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Opinión

Benjamín Tripier

El mercado por sí solo podría arreglar y ordenar la economía, solo si estuviéramos en una situación ideal de reglas de juego claras y estables. Que no es nuestro caso en Venezuela, que no terminó siendo ni una economía de mercado propiamente dicha, ni una economía totalmente estatizada… también propiamente dicha.

Se usó como referencia el modelo chino, de “un país, dos sistemas” perdiendo de vista que no somos chinos. No solo por la abismal diferencia cultural, sino porque nuestra infraestructura económica está muy deteriorada, y solo nos queda la capa comercial/ transaccional que es la que hemos explotado el año pasado, y que se agotó, como era de esperarse. Todo fue muy superficial y con muy baja sustentabilidad.

Pese a la prédica (que personalmente sostuve) de usar ese impulso para profundizar esa actividad y llevarla a niveles de mayor utilización de capacidad instalada de planta (que también, por cierto, algo se logró), no se hizo y, así como creció como la espuma, también se desinfló como la espuma.

Porque lo que realmente ocurrió fue una estrategia defensiva de dejar que las cosas ocurran, liberando las opciones (aunque no totalmente) y ver un poco qué pasaba. Y, como era natural, como la moneda de hecho era el dólar, pues se dolarizó la economía y se produjo una mezcla de situaciones donde el cliente pagaba con un billete de dólar y el comerciante le daba el vuelto en bolívares con pago móvil. Todas soluciones ad hoc, resultantes de pruebas y error que comenzaron sin vueltos en dinero sino en chicles y chocolates. Como ya era costumbre aplicamos la de “como vaya viniendo, vamos viendo” … y así nos va.

Y claro… la cantidad de dólares en la economía no eran tantos, y los bolívares tampoco, por lo que llegamos a un punto en el que, sin crédito, la economía comenzó a frenarse, trayéndonos a dónde estamos ahora, con un deslizamiento fuerte hacia la recesión… con inflación… porque, pese a la falta de medios para pagar y consumir, esa demanda, por pequeña y limitada que fuera, siempre superaba a la oferta, construyendo la inflación estructural, por falta de oferta.

Que también se disimuló con la apertura de las importaciones produciendo una sensación de bienestar; porque la falta de oferta producida nacionalmente, fue sustituida por oferta importada de bienes y servicios, tratando de ponerse a la altura de la capacidad de demanda. Es lo que yo llamaba la capa superficial de la economía, comercial, transaccional de última milla, que hacía que se importara, se vendiera y se volviera a importar. Pero, como la capacidad de demanda era limitada, cada vuelta del ciclo de importación y venta, era menor; hasta que llegamos a acumular inventarios primero, importar menos después, achicar o cerrar locales, y regresar finalmente a nuestro estado natural.

Entonces el tema es si vamos a terminar de desregular o no vamos a hacerlo. Porque el interregno en el que nos encontramos es realmente perjudicial. Hoy, a diferencia del pasado donde mal que mal podíamos saber qué estaba pasado y cuáles podían ser los futuros posibles, realmente, hay incertidumbre.Político

El gobierno, desde las gradas, observa como la oposición va desplegando su juego de cara a unas primarias primero, y unas presidenciales después. Mira el juego e interviene con un toque aquí y otro allá, como factores de corrección, de forma tal de mantener las expectativas dentro de un rango que no sea amenazante para el esquema de poder imperante, total y absolutamente en manos del chavismo. Sin un solo resquicio fuera de su ámbito de control.

Adicionalmente, desde la tribuna, también puede decidir –y de hecho lo hace- los tiempos, y el tamaño de la cancha. Así como puede cambiar las reglas, eliminando algunas y colocando otras nuevas, y definiendo quién juega y quién no, así como generando referencias duras y comprobables, para desalentar al votante opositor. Porque dentro del control absoluto, hay que contar al CNE, poder del Estado, árbitro electoral y proveedor de los sistemas de votación electrónica, también bajo su control.

Entonces, la estrategia opositora, tiene un primer propósito que es el de ordenarse internamente, y un segundo que es intentar buscar un cambio en el poder jugando en la cancha que les mencionaba más arriba.

Para lograr el primer propósito, tendrán que tener mayor sensibilidad política y social, porque, tal como van las cosas, parece un juego de tronos (que aún no tienen) sin contar con las bases y creyendo que con solo las primarias todo estará resuelto. Y resulta que hay tanta disparidad de criterios entre los dirigentes, y tanta desconfianza en las bases, que difícilmente lograrán un resultado representativo y que cuente con apoyo popular. Todo anticipa tanta o más abstención que en el pasado… para beneficio del gobierno que cuenta con un núcleo duro del orden de los 3 millones de votos; mientras que en el registro electoral hay más de 4 millones de inscritos que hoy están fuera del país… y que son mayormente opositores.

Escucho a analistas y politólogos, principalmente opositores, hablar de rescatar la institución del voto, como si allí estuviera el problema. Y no está allí, porque para el venezolano, la dinámica y el hecho de votar son características que lo definen, y que no se pierden… es como “andar en bicicleta” … rápidamente pueden volver a hacerlo sin tanto análisis ni presión.

Porque el verdadero problema está en la desconfianza que tienen las bases sobre sus dirigentes, los consideran oportunistas y acomodaticios, que no se solidarizan con la tragedia social que viven 21 millones de venezolanos y que solo se preocupan por sus relaciones con el poder… con el actual para sobrellevar lo que vivimos, y con el futuro, que, a este paso, difícilmente recuperen.

Si hubiera algún dirigente opositor que hiciera la diferencia, no le quepa a nadie la menor duda de que la gente tomaría el riesgo de salir a votar… porque creen en el voto y saben cómo se hace… lo que falta es: por quién votar.

No olviden que siempre podemos estar “Guatepeor”.

Social

No debemos perder de vista que la pobreza no puede ni debe ser ocultada. Debería ser parte del discurso diario del gobierno, y una parte importante de la inversión social de las empresas. Estamos hablando de al menos 21 millones de personas que están fuera de la actividad económica y que solo subsisten por las ayudas que aun proporciona el estado, las ONG que trabajan en forma incansable, los limitados programas de responsabilidad social de las empresas, y lo poco que puedan conseguir en la calle, ya sea caridad ya sea limosna. Ya sea algún trabajo eventual y puntual que puedan conseguir, y, en extremo, pero más frecuente y visible cada vez, la búsqueda en la basura de aquellos que pueden desechar algo.

Según estadísticas recientes, la pobreza en Venezuela sigue siendo un problema crítico en 2023, donde la mayoría de la población aún vive en la pobreza, con más de 53% viviendo por debajo de la línea de pobreza extrema, siendo la inflación alta y persistente la razón principal de la alta clasificación del país en el índice de miseria. Si no hay cambios significativos en las políticas públicas y programas sociales, muchos venezolanos seguirán careciendo de las herramientas necesarias para acceder al crecimiento económico cuando este sea posible. Para ayudar a aliviar la crisis de pobreza en Venezuela, el gobierno debe priorizar la implementación de políticas públicas y programas sociales efectivos que aborden las causas profundas de la pobreza.

Lo que sí está claro es que las estrategias de atención a la pobreza, desde lo público y desde lo privado, no pueden aplicarse con el criterio de perpetuar la pobreza. No puede ser un enfoque de que se mejoren algunos ángulos, pero que el pobre siga siendo pobre.

Por el contrario, la única manera de sacar efectivamente gente de la pobreza en con un aumento en la actividad económica siguiendo una ecuación que vengo impulsando desde hace varios años, que es que, por cada punto del PIB que se recupere, debe bajarse, al menos, un cuarto de punto de pobreza.

Entonces, la mejor estrategia contra la pobreza, es buscar la reactivación económica en términos reales y concretos, no con manejos en el velo monetario, sino dirigiéndonos a la economía real, capaz de generar empleos sólidos que sirvan para la planificación del futuro de las familias, como base de nuestra sociedad.

Porque ya tuvimos la oportunidad de ver cómo, si el aumento de la actividad se da solo en la capa transaccional, absorbe rápidamente parqueros, mesoneros, cocineros, dependientes de atención al público, y en general todo los relacionado con esa capa; los cuales, al explotar la burbuja, cierran de un día para otro, y toda esa gente queda en la calle. Gracias a Dios por ese pequeño espacio de oportunidad que pudieron aprovechar algunos… pero que tristeza que haya durado tan poco, y que solo haya ocurrido en la superficie, casi sin anclaje en la economía permanente.

Económico

El tema de la semana parece ser la “desdolarización”… o sea, me imagino, desandar el camino andado. Yo les comentaba sobre la pulseada entre el mercado, supuestamente impulsado por el neo chavismo, y el regreso al Plan de la Patria del chavismo clásico, si es que algo así existe.

El uso de una moneda local, que se apoya en otra moneda de reserva, requiere de un manejo técnico de la economía monetaria muy especializado, y, principalmente desideologizado. Algo que en los últimos años ha estado ausente, no solo por la cantidad de “inventos” fantasiosos que no funcionaron, sino por la ausencia de profesionales formados en esa materia; no me refiero a las bases de las instituciones, sino a los tomadores de decisiones quienes, no solo no tienen los estudios requeridos para tomar las decisiones que toman, sino que se basaron en la gigantesca red de protección que significó el inmenso ingreso petrolero, que iba absorbiendo los costos de los errores de política, tal como el famoso uso de las “reservas excedentarias”.

Jugando con el dinero de los demás, porque si hubiera sido el propio, hace tiempo que hubieran quebrado… o peor, porque el abuso de endeudamiento, hubiera llevado a los accionistas a la cárcel.

La introducción anterior es para poner en contexto la necesidad de hacer un corte y evaluar la situación monetaria tal como está, sin preguntarnos mucho cómo es que llegamos hasta aquí, que podríamos decir que fue en forma reactiva y como resultado de la homeostasis que hace que los seres vivos vayan buscando adaptarse y mimetizarse a las condiciones que el entorno les va presentado.

Porque la preocupación es la lectura ideológica de abandonar el dólar, por ser imperialista, como un salto al vacío; porque saliendo del dólar, no tenemos a dónde aterrizar… no tenemos una moneda de llegada. Porque a la nuestra ya la perdimos hace tiempo, y solo sería “recuperable” si nuestra economía volviera a remontar la cuesta que descendimos desde el 2014, y que todo indica que, después de una meseta de más o menos un año, pareciera que seguiremos descendiéndola un poco más.

Y logramos salir del problema inclinándonos al mercado y permitiendo que el dólar circulara, y los precios se formaran razonablemente bien… claro… era sencillo: costo de importación + ganancia = precio. Y, aún así, volvimos a caer en una situación borderliner a la que supimos tener. Entonces, si ya agotamos las opciones anteriores, cuáles opciones nos quedan para evitar caer en lo mismo de antes.

Necesariamente deberían formalizar el uso del dólar, declarándolo (tal vez junto con otras monedas para que no se note tanto) de curso legal, conviviendo con el bolívar, y evitando el juego macabro del arbitraje cambiario y la especulación tributaria. Y como nuestro problema estructural sigue siendo la falta de oferta de bienes y servicios, traspasar al sector privado toda entidad empresarial que hoy esté en manos del Estado, para que sea mejor gerenciada.

Una estrategia de privatización que permita el rescate de las empresas rescatables, y el cierre y liquidación de las que no sean viables… y terminar con el tema de las empresas “eternas sobrevivientes” que tanto daño nos están haciendo.

Porque la red de seguridad de los ingresos petroleros que nos “protegía” de los errores, ya no está más, y no volverá en muchos, pero muchos años.

Si “desdolarizamos” (cualquier cosa que eso signifique) el golpe será tan fuerte que la escasez de 2017 será un recuerdo agradable.

Internacional

La interrelación de Venezuela con el exterior está asociada al ángulo de análisis que se tome en cada caso. Cuando se habla de la crisis política y económica, tiene impacto directo sobre el resto de la región, especialmente sobre nuestros vecinos directos, así como sobre la cadena de proveedores y clientes que supimos tener; principalmente clientes, y proveedores de gobierno a través del petróleo. Y la deuda externa, bonos, Ciadi, recadi y otros.

En cuanto a lo político, la época de oro exportando la revolución, ya pasó, pues era una exportación de un intangible impulsada por los tangibles de préstamos a fondo perdido, de regalos y de acuerdos en los que siempre Venezuela quedaba mal parada. Pero eso ya pasó, y solo unos pocos reaccionarios locales en cada país se aferran al tema, pues los resultados negativos, que están a la vista para cualquiera que viva en Venezuela o que sepa lo que ocurre, hablan por sí solos, y más bien buscan desvincularse; porque no somos un buen ejemplo.

Lo anterior lleva a otro de los elementos a través de los cuales se nos percibe desde afuera, que es la polarización política, que supo ser muy fuerte en las épocas en las que el chavismo superaba el 60% de las preferencias, y que en la actualidad se encuentra entre el 15 y el 20%, según la pregunta que se haga, y la encuestadora que la haga. Y esa diferencia de pesos, se compensó con un poder interno muy fuerte que hace que ya no se nos perciba como el “empate catastrófico” del pasado, sino por un desbalance que, en algún momento, tenderá a enderezarse.

Pero tal vez el tema que ha ido adquiriendo mayor relevancia internacional es el de la migración masiva de venezolanos a otros países de la región y más allá, ha sido un tema importante en la percepción externa de Venezuela. Muchos venezolanos han buscado refugio y mejores oportunidades en países vecinos y más lejanos, lo que ha llevado a desafíos humanitarios y ha generado preocupación en algunos países receptores.

Y cuando desde afuera se preguntan las causas de esa estampida de gente, la respuesta está en lo que desde afuera se reconoce como una crisis humanitaria, con informes de escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos. Esto ha llevado a que la comunidad internacional esté involucrada en la prestación de asistencia humanitaria y ha generado debates sobre cómo abordar esta situación.

Siempre es bueno mantener presente la perspectiva externa, pues, para los que vivimos adentro, a veces, la realidad se analiza y explica en razones de nuestro natural instinto de supervivencia, que tiende a distorsionarla y acomodarla.

Entre las cosas que ocurren ”afuera”, está la disolución del Congreso de Ecuador por parte del presidente Lasso, los rumores de choque político del presidente Petro, el aislamiento casi irreversible del presidente Fernández en Argentina, la pérdida de espacio político del presidente Boric en Chile, y la insistencia del presidente de México AMLO, de no reconocer a la presidente del Perú.

El otro tema, es la mediación del Vaticano para la paz entre Rusia y Ucrania. Es difícil lograr algo grande sin la devolución previa de los territorios invadidos. Pero lo que sí, seguro pueden lograr en conjunto con la Iglesia Ortodoxa Rusa, es alivianar las condiciones de trato a civiles y a prisioneros, y considerar en forma especial el trato a los niños. Aun en plena guerra, hay espacios para la humanidad que pueden aportar las iglesias… ojalá logren algo.

Recomendación

  • Al gobierno: que presente un plan económico de alto nivel estableciendo un sentido de dirección que permita a los actores económicos comenzar a trabajar para hacer que las cosas ocurran. No solo a los actores locales, sino también a aquellos extranjeros (non US person) que identifiquen oportunidades. Para que lo anterior funcione, como mínimo, debería legalizarse el uso del dólar y traspasar al sector privado las empresas del Wstado. Y esto último, hacerlo a través del Mercado de Valores.
  • A la dirigencia opositora: que trabaje en la forma de llevar a cabo las elecciones de 2024, restaurando la confianza en el CNE (con los ajustes que de común acuerdo puedan manejar), y asegurando la posibilidad de que los venezolanos en el exterior puedan votar. El resto no es tan relevante, pues todo venezolano sabe votar, y tiene claro a quien le gustaría votar. El tema es si ese(a) candidato(a) llegará a participar en las verdaderas elecciones, si no hay reglas claras y transparentes, que incluyan los dos elementos mencionados, repetiremos la profecía auto cumplida, no habrá reconocimiento internacional, y las sanciones no se levantarán.
  • A la dirigencia empresarial: que se prepare para una nueva etapa recesiva, la cual podrá durar mucho o poco, dependiendo de la claridad de las reglas de juego que marque el gobierno, si será mercado o si serán controles. En todo caso, hay que buscar optimizar la cadena logística y de suministros, para llevar los costos a un nivel tecnológicamente aceptable. Y mirar al mercado con detenimiento para tratar de alinearse con las verdaderas posibilidades del consumo. Siempre teniendo en cuenta que tenemos 21 millones de pobres, y que el mercado consumidor no supera los 5 millones de personas.

 13 min


Griselda Reyes

El país, lamentablemente, sigue entrampado en la política. Como el perro que se muerde la cola, en una acera insisten en excusarse en las sanciones, mientras que en el otro extremo dan tumbos entre la ansiedad por el poder y señalar al Gobierno de corrupto.

La prensa nacional abre sus titulares con la crisis país, pero por ninguna parte vemos, hasta el día que escribimos estas líneas, propuestas serias para empezar a ocuparnos de lo importante. ¿Qué es lo importante? En nuestra preocupación sincera y honesta por Venezuela y los venezolanos, creemos que debe priorizarse la generación del futuro.

Nos prometieron acabar con los niños de la calle y basta con salir a las calles de Caracas para constatar que no es más que otro eslogan sin éxito. Mientras los politiqueros de todos los extremos siguen en su debate estéril, la escuela venezolana tiene -al menos- 15 años de atraso, según ha podido constatar Fe y Alegría.

Las condiciones de infraestructura, la crisis salarial, la ausencia de transporte escolar, la falta de dotación de útiles y uniforme y, más grave aún, el hambre; han hecho que alumnos y maestros hayan desertado de las aulas de clases. Según cifras de esta misma organización, cerca de 160.000 maestros abandonaron sus puestos de trabajo en tres años. Otros menos conservadores han dicho que hoy hacen falta cerca de medio millón de educadores.

En el caso de los estudiantes, el panorama no es muy distinto. La 34ª edición del Informe Anual de Provea, sobre la situación de los Derechos Humanos en Venezuela, destaca que uno de los derechos más vulnerados ha sido el derecho a la educación.

«Todos los indicadores muestran que a medida que se deteriora el sistema educativo público y se prolonga la crisis económica, aumentan las barreras de acceso económico al derecho a la educación de la población más vulnerable», reza el documento divulgado recientemente.

Sin duda, el sistema educativo venezolano es una de las áreas prioritarias del país que ha sido afectada de manera más profunda. Frente a esto, cada noche me preguntó si esto aguanta hasta el 2024. ¿Acaso es la política más importante que nuestros niños?

No se trata de salir a victimizar aún más a los maestros. Ya bien conocemos todos que los pobres salarios a los que tienen condenados no les alcanza para llevar el pan a su mesa. También sabemos que le arrebataron su seguridad social y los beneficios que la contratación colectiva les aseguraba.

Aquí debe haber, cuanto antes, una política de Estado donde la educación sea el punto de honor. Por ejemplo, en estos días leíamos que parte de la maquinaria incautada en la operación anticorrupción se dispondría para obras de envergadura del área turística.

¿Acaso no deberían estos fondos ser dispuestos cuanto antes para levantar las escuelas que se nos están cayendo en el país? Por si el Ejecutivo no se ha enterado, la falla de los servicios públicos como el agua y luz en los centros educativos figuran entre las principales razones para no ir a estudiar.

Pues, esto hay que atenderlo con carácter de emergencia. Un centavo incautado hoy a quienes desfalcaron la nación debería ser para la educación pública oficial venezolana y para el sistema sanitario nacional.

Entendemos la importancia que puede ser explotar el turismo en nuestro país, pero ¿de qué nos sirve tener paraísos en los cuatro puntos cardinales de Venezuela, si el capital humano que lo atenderá en el futuro inmediato está hoy perdiendo tallas y capacidad intelectual ante la pobre alimentación que recibe en la escuela?

Tenemos a los maestros en las calles protestando salarios dignos, y a niños pidiendo en los semáforos; mientras las cúpulas siguen dándose vida de magnates. Hay que abocarse a lo importante, y no es precisamente después de las presidenciales.

¡El tiempo de la calidad de vida siempre es ahora!

Twitter: @griseldareyesq

www.griseldareyes.com

Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.

 3 min


Paulina Gamus

Hegel afirmaba que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos veces. Carlos Marx, pretendiendo ser su hermeneuta, afirmó que la historia se repite la primera vez como tragedia y la segunda como farsa. Si Marx hubiese vivido para ver en lo que ha derivado el marxismo-leninismo-comunismo, podría sentirse orgulloso de haber vaticinado como el más iluminado vidente, que la historia se repite como tragedia y que sus protagonistas son unos farsantes. Cuba y Venezuela son dos ejemplos de esa afirmación, ambos países han repetido la tragedia del estalinismo. Ambos tienen regímenes que parecen inamovibles e imperecederos. El castrocomunista 64 años, el chavo-madurista 23. En Cuba hacen elecciones periódicas por supuesto amañadas, farsa absoluta en la que los mismos de siempre ganan siempre.

En Venezuela hemos tenido algunos soplos de transparencia, por ejemplo en las parlamentarias de 2015 y estamos a punto de saber si este régimen que ha sometido al país a una sistemática destrucción física, institucional y moral, aparte de incrementar la represión, la censura y los ataques a la libertad de expresión con cierre de emisoras de radio, de periódicos y bloqueo de portales informativos, va a permitir unas elecciones libres y creíbles.

En el país se ha instalado una máxima que ya aparece como verdad imbatible: ¡Dictadura no sale con elecciones! Si atendemos a las palabras de Hegel, puede que la historia de 2015 se repita. Mejor ni pensar en la opinión de Marx. Ni nos remontemos al caso del referéndum que perdió Pinochet en Chile, ha llovido mucho desde entonces y allá había una fuerza armada institucional y valiente que supo defender la voluntad popular.

Veamos dos casos recientes: Turquía y Tailandia. Turquía nos resulta más cercana que Tailandia no por geografía sino por razones políticas. En Tailandia la oposición relegó a la dictadura militar y golpista que gobernaba desde hace diez años, al quinto lugar. Sin embargo la alegría no es absoluta porque el actual primer ministro derrotado en esas elecciones, conserva la mayoría en el Senado.

El caso de Turquía nos hace recordar una de las frases más desacertadas del ex presidente Rafael Caldera cuando perdió las elecciones con Jaime Lusinchi: «el pueblo nunca se equivoca». Lo cierto es que los pueblos se equivocan con demasiada frecuencia. Sin viajar muy lejos: elecciones presidenciales en Venezuela diciembre de 1998 y el resultado: Hugo Chávez Frías.

Si nos remitimos a Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía desde 2014 y Primer Ministro entre 2003 y 2014, podemos escribir varios tomos de las razones por las que los votantes turcos parecen hipnotizados. Esta es la primera vez que el dictador turco, la antítesis de Jemal Atetar el modernizador de su país, tiene que ir a una segunda vuelta. Pero aun así obtuvo el 49% de los sufragios en una jornada electoral en la que no se manifestó la tradicional abstención. La participación logró un récord superior al 88%, más de 64 millones de electores.

Significa que la mitad del electorado turco ignora o no le importa que Erdogan sea un islamista retrógrado, que sea abiertamente corrupto, que haya sido por sus maniobras politiqueras e inmorales, el primer responsable el terremoto del 6 de febrero de este año 2023 que ocasionó más de 50.000 muertes y alrededor de cinco millones de desplazados. Ni el manejo de la pandemia ni la profunda crisis económica del país parecen haberlo debilitado. Ni que haya ya sido aliado del criminal Vladimir Putin. Su cercana amistad y colaboración con el régimen de Nicolás Maduro es muy probable que no les importe y hasta les simpatice a los turcos porque son ellos quienes se llevan la mejor tajada de esa componenda.

La euforia por esta primera derrota de Erdogan puede no durar, van a una segunda vuelta y existe el peligro de que la gane por las divisiones en la oposición. La coalición opositora incluye seis fuerzas políticas que van del centro izquierda, pasando por partidos de corte islamista, hasta la derecha nacionalista. Sinan Ogan es un candidato ultra que puede decidir con su apoyo el próximo presidente de Turquía porque no se aviene con los otros partidos y tiene resentimientos con Erdogan. Además el partido de Erdogan logró mayoría parlamentaria.

Sin llegar a acusar fraude, el ventajismo de Erdogan ha movido a la Comisión Europea a exigir al gobierno turco que corrija las deficiencias detectadas en las elecciones del domingo 14 de mayo. Como se lee en El País (16-5-2023): «En un inusual comunicado, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y el comisario de Ampliación, Olivér Várhelyi, hacen un «llamamiento» a las autoridades de Ankara para que tengan en cuenta las conclusiones de las misiones de observación sobre los comicios de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y el Consejo de Europa. «La UE otorga la máxima importancia a la necesidad de elecciones transparentes, inclusivas y creíbles en igualdad de condiciones»,

Me he permitido este recorrido por países que nos son tan remotos como Tailandia y tan lejanos como Turquía solo para concluir que hasta las dictaduras –incluso militares– pueden ser derrotadas mediante elecciones. Claro que entre muchas condiciones la más importante es que el oponente sea producto de una oposición unida y coherente. ¿Será esto posible en la Venezuela en que el candidato del régimen, sea o no Maduro, jamás obtendría una votación ni remotamente cercana a la de Erdogan?

Twitter: @Paugamus

Paulina Gamus es abogada, parlamentaria de la democracia.

 4 min


Fernando Mires

El tiempo ha terminado por dar la razón –por lo menos en parte– a Samuel Hungtinton. Al menos una de sus tesis principales ha sido verificada. Dijo Huntington que los procesos de democratización avanzan en forma de olas y, por lo mismo, los de antidemocratización en forma de contraolas. Siguiendo la tesis, podría suceder que en la oceanografía como en la historiografía las contraolas lleguen a ser tanto o más violentas que las olas originarias. Así sucedió durante la contrarrevolución formada por la Santa Alianza europea, como también en la aparición de los totalitarismos fascistas y estalinistas, el primero una contrarrevolución antidemocrática interoccidental, y el segundo, una contrarrevolución antileninista, antidemocrática y antioccidental.

Olas y contraolas

Usando los términos, más filosóficos que historiográficos de Claude Lefort, muy diferentes a los de Huntington, podríamos hablar de una gran revolución democrática surgida desde que en EE.UU y en Francia fuera iniciada la, por él llamada, revolución democrática, una revolución que no cesa a pesar de las contrarrevoluciones que en su avance provoca.

La última ola democrática percibida por Huntingon tuvo lugar en los tres últimos decenios del siglo XX con la democratización del sur europeo (Grecia, Portugal, España), con el fin de las dictaduras militares latinoamericanas (principalmente en el Cono Sur) y, sobre todo, con la revolución democrática, nacional y popular que liquidó a las dictaduras comunistas del Este europeo. De acuerdo a esa perspectiva, estaríamos hoy situados en medio de otra gran contrarrevolución antidemocrática dirigida en contra de la cultura y la política occidental, la que oteando el horizonte político con mirada secuencial, podemos apreciar como respuesta a la revolución anticomunista de 1989-90 y a la consecuente ampliación democrática que continuó a lo largo y ancho del espacio occidental. Esa ampliación democrática –estoy escribiendo en términos macrohistóricos– ha continuado ampliándose en el siglo XXI, tanto al exterior como al interior de los propios países occidentales

Así vemos hoy como, radicalizando las premisas del liberalismo político, diversos sectores socioculturales hacen valer sus derechos, a veces de modo irracional (convengamos: los procesos revolucionarios nunca obtienen un certificado de buena conducta) en contra de conservadoras y patriarcales resistencias, interpelando a los humanos más allá de clases e ideologías, e incluso en su propia corporalidad, sea esta de género o de sexo.

En otras palabras, intentamos afirmar que la ampliación del liberalismo político, expresado en el crecimiento del espacio geográfico y político democrático mundial, continúa avanzando, aún más allá de las llamadas «libertades liberales». Precisamente, en contra de ese avance responden los contramovimientos autodenominados iliberales surgidos desde comienzos del siglo XXI, a los que en otros textos hemos denominado, nacionalpopulistas, movimientos aparecidos incluso al interior de los propios EE. UU con Trump y el trumpismo. Hoy esos movimientos ya están convertidos en gobiernos en países como Polonia, Italia, Hungría, Turquía, muy cerca de gobernar en Francia, o formando parte de coaliciones con la derecha tradicional, como ha sucedido en Israel, Austria y en los países escandinavos.

Y bien, gran parte de esos movimientos y gobiernos han sintonizado con los «valores» propagados por la Rusia de Vladimir Putin, a saber: la defensa de la familia patriarcal, de la patria, la reintegración de la religión al estado y un rechazo visceral a la multiculturalidad sexual. Occidente y su ideología liberal es para todas esas contraolas políticas (la verdad: más idemocráticas que iliberales), el lugar de la disolución de la nación, de la desintegración social, de la decadencia moral. Y bien, justo ahí, en ese punto, tenemos nuevamente que conceder la razón a Huntington.

Estamos asistiendo a un choque político pero, además, cultural a nivel global. Un choque –eso no lo previó Huntington– no solo entre naciones, sino también al interior de cada nación, vale decir, un choque internacional e intranacional a la vez.

La canción del nuevo orden mundial

El nuevo orden mundial, proclamado desde Rusia y China a partir de los extremadamente amistosos encuentros entre Putin y Xi, tiene su origen no tanto en contra de la economía occidental (de la que ambos imperios profitan y a la vez necesitan como campo de reproducción del capital) sino en contra del orden político occidental al que ven como una amenaza existencial no solo desde fuera, sino también hacia el interior de sus respectivos campos de dominación.

El mismo Putin, en su discurso de Munich del 2007, dejó claro que su objetivo era modificar el orden mundial. Dijo Putin en esa ocasión: «Pienso que para el mundo de hoy, el modelo unipolar no solo es inadecuado, sino totalmente imposible. Pero no porque los recursos políticomilitares ni los económicos sean suficientes para un solo liderazgo en el mundo de hoy. Lo que es más importante, el modelo en sí mismo resulta poco práctico porque no tiene una base propia y no puede ser la base moral de la civilización moderna».

Esas palabras fueron continuadas poco después con las sangrientas invasiones a Georgia y a Chechenia en el 2008 y a Siria en el 2013. El hecho de que la mayoría de los gobernantes europeos haya mirado para otro lado, no aminora la claridad de las palabras del dictador ruso. En efecto, podemos estar muy en contra de Putin, pero no podemos decir que el dictador ha ocultado sus intenciones expansionistas.

De más está decir que el orden unipolar que Putin ha comenzado a cambiar sangrientamente, es solo el mundo político. En lo económico, en el 2007, el mundo ya era económicamente bipolar (EE. UU- Europa y China) y militarmente tripolar (Rusia, China y los EE. UU). Por lo demás, fueron las agresiones militares de Rusia a partir del 2008 las que provocaron la gran ampliación de la OTAN el 2009, las que dejaron fuera, como un gesto de consideración con Rusia, a Ucrania.

Ni siquiera después de la invasión a Ucrania del 2014, Occidente intentó hacer ingresar a Ucrania. Cuando los plumarios de Putin afirman que EE. UU «sembró la guerra en Europa movilizando a sus títeres de la OTAN», o lo dicen acatando ordenes rusas o buscando congraciarse con las autocracias de sus países. Esos miserables pasan por alto que, así como fueron alemanes quienes derribaron el muro de Berlín, fueron ucranianos quienes en 1991 votaron por la independencia de su país, nada menos que un 80 %. Fueron ucranianos los que mantuvieron en contra de Rusia una guerra de posiciones desde el 2014 hasta el 2022. Fueron ucranianos quienes pidieron su ingreso a la UE, y luego armas para defender a su país del agresor.

Afirmar que Ucrania ha sido utilizada por los EE. UU y la OTAN para expandir las fronteras de Occidente, es de una vileza sin nombre. Ni una ayuda a Ucrania ha sido hecha sin la aprobación, incluso sin la exigencia, del legítimo gobierno del país.

Una lectura honesta de los hechos lleva en cambio a pensar en una conclusión contraria. Gracias a que Europa no incorporó a Ucrania a la OTAN, Putin se atrevió a invadirla el año 2022.

Teniendo en cuenta estos sucesos –no son opiniones personales– podemos decir que en las guerras de Putin a Chechenia y a Georgia, ya estaba contenido el propósito consumado el 2014, cuando Putin anexó Crimea y convirtió a los territorios del Dombás en base de operaciones con vista a Kiev para, desde ahí, librar una «guerra santa» (Kiril dixit) en contra del Occidente político, y en nombre de lo que él llama un nuevo orden político mundial.

Fue el canciller alemán Olaf Scholz en su epocal discurso de 2022 titulado Zeitwende (punto de inflexión) quien captó perfectamente que, lo que intentaba iniciar Putin a partir de Ucrania, era una revancha histórica contra Europa y los EE. UU, en fin contra Occidente, por haber colaborado (en su imaginación tortuosa) en la disolución del imperio ruso, fuera en su forma zarista o en su forma estalinista. En breve, la agresión de Putin a Ucrania no solo fue un acto de piratería territorial, sino un «avance tardío» en contra de la nueva Europa surgida desde las revoluciones democráticas de 1989-1990 a cuya tradición pertenecen en Ucrania «la revolución naranja» del 2004 y la revolución del Maidán del 2014 («golpes de estado» según la narrativa de los servidores de Putin) .

Otro mandatario, antes que Scholz, Joe Biden, se dio cuenta de que el carácter imperialista de las movilizaciones militares de Putin era apoyado por diversos regímenes antidemocráticos. Por eso planteó, ya en el año 2021, que la contradicción fundamental de nuestro tiempo era la que se daba entre democracia y autocracia. División que en su aparente simpleza es muy importante para entender la geoestrategia norteamericana frente a las potencias Rusia y China. Por de pronto, nos permite situar el tema de la agresión de Putin a Ucrania en el plano político, pero no solo como una lucha entre culturas «a la Huntington», tampoco como una contradicción entre dos formas económicas según la lectura marxista, sino como una tensión entre dos formas de gobiernos excluyentes entre sí, una que se da no solo entre naciones, sino al interior de cada nación.

Para decirlo con un ejemplo: Cuando gobernantes como Lukashenko o Maduro, Orban o Erdogan, dan su apoyo a Putin, lo hacen no solo a favor de Putin sino en contra de los movimientos democráticos que existen al interior de sus países. El hecho de que la mayoría, si no todos los gobiernos que han dado apoyo explícito o tácito a la invasión de Putin, sean dictaduras o autocracias, refuerza la veracidad de la demarcatoria política propuesta por Biden.*

Quienes, a diferencias de Scholz y Biden no entendieron el peligro que representan las guerras de Putin para el mundo democrático, fueron también dos presidentes, dominados ambos por una mentalidad predominantemente tecnocrática. Me refiero a Macron en Francia y a Lula en Brasil. Para ambos mandatarios, en efecto, los conflictos entre naciones tienen siempre una ratio económica y por lo mismo son superables si se muestra al enemigo buena voluntad para negociar respectivos intereses. De acuerdo a esa reducción economicista de la política, los dos mandatarios han intentado crear nexos de entendimiento con Putin apelando a la dictadura china, a la que ofrecen expectativas económicas a cambio de una interferencia a favor de la paz que permita aplacar las ambiciones territoriales del dictador ruso.

Por cierto, todas las negociaciones en aras de la paz son importantes, pero lo que no logra captar la insensibilidad política de presidentes como Lula y Macron, es que estas negociaciones no pueden hacerse a espaldas de quienes en estos momentos están luchando no solo por ellos sino por toda Europa: los ucranianos. Tampoco a espaldas de los EE. UU, nación que, al otorgar más ayuda militar a Ucrania que todos los países europeos juntos, ha impedido que Ucrania se convierta en una simple provincia rusa.

Y ni por nada del mundo estas negociaciones deben dejar afuera a los gobiernos de las naciones del Este europeo, amenazadas desde muy cerca por las tropas de Putin. Intentar negociar con Putin por cuenta propia, es –hay que decirlo con todas sus letras– romper la unidad democrática occidental, haciéndose eco de un propósito perseguido por Putin y Xi.

Lo global y lo local

La afirmación de Biden relativa a que la contradicción predominante de nuestro tiempo es la que se da entre autocracias y democracias, tanto a nivel local, como a nivel internacional, tiene además el mérito de otorgar un sentido histórico global a las luchas políticas libradas al interior de cada nación. Con esto se quiere afirmar que, aunque no lo digan, incluso, aunque no lo sepan, quienes forman parte o apoyan a los movimientos antiautocráticos al interior de cada nación –sea está el Irán de los ayatolas, la Turquía de Erdogan, la Bielorrusia de Lukashenko, la Nicaragua de Ortega, el Salvador de Bukele, la Cuba de Díaz Canel, la Venezuela de Maduro, y otras antidemocracias– están librando una lucha objetiva a favor de un orden político mundial donde primarán las democracias y no las autocracias y, en este sentido, ayudando también, objetivamente, a la Ucrania de Zelenski.

La política local ya no es una contradicción con respecto a la política global. Mas bien la primera es condición de la segunda. La guerra en contra del imperio ruso, o lo que podría ser peor, contra un orden político mundial dirigido por tres dictaduras atómicas (China, Irán y Rusia), no tiene lugar en las galaxias –para decirlo según la fantasía cinematográfica de Reagan– sino también al interior de cada nación, en cada región, en cada comuna, en cada voto por la democracia, en cualquier reducto desconocido de cualquier país en donde se dé una lucha en contra de algún autócrata. Más todavía si se tiene en cuenta que, apelando a la utopía negativa del nuevo orden mundial, Putin y Xi han logrado articular a la mayoría de las naciones regidas por gobiernos autocráticos, en un sistema de alianzas globales. Un ejemplo lo hemos visto en esos últimos días con en el reingreso de la autocracia de Siria a la Liga Árabe. Ahí, evidentemente, están las manos de Xi y de Putin.

Sé que es una verdad elemental, pero no por eso menos olvidada: no se puede estar en contra de una autocracia nacional sin estar en contra de Putin y la invasión a Ucrania. O dicho a la inversa: no se puede estar en contra de Putin y la invasión a Ucrania sin estar en contra de una autocracia nacional.

PS – Estas líneas las escribo dos días antes de las elecciones presidenciales en la Turquía de Erdogan. Un acontecimiento que desde Europa será seguido con tanta o mayor atención que las elecciones norteamericanas. En el pasado reciente esas elecciones habrían sido solo una entre tantas más. Hoy, cualquiera sea el resultado de ellas, sabemos que pueden incidir en el ordenamiento político de Europa y quizás del mundo. Eso quiere decir que vivimos, nos guste o no, en una era «glocal», donde lo global es local y lo local es global.

* Entendemos por autocracias a diferencias de dictaduras, a gobiernos autoritarios que concentrando los poderes del Estado incorporan elementos constitutivos a las democracias, introduciendo elecciones no-competitivas, cuyos candidatos pueden ser vetados por el ejecutivo. Un orden autocrático podría derivar, bajo determinadas condiciones, en un régimen democrático pero también, bajo condiciones determinadas por la expansión militar, en uno de tipo totalitario como ya es el de Putin en Rusia. Para estudiar el tema de la formación autocrática, sugiero leer el notable trabajo de Héctor Briceño ¿Qué tan distintos son los nuevos autoritarismos?, en Revista LASA Forum, Vol. 54, Issue 2.

Escribe Briceño “Los nuevos liderazgos autoritarios ya no compiten abiertamente en contra de la democracia promoviendo un sistema alternativo, en su defecto imitan sus instituciones y prometen perfeccionarla”.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Alejandro J. Sucre

Impacto de las sanciones de EE.UU.

Según Chat GPT las sanciones de Estados Unidos a Venezuela han tenido un impacto significativo en la economía y la sociedad del país. Algunas de las consecuencias incluyen:

Colapso económico: Las sanciones estadounidenses han contribuido al colapso de la economía de Venezuela. Las sanciones se han dirigido a la industria petrolera del país, que es la principal fuente de ingresos del país. Como resultado, las exportaciones de petróleo de Venezuela han disminuido y el país no ha podido generar los ingresos necesarios para importar bienes esenciales como alimentos y medicinas.

Hiperinflación: Las sanciones también han contribuido a la hiperinflación en Venezuela. A medida que la economía del país colapsó, el valor de la moneda venezolana se desplomó, lo que provocó un aumento vertiginoso de los precios de los bienes y servicios.

Crisis humanitaria: Las sanciones estadounidenses han contribuido a una crisis humanitaria en Venezuela. La falta de acceso a bienes y servicios esenciales ha llevado a la pobreza y la desnutrición generalizadas. Muchos venezolanos se han visto obligados a huir del país para buscar refugio en países vecinos.

Inestabilidad política: Las sanciones estadounidenses también han contribuido a la inestabilidad política en Venezuela. Las sanciones se han dirigido a miembros clave del gobierno venezolano, incluido el presidente Nicolás Maduro. Esto ha generado tensiones entre los gobiernos de EE. UU. y Venezuela y ha dificultado encontrar una solución pacífica a la crisis política en el país.

En general, las sanciones de EE. UU. a Venezuela han tenido un impacto devastador en la economía y la sociedad del país, y han contribuido a una crisis humanitaria e inestabilidad política. Mi conclusión es que las sanciones al petróleo son una daga al corazón de la economía. Que no permite acciones correctivas sino que atornilla a una oposición en el exilio y a un gobierno que maneja los pocos recursos que se administran y excluyen al resto de la sociedad. Coincido con ChatGPT.

La corrupción en Venezuela

Según informes de organizaciones internacionales y nacionales, la corrupción en Venezuela se ha infiltrado en todas las esferas de la sociedad, desde el sector público hasta el sector privado. Se ha informado de casos de sobornos, malversación de fondos públicos, nepotismo y favoritismo en la adjudicación de contratos públicos

La corrupción en Venezuela ha tenido graves consecuencias económicas y sociales, incluyendo el colapso de la industria petrolera del país, la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, y el aumento de la pobreza y la migración forzada. Los esfuerzos para combatir la corrupción en el país han sido limitados debido a la falta de independencia judicial, la falta de transparencia y la opacidad del gobierno. Mi conclusión es que entre corrupción y sanciones de EE.UU. al petróleo destruyeron el poder adquisitivo del pueblo venezolano. Con sanciones es imposible corregir la misma corrupción que genera vender petróleo en el mercado negro.

Es Venezuela una amenaza a los EE.UU.

Según Chat GPT Hay diferentes opiniones sobre si Venezuela es o no una amenaza para EE.UU. Sin embargo, algunas de las razones que se han citado en el pasado para considerar a Venezuela como una amenaza son:

Diferencias ideológicas: El gobierno venezolano tiene una ideología socialista que está reñida con el sistema capitalista de EE.UU. Esto tiene el potencial de desestabilizar la región, lo que podría tener implicaciones para EE. UU.

Narcotráfico: Venezuela ha sido identificada como un punto de tránsito para las drogas de contrabando a EE.UU. El gobierno de Estados Unidos ha acusado a funcionarios venezolanos de alto rango de estar involucrados en el tráfico de drogas, lo que ha aumentado la tensión entre los dos países.

Retórica antiestadounidense: se sabe que el gobierno venezolano utiliza retórica antiestadounidense en su discurso político. Esto ha llevado a algunos a ver a Venezuela como una amenaza potencial para los intereses estadounidenses en la región. Mi conclusión es que Venezuela no es ninguna amenaza para la seguridad de los EE.UU., . México parece mas amenaza si se trata de narcotráfico. con enfrentar a las personas que considera peligrosas es suficiente..

Causa de la pobreza en Venezuela

Falta de inversión en infraestructura: La corrupción generalizada ha sido un factor importante que ha contribuido a la pobreza en Venezuela. Los funcionarios corruptos han desviado los recursos públicos. La falta de estabilidad ha disuadido la inversión extranjera y ha llevado a la fuga de capitales y talentos. Mi conclusión es que es una lástima que los políticos y la sociedad no vean el ganar-ganar de ejecutar un gasto público con licitaciones. Es una oportunidad para nuevos lideres explicar que las licitaciones es el secreto de sacar a Venezuela adelante sin inflación ni devaluaciones.

Twitter: @alejandrojsucre

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Carlos Raúl Hernández

“… la obra de España en América, más que una empresa fue una misión…del pueblo español que se volcó a estas tierras con lo mejor que tenía, su cultura y su fe”. J. M. Bergoglio, Provincial jesuita en Argentina

El historiador argentino Mauricio Gullo contesta con una carta al pintoresco reto de López Obrador al rey de España para que “pidiera perdón” a México. No recibió respuesta, pero si casualmente una paliza con fractura y heridas en febrero de este año. Al terminar la entrega, los agresores le dijeron “es un regalo de tus amigos”, seguro los aztecas, que definió antropófagos en la carta y después libro, que titula este artículo. La leyenda negra es un tosco tejido de manipulación de hechos y falacias: la expulsión de los judíos en 1492, la Inquisición criminal, el vejamen a los indígenas, convirtiendo temas de estudio histórico en politiquería y a quienes repiten sosadas, en “izquierda” y “progre”. A los judíos los expulsan de España en 1492, pero la leyenda negra lo cuenta casi como una extravagancia histórica, mientras en otros países los abrumaban de mimos, caramelos y templetes populares. Cuenta la historiadora de Salamanca, Ana María Carabias, que a partir del siglo XII los expulsan de Roma, del reino visigodo, del Al Andalus, Inglaterra, Parma, Lituania, Polonia, Austria, Milán, Navarra, Provenza, Brandeburgo, Túnez, Nápoles, Baviera, España, y de Francia cuatro veces.

Los linchaban en pogromos y acusaban de envenenar las aguas; en Rusia zarista, de complot para someter al mundo, el Protocolo de los sabios de Sión, y luego en la Unión Soviética. La intolerancia religiosa de todos contra todos, es un rasgo esencial en la historia de Europa y odiaban a España porque una mezcla de razas inferiores, visigodos, árabes y judíos, dominaba el mundo. Sin desmedro de su coraje, en las películas, libros y documentales, Lutero es un héroe cercano a la santidad, aunque, entre otras minucias, ordenó masacrar a sus partisanos cuando en el huracán de sangre que creó, las guerras campesinas alemanas, peligraba la vida de los príncipes. Escribe “…contra las hordas asesinas y ladronas, mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser aniquilados, estrangulados, apuñalados, en secreto y públicamente, por quien quiera que pueda hacerlo, como se mata a perros rabiosos”, lo que costó la vida de ciento cincuenta mil campesinos. Es promotor de la leyenda negra al servicio de los príncipes alemanes contra Carlos V.

Organizó la primera campaña publicitaria en sentido moderno, más de 3 mil panfletos e imágenes antiespañoles, apoyado por el grabador Lucas Cranach y la imprenta. Juan Calvino, para María Elvira Roca sicópata y tirano terrorista según Stefan Zweig, eliminó 1% de los habitantes de Ginebra en época paz, en castigo por cantar, beber, bailar, besarse, o usar colores vivos. Asesinó con sadismo infernal al sabio Miguel Servet, descubridor de la circulación de la sangre, teólogo protestante, médico, matemático, por defender la tolerancia, la libertad de expresión y que ningún gobierno debía imponer la fe, ideas tomadas por Locke, Hume y Voltaire. En una mínima y oscura mazmorra, dormía sobre sus propios excrementos entre ratas e insectos, y solo pedía agua. Carabias dice que, para igualar proporcionalmente el record calvinista, la inquisición tendría que haber asesinado un millón de personas cada siglo. Entre 1562 y 1598 fueron las guerras entre protestantes, llamados hugonotes, y católicos.

La noche de San Bartolomé durante el matrimonio de Margarita de Valois y Henri IV, recién convertido católico, (“París bien vale una misa”, dijo sobre su conversión), comenzó el exterminio de hugonotes por los franceses. Fueron 30 mil en cuarenta días, cuya versión realista nos ofrece la película La reina Margot, de Patric Chereau. En Inglaterra, luego del cisma con el Vaticano y muerto Enrique VIII, su hija con Catalina, María la católica, lanza una razia contra protestantes con tal saña que un trago nacional inglés se llama Bloody Mary. Casi se carga a su hermana, la hija de Ana Bolena, por ser protestante, como describen Shekhar Kapur y Kate Blanchet en la cinta Elizabeth. De la “reina virgen” como llamaron gratuitamente a Elizabeth, dice un respetable historiador británico, “es imposible reflexionar sin vergüenza sobre lo que hemos dicho sobre la inquisición española, que jamás cometió tantas crueldades como las de esta reina protestante en un solo año, y gobernó cuarenta y tres. A partir de Enrique VIII, hubo 264.000 asesinatos en Inglaterra, según fuentes británicas.

La guerra de los 30 años (1618-1648) liquidó un cuarto de la población alemana. De Suecia baja un ejército protestante que destruyó 18 mil villas, 1500 pueblos y 2000 castillos católicos, con incalculables muertes. Lutero refuerza la cacería de brujas en sus dominios y en solo dos siglos, XVI y XVII, en Suiza y Alemania procesan cerca de 120 mil y mueren 50 mil “brujas”, mientras en España solo 27. Se sabe con exactitud porque la inquisición documentaba cuidadosamente su actividad y los investigadores concluyen que era el tribunal más respetuoso de la vida y los derechos de los reos en toda Europa, que suplició mucho menos que los tribunales regulares. Explica que los museos de la inquisición fueron creaciones ad hoc con fines políticos y que de 7000 juicios en España, en 140 aplicaron tormentos y en muy pocos duraron quince minutos, porque en 99% no pasaron de un minuto. En 160 años murió la misma cantidad que en Francia en un día de bodas.

El historiador William Prescott dice que, en una sola ocasión, los aztecas sacrificaron 70.000 prisioneros. A raíz de la gaffe de AMLO, niñas mexicanas dicen en un video “somos descendientes de indígenas que los aztecas no pudieron comerse”, pero la brújula del Papa Francisco no permitiría que perdiera el chance de pedir perdón a López Obrador, pese a la cita de arriba. El nexo entre España y el nuevo mundo no fue colonial ni imperialista. Los reyes católicos y los portugueses actuaron con la autorización de la Iglesia, las bulas alejandrinas de 1493, según el derecho internacional. España crea reinos en Hispanoamérica similares a Nápoles, Milán, el Francocondado, los Países Bajos, a diferencia de Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda, que no admiten mestizaje, ni criollos en cargos públicos, ni en el comercio, ni crean ciudades, salvo lo imprescindible. Los españoles fundaron igualdad jurídica, incontables ciudades con cuidadoso diseño estético, sin separación de habitats, con editoriales, imprentas, periódicos, centros de educación básica, universidades.

En 1512 se plantan las primeras leyes y en 1542 las leyes nuevas, en consulta a teólogos y juristas, que establecen el matrimonio de españoles e indios y reconocen títulos a la nobleza indígena. A los hijos de Moctezuma en México; y en Perú la princesa Beatriz Coya, sobrina de Huayna Capac, se casa con un nieto de San Ignacio de Loyola. Otra aristócrata incaica, Ana María Coya, se une con un nieto de San Francisco de Borja. Inglaterra prohíbe matrimonios “interraciales”, y la India ve uno por primera vez en el siglo XX y EE. UU tiene que esperar hasta 1969, mientras Hispanoamérica es parda y España la potencia con menos esclavos negros. Los juicios de residencia evaluaban a los funcionarios peninsulares al salir del cargo y hubo hasta condenados a muerte por abusos. Los hospitales eran gratuitos y para todos desde 1521, el primero en México; en el XVII había más camas de hospitales en Lima que en Madrid y México era la mayor ciudad del mundo. La universidad de San Marcos en Perú se funda en 1551, cien años antes que Harvard, creada por Inglaterra en 1636, solo para estudiar la Biblia. A finales de siglo, había 27 universidades en Hispanoamérica.

En la Constitución de Cádiz (1812) “la nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios” mientras la muy revolucionaria de Francia (1781), aclara que: “las colonias y posesiones francesas en Asia, África y América, no están incluidas en la presente constitución”. El acueducto construido para los indígenas por el padre Francisco de Tembleque en México, tiene tres pisos, 40 metros de altura y 48 kms. de largo, parece una obra romana que no envidia al de Segovia. En cambio, Bélgica durante se presencia en el Congo hacía cortar manos y pies a los niños que no recolectaban suficiente caucho. Inglaterra requisó para sus tropas el ganado y la comida a los bengalíes y murieron en India entre cien y ciento sesenta millones por hambruna. El capitán Cook, descubridor de Australia, declaró que ahí no había gente, con el fin de asegurar un coto de cacería deportiva. Y al sur, frente a una sublevación en Tasmania, los ingleses publicaron en 1826, la Advertencia a los tasmanios“…lo decimos inequívocamente. La defensa propia es la primera ley de la naturaleza. El gobierno debe retirar a los tasmanios o serán cazados como animales”.

@CarlosRaulHer

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Luís Ugalde

La renuncia presidencial con transición razonable negociada sería la mejor salida. Pero ellos tratan de mantener esta “revolución” con elecciones o contra ellas, aunque saben que 80% del país quiere libertad plural democrática, prosperidad y esperanza, hoy negadas. La elección presidencial de 2024 es el camino pacífico y constitucional que tenemos para salir de este infierno y empezar cuanto antes la construcción de una Venezuela renacida. Nuestro dilema: Perpetuación de la miseria o cambio en libertad para producir esperanza y vida. La dictadura empobrecedora se aferra y es la sociedad civil la que tiene la energía capaz de superarla. La, por ahora, dividida y desangelada oposición tiene que aunar esa energía dispersa para presentarse como alternativa unida y concentrada en tres o cuatro cambios básicos que son llaves maestras para la puerta del futuro. El 22 de Octubre la sociedad civil tiene la votación Primaria para llegar a un solo candidato ganador, reconocido y apoyado por los demás. Ante la tragedia que vivimos, es necesario un solo candidato renacido que, en contraste con lo que tenemos ahora, despierte y encarne una marcha espiritual multitudinaria, capaz de superar (o persuadir) a la resistencia del régimen guardián de su miseria. Un liderazgo y un movimiento que unan reconciliación nacional y cambio radical que a muchos les parece imposible-expresados en el antiguo dicho latino suaviter in modo, fortiter in re, suave en el modo y fuerte en el fondo.

Suaviter in modo significa voluntad decidida de reconciliación con las personas, sectores sociales y movimientos políticos distintos a mí. Renovados dirigentes políticos que se despojan de los errores y orgullos para de verdad asumir como propia la agonía de millones de venezolanos y con ellos emprender la dura marcha hacia la vida y esperanza. No se trata simplemente de entrar en campaña con guantes diplomáticos y con palabras y caricias que atraigan, ocultando las verdaderas intenciones de venganza y retaliación, ni de cambiar los papeles de perseguidos y perseguidores, sino de ser capaz de desatar y contagiar en el país entero la emoción de la reconciliación nacional. La verdadera suavidad es despojarse de los errores y orgullos propios y asumir la actual agonía de millones de venezolanos para con ellos emprender la dura marcha constructiva hacia la vida y esperanza.

Hace ya un cuarto de siglo Venezuela llevaba unos 15 años buscando salida a su decadencia sin encontrar respuesta en los partidos tradicionales. Lamentablemente la mayoría se dejó encandilar por el mesianismo militarista que prometía la entrada a la tierra prometida. Y dio el paso fatal a lo que ya entonces, meses antes de la elección de 1998, lo lamenté como “una especie de suicidio colectivo”. El castigo colectivo del triunfante mesianismo militarista ha sido brutal y agravado por tratarse de una “revolución armada” (como en Cuba) para aferrarse al Poder. Pero el repudio de esa falsa “revolución” no nos ha de llevar al abandono de las legítimas y vitales aspiraciones de millones que apoyaron ese gravísimo error histórico, pues eran y son justas y tienen que ser el eje del renacer venezolano hoy. Suaviter in modo significa esa cercanía amistosa y empática con el dolor de Venezuela, que no se logra con superficiales maquillajes, ni autosuficiencias, sino con una verdadera conversión, un nacer de nuevo de quien encarne al candidato democrático, que con el ímpetu de la sociedad civil movilizada sea capaz de vencer la decisión dictatorial de continuar produciendo miseria desde el Poder.

Fortiter in re. Pero esa suavidad y empatía que evitan el camino de la venganza, y persecución de los adversarios, debe ir de la mano con la firme decisión:
- De animar y atraer una multimillonaria inversión de capital con iniciativas empresariales nacionales e internacionales;

- De liberarse de aquellas empresas estatizadas cuyas pérdidas desangran al país;

- Concentrarse en el rescate de las instituciones democráticas con ética, y eficiencia, insobornables en la reconquista de la democracia social postrentista.

- Con abierta economía social de mercado (que no es lo mismo que la ideología neoliberal) y Estado y Sociedad concentrados en la producción de servicios públicos de primera, esos que como la educación, la salud, la luz... hoy están destruidos.

En esto no puede haber ni rebaja, ni chalaneo. El fortiter in re -la firmeza de fondo- exige un líder (con otros muchos) y una movilización nacional renacida que contraste con el presente y el pasado rentista. Con menos de eso la esperanza en Venezuela será inviable y volveremos al juego de “revoluciones” y fracasos como fue lamentablemente el sello dominante de nuestro Siglo XIX.

No vale separar el suaviter del fortiter, ahora fuerte para ganar la candidatura cosechando la rabia y el malestar y luego suave con indebidas negociaciones. Necesitamos candidato de una sola cara de dos colores (suave y fuerte) con movilizaciones y movimientos diversos que logren mantener, hoy y mañana, el triunfo del suaviter y fortiter. Los candidatos aunados tienen la palabra.

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