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Ayer y ahora

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Artículos de opinión
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El 23 de enero de 1958 fue depuesto el dictador Marcos Pérez Jiménez gracias a la conjunción de la Fuerza Armada y la población civil que decidieron no tolerar más la violatoria conducta del régimen a los derechos humanos y desconocimiento muy particular y bestial a los políticos con persecución, encarcelamiento y asesinato a quienes disentían del gobierno y luchaban por el cambio. Esos dos factores, Fuerza Armada y pueblo civil fueron definitivos en la salida del régimen opresor que, a pesar de ser militar, solo una élite de ellos, bien escogida por el mandamás, fueron quienes avalaron el oprobio y la fuerza bruta.

Después de salir del régimen dictatorial el país se insufló de esperanza en la naciente democracia que duro cuarenta años, siendo estas cuatro décadas el periodo de mayor prosperidad de la Republica en todos los sentidos y con vigencia de los principios de los pueblos civilizados.

Luego de esos cuarenta años, en 1998, gana las elecciones el Teniente Coronel Hugo Chávez y se instala un gobierno que desde sus primeros días dio muestras de totalitarismo y desconocimiento a las normas y principios que en el pasado nos proporcionaron progreso y paz. Cada día se hacía más pesado el gobierno y la administración de nuestros recursos fue atendida como una hacienda particular en la que el dueño dispone como le da su real gana sobre su posesión.

Nuestros ingresos se manejaron con total ausencia de criterio gerencial con solo el deseo antojadizo del gobernante. Todos los índices económicos y financieros señalaron el mal desempeño de la gestión con graves consecuencias para el país. Empezó la "chequera bolivariana" a funcionar adentro con dádivas y migajas para ganar voluntad interna y afuera con la idea de ganar adhesiones internacionales al funesto proyecto de socialismo del siglo XXI.

Chávez establece "amistad" con Fidel Castro y éste lo obnubila totalmente con su inmensa capacidad de conquista. Lo maneja a su antojo y por sus intereses y empieza la penetración del gobierno cubano en nuestro país, el primer paso fue "barrio adentro" concebido como un instrumento político muy lejos de la necesidad de atender la salud. Este programa fue muy importante en la reelección de Chávez que para la época no estaba bien su aceptación. Barrio adentro era y es manejado estrictamente por "médicos " cubanos que vinieron al país enviados por Fidel para cumplir una misión de captación a las dos "revoluciones", la de ellos y la nuestra. La invasión cubana se profundizó y en este tiempo manejan todo lo concerniente a la identificación ciudadana (cédula y pasaporte), los registros y notarías, los equipos de inteligencia, contra inteligencia y reprensión y gente autorizadas y bien informadas nos indican que en la Fuerza Armada también tienen voz de mando.

Chávez llegó al cinismo y desparpajo de calificar a Cuba como "el mar de la felicidad" cuando todos sabemos las paupérrimas y miserables condiciones que padece el pueblo de la isla. Parece un territorio de postguerra, todo está arruinado, sus casas destartaladas y con mobiliario, quien lo tiene, decadente sin que nadie pueda arreglar o reponer y dependiendo de la ignominiosa libreta de racionamiento que provee el gobierno, para poder subsistir.

Chávez llega a sus días finales por una penosa enfermedad que se lo lleva, viene al país en sus últimas horas y por instrucciones de Fidel proclama a Nicolás Maduro como su sucesor para evitar serios enfrentamientos en su partido y transmitirle al país su voluntad que la estimaba influyente.

Electo el Sr. Maduro Presidente de la Republica en elecciones cuestionadas y controvertidas, se inicia una época que más catastrófica no puede ser. Todos los índices de nuestra economía y finanzas se terminan de desplomar, políticas erráticas y desaciertos que producen la inflación más alta del planeta que ha empobrecido a la totalidad de la nación y un abusivo y grosero control de precios que solo ha traído escasez de alimentos, de medicinas y de todo.

La inadecuada e incomprensible política exterior, dirigida por inexpertos e improvisados, aunada a la realidad nacional nos tiene en un aislamiento como ningún pueblo latinoamericano ha tenido, sumándose ahora su ilegitimidad para el ejercicio de este nuevo periodo.

Todos los organismos internacionales y los pueblos libres del mundo se han pronunciado cuestionando severamente la presencia del Sr. Maduro en la jefatura del Estado y en contra de la usurpación. Peor, aunque posible, es difícil: economía destrozada, pobreza galopante, inseguridad de personas y bienes, hampa desatada, inmoralidad en el manejo del dinero de todos, PDVSA al borde de quiebra, el complejo siderúrgico de Guayana en el suelo y como si fuera poco acusado de narco régimen y propulsor de montoneras armadas de dentro y fuera del país, además de aliado con gobiernos fundamentalistas causantes de horrendos crímenes en el mundo.

La reacción frente a este infierno se concretará este miércoles 23 de enero con el pueblo en la calle pidiendo cese a la usurpación, libertad y progreso. Aspiramos, como ocurrió en 1958 que nuestra Fuerza Armada, bajo los efectos de un rayo de luz divina que los ilumine, se coloque al lado del pueblo que lucha, como también es deber de ellos por la vigencia plena de nuestra Constitución mancillada y pisoteada.

Ayer dieron la cara para reponer el Estado de Derecho, la libertad y la Justicia Social, ahora le sumamos a esas causales las fundadas investigaciones a que es sometido el gobierno por los horrendos delitos de narco tráfico, de mantenimiento y colaboración con grupos irregulares armados dentro y fuera del país, de alianza con gobiernos terroristas y de permitir y aupar invasión de nuestra soberanía por regímenes extraños.

Las razones son abundantes y nos obligan inaplazablemente a todos. Ayer los hombres de armas se colocaron al lado del pueblo, ahora hay más razones y más graves para que el mismo encuentro se produzca. Dios y la Patria os agradecerán.