Apreciados amigos integrantes de los equipos de dirección de los partidos políticos que componen la oposición, particularmente los cuadros nacionales de conducción. Me dirijo a ustedes porque sé que sus decisiones y acuerdos tienen inmediata repercusión en el la totalidad del país y producen consecuencias. Lo que acontece en Caracas tiene notoria influencia en el resto de la nación, por ello en ustedes descansa, en buena parte, la grave responsabilidad de dar respuesta adecuada para superar esta gravísima situación que agobia a la familia venezolana y al país en general. Al final de esta nota les hago llegar una proposición que aspiro consideren. La formulo esperanzado que al menos la estudien.
El diagnóstico de nuestro país creo lo tenemos suficientemente claro, no necesito y sería ocioso dedicarme a señalar lo que caracteriza nuestro hoy. Todos sabemos que confrontamos una profunda crisis política, económica, social y cultural, es decir una crisis integral, sumado a ella un peligroso descenso de la moralidad y ética ciudadana. Todos estamos de acuerdo que esta situación es insostenible y que cuanto antes debemos salir de ella, el país no resiste más. Supongo también que todos estamos persuadidos que para cuanto antes ver la luz es necesario la UNIDAD. Muy lamentable y preocupante que esta hora nos tope desunidos producto de diferencias que considero unas estratégicas y otras tácticas, no pienso que nadie en la oposición esté privilegiando su personal interés o el de su sector por encima del de la patria. Si relegamos a un segundo plano el interés nacional estaríamos de espalda a la historia e incurriríamos en un acto de sadismo incomprensible que nuestro pueblo jamás perdonaría.
Si estamos claro que nuestras diferencias son estratégicas y tácticas debemos entonces ir a la raíz del asunto para analizarlas y superarlas.
Es la oposición venezolana la única alternativa democrática, civilizada y válida con que cuenta el país frente a este régimen, cuando dejemos de serla se abrirán caminos heterodoxos cuyas consecuencias son impredecibles. Estamos emplazados, conminados y obligados a ponernos de acuerdo.
Creo se avecina una consulta popular en torno a lo que presentará la espuria e inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente sobre la Constitución Nacional. Debemos sospechar lo que de allí va a salir. No podemos permitir, por amor a la Patria y a Dios que ello pase. Estamos en el deber de negar tal proposición y ello supone, sin otro tipo de consideración, de asistir al acto electoral que se convoque para tal fin y expresar un rotundo NO a la propuesta que de seguro será contraria al interés nacional y al Bien Común. Para ello debemos estar organizados y unidos en la seguridad que el pueblo masivamente nos acompañará. Cito el referéndum sobre la reforma constitucional porque parece que lo tenemos cerca y es bueno no nos encuentre desprevenidos.
Pero más allá de las circunstancias del referéndum entiendo que todos queremos lo mejor para el país y por lo tanto debemos cambiar cuanto antes este régimen y para eso es fundamental la UNIDAD. Debemos centrarnos en que nos impide estar unidos para brincar las diferencias y abrazarnos fraternalmente. Sé que con tantas corrientes del pensamiento político, algunas disímiles otras contrapuestas, no es fácil la coincidencia, pero si apreciamos debidamente el sagrado interés patrio se nos hace mucho más fácil el reencuentro. Para tocar en profundidad el tema y ponernos de acuerdo es necesario conversar, discutir, analizar, estudiar y poner claramente las cartas sobre la mesa entre todos los factores de la oposición (organizaciones de todo orden e individualidades), para ello propongo:
UNA ASAMBLEA CON CARACTERÍSTICAS DE CÓNCLAVE Y ESTAR ENCLAUSTRADOS EL TIEMPO NECESARIO HASTA QUE APAREZCA "HUMO BLANCO", QUE ES UNIDAD Y CAMINO CLARO PARA CUANTO ANTES CAMBIAR ESTA SITUACIÓN. Sugiero plantearle a la Conferencia Episcopal venezolana, de la más alta credibilidad del país y de una inmensa autoridad moral y patriótica, la posibilidad de que estudie sea esa instancia que convoque, organice y coordine el "Cónclave". Nuestros Obispos están sumamente claros de la situación del país, los documentos que han hecho público no pueden ser más diáfanos y explícitos. Por desgracia la respuesta del gobierno a la preocupación Episcopal ha sido destemplada, falta de respeto y ofensiva.
Estimados amigos, dejó con la mejor de las intenciones esta inquietud que Dios quiera tenga acogida. De ser así debe implementarse cuanto antes. Ruego a las direcciones regionales de los partidos políticos hacer llegar esta preocupación a sus respectivas instancias nacionales.