Pasar al contenido principal

Opinión

Jesús Elorza G.

A manera de síntesis, pudiera decirse que los 20 años del régimen chavista en materia deportiva, se han caracterizado por una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado al transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales. La no transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte. La estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi. El encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay. El grave y progresivo deterioro y abandono en que se encuentra más del 80% de nuestras instalaciones deportivas, lo cual ha generado el alejamiento de las comunidades y población en general de las mismas, consolidándose además serias restricciones para el desarrollo del deporte de rendimiento por carecerse de instalaciones adecuadas. La no homologación y pago de los pasivos laborales de los pensionados y jubilados del Instituto Nacional de Deporte. La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la apropiación indebida de los recursos económicos destinados para tal fin, ejemplo de ello lo ocurrido con la Copa América de Futbol, Juegos Bolivarianos de Playa, Iberoamericano de Atletismo, Mundial de Softbol femenino entre otros. La no asistencia a eventos internacionales programados, por incapacidad gerencial que pretenden esconderlas con señalamientos contra el imperio norteamericano y la guerra económica. La entrega de divisas a la dictadura cubana a través de leoninos convenios de contratación de “entrenadores” y los juegos del “Alba”. La permanente suspensión de los Juegos Nacionales. En el marco de este trágico y perverso cuadro, destaca la perdida de nuestra hegemonía deportiva en los Juegos Deportivos Bolivarianos frente a Colombia.

Esta situación de regresión institucional busca acabar con la descentralización, con los derechos a la libre asociación, la libertad de empresa, la autonomía de las entidades deportivas y genera una situación de incertidumbre e inseguridad laboral para miles de venezolanos que trabajan como obreros, empleados, entrenadores y jubilados en las diferentes instituciones nacionales, regionales o municipales encargadas de desarrollar las actividades deportivas en todo el territorio nacional

En consecuencia, un “Plan País” para el sector de la Educación Física, el Deporte y la Recreación, debería contener una nueva visión estratégica, que contemple entre otros, los siguientes lineamientos:

-Democratizar la gestión del sector público y privado de la organización deportiva nacional estableciendo mecanismos de relación constructiva con los distintos componentes del nuevo modelo de organización y gestión deportiva estructurado de manera democrática, descentralizada y facilitadora de la sociedad civil..

-Fortalecer el proceso de descentralización mediante normas claras que garanticen eficiencia en el programa de transferencia Estado Municipio y transferencia Municipio Parroquia para llevar a cabo los programas de deporte para todos y recreación.

-Fortalecer la Educación Física y el Deporte Escolar a través de los Juegos Deportivos Nacionales Escolares. Asimismo, mantener la norma que establece la obligatoriedad de la Educación Física y los Deportes en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, y expresar con clara convicción, que las clases sean impartidas en todos los grados por docentes especializados en la materia.

-La exhortación a las universidades con licenciaturas en Deporte y Educación Física, para que generen una reforma curricular que en el marco de las Leyes Orgánica de Educación y de Universidades, permita la salida intermedia de ENTRENADORES DEPORTIVOS (Técnico Superior en Deporte) orientado hacia aquellas disciplinas deportivas que no tienen formación en el país y que constituyen más del 90% del programa competitivo que hoy tenemos en Venezuela.

-Fortalecer la autonomía plena de las Federaciones Deportivas Nacionales, mediante la asignación directa de recursos económicos a través de la Ley de Presupuesto para el desarrollo de sus Planes Operativos Anuales.

-Concluir el proceso de reestructuración del IND para transformarlo en un organismo exclusivo para el deporte de alto rendimiento.

-Revisar y actualizar los Convenios Internacionales en el área deportiva con la finalidad de adaptarlas a las reales necesidades del deporte venezolano.

-Crear el Consejo Superior del Deporte con representantes del sector de Educación Física, Deporte y Recreación como máximo organismo de planificación del sector deportivo.

-Presentar a la Asamblea Nacional un Proyecto de Ley para la Educación Física, el Deporte y la Recreación que contenga las propuestas aquí señaladas.

-Proponer una reforma constitucional del Artículo 111 para consagrar de manera definitiva el derecho a la Educación Física, el Deporte y la Recreación, además de la obligatoriedad de la asignatura en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo, así como también la autonomía plena del sector deportivo federado.

 3 min


Edgar Benarroch

Desde ya solicito excusas por estas líneas que pueden resultar extensas, pero el tema es bastante interesante y da para mucho más y mi anterior artículo "EL PAPA FRANCISCO" ocasionó algunas opiniones y observaciones, que como es natural y normal unas de felicitación y aprobación y otras disidentes y contrarias, en estas últimas la mayoría manifiesta extrañeza e incomprensión por la "indiferencia" del Papa, le reclaman una actitud abierta, clara, militante y parcial. Por ello deseo retomar el tema para reafirmar y agregar algunas consideraciones sobre el Sumo Pontífice y también referirme al Vaticano. Me sentiría satisfecho y grato si le dedican tiempo a su lectura.

El Vaticano es una entidad "sui géneris ", es decir, muy singular, excepcional, único, sin igual e inclasificable, es el centro de la Iglesia Católica Universal y sede del Santo Padre y también un Estado constituido, tiene menos de un kilómetro cuadrado de área territorial, es el Estado más pequeño del mundo, tanto que la Basílica de San Pedro ocupa el 10% de su extensión. Tiene aproximadamente 900 residentes, son tan pocos que se pueden ubicar y señalar: El Papa Francisco, el Papa Emérito Benedicto XVI, algo más de 70 Cardenales, miembros del Cuerpo Diplomático, sacerdotes, hermanos religiosos, 90 guardias suizo y 60 seglares en su mayoría empleados del Estado junto con sus respectivos cónyuge e hijos. Se rige por una monarquía absoluta teocrática y electiva, dirigida por el Santo Padre que la asume por e inmediatamente después de su elección, su jefatura de Estado es consecuencia de su elección Papal.

Así pues, no debemos ver al Vaticano con el mismo lente que vemos al resto de las naciones del mundo, él nos merece consideración aparte y especial, además tiene su propio Código que también es distinto a similares.

En 1935, el Ministro de Asuntos Exteriores del Frente Popular Francés le planteó a Stalin , feroz dictador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, firmar un tratado que entre otras consideraciones contenía bajar la indebida y bárbara presión del régimen ruso sobre los católicos, argumentando que ello ayudaría al gobierno parisino en sus relaciones con el Papa. Fue cuando Stalin le preguntó ¿Y cuántas divisiones tiene el Papa? Lógicamente se refería a la capacidad bélica del Vaticano. Unos dicen que lo hizo con excesiva carga irónica, pues no es pensable que Stalin no estuviese informado de la Santa Sede, otros afirman que fue por desconocimiento. Indistintamente lo uno o lo otro solo denota el criterio del dictador de juzgar a las naciones por su poder de guerra. Así no se puede ni debe ver al Vaticano.

Antes de la elección de Bergolio la autoridad y decisiones eclesiásticas estaban íntegramente concentradas en el Vaticano, en la Curia Romana. Él adelantó en sus primeros días de pontificado la descentralización de autoridad y administración y entre otras reformas se otorgó a las direcciones de las Conferencias Episcopales de las naciones pronunciarse sobre los gobiernos de sus respectivos países y calificarlos social y políticamente, reservándose la Santa Sede su labor de buena fe donde pudiesen asistir las partes en disputa con el fin de evitar salidas violentas y sangrientas. Según el teólogo y sospecho también "vaticanólogo" venezolano Rafael Luciani, el Estado Vaticano desde 1929 jamás a calificado a un Presidente, Jefe de Estado o Primer Ministro de dictador, así de extrema ha sido la prudencia, moderación y ponderación de la Santa Sede, porque dictadores ha habido y muchos y aún los hay, pero su decisión de no injerencia en la política más allá de sus fronteras, al lado de reservarse como instancia para todos, le ha impuesto tal conducta. Desde entonces el Vaticano ha cuidado mucho, algunas veces pensamos que en exceso, su militancia en asuntos estrictamente políticos de las naciones, preservando siempre su nivel de buena fe en los enfrentamientos y auspiciando salidas acordadas siempre en función del Bien Común.

Ahora bien, atendiendo a la descentralización antes referida el Papa Francisco dijo: "EN LA VOZ DE LOS OBISPOS VENEZOLANOS TAMBIÉN RESUENA LA MÍA". Más claro no canta un gallo. Ya hemos escuchado con mucha claridad la voz de los Obispos, sabemos lo que piensan y como ha actuado nuestra Conferencia Episcopal, que en voz de Francisco, que está muy bien informado de nuestro doloroso acontecer, también es su voz. Espero entonces no haya dudas sobre el criterio del Papa con respecto al desgraciado momento que atravesamos. Pero claro está, los venezolanos esperamos una palabra que salga de los labios del Santo Padre pronunciándose por lo menos sobre los derechos humanos y la ayuda humanitaria y si lo hace sobre la política e institucionalidad nacional mejor aún. De esto último ocurrir, sobre la política, sería una gran carga moral que le aportaría a nuestra lucha por su inmensa autoridad, pero también estaría descartando la Santa Sede como instancia imparcial donde las partes en un momento determinado puedan concurrir.

Cuando el coloso del norte ha dicho que todas las posibilidades están en la mesa. Ha dicho que no descartan la utilización de las armas, esto sería catastrófico para la nación y para todos y podría despertar un enfrentamiento hemisferio que desde ya estimamos de consecuencias que lamentaríamos por el resto de nuestra existencia. Dios quiera nunca se produzca. La manera de evitar la guerra es con política con "P" mayúscula que entraña diálogo y acuerdo. Ruego al Señor haga recapacitar a la usurpación y entender que atravesamos uno de los peores y delicados momentos de nuestra historia y que es necesario y de urgencia fundamental, ante su ilegitimidad, estruendoso fracaso y despropósito dar paso a un gobierno de transición que inicie la estabilidad de la nación y convoque cuando sea prudente elecciones generales para de esta forma empezar el camino de la reconstrucción nacional. Para ese momento es necesario una instancia donde las partes puedan dialogar y encausar civilizadamente las diferencias y nada más adecuado que la Santa Sede con la presencia de nuestro Sumo Pontífice y para ello es necesario que ambas partes estén de acuerdo. Este posible escenario al menos debe meditarse.

El régimen usurpador, atendiendo recomendaciones del macabro laboratorio dirigido por el G2 cubano, ha dejado correr la especie de que el Santo Papa es de izquierda y los Obispos venezolanos de derecha. Eso además de calumnioso e infundado persigue exclusivamente dividir la familia católica venezolana, "divide y vencerás". Mucho cuidado con la desinformación repugnante y cargada de la peor cizaña que adelanta el régimen, tengamos presente que para ellos cualquier camino es bueno para mantenerse en el poder, la mentira y la infamia es de uso común de esa gente.

Ni al Papa ni a los Obispos podemos cuadricularlos en el esquema infantil y carente de contenido de izquierda y derecha. Es verdad que existen sacerdotes conservadores y temerosos a los cambios y también otros que apuntan a la renovación y al refrescamiento, pero todos comulgan y profesan la misma fe.

Debo confesar, con respeto por la distancia, que Jorge Bergolio me recuerda al Santo Papa León XIII, que escribió sobre la sustantividad de la Doctrina Social de la Iglesia en su estupenda Encíclica Nuevo Orden. Desde entonces intelectuales de la filosofía y agudos estudiosos de la cuestión social han afirmado que el planteamiento de León XIII se inscribe, según la infantilidad señalada, en el centro izquierda con tendencia a la izquierda, que por cierto es donde se ubica el social-cristianismo.

Apuesto fe, confianza y esperanza en nuestro Papa Francisco, repito que él escucha a Dios y el tiempo del Señor siempre es perfecto. El Santo Pontífice es un ser humano imperfecto y débil y como tal comete errores e incurre en pecados, pero nunca pensemos que en ellos puedan estar la indiferencia ante la opresión, la ignominia y la injusticia. Se transformaría al lado del opresor y para Bergolio eso no existe, es contrario a sus valores y luchas cargadas de predicas y testimonios en su dilatada vida sacerdotal, en ella vemos que estamos en presencia de un hombre justo y entregado por completo al servicio del bien de la humanidad. Nos ha pedido con gran humildad, muy propia, que oremos por él. Ayudémoslo como dice San Francisco, pidámosle a Dios lo haga instrumento de su paz y agreguemos nosotros que donde halla odio y rencor siembre amor, que donde exista opresión, usurpación y persecución a las ideas siembre convivencia, respeto y reconocimiento a la dignidad de la persona humana, en fin, que donde exista injusticia siembre la verdad que es núcleo de La Paz. No dudemos ni caigamos en la táctica malévola del usurpador de dividirnos, la duda nos paraliza y el tiempo no es para eso, es de optimismo y lucha con alegría de estar cada vez más cerca de un desenlace feliz para el país y para todos.

En este momento tan crucial y decisivo para la República que ha motivado el pronunciamiento de todas las naciones del mundo y de los organismos internacionales en pro y en contra, es necesario que exista una instancia con suficiente autoridad moral donde recurrir para evitar lo peor, esa instancia es la Santa Sede, permitamos y roguemos para se mantenga incólume. Cuando recurramos, si es que lo hacemos, estoy seguro saldremos respirando aires renovados y frescos y dispuestos a atender la difícil pero apasionante tarea de rehacer el país.

Venezuela es un país que por sus características geopolíticas y su inmensa riqueza, tan grande que ha soportado los horrorosos embates de los últimos veinte años y aún se mantiene, es muy apetecible y sabemos que lamentablemente y sin razón en las relaciones internacionales privan los intereses por encima de los principios y valores. Aquellos que alegremente creen que la manera de curar la enfermedad es con el remedio de la intervención armada del exterior, debemos llamarlo a reflexión y raciocinio, no solamente por razones de soberanía sino también de supervivencia, amén que sería una lastimosa y vergonzosa declaratoria de ineptitud e incapacidad de nosotros para resolver los problemas de nuestro país, además la historia nos indica que después de toda acción bélica las potencias cobran y en abundancia, hasta se han repartido y adueñado de naciones enteras.

Hasta ahora parece que vamos por buen camino, el pueblo ha dado contundentes y suficientes muestras que UNIDOS podemos y unidos lo lograremos. Pronto tendremos un nuevo país.

 8 min


El supuesto ejercicio militar anunciado por el régimen es una muestra grotesca de la incapacidad, inoperatividad e inexistencia de una real organización militar del Estado venezolano, propia para el combate. Lo visto hasta ahora se corresponde a una simple y vulgar demostración, casi ridícula expresión de lo que se entiende como el instrumental humano y bélico para la administración de la violencia legal del Estado. Todo ello propio de un régimen primitivo, embaucador y peligroso, que reunido con una cúpula inmoral e incapaz intenta –otra vez- con el militarismo ideologizado soportar la desgraciada organización que ha venido sufriendo cambios hasta mostrarse como lo que es: un partido político en armas.

Un partido político en armas que no sirve para nada, y mucho menos para le guerra. Es un acto de torpeza de quienes hoy dicen dirigir esa organización armada, que no saben que la guerra como acto extraordinario de la política se maneja por dos ecuaciones y . La primera obedece a Comando, Control, Comunicación y Cibernética, con la cual se puede hacer Observación, Vigilancia y Reconocimiento hasta Operaciones Nocturnas. La segunda repite Comando, Control, Comunicación y Cibernética para hacer igualmente Observación, Vigilancia y Reconocimiento hasta la Adquisición de Blanco. Entonces, ¿Se podrá hacer una guerra popular de resistencia hoy en pleno siglo XXI?

Lo previamente explicado ante tanta ignorancia, lo único que deja claro es la enorme irresponsabilidad y atraso de una masa armada, que mediante un amasijo de torpezas quiere impresionar, engañar, desviar la atención y lo único que ha logrado…. es ponerse en el extremo ridículo por irresponsables e incapaces. Cualquier operación militar hoy en el siglo XXI de cualquier país del primer mundo, tiene exactamente controlado el espacio aéreo y las locaciones físicas de los supuestos espacios y organizaciones armadas. Tiene la iniciativa. Entonces, lo que aquí se llama “ejercicio” es una burda demostración, que raya en el ridículo, para mostrar la adulancia a un sector político que no termina de entender al Ambiente Político Real, el cual reclama un cambio de régimen por una democracia liberal que recupere la dignidad de los venezolanos y ponga un lado el militarismo obsecuente.

La mayoría de los venezolanos siente hoy una gran aflicción por la regresión que vive desde hace 20 años el estamento militar venezolano, a tal extremo que hoy opera como un partido político en armas para disfrute y goce de grupos y mafias que gobiernan, que aún creen que con el empleo de las bocas de fuego se puede atemorizar al ciudadano, a lo cual agregan el uso de la peinilla y el plan de machete. Toda esa tarea habla de la incapacidad operacional, de la inexistencia de un estamento militar, de la impericia sobre un problema tan delicado como la guerra que, previamente, debe diferenciar ejercicios de maniobras militares. Es decir, todo lo que se ha visto en este ejercicio Angostura 2019 se define con una sola frase: la inexistencia del estamento militar en Venezuela.

A partir de verificar la inexistencia de un estamento militar, la primera responsabilidad del Estado venezolano a futuro inmediato es la reconceptualización del estamento militar, para que en función de lo que dicte la geopolítica, los conflictos carolingios y las nuevas guerras, incluyendo la desgraciada penetración ideológica cubana, se reconstruya un nuevo pensamiento estratégico que de pie a una organización armada que cumpla, como en las décadas de los 60, 70 y 80 la función de la defensa cuando se derrotó política y militarmente a la guerrilla castrocomunista, o como en 1987 cuando se derrotó la pretensión colombiana con la corbeta Caldás.

El y lo militar son materias delicadas, de elevada complejidad, requieren gran responsabilidad, ciencia y saber. Son asuntos del Estado en y sobre los cuales no se puede opinar sin saber Estrategia, Geopolítica, Sociología Militar y Ciencias Militares. En consecuencia, a lo que ha sido sometido por la vía comunicacional el Estado-nación venezolano no es más que una mueca, una ridiculez y un exhibicionismo, que al final termina siendo una vergüenza por cuanto deja claro que este régimen autocrático-militarista ha sido capaz en su destrucción perversa, hasta de intentar acabar con una institución costosa, peligrosa y delicada al ponerla al servicio de un régimen que a partir del 20 de octubre de 2016 funciona como un Estado polémico.

Estado polémico que abrazó la polemología por cobarde, marxista y torpe que cree que con la conflictividad se puede gobernar un Estado y una sociedad, por temor y medio a esa ciencia extraordinaria llamada política, que explica e impone a los hombres civilizados para conciliar, para alcanzar el desarrollo y bienestar de quienes son gobernados. Lo que se está demandando hoy 2019 es el ejercicio de la política, con lo cual tendrán que ser enjuiciados esos que ahora disfrazan una demostración con un ejercicio, por cuanto no entienden de política. Son vergüenzas de la sociedad venezolana que aún creen que el castrochavismo y el castromadurismo pueden imponerse en una Venezuela que forma parte de la Sociedad Líquida, de la instantaneidad, del conocimiento, que sanciona y desprecia a ese grupo de seudos comandantes que, en un acto de adulancia, quieren engañar con la palabra ejercicio un vulgar acto de demostración propio de una regresión por la cual deberán ser enjuiciados al imponerse la democracia liberal.

Es original,

Director de CEPPRO

Caracas, 12 de febrero de 2019

 4 min


Si he entendido bien, lo esencial de la estrategia común que se han trazado los hombres del presidente Guaidó y el elenco de operadores estadounidenses encabezado por Mike Pompeo y John Bolton estriba en que una unidad del Ejército bolivariano se sustraiga a lo que los expertos en estas cosas llaman “la cadena de mando”.

Puesto en román paladino, a eso se le llama “pronunciamiento” y, a despecho de algunos inactuales izquierdistas españoles, mexicanos y uruguayos, es lo que patrióticamente desean millones de demócratas venezolanos con el fervor con que un chamán invoca las deidades que propician buena caza y buena pesca.

Ha habido un goteo de declaraciones militares de acatamiento al presidente Guaidó —nuestro legítimo jefe de Estado interino, que no “autoproclamado”—, pero hasta ahora se ha tratado de oficiales que, corajudamente, se han manifestado sin más poder de fuego que el valor civilista de su palabra y su ejemplo. Casi inmediatamente todos ellos se han visto reducidos a prisión.

Lo que la imaginación colectiva echa en falta es un cuerpo acantonado en un sitio significativamente estratégico, con nutrido número de animosos oficiales y efectivos de tropa suficientemente bien armados como para asegurar el control de, digamos, un campo de softbol y una pista de 3000 pies de largo a la que se pueda invitar los C-17 de la fuerza aérea gringa que uno imagina repletos de instrumental quirúrgico, ciclosporina para diálisis y leche de soya formulada para bebés.

A partir de un episodio semejante es razonable esperar que el Ejército chavista, ese partido armado que hoy vocea su disposición a dar la vida por Nicolás Maduro, comenzaría a derretirse como en su momento le ocurrió la Guardia Republicana de Saddam Hussein.

Como quiera que todas las provisiones constitucionales han sido ya cumplidas por la Asamblea Nacional, el nuevo, legítimo Gobierno —provisto ya de recursos financieros con que comenzar a echar adelante la transición democratizadora— vería entonces crecer el imprescindible sustento militar criollo en cuestión de horas y solo faltaría hallar el paraje soleado junto al mar. ¿Varadero?, ¿la Riviera turca?, donde no solo John Bolton imagina el retiro de Nicolás Maduro y el principio del fin de la “troika de las tiranías”: Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Una pléyade de oficiales cuyos rostros y nombres aún no conocemos estaría ya por entrar a escena y, como diría un guionista de teleseries, ese sería el punto de giro de la trama que precipite los últimos quince trepidantes minutos del episodio.

Sin embargo, los generales y coroneles constitucionalistas que la señora Rocío San Miguel —cabeza visible de un prestigioso observatorio de la institución armada venezolana— asegura que existen, como existen los hipogrifos y los unicornios y otros seres mitológicos, no se han dejado ver aún. Al parecer, trabajan en las profundidades de los cuarteles, como nibelungos en el lecho del Rin, aguardando a que la sociedad civil siga poniendo los muertos mientras llega el momento de actuar.

Lo anterior puede sonar impío e indiferente al sufrimiento de centenares de insumisos militares venezolanos que, es notorio, hoy sufren ignominiosa prisión en mi país, pero es también solo una versión de la impaciencia que consume a una inerme población a la que los vertiginosos acontecimientos de enero y lo que va de febrero inducen a pensar que el fin de la trágica crisis humanitaria debería estar cerca.

Ya en otra entrega aplaudimos la brillantez de la estrategia política desplegada tan cabalmente por el presidente Juan Guaidó y que entraña flanquear a los hombres de armas venezolanos con el reclamo legalista de que asuman su deber de restituirle a la nación el apego a la norma constitucional y garantizar el retorno a la alternabilidad democrática.

Para ello, y es lo singular del trance que atraviesa Venezuela, no hace falta cruzar disparos ni comprometer la soberanía territorial. Solamente se requiere despejar resueltamente, contra la crueldad y los designios tiránicos de Maduro, el ingreso de ayuda humanitaria.

El fin de la usurpación y el llamado a elecciones verdaderamente libres vendrían, por añadidura y de modo natural. No sería una salida ilusoria a la crisis: sería el triunfo del talante pluralista, propenso a la paz y la concordia, que desde siempre ha caracterizado a la más noble inteligencia venezolana.

@ibsenmartinez

El País

11 de febrero de 2019

https://elpais.com/internacional/2019/02/11/america/1549925344_877412.html

 3 min


La tarea de sacar a Maduro es un proceso indetenible en pleno desarrollo. Salir de un régimen totalitario apoyado por muchos corruptos en la Fuerza Armada y en el ilegal Tribunal Supremo de Justicia no es una tarea fácil, pero ya es un hecho irreversible.

Costó que muchos entendieran que esas “ventanas de libertad” que dejaba abiertas el régimen eran solo una pantalla para engañar incautos. Desde sus inicios evidencio que su propósito era destruir o debilitar al sector privado, promover escasez de bienes y servicios y crear hiperinflación, apoderarse de las instituciones del Estado, aplicar una censura informativa selectiva, desacreditar a políticos y poner presos u obligar a exiliarse a quienes le eran incómodos, todo con el objetivo de intentar someter a la indoblegable sociedad venezolana y perpetuarse en el poder

La tarea de sacar a Maduro está por finalizar exitosamente. Solo hay que tener un poco más de paciencia y de perseverancia. La tarea que no se ha iniciado es la de garantizar la gobernabilidad posterior. El ingeniero Juan Guaidó, Presidente de la República(e), dio un primer paso al hacer un llamado a todos los venezolanos a reconciliarse, así como a establecer contactos con el llamado chavismo disidente e instar a la Fuerza Armada a apegarse a la Constitución. La Ley de Amnistía es un avance en esa dirección.

La recuperación del país será muy difícil y requerirá de un acuerdo entre los partidos políticos de la oposición que, además, cuente con el consenso de sindicatos y otras organizaciones no políticas. Este pacto debería ser de al menos diez años, incluyendo el período de transición.

Los objetivos deberían ser: 1- apoyar unánimemente al presidente(e) Guaidó. 2- Aprobar un plan país que ojalá restrinja las funciones Estado a ocuparse de educación, salud, seguridad e infraestructura 3- Lanzar un candidato unitario para la elección cuando finalice la transición.

La transición tendrá muchos impedimentos. Los recursos para la recuperación de la economía se conseguirán, pero los resultados no serán de inmediato, por lo que habrá muchas presiones sobre Guaidó. Su gobierno provisional se desarrollará en circunstancias muy diferentes a los de Larrazabal y de Ramón J. Velásquez. No podrá simplemente surfear al compás de las olas. Ello requerirá apoyo franco y comprensión. La disponibilidad de alimentos se puede normalizar con ayuda humanitaria, control de la inflación y apoyo a la agricultura. Satisfacer la demanda de medicinas y repuestos será de menor complejidad.

Lo espinoso será el manejo del excedente de empleados públicos, así como la situación de los miles de trabajadores del Estado que fueron despedidos ilegalmente, sea por firmar la solicitud de referendo revocatorio en contra de Chávez, por no sacar el Carnet de la Patria, por negarse a asistir a marchas oficialistas, por no obedecer órdenes violatorias de leyes y reglamentos o por sumarse a un paro cívico.

Asumimos que muchos de los nuevos empleados en la administración pública y en empresas del Estado son competentes. Por lo que nada deben temer. Lamentablemente, otros son solo activistas políticos que no agregan valor y por ello tendrán que ser despedidos respetando sus derechos laborales.

Con respecto a quienes fueron despedidos ilegalmente, el nuevo gobierno debe hacer justicia y reconocer la nulidad de esos despidos. Una vez reparado el atropello, cada caso tendrá que ser analizado para determinar si corresponde jubilación o si puede ser reenganchado en el mismo o en diferente organismo u empresa del Estado. La compensación por derechos laborales tendrá que ser producto de una negociación sobre el cómo, cuánto y el cuándo. Al respecto puede servir de guía la experiencia del manejo de la situación de los oficiales y profesores universitarios retirados por el dictador Pérez Jiménez.

La Fuerza Armada y Pdvsa son el problema más complejo, tanto por el número de los afectados, como por la politización. Para lograr que se haga justicia y no alborotar el avispero, el presidente (e) Guaidó tendrá que designar un Alto Mando y una directiva de Pdvsa con méritos reconocidos. El personal de la Fuerza Armada y el de Pdvsa y filiales deben percibir que quienes asuman el mando no van a “penalizar” injustamente a quienes hoy ocupan cargos por mérito, ni “premiar” indebidamente a quienes fueron despedidos ilegalmente y regresan a esas organizaciones. Para la Fuerza Armada no es prudente asomar nombres. Para Pdvsa se ha señalado al joven ingeniero Gustavo Baquero, quien tiene experiencia en el área petrolera y la ventaja de no haber trabajado en Pdvsa. Es un buen candidato, entre otros posibles. Desde luego debe ir acompañado por profesionales con experiencia de producción y refinación en Venezuela, así como del manejo de recursos humanos.

Como(había) en botica:

Hoy, martes 12, nuestro embajador en Canadá Orlando Viera -Blanco, estará conversando con los venezolanos en Toronto a las 5:30 PM, en YWCA, 87 Elm St.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

¡Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Esta frase es famosa en nuestro país por ser la que pronunció el general Eleazar López Contreras a la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en 1936.

¿Quién era Lopez Contreras?, venía de ser el Ministro de la Defensa del llamado “Benemérito”. uno de los más feroces dictadores que, hasta esa fecha. había conocido nuestro país. Pero sobre todo. es recordado como el fundador de las Fuerzas Armadas modernas de Venezuela.

Este hombre austero llevó adelante un proceso de transición que iba encaminado al restablecimiento de la democracia en el país. En esa época, como es lógico, había mucho odio acumulado por los crímenes y vejaciones de toda índole cometidos por una tiranía qué subyugó a la nación por un lapso de 27 años, y la sed de venganza unida al deseo de acelerar las reformas que permitieran elecciones universales y secretas en el menor tiempo posible.

Con su lema calma y cordura López Contreras pretendía hacerle entender a los actores políticos que pasar de una dictadura a una democracia no podía hacerse a la carrera y que se requería mucha sensatez, pero sobre todo paciencia, para que los cambios se produjesen sin derramamiento de sangre.

Hoy estamos en una situación parecida, nos encontramos en una dictadura que se niega a rendirse y una democracia incipiente que trata, por todos los medios a su alcance, de lograr el fin menos cruento del régimen e iniciar el proceso de reconstrucción de las instituciones, la reconciliación nacional y la recuperación del bienestar necesario para poder vivir en paz y bajo el manto protector del estado de derecho.

Hoy, los venezolanos debemos, más que nunca, hacer nuestras esas palabras que nos invitan a actuar de manera reflexiv,a y entender que la prisa en la toma de decisiones no es garantía de un cambio sostenible y perdurable. Por ello, para lograr lo que tanto anhelamos es indispensable tener calma, pero sobre todo cordura.

Vamos bien y si seguimos, paso a paso, la ruta que nos señala nuestro presidente interino, Juan Guaidó, más temprano que tarde saldremos de esta pesadilla y podremos ver la luz de un país que amanecerá pletórico de esperanzas.

 1 min


Los aciertos y errores de los últimos 60 años nos pueden orientar para construir el país para todos.

El gran acierto del régimen anterior fue avanzar en el pluralismo democrático. Su gran error fue implantar un pluralismo limitado, partidocrático, en vez de alcanzar un pluralismo efectivo en el que cada sector pudiera, con autonomía y verdadero acceso, participar en los procesos de toma de decisiones públicas. En esta limitación se basan las demás.

Por ejemplo, los grandes errores económicos: la política rentista de altos precios y bajo volumen de petróleo, la sobre valuación del bolívar (que castró las exportaciones privadas, promovió las importaciones y el desempleo), el control de cambio y de precios, y el reparto populista no eran verdaderas políticas económicas ni quienes las aplicaron fueron mentalmente torpes. ¡No! Fueron políticos muy inteligentes que convencieron al pueblo de que con esos disparates los defendían contra la avidez empresarial, cuando lo que perseguían era limitar la empresa privada y a un sindicalismo autónomo que pudieran retar el poder de los partidos.

Por supuesto, el chavismo se convirtió en un régimen peor que el anterior en la medida que no cambió sino que profundizó estas reglas de juego: La partidocracia se convirtió en una autocracia y, con ello, profundizó la Polarización, el Presidencialismo, Centralismo, Estatismo, Populismo y Rentismo Petrolero. Nicolás Maduro la transformó la autocracia en un régimen militar para sostenerse.

En lo político, la regla de desconfiar todos los sectores de todos los demás sectores ha sido el origen de nuestros errores

Si queremos aprender algo de los últimos 60 años, es obvio que necesitamos un Plan País que sea pluralizador y no partidocrático, militarista ni autocrático; descentralizador; privatizador; despresidencializador, despopulizador y que arranque de raíz el rentismo petrolero, ahora también de otras fuentes (minas de esclavos y eunucos políticos). Pero, lo que no es obvio es que, para que ese Plan sea implementado, se necesita arrancar y seguir con un gobierno multisectorial y no sólo de partidos.

 1 min