para gritarlos a los cuatro vientos, aprovechando las redes sociales para hacerlos más virales e inmorales. Y esas mujeres y esos placeres del capitalismo se disfrutan y se degustan precisamente con dinero, casi siempre trabajado en capitalismo de grandes empresarios y eficientes trabajadores bien pagados, pero a estos por encima se les ve que no son sudados, sino robados de la manera más cínica e impune y ante los ojos del mundo.

La ostentación del cargo que detentan no sólo se refleja en las opíparas comidas que se sirven dentro y fuera del país, sino en el lujo y las prendas que exhiben en sus palacios, en sus casas o en casas de sus amigotes y vecinos que les entregan todo como privilegio y prerrogativa adulante, arrastrada, desvergonzada, únicamente para aprovecharse de las circunstancias y también repartir lo mal habido sin detallar en el qué dirán ahora ni mañana porque, contrariamente a lo que muchos piensan, sí hay y habrá mañana, Dios mediante.

Si en Venezuela nos acostumbramos en los albores de la Nacionalidad que comunistas eran los ricos y ricachones bien trajeados y fumando habanos que podían pagarse viajes y darse ciertos lujos y libertades propagando su ideología, hoy día vemos cómo unos solemnes pelabolas cometen los grandes atracos para meterse sus grandes atracones con exquisiteces y delicatesses, además de enfundarse en los costosos trajes y vestidos de los mejores y más exclusivos modistas del International Jet Set, con el favor de Christian Dior.

Pero, con su permiso, dejemos que nuestro amigo, colega y tocayo de siglas, José Ramón Díaz, nos cuente quién fue y quién es una de esas socialistas de nueva cepa: “A mí Cilia Flores jamás me ha caído mal. Será porque he percibido en ella ese performance del melodrama, además ese toque tan seductor de ella como mujer de barrio y de prontísimo ascenso en la escala social criolla. ¡De novela, pues! En sus días de pobre diabla, ella vivió en esos barrios paralelos a la autopista Caracas-La Guaira ¡que no es pecado, porsia...! Era en aquellos arrabales de Catia, pero jamás llegó a imaginarse sería una de las mujeres más poderosas de este país y ser integrante por sí o por no del más agreste y corrupto régimen que encabeza su marido NM y de manos con esos generales de las FAN, oscuros militares junto a civiles comprometidos con el narcotráfico, a tal punto que hasta por las venas de esta 'Primera Combatiente' corre sangre de sus sobrinitos juzgados por crímenes y tráfico de drogas en EE UU. Entonces ¿ser rico es malo? No lo sé, pero esa era la ramplona filosofía de Hugo Chávez.

“Lo cierto es que Cilia hoy es otra -sigue JRD-, muy diferente a aquélla del viejo barrio de Catia. Ahora (y hasta envidiada por otras mujeres del régimen) vemos a nuestra 'combatiente' en actos protocolares de la tiranía con ese elegantísimo 'sombrero pamela' al mejor estilo inglés; y luciendo esos costosos lentes de marca con bellos cristales foto-cromáticos, cadenas de oro, anillos con brillantes y reloj de moda juvenil; y en estos días devorando carne de la buena en el lujoso restaurant Nursret de Estambul, por allá en Turquía, ¿Envidia? Discutible, compatriotas… ¿acaso Cilia no es 'socialista'? Al menos que hoy intenta lavarles la cara a esos personajes ya despojos de la Revolución Bolivariana”.

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Joanna Klein

Las plantas no tienen ojos ni oídos ni boca ni manos. Tampoco tienen cerebro… ni siquiera sistema nervioso. ¿Qué decir de músculos? Ninguno. Permanecen inmóviles siempre en el mismo lugar; lo único que hacen es absorber la luz del sol y los nutrientes del suelo. Sin embargo, cuando se aproxima alguna criatura con la intención de comerlas, pueden sentirlo.

Entonces, responden a ese estímulo.

¿Cómo es posible?

“Ahora tenemos que pensar como plantas”, dijo Simon Gilroy, botánico de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia la forma en que las plantas perciben el medioambiente e interactúan con él.

“Las plantas no son animales verdes”, explicó Gilroy. “Son diferentes, aunque algunas veces sus funciones exhiben similitudes asombrosas con las de los animales”.

Como parte de un estudio publicado en la revista científica Science, diseñado con el propósito de dilucidar qué mecanismos secretos emplean las plantas para comunicar que se aproxima alguna amenaza, Masatsugu Toyota —quien ahora es catedrático en la Universidad Saitama de Japón— y otros investigadores del laboratorio de Gilroy en Wisconsin observaron a algunas orugas masticar una planta y utilizaron tijeras para cortar las hojas con el fin de ver cómo respondía.

Aplicaron glutamato, un neurotransmisor importante que ayuda a las neuronas de los animales a comunicarse.

Al menos en otros diez videos, además del que se presenta aquí, emplearon una proteína verde y brillante para observar cómo el calcio y los mensajes químicos y eléctricos resultantes se desplazaban a través de la planta. También observaron bajo el microscopio cómo se movían las señales de alarma por las extremidades de las hojas, un fenómeno que reveló que las plantas no son tan pasivas como parece.

Los mensajes se originan en el punto de ataque, desde donde el glutamato propulsa una ola de calcio que se propaga a través de las venas de la planta, como si se tratara de una red de tubería. Esta inundación activa las hormonas del estrés e interruptores genéticos que abren el arsenal de la planta y la preparan para defenderse de sus atacantes, sin necesidad de un solo pensamiento o movimiento.

Al igual que los animales, las plantas son eucariontes —organismos pluricelulares— que se derivaron de un ancestro universal común (llamado LUCA por su sigla en inglés) hace miles de millones de años. Impulsados por nuestro instinto de supervivencia cuando percibimos una amenaza, enviamos a través de nuestro cuerpo o tejidos un mensaje de alerta acerca del peligro para reaccionar a su presencia. Las acciones que aplicamos son muy variadas, ya que dependen de adaptaciones personales a nuestro estilo de vida en ambientes distintos; no obstante, gran parte de la maquinaria celular básica es igual. La biología dejó estos mecanismos intactos, pues si algo no está descompuesto, ¿qué necesidad hay de arreglarlo?

Un mecanismo que comparten nuestras células es la fluctuación en los niveles de iones de calcio, que contienen una carga eléctrica. En los seres humanos, esta carga ayuda a controlar la transmisión de mensajes entre las neuronas. Un cambio en los iones de calcio puede hacer palpitar nuestro corazón o provocar la contracción de nuestros músculos, de tal forma que podamos ponernos de pie y huir si percibimos alguna amenaza.

Obviamente, las plantas no pueden correr. No obstante, los investigadores sabían que los genes que elaboran receptores similares a aquellos sensibles al glutamato disparan señales eléctricas que se desplazan por las plantas cuando sufren alguna herida. Activan genes en el resto de la planta para que puedan responder.

Con la ayuda del glutamato, los iones de calcio pueden fluir y llevar su señal a través de canales: el glutamato ingresa en los espacios receptores especiales de manera similar a una llave que embona en la cerradura de un candado, y así va abriendo compuertas de acceso. Estos canales no son exactamente iguales a los del sistema nervioso de los mamíferos, pero su apariencia es muy similar y es probable que su funcionamiento sea parecido. Basados en esta idea, Gilroy y su equipo se dedicaron a observar el flujo de los iones de calcio.

Para ello modificaron plantas Arabidopsis con la intención de elaborar una proteína que fabrican las medusas y que produce un color verde brillante bajo el microscopio. Este sensor, en este caso, brilla más cuando aumentan los niveles de calcio.

También eliminaron de algunas plantas el receptor similar al glutamato. En ellas, la señal fluorescente era débil:

La verdadera sorpresa fue la velocidad con que se transmitían las señales de hoja en hoja; un par de minutos, siempre y cuando estuvieran conectadas a través del sistema vascular. Es una reacción más lenta que la de nuestro sistema nervioso, pero “para un biólogo botánico, es rápido”, dijo Gilroy.

Al parecer, la planta también podía percibir la severidad del daño, porque cuando aplastaban una hoja, toda la planta respondía:

En todas las áreas que tocaba el calcio, la planta producía ácido jasmónico, una hormona que controla procesos de defensa en situaciones de estrés; los científicos creen que activaba genes que de alguna manera producen una reacción de las defensas químicas y físicas de la planta.

El metil jasmonato, uno de los productos del ácido jasmónico, flota por el aire como un perfume con aroma a jazmín. Para los insectos puede resultar repulsivo o interrumpirles la digestión, por lo que estos comensales evitarán regresar. Las defensas físicas además pueden endurecer la pared celular de la planta, para que sea difícil comerla.

“Los autores le sumaron muchas piezas al rompecabezas para descubrir cómo una herida localizada dispara defensas generalizadas en hojas distales”, dijo Ted Farmer, botánico de la Universidad de Lausana en Suiza, quien describió las señales eléctricas de las heridas en las plantas.

Sin embargo, gran parte del proceso sigue siendo un misterio, como qué maquinaria es responsable del funcionamiento de esas reacciones.

El aspecto no tan misterioso es que, en gran medida, las plantas y los animales enfrentan los mismos problemas. Si los humanos pueden manejar las amenazas, también las plantas pueden hacerlo.

“Es posible que incluso tengan mejores sistemas que nosotros para percibir el ambiente, ya que no tienen la ventaja de poder ponerse de pie y salir corriendo”, subrayó Gilroy.

New York Times

17 de septiembre de 2018

https://www.nytimes.com/es/2018/09/17/plantas-clorofila-mensajes/?rref=c...

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El malthusianismo es una teoría demográfica, económica y sociopolítica, según la cual el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica ( 2-4-8-16-32-64) mientras que el ritmo de aumento de los recursos alimenticios que demanda esa población, lo hace en progresión aritmética (1-2-3-4-5-6-7-8-9).

Ahora bien, por esta razón, de no intervenir obstáculos represivos e inhibidores del crecimiento de la población, como por ejemplos las guerras, el hambre y las enfermedades, el nacimiento de nuevos seres aumentaría la pauperización gradual de la especie humana; por lo tanto y con base en esta teoría, la humanidad está condenada de por vida a la guerra.
Obviamente, esta teoría propuesta por el economista ingles Thomas Robert Malthus, aparte de ser muy pesimista, justifica la guerra. En este orden de ideas, presumimos que el hombre actual ha alcanzado tales niveles de conocimientos tecnológicos para producir bienes y mercancías capaces de satisfacer las necesidades básicas de la población humana, que lo mal distribuido no es la riqueza sino el talento, el conocimiento y la capacidad para producirla, y eso solo se logra a través de un proyecto educativo que se fundamente en el trabajo, pues la riqueza es directamente proporcional a la educación eficiente y al trabajo creador.

Por añadidura, esta teoría ha sido retomada por lo que ha dado en llamarse el neomalthusianismo, el cual continua considerando el crecimiento desproporcionado de la población en relación con la producción de alimentos, el problema a resolver, proponiendo como solución el control de la natalidad a través de métodos anticonceptivos dirigidos muy especialmente hacia las clases más pobres y menos favorecidas por el sistema; en este sentido, reiteramos que el único camino para resolver este problema está en la educación eficiente, el trabajo creador y la distribución equitativa de la capacidad para producir riqueza.
Villa de Cura, miércoles 19 de septiembre del 2018.

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Según nota de prensa de la Vicepresidencia de la República, Venezuela presentó en Panamá, en el X Foro de Desarrollo para América Latina y el Caribe, en septiembre de 2018, los avances del país en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030) que, según el Gobierno, están incluidos en el Plan de la Patria 2025[1].

En la plataforma www.sdgindex.org, están disponibles un índice y un reporte que registran el avance que hasta la fecha han tenido los países miembros de la ONU en la aplicación y adecuación de los ODS 2030 a su realidad nacional.

Allí cualquier interesado podrá ubicar a Venezuela en el puesto número 95, superado por Argentina, que se ubica en el puesto 53; Brasil en el 56 y México en el 84.

En el Índice 2018 sobre los avances de las ODS 2030, Venezuela no registra avances significativos o importantes; recordemos que son 17 ODS, cada uno con metas concretas orientadas a contribuir desde las políticas nacionales a enfrentar los grandes desafíos mundiales: la pobreza, la escasez de agua, la igualdad de género, etc…

En el Informe 2018 se valoran las tendencias de los países en cada uno de los 17 ODS. Particularmente en el caso Venezuela, el país presenta una tendencia a retroceder en los siguientes objetivos: Fin de la Pobreza (ODS 1); Ciudades y Comunidades Sostenibles (ODS 11) y Paz, Justicia e Instituciones Sólidas. (ODS 16).

No hay indicadores de mejora, pero tampoco de retroceso en los siguientes objetivos: Hambre Cero, Salud y Binestar (DOS 3), Educación y Calidad (ODS 4), Igualdad de Género (ODS 5), Acción por el Clima (ODS 13) y Vida Submarina (ODS 14).

Las tendencias señalan que hay acciones que aún siendo insuficientes, plantean la posibilidad de avanzar en dos objetivos: Industria, Innovación e Infraestructura (ODS 9) y Vida y Ecosistemas terrestres (ODS 15).

El Informe 2018 destaca que hay dos ODS en los que Venezuela podría mejorar según la tendencia, ellos son: Energía Asequible y no contaminante (ODS 7) y Trabajo Decente y Crecimiento Económico (ODS 8).

Por último, no hay registro que valore las tendencias en los siguientes objetivos: Reducción de Desigualdades (ODS 10) y Producción y consumo responsable (ODS 12).

Este Índice 2018 sobre el avance en la adecuación y aplicación de las ODS 2030 es un documento muy útil para preguntarnos: ¿Qué logros concretos en la aplicación de las ODS 2030 habrá presentado Venezuela en Panamá?

En este sentido, la Asamblea Nacional debería incluir en su agenda el debate sobre las ODS 2030, a los fines de valorar y discutir precisamente el Informe ODS 2018 y desde allí hacer una radiografía muy clara y concreta de la realidad venezolana, en el marco de un lenguaje que hoy resulta universal y conocido por todos: las ODS 2030.

Así mismo, la Asamblea Nacional debería abrir una gran consulta nacional a los fines de divulgar los ODS 2030 e identificar con los ciudadanos los grandes desafíos que deben ser asumidos como prioridades en cualquier plan de desarrollo y/o de transición en el marco de esos 17 ODS aprobados en el 2015 por la Asamblea General de la ONU.

La Asamblea Nacional podría hacer que ese debate y consulta pública propuestos se conviertan en los medios para construir un gran acuerdo nacional que contribuya con generar algo de confianza en la hoja de ruta programática para una posible transición; pero además, ese ejercicio político y participativo podría restaurar algunos niveles de cohesión social sobre una visión de país alternativa, constitucional, legítima y por demás viable, capaz de contrastar con el proyecto político de la inconstitucional Asamblea Constituyente denominado Plan de la Patria 2025.

El régimen de Maduro engaña al afirmar que el proyecto político de la Asamblea Constituyente, Plan de la Patria 2025, incluye los ODS 2030. Los valores que impulsan y los fines que persiguen los 17 ODS 2030 son contrarios a los valores y principios que quiere imponer el régimen en ese Plan de la Patria 2025.

El Plan de la Patria 2025 pretende sustituir al fracasado Plan de la Patria 2013-2019, que en su momento la Conferencia Episcopal Venezolana, en un comunicado público del 2014 titulado: Responsables de la paz y el destino democrático de Venezuela calificó como una propuesta cuyo contenido escondía la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario, que pone en duda su perfil democrático; las restricciones a las libertades ciudadanas, en particular la de información y opinión; la falta de políticas públicas adecuadas para enfrentar la inseguridad jurídica y ciudadana; los ataques a la producción nacional, que ha conducido a que en nuestro país hoy se haga necesaria la importación de toda clase de productos; la brutal represión de la disidencia política; el intento de “pacificación” o apaciguamiento por medio de la amenaza, la violencia verbal y la represión física.

Tengamos presente que el Plan de la Patria 2025 presentado por la inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente mantiene claramente en su contenido la misma orientación que el Plan de la Patria 2013-2019. En consecuencia, sigue siendo su intento de implantación una de las causas fundamentales de la crisis presente, tal y como la Conferencia Episcopal denunció en el 2014 a través de su comunicado público.

Pensar en los ODS 2030 como una guía u orientación para la construcción de un acuerdo nacional es asumir que aquellos ODS que sean considerados como prioritarios en los desafíos más inmediatos de nuestra sociedad pueden representar una especie de “pegamento social” para lograr algo de cohesión y un poco de unidad en el discurso y en las propuestas.

La Unidad siempre ha encontrado una suerte de “pegamento” en el tema electoral, pero los compromisos programáticos no han trascendido en el tiempo y menos aún han concretado una mayor unidad política.

¿Será acaso muy ingenuo pensar que el debate por parte de la Asamblea Nacional y la consulta pública que pueda liderar el parlamento legítimo sobre los 17 ODS 2030 en Venezuela, facilitaría un ejercicio político y pedagógico de reencuentro social, recuperación de confianza y restauración de niveles básicos de cohesión y unidad nacional para presionar hacia una transición?

[1] http://www.vicepresidencia.gob.ve/index.php/2018/09/13/venezuela-present...

El Pitazo

septiembre 20, 2018

https://elpitazo.com/opinion/opinion-objetivos-desarrollo-sostenible-transicion-politica

 4 min


Con voz propia

Como un oasis de la sierra de Coro definimos a Maparari, el pueblo cuyo sugestivo nombre de origen indígena –emulando al profesor Elías Primera, que estimamos cronista de la Comarca- se remonta a los primitivos pobladores, por lo cual puede provenir de una familia, tribu, cacique o de una planta o fruta.

Entró en la historia contemporánea el 2 de abril de 1862 con la Guerra Federal, en “el combate más reñido y sangriento que hubiera en (la provincia de) Coro hasta esa fecha” -Level de Goda, dixit- reseñado con el nombre del amado pueblo, en el sector la Peñita. Allí vencieron los federales al mando del General Juan Crisóstomo Falcón contra las fuerzas gubernamentales del Centauro de la libertad embestido en dictador José Antonio Páez, comandadas por el Coronel Facundo.

El futuro Gran Ciudadano Mariscal y Presidente de los –entonces- Estados Unidos de Venezuela, estaba “conservándose encerrado en Churuguara…oscuro rincón que inmortalizó el Prócer por su apego”. Como Distrito adoptaría la nominación de Federación.

Al histórico Mapararí, situado entre Churuguara y Santa Cruz de Bucaral, se llega en unas dos horas por Barquisimeto y/o por Coro.

“Tú no has visto un pueblo bello/ nacido en la serranía/ tanto de noche y de día/ encanta con sus destellos/ llamado Mapararí/ que todo el que llega aquí/ se encuentra con el Macano/ dice la canción con su nombre que le compuso Elías Náder.

Repercute también con la indígena danza en una Décima que igual difunde Nader:

“Soy del pueblo de las Turas/que doy agua limpia y pura/me llamo Mapararí/ del Macano me alimento/ no habrá ser que viva en mí/ y que se muera sediento” (Macano reconocido manantial, que fungió de acueducto).

Calificadas investigaciones se ocupan del ritual. Entre otras figuran Las turas,de Miguel Acosta Saignes, que Juan Liscano evalúa como el trabajo más completo sobre el tema. El etnólogo las ubica en “una vasta zona montañosa poblada por los indios de las tribus jirajaras, ayamanes y goyones”.

A esta última tribu que actuaba en territorio de lo que hoy es Lara, Lisandro Alvarado atribuye la denominación estercuye al rito agrario.

En libro Manaure Diao la periodista Bhilla Torres Molina reseña invitación que el Cacique Iguaray, hizo a la Danza de las Turas.

“Presidida por el Rey Manaure parte de Todariquiba una peregrinación de caquetíos a la serranía de Churuguara a un sitio próximo a Maparari”.

Para los indígenas “tura era una flauta que se fabricaba con una planta del mismo nombre. Así es llamada la mazorca de maíz a la que empiezan a salir granos, es decir cuando todavía es jojoto.

Belarmino Vásquez, comerciante de San Luis, llegó a Mapararí en 1924 y reactualizó el Baile de Las Turas que se celebran del 23 al 24 de septiembre en homenaje a La Virgen de Las Mercedes. Le siguió su hijo el periodista y abogado Ciro Silva, reconocido por la proyección del ritual, lo legó en Federico el nieto de Belarmino.

Es de citar igualmente los trabajos de Pedro Manuel Arcaya, Alfredo Jhan, R.R. Silva Uzcátegui, Telasco Mac-Person, Luis Arturo Domínguez, Alfredo Ugarte, Nelly de Rodríguez, autora de El baile de las turas un eslabón de la Cultura Ayaman, editado por la Universidad Central de Venezuela.

Con la presentación de su ensayo asume como Cronista que era de Churuguara, la significación del Decreto del Gobierno Municipal que declara Patrimonio Histórico –Cultural, a la Danza.

La preservación de esta extraordinaria manifestación indígena que parece condenada a su desaparición por la autodenominada revolución, inquieta a Fundemap (Fundación de Mapararí). Un reto que debe plantearse es interesar a la respectiva institución de las Naciones Unidas que lo declare patrimonio cultura

Al MARGEN. Mientras aquí aumenta la desnutrición aguda y crónica en la infantil, Nicolás Maduro se fue con su pareja a Turquía a degustar carne en el restaurant más caros del mundo. Y los venezolanos no tienen cómo comer. jordanalberto18@yahoo.com

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​José E. Rodríguez Rojas

El viaje de Maduro a China fue una treta para mostrar que el gobierno está obteniendo un nuevo financiamiento para su programa económico, cuando en realidad se trata de un viejo préstamo aprobado en el gobierno de Hugo Chávez. Estos recursos serán entregados a las empresa chinas que laboran en Venezuela, para ser utilizados en la recuperación de la producción petrolera, que era su propósito inicial.

La relación entre Venezuela y China ha evolucionado hacia una relación financiera compleja y muy accidentada. En el marco de esta relación se inició la construcción de una refinería la cual no se culminó. De igual modo se firmaron cartas de intención para la realización de otros proyectos que al final no se concretaron. En este contexto se aprobó un préstamo de 5.000 millones de dólares, en el último año de gobierno de Hugo Chávez, los cuales serian utilizados para la recuperación de pozos petroleros y detener así la caída de la producción. Cada año, entre el 2014 y el 2017, se anunció con bombos y platillos que dichos recursos se utilizarían, pero al final no se concretó nada, continuando una pauta donde la ejecución está muy atrasada en relación a las cartas de intención.

Ahora estamos ante un nuevo anuncio de acuerdo al cual los recursos mencionados, al fin se utilizarán, pero esta vez la decisión se da en un contexto muy particular. Una de las críticas más sensatas al programa económico de Maduro, es que no ha podido conseguir financiamiento externo para aliviar el déficit de divisas que impide reducir el peso de la deuda y reactivar la importación de materias primas necesarias para la recuperación del aparato productivo, además de estabilizar la relación entre el bolívar y el dólar. Ante esta crítica, Maduro emprende un viaje a China para presentar el viejo préstamo de 5.000 millones como resultado de su gestión para conseguir financiamiento externo, lo que le permitiría repotenciar su programa económico.

Como hemos tratado de hacer evidente se trata de una treta, ya que el préstamo en cuestión no es nuevo. En segundo lugar hay que acotar que el préstamo no es para apoyar el programa económico del gobierno o refinanciar la deuda externa. Desde el inicio de su aprobación el préstamo tiene un propósito específico, será destinado a la recuperación de pozos petroleros para intentar detener la caída de la producción. De tal manera que estos recursos no se entregarán al gobierno o a PDVSA sino a las empresas petroleras chinas para que éstas lo utilicen con el propósito anunciado.

En la relación entre Venezuela y China se ha ido acumulando una enorme deuda que en los momentos actuales se estima en un poco más de 20.000 millones de dólares. Esta deuda se ha estado pagando con crudo. Hasta hace poco se estaban enviando 500.000 barriles diarios, pero debido a la caída de la producción esta cantidad se ha reducido a la mitad. En consecuencia los chinos están razonablemente preocupados porque, de continuar la caída de la producción, Venezuela podría declararse en default, al no poder enviarle ni siquiera la menguada cuota que le ha estado remitiendo. Debido a ello es comprensible que los chinos hayan estado dispuestos a entregar una pequeña cantidad de recursos, que el Ministro Simón Zerpa estima en unos 250 millones de dólares, para detener la caída de la producción. Sin embargo el daño a la industria petrolera es muy grande y las necesidades de inversión para detener la caída de la producción son gigantescas, por lo que el monto señalado por Zerpa es muy pequeño e insuficiente, en consecuencia existe una alta probabilidad de que ello no funcione y la producción continúe descendiendo.

A la insuficiente magnitud del monto del préstamo se añade que la gestión del General Quevedo al frente de PDVSA refleja su impericia y desconocimiento del negocio petrolero, lo cual contribuye al escepticismo de los especialistas sobre las posibilidades de recuperación de la producción. El desanimo del gobierno y de PDVSA sobre las posibilidades de recuperación de la producción es tal, que acordaron realizar una misa para rogarle al altísimo un milagro, porque es obvio que debido a la pésima gestión del General Quevedo es muy poco probable que tal recuperación se dé, sin una gestión del todopoderoso.

Nota: el grueso de este escrito se fundamenta en los planteamientos del economista Orlando Ochoa, en una entrevista reciente en el programa CNN Dinero.

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