Este es un tema tan amplio y complejo que si se quiere tratar con profundidad y sustantividad debe ser materia para tratadistas y estudiosos de la conducta humana, de la familia como célula fundamental de la sociedad y de ésta misma. Desde una posición perceptiva aspiro en estas notas dejar algunas consideraciones bastante elementales y algunas obvias.
Bien se ha afirmado que el pensamiento (idea) sin la acción es estéril, mientras que la acción sin el pensamiento es arriesgada y generalmente contraproducente . Si damos por buena esta afirmación la idea y el hecho se complementan y ambos son necesario en nuestro desenvolvimiento como individuo o colectivo.
Ahora bien, la existencia de una no necesariamente supone la presencia de la otra. Tenemos ideas no realizables por su elevado contenido utópico y otras que no debemos concretar en los hechos por respeto al ordenamiento jurídico, a las convenciones sociales o porque nuestra formación, principios y valores así lo ordenan, son esas ideas algo alocadas que a todos nos llega. También hay ideas que la situación recomienda postergar su concreción y hasta su expresión es pos de tiempos propicios o mejores. Son ideas en reposo y a la espera. Por razones de prudencia y tiempo todo lo que digamos debemos creer, más no todo lo que creemos debemos exponer. Sin embargo, cada acción debe ser precedida de una idea, excepción de aquellas instintivas o rutinarias para las cuales el cerebro tiene almacenada una cuadratura. Ante circunstancias de supervivencia propia o de semejantes, actuamos de inmediato sin mucha meditación, con sentido común y además el cerebro nos lo ordena de acuerdo a su inventario.
Claro está que cuando se trata del colectivo las ideas deben ser discutidas, estudiadas y meditadas por sus integrantes porque ellas afectan al conjunto.
Es propio del ser humano tener ideas , pensar y razonar y nuestro cerebro es tan insondable que la lluvia de ideas y pensamientos que nos llega o procesamos es tan inconmensurable como aquel. El cerebro humano no tiene límites y además estimó bueno no ponérselo. En los últimos cuarenta años el impresionante adelanto que hemos presenciado en la tecnología, fundamentalmente en la digital, ha sido gigantesco e inimaginable antes. Pero no existe y creo no existirá máquina alguna capaz de superar el cerebro humano.
Somos seres imperfectos y falibles, el único infalible en la tierra es el Sumo Pontífice y solamente lo es en materia de la fe. Somos buenos, menos buenos o malos. Existen cerebros tomados por las tinieblas y de lo que sale de ellos es la malignidad en la idea y en la acción. Son mentes carentes de valores a las cuales, si es posible, debemos traer a la luz.
En política, que es la actividad o proceso orientado de forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo o individualidades para alcanzar el poder de una nación, es fundamental y necesario que las actuaciones sean suficientemente bien pensadas , examinadas , analizadas y discutidas porque ellas repercuten de una manera directa en el pueblo, en la familia y en cada uno de nosotros.
El régimen que tenemos se dice partidario de la democracia participativa, ello supone consultar al pueblo con frecuencia las decisiones que se toman en el alto gobierno y que nos afecta a todos. Eso no ocurre. Creen que la democracia participativa es participarnos en largas cadenas de medios lo que se les ocurre, que frecuentemente es contrario al interés nacional. Nunca han practicado la democracia participativa ni honran la palabra de que el pueblo es el protagónico. Cuando convocan a elecciones ha sido porque la Constitución nacional y la ley obligatoriamente se los impone o cuando les viene en ganas como ocurrió en las pasadas del mes de mayo. Pero la consulta la ensucian con trampa, fraude, coacción y amenazas torciendo la voluntad popular y pretendiendo, por esa vía darle visos de legitimidad a su permanencia en el gobierno. La NOMENCLATURA se cree dueña del país y hace y deshace lo que les da la real gana sin importarle para nada la opinión ciudadana. Son ideas y hechos propios de regímenes totalitarios y ausentes de valores, con excusa por la redundancia. Estamos cansados de ver cómo se toman decisiones que luego se cambian o se postergan. Ello prueba el inmenso grado de improvisación de quienes nos gobiernan. Esto es un simple detalle de lo que nos ocurre.
Mantengo fe y esperanza que prontamente vendrán días mejores y en un abrazo solidario nos unamos en la ardua y apasionante tarea de la reconstrucción nacional.
Ruego a Dios diariamente nos ilumine a todos, al gobierno y a la oposición , a los primeros para sacarlos de las tinieblas y a nosotros, los de la oposición para que logremos la UNIDAD requerida para afrontar con éxito el gigantesco desafío que este tiempo nos presenta.
Pensamiento y acción
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