En marzo de 1918 aparece una gripe en Estados Unidos de Norteamérica que se diseminaría rápidamente por ese país y cuyo virus sería llevado por soldados estadounidenses a Europa, donde se desarrollaba la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial. Por el continente europeo se expandió rápidamente el virus, haciéndose mortal, especialmente en los diversos frentes de guerra, aunque llegó a las naciones que no estaban inmersos en el conflicto bélico, como España. Mientras en los países en guerra no se informaba sobre los efectos mortales de la influenza para no afectar la moral de la población y los soldados, en el país ibérico se daban las noticias sobre los estragos de la enfermedad por lo que ganó la fama como la Gripe Española.
De España llegó en 1918 la epidemia de gripe a Venezuela, a principios de octubre, afectando primeramente a los habitantes de sus dos principales ciudades-puerto de La Guaira y Puerto Cabello. En el primero de ellos, “El propio día 16 (de octubre), el Dr. José Antonio Tagliaferro, Director de la Oficina de Sanidad Nacional, informaba al Dr. Urdaneta Maya, Secretario de la Presidencia, que había el 15 de octubre cuando ‘supo esta oficina de la epidemia en La Guaira’…A juicio de Tagliaferro ‘se trata de la gripe española’… Y le pedía a Urdaneta Maya: ‘Asegure al General Gómez que se tomarán todas las medidas con la energía que el caso requiera”.[1]
En referencia a las medidas tomadas por el gobierno nacional, se destaca que el día 21 de octubre, el General Juan Vicente Gómez, residenciado en Maracay, ordena al Presidente Provisional de la República Dr. Victorino Márquez Bustillos, que “para evitar que estos lugares de por acá se contagien también con la referida epidemia, dicte las medidas respecto de pasajeros y mercancías que vengan por tren para estos pueblos del centro, que interesa salvar a toda costa de la referida infección”[2] y que se establezca “un cordón sanitario y servicio de fumigación en Antímano, tanto para pasajeros como para mercancías que viajan por tren, por los viajeros en automóvil, a caballo, carretas, arrieros, etc., que salgan de Caracas por esa vía”.[3]
Una semana después, el 28 de octubre, por Decreto Presidencial, se crea la Junta de Socorro del Distrito Federal, presidida por el Dr. Felipe Rincón González, Arzobispo de Caracas y por los médicos Luis Razetti y Francisco Antonio Rísquez; Vicente Lecuna, Santiago Vegas, entre otros. Esta junta estableció acciones inmediatas, como: Distribución de víveres, utensilios, medicinas, servicios para enterramientos, instalación hospitalaria, regularización de los precios de las medicinas, etc.
El Dr. Razetti, quien para aquel entonces ocupó el cargo de Director Técnico de la Campaña Sanitaria, caracterizó dicha influenza en tres formas principales, a saber “Forma nerviosa. La más común y la menos grave. Intensos dolores: cabeza, ojos y masa muscular y articulaciones. Forma pulmonar: determinaciones faríngeas, laríngeas y pulmonares y Forma gástricas-perturbaciones en el tubo digestivo: vómitos, diarreas”. [4]
Acotaba el egregio médico que “En general la afección es benigna y dura de dos a diez días. Lo más expuestos a las formas graves, son los debilitados, los ancianos y los imprudentes”.[5] La cualidad de benigna quedaría contradicha en los días y semanas siguientes, cuando la mortalidad en Caracas por la gripe, llegó a contabilizarse en 100 decesos diarios.
Esta introducción viene al caso para permitirnos modestamente historiar en esta nota, las consecuencias que produjo hace un siglo la “gripe española” en la población de San Mateo, estado Aragua, que para ese año contaba con una población aproximada de 2.100 habitantes, según el IV Censo Nacional de población de 1916.
En este sentido, de acuerdo con un telegrama formulado en la vecina ciudad de La Victoria dirigido al General Juan Vicente Gómez, residenciado en la ciudad de Maracay, de fecha 5 de noviembre de 1918, da noticia oficial de la presencia de la influenza en nuestra localidad y la urgencia de medidas sanitarias para proteger a la población de esta pandemia. Veamos el contenido del mismo:
“…Junta de Sanidad (La Victoria) se trasladó a San Mateo y de acuerdo con la autoridad dictó medidas sanitarias y nombró juntas subalternas de sanidad y socorros, asimismo, designó una faja de terreno adyacente al cementerio, por ser éste muy reducido, para dar sepultura a los que mueran de la gripe. En este momento les envían medicinas y socorros, ningún caso nuevo que registrar, murió uno a consecuencia de gripe”. (3) Ob-cit, p 35.
Esta Junta Subalterna de Sanidad y Socorros la integraba el Pbro. Luis Rafael Romero Sánchez, Párroco de San Mateo, quien la presidió, y los ciudadanos Demetrio Sánchez, como tesorero, Pedro Alcántara Pino, responsable de la logística, y Guillermo Oviedo, practicante de la medicina, enviado por el Jefe Civil del Distrito Ricaurte y señalado por el Corresponsal del Diario La Religión, como un héroe en la lucha contra este mal endémico. Asimismo, hay que dar reconocimiento a las paisanas y paisanos con voluntad altruistas que contribuyeron con sus esfuerzos para asistir a los enfermos; como es el caso de un familiar cercano, nuestra recordada abuela materna Ana Teresa Mendoza, quien para entonces laboraba como cocinera en la Casa Parroquial de San Mateo.
Ahora bien, la gripe española llegó a San Mateo a finales de octubre de 1918, a través de cuatro soldados sanmateanos que posiblemente estaban contagiados y quienes viajaron en el ferrocarril desde la ciudad de Caracas a disfrutar unos días de permiso en su terruño. Este dato me lo suministro el Profesor Rafael Sanabria Martínez, estudioso y divulgador de la historia de su pueblo natal, El Consejo, estado Aragua.
A pesar de que el gobierno gomecista había ordenado el 21 de octubre de ese año, el cordón sanitario, no logró prevenir los efectos de este mal a estos jóvenes militares, quizás como lo señaló el Dr. Razetti, porque se refleja el malestar al segundo día de su contagio; además, ya que como decía: “Lo más expuestos a las formas graves, son los debilitados, los ancianos y los imprudentes”. Por las razones que hubiese sido, fue lamentable su consecuencia.
La referencia a los soldados señalados por el Prof. Sanabria M, la corroboramos a través de un telegrama fechado el 10 de noviembre de 1918, emitido en La Victoria para Maracay, destinado al “Benemérito” y publicado por el Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, n° 107-108, p 50, que dice lo siguiente: “En San Mateo no ha ocurrido ningún nuevo caso de gripe, hubo 7 defunciones de la misma enfermedad, entre militares y ciudadanos”.
En cuanto a la cuantía de personas contagiadas y fallecidas en San Mateo, la prensa caraqueña La Religión, El Universal, El Nuevo Diario y el citado Boletín, coinciden en detallar que los enfermos y enfermas pasaron de mil y de 35 los fallecidos y fallecidas.
Entre las víctimas de la “gripe española” nos permitimos visibilizar y recordar la memoria a las siguientes personas y recordar la fecha del deceso:
Fecha de deceso |
Víctimas |
(04/11/1918) |
-Soila Arroyo (edad 23 años) |
(05/|11/1918) |
-Ignacio Pereira (edad 22 años) y Ventura Regalado (edad 44 años) y Ángel Romero (edad 7 años) |
(08/11/1918) |
-Jesús Ramírez (edad 40 años), Carlos Domingo Sánchez (edad 30 años), Jesusita Liznero (edad 9 años) e Ignacio Rodríguez (edad 30 años) |
(09/11/2018) y (10/11/1918) |
-Eladio Tovar (edad 38 años), Miguel Porras (edad 24 años), Basilia Parra, Julián León (edad 25 años), Bonifacio Madriz (edad 30 años) y Felipe Orasma (edad 21 años) |
(11/11/1918) |
-Juan Aponte (edad 23 años, militar), Juan Manuel Jaspes (edad 35 años, militar), Abelina Rosales (edad 19 años), Francisco Romero (edad 3 años), Juan Moreno (edad 3 años), Miguel Pérez y Basilia Tovar |
(12/11/1918) y (13/11/1918) |
-Gabriel Mosquera (edad 22 años), Belén Báez (edad 22 años) y Juana Vera (edad 40 años) |
(14/11/1918) |
-María Muñoz (edad 29 años), José Camacho (edad 20 años-militar) y Jacinta Cobos (edad 2 meses) |
(15/11/1918) |
-Silvestre Ramos, Pedro Trujillo (edad 30 años) y Jorge Pedroza (edad 30 años) |
(17/11/1918) |
-José Díaz (edad 4 años) y Estefanía Moreno ( edad 7 años) |
(23/11/1918) |
-Natividad Sánchez (edad 55 años) y Cecilio Aristiguieta (edad 7 años) |
Fuente: Cuadro Elaborado por el autor a partir de: información proveniente del Registro Civil de San Mateo, año 1918, actas de defunciones fueron certificadas por el Dr. Emilio Correa, el Jefe Civil del Municipio, General Alberto Urdaneta, el Secretario, José R Vivas y los testigos Fidel María Miguelena y Pedro N Castillo. Datos suministrados por el Prof. Rafael Sanabria Martínez, Ángel Sosa y el personal que labora en dicho Registro. Vaya nuestros agradecimientos.
Las cantidades de enfermos y fallecidos hablan por sí solas, significa que el 50 % de su población sufrió esta enfermedad pandémica, que asolaba el mundo. Esto es una muestra más de que la gripe azotó a nuestra población con dureza, especialmente en el marco socioeconómico que vivía el país y del cual no estaba exenta este pueblo de los Valles de Aragua.
Fueron dos meses de calamidades sufridas en los hogares sanmateanos, a pesar de las previsiones tomadas y las atenciones tenidas con la población, como: suspender las actividades escolares, los actos públicos, privados y religiosos, incluyendo a las festividades de noviembre dedicado en honor a nuestra imagen “Virgen de Belén”, la cual se debió suspender y celebrar al año siguiente, entre el 26 de enero y el 9 de febrero de 1919.
A un siglo de la llegada de dicha influenza a San Mateo, no podemos dejar de mencionar y reconocer la actuación y liderazgo de incuestionable valor ético, comprometido con el bien colectivo, cómo fue la acción altruista del Pbro. Luis Rafael Romero Sánchez y del equipo que lo acompañó. Con sobrada razón, mi recordado tío Miguel A. Mendoza, se expresaba sobre él como un “Santo” en la tierra. Su loable labor societaria estuvo en las calles del pueblo. En una ocasión nos comentó la recordada Sra. Carmen Báez: “él, con una carretilla repartía alimentos y medicinas a la comunidad”.
Asimismo, la prensa precitada reconocía los apoyos recibidos por los habitantes de San Mateo, como, el económico, consistente en Bs 2.000,00 donados por el General Gómez; el del practicante de la medicina ciudadano Guillermo Oviedo; el de la Junta de Socorros de La Victoria, presidida por el Pbro. Gregorio Adam, el Arzobispo de Caracas, de los comerciantes y hacendados de la localidad y un pueblo organizado a favor de sus conciudadanos.
Un siglo se está cumpliendo de la llegada de la gripe española desde Europa a suelo venezolano, que también azoto a San Mateo en octubre-diciembre de 1918. Con esta nota esperamos contribuir modestamente en dar a conocer parte de nuestra historia local, y de un hecho que causó dolor y luto a nuestras familias sanmateanas.
San Mateo, 05 de octubre de 2018