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Opinión

Ramón Cardozo Álvarez

La selva amazónica, con sus 7,4 millones de kilómetros cuadrados, cubre aproximadamente el 40 % del continente sudamericano, siendo la selva tropical más extensa del planeta. Este invalorable ecosistema posee la mayor biodiversidad del mundo y alberga aproximadamente la quinta parte de toda el agua dulce superficial disponible en la Tierra. Además de regular los ciclos del agua y del carbono, la Amazonía desempeña un papel crucial al absorber las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye significativamente a la mitigación del cambio climático. Lamentablemente, en los últimos cincuenta años, entre el 17 % y el 20 % de este valioso hábitat ha sido devastado. Distintos estudios advierten que, si se sobrepasa el umbral del 25 % de deforestación en la Amazonía, se corre el riesgo de llegar a un punto de no retorno. Esto resultaría en la pérdida de la capacidad de regeneración de estos territorios y pondría en peligro su función vital como el pulmón vegetal más grande del planeta.

En medio de una creciente preocupación internacional por este desastre ambiental, el próximo 8 y 9 de agosto, los jefes de Estado de los ocho países amazónicos (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) se reunirán en la ciudad brasileña de Belém con el objetivo de reimpulsar el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) y fortalecer institucionalmente a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

El ecocidio de la Amazonía venezolana

Venezuela alberga aproximadamente el 6,73% del bioma total de la Amazonía, principalmente en los estados de Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro. Esos estados, en su conjunto, representan aproximadamente la mitad del territorio nacional venezolano y albergan al 8,5% de la población total del país, incluidas 24 etnias indígenas. A pesar del valor medioambiental de estos territorios, y de que un 40% de ellos son áreas protegidas por ley, durante la última década la Amazonía venezolana ha sufrido los efectos negativos de una irresponsable política gubernamental que ha causado daños muy graves e irreversibles a esos frágiles ecosistemas.

Durante la última década, el colapso de la industria petrolera venezolana llevó al régimen chavista a centrar su atención en la explotación intensiva de las riquezas minerales en la zona sur del Orinoco. Se estima que esa región alberga, entre otros minerales valiosos, alrededor de siete mil toneladas de oro, lo que representa la sexta reserva natural de oro más grande del mundo. En el año 2016, Nicolás Maduro decretó como "Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco" a un área que abarca más de 112.000 Km2 de la Amazonía venezolana, extensión territorial que excede el tamaño de isla de Cuba. De acuerdo con el portal de investigación InSight Crime, "el oro de Bolívar ha sido un salvavidas económico para el gobierno venezolano, que le ha permitido acceso limitado a los mercados internacionales, eludiendo las sanciones impuestas por Estados Unidos".

Hoy en día, el impacto de esta política extractivista ha sido tan negativo que la ONG ambientalista SOS Orinoco no ha dudado en catalogarlo de "ecocidio”. La expansión descontrolada de la minería ilegal, la deforestación de más de 140.000 hectáreas de bosques primarios, la contaminación y destrucción de las cuencas hidrográficas y de sus ecosistemas acuáticos, el crecimiento exponencial de la violencia criminal en la zona, así como el desplazamiento forzado y la violación de los derechos humanos de las etnias originarias, son solo algunos de los efectos perversos ocasionados por esta política gubernamental. Estos hechos han sido documentados en numerosos informes e investigaciones de reconocidas organizaciones ambientalistas, tanto a nivel nacional como internacional.

Según denuncia SOS Orinoco en sus informes 2021 y 202, "el Arco Minero ha promovido la minería depredadora, la violencia y la pérdida de soberanía del Estado venezolano, dentro y fuera de la poligonal de dicho arco. La violencia es liderada por los grupos armados organizados (GAO) y por la FANB, quienes se coordinan, reparten y disputan el poder minero, dejando en el camino a muertos, desaparecidos, desplazados, y un nuevo orden que se sustenta en el tráfico de oro, gasolina, mercurio y personas”.

Despliegues militares para proteger el medioambiente

Desde mediados del 2022, en medio de acusaciones por parte de ONG ambientalistas y organismos internacionales de derechos humanos, así como de enérgicas protestas de las poblaciones indígenas que residen en la Amazonía venezolana, y la persistente anarquía y violencia que ha arraigado en estos territorios, Nicolás Maduro inició una serie de operativos militares en contra de la minería ilegal en la región de Guayana venezolana.

De acuerdo con los voceros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), las operaciones militares Escudo Bolivariano Autana y Roraima, desplegadas en el territorio Amazonas Parque Nacional Yapacana, apuntan a la protección ambiental, a la erradicación de la práctica de la minería ilegal, a la expulsión de los grupos que operan en esta zona y a iniciar un proceso de recuperación del área afectada por la actividad extractivista.

La minería ilegal continúa "indeteniblemente” en la Amazonía venezolana

Estas acciones militares, sin embargo, no han convencido a las ONG ambientalistas y defensoras de derechos humanos en Venezuela, las cuales han acusado al régimen de Nicolás Maduro de querer maquillar con ellas su "política minera depredadora” en la Amazonía venezolana.

InSight Crime denunciaba, a finales del año pasado, que estos operativos militares eran simplemente intentos del régimen de Maduro de tomar el control de la explotación minera, pues "por falta de capacidad tecnológica y control territorial, gran parte de la actividad minera en ese estado es controlada por los sindicatos y no por el gobierno. Estas bandas se llevan una tajada del oro producido en las minas que controlan, lo cual reduce la cantidad que termina en manos del gobierno”.

Estas apreciaciones has sido reiteradas por Erick Camargo, del Observatorio de Ecología Política de Venezuela (OEP), quien ha señalado que los operativos militares ordenados por Nicolás Maduro "no han sido en pro de frenar la extracción minera, sino parte de una lucha de poder armada por el control de las minas y el comercio mineral. Las denuncias, especialmente en Yapacana, indican que la explotación minera sigue, pero ahora bajo estricta vigilancia militar, no en procura de la recuperación de los territorios devastados, sino para el control de la actividad”.

Por otra parte, la ONG Control Ciudadano, dedicada al tema militar y a la protección de los derechos humanos en Venezuela, afirmó en un comunicado de prensa, en enero de este año, que "las causas estructurales de la destrucción del Yapacana no podían ser resueltas con una operación militar. La recuperación de la plena soberanía en la frontera, al sur de Venezuela, solo sería posible cuando se reconozca oficialmente que el enemigo a combatir para la Fuerza Armada Nacional es la guerrilla colombiana, que se está consolidando cada vez más en los Estados Amazonas y Bolívar para controlar el gigantesco negocio de la minería ilegal, por los dividendos y poder que genera y sus ramificaciones”.

Es por ello que la SOS Orinoco, organización no gubernamental que viene monitoreando y georreferenciando desde 2018 la huella minera al sur de Venezuela ha calificado a la Operación Autana 2023 como una campaña mediática, y presentó informes y videos que demostraban cómo en los últimos 24 meses la minería al sur del país había seguido expandiéndose. Según esa oenegé, el régimen de Nicolás Maduro está asociado con la guerrilla colombiana y no tiene la voluntad real de expulsar a estos grupos armados del territorio venezolano. En su cuenta de Twitter, SOS Orinoco advirtió el 28.06.2023 a la comunidad internacional que "Nicolás Maduro pretende engañar al mundo ambiental en la cumbre de países amazónicos, pero la realidad de su política minera no se puede esconder: la minería ilegal continúa indeteniblemente”.

Ausencia de política y estrategia nacional frente al cambio climático

Otras evidencias de que persiste el desinterés y la falta de un verdadero compromiso por parte del régimen de Nicolás Maduro respecto de la protección de la Amazonía venezolana lo constituyen el hecho de que el Estado venezolano mantiene vigente el decreto del Arco Minero, y se ha negado a suscribir el Acuerdo de Escazú, primer tratado regional sobre derechos humanos y ambiente, así como varios de los acuerdos de la COP26 de Glasgow. A esas graves falencias se suma el hecho de que, actualmente, el país no cuenta con una política y una estrategia nacional de cambio climático, tal como lo vienen denunciando de manera reiterada los avances del Reporte Académico de Cambio Climático de la Academia de Ciencias de Venezuela.

El lavado verde de la devastadora política minera gubernamental

Dada la gravedad del cambio climático y de la crisis ambiental que se cierne hoy en día sobre el mundo, se han establecido múltiples fondos y programas internacionales que ofrecen financiamiento y recursos a los países que demuestran un compromiso real en la lucha contra la deforestación y el cambio climático. De acuerdo con Erick Camargo, de la OEP, los últimos operativos militares en contra de la minería ilegal en Venezuela formarían parte de "una clara jugada de greenwashing”, un tipo de estrategia de relaciones públicas destinada a transmitir la engañosa impresión de que el régimen de Maduro está comprometido con la protección del medioambiente, y de esta forma poder acceder a dineros de los llamados fondos verdes o fondos para la protección climática (Fondos para Reducir las Emisiones de Carbono, Fondos de Inversión en el Clima, Fondo para el Medio Ambiente Mundial, Fondo Verde para el Clima).

Esperamos que los intentos de Maduro por lavar la deteriorada imagen de su régimen en temas ambientales y presentarse como un gobernante consciente y respetuoso del medio ambiente en la próxima Cumbre de la Amazonía no engañen a la comunidad internacional, especialmente a los otros jefes de Estado amazónicos. Es fundamental que se inste al régimen venezolano a asumir con responsabilidad su deber de detener las acciones ecocidas que continúan ocurriendo en la Amazonía venezolana, y que el Estado desarrolle una genuina política de protección ambiental para estos ecosistemas tan vitales, tanto para la región como para el mundo.

20 de julio 2023

DW

https://www.dw.com/es/venezuela-el-greenwashing-de-maduro/a-66300191?mac...

 8 min


José Carlos Cueto

"El Descubrimiento de Europa" es un libro que cambia nociones.

Su autor, el historiador sevillano Esteban Mira Caballos, pasó tres décadas investigando una especie de historia a la inversa: la vida poco conocida de los primeros indígenas que arribaron a Europa desde 1493.

Y es que se sabe mucho de los nativos que se quedaron en América, pero bastante menos de todos aquellos que viajaron al Viejo Continente y lo cambiaron para siempre.

El libro cuenta cosas sorprendentes, como los beneficios que reclamaron sectores de las élites indígenas a la Corona española por haber participado en la conquista.

O cómo varios de los primeros mestizos se entroncaron en lo más alto de la nobleza y oligarquía españolas.

BBC Mundo conversó con Mira Caballos pocas horas después del lanzamiento del libro, que ya está dando mucho que hablar porque, según el historiador, no parece contentar ni a indigenistas ni a conservadores.

Es un libro detallista, con muchas fuentes y revelaciones sorprendentes, como el papel que reclamaron los indígenas en la colonización.

Cuando escribes sobre esta historia que puede cambiar varias nociones tienes que poner mucho aparato crítico; ponerte minucioso con las fuentes para ser creíble.

El libro genera debate porque cuenta cosas que se conocían a nivel académico pero no en la calle.

La gente piensa que España conquistó, colonizó y administró América, pero el 95% de los conquistadores eran indígenas.

¿Quién se va a creer que Francisco Pizarro, con 180 hombres, conquista Tahuantinsuyo con 2.000 km2? ¿O que Hernán Cortes, con 508 efectivos, conquista la federación mexica?

La conquista fue pactada entre indígenas y españoles. Cuando acaba, los propios indígenas se quedan como sargentos y alguaciles mayores y otros cargos. Permanecen combatiendo rebeliones de otros nativos. España mantiene toda la estructura indígena de cacicazgos, curacazcos y jefaturas.

De hecho, los curacas eran de los mayores hostigadores de lo suyos, extorsionándoles para pagar a los españoles lo que correspondía y mantener sus privilegios.

Muchos de estos conquistadores indígenas se presentan en España reclamando su labor. Los tlaxcaltecas, por ejemplo, recriminaban que Hernán Cortés no habría conseguido nada sin ellos. Y, a su vez, los chalcas reclamaban que ellos habían contribuido más que los tlaxcaltecas.

En España se presenta toda una legión de caciques, curacas, pipiltins y taínos reivindicando que fueron conquistadores y administradores pidiendo privilegios: prebendas, tierras, subtierras y títulos nobiliarios.

Y los conseguían. Se llamaban a sí mismos tan conquistadores como Hernán Cortés.

Mucha de esa nobleza indígena entronca con la nobleza española. Actualmente hay grandes nobles españoles que son descendientes directos de Huayna Cápac o del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.

Esa es una visión que ha causado sensación, independientemente de la parte oscura de la historia con la esclavitud, la violencia y las matanzas.

No parece una versión muy acorde con las condenas actuales que recibe España y otros países colonizadores por su papel en esta etapa de la historia.

En la historia siempre está metida la ideología y en esto hay tres posiciones: negrolegendarios, rosalegendarios y los historiadores.

Los negrolegendarios acusan a España de genocida y de ese argumento no se mueven.

He trabajado muchos años en República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, México y Perú. Conozco bien el horror de lo que cometieron los españoles, auténticas matanzas como en la Antillas. Eso no se puede negar. Nadie los llamó para ir allí para civilizar ni salvar a nadie.

En años recientes ha crecido una ola de reversionismo histórico, incrementándose las condenas contra el pasado colonizador de las potencias europeas y su destrucción de civilizaciones americanas.

Hay una polarización muy grande. A los negrolegendarios no les puedes contar más que sobre el genocidio, pero también están los rosalegendarios, que creen que España fue la mejor, la salvadora de los salvajes.

El mismo discurso con que se justificaban en el siglo XVI lo repiten los rosalegendarios en el siglo XXI: eso de que fuimos salvadores, magníficos, maravillosos y que lo contrario es todo leyenda negra.

En el medio estamos los historiadores, que contamos las cosas en base a documentos y razonamientos históricos. He ido a congresos con historiadores cubanos, dominicanos y mexicanos y no hay grandes diferencias entre nuestras visiones más allá de matices.

La historia es un largo camino de cadáveres. El hombre es horrible. Se impuso el más fuerte sobre el más débil, pero es algo que hay que contar en su contexto y ya está. Los historiadores recibimos críticas de todos lados.

Los de Vox (partido español de extrema derecha) me ponen de vuelta y media, acusándome de masón comunista o ruso putineano. Los indigenistas también me critican.

Claro que existió la esclavitud y en Cuba se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX, pero tampoco hay que verlo como un punto oscuro para la historia de España, ni un mérito ni un demérito. Las cosas fueron como fueron y ya está.

Había eurocentrismo y desde el Viejo Continente se consideraba a las civilizaciones indígenas como bárbaras, pero no se les puede pedir que pensaran como un trabajador de la ONU en el siglo XXI.

Ni siquiera el padre Bartolomé de las Casas, fiel defensor del trato a los indígenas, se planteó la posibilidad de que estos pudieran vivir en su idolatría y fuera del evangelio.

De las Casas lo que plantea es que la evangelización debe ser por medios pacíficos y en eso hay que reconocerle que fue pionero.

Se sabe mucho de los indígenas que se quedaron en América, pero no de los que fueron a Europa, el gran propósito de su libro. Muchos fueron esclavizados.

España descubrió América el 12 de octubre de 1492, pero pocos meses después, en el viaje de regreso de Cristóbal Colón, ya estaban llegando americanos a Europa y descubriéndola.

Siempre tenemos la idea de un flujo unidireccional, pero fue bidireccional desde el primer momento.

Desde 1493 llegan los primeros indígenas y se produce un gran flujo de personas, mercancías, ideas, productos, enfermedades.

La cepa virulenta de la sífilis llegó a España desde América cambiando hábitos de vida. Pero también llegaron plantas medicinales para combatirla que se administraron en Sevilla desde 1520.

En los primeros años muchos indígenas llegaron a España como esclavos y Sevilla se convierte en un gran foco de comercio de esclavos. Muchos fueron marcados para registrar su propiedad.

Aquí hay que reconocer que la reina Isabel la Católica se opuso a la esclavización de sus nuevos vasallos. Muy temprano, en 1500, prohíbe la esclavitud con las excepciones de los indígenas caníbales y los capturados en guerra justa.

Después, en 1530, se prohíbe la esclavitud entera, pero la Corona da marcha atrás por las rebeliones indígenas. Los españoles la convencen de que no pueden hacer frente a esas rebeliones si no capturan a indígenas que luego sirvan de esclavos.

Abolir la esclavitud se volvió difícil por los alzamientos y porque otros, aprovechándose, hacían pasar indígenas pacíficos por rebeldes para justificar la esclavitud a través de la guerra justa. No era una política de Estado, sino acciones individuales.

Hubo mucha oposición y hasta represalias de los dueños contras los esclavos que pretendían liberarse, pero aún así, se liberaron prácticamente los esclavos indígenas en España desde 1542.

Aunque siguió el flujo, dado que Lisboa seguía siendo un polo importante de venta de esclavos y los portugueses continuaron comerciando a indígenas brasileños, cuya protección no era garantizada por la Corona de Castilla.

Una esclavitud que empezó precisamente con Cristóbal Colón, un dato con el que quizás no se le vincula tanto.

Es verdad que Colón empieza y pretende plantear un tráfico indígena de los naturales de América a España y, si le hubieran dejado, América se habría convertido en un gran reservorio de esclavos para Europa.

Aunque también es cierto que Colón estuvo presionado por las circunstancias. La Corona quería rédito, ver si su empresa era rentable. La factoría colombina corría el riesgo de quebrar. Colón se veía obligado continuamente a tratar de justificar la rentabilidad y viabilidad de su proyecto.

Se da cuenta de que no había tanto oro y se plantea, para convencer a la Corona de que aquello era rentable, de que se podían llevar miles de esclavos y venderlos en los mercados europeos.

No pienso que Colón fuese un santo o un demonio, sino también un personaje de su tiempo que efectivamente inicia el tráfico de esclavos de América a Europa.

¿Qué tanto aportaron los indígenas al contexto sociocultural de Europa cuando llegaron?

En Europa y en España se desconoce la influencia brutal de América desde el comienzo.

Primero, genéticamente, porque aunque a muchos indígenas les permitieron regresar, el 90% de los que llegaron se quedó, entre otras cosas porque muchos vinieron muy chicos a la península ibérica y no conocían otra realidad.

Muchos se integraron. Luego también llegaron miles de mestizos.

Culturalmente, ¿cuántas palabras en el castellano proceden del mundo indígena? Tiburón, piña, tomate... un porcentaje muy alto de las palabras del castellano procede de los distintos idiomas indígenas.

A nivel gastronómico, dos de los grandes platos españoles, el gazpacho y la tortilla española, tienen ingredientes protagonistas totalmente americanos. El gazpacho se hace a base de tomate, que es una planta americana. La tortilla de patatas se hace con un tubérculo peruano.

Muchas veces no somos conscientes de que gran parte de nuestra cultura tradicional, nuestra gastronomía y costumbres, proceden del mundo indígena.

También sorprende la cantidad de obras de arte que llegan de América desde muy temprano.

El Crucificado de la Hermandad del Baratillo de Sevilla, muy devocionado aquí, llegó en los años 20, fabricado con caña de maíz por los indígenas del Colegio de San José de los Naturales en México.

No se sabía que muchos de los cruficados devotos españoles proceden del mundo americano, fabricados allí desde los primeros años en el siglo XVI por indígenas. Son cosas que le cuentas a la gente y no se lo puede creer.

Hay inventarios del Gabinete de Antigüedades del Duque de Medina Sidonia con penachos de pluma, objetos de oro, muchos enseres por la fascinación por conocer lo que había allí, lo que tenían allí las culturas y las civilizaciones. El flujo fue verdaderamente impresionante.

Cuando le cuentas todo esto a los más conservadores, especialmente el tema genético, creen que es una aberración cuando decimos que por la sangre española corre sangre indígena.

Es lo que sorprende tanto en España, también por nuestro egocentrismo de que fuimos el Imperio, los que fuimos allí. Eso de que ellos vinieran y nos influyeran remueve conciencias.

¿Puede esto tener algo que ver con racismo?

No tengo claro que hubiese tanto racismo como clasismo, incluso hoy.

A España también llegaron cientos de mestizos enviados por sus padres desde América con una historia diferente.

El mejor ejemplo es Francisca Pizarro Yupanqui, que llega rica a España, se traslada la corte de Felipe II y llega a vivir en un palacete en Madrid.

Los mestizos ricos que llegan a España forman una auténtica oligarquía mestiza, son de los más reconocidos en los pueblos o ciudades que habitan y no existía problema racial.

Si eras mestizo con dinero, no había problema, eras poderoso y te casabas con una española blanca.

Si eras pobre, sí sufrías discriminaciones, pero no tanto por la raza sino por la pobreza. Sorprende que sean comportamientos que pasan ahora al igual que en el siglo XVI.

Curioso que los indígenas también consideraran a los españoles como bárbaros, como cuentas en el libro

Es que en América había distintas civilizaciones en distintos grados evolutivos con logros que no existían en Europa.

Por ejemplo, la capacidad de distribución del imperio inca del Tahuantinsuyo no existía en el Viejo Continente.

La visión de los indígenas sobre Europa variaba en medida de donde vinieran. Si un indígena venía de Tenochtitlan, poco se impactaba, porque esta ciudad doblaba en tamaño a Sevilla.

Si venía un indígena de la zona selvática de Florida, Ecuador, etcétera, les parecía un mundo bárbaro. Se sorprendían que hubiese tanto infanticidio, tanta pobreza por las calles, tanto indigente, tanto truhan. Más que impresionarse por edificios modernos, les llamaba la atención la extrema pobreza.

Ellos venía de sociedades humildes y sencillas, pero mucho más redistributivas. En muchas comunidades aborígenes no se permitía esa miseria entre sus miembros.

Muchas sociedades americanas vivían de manera mucho más armónica que en Europa y su evolución fue cortada de manera abrupta por los españoles. Destruyeron grandes civilizaciones.

En el libro también rompes con el estereotipo de que los indígenas que llegan a Europa eran unos ingenuos.

Tenemos esa idea del indígena ingenuo y para nada. En cuanto llegan aquí, montan redes clientelares para ayudarse entre ellos.

Es interesante que, si bien en América ellos no se consideraban indígenas, en Europa sí asumen esta conciencia de clase y la aprovechan.

Como indígenas contaban con beneficios que no tenían otras minorías y se organizaron entre ellos en cada pueblo para defender sus derechos.

Hay un caso muy llamativo de un tal Esteban de Cabrera, un indígena muy longevo liberado por la Casa de Contratación que se dedicaba a animar a indígenas esclavos para que pidiesen su libertad.

Y ya avanzado el siglo XVI, estos indígenas aprenden a moverse como pez en el agua en los tribunales. Había una estructura en España con procuradores indígenas que facilitaban los trámites de los suyos conociendo todo el corpus legal español.

Incluso, los indígenas aprendieron a destacar que no tenían sangre judía cuando reivindicaban nobleza y linaje, sabiendo que los españoles lo valoraban mucho.

El libro también rompe con ese estereoptipo del indígena ingenuo y permanentemente engañado. Se sueltan pronto y acaban entendiendo muy bien sus privilegios y todos los resortes judiciales y penales de España.

Una cosa importante: los indígenas jamás cuestionaron la esclavitud, ellos cuestionan su esclavitud como personas declaradas libres por la Corona de Castilla, pero no la esclavitud de los negros, de los africanos. Así era la mentalidad de la época.

¿Cómo fue la vida de los humildes que conseguían su libertad?

Difícil. Dependía de sus oficios. Algunos eran sastres, zapateros, agricultores. Esos, cuando se liberan, tienen más posibilidades.

Muchos otros no, y cuando los liberan, siguen trabajando en servidumbre, como criados. Y tenían suerte. Otros acabaron mendigando.

En 1653 había tantos indígenas vagabundos en España que se dio una real orden para que se recogiesen a todos y se devolviesen a América.

Hay muchas diferencias en cómo les fue. Los nobles, por ejemplo, eran pensionados por la Corona.

Es importante destacar que los indígenas siempre fueron recibidos por el rey. Tenían vías directas con el monarca y se podían comunicar con cartas.

Si un español cualquiera quería verse con el rey lo tenía difícil.

Pero este consideraba a los indígenas como vasallos suyos que vivían a miles de kilómetros de distancia. El rey nunca había viajado a América ni pensaba viajar. Por tanto, quería estar informado y tener conexión directa.

7 de julio 2023

BBC News Mundo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-65873854

 12 min


Acceso a la Justicia

El 30 de junio, tres días después de que los periodistas venezolanos celebraran su día, la libertad de expresión en Venezuela recibió un nuevo golpe. Radio Caracas Radio (RCR), la primera estación radial que tuvo el país, puso fin a sus emisiones tras 93 años ininterrumpidos de operación, una decisión a la que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contribuyó de manera decisiva al desechar un recurso de la estación que buscaba que se le permitiera volver a transmitir en señal abierta.

«Lo que estamos haciendo es una decisión difícil y dura», admitió el gerente general de RCR, Jaime Nestares, quien no obstante negó que la misma sea definitiva y aseguró que la emisora «está abocada a volver, en abierto, porque estamos preparados; o bien para encontrar una alternativa que nos haga regresar pronto».

El directivo explicó que la medida fue impulsada debido a que el actual modelo de operación, con transmisiones exclusivas por Youtube, no era económicamente viable.

«El tema es que las dificultades que estamos viviendo en los últimos meses nos lleva a pensar que algo viene y no es serio, responsable ni éticamente correcto hacer correr riesgos ni a activos ni mucho menos a las gentes que trabajan con nosotros».

Desde que en 2019 el Gobierno de Nicolás Maduro declárese la extinción de la concesión de RCR, la emisora venía emitiendo su programación por internet, toda una hazaña en un país que en 2019 vivió un apagón que dejó al grueso de sus habitantes sin electricidad durante días o que cuenta con la peor conectividad de la región.

El remate

El anuncio de RCR se produjo a casi 4 meses de que el máximo juzgado rechazara el recurso que los accionistas de la emisora le presentaron en agosto de 2019 contra la decisión de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), que meses antes le había arrebatado la frecuencia radioeléctrica que explotaban desde hacía nueve décadas.

Esto declaró al respecto la Sala Político Administrativa en su sentencia n.º 268 del 13 de abril de 2023:

«La concesión es un acto administrativo unilateral mediante el cual el órgano rector o la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, según sea el caso, otorga o renueva sea a una persona jurídica o a un particular su condición de concesionario para hacer uso y explotación de una porción del espacio radioeléctrico, destacándose además que tal condición de titular de una concesión no implicará que, ante la solicitud de renovación, ostente un derecho subjetivo o de preferencia a que la misma le sea otorgada».

En el fallo redactado por la magistrada Bárbara César se rechazaron todos los alegatos esgrimidos por RCR, pero fueron particularmente llamativos los argumentos dados por el máximo juzgado para refutar la denuncia sobre la violación al derecho fundamental a la libertad de expresión.

«No puede hablarse de violación a la libertad de expresión de la demandante, sino de la falta de autorización administrativa para realizar una actividad sujeta a tal requisito, lo cual lejos de considerarse violatorio del mencionado derecho, obedece a una de las limitaciones a que alude la Constitución al consagrarlo en su artículo 57».

Además, la Sala prosiguió señalando que

«el hecho de que la accionante no pueda usar el espectro radioeléctrico a través de la radiofrecuencia que le había sido otorgada no implica que no puedan seguir ejerciendo su derecho a la libertad de expresión, manifestando sus ideas, opiniones, informaciones y demás contenidos, mediante otros medios de comunicación (sentencia de esta Sala Nro. 0763 del 23 de mayo de 2007)».

Sin embargo, la decisión contra RCR parece ir a contracorriente de lo establecido en el numeral 3 del artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, el cual señala expresamente:

«No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones».

Esto casi fue la misma respuesta que dio el TSJ al señalamiento de la emisora de que la decisión gubernamental había afectado su derecho a la propiedad privada y al ejercicio de la actividad económica.

Sospechas más que fundadas

La Sala Político Administrativa negó que la decisión de Conatel haya sido una represalia por la línea editorial «de esa empresa y del resto del Grupo 1BC, calificada por los funcionarios como de golpista y fascista», como expusieron los abogados de RCR.

El máximo juzgado replicó lo siguiente:

«La afirmación de la recurrente no se encuentra sustentada en las pruebas aportadas a los autos, así como tampoco, se desprende del estudio de la resolución, sobre la cual versa la presente demanda, que la autoridad administrativa haya motivado o justificado su decisión en algún criterio de carácter político que haga presumir a esta Superior Instancia “intenciones caprichosas o contrarias a derecho” que no respondan a fines estatales legítimos».

En la resolución de 2019, Conatel justificó su decisión de no extenderle la concesión a RCR en que buscaba «garantizar la alternabilidad en el otorgamiento de los títulos para la prestación de servicios públicos de telecomunicaciones» y que

«el artículo 73 de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones establece la posibilidad de renovar cualquier concesión de uso del espectro radioeléctrico, por un tiempo limitado, ello ha sido entendido como una facultad potestativa y no así, una obligación para el Estado, toda vez que, lo contrario atentaría contra la pluralidad del uso del espectro».

No obstante, no se puede ignorar que en 2007 el entonces presidente Hugo Chávez decidió no extender la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV), el otrora canal 2, por considerarlo «golpista». Esta decisión no solo despertó una condena nacional e internacional, sino que además marcó el inicio de un progresivo proceso de eliminación de medios, con la consiguiente pérdida de pluralismo de información, ideas y opiniones.

Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?

RCR es la última víctima de la guerra del Estado venezolano contra los medios de comunicación independientes y que en las últimas dos décadas ha provocado la desaparición de cientos de ellos. Entre 2003 y 2022, 285 emisoras radiales han cerrado o sido cerradas, mientras que la misma suerte han corrido 87 diarios, 19 televisoras y 12 portales web, de acuerdo con datos de la organización Espacio Público.

Para poner en perspectiva la gravedad de la situación, basta con señalar que hoy los ciudadanos de 13 estados del país no tienen otras fuentes de información distinta a los medios públicos o estatales; es decir, lo que digan las autoridades es santa palabra.

julio 19, 2023

https://accesoalajusticia.org/tsj-da-tiro-gracia-rcr-emisora-radio-mas-a...

 5 min


Alexia Columba Jerez

El golpe asestado por Prigozhin utilizando como punta de lanza al grupo Wagner es para muchos una muestra de la debilidad de Putin. Los atisbos de guerra civil demuestran que el líder no es capaz de poner orden en su propia casa, mientras que para otros la idea básica es quedar mirando los hechos expectantes, mientras se aplica por evolución natural la premisa del «divide y vencerás». El mismo autor de estas palabras, Julio César, también decía: «En la guerra, los eventos de importancia son el resultado de causas triviales», y esto puede despertarnos de la verdadera percepción sobre un hombre, al fin y al cabo «lo que deseamos, lo creemos fácilmente, y lo que pensamos, imaginamos que otros lo piensan».

Así el reputado autor Mark Galeotti, historiador especializado en Rusia, se ha dedicado en su libro ‘Tenemos que hablar de Putin’ a desmontar la imagen de un hombre y a darnos una visión sin precedentes del líder ruso, poniendo en cuestión todo lo que creíamos saber de él y para ello se ha basado en relatos de fuentes cercanas al presidente. Y la razón que lo impulsa a ello es que Putin «se ha convertido en un símbolo planetario-positivo o negativo- que cada cual define a su gusto, como esas manchas de tinta de Rorschach, que usan los psicólogos».

El propio Putin en su autobiografía comentaba sobre su infancia que en el lugar donde vivía «había hordas de ratas en la entrada principal. Mis amigos y yo solíamos perseguirlos con palos. Una vez vi una rata enorme y la perseguí por el pasillo hasta que la llevé a una esquina. No tenía a dónde correr. Cuando se vio acorralada se arrojó sobre mí. Estaba sorprendido y asustado. Ahora la rata me perseguía. Salté por el rellano y bajé las escaleras. Por suerte, fui un poco más rápido y logré cerrar la puerta de un portazo», relata.

Siguiendo esta anécdota, el analista Andreas Kluth escribía en un artículo en Bloomberg que el presidente ruso es «la rata más famosa del mundo» y que él mismo usa esta analogía como amenaza velada: «Yo soy esa rata, excepto que tengo garras nucleares. Así que, no me acorralen». Dicho lo cual, las preguntas sobre este hombre que más de una vez ha aparecido a pecho descubierto y que Galeotti pone sobre la mesa son ¿Quién es el verdadero Putin?, ¿qué quiere?, y sobre todo ¿qué hará a continuación?

UN JUDOCA, NO UN JUGADOR DE AJEDREZ

El historiador arranca su historia bajo la lujosa cúpula acristalada del ‘White Rabbit’ de Moscú donde se reúne con un antiguo funcionario de la Administración presidencial, que a base de ingentes cantidades de alcohol le confiesa «leo lo que publican los periódicos, lo que dicen los políticos y escriben los expertos. No sé de dónde sacan todo eso, pero no me extraña que hayamos acabado metidos en este berenjenal». Muchos dicen que para entender a Putin basta con entender su formación en el KGB, pero «si fuera tan simple, por qué seguimos equivocándonos».

Mike Rogers, presidente de la Comisión de Inteligencia del Congreso en tiempos de Barack Obama, comentaba que «Putin juega al ajedrez y tengo la impresión de que nosotros estamos jugando a las canicas». Galeotti desmonta este hecho diciendo que Putin no es un gran cerebro maquiavélico a la manera de un villano arquetípico de ‘James Bond’. «Buena parte de su aventurismo internacional es un bluf, al estilo de un animal que al topar con un predador hincha el cuerpo o eriza el pelaje para parecer más intimidante», el problema es que no miramos debajo del pelo erizado.

Sin embargo el líder ruso es un judoca, no un jugador de ajedrez. En el ajedrez hay unas reglas estrictas, Putin sigue ese estilo. Establece que «un judoca se habrá preparado para anticipar los movimientos habituales de un rival…, pero buena parte de la técnica consiste en usar la fuerza del oponente en su contra y aprovechar la oportunidad cuando se le presenta. Como resultado, a menudo, resulta impredecible, como también lo es el Estado ruso; incluso actuando de manera contradictoria. Pero muchos de sus éxitos aparentes se acaban convirtiendo a la larga en un lastre por la ausencia de un atento análisis previo». Mientras, se dedica a acosarnos moviéndose en círculos por el tatami. Pero se mantiene al acecho, a la espera de que cometamos un error que le brinde una oportunidad aparentemente favorable.

Por tanto, el autor sostiene que Putin es un oportunista que saca partido del hecho de que si bien sabe que Occidente es más poderoso que Rusia, también es una constelación de democracias díscolas. En una entrevista a ABC Galeotti llegó a señalar: «Putin ha identificado que nosotros en Occidente somos el eslabón débil. Si perdemos el interés en Ucrania, la voluntad de seguir prestando apoyo financiero, humanitario y militar, entonces será mucho más difícil para los ucranianos continuar su lucha. Putin espera poder durar más que nosotros».

Mientras los organismos gubernamentales rusos se solapan y compiten entre ellos, algunos favoritos prosperan, otros caen en desgracia. «Putin el zar judoca domina un ejército de judocas menores, con ínfulas de oligarcas, todos al acecho de una oportunidad de destacar», sentencia. No estamos ante un gran tiburón blanco, sino ante un cardumen de pirañas que se mueven en muchas direcciones a la vez, individualmente, y algunas conseguirán mordernos la espalda. La idea de Putin es la que practicaba Zuckerberg con Facebook «moverse rápido y romper cosas».

PUTIN, UN ESPÍA DISTINTO AL QUE CREÍAMOS

Desde joven Putin admiraba al KGB. Y siendo un adolescente se presentó en la infame sede del cuartel general regional, donde en el pasado se reunía la policía secreta de Stalin. Uno de sus agentes que se encargó de despacharlo, no sin antes sugerirle que se matriculase en derecho para hacer carrera en el KGB, cosa que hizo durante 17 años.

Este historial le valió que la idea general, fuese la que trasmitía personas como el senador McCain, que dijo tras un encuentro con Putin que vio tres cosas en los ojos de Putin «una K, una G y una B». La realidad es que inicialmente estuvo destinado a tareas de espionaje, pero después fue trasladado a la Alemania Oriental, donde cotejaba información, redactaba informes, y según Galeotti se atiborraba de cerveza alemana.

No fue un espía brillante, sino mediocre, y marcado en palabras del historiador por «un quiero, pero no puedo». Su experiencia procede de los últimos años de un KGB, cuyo motor era el corrupto interés personal. Y esa admiración por esta institución es lo que le hace depender política y psicológicamente de sus espías del FSB (la nueva KGB). Con departamentos que se canibalizan entre sí que saben como confesó un exespía a Galeotti «no se llevan malas noticias a la mesa del zar».

El historiador lo compara con un rey Lear que ha dividido su reino entre hijas que lo halagan. En su más reciente libro ‘Las guerras de Putin’, Galeotti destaca este problema y apunta que «su intento de apoderarse de Ucrania se basó en el tipo de táctica que adoptaría un espía, más que un general».

PUTIN NO QUIERE RESUCITAR LA URSS, NI EL ZARISMO

Galeotti critica que se cite constantemente la frase de Putin: «el desmoronamiento de la Unión soviética fue la peor catástrofe geopolítica del siglo», pero a su vez también dijo «quienes no lamentan la caída de la Unión soviética no tienen corazón, pero quienes quieren restaurarla no tiene cerebro». Para el escritor Putin es sin duda un ‘Homo sovieticus’, al que le duele la pérdida de la condición de superpotencia de su país, pero no para realizar un mero ejercicio de arqueología política. Más bien lo que pretende es la creación de algo nuevo.

La historia de Rusia, comenta el autor, está salpicada de cadáveres de héroes e imperios difuntos, y Putin a la manera del doctor Frankenstein quiere crear algo nuevo a partir de los fragmentos sueltos de esos restos, algo que sea relevante para el mundo. Pero, entretanto mantiene una preocupación paranoica por la inseguridad del país.»En nombre de esta política defensiva tiene una táctica agresiva, pero esta no representa un renacimiento soviético, ni zarista. Es un grito desesperado de rabia por negar la historia». Y querer más, semejante a lo que tiene EE.UU.

EL DINERO ES UN MEDIO, PERO NO SU FIN

Galeotti se pregunta algo que otros muchos también se han planteado, ¿Putin es uno de los hombres más ricos del mundo? Un inspector fiscal que trabajó en el servicio federal de control financiero de la Federación Rusa, tras una carcajada por la pregunta, le dijo: «usted no se entera, no estamos en los años noventa. Putin no va en busca de dinero, el dinero le busca a él. Nada en un mar de dinero».

Y es que cuando algunos ciudadanos decían a la prensa que el levantamiento de Prigozhin contra Putin parecía más un enfrentamiento entre mafias no iban desencaminados. Putin salió en ‘los papeles de Panamá’ y muchos hombres multimillonarios ascendieron a puestos de poder bajo su mandato. Es decir, Galeotti lo resume en que el Kremlin no paga a su gente, simplemente les brinda oportunidades de sacar partido. En lugar de ofrecer maletas llenas de dinero, invierten en proyectos y cuidan de sus amigos.

No en vano, citando a Maquiavelo «con oro no conseguirás tener buenos soldados, pero unos buenos soldados siempre te conseguirán oro». Así, el poder permite conseguir dinero, «por eso no deberíamos dar por sentado que actuar contra el dinero de Putin es un arma mágica. Porque si pierde acceso a sus fondos en el extranjero, mayores motivos tendrá para aferrarse al poder en su país», apunta Galeotti. Y matiza que Putin representa muchos papeles distintos para públicos diferentes mientras le sea útil, pero quitando su búsqueda de seguridad, respeto y poder, todo es actuación.

NO ES UN AVENTURERO

Los alardes de Putin son una coreografía bien ensayada, porque en palabras de Galeotti. «Ser guardaespaldas de Putin te puede solucionar la vida». Sus empleados más cercanos han terminado ocupando influyentes puestos en la Guardia Real, con una cartera de propiedades millonarias o siendo gobernadores en regiones clave. Y eso se debe-según a Galeotti- a los malabares que deben hacer para satisfacer la afición del jefe a actuaciones testosterónicas, como tranquilizar a un tigre siberiano, unirse a un grupo de moteros y otras ocurrencias. Escenarios que no están expuestos a ningún riesgo real.

Es el mismo carácter que quiere dar a creer a todos cuando creen que está atento a los detalles, y es meticuloso, cuando la realidad es que deja estos asuntos en manos de otros. «Putin pide claridad, alternativas seguras y éxitos garantizados, y cuando le falta eso, el hombre macho, dispuesto a lanzar amenazas mafiosas, ese hombre tiene una reacción característica: se esconde» establece el autor.

Comenta que en reiteradas ocasiones Putin ha escurrido el bulto ante una decisión difícil, escabulléndose mientras le carcomían las dudas, esperando que al final no tenga que hacer nada. Y añade que sus bravatas están cuidadosamente meditadas, porque ha llegado a la conclusión que a los países occidentales les incomodan los enfrentamientos. Y confía en que al final propondrán un trato, antes que realmente plantarle cara.

LOS ENEMIGOS DE PUTIN NO SIEMPRE MUEREN

Tras lo ocurrido con Prigozhin a muchos ha sorprendido que el presidente ruso perdonase a los principales instigadores del levantamiento. El mundo se pregunta si realmente las cosas quedarán así, ya que la lista de traidores de Putin que han terminado muriendo han sido enumeradas en multitud de ocasiones por los medios. Putin declaraba ante un periodista su personal distinción: «con los enemigos te enfrentas cara a cara, los combates, después alcanzas un armisticio y todo queda claro. Sin embargo, a un traidor hay que destruirlo, aplastarlo«. Y como desvelaba el periódico británico ‘The Telegraph’ las agencias de inteligencia rusas amenazaron con dañar a las familias de los líderes del grupo mercenario Wagner, mientras el grupo marchaba sobre Moscú.

PUTIN ES POPULAR, Y NO LO ES

Bajo esta idea Galeotti afirma «Putin no quiere matar a nadie, a menos que uno le obligue a hacerlo». El funcionario con el que comenzaba Galeotti su cena en el White Rabbit de Moscú, apostilla a sus comentarios sobre Putin «Es verdad que el líder ruso es la rata grande, pero siempre hay otra oculta en la oscuridad».

Por todos estos actos el escritor también afirma que el líder ruso es popular, y no lo es. Lo asemeja a un síndrome de Estocolmo en muchos casos, pero eso no significa que los ciudadanos quieran o no vayan a apoyarle para siempre, especialmente si se hace cada vez más evidente que como afirma Galeotti: «Putin no puede con todo».

Numero 190

Julio2023

https://revista.eneltapete.com/eneltapete/notas/19827/por-que-occidente-...

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Juan Diego Quesada, Alonso Moleiro

No es fácil cruzarse con Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, pero quienes lo han hecho dicen que siempre tiene a mano un libro para ofrecer de regalo. No uno del poeta Rafael Cadenas, último premio Cervantes, ni de la novelista Victoria de Stefano, sino uno escrito por él mismo. El chavismo tiene el don de engullirlo todo desde hace dos décadas, de expulsar a sus ciudadanos en una diáspora infinita, de acabar con la economía, con la esperanza de su gente y hasta con el papel de los libros —menos el de los poemarios de Rodríguez—. Es difícil escapar a esa voracidad infinita como lo hace con éxito hoy en día una literatura venezolana que se escribe en el mundo entero, sin fronteras de por medio. Una literatura que se mira a sí misma y mira hacia afuera y crea obras que exportan Venezuela como nunca había ocurrido antes.

Un número importantísimo de escritores se ha instalado fuera del país, en España, México, Estados Unidos, Argentina y Chile, principalmente, pero también en Japón, Israel, Hungría y Noruega. “Estamos por todas partes”, dice Rodrigo Blanco Calderón, seguramente el novelista venezolano más prometedor de la nueva generación. Desde su ventana, Blanco Calderón ve la Alameda de Colón y, al final, centelleante, el puerto de Málaga. El resultado es un solapamiento cultural de muchos de los autores. Una mirada sobre Venezuela a la que se le agregan otras culturas. “Es un fenómeno apasionante”, se emociona Gustavo Guerrero, ensayista y poeta, ganador del Premio Anagrama de Ensayo, que vive en Francia, donde es director literario de la editorial Gallimard para la lengua española. Considera que la venezolana es una de las literaturas más cosmopolitas que hay ahora mismo y que cuenta con más intensidad y mejor aliento el fenómeno de los Estados fallidos y las migraciones, dos de los grandes asuntos del mundo contemporáneo.

Ese cosmopolitismo lo reivindicó este año Cadenas (Barquisimeto, 1930) al recoger el Cervantes. Esa visión amplia del mundo no ha dejado de crecer. Hace unos meses se subió a la red una cartografía digital, llamada Mapa Glocal de la Literatura Venezolana. Su autor, Alirio Fernández Rodríguez, muestra una proyección del canon literario venezolano, donde se ve claramente la dispersión de los escritores. Fernández Rodríguez señala que esta glocalización constata “el carácter de una única literatura venezolana”. No dos ni tres.

Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982), autora del fenómeno editorial La hija de la española, desciende de este híbrido cultural. “La literatura venezolana se ha reencontrado en el desplazamiento”, afirma. El cisma social y cultural que representó la llegada de Hugo Chávez al poder y que continúa hoy con su sucesor, Nicolás Maduro, dejó muchas secuelas. Sainz Borgo sostiene que desde ese trauma los narradores tuvieron la necesidad de explicar lo que había pasado.

Antes de la llegada de Chávez, la industria editorial dependía mayoritariamente del Estado. Había grandes premios gubernamentales como el Rómulo Gallegos, concedido en sus primeras ediciones a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, y editoriales sin ánimo de lucro como Monte Ávila. Un aspirante a escritor podía moverse en ese círculo y publicar con cierta facilidad su obra. Pero al solaparse ideología y políticas públicas, recuerda Sainz Borgo, lo que se llamó la revolución cultural chavista, se despedazó toda la cadena del libro y por primera vez los autores venezolanos se vieron obligados a salir del país.

Es el caso de los poetas como Santiago Acosta (Nueva York), Adalber Salas (Ciudad de México) o Alejandro Castro (Nueva York). Y narradores como Keila Vall de la Ville (Nueva York), Juan Carlos Méndez Guédez (Madrid), Israel Centeno (Pittsburgh), Ibsen Martínez (Bogotá), Michelle Roche (Madrid) y Miguel Gómes (Connecticut), entre muchos otros.

Los nacidos en los ochenta, como Sainz Borgo y Rodrigo Blanco, no conocieron un país en calma y eso determinó su forma de mirar. “La escritura como una forma de resistencia, de belleza. La única forma de llevar esto es escribiendo”, dice ella. “Es muy difícil sustraerse al enfrentamiento político. En mis libros de cuentos, escritos en 2005, 2007 y 2011, el enfrentamiento político está ahí, la violencia en Caracas, el conflicto entre chavismo y antichavismo”, dice él.

Pronto veremos novelas o poemarios venezolanos escritos en francés, inglés, portugués o italiano. Lo asegura Ricardo Ramírez, quien tiene la literatura nacional en la cabeza. Dirige la Poeteca, uno de los pocos espacios intelectuales que resisten en el país, donde se trabaja en la promoción de la lectura y la escritura de poesía a través de una sala de lectura con cerca de 10.000 títulos, y también con diplomados, talleres y una editorial que ha publicado 15 títulos. La Poeteca otorga el Concurso de Poesía Joven Rafael Cadenas, que va por su octava edición.

Ramírez señala que la carta de presentación de la literatura venezolana son los poetas Rafael Cadenas, Yolanda Pantin (Caracas, 1954) e Igor Barreto (San Fernando de Apure, 1952). Y en la narrativa detecta otros tres destacados: Victoria de Stefano, que acaba de fallecer, publicada en España por Candaya, una autora en el registro de Clarice Lispector; José Balza, un escritor que viene trabajando desde los años setenta su obra a través de novelas y ejercicios narrativos, y Ana Teresa Torres, analista, novelista, ensayista, premio Anna Seghers. “Para mí, ellos vienen siendo la santísima trinidad de la narrativa venezolana en estos momentos”, pontifica Ramírez.

Leer en su país a los autores venezolanos que escriben por el mundo no es sencillo. Muchos de ellos no han logrado insertarse en el mercado local al que pertenecen. Los que lo han conseguido tienen tirada en mercados como el español, pero difícilmente llegan a ser distribuidos en Caracas, se lamenta Ramírez, que resalta las dificultades con las que cuentan los escritores locales para desarrollar su proyecto narrativo. Le parece que los que lo hacen desde fuera tienen mayores oportunidades. En casa, sobre todo, prima la supervivencia. “Es importante articular esta idea de que la literatura venezolana es un árbol con muchas ramas y que las raíces están en el territorio”, agrega.

Pero no necesariamente se escribe solo sobre temas que tengan que ver con el chavismo. Unos se lanzan a contar el trauma venezolano, pero otros sencillamente se abstraen y acometen sus proyectos narrativos con mucha libertad, sin determinismos. Ponen sobre la mesa escenarios distópicos, donde se aborda la decadencia desde otros ángulos. Lo hace, enumera Ramírez, Keila Vall, Rubi Guerra, Luis Carlos Azuaje, Carolina Lozada, de Stefano, Balza, Silda Cordoliani, Gustavo Valle y Jacobo Villalobos, entre otros. Son de los que piensan que el periodismo y la historia ya han abordado suficientemente el sueño socialista truncado.

El interés por lo que escriben los autores venezolanos en el ámbito hispanoamericano, sin embargo, siempre ha sido relativamente moderado. Antes de la ola actual, hacia finales del siglo XX, además de algunos autores clásicos de la narrativa continental, como Rómulo Gallegos y Arturo Uslar Pietri (premio Príncipe de Asturias 1989), en las librerías españolas solo se encontraba Adriano González León como un autor referencial. El anhelado bum internacional de las letras venezolanas no ha terminado de concretarse. “Falta la obra cumbre. Una que pueda emancipar a toda nuestra narrativa. Todavía no tenemos autores de culto, salvo quizás Rómulo Gallegos”, sostiene el crítico literario Carlos Sandoval. “Mi hipótesis es que no hemos tenido un acompañamiento crítico que nos permita identificar aciertos y fallas, como sí lo hay en otros países latinoamericanos que tienen mayor tradición de crítica literaria”.

La poesía venezolana, como contrapunto, parece estar madura para un crossover definitivo. Al obtener el Premio Federico García Lorca por su trayectoria literaria en 2020, Pantin declaró que “la poesía que se hace en Venezuela está a la vanguardia de América Latina”, una frase que generó algunos comentarios discrepantes. “Estoy de acuerdo con esa apreciación. Es una lírica exportable y traducible, de lo mejor que se está haciendo en castellano”, afirma Sandoval. Los reconocimientos a Rafael Cadenas, afirma, podrían volver a apalancar la proyección de otras figuras de renombre.

“Pasarán años antes de poder reconstruir lo que existió antes de Chávez”, dice Gustavo Guerrero

En el interior, la industria del libro está muy disminuida. “Por razones obvias; las ventas son bajas y los objetivos de las editoriales del Estado (Monte Ávila Editores y la Biblioteca Ayacucho) se han desdibujado”, afirma Diajanida Hernández, crítica y profesora de la Escuela de Letras de la UCV. El sector se ha reducido en un 80% desde 2013 por la crisis, que poco ha sentido la mejora económica que hubo el año pasado, un breve esplendor que solo ha alcanzado a grupos muy privilegiados de empresarios cercanos al poder. “El chavismo, que es un arte de hacer ruinas, como diría José Antonio Ponte, devastó el campo literario venezolano: las editoriales, las librerías, las revistas literarias, los talleres de escritura, los premios”, explica Guerrero, de Gallimard. “Pasarán muchos años antes de que se pueda reconstruir lo que existió antes de la llegada de Hugo Chávez al poder”.

En la librería El Buscón, en Caracas, cada día reciben al menos cinco ofrecimientos de bibliotecas privadas. La gente emigra y deja atrás sus libros —se calcula que más de seis millones de venezolanos se han ido al extranjero—. Hace 19 años, Katyna Henríquez y sus socios hicieron una apuesta arriesgada por un negocio de libros raros, primeras ediciones, títulos agotados y joyas venezolanas que circu­lan en el mercado de segunda mano. Su librería queda en un concurrido espacio cultural ubicado dentro de un centro comercial en la zona de Las Mercedes, donde fulgura un auge de torres empresariales, casinos, restaurantes y concesionarios de autos de lujos. Hoy, la venta de libros usados es casi el único salvavidas que queda al mercado de librerías, en un país que se ha quedado seco de editoriales y del que las grandes transnacionales del libro como Planeta o Random House se fueron hace varios años, como muchas otras empresas.

Hubo un tiempo mejor en el que Venezuela exportaba ejemplares a otros países. Hasta 2012, la venta del libro fue un negocio relativamente próspero. Fuentes editoriales locales aseguran que, en un año como 2006, las ventas de ciertos títulos comerciales llegaron a superar a las de Colombia, uno de los epicentros de la actividad literaria en la región y donde recalaron las grandes editoriales que antes llevaban el negocio de la región desde Venezuela. La crisis provocó la quiebra del país entero. Millones de dólares se perdieron en las manos de la burocracia oficial en operaciones de corrupción, burlando las tasas oficiales del dólar, y esto provocó, entre otras cosas, una grave escasez de papel a nivel nacional, cuya obtención dependía entonces de la autorización oficial. Esta catástrofe se tragó a la prensa escrita y los libros. El consumo de bienes culturales se vino abajo.

Las editoriales que sobrevivieron a la hecatombe se recuperan ahora muy lentamente. Para muchos autores locales es complejo publicar por la escasez de recursos. “Comienza a ser común que algunos fondos nacionales tengan doble o triple sede, como Ekaré (Venezuela, Chile y España), Libros de Fuego (Venezuela y Colombia), Kalathos (Venezuela y España), Casajena (Venezuela y Chile), Los Cuadernos del Destierro (Venezuela y Argentina) o El Taller Blanco (Venezuela y Colombia)”, relata Hernández. Se mantienen, batallando contra la adversidad, editoriales de cierta tradición entre el público, como Oscar Todtmann, Eclepsidra, Dahbar, Alfa, la Fundación para la Cultura Urbana, ABediciones o Monroy Editor. Los premios de poesía y literatura empiezan a ser convocados de nuevo.

Carlos Sandoval: “Somos duros enjuiciando nuestras obras. En eso deberíamos ser más argentinos”

“Estamos escribiendo para autores sin mercado en medio de la crisis del país, y eso es una tragedia,” afirma el escritor Alberto Barrera Tyszka, que tuvo un éxito fulgurante con Patria o muerte, que narra los últimos días antes de su muerte de Chávez en La Habana y, en paralelo, lo que ocurre en una casa ocupada por los chavistas en Caracas. “Para un escritor venezolano no es nada sencillo abrirse paso en países como México o España. El solo hecho de ser venezolano, en ocasiones, es parte del problema. Te hacen caso, pero te hacen menos caso. Te dicen: el problema es que no tienes mercado”.

Sandoval sostiene que a eso se suma que la crítica dentro del país es despiadada. “Pienso que en Venezuela hay, en este orden, grandes poetas, excelentes ensayistas y muy buenos narradores. Lo que ocurre es que internamente no se aprecia lo que hacen”, asegura. “Somos muy duros enjuiciando nuestras obras, y ahí está la falta de la orientación de la crítica local. En eso deberíamos ser un poco más argentinos, valorar más lo que hacemos”. Ajenos al ruido, frente a sus ordenadores, los escritores venezolanos continúan tecleando sus historias. Desde Maracaibo u Oslo construyen la literatura venezolana actual.

15 de julio 2023

https://elpais.com/babelia/2023-07-15/venezuela-florece-en-el-abismo-la-...

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Adriana Amado

Andrés Malamud es investigador principal en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, donde dirige el Doctorado en Política Comparada. Obtuvo su licenciatura en ciencia política en la Universidad de Buenos Aires y su doctorado en el Instituto Universitario Europeo de Florencia, Italia. Ha sido investigador visitante en Alemania y Estados Unidos, y profesor en universidades de Argentina, Brasil, España, Italia, México y Portugal. Ha integrado el comité ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y es secretario general de la Asociación Portuguesa de Ciencia Política.

Política por WhatsApp

Adriana Amado: ¡Hola! Lo contacto por una entrevista para Diálogo Político, para hablar un poco de las tendencias en Latinoamérica.

Andrés Malamud: Encantado. ¿Puede mandarme las preguntas por escrito y pelotear a partir de las respuestas? Vamos por acá que estoy entre avión y avión.

Adriana Amado: ¡Gracias! La primera pregunta es por los ciclos izquierdas/derechas en Latinoamérica. Los líderes de izquierda recientemente electos parecían reabrir un nuevo ciclo. ¿Qué percibe en estos procesos?

Andrés Malamud: El ciclo de izquierda en América Latina se apoyó en dos pilares: la insatisfacción con el ciclo previo de neoliberalismo y el boom de las commodities. Hoy el neoliberalismo no asusta y con las commodities no alcanza.

Adriana Amado: Pero en la región también venimos de decepción política de un largo periodo. ¿Canalizan esa decepción a izquierda y derecha los outsiders?

Andrés Malamud: Sí. En toda América Latina los sistemas de partidos crujen, y en algunos países como Chile, Perú, Ecuador se disolvieron. Los outsiders que creen nuevos partidos marcarán el rumbo de sus países. Los que no creen instituciones solo contribuirán al naufragio.

Adriana Amado: ¿Cuáles son las causas de la disolución de los partidos? ¿El fenómeno que se percibe en Latinoamérica es el mismo que se ve en otras partes del mundo o es particular en la región?

Andrés Malamud: Es un fenómeno global. Los partidos que hoy gobiernan Francia e Italia no existían hace quince años. La globalización y su crisis tendieron a centrifugar las sociedades y descongelar los sistemas de partidos.

Latinoamérica y sus líderes

Adriana Amado: Los liderazgos en Latinoamérica no dejan sucesión. ¿Eso no es particular en la región?

Andrés Malamud: Algunos dejan sucesión. A veces esa sucesión fracasa, como ocurrió con Dilma Rousseff. A veces traiciona, como hizo Lenín Moreno a Rafael Correa en Ecuador. Y a veces decepciona, como es el caso de Alberto Fernández. Pero ese concepto de la sucesión es un resabio caudillista: en las democracias plurales al sucesor lo elige el pueblo, no el gobernante.

Adriana Amado: …Siempre y cuando los partidos escuchen al pueblo, cosa que no parece en países en que los partidos resisten las primarias, aun siendo «obligatorias» como en Argentina.

Andrés Malamud: ¿Por qué resisten? ¿En qué sentido?

Adriana Amado: Me refiero a que, de hecho, resuelven las candidaturas sin intervención del voto, por eso decía que no parecen escuchar a la ciudadanía.

Andrés Malamud: ¡Ah! No resisten las primarias: las usan estratégicamente. Evalúan si conviene dispersar o unificar candidaturas en función del adversario que encuentran. La ciudadanía no pide competencia interna, sino soluciones.

Adriana Amado: ¿Eso se relaciona con la aparición de «solucionadores» mágicos y su éxito electoral?

Andrés Malamud: No, el uso estrella de las PASO (las primarias abiertas y obligatorias en Argentina) es anterior a la aparición de Javier Milei (candidato a presidente por La Libertad Avanza).

Adriana Amado: Bueno, hoy encarna él esa idea del candidato salvador, pero ¿no hay una cultura de eso, no solo en Argentina sino también en Latinoamérica?

Andrés Malamud: ¿Y Trump? Los latinoamericanos votan como el resto del mundo: si los que están no resuelven, que vengan otros.

Outsiders y política

Adriana Amado: ¿Es decir que no sería un tema ni regional ni de izquierdas o derechas, sino una tendencia global? Y, en ese caso, ¿qué características tendría?

Andrés Malamud: El ascenso de los outsiders tiene varios ejemplos: tecnócratas como Emmanuel Macron (Francia) y Rafael Correa (Ecuador), orcos como Donald Trump (Estados Unidos) y Jair Bolsonaro (Brasil), doctrinarios como Javier Milei (Argentina) y Pedro Castillo (Perú)

Adriana Amado: Ahí estamos. ¿Ahí nos quedaremos?

Andrés Malamud: La historia no se detiene…

Adriana Amado: ¡Muchas gracias!

14 de julio 2023

Díalogo Político

https://dialogopolitico.org/agenda/entrevistas/conversaciones-por-whatsa...

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​José E. Rodríguez Rojas

Hasta el presente la agricultura ha desempeñado un rol fundamental en la producción de alimentos, pero su impacto en el ambiente ha sido problemático. En la medida que la sostenibilidad se ha convertido en un tema prioritario de las políticas públicas, ello ha conllevado a la búsqueda de alternativas para una producción de alimentos sostenible y de bajo costo.

Después de la segunda guerra mundial el susidio a la agricultura impulsó la modernización y productividad de la agricultura europea. Ésta no solo logró alimentar a la población, sino que se generaron excedentes que convirtieron a Europa en una potencia exportadora. Sin embargo el avance de la agricultura industrial ha sido problemático. Es responsable del 11% de las emisiones de CO2 que genera el calentamiento global. La causa principal es la producción de carne. La producción animal ha crecido a tal punto que en algunos países hay más animales que personas. España es el principal exportador de cerdo, uno de estos productores tiene planes de expansión pues piensa que hay que crecer más para alimentar a una población mundial cada vez mayor. De acuerdo a esto un crecimiento permanente es el camino. Sin embargo debe haber un límite al crecimiento. La mitad de la tierra cultivada en Europa está dedicada a rubros para la producción animal. La guerra en Ucrania disparó los precios. Una parte importante de los granos para la alimentación animal provienen de Latinoamérica. La elevada necesidad de granos en Europa ha impulsado la desforestación del Amazonas.

En el valle del Po en Italia, una región de tierras fértiles dedicada a la producción intensiva de cereales, un grupo de estudiantes evalúan el impacto de la agricultura intensiva en el agua. A tal efecto han tomado muestras del agua subterránea y han encontrado que los nitratos están por encima del límite legal. Ello se debe a que en la agricultura se usan fertilizantes nitrogenados en exceso. Las lluvias hacen que los nitratos lleguen a los acuíferos. El agua contaminada al ser consumida provoca efectos dañinos en la salud. Adicionalmente a ello los ríos conducen los nitratos a los océanos donde provocan la proliferación de algas que bloquean la luz del sol. El proceso de descomposición de las algas consume el oxígeno del agua y crea una zona muerta. Gracias a la cooperación se ha logrado reducir la contaminación pero el mar Báltico tardará muchos años en recuperarse.

Una de las repuestas que ha surgido frente a la contaminación generada por la agricultura intensiva es lo orgánico. El ecologismo surgió en Alemania hace 100 años pero se ha potenciado recientemente. Hoy la sostenibilidad está de moda, se rechaza el uso de los pesticidas y fertilizantes artificiales. Se pide más biodiversidad. Lo orgánico se ha convertido en un gran negocio. La proporción de tierras en Europa dedicada a la agricultura orgánica se ha incrementado hasta el 8% y se espera que alcance el 25% en el año 2030. En el oeste de los Balcanes la demanda de productos orgánicos en Europa esta creando oportunidades de negocio, por lo que se está dando un importante crecimiento de la agricultura orgánica para satisfacer las necesidades de la Unión Europea (UE). En Kosovo (Serbia) el consumo de productos orgánicos es bajo, por ello la producción se orienta hacia la UE. Ello replantea las necesidades alimentarias y una gran oportunidad para la periferia de Europa.

En los Países Bajos se está produciendo otra revolución agrícola que tiene lo orgánico como uno de sus componentes. Los Países Bajos es uno de los mayores productores de hortalizas del mundo. Entre las alternativas a la agricultura intensiva se está planteando una nueva revolución verde que aspira alimentar a más personas sin destruir el planeta. Se basa en una agricultura inteligente la cual usa sensores, robots y digitalización para determinar las necesidades de las plantas y aplicar los insumos requeridos en invernaderos. Se logra usar 4 veces menos agua y reducir sustantivamente el uso de agroquímicos y pesticidas. De ser requeridos estos últimos son de naturaleza biológica. Es una versión de la agricultura orgánica. La producción de tomate por metro cuadrado se ha incrementado 20 veces con esta tecnología. La anterior revolución verde se centró en el mejoramiento de los rendimientos utilizando variedades mejoradas genéticamente que requerían fertilizantes y pesticidas para expresar su potencial. La actual revolución verde se orienta a reducir el uso de insumos. Con esta tecnología los costos bajan al igual que la carga sobre el suelo. Otra expresión de esta tecnología es la agricultura urbana. En base a ella se produce germinados, hierbas y flores comestibles. La venta es local. Las ciudades del futuro serán más verdes.

Cono lo hemos señalado el impacto negativo de la agricultura intensiva involucra el crecimiento de la producción de carne. Hoy se consume 60% más carne que hace 60 años. Se está investigando la producción de carne en laboratorio como alternativa. Algunas empresas están realizando ensayos. A partir de trozos de carne animal se estimula la proliferación celular hasta llegar al producto final. En Helsinki se están haciendo pruebas para producir proteínas de cualquier tipo, como las lácteas, más baratas que las de vacas. Para 2030 los costos habrán caído lo que transformará la producción animal. Se espera una reducción de la población vacuna de 50% para el 2030 y para el 2035 las vacas serán innecesarias.

Si estos pronósticos se cumplen la carne y las verduras vendrán de laboratorios y de naves industriales. ¿Qué será de los productores del campo? La región del Burren en el noreste de Irlanda se presenta como una solución posible. Allí se instrumenta un programa basado en recompensas con dinero público. El programa premia a los agricultores que promueven la conservación del entorno, asignándoles puntos en función de las prácticas sostenibles que implementen para el mejoramiento de los pastizales, el régimen de alimentación, el agua. El financiamiento proviene de instancias públicas locales y de la UE. Los agricultores en el futuro volverán a ser los guardianes de nuestro paisaje y nuestro patrimonio, mientras en los laboratorios se producen los alimentos que requerimos de manera sustentable y a bajo costo.

Fuente: DW. Europa un continente en transición. Cómo nos alimentamos. 2/12/2022.

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