Por miles de razones y motivos el pueblo está bravo, indignado y con inmensos deseos de quitarse de encima cuanto antes este oprobioso y nefasto régimen usurpador. Esta gestión ha sido tan catastrófica que no solo el pueblo está insatisfecho y angustiado si no que en el espíritu de muchos ha despertado odio y repulsión.
Estos sentimientos, en algunos, ha desatado desesperación e inmediatismo que parecen normales por las condiciones en que nos encontramos. La desesperación es la pérdida total de la esperanza y ella se concreta en pensar que en democracia y civilizadamente esto no tiene salida y en consecuencia se proponen soluciones heterodoxas, específicamente se aúpa una intervención militar armada de los Estados Unidos. La desesperación es mala consejera y generalmente produce daños mayores a los que se quiere superar.
En medio de la aguda situación que confrontamos tenemos el deber de meditar y dejar de lado la desesperación. No hay razones para la pérdida de la esperanza, al contrario, creo que hoy estamos en condiciones muchas más favorables que antes. Con Guaidó ha renacido la esperanza y fundado optimismo para pensar que pronto estaremos en democracia, libertad y justicia, las etapas se están cumpliendo a nuestro favor y en nuestras manos está persistir en la lucha sin desmayo hasta alcanzar la victoria.
He leído opiniones, aunque muy puntuales, que no están dispuestos a seguir en la calle hasta tanto se convoque una marcha a Miraflores, en la idea que ella sería definitoria. Lo que llevamos adelante no es ocurrencia de alguien o de grupo alguno, es consecuencia de estudio y análisis que concluyen en la estrategia diseñada. Los tiempos se están cumpliendo y todos tenemos el deber de colaborar para seguir adelante, los anuncios de Guaidó no son de su capricho, obedecen a la estrategia definida y debemos seguir acompañándolo.
Los que están inconformes porque hasta ahora " no se le ha visto el queso a la tostada" les digo que ella está en preparación y en muy buenas manos, el budare está caliente, la masa está lista y el queso está a la mano, pronto muy pronto la prepararemos y podremos disfrutarla calientica y con suficiente queso.
Se que la paciencia se agota y el tiempo de espera nos fatiga, pero en estas horas tan críticas para el país y para todos nosotros necesitamos tener la cabeza fresca y temperamento sosegado para pensar y actuar debidamente.
Me resisto a creer que existan personas que sostengan que no somos capaces de resolver nuestro problema y sea necesario que desde afuera vengan a hacer lo que a nosotros y solamente a nosotros corresponde hacer.
Mantengamos fe y confianza en quienes conducen esta lucha, el camino señalado es bueno y el trecho recorrido ha sido fructífero, aún falta otro para alcanzar la libertad. Ese otro trecho que nos conduce a la meta debe cumplirse con inteligencia, envergadura y templanza y en función de ello todos debemos continuar transitándolo.
La hora es para el optimismo y la esperanza cierta, nunca para el desgano o la apatía. La Patria toca la puerta de sus hombres y debemos responder con valentía y coraje.