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Opinión

Carlos Machado Allison

Hace un par de años un grupo de profesores de la UCV que recordábamos, sin duda con añoranza, aquella iniciativa del Rector Francisco de Venanzi, destinada al intercambio de ideas. Universalia era el nombre y el propósito fortalecer la vida académica y de allí tomamos la idea de crear una página Web y darle el nombre de Nueva Universalia.

En la década de 1960 renacía la UCV tras los años de dictadura y era evidente la necesidad de impulsar la investigación, formar docentes con estudios de postgrado, crear nuevos institutos y fortalecer los mecanismos de intercambio de conocimientos con otras universidades, el IVIC y nuevos centros de investigación. Así crecieron la ASOVAC y FUNDAVAC creadas en 1950. Flotaba en el ambiente la necesidad de vincular a la universidad con instituciones educativas de prestigio internacional y formar profesores al más alto nivel y nació el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, mientras se forjaba la idea de contar con un organismo gubernamental de promoción de la ciencia que luego se llamaría CONICIT.

Quienes orbitábamos alrededor de Universalia sólo teníamos un norte y ese era contribuir a la creación de una comunidad científica. No se le preguntaba a ninguno sobre su ideología o militancia partidista y estaba, regla no escrita, ajena en lo posible a las elecciones internas o nacionales, más no a las políticas. Universalia era sin duda un grupo ingenuo y bastante romántico, pero cumplió en parte su cometido y luego se fue disolviendo gradualmente. En 1977 dimana la idea de crear una organización que agrupara a los investigadores de la UCV y guiados por De Venanzi, nace la Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU).

En sus tres siglos de existencia la UCV ha vivido muchas crisis. Las relaciones con los gobiernos nacionales no siempre han sido armónicas porque la libertad de expresión y de cátedra, así como la autonomía les han resultado antipáticas e inconvenientes a varios de los autócratas que ha dirigido a nuestro país. Tampoco ayudó, en la construcción de la necesaria armonía de la universidad con el gobierno y con el sector privado, el uso de la autonomía para que partidos políticos y grupos hicieran de la universidad un laboratorio para medir sus fuerzas. La universidad debe formar los profesionales y los líderes que nuestra sociedad necesita y para ello debe cambiar su estructura para poder contribuir a modificar su entorno.

Hace apenas unas horas, tras largos y lamentables años de intervención política destinada a forzar a la universidad para alinearla con una vetusta ideología, se intentó realizar las postergadas elecciones de autoridades y el evento fracasó.

Podemos observar dos causas, una consecuencia de la otra. La más visible fue una fractura en la logística del proceso y ya explicarán autoridades y comisionados lo que ocurrió, pero la raíz no está en las fallas del proceso electoral, sino en la peregrina concepción populista de la elección, que obligó a la institución a cabalgar sobre la idea de que la universidad es una república y que más de 200.000 personas debían participar en la elección del Rector, los decanos y otras autoridades.

Para animar el aquelarre, no todos los electores tenían el mismo peso, ni tampoco era universal el voto. Apenas como ejemplo, los profesores jubilados podían votar por los candidatos a rector, más no por los aspirantes a decano y así sucesivamente, existían normas sobre por qué tipo de candidato podía votar un empleado administrativo, un obrero, un estudiante o un egresado y cuanto valía ese voto. Mientras tanto, en las universidades no autónomas, el gobierno selecciona al Rector que debe ser afecto al gobierno.

Durante los meses de negociación con un gobierno que no le tiene ningún aprecio a la educación y donde se discutía sobre la calificación del voto, no me habría causado mayor sorpresa si trataban de incluir a los pacientes del hospital, a los padres de los estudiantes, los alcaldes, contratistas, milicianos, indigentes y una representación de los jugadores que utilizan los campos deportivos de la universidad. Mientras tanto en muchas universidades de prestigio, donde domina la meritocracia, se seleccionan a las autoridades bajo criterios y procedimientos más sencillos, transparentes y ajustados a la realidad del siglo XXI. Apenas como ejemplo, el Rector o Presidente puede que no sea profesor de la universidad como ocurre con el actual Presidente de Harvard que previamente ocupó un cargo similar en el MIT y en la universidad de Tufts.

Una vez escribimos que la humanidad está viviendo bajo una revolución tecnológica que en buena medida se ha incubado en las universidades y la aprovechan aquellas sociedades que han entendido y aceptado que el progreso económico y social de sus países depende en buena medida de la existencia de los centros de generan, adaptan y difunden nuevos conocimientos. Esta situación demanda gobiernos que entiendan el papel de la ciencia y al interior de las universidades, autoridades con credenciales académicas y liderazgo, capaces de orientarlas por las rutas que esta nueva revolución impone.

En medio de esta enorme confusión, donde lo único claro es la necesidad de realizar cambios sustantivos dentro de la universidad, estoy obligado, como profesor y sin comprometer a más nadie, a decidir por quién voy a votar. Lo haré el próximo 9 de junio por quienes mejor me identifico y ellos son Humberto Rojas, Aura Marina Boadas, Nelson Chitty y Corina Aristimuño que ojalá rescaten el espíritu de calidad que animaba a Francisco de Venanzi y lleven a la UCV a estar alineada con los grandes cambios que están ocurriendo en el mundo.

PhD, Profesor Titular

 4 min


Benjamín Tripier

Entre la libre circulación del dólar, el cierre de la brecha cambiaria, la liberación del sistema de precios de referencia, la inclinación hacia el mercado de capitales, la disminución en los controles de la economía, y el estímulo al cestaticket por encima del salario, son señales transformacionales que muestran un sentido de dirección económica, por parte de la revolución, que va hacia más hacia el mercado, y sostiene menos los postulados del Plan de la Patria.

Si bien es entendible que lo de permitir la circulación del dólar fue una estrategia reactiva y defensiva, en un momento crítico, también es cierto que la eliminación de la Ley de Ilícitos Cambiarios fue una decisión consciente de que se iba a cambiar el sentido que se llevaba, atacando las bases en las que se había sustentado la revolución: estaban comenzando una nueva etapa que he dado en llamar el neochavismo y que nos iba a llevar, al menos, hasta donde hemos llegado, al día de hoy.

Si la idea inicial era mantenerse en el tiempo con la espada de Damocles de la inseguridad de si esto continuaba o si se retrocedía al Plan de la Patria, entonces sí se trató de un error de cálculo. Porque lo que ocurrió hasta ahora, desde la eliminación de la Ley de Ilícitos Cambiarios, fue una suma de cortos plazos, siempre esperando una señal de fondo, que confirmara que el camino andado era también el que venía por delante.

Pero no ocurrió. Y vino el primer golpe de realidad con el IGTF (Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras), que en realidad era un impuesto al dólar, que mostraba la fuerte intención de sostener al bolívar como moneda, cuando estaba (y está) claro que ya había perdido los atributos básicos de servir para transar, de ser referencia de precios, y de ser reserva de valor… lo cual quiere decir, que se pueda ahorrar en bolívares. Porque una moneda es tal, no solo porque las leyes de la República así lo indiquen, sino, principalmente, porque es la preferida a la hora de transar, de invertir y de ahorrar. Y eso no pasa, ni pasará.

No hay que olvidar que el costo de mantener al bolívar como moneda forzosa, se refleja en los tipos de cambio diferenciados (aunque hay que reconocer que con una brecha baja y manejable), en la inflación y en el costo transaccional al tener que pasar desde la moneda real, hasta la moneda nominal, y viceversa, cada vez que se hace una transacción en bolívares basados en las cuentas convenio, y cada vez que se quiere obtener bolívares desde la tenencia de dólares en efectivo.

En definitiva, el costo de mantener esta situación “de hecho” es uno de los contribuyentes más duros a la inflación, y es esencialmente monetario / operacional.

Cuando el gobierno se refirió a la desdolarización la semana pasada, si bien lo hizo en un contexto internacional y teniendo como referencia las iniciativas monetarias de los Brics y lo del Banco del Sur, al hacerlo en una Venezuela estancada y en busca de señales para volver a la actividad, extendió, implícitamente, el concepto a nuestra economía interna, la cual está dolarizada de hecho, aunque aún no de derecho. Y generó confusión, que aumentó la desconfianza.

El camino a la dolarización formal es largo y complejo, y estamos muy, pero muy lejos de lograrlo, más que nada porque tenemos rotas las relaciones con el dueño de la moneda, para quien, además, somos una amenaza, tenemos una deuda externa muy grande (de casi tres veces nuestro magro PBI que está entre 50 mil y 70 mil millones de dólares, según la fuente y el momento que se tome), no tenemos acceso al crédito, ni comercial ni multilateral, y nuestro comercio, base de cualquier proyecto de dolarización formal, está estancado, y, nuevamente dependiendo del petróleo.

Pero, mientras tanto, aquí, dentro de nuestra burbuja, el dólar en efectivo en billetes usados de baja denominación, sin preguntar mucho sobre su procedencia, se ha convertido en la moneda de preferencia para transar desde un caramelo hasta una maquinaria o un apartamento; es la referencia de todos, absolutamente todos, los precios de la economía. Le llamo el “dólar venezolano” porque tiene valor y alcance aquí adentro, entre nosotros; y tal es así, que ha sufrido el impacto de la inflación interna, de tener en la actualidad la capacidad de poder comprar con 800 dólares, lo que, en 2019, se compraba con 100 dólares.

La reacción de permitir solo la libre circulación, nos trajo hasta el tercer trimestre de 2022, momento en el que la misma economía ya requería de pasos más profundos de descompresión, porque, desde 2018 se había comenzado a notar una cierta normalización de las variables económicas, con una incipiente generación de confianza, principalmente sustentada en la zanahoria de flexibilización de controles y circulación del dólar.

Pero no pasó… y se comenzó a crear una sensación de incertidumbre que afectó la confianza. Y el circuito de importación-consumo se afectó; con la formación de inventarios primero, con la interrupción de las importaciones, después; y con el cierre de los locales y la gente sin empleo, como conclusión. Lo cual impactó negativamente sobre la oferta de bienes y servicios; y, a partir de allí, cualquier nivel de demanda, por pequeña en que se haya convertido, volvió a superar, y cada vez más, a los niveles de oferta, despertando los aires dormidos de una espiral inflacionaria, al borde de la cual nos encontramos hoy en día.

Para salir de este estancamiento es necesario confirmar formalmente los pasos dados hasta ahora, y legalizar el uso de otras monedas (entre las que debería estar el dólar), de forma tal que el sistema financiero, banca y mercado de valores, puedan compensar en dólares y así, bancarizar los flujos en efectivo, y bajar sustancialmente los costos de transacción.

El “dehechismo” (permitir las cosas solo “de hecho”) se sustenta principalmente en la confianza de los actores económicos; la cual, a su vez, se pierde en la medida en que las señales se vuelven confusas y ya no están seguros de para dónde es que va la economía.

Político

Si bien el escenario inercial es el que se impone en todos los análisis político electorales, no hay que perder de vista que existen fuerzas que están actuando para producir un cambio. Están las fuerzas de la oposición, que están haciendo un esfuerzo importante para organizarse, y también están las fuerzas del chavismo que buscan un cambio en la dirigencia.

Pero los actores mencionados, no tienen la fuerza necesaria que sí tiene del Departamento de Estado de EE UU, que entiende que no es aceptable que repitan las mismas figuras, pero que sí podrían aceptar una victoria del chavismo, pero con una figura diferente como candidato. Claro que siempre y cuando el proceso electoral, antes, durante y después, cumpla con los requisitos básicos de transparencia, y de procedimientos, siguiendo el informe de la UE, como resultado de la última elección.

Informalmente, en EE UU dicen que, si no cambiaran las cosas, hay una alta probabilidad de que las sanciones se incrementen con el consiguiente impacto sobre la sociedad, la cual cada vez entiende menos por qué es que hay que pagar un precio tan alto por mantener una ideología que cada vez tiene menos seguidores.

Por eso la presión desde la oposición, y desde áreas del chavismo, de buscar una renovación democrática. Y que, si esto no fuera posible, y ante el descontento resultante, al gobierno no le quedaría otra opción que radicalizarse para poder sostener esa posición.

También es muy fácil entender que, si el actual gobierno dejara de serlo, se encontraría en un estado de vulnerabilidad que podría poner en riesgo su patrimonio, su libertad y hasta su vida. Lo cual es una razón suficientemente fuerte como para sostener el escenario inercial, de continuidad.

El anunciado adelanto de elecciones presidenciales para este año 2023 entraría en ese campo de sostener la continuidad, porque les pondría un freno a las pretensiones internas, y agarraría fuera de base a los opositores aun tratando de construir su esquema de primarias. Claro que esa opción, casi aseguraría la continuidad de las sanciones y el endurecimiento de la posición de EE UU frente a Venezuela.

Más que nada porque al entrar EE UU en campaña, ninguno de los dos partidos ofrecería el flanco débil que pudiera significar alivianar la dureza bipartidista que tienen las sanciones. De hecho, imponer más sanciones les pagaría electoralmente más a los demócratas que quedarse callados e ignorar el tema Venezuela.

El actor más importante en Venezuela, además del gobierno del chavismo, es el gobierno de EE UU… el resto, puede ser mucho movimiento, pero incapaz de “mover el amperímetro” político y de toma de decisiones. Esos son los dos actores que hay que mirar con atención y detenimiento… lo que dicen y lo que callan… lo que se ve y lo que no se ve.

Social

Una de las condiciones económicas estructurales que deberían ser revisadas en Venezuela es el paquete de leyes laborales que no reconocen la productividad y el esfuerzo individual como mecanismo de remuneración.

Parecido a las mediciones en las notas en los sistemas públicos de educación, que tienden a proteger al “flojo”, o al que no estudia ni trabaja, según se trate. Y más en el caso de la administración pública que se convierte en un empleo vitalicio.

Pero, así como la dolarización en Venezuela se ha ido dando “de hecho”, en el campo laboral está ocurriendo algo similar, con las últimas medidas de privilegiar los pagos extra salario, y dejar casi congelados los salarios.

Porque los salarios terminan siendo tan bajos que se convierten en una oportunidad de salida para aquellos que no pueden demostrar actividad productiva, que es la que se remunera fuera de la nómina. Si no se trabaja bien, y con sueldo congelado, entonces la retribución complementaria, no será atractiva.

Tenemos que estar atentos, porque la transformación que está ocurriendo silenciosamente, se vuelve vulnerable frente a los defensores de beneficios laborales así no haya negocios y la empresa esté trabajando a muy baja capacidad, y así la persona no trabaje bien y su rendimiento sea muy bajo.

Por lo anterior es que el “dehechismo” en los diferentes ámbitos donde está ocurriendo, no puede seguir extendiéndose, y en algún momento, más pronto que tarde, el gobierno deberá tomar una posición formal sobre el sentido de dirección de la economía.

No olvidar que la economía se conoce como la ciencia de las expectativas… y cuando estas no son buenas o creíbles, pasa lo que nos está pasando, que volvimos a estancarnos y estamos al borde de retornar a niveles altos de inflación con recesión… y eso, ya sabemos que no nos gusta, porque la pasamos mal.

Económico

La deuda externa de Venezuela, representada por bonos soberanos y de Pdvsa, más algunas promissory notes de Pdvsa, alcanza un monto de 60 mil millones de dólares. El default de esa deuda en agosto de 2017, suspendió los pagos de capital e intereses (cupones) desde entonces, entrando en una categoría que los excluye de los mercados formales de deuda.

Aquí consideramos solo el componente de bonos, y no estamos contando otros componentes de deuda externa producto de juicios en contra, del Ciadi u otras demandas independientes, así como tampoco aquellas contraídas con organismos multilaterales.

Y comienza a correr el llamado statute of limitatios que, en las cortes de Nueva York, es a los 6 años del último impago, de principal o de intereses. Por lo que, entre octubre y noviembre comienzan a vencerse los plazos, para perder el derecho a demandar por la cobranza. Y pese a la voluntad manifestada por el gobierno de Venezuela y por Pdvsa de extender unilateralmente el período de prescripción (tolling agreement), al no ser reconocidos por las cortes de Nueva York, cuya circunscripción fue la elegida para la emisión de los bonos, en realidad no tuvieron efecto, y los plazos continúan inalterados.

Lo anterior significa que, una vez prescripto el derecho a demandar, ya resultará difícil pensar en la recuperación del valor del bono. No porque se piense que se pueda cobrar alguna vez, sino porque podría ser parte de un proceso de negociación vía la figura del debt for equity swap que permita ser accionista o adquirir participación en algunos bienes y empresas del estado que se decida pasar a manos privadas. Pagando la participación con los bonos a una tasa superior que la del mercado; que hoy, dependiendo de cada bono y del emisor del que se trate, va desde 3% a 9% del valor nominal del bono. En un proceso de debt for equity se podría llegar hasta 50% de recuperación.

Un ejemplo interesante es el de la privatización de Entel en Argentina en los años 90, donde los socios fueron Telefónica de España como socio tecnológico/ operador, y Citi Bank aportando los bonos de deuda que tenía en cartera. En ese caso, luego de varios años de operación de la empresa ya privatizada, arrojando ganancias y pagando dividendos, los bonos fueron recuperados a 100% y se recuperaron hasta los intereses caídos. La cual, hasta el momento de su privatización había generado pérdidas en forma continua.

Internacional

La guerra aún no declarada formalmente entre Rusia y Ucrania, debe ser apreciada en términos del corto y del largo plazo. Para así poder medir con mayor claridad el impacto que ya está teniendo, y que podrá tener en el futuro sobre nuestro caso venezolano.

A corto plazo, nuestra inserción política en el ámbito de influencia de Rusia, nos coloca en una situación compleja, pues estamos, indiscutiblemente, y geográficamente hablando, en el ámbito geopolítico de EE UU. El elemento energético, como uno de los valores fuertes de Venezuela, pierde fuerza en el corto plazo, pues el mundo se la está arreglando muy bien sin nosotros; y lo poco que estamos produciendo, va hacia EEUU como generador de flujo de caja, y China que recibe sus embarques a cuenta de pagos de deuda.

Ya estamos notando que la relación con Rusia fue perdiendo fluidez, la de China, ya hace tiempo quedó circunscripta a temas específicos, y la de Irán, la tercera pata de nuestros apoyos, también se ha visto disminuida. Es de recordar que con una cierta frecuencia llegaban tanqueros iraníes trayendo combustible para suplir a nuestras estaciones de servicio, y trayendo componentes tanto para la producción petrolera como para las refinerías. Bueno… eso está disminuyendo rápidamente.

De allí la preeminencia del escenario político inercial, debido a la baja en la relevancia internacional que estamos teniendo, especialmente en tiempos de campaña presidencial en EE UU.

Pero cuando hablamos del largo plazo, ya el tema cambia, y el escenario político inercial, ya no se sostiene. Porque para ese momento, cuando sea que el escenario mundial así lo indique, y pueda colocarse en un calendario, ya debe estar clara la división mundial que coloca a Irán, China y Rusia como enemigos (según la última reunión del G7 el enemigo estratégico es China), y la necesidad de combustible, petróleo y gas no asociado, van a ponernos nuevamente en el centro de importancia, porque se repetirá el tema de los ejércitos en operación, que van consumiendo recursos a medida que avanzan. Y nuestros recursos están en la línea de avance en el conflicto global que todo indica será el devenir que se está formando desde ahora. Para la región hay que tener en cuenta la frecuencia de viajes y visitas de la general laura Richardson, jefe del comando sur de EE UU, comom preparando ahora, el campo de acción del futuro.

Las brisas y vientos del corto plazo, son las tormentas y los huracanes del largo plazo.

Recomendación

  • Al gobierno: que legalice el uso del dólar y traspase al sector privado las empresas del Estado. Poniendo énfasis y prioridades, y buscando masa crítica. Lo primero debería ser el sector eléctrico y lanzar una estrategia de “desintoxicación” de las empresas de cara a las sanciones de EE UU, y considerando el ya mencionado debt equity swap por la deuda de bonos soberanos y de Pdvsa. Debería explicitar una estrategia, elaborar los pliegos y preparar un data room, de forma tal de presentar la arquitectura financiera y de resultados que se pretende lograr. Y todo esto, hacerlo a través del Mercado de Valores.
  • A la dirigencia opositora: que se prepare para un adelanto de elecciones, y que abra algún tipo de alternativa a las primarias que hoy se ven seriamente comprometidas. No solo por los plazos generosos que se dieron, sino por la no participación de los candidatos que las encuestas muestran como relevantes. Tal vez, la posibilidad del adelanto de elecciones, pueda inducir a una mayor carga de requisitos para las primarias, así como una opción de adelanto para que ocurran en los siguientes dos meses. De forma tal que, para el momento de votar, se presente el resultante de la primaria (que todo indica que no será muy representativo) más los que se lancen por su cuenta; y la base opositora, que es muy grande y que tiene claro por quien no votar, pues le asigne todo el peso del voto a ese o esa candidata por quien sí quiere votar. Por el momento, el voto más claro se lo llevará la abstención.
  • A la dirigencia empresarial: que promuevan facilidades de negociación entre empresas, buscando esquemas de cooperación, con el propósito de optimizar costos en la cadena logística y de suministros, así como optimizar el perfil de ataque al mercado, considerando cada vez más, estrategias hacia la base de la pirámide. Para cualquier mecanismo de fusiones o adquisiciones, el mercado de capitales es el mecanismo más idóneo, transparente, directo y de menor costo. Lo peor que podemos hacer, es no hacer nada al respecto.
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 14 min


Beatriz De Majo

Los ires y venires de Gustavo Petro en su proceso de instauración de la Paz Total no están siendo bien leídos por sus votantes. Resulta imposible de entender a cuál estrategia atienden sus tratativas de paz con el conjunto de las fuerzas insurgentes y con los grupos delictivos al margen de la ley, metidos todos en mismo saco, cuando la realidad es que cada uno de ellos, por separado, protagoniza una dinámica bien diferenciada del otro en cuanto a sus actuaciones y también en cuanto a su filosofía de guerra y modelo de gobierno.

Ya el “cese al fuego” adoptado por las partes dentro del proceso negociador que tiene lugar en la Habana ha sido suspendido por las disidencias de las FARC, incumplido por el Clan del Golfo y desconocido por el ELN y los actos de barbarie de la guerrilla son cada día mas sangrientos y crueles con la población civil inocente.

Esta semana la disidencia de las FARC ha tenido la desfachatez de reconocer públicamente, en un repugnante comunicado y sin ninguna reserva, el ajusticiamiento de cuatro menores indígenas escapados de su centro de reclutamiento en el Putumayo escudándose en una reglamentación interna que los faculta para ello, es decir, para matar a mansalva. Sus palabras fueron que dicho crimen hace parte de “ la lucha por la paz”! . Su cinismo llegó al extremo de prometer reparación a las comunidades indígenas, como si cualquier género de reparación pudiera borrar la pérdida de la vida de infantes inocentes.

Otro atentado de bomba monstruoso tuvo lugar el miércoles en Tibú, Norte de Santander, contra una patrulla de la policía, dejando un saldo de 2 policías muertos, cuatro uniformados lesionados y ocho civiles heridos. Frente a ello, la oficina del Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, de nuevo afirmó la voluntad de seguir dialogando con los actores armados, mientras en el Catatumbo la sociedad no puede hacer más que llorar a sus muertos. A todas estas, el hombre de Estado que lleva las riendas del poder gobierna a través de twitts, una trinchera en la que solo actúa él y solo él. En un solo mes, 272 trinos…

La falta de garra del jefe de las Fuerzas Armadas del país – el Presidente Gustavo Petro- se encuentra en el trasfondo de la barbarie desatada, la que aspira, en esta hora y punto, a hacer una demostración de fuerza para reblandecer al otro lado de la ecuación en el proceso negociador.

Los disidentes de las FARC, con Iván Mordisco a la cabeza, señalan falta de seriedad de parte del gobierno e “incumplimientos” que no explicitan pero que hacer pensar a la colectividad en la existencia de negociados directos de la oficialidad con la guerrilla por fuera de las tratativas de La Habana. Esto solo le agrega complejidad y dramatismo a la situación.

No sólo la violencia desatada es atroz. La incompresión de este escenario se ha estado colando en el ánimo de la ciudadanía. La manera del colectivo de responder a la falta de resultados es el desapego, y en el caso de Colombia la violencia renovada luego de promesas continuas de cambio de rumbo y de paz total, penaliza a quien lleva la batuta. No es raro pues, que la popularidad de Gustavo Petro, a escasos 10 meses de gobierno, se esté yendo al foso. 60% de sus compatriotas censuran su manera de gobernar y solo 20% de ellos considera sensata la revolución que intenta llevar a cabo.

Nada indica que pueda haber un cambio de actitud en el mandatario ni un redireccionamiento en la estrategia, porque no se le conoce ninguna. El panorama es malo para Colombia. También para él.

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Ángel Monagas

En la negociación de Yalta, antes de terminar la Segunda Guerra Mundial, Crimea fue un tema de acuerdo.

En ese momento, Estados Unidos no acordó nada respecto a Cuba. Creía que era algo tácitamente sobreentendido que su esfera de influencia estaba incluida. Posiblemente nunca imaginó lo que ocurriría después con la llegada de Fidel. Otros especulan acerca de una carta que de joven envió Fidel Castro al presidente de Estados Unidos y este nunca le respondió.

En noviembre de 1940, cuando tenía 14 años, Fidel Castro le mandó una carta escrita de su puño y letra al entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt. En la misiva Castro hacía un pedido insólito: un billete de 10 dólares. A cambio, el joven se ofrecía revelar al presidente el sitio donde se encontraban las minas de hierro más grandes de Cuba.

Tiempo después, Castro recibió una respuesta estándar por parte de los oficiales estadounidenses que –como era previsible– no accedieron al pedido. La carta fue escrita trece años antes del comienzo de la revolución cubana y en ella Castro dice tener 12 años y no 14, su edad real.

El documento fue descubierto en 1977 por algunos dependientes de los Archivos Nacionales y Administración de Documentos de los Estados Unidos (National Archives and Records Administration) de Washington y volvió a difundirse tras su publicación en el sitio Letters of Note.

Si Roosevelt le hubiese respondido afirmativamente ¿la tragedia cubana y latinoamericana no se habría producido? No lo sabemos. De alguna manera y modo, el 80% de los auto calificados comunistas, son auténticos resentidos por una u otra razón, salvo escasos ejemplos.

Con la crisis de los misiles, Kruschov tenía un acuerdo con Fidel

Al final llegó a un acuerdo con Kenedy. Retiró los misiles de Cuba. A cambio hubo un compromiso de no tocar a Cuba.

Cuando Estados Unidos, sobre la tesis de que Rusia no es la URSS metió la mano en Ucrania, estaba desconociendo el acuerdo de Yalta sobre Crimea. Ahora bien. No sé por qué razón, los cubanos piensan que el acuerdo de Kenedy estaba limitado a la existencia de los hermanos Castro.

Cuando se enferma Fidel, Raúl sabe que tiene que negociar con Estados Unidos el postcastrismo. Anuncia en el 2007 que va a negociar con Estados Unidos en 2009.

En la mesa de la negociación colocan a Venezuela, aunque no fue lo único que sé negoció. Venezuela es estratégicamente más valiosa desde el punto de vista geopolítico.

La cabeza de Chávez fue la llave de la fase final de los acuerdos.

Los cubanos necesitaban un gobierno de transición en Venezuela que les garantizara los recursos financieros, mientras ellos avanzaban con su plan interno. Por eso imponen a Maduro, aunque los Estados Unidos no querían.

Tristemente ese saco de gatos de peleas de la oposición, determinó que Estados Unidos no tenía a nadie fuerte, de confianza, para oponerse e imponerse.

Se buscó una alternativa con una mayoría circunstancial en la Asamblea Nacional, para poner un presidente interino. Como cosa rara, los opositores empezaron a ver quién «meaba más lejos», y todos los que trabajaron en ese planteamiento, perdieron su tiempo buscando un acuerdo que no llegó. Y había los votos chavistas necesarios para hacerlo.

La mitomanía, obsesión de Leopoldo, destruyó todo el escenario.

Así que los Estados Unidos se tuvieron que tragar el error de Maduro.

Vale aclarar. Los cubanos están convencidos que al morir los Castro, Estados Unidos va por la isla. Ellos piensan que eso se puede evitar, negociando con los Estados Unidos el postcastrismo. Lo hacen.

La lista de los acuerdos es compleja. Y muy, pero muy pocas personas han tenido acceso a todo lo que pasó allí. Firmado el acuerdo, se comenzó a implantar.

En 2015, Cuba permitió que la oposición ganara la Asamblea Nacional, con la mayoría necesaria para así abordar la reinstitucionalización del Estado.

Pero Henry Ramos, como buen conocedor de la lucha libre, metió una zancadilla a todo el proceso, junto a Diosdado Cabello y Henrique Capriles.

En eso ocurrió algo que nadie esperaba y que cambió el panorama…

Este acuerdo implicaba que el gobierno de transición de Maduro duraría hasta el 2018.

En 2016, Donald Trump ganó las elecciones.

Y la oposición se montó en la Agenda de Crisis comenzando el 2017.

Y luego Donald Trump dijo que no le gustaba el acuerdo con Cuba, porque las letras pequeñas eran una estafa. Y tumbó el acuerdo.

Obama y Raúl quieren sellar el acuerdo otra vez.

El tema de Venezuela es lo más importante en la agenda de negociación. Porque Raúl está vivo hoy, mañana no sabemos.

Obama y Raúl, aun cuando no están en sus gobiernos, son los que tienen la sartén por el mango del acuerdo. Incluyendo Venezuela.

Porque si no se restaura el acuerdo, al morir Raúl la incógnita es muy grande.

Entonces las sanciones económicas de Trump no eran contra Venezuela. Eran contra Cuba principalmente. Apliquen la lógica. Cuba no produce nada. Es un parásito latinoamericano, ni siquiera el turismo los ayuda.

Es evidente que Raúl Castro fue sancionado con lo de Venezuela.

Como primer secretario de las Fuerzas Armadas de Cuba, Castro es responsable de las acciones de Cuba para sostener al antiguo régimen de Maduro. Maduro en Venezuela mediante la violencia, la intimidación y la represión, así dijo Mike Pompeo, se ha mantenido.

La mesa de diálogo en México, está parada porque Cuba y Estados Unidos funcionan en cámara lenta. El problema son las elecciones en USA.

Trump, está ganando cómodamente la reelección por un período.

Cuba exige el levantamiento de las sanciones para sellar el acuerdo. Necesitan recursos.

Fíjate que Chevron saca petróleo, lo trae a Estados Unidos, pero de eso Venezuela no tiene ingresos. Porque es pago de deuda.

Y Estados Unidos no puede llegar a ese acuerdo hasta no tener amarrada la transición. Y la oposición es la que está dando problemas con eso.

¿Y Diosdado qué hace?

Él fue el que trajo a los chinos.

Si María Corina no entra en el ojal de la unidad, se va a quedar por fuera en esta ronda.

En el primer escenario de la transición, necesitamos a alguien de la oposición, que Maduro hipotéticamente nombre Vicepresidente. Y definitivamente no es el Conde-nado.

Diosdado como buen «zoom politikon», juega su juego. Lanza líneas informativas para distraer al pueblo, a las FAN, intentando ganar terreno.

Diosdado es capaz de revivir la oposición, si él sale del marco de la foto.

Porque al día de hoy, la transición pasa por la Vicepresidencia de Venezuela. Delcy lo sabe. Jorge también…

Twitter e Instagram: @AngelMonagas

Ángel Monagas es abogado y comunicador.

 5 min


Fernando Mires

Las elecciones presidenciales turcas de mayo del 2023 fueron seguidas con pasión en Europa y otras zonas del mundo. Como afirmamos en un artículo anterior, toda elección local tiene hoy –sobre todo en tiempos de guerra– una connotación global. Más todavía si hablamos de un país como Turquía, miembro de la OTAN, puente cultural entre la Europa moderna y el mundo islámico.

Con un gobierno autoritario, tendencialmente autocrático, cada vez más parecido al de la Rusia de Putin, pero que económica y culturalmente ha integrado a valores y formas políticas de la Europa posmoderna, originando así una contradicción que ha llegado a ser parte de la vida cotidiana del país. Tradición en contra de la modernidad, dirán los seguidores de Max Weber. Pero la tradición es mucho más que el otro polo de la modernidad. Sobre eso, discutiré en este texto.

La Turquía de Erdogan

En Turquía colisionan todas las tendencias incubadas en la modernidad con la resistencia que ofrece su pasado histórico, contradicción no solo turca pero que se da con mayor claridad en Turquía que en otros países.

Las esperanzas de que esta vez Erdogan iba a ser desbancado no eran infundadas. Turquía padece una profunda crisis económica, una inflación desatada, un terremoto que no solo dejó ruinas sino, además, mostró ineficiencia administrativa para manejar la crisis. Por esas razones, las encuestas optimistas a favor de la Alianza Nacional representada por el político centrista Kemal Kilikdarouglu hacían suponer que el optimismo parademocrático estaba bien fundado.

Los resultados son conocidos. Pese a todas sus falencias, Erdogan logró imponerse en la primera vuelta bordeando la mayoría absoluta (49,5%). Todo hace suponer que, en la segunda, Erdogan aumentará su porcentaje pues los votantes del ultranacionalista Sinan Ogan y su partido ATA (5%) están más cerca del erdoganismo que de la opción de Kilikdarouglu. Definitivamente tenemos que llegar a una conclusión: la mayoría de la ciudadanía turca está con Erdogan.

Fraude no hubo. La campaña, cierto, no fue limpia, como no lo es bajo ningún gobierno autocrático. Pero con eso había que contar. De modo que la conclusión se mantiene: los votantes turcos prefieren un gobierno autoritario, uno que tiene las cárceles llenas de opositores, uno que restringe la libertad de opinión, uno que mantiene amistad con dictaduras islámicas y autocracias europeas, uno que ni siquiera ostenta números exitosos en el manejo de la reciente crisis económica. Pero todo eso –y es mucho– no debería asombrarnos si partimos de una premisa históricamente comprobada: Ningún pueblo, el pueblo turco tampoco, es democrático por naturaleza.

La opción democrática no es más que eso: una opción, y quienes no la eligen tienen razones a las que, sin estar de acuerdo con ellas, deberíamos por lo menos tratar de entender. Sobre todo, si consideramos que Erdogan está lejos de ser el primer autócrata que accede al poder para después mantener su apoyo popular. Los latinoamericanos sabemos algo de eso. Ni un Chávez, ni un Evo, ni un Bukele ni un Bolsonaro, y ni siquiera un Ortega o un Maduro, llegaron al poder por medios no democráticos. La autocratización viene después: es, si se quiere, posdemocrática.

La democracia es en ocasiones tan democrática que permite el acceso al poder de candidatos cuyo objetivo es restringirla. O como en los casos de Hitler ayer y Putin hoy, destruirla. Con mayor razón puede ocurrir en un país como Turquía, depositario de tradiciones a las que de ningún modo podemos designar como democráticas.

En clave weberiana podríamos decir que, entre el candidato de la tradición y el candidato de la modernidad, la ciudadanía turca se inclinó a favor de la tradición, pero de una tradición –y aquí abandonamos de inmediato a Weber– que no está en el pasado sino situada en un lugar del presente político.

Tradición es el pasado constituido, vivo en tiempo presente en instituciones que fueron creadas en el pasado. Un pasado-presente en donde el tradicionalismo, viniendo de ayer, vive en el presente con más fuerza que en el pasado de donde vino. Y es claro: la tradición del pasado nunca fue vista por quienes la vivieron, como tradición. La tradición es una invención del presente. Todos los tiempos han sido modernos para sus contemporáneos. De modo que un pasado-presente, es el fundamento de toda vida humana, sea individual o social.

O dicho a la inversa: La clausura del pasado, llamada de modo clínico amnesia, destruye al presente y conduce a la locura, sea esta individual o colectiva. Así nos explicamos por qué los movimientos que han pretendido hacer de nuevo a la historia, destruyendo a los fundamentos del pasado, han llevado a grandes catástrofes.

Erdogan es tradicionalista, y a su modo, Kilikdarouglu también lo es. Pero bajo Erdogan, no hay que olvidarlo, Turquía accedió a la economía y a la tecnología moderna. En la visión de sus electores, Erdogan ha conducido a su país a la modernidad sin romper con la tradición. Recordemos también que entre 2003 y 2007 la economía turca creció a ritmos inusitados hasta llegar a ser una semipotencia económica moderna. Turquía es hoy la 19. economía del mundo, con un PIB anual de 819.04 Usd millones, es miembro de la OCDE y del G20, y durante la guerra en Ucrania, su peso político internacional continúa aumentando.

Por cierto, Erdogan es un hombre profundamente tradicionalista. Su concepto de sociedad es patriarcal al extremo, las diversas tendencias que contradicen su visión del mundo, sean políticas o sexuales, no solo están prohibidas, son además perseguidas desde el poder. Su estilo de gobierno es personalista, no oculta su aversión por el debate parlamentario, y sus ideales de orden, familia y patria son rígidos.

En breve: Erdogan no es un dictador no porque no quiera, sino porque no puede. Así nos explicamos por qué la mayoría de la población de las grandes ciudades, sobre todo profesionales, intelectuales, más la juventud universitaria, son predominantemente occidentalistas y, por lo mismo, antiErdogan. El mundo agrario y suburbano, en cambio, es profundamente erdoganista.

No extraña entonces que gran parte de la ciudadanía haya reelegido a Erdogan en contra de una occidentalidad política y cultural frente a la cual imaginan sentirse amenazados en sus propios reductos internos.

Erdogan pertenece a un término medio turco. Económicamente es liberal, políticamente es antiliberal. De tal manera, quienes votaron por Erdogan votaron por la tradición, pero por una tradición modernizada bajo la tutela del mismo Erdogan. Además, es muy religioso. Y a la religión, no solo en el mundo islámico, pertenece la tradición. Verdad que aprovechó el ministro de justicia turco para plantear que la elección presidencial del 14 de mayo fue «entre creyentes e infieles». Evidentemente, no era así, pero no pocos votantes lo entendieron así.

Kilikdarouglu también es religioso, y a pesar de sus ideas sociales más que socialistas, es un hombre de corte conservador. No obstante; el bloque que lo apoya, formado por diversos partidos, dista de representar el orden de una manera tan monolítica como lo hace el Partido Desarrollo y Justicia de Erdogan (AKP).

Si damos un vistazo a los principales partidos de la coalición anti-Erdogan (CHP), veremos que ahí conviven no solo posiciones diversas, sino antagónicas: Partido Republicano Liberal, Centro izquierda «kemalista» (al que pertenece Kilikdarouglu, es más bien social demócrata), Partido Bueno (conservador y nacionalista), Partido de la Felicidad (islamista y conservador), Partido Demócrata (centro derecha). A ese abanico se sumó el partido nacionalista kurdo HDP, que más bien asusta a los sectores medios del país en lugar de ganarlos.

En fin, una bolsa de gatos. Así tenemos que mientras más grande es la coalición antiErdogan, mayor es la inviabilidad política que muestra. En cierto modo, lo único que une a todos esos partidos es el antierdoganismo, y eso no es suficiente para cuestionar el principio de autoridad encarnado en la persona de Erdogan.

En suma: La coalición de Kilikdarouglu, prometía más libertad, pero no prometía más estabilidad. Y, aunque no nos guste, tenemos que aceptar que las grandes mayorías de cada nación anhelan orden, seguridad y estabilidad.

Además, Erdogan no está solo y por lo mismo está lejos de ser un fenómeno singular. Por el contrario, puede ser visto como un miembro de una familia internacional formada por gobiernos como el de Hungría, Polonia, Serbia, y en los últimos tiempos, Israel. Todos abiertamente antiliberales y, por si fuera poco, confesionales. El triunfo de Erdogan no ha hecho más que seguir un curso dominante en la política europea y occidental ¿por qué no podía darse en una nación semieuropea, como es Turquía?

Los autócratas de nuestro tiempo han redescubierto a la religión y a sus instituciones como factor de poder. En la práctica forman parte, junto a la Rusia de Putin –cuyo autoritarismo ha derivado en la reconstrucción de un poder totalitario– de una contrarrevolución antiliberal, anti- parlamentaria, personalista y autoritaria de carácter planetario.

Sexualidad política

Hemos escrito «contrarrevolución antiliberal». Ese «contra» es muy importante. De hecho, da por supuesto que en Occidente tiene lugar una revolución. Efectivamente, así es, aunque para los occidentales, los cambios experimentados en los últimos tiempos no sean vistos como revolucionarios, de acuerdo a cualquiera definición, estamos viviendo una revolución en la que desde el momento en que tuvo lugar el fin del comunismo, aumenta la cantidad de países que adoptan la democracia no solo como forma de gobierno sino también como modo de vida, afectando no solo al orden social, sino también al interfamiliar e incluso al individual.

Nos referimos en este punto, a la revolución sexual del siglo XXI, una que ha hecho del cuerpo humano y no a la persona jurídica abstracta, un sujeto que, siguiendo la ruta trazada por Foucault, ha puesto en debate público esa parte más corporal de la corporeidad que es la sexualidad. Y aunque usted no lo crea, ese motivo, la irrupción de la corporeidad, tiene una importancia política que alguna vez deberá ser reconocida.

Al menos los ayatolas de Irán ya han entendido que la lucha en contra de la obligatoriedad del velo, asumida por mujeres, pero también por algunos hombres, tiene un potencial político altamente explosivo, y ese no es otro que sustraer al cuerpo humano de los dictámenes del patriarcalismo familiar, en los países islámicos base del patriarcalismo estatal y dictatorial. En Turquía esa obligatoriedad no existe, pero la presencia ostentosa de la siempre muy velada primera dama de la nación, indica claramente cual es el modelo a seguir, según Erdogan.

Las luchas feministas y femeninas (no es lo mismo) han impulsado a la lucha por la corporeidad, confrontándose con instituciones, sean estas religiosas o gubernamentales. De una manera u otra, puede decirse que en territorio occidental las reivindicaciones político-sexuales han logrado imponerse. Incluso ya están establecidas, normativizadas e institucionalizadas en leyes como son las de la permisión del aborto bajo determinadas circunstancias, o el matrimonio igualitario, y no, por último, en el derecho a cambiar de sexo.

Naturalmente, si esta nueva realidad despierta aversiones culturales en los países occidentales (sin la que fenómenos como el trumpismo, y otros exabruptos de extrema derecha serían impensables) con mayor razón aparecen de modo multiplicado en regiones y países en donde la palabra de la religión (o del partido, como en China) prima sobre la palabra de la Constitución.

Imaginemos por ejemplo a un campesino turco de Anatolia quien, después de la faena diaria, llega a su casa y enciende el televisor y de pronto se ve confrontado con escenas donde no solo es predicada sino además practicada la bi, la trans y la intra sexualidad. Naturalmente, si no se siente ofendido, deberá sentirse al menos desorientado. No será extraño entonces que ese campesino comience a clamar por la reconstitución del orden perdido, por la restauración de la vida familiar de tipo patriarcal que él consideraba natural (y lo es, de acuerdo a la economía campesina). Y bien, a favor de la recuperación de ese orden perdido está Erdogan y sus colegas internacionales, tanto en el mundo islámico como en el europeo del este y, por supuesto, en ese lejano occidente llamado América Latina.

Junto a la ampliación de las libertades y, por ende, de la democracia, estamos viviendo reacciones antiliberales y antidemocráticas, a veces muy virulentas. Es lógico que así sea. Muchos de los que votaron por Erdogan, lo hicieron en defensa de sus identidades patriarcales y autoritarias, incluso en contra de sus propios intereses. Y si hacemos un esfuerzo e intentamos ponemos en el lugar de esos votantes, podría suceder que, desde el punto de vista de ellos, encontraremos razones a las que hay que prestar atención. Hay, en efecto, multitudes de seres que se sienten desautorizados por los cursos de una modernidad a la que no pueden tener acceso. Que reclamen por el restablecimiento de lo que ellos creen ver como la autoridad perdida, tanto en la vida familiar como en la nacional, no es algo difícil de entender.

¿Qué es la autoridad?

Pero para decirlo con Hannah Arendt, no todas las posiciones que llevan a exigir el restablecimiento de la autoridad, son necesariamente autoritaristas.

En su texto ¿Qué es autoridad? (1957) hacía Arendt una fina diferencia entre poder y autoridad. El poder ejercido mediante la coacción y la violencia, afirmaba, es todo lo contrario al principio de autoridad. De la conservación constitucional e institucional de ese principio, aducía, depende la existencia del espacio político. Sin autoridad institucional, no hay política, es su deducción. Eso no quiere decir, entiéndase bien, que la política debe ser autoritaria. Quiere decir simplemente que –por lo menos en formato democrático- solo puede tener lugar en el marco de un orden institucionalizado y constitucionalizado.

Autoridad, orden, constitución, son pilares sobre los cuales reposa todo orden jurídico y político. En un mundo anárquico, en pleno desgobierno, en la lucha de todos contra todos, no puede haber política. Por eso decía Arendt que las legítimas luchas en contra del hambre y la miseria no llevan de por sí a un orden donde primará automáticamente una mayor libertad. Todo lo contrario, un orden democrático, institucional y constitucionalmente establecido, es la condición para que las luchas sociales tengan lugar de modo político, a través del debate y los representantes que elegimos. En ese sentido Arendt invierte la posición weberiana: entre tradición y modernidad no hay contradicción, afirma. Solo a través del reconocimiento de la tradición pueden ser creadas las condiciones que hacen posible las innovaciones, e incluso las rupturas con respecto a la tradición.

La pensadora política recurre para ejemplificar, al dictamen romano que dice: «el poder reside en el pueblo, la autoridad reside en el senado», distinguiendo claramente entre el origen (simbólico) del poder y la residencia (no simbólica) del poder. Pues bien, esa parte del discurso arendtiano nos invita a dejar de lado la arrogancia occidentalista y tratar de entender por qué, en determinadas ocasiones, el pueblo usa su poder para restablecer el principio de la autoridad perdida o simplemente amenazada.

Por supuesto, los pueblos también se equivocan. No son pocas las veces en las que, en el deseo de restablecer el principio de autoridad, vale decir, de recomponer esa necesaria conexión que debe darse entre presente y pasado, los pueblos eligen a dictadores que usurpan el poder del pueblo y con ello al propio principio de autoridad que los convirtió en gobernantes (quizás el ejemplo de Putin es el más claro).

Esa necesaria autoridad, aduce Arendt, es la que llevó a los antiguos griegos a instituir los consejos de ancianos, institución que hacía de nexo entre el pasado y el futuro. De acuerdo al espíritu genial de su tiempo, los griegos entendieron que sin pasado no hay futuro.

El ser no es un ser del presente, es un ser en el tiempo, pensaba Heidegger, en su intento compartido por Arendt de hacer revivir el espíritu griego. En la filosofía, según Heidegger. En la política, según Arendt.

La autoridad viene de la tradición, y sus sujetos principales no son las personas sino las instituciones a las que hay que preservar hasta que sea necesario removerlas y fundar en ese mismo espacio, otras. Esa es la razón por la que países económica y políticamente muy desarrollados de Europa mantienen vivo el principio simbólico de una monarquía cuyos reyes no mandan ni gobiernan, pero sí actúan como representantes de un pasado que ha hecho posible la existencia del presente. En algunos países –EE UU y Alemania entre otros – el Rey ha sido sustituido por el reinado de la Constitución. La idea es la misma: el presente no solo viene de la tradición: la tradición también forma parte del presente.

Puedo explicarme entonces por qué muchos jóvenes turcos residentes en Europa votaron por Erdogan. Puede que algunos hayan votado por “un padre” o incluso siguiendo a su propio padre. Decisión a la que no me atrevo a criticar. Para vivir en política, aun no estando de acuerdo con los diferentes, hay que tratar de entenderlos y también, si se da el caso, cuestionar no solo a ellos, sino a nosotros mismos.

Los cambios culturales y políticos que tienen lugar en Occidente son al fin un legado de la tradición de la Ilustración, de las reformas religiosas, de las revoluciones democráticas en EE UU y en Francia y, no, por último, de la revolución democrática que puso fin a las dictaduras comunistas en 1989-1990. No podemos exigir entonces el mismo comportamiento político a pueblos que han vivido otras historias. El camino que los llevará a la democracia (si es que alguna vez los lleva) no será el mismo que han recorrido los pueblos de occidente.

El camino que eligió Ucrania, para poner el ejemplo más quemante de nuestros días, lo decidieron los ucranianos el año 1991, cuando por aplastante votación (80%) optaron por ser parte del mundo occidental y no de una autocracia antioccidental, como es la dictadura de Putin. Del mismo modo, el resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de mayo del 2023 que dieron el triunfo a Erdogan, fue una decisión política de los ciudadanos turcos cuyo mensaje puede leerse como un pronunciamiento en contra de lo que ellos ven como una pérdida del principio de autoridad. En los dos casos, la decisión fue política. Y la política, sobre todo la electoral -lo acepten o no los electores turcos- nació en Occidente.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Carlos Raúl Hernández

España pasea por un colapso económico-social, obra de la desopilante coalición PSOE-Podemos, y si volvieran a ganar, sería un naufragio crónico-recurrente como el argentino. Al Partido Popular tendrá enormes complejidades para sacarla del abismo, como a Giorgia Meloni, de flexibilidad, inteligencia y valor para lograrlo con el apoyo europeo. El consorcio ibérico Ferrovial se pira a los Países Bajos, donde la deuda pública está en baja, las variables económicas bajo control sin peligro de crack. Pero sicópatas totalitarios pretenden darle órdenes de quedarse a ver si quiebra, un triunfo “contra la burguesía. Luego de los brillantes gobiernos de Felipe González y Aznar, desde 2008 el despilfarro dispara la deuda pública, cuadruplicada hoy de 400 mil millones a 1 billón y medio de euros. Con Sánchez, España ingresa al club de los más endeudados del planeta y lo encabeza en la Unión Europea, con crecimiento económico 0. No se recupera de la pandemia, ni de los efectos de la guerra de Ucrania y puede llegar al punto de no pagar sueldos y pensiones, amenaza grave para la existencia del Euro y que no requiere solo ajustes, sino revertir estos cinco años desquiciados. Pero no hay razones para sorprenderse y hasta las palomas conocían la curva del neocomunismo- populismo, menos los tarúpidos que la trazaron. En 2008, Europa se modernizaba había dinero abundante para derrochar, pero a partir de la crisis financiera, en vez de de austeridad, España se endeuda para despilfarrar más. La quiebra de empresas destruía 10% de empleo privado, pero la irresponsabilidad oficial contrata 150.000 empleados públicos, pagados con impuestos, más deuda, sustracción recursos a la inversión en servicios, e inflación.

Más créditos para funcionar que hipotecan y empobrecen al país. En los días de esplendor, las acreencias eran moderadas, 35% del PIB, un cuarto de la actual (130%), y ante la amenaza a la existencia del euro, el Banco Central Europeo rescata España, Portugal, Italia y Grecia, “compra”-perdona la deuda en 2012. Como un amigo rico, asume la hipoteca, las vacaciones, el carro, el colegio y las tarjetas de crédito del derrochador. Luego Mariano Rajoy en 2015 la reduce relativamente con respecto al PIB, pero faltaba mucho, había que continuar los cambios y lo defenestran, luego de que libra a España de ser Grecia. Pedro Sánchez es presidente provisional desde junio de 2018 hasta enero de 2020, con Podemos en la calle, la bestia rugiente del populismo “indignado”. Luego de las elecciones de noviembre 2019, Sánchez pacta con el Diablo, entrega el alma por la investidura, 167 a 165 votos y se alía con todo bicho de uña y pezuña: anticapitalistas, antiespañoles, Podemos, PNV vasco, Esquerra Republicana, ecosocialistas, exterroristas y mete cocodrilos en la piscina. Alfredo Pérez Rubalcaba, dirigente histórico del PSOE, habló del “gobierno Frankenstein que pondría en jaque la integridad de España. Esa alianza de ultras realiza su desvencijada agenda, y los resultados son envilecimiento de la vida política y entropía social. Una perspectiva de eggs-head universitarios, sin sentido de la realidad, librescos, fanáticos, culturalmente primitivos, inventan problemas que no son, empeoran los que son y quienes no comparten sus alucinaciones son parásitos, ladrones, heteropatriarcales, tránsfobos, o cualquier otra ocurrencia imbécil.

Aumentan el salario mínimo en 50%, a 1080 euros, no por incrementar productividad y los dividendos, sino por populistas, con la consecuencia universal: si suben los costos de las empresas y bajan las ganancias, se reducen la inversión y la contratación. Antikapitalistas, su fin es la bancarrota de empresas y celebran que por primera vez en la historia española, se crean más empleos improductivos públicos, que en las empresas. A diferencia del resto de Europa, no se recupera del ingreso familiar en la post pandemia, pero si la tasa de inflación más alta de la UE. La ruina la pregonan los datos: 70% de los hogares, siete de cada 10, gasta más de lo que gana, no producen lo suficiente para vivir. De estos, casi la mitad consumen sus ahorros y se endeudan, clase media arruinada, rasgo propio del populismo. Para 2022, las familias redujeron su consumo básico en 25%. Y como en todo Frankenstein progre, la inflación reduce el salario e incrementa la riqueza de los dueños de activos, los ricos. Eso hasta la cubanización cuando los desequilibrios devalúen los activos y los ricos se empobrezcan, quedando “la casta”, la nomenclatura, que se beneficia porque el alza de precios aumenta la recaudación. La saña contra las familias se plasma en el impuesto sucesoral más alto del mundo, 81%. España es la última en Europa en creación de empleos y la primera en ruina de la clase media, aunque anda en redes una sopa de murciélago que pretende camufla la contratación burocrática como “empleo”, siendo un costo improductivo que paga la sociedad con impuestos e inflación.

El antikapitalismo quiebra a los trabajadores “autónomos” (emprendedores) y microempresarios. Los que producen 630 euros al mes pagan más de 40% de impuesto, para desnucarlos como pollos. En Francia, Alemania y Portugal estos pagan impuesto cero para estimular que la gente se gane la vida por su cuenta, con más razón si no hay puestos de trabajo. Un elevado componente de gasto fiscal en Europa son las pensiones de retiro, por las dinámicas demográficas de la sociedad moderna: envejecimiento, déficit de natalidad y bloqueo ideológico para enfrentarlos. La edad más frecuente en la población española es 43 años) en el ten top de las más altas “modas” etarias de los desarrollados. Además, 20% de la población es mayor de 65 años, hay 125 personas mayores de 65 años por cada 100 menores de 16. Pero la fresa de la torta: mientras el salario mínimo es de 1080 euros, las pensiones son de 1300. Encima la alta inflación se come los fondos de pensiones, lo que conocemos muy bien. Según los expertos, en pocos años, cuatro personas en edad de trabajar tendrán seis pensionistas a su cargo y decimos personas en edad de trabajar” y no “personas trabajando, porque 40% de los jóvenes está en paro, y la explosiva tendencia lleva a que cada dos trabajadores sostendrán a cinco pensionistas, tema sobre el que escribo desde hace varias décadas. Si España no entierra el sozialistsch con su fiebre impositiva que ahuyenta a los kapitalistas y fomenta el desempleo, va para Atenas o Buenos Aires. El presidente Macron tuvo el coraje de asumir el costo político de diferir la edad de jubilación (apenas) dos años y aplastar a las mafias, no de sindicalistas, sino de vividores sindicales, que creyeron asustarlo con un bochinche pirómano.

Para enfrentar los retos, envejecimiento, seguros, pensiones, salud, educación, y los trágicos efectos de la guerra, desindustrialización, fuga de empresas, precio de la energía, alto presupuesto militar, destrucción de la clase media, España tendría que cumplir condiciones, dos de ellas con dificultad 10 y la tercera, aberrante. 1) Desde el crecimiento cero actual, llevarlo a 34% al año 2) Incrementar la tasa de natalidad, la más baja de Europa, y crear empleos para ellos 3) Mantener estable la esperanza de vida, hoy la tercera más alta del mundo, para que no colapse el sistema de retiro. La herencia de los burros sozialistsch destruye la industria inmobiliaria. El alza de tasas de interés, la mayor desde que existe la zona Euro, hace crecer la cuota mensual de un crédito standard para vivienda de 150 mil euros, desde 532 a 778 euros, y casi imposibilita adquirir una. Esta cofradía de marimondas totalitarias comete desde crímenes graves: ley para que malvivientes y okupas confisquen casas de la gente normal, corrompen el oficio político, el erario público, invaden la vida privada, el hogar y hasta las camas de la gente; corrompen la evolución natural e íntima de los niños y su maduración existencial, fomentan las crisis de identidad, la pederastia; profanan tumbas para la falsificación stalinista de la historia. Y perpetran mamarrachos ridículos: la “Ley trans”, la “Si-es-si”, beneficio para mil abusadores sexuales, cursos para aprender a masturbarse, sobre “nuevas masculinidades”, “sexo no binario”, “sexualidades fluidas”. Cuestionan premio de una media maratón femenina “por machista”, hacen escándalo porque la mayoría abrumadora de mujeres prefieren amarse con un hombre que tocarse solas, y piden una cuota de gordos en la política. Viví la revolución con intensidad y entendí que sus impulsores se dividían en dos ramas: tiranos crueles, e ideólogos ingenuos-inútiles, pero nunca éstas marimondas burlescas.

@CarlosRaulHer

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Ismael Pérez Vigil

El próximo 5 de junio se inicia el período de Postulaciones de los candidatos que participarán en la elección primaria a celebrarse el 22 de octubre, de acuerdo con la reciente decisión de la Comisión Nacional de Primaria (CNdP) que prorrogó el inicio del Período de Postulaciones que estaba previsto para iniciarse el 24 de mayo.

Ya hemos hablado de los requisitos que deben cumplir los que aspiran a ser el candidato unitario de la oposición democrática a la Presidencia de la República para la próxima elección presidencial (https://bit.ly/3OuMbtg), corresponde ahora tratar el tema de cuál debe ser la conducta de esos candidatos −y sus seguidores−, para que todo discurra en armonía democrática y efectivamente salgamos con un candidato unitario.

Desde luego que la actitud de los candidatos durante el proceso que se desarrolle desde ahora y especialmente durante la campaña electoral hasta el día de la elección, es el elemento fundamental. Para que esto sea así, el Reglamento Marco (RM) de la Primaria y el Reglamento de Propaganda de la CNdP, definen unas normas muy sucintas y simples.

Principios del Reglamento Marco.

El principio fundamental es que todos los participantes, especialmente los candidatos, se comprometan a “…acatar las decisiones e instructivos de la CP, como órgano rector de la Primaria, a reconocer los resultados que esta proclame y a apoyar a quien resulte ganador.” (Art. 8.6 del Reglamento Marco). De igual manera el RM establece como atribuciones de la CNdP “…18. Vigilar el correcto desarrollo de las campañas electorales, dictar normas complementarias sobre la campaña electoral y aplicar cuando corresponda las sanciones allí previstas… 19. Exigir a los candidatos mantener una conducta enmarcada en los principios y valores de la competencia leal y democrática.” (Art. 16 del RM)

En el artículo 33 del mismo Reglamento se establece también, de una manera muy sencilla, los principios fundamentales que regirán la campaña electoral, y que ésta “… deberá realizarse conforme a los principios de convivencia, igualdad, respeto a las otras candidaturas y reglas acordadas, consideración por la ciudadanía, austeridad y equilibrio.”; y en el artículo 35 se establecen las condiciones y prohibiciones del proceso, de las cuales vale la pena recordar, el numeral 2: “No se permitirá la propaganda que atente contra la dignidad de las personas, ofenda la moral pública, ni que tenga por objeto promover la desobediencia de la Constitución y las leyes. No podrán utilizarse, con fines de propaganda electoral, los símbolos o la imagen de otro candidato sin su autorización.”

Reglamento de la Campaña Electoral de la CNdP.

Con base en esas normas del Reglamento Marco, la CNdP dictó recientemente las que podríamos llamar normas de conducta a seguir por los candidatos, que se recogen en el “Reglamento en materia de Propaganda, Publicidad y Mensajes Electorales en la Campaña Electoral de la Elección Primaria de 2023”, o Reglamento de Propaganda (RdP), del que destaco el enunciado del artículo 5, que repite la norma del RM: “La campaña electoral deberá realizarse conforme a los principios de igualdad, convivencia, respeto mutuo y consideración a las otras candidaturas y a la ciudadanía, observancia de las reglas acordadas, austeridad y equilibrio…”, y establece las directrices a seguir, que resumo a continuación:

“Equidad entre los participantes… Atenerse a la buena fe y a la verdad, abstenerse de promover noticias falsas…Rechazar todo tipo de violencia y no incitarla… Respetar el derecho de los electores a obtener información objetiva, veraz y oportuna… Respetar el derecho de los medios de comunicación a cubrir las campañas y difundir información… Facilitar el trabajo de los observadores electorales… Respetar la dignidad, privacidad, honra y reputación de personas y candidatos…Respetar las ideas, el pluralismo político y promover la transparencia, convivencia pacífica, la democracia y los derechos humanos... Respetar las instituciones.”

Sanciones morales.

Desde luego, la CNdP establece algunos mecanismos y sanciones para que esto se cumpla y para: “Procurar que los candidatos mantengan durante la campaña electoral una conducta enmarcada en los principios y valores de la competencia leal y democrática.” (Art. 8.d, del RdP); estas sanciones básicamente comprenden “… exhortaciones públicas o requerimientos individuales, dirigidos al autor del contenido inapropiado, destinados a recuperar el clima de tolerancia y mutua consideración entre los aspirantes que debe caracterizar la Primaria.” (Art. 9 del RdP), igualmente “…amonestación verbal o escrita…” (Art. 29 del RdP), “…suspensión temporal de la propaganda electoral…” (Art. 30 del RdP), y en caso de reincidencia grave, hasta la “…la descalificación de dicho candidato, no pudiendo mantener su candidatura en la elección Primaria.”

Por supuesto, esperamos que la simple advertencia de la CNdP de quebrantamiento de alguna norma, con lo que eso significa de sanción moral, sea suficiente para que se corrija de inmediato cualquier conducta inconveniente para el desarrollo del proceso, por parte de los candidatos o sus seguidores.

Pacto de Respeto y No Agresión.

Sin embargo, más eficaz que cualquier medida correctiva o sancionatoria, que la CNdP pueda definir, es el compromiso que los propios candidatos asuman, a solicitud de los propios electores, los ciudadanos, los venezolanos, que aspiran a un cambio político en el país, que nos libre del oprobio que padecemos.

En ese sentido, vale la pena destacar la iniciativa de un Pacto de Respeto y No Agresión para los Candidatos de la Primaria 2023, que fue presentado recientemente a la CNdP por Aixa Armas y el magistrado emérito, Román Duque Corredor, en nombre de las Asociaciones Civiles Mujer y Ciudadanía y Espacio Civil, participantes del Diplomado de Formación Política y Ciudadana de la Universidad Monte Ávila, que persigue «elevar el nivel de debate» entre los aspirantes a candidatos de la Primaria 2023.

Se trata de un documento simple y directo, que lo pueden ver en: https://bit.ly/3N1XIiQ

Según sus proponentes, la justificación del documento se basa en la preocupación por “…el inadecuado ejercicio de la comunicación efectiva entre líderes políticos y sociales en los diferentes ámbitos de la vida pública, el uso de calificativos peyorativos y estigmatizados que afectan directamente el debate político constructivo, lo cual desencadena en divisiones que afectan directamente la cotidianidad de toda la población, sobre la cual recaen las decisiones y políticas públicas”. Y establece que su base jurídica, no es otra que la Constitución Nacional (Artículos 2, 3, 5, 62 y 70), que “…constituyen a nuestro país en un Estado democrático y social de Derecho y justicia” (Art. 2 de la Constitución)

Compromiso en siete puntos.

Tras unos breves considerandos, proponen a quienes firmen el pacto que se comprometan en siete puntos, que podemos resumir de la siguiente manera:

1. Abstenerse de recurrir a la descalificación, falsedad, violencia física, moral y de género, y a intimidar, denigrar, discriminar o injuriar a otros contendientes, y procurar un lenguaje de respeto, reconciliación y reconocimiento del adversario político, en cada uno de los actos de la campaña.

2. Dar a conocer los acuerdos de gobernabilidad, propuestas y programas de gobierno, a través de los diferentes medios de comunicación, redes sociales y canales institucionales que facilite la CNdP.

3. Mantener un debate de alto nivel, basado en propuestas políticas, administrativas y programáticas; y propiciar que las ideas y los argumentos sean la base del diálogo.

4. Evitar que cualquiera de sus simpatizantes, seguidores o allegados, perjudique el normal desarrollo de la campaña electoral y que, por el contrario, desarrollen una campaña política pacífica, incluyente y sin discriminación.

5. Acatar y respetar el resultado de la Primaria, que anuncie la CNdP.

6. Rechazar públicamente y denunciar ante las autoridades competentes, con pruebas fidedignas, todo lo que afecte el ejercicio de la participación política, los valores democráticos y la transparencia durante este ejercicio electoral.

7. Promover y fomentar el ambiente necesario que estimule la participación electoral y la movilización política y ciudadana.

Conclusión.

Todos los venezolanos aspiramos a que este documento sea firmado por los candidatos que participarán en el proceso de Primaria y que hagan del mismo un verdadero ejercicio de democracia y tolerancia, que modele las características del cambio político que la oposición democrática le propone al país.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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