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Opinión

Benjamín Tripier

Cada vez más se materializa el convencimiento en la gente en Venezuela, de que más allá del tipo de gobierno que haya, y de que guste o no guste, solo trabajando genuinamente, y sin prebendas, podremos rescatar el país del estado catastrófico en que se encuentra.

Y cuando me refiero a “la gente en Venezuela” como sujetos del trabajo genuino, me refiero a ese 15% de la población que puede hacerlo, porque para el resto, el 85% restante, eso no sería aplicable, pues no tienen trabajo ni posibilidades, y entran en la categoría de pobres, según el último trabajo de la Universidad Católica Andrés Bello.

En estos días me he visto en la necesidad de explicar ante diferentes audiencias en el exterior, la situación de Venezuela. Haciéndolo con un enfoque realista, pero a la vez con el optimismo del que siente que parte del resultado depende también de él.

Si bien el gobierno con su aproximación ideológica básica y su estructura institucional formal tiende más a lo socialista comunal, con sus últimas acciones de repliegue, ha ido permitiendo que la economía de mercado vaya avanzando lo suficiente como para permitir, no solo aperturas concretas y visibles, sino, y tal vez más importante, generando expectativas positivas que son las que permiten la creencia de que al país sí podemos rescatarlo.

Porque la palabra que necesariamente tuve que incluir en mis explicaciones, fue “desaplicar” para referirme a que las cosas que están pasando en cuanto a las libertades cambiarias, de precios y de tránsito de bienes y servicios, están apoyadas en una normativa restrictiva que está vigente, pero que no se aplica… pero podría aplicarse… o, mejor dicho, podría “reaplicarse” y entonces, excepto por los efectos de la realmente derogada Ley de Ilícitos Cambiarios, todo podría regresar a como era antes de 2018… y retrocederíamos.

Hoy necesitamos más que nunca del resto del mundo, pero están, o bien alejados de nosotros por las sanciones, o bien por cuestiones políticas, o por logística y distancia, o también porque están en una zona de guerra. O, porque trabajaron con nosotros en el pasado y no les gustó cómo hacíamos las cosas, y se alejaron, como los chinos… quienes por cierto aún están en la tarea de cobrar acreencias vencidas.

Refiriéndome a las sanciones, estas aplican al gobierno de Venezuela, a Pdvsa, a ciertos productos bajo el control del gobierno, y a funcionarios específicos con nombre y apellido. Pero no aplican al sector privado y sus actividades, siempre y cuando no sean una fachada para que los sancionados traten de esquivar sanciones. Por lo que, cuando se habla entre empresas privadas, y de negocios genuinamente privados, el escollo que aparece es el overcompliance de los bancos e instituciones de crédito internacionales, y el resultante aislamiento de la banca venezolana, al haberse retirado los bancos corresponsales que eran nuestra bisagra con la banca internacional.

No obstante, se van encontrando soluciones y el comercio y las finanzas, de una forma o de otra, lento, complicado y limitado, fluyen. Y ahí está la expectativa positiva, basada en que “trabajando genuinamente, y sin prebendas podemos rescatar el país del estado catastrófico en que se encuentra”.

“Con trabajo ya vendrán tiempos mejores. Venezuela tengo en ti mis ilusiones”.

Político

Finalmente, la reunión de México parece que puede convertirse en algo relevante, no por el hecho de que se sienten o no se sienten, sino por los resultados concretos que se obtengan. Aunque ya estamos claros que el escenario final más probable es termine en que el chavismo siga en el poder, y que la oposición siga “oponiéndose”. Situación inercial la cual pareciera que ya es una “zona de confort” para todos, pero especialmente para el chavismo.

Porque solamente una estructura de incentivos personales sólida para los sancionados, que son los que directa o indirectamente estarán sentados en la mesa, podría cambiar el escenario inercial, y moverse hacia el “novedoso” (esbozado en el Análisis de Entorno de la semana pasada), supuestamente en vías positivas de negociación privada entre el gobierno venezolano y EE UU, con limitada participación opositora contemplaría el adelanto de elecciones presidenciales y legislativas, la presentación de un candidato nuevo en el chavismo y la aceptación de Guaidó como el candidato de la oposición. Con amnistías cruzadas de parte y parte (ciertas condiciones aplican), y una hoja de ruta consensuada para el gobierno que resulte, fijando prioridades y liberándose las sanciones en la medida que se vayan cumpliendo objetivos.

Y como el lugar adecuado para “aterrizar” ese posible escenario es México, entonces habrá que seguir de cerca el devenir de los preacuerdos y los temas de discusión. Si se van por las ramas en situaciones de cambio para que nada cambie, o si, por el contrario, se comienzan a tocar temas que comprometan cambios de fondo en la estructura de poder.

Hay que estar claros en que, dada la hostilidad institucional “antimperialista” de las fuentes del poder militar y político en Venezuela, difícilmente EE UU le proporcionará capacidad financiera y de inversión a alguien que seguramente, la terminará usando en contra de EE UU. Para que haya alivio, debe haber cambios reales y de fondo.

Social

Observando el proceso emigratorio de los venezolanos, pero desde el lugar de destino, se puede apreciar que la primera ola que arrancó con los sucesos de 2017, se ha ido consolidando siguiendo el esquema tradicional en el que el/los más “fuertes” de la familia viajan para abrir camino, enviar algún tipo de recursos y comenzar a asentarse. Luego viaja una parte sensible y vulnerable de la familia, para finalmente incorporar a los adultos mayores, con criterio de reunificación familiar para ya formar una nueva base fuera del país.

Cuando los niños pequeños comienzan a aprender y cantar el himno del país de destino y ya no hay espacios donde canten el venezolano, comienza la transculturización y la asimilación de la cultura local. La cual, a su vez, se ve impactada por la cultura del venezolano que es optimista, trabajadora y solidaria, integrándose rápidamente en la sociedad local y creando espacios especiales.

Como la “tequeñización” de la alimentación en países como Argentina o España… por no hablar del nuevo mercado de la harina de maíz para la cada vez más popular arepa venezolana.

Lo anterior, más allá de lo emotivamente simpático que pueda parecer, no es más que la internalizacion y canalización de una de las más grandes tragedias emigratorias de América Latina, donde no se van en busca del “sueño americano”, sino que huyen de una situación catastrófica en la cual había días en los que no tenían nada para alimentarse.

El peso importante hay que ponerlo en los que se quedan, para retenerlos, para que no sigamos perdiendo la esencia de la estructura de un país, que es gente que quiera y pueda trabajar, que quiera y pueda educarse, y que quiera y pueda mantener la salud y la seguridad personal… el estado de bienestar como dice un amigo mío de izquierda, pero defraudado por la situación en la que nos encontramos.

El tema más difícil de explicar ante audiencias en el exterior es el de la coexistencia de la agencia Ferrari y del centro Avanti (todo de súper lujo) en Caracas, con 83% de pobreza. La circulación libre del dólar en efectivo y anaqueles de supermercado muy bien abastecidos, con gente buscando en la basura su alimento del día.

Económico

Las intervenciones del gobierno, a través de la persona de la VPE, en ámbitos empresariales y de mercado, como la Bolsa de Valores de Caracas y Fedecámaras, sirve para reforzar la expectativa positiva sobre la economía, y que ya estamos en una época post petrolera con el 100% de las importaciones venezolanas en manos del sector privado empresarial.

La causa estructural de la inflación es la falta de oferta de bienes y servicios frente a una capacidad de demanda casi infinita porque se produce en dólares que no necesariamente son generados por nuestra economía.

El comienzo de la solución está asociado a la expansión de la economía la cual tiene la restricción de la energía disponible y que diferentes fuentes de actividad están limitadas por seguir en manos del estado, y pareciera el momento adecuado para comenzar a traspasarlas a manos privadas.

Comenzando por el sector eléctrico que es como la mayor limitante de todas, es como un dique de contención que debe romperse para que la actividad tenga la capacidad de fluir y expandirse.

Claro que lo anterior son causas reales y operacionales, pero detrás de todo eso está la falta de confianza, la cual, pese a las acertadas intervenciones y mensajes de la VPE no resultan fácilmente asimilables o hasta creíbles. La decisión de privatizar no solo cubriría el tema de la expansión, sino que trabajaría sobre la restricción de la desconfianza.

De hecho, el principal mensaje de la privatización sería el de confianza a los potenciales inversores, en el marco de las restricciones de las sanciones.

La mejor manera de posicionarse frente a nuestra situación es no hacerla depender de que flexibilicen o no las sanciones, sino de mantener el enfoque de “esto es lo que hay” y con las piezas de ese lego realista comenzar a construir soluciones… que las hay, y hay que seguir poniéndolas en práctica.

Nuevamente, después de aparecer día tras día, semana tras semana, y mes tras mes, vuelve una vez más la noticia de agencias internacionales de que se levantarán las sanciones a la producción y comercialización de petróleo y que pasaremos de los inestables 650 mil bpd a superar el millón y que todo mejorará. Reitero el “esto es lo que hay” y difícilmente se levanten. Si se levantan seguramente no será de la forma fantasiosa que se está haciendo circular.

Hay que cuidar las expectativas positivas, porque si se pierden, todo será más difícil. Tenemos el deber de ser optimistas, pero siempre sobre bases conservadoras y posibles. Le llamo optimismo informado.

Internacional

Otro tema relevante es la frontera con Colombia. Durante tantos años de cierre formal se fue enquistando la interacción informal, principalmente delictiva. Y ahora para poder formalizar la relación, habrá, o bien que atacarlos y perseguirlos, o bien negociar con ellos.

Porque no hay que perder de vista que para que esa informalidad fuera continua y durara tanto tiempo seguramente debe haber estado bajo la “tutela” de autoridades permisivas de los dos países. Y ellos, esas autoridades, serán los primeros defensores del estatus quo dilatando el comienzo de la formalidad y poniendo obstáculos de todo tipo. De hecho, ya hace unos meses que eso debería haberse abierto y aun no hay un horizonte claro. Fecha si hay, pero es móvil y seguirá siéndolo.

El otro tema que habrá que ir descubriendo, es cuál será la posición de EE UU con relación a Venezuela luego de las elecciones de medio término que ya dieron resultados y realinearon las fuerzas, pero aun no queda claro cómo se reflejará en nuestra relación.

El tema Ucrania está cada vez más cerca de convertirse en una guerra abierta, aunque la voluntad de las partes parece ser mantenerla confinada al espacio ucraniano. Encapsularla y que no salga de allí. Pero como el resto de Europa está tan cerca, se corre el riesgo de que otro “accidente” como el de Polonia se convierta en la causa de la guerra.

Recomendación

  • Al gobierno: Que amplíe el espectro de soluciones liberalizando cada vez más sectores. Hay que unificar mercados, no puede haber dólar paralelo y dólar oficial, no puede haber economía comunal y economía de mercado. No pueden coexistir armoniosamente, porque el arbitraje nos retrotrae a etapas que, por lo menos en los hechos, parecen superadas
  • A la dirigencia opositora: Que prepare un boletín informativo luego de cada reunión en México, informando las posturas y los preacuerdos, avances y retrocesos. Y dejando por fuera solo aquellos temas que, entre las partes, acuerden específicamente mantener confidenciales. Las bases opositoras que no se sienten realmente representadas en la mesa deben recuperar la confianza… y compartir información es un buen principio
  • A la dirigencia empresarial: Que maneje con madurez la cercanía que está teniendo con el poder político y mantenga una distancia prudencial. Porque dado el ambiente de sanciones, hacer parecer que público y privado son lo mismo, sería un error que solo se pagará con menos negocios y más dudas y sospechas.

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 9 min


Carlos Raúl Hernández

Sobre la pandemia, notorios del marketing filosófico global colocan en vidriera sus trascendentales disertaciones y así desfilaron curiosas teorías que comentamos entonces. No hacían humorismo y daban la impresión de creer sus asertos: era una conspiración china para echarle mano a multinacionales en su territorio, destruir la economía occidental, y cierto marxista crítico intuía una superdictadura totalitaria digital. Otros, por el contrario, veían una maniobra judía para vender vacunas prefabricadas. Infaltables los que descubrían las sucias manos imperialistas coaligadas con “los laboratorios” en hacer el agosto, o la turbidez de Putin para colocar su vacuna en el mercado. Trump, sus imitadores Boris Johnson, Bolsonaro y demás terraplanistas, se burlaban del virus y las vacunas. Los paulo-coelhos de la filosofía anunciaban un futuro tenebroso, Armagedón, las desoladas y peligrosas carreteras de Mad Max, Farenheit 451 o Ciudad Gótica.

Esas tesis filosóficas deberían contarse junto a las andanzas de Jaimito y de Hans. Libres ya de teorías conspirativas hoy sabemos lo que antes suponíamos. Gracias a las vacunas y a la ciencia médica (cero acupuntura o medicina alternativa) no hubo efectos comparables a pandemias del pasado que cambiaron el curso de la humanidad, la llamada peste de Justiniano entre los siglos VI y VIII, la peste negra del XIV o la gripe española del XX. El mundo sigue siendo como era y se mantienen o aceleran tendencias existentes, buenas y malas. Justiniano pensaba unificar de nuevo Roma, reiniciar las conquistas y la plaga lo detuvo en seco, modificando el destino universal. La peste negra torció la historia en el siglo XIV liquidó 40% de la población europea, creó escasez de mano de obra, e incentivó automatizar la producción. La mayor baja demográfica del siglo XX la produjo el SIDA, 55 millones desde los años 80. La gripe española de 1928 se cargó 30 millones.

Los terremotos sociopolíticos tienen efectos tan poderosos como las pandemias. La gran depresión de los años 30 y el embargo petrolero de los 70, revolucionaron los paradigmas económicos. La primera desacreditó la economía abierta, trajo el estatismo rooseveltliano, sus versiones europeas y el auge del socialismo que generalizaron la pobreza y colapsaron dramáticamente en los 80. El segundo produjo una reingeniería del transporte, de la relación hombre-ambiente, y del uso de los recursos energéticos, e hizo surgir la ideología verde. El covid no tocó las tendencias demográficas, económicas y sociales pre-existentes, aunque ayudó contraer la economía y reducir el empleo, moderados por el teletrabajo y el delivery, con más fuerza en occidente que en Asiá. En noviembre la población planetaria llegó a 8 mil millones, con una notable ralentización de su crecimiento desde hace tiempo.

El impacto del covid en la mortalidad global es leve, 133 muertes por millón de habitantes. La tasa de natalidad desciende desde mediados del siglo XX, cuando el promedio era de cinco nacimientos por mujer n/m, mientras hoy es 2.3. n/m. La cultura urbana revolucionó el papel de las mujeres en la vida social, su acceso al mercado de trabajo y al mundo profesional. Hace setenta años cuando la vida rural era significativa, los padres tenían hijos para asegurarse en la vejez. Parían a los 18 de edad, mientras ahora lo hacen a los 30. Mantener y educar una persona hasta que cumple 22 años en EE. UU, por ejemplo, cuesta 500 mil dólares y las parejas se limitan a tener uno o dos. El envejecimiento demográfico viene con la baja natalidad y la prolongación de la vida por el desarrollo de la medicina.

China redujo el número de nacimientos con la política del hijo único en 1979 que afectó la relación demográfica entre varones y hembras, porque las familias evitaban las niñas. Aunque ahora pueden tener hasta tres hijos, la tasa de maternidad es apenas de 1.3 n/m hacia la baja. Desde los años 70, por ejemplo, en Taiwán es de 1.3 n/m, y en Corea del Sur la más baja del mundo, 0.9 n/m. En 2030 India será la primera potencia poblacional, Africa la segunda, entonces el mayor mercado de consumo del planeta y ni el SIDA, que mató 35 millones de africanos en los 80 y 90, alteró la curva de crecimiento. India y Africa desplazan demográficamente a China que, a cambio, al parecer será en 2030 primera potencia económica global y es hoy principal inversionista en el continente negro. La población africana aumenta porque las mujeres que no tienen educación primaria procrean un promedio de nueve hijos.

Desde 1980 la modernización asciende a las mujeres africanas y las que obtienen título universitario se limitan a un solo hijo. En el mundo desarrollado la población comienza a crecer a partir del año 2000 hasta hoy, por efecto de la inmigración, lo que no impide que Europa, segunda población mundial en los años cincuenta, pase en 2030 al quinto lugar. 22% de la población de Canadá no nació allá y en 2030, Norteamérica estará conformada mayoritariamente por las hoy minorías. A mediados del siglo pasado, la expectativa de vida de alguien nacido en el subdesarrollado era 30 años menor que la de alguien nacido en el primer mundo. Hoy esa brecha se cierra porque los países atrasados mejoraron su calidad de vida, salvo en algunos puntos de África. La moda posmo, incentiva aplicar el “pensamiento transversal” que podría hacer de utilidad estas informaciones para quienes toman decisiones.

Pudiera ser útil para los aprendices de brujo por ejemplo en Chile donde un gobierno ideológico e inexperto, juega con los exitosos fondos de pensiones de capitalización individual. En todos los países crece el número de personas de la tercera edad; en China, por ejemplo, pasarán de 250 a 365 millones de personas. Con el desarrollo de la medicina, después de los sesenta años la gente puede vivir 25 más. Al mismo tiempo, mundialmente el número de individuos en edad productiva se reduce, de 5 o 6 por cada persona jubilable, a 1 y medio en edad laboral por cada persona jubilable. Dicho más claro: si hace unas décadas el trabajo de seis jóvenes producía la pensión de un jubilado, ahora tres jóvenes deben sostener a dos jubilados. Eso obliga a altas tasas impositivas, desiderátum de ignorantes en materia social, porque frena mejorar las condiciones de vida, la acumulación de capital social y empleo, la formación de empresarios y lesiona el sistema de retiro tradicional, que, según actuarios, colapsará en diez años.

En países estatistas, socialistas y populistas los fondos de retiro en manos del Estado se hicieron sal y agua o están en eso. Enfrentar esta perspectiva implica implantar un modelo que permita la reproducción ampliada de los ahorros de los trabajadores, conocidos como fondos de capitalización individual. En el modelo tradicional pasábamos por etapas: jugar, estudiar, trabajar y pasar a retiro, pero el alargamiento de la vida nos obligará a trabajar después de la edad de jubilación porque la pensión no alcanza, pero nuestros conocimientos serán obsoletos. En China 75 millones de personas mayores de 55 años regresan a la universidad. Además, no habrá suficiente gente joven para cuidar a los numerosos ancianos. En Japón estos prefieren que los cuide un robot por muchas razones.

@CarlosRaulHer

 5 min


David Malpass

Los últimos puntajes de matemáticas y lectura en Estados Unidos mostraron disminuciones preocupantes debido a los daños causados por la pandemia y a los cierres de escuelas. Para muchos países en desarrollo, los impactos de esta conmoción son aún más graves, dado que se traducen en una crisis del aprendizaje que pone en peligro a toda una generación de niños

Nada menos que el 70 % de los niños de 10 años de las economías de ingreso bajo y mediano no puede leer ni comprender un texto básico; es lo que conocemos como “pobreza de aprendizajes”. Los déficits de aprendizaje ya eran considerables antes de la pandemia, pero se profundizaron cuando la COVID-19 paralizó los sistemas educativos de todo el mundo. Esta situación podría ocasionar enormes pérdidas de productividad e ingresos, y poner en peligro el bienestar futuro de una generación de niños y jóvenes. Los Gobiernos y la comunidad internacional del desarrollo deben actuar con rapidez y determinación.

Durante la pandemia, los estudiantes no lograron ninguno de los avances de aprendizaje habituales mientras las escuelas estuvieron cerradas, a pesar de los intentos por llegar a ellos mediante el aprendizaje a distancia.

Por ejemplo, durante los siete meses de cierres, los estudiantes de Malawi perdieron 18 meses de aprendizaje, dado que no aprendieron nuevas habilidades y olvidaron parte de lo que ya habían aprendido.Y en São Paulo (Brasil), una de las primeras grandes jurisdicciones en medir rigurosamente las pérdidas de aprendizaje, las disminuciones fueron tan grandes que los puntajes retrocedieron a los niveles de aprendizaje medidos hace 14 años en matemáticas y hace 10 años en lectura. También se han registrado grandes pérdidas en India, Bangladesh y México.

Si actuamos, tenemos la oportunidad de recuperar las pérdidas de aprendizaje

La mayoría de las escuelas ya han abierto nuevamente sus puertas, pero volver a la misma forma de enseñanza que antes de la pandemia no será suficiente para recuperar las pérdidas. A los estudiantes les resulta difícil seguir el ritmo de los docentes y de las clases. Corren el riesgo de perder el interés y de atrasarse tanto que terminen abandonando la escuela. Las niñas corren especial riesgo.

Para recuperar las pérdidas de aprendizaje y transformar la educación, es necesario seguir cuatro pasos:

Los países deben mantener las escuelas abiertas y aumentar las horas de instrucción semanales. En Kenya y México, por ejemplo, los Gobiernos han ampliado el calendario académico reduciendo los días feriados.

Para acelerar el aprendizaje, las instituciones deben ajustarse cuidadosamente al nivel de aprendizaje de los estudiantes. Un ejemplo de esto es el innovador programa Enseñar en el Nivel Adecuado (i), que se puso en marcha en India y en cuyo marco se agrupó a los niños según las necesidades de instrucción, y no según la edad o el grado.

Es fundamental hacer hincapié en el aprendizaje básico. La sobrecarga de contenidos de los planes de estudio puede ser un gran obstáculo para la recuperación del aprendizaje. Centrarse en la alfabetización, los conocimientos de aritmética y las habilidades sociales ayuda a docentes y estudiantes a orientar sus esfuerzos con mayor eficacia. Países como Sudáfrica y Chile están trabajando para orientar sus planes de estudio a mejorar el aprendizaje básico.

Por último —y lo que es más importante—, debemos lograr que la recuperación de la crisis del aprendizaje sea una de las principales prioridades políticas y que cuente con el respaldo financiero necesario. Muchos países redujeron los presupuestos educativos cuando cerraron las escuelas durante la pandemia de COVID-19. Los países deben elaborar programas específicos para mejorar los resultados educativos y las habilidades orientadas a brindar oportunidades de empleo a los jóvenes. Sabemos que, en este contexto de crisis de desarrollo superpuestas, los Gobiernos y las comunidades tienen dificultades para establecer prioridades en el uso de los recursos limitados. Sin embargo, también sabemos que las oportunidades de un futuro mejor están definidas por las inversiones actuales en educación.

Junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Fundación Bill y Melinda Gates, Sierra Leona, el Reino Unido, y otros asociados, estamos haciendo un llamado urgente a asumir un compromiso para la acción sobre el aprendizaje básico. A través de este esfuerzo conjunto, los países se comprometen a invertir los recursos financieros y humanos necesarios para alcanzar sus propias metas nacionales de aprendizaje, y las instituciones internacionales se comprometen a apoyar activamente a los Gobiernos para reducir la pobreza de aprendizajes a la mitad en el mundo.

Si no se aborda, la crisis del aprendizaje podría convertirse en la peor conmoción para el capital humano de los últimos tiempos. Pero podemos evitar nuevos daños. Las familias, los educadores, los Gobiernos, los donantes, la sociedad civil y el sector privado deben trabajar juntos para apoyar a los estudiantes, los docentes y las escuelas.

Es mucho lo que hay en juego. Con un fuerte compromiso, tenemos la oportunidad de recuperar las pérdidas de aprendizaje, y de ayudar a una generación de niños y jóvenes a retomar el aprendizaje de las habilidades básicas que necesitan para un futuro prometedor.

11 de noviembre 2022

https://blogs.worldbank.org/es/voices/revertir-la-crisis-mundial-del-apr...

 4 min


Griselda Reyes

Coraje. Esa es la palabra que define a empresarios, industriales y comerciantes que trabajan en Venezuela. Coraje como sinónimo de valor, de impetuosa decisión y esfuerzo, de apasionamiento y valentía, de perseverancia y paciencia con la que se acomete el oficio ejercido ante un conjunto de adversidades.

No estoy hablando de superhéroes, porque no me gusta endilgarle calificativos a hombres y mujeres que se dedican a producir productos, bienes o servicios para obtener una ganancia.

Pero sí me refiero a hombres y mujeres que, en esta Venezuela tan convulsa, han tenido que sacar lo mejor de sí para seguir de pie y no morir en el intento. Como dicen los coachs ontológicos, «reinventarse», salir de la zona de confort, revisarse, transformarse, desarrollarse, optimizar los procesos y tomar riesgos para fluir con la crisis.

Es una cuestión de sobrevivencia, mas no de entrega.

Y aunque en el país se han ido levantando muchos de los controles perversos que durante años fueron impuestos y llevaron a terribles niveles de escasez y desabastecimiento de alimentos y medicamentos, no se han aprobado políticas reales destinadas a impulsar la producción nacional y diversificar la economía, más allá del petróleo. Potenciar la agricultura, por ejemplo, para que se convierta en verdadero pilar de desarrollo del país.

En los tres últimos años, capitales de procedencia desconocida han sido invertidos en un país azotado por la pobreza. En el área metropolitana de Caracas, especialmente, vemos edificios inteligentes, restaurantes y hoteles cinco estrellas, bodegones, tiendas por departamento, supermercados y casinos, y productos suntuarios que han sido importados de manera desmedida, que reactivaron débilmente la economía para el disfrute de unos pocos, muy pocos.

Sin embargo, muchas empresas formales levantadas con esfuerzo, dedicación y algunas con gran tradición familiar, han tenido que sacar pecho para surfear la ola en las dos últimas décadas.

Devaluación e inflación

Ahora, en apenas dos semanas, el tipo de cambio en el mercado paralelo se ha depreciado 25%. Ya nadie confía en nuestra moneda de curso legal, el bolívar. Y los bolívares que aún circulan sólo buscan comprar dólares para respaldarse.

Por ignorancia –o con premeditación–, el gobierno sigue sin diseñar políticas monetarias, fiscales ni cambiarias serias, que le hagan frente a este desastre que ellos mismos causaron.

Muchos de ustedes saben que soy empresaria y que, como yo, miles estamos viendo cómo afrontamos este monstruo inflacionario acompañado de devaluación, pero además la voracidad fiscal de un gobierno que nos tiene agobiados.

Sé de muchos pequeños comerciantes que tiraron la toalla ante la imposibilidad de pagar impuestos nacionales y municipales; o las tarifas exorbitantes de servicios básicos que no reciben; e incluso ante el impedimento de enfrentar reposiciones de inventarios con esta subida del dólar.

Algunos, lamentablemente, me informan que se mantendrán activos hasta diciembre y no reabrirán puertas en enero.

Estamos frente a un gobierno que lejos de aupar al sector privado, lo empuja al abismo para que se vaya por el despeñadero. Ante este desastre, otros más optan por migrar a la informalidad. Y la economía informal no aporta riquezas a la nación. Así de simple. Por supuesto, también atenta contra la poca estabilidad laboral, contra el crecimiento de los emprendedores y contra las empresas que siguen luchando para mantenerse abiertas.

El gobierno persiste en su error. Medidas espasmódicas no darán óptimos resultados.

No quieren aumentar los salarios para mantener a freno la inflación, después de controlar la hiperinflación que ellos mismos causaron en 2017 con el desmedido incremento del gasto público; prefieren incrementar la cantidad y porcentaje de tributos mas no la base imponible –verbigracia, el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras y la próxima Ley de Armonización Tributaria–; y persisten en inyectar dólares al mercado –en detrimento de las reservas internacionales– para mantener a raya la divisa norteamericana, que además está infravalorada.

Así, inflación y devaluación van de la mano en una carrera desbocada, mientras se sigue apostando a la economía de puertos.

¿Qué hacer? Aumenten la capacidad productiva; y a corto y mediano plazo podrán comenzar a ver resultados. No le sigan dando la espalda al sector empresarial e industrial del país, a los pequeños y medianos emprendedores, a quienes pueden generar empleos de calidad.

Noviembre está a punto de terminar y nos preocupan nuestros números. Los ingresos han sido inferiores a lo que normalmente estimamos para este mes del año.

En definitiva, en Venezuela no es fácil ser empresario. Hay que tener coraje para ello. A diario enfrentamos tantos obstáculos para garantizar que bienes y servicios de calidad lleguen a los venezolanos. Pero sobre nuestras cabezas pende la guillotina de un Estado que, viéndose privado de los millonarios ingresos por concepto de petróleo, está dispuesto a acabar con quienes aún proveen recursos al fisco.

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 3 min


Eduardo Fernández

En relación con la estrategia para el cambio que Venezuela reclama hay dos palabras que son claves: participación y unión.

Sin participación masiva de los ciudadanos en la conformación de la opinión pública, en el debate cívico y en las urnas electorales, no habrá cambio.

Durante los años de la República Civil, 1958 ? 1998 predominó la participación electoral. Por lo menos hasta 1988. En las elecciones de 1993 comenzó a ganar la abstención y a predominar la apatía cívica. Desde entonces, casi todos los procesos electorales que se han producido en el país han sido ganados por la abstención. Cosa que ha resultado muy conveniente a los que están en el poder para perpetuarse en el poder. Con un respaldo muy precario de apenas un tercio del electorado les basta para seguir en Miraflores.

El cambio político sólo será posible en la medida en que los ciudadanos tomen conciencia de lo importante de su participación y en la medida en que el liderazgo nacional, no me refiero estrictamente a los líderes de los partidos políticos, actúen de manera de motivar a la participación ciudadana.

La otra palabra clave en la estrategia de cambio además de la participación es la convocatoria a la Unión de los venezolanos. El chavismo vino para dividir. Y lo ha hecho muy bien. Ha fracturado a la familia venezolana. Nos ha dividido hasta el infinito.

Si la estrategia del chavismo ha sido la división, la estrategia de la Alternativa Democrática tiene que ser la unión. Venezuela no saldrá de sus crisis espantosa que padece sino se hace un esfuerzo sincero por reconstruir el sentimiento de Unidad Nacional.

Esa unidad no será alrededor de un caudillo. Ojalá el de Chávez haya sido el último ensayo caudillista en el país. Tampoco será alrededor de un partido político o de una alianza de partidos. Lamentablemente, los partidos están muy devaluados en esta hora de la República.

La convocatoria a la unión que proponemos es alrededor de un programa de reconstrucción nacional. Un programa que contemple la solución de los problemas políticos, institucionales, económicos, sociales, culturales, morales y de servicios públicos.

Participación masiva de los ciudadanos en los asuntos públicos y en las elecciones y una política sincera de recomposición de la Unidad Nacional.

Seguiremos conversando.

@EFernandezVE

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 1 min


Ismael Pérez Vigil

La oposición democrática no controla el poder, ni siquiera una parte, mucho menos una parte importante. Es decir, no controla ninguno de los poderes públicos −AN, CNE, Contraloría, Poder Ciudadano−; y lo más importante, no controla el uso de la fuerza −el monopolio de la violencia, que según Max Weber, es lo que define al Estado− pues no tiene control sobre la fuerza armada y las fuerzas policiales, ni sobre el sistema de justicia y carcelario. Mucho menos controla los mermados ingresos del Estado, que son manejados a discreción del Gobierno, con los que se genera un sistema clientelar, que cada día tiene menos ascendencia sobre la población, es cierto, pero tampoco utiliza los recursos que vierte clientelarmente, para resolver los agobiantes problemas básicos del país.

Fantasías

Por eso, frente a esa falta absoluta de control del poder, me parece que es una fantasía inexplicable que algunos piensen que la oposición democrática es la que definirá o impondrá las condiciones para celebrar un proceso electoral, a su gusto y medida; y como esto no ocurrirá, entonces algunos dicen que no se participe; pero, ¿Cuál alternativa se propone a cambio, que sea realista, aplicable, que se aparte de esas fantasías? No sé, pero no puede ser esperar a que se obre un milagro, que el régimen se disuelva en un acto de contrición o que nos dé un proceso electoral con las condiciones de libertad, imparcialidad, justicia, etc. que deseamos y queremos. Más de una vez lo he afirmado y preguntado: Díganme, en frio, sin apasionamiento, ¿no es esa una posición un tanto absurda, irreal?

Qué controla la oposición.

Lo que sí controla la oposición, son dos cosas importantes: una, qué es lo que puede hacer con sus votos. Al respecto, ya nos hemos abstenido, masivamente, como “estrategia política”, en varias ocasiones, en varios procesos electorales −Asamblea Nacional en 2005, elección de Asamblea Constituyente en 2017, elección presidencial de 2018 y elección de Asamblea Nacional, en 2020− e informalmente en muchas otras elecciones, para gobernadores, alcaldes, sin contar con que hay casi un tercio del país que sistemáticamente no acude a las urnas desde hace 24 años.

En esos procesos electorales en los que nos abstuvimos, formalmente, como política, hemos dejado en claro e incólumes −al menos eso creemos− nuestros “principios”; y desde luego, nos hemos tranquilizado la conciencia, lo que a muchos les permite dormir plácidamente; pero, ¿Cuál ha sido el resultado de esas “políticas”? ¿Se ha debilitado el régimen? ¿Se ha unido más la oposición? ¿Ha mejorado la condición socio económica de los venezolanos? Esas son las preguntas que nos debemos hacer.

Sin embargo, algo sí debemos reconocer y es que sin duda las abstenciones de 2018 y 2020, ayudaron a deslegitimar al régimen frente a la comunidad internacional. Nunca la situación que vive el país había sido más notoria y evidente para la comunidad internacional; nunca la conciencia de la comunidad internacional había estado más clara en cuanto a la verdadera condición del régimen venezolano. Por eso se tomaron medidas o sanciones contra Venezuela, aplicadas por unos pocos países, de manera incompleta y poco efectiva, según muchos; aunque seguramente esas medidas perjudicaron algunos “entramados y negocios” internacionales.

Reconocimiento internacional.

Qué duda cabe que tanto el Gobierno Interino, como Juan Guaidó, como la oposición en general, disfrutaron de un reconocimiento internacional, durante estos tres últimos años, como nunca antes se había tenido. Hasta el punto que algunos llegaron a pensar en “renuncias” o “invasiones” para resolver los problemas del país; pero, poco más que elevar algo el nivel de conciencia, de la comunidad internacional, no fue mucho lo que se logró, al menos en términos de aliviar la situación de oprobio de una gran cantidad de venezolanos, que no comen, ni se curan de sus enfermedades, ni pueden educar a sus hijos, ni tienen servicios básicos; a pesar de esas cifras generales de crecimiento que nos enrostran y con las cuales nos marean, ni con la construcción de fastuosos establecimientos comerciales y edificios de oficinas lujosos, o con la presentación de variados espectáculos públicos, de supuesto “nivel” y, sobre todo, “precio” internacional. Nada de eso alivia la condición económica y social de la gran parte empobrecida del país, por más que algo se “cuele” por los intersticios de la estructura económica y social del país.

Errores, sí, sin duda se cometieron muchos; la prueba es que allí sigue el régimen; no me corresponde −al menos en este momento− hacer juicios de valor sobre esos errores o cuál sea la solución que pueda adoptar la oposición democrática a partir de enero de 2023, que está a la vuelta de la esquina, sobre la suerte del Gobierno Interino. Me corresponde reflexionar sobre algo más “pedestre” e inmediato: Qué podemos hacer con la fortaleza que sí tenemos, la fuerza del voto.

Fortaleza opositora.

Esa es la segunda cosa que controla la oposición, esa fortaleza adormecida que no hemos sabido utilizar y ahora se nos presenta una nueva oportunidad para desplegarla: decidir mediante un proceso de elección primaria quien será el candidato de la oposición democrática, que quiere un cambio en el país, en las elecciones presidenciales de 2024. Desde luego hay muchas formas de llegar a ese candidato unitario −no las voy a repetir−, pero se decidió, escuchando un clamor general de los ciudadanos, que fueran estos y no las organizaciones políticas, los que decidieran quien será ese candidato. Para eso es el proceso de primaria; como dijo el Presidente de la Comisión Nacional de Primaria en su discurso durante el acto de instalación de la Comisión:

“…se ha colocado esta elección al servicio de toda la sociedad democrática, de todos los líderes y organizaciones que procuran la democratización del país y pretenden institucionalizarlo bajo los parámetros de un Estado de Derecho, con derechos garantizados para todos. Se trata, pues, de una primaria para la democracia. Pensar en una democracia para Venezuela no es simplemente una utopía… la primaria debe ser una experiencia democrática que sirva de modelaje para la elección presidencial e ilustre sobre el sistema democrático que se quiere instaurar mediante el cambio político… En el actual contexto venezolano, de una ciudadanía que acumula tras su aparente pasividad miles de motivos para la indignación y que en cualquier momento puede despertar ante un testimonio auténtico de reunificación democrática, se avizora un episodio de lucha denodada por un futuro mejor… Una parte importante de nuestra misión consiste en rescatar el valor del voto, con toda su significación de ejercicio de ciudadanía y de libertad política…para contribuir, al facilitar el ejercicio de la voluntad popular, a que nuestros hijos o nietos vivan en democracia en su país; para que quienes injustamente están detenidos recuperen su libertad, para que retornen los exiliados, los migrantes forzados, para que sean investigadas y sancionadas las graves violaciones a derechos humanos o crímenes de lesa humanidad, para que los jóvenes recobren la esperanza… no es la primaria de un grupo determinado de partidos políticos, sino quiere serlo de la ciudadanía toda…” (Jesús M. Casal, Presidente de la Comisión Nacional de Primaria)

Conclusión.

Está claro que el proceso de primaria para seleccionar el candidato unitario de la oposición democrática venezolana nos ofrece una oportunidad que es múltiple; no solo seleccionar el candidato con la participación de todos, sino también nos abre una oportunidad de sensibilizar al país en la necesidad de un cambio político, nos abre la oportunidad de organizar y movilizar a los venezolanos en esa dirección y, desde luego, rescatar la importancia y trascendencia del voto.

Resumí más arriba una parte del discurso de Jesús María Casal en el Acto de Instalación de la Comisión, pero invito a leerlo completo; lo pueden encontrar en el siguiente vinculo (http://bit.ly/3ibDYMA) y concluyo citando una de sus frases:Salvar a Venezuela de la devastación institucional y social es también una tarea perentoria, aun cuando el horizonte sea nebuloso”.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Juan Diego Quesada

El Gobierno venezolano y la oposición empezarán a negociar este fin de semana en México con varios acuerdos a los que han llegado en conversaciones anteriores que ahora solo hay que refrendar. El más importante de ellos es la voluntad de ambas partes de descongelar los fondos estatales en el extranjero con la ayuda de Estados Unidos, que debe darle confianza a los bancos, los fondos de inversión y las entidades de crédito para liberar una cantidad enorme de dinero de origen venezolano. Una parte de ese capital servirá para financiar al Gobierno chavista y otra irá a parar a un fondo de ayuda humanitaria manejado por la ONU. “Esto se va a firmar y confiamos en que en breve comience a circular ese dinero”, comentan desde dentro de la negociación.

El banco de Inglaterra tiene retenido 31 toneladas de lingotes de oro de Venezuela y lo mismo ocurre con algunas cuentas del Banco Central de Venezuela en Estados Unidos. El Gobierno chavista —calcula que tienen 5.000 millones de dólares congelados en el extranjero—, urgido de financiación, ha condicionado su presencia en México a la relajación de las sanciones internacionales. En breve, Washington va a anunciar también que Chevron recibirá varias licencias para explotar petróleo en el país, lo que supondrá un desahogo para la economía local. Recuperar su pujanza energética, algo que también favorece a Washington por su enfrentamiento con Rusia, es otro de sus objetivos en México.

Las partes se sentarán a negociar este fin de semana y probablemente volverán a hacerlo de nuevo a principios de 2023. Hay un deseo expreso de que no pase mucho tiempo entre un diálogo y otro. A medida que se encuentren el chavismo y la oposición irán haciendo público lo acordado, sin esperar a un documento último en el que se revele todo. El fin último es que el instituto electoral venezolano organice unas elecciones limpias y verificadas por la comunidad internacional en el que pueda ganar cualquiera de las dos opciones. La oposición ha acordado presentar un candidato único que le dispute la presidencia a Maduro, un nombre que saldrá de unas primarias que se celebrarán el año que viene.

El anuncio de que se restablecían las negociaciones lo hizo Petro, que ha adquirido mucho protagonismo en este tema desde que tomó posesión en agosto. La realidad es que la primicia que envió por redes sociales molestó a los negociadores. Estos recuerdan que hay muchos presidentes y primeros ministros que quieren mostrarse como líderes en este acercamiento, pero que la arquitectura de los diálogos es clara. Por un lado, está el chavismo, por el otro la plataforma unitaria de Venezuela —la oposición—, y en medio un país facilitador, Noruega. Rusia y Holanda ejercen de acompañantes. Petro, Emmanuel Macron, Alberto Fernández y Pedro Sánchez desempeñan un papel importante apoyando la vía de la negociación para acabar con la crisis en Venezuela, pero no son parte del proceso, insisten estas mismas fuentes.

El Gobierno chavista había dado señales de que su prioridad en este momento es descongelar fondos en el exterior. En un comunicado firmado por el jefe de los negociadores, Jorge Rodríguez —mano derecha de Maduro, el hombre clave del Gobierno—, se decía que es necesario recuperar “recursos legítimos, propiedad del Estado de Venezuela, que hoy se encuentran bloqueados en el sistema financiero internacional”. “Este acuerdo”, se lee en el escrito, “expresa el avance del derecho de nuestro pueblo al disfrute de sus activos y recursos ilegal e injustamente bloqueados”. A continuación, se expresaba que ese dinero irá destinado a reforzar el sistema de salud, infraestructuras, vacunas y medicamentos.

Con las partes sentadas en la misma mesa, el diálogo ya no parece imposible. La comunidad internacional ha empujado en los últimos meses para que así sea. El chavismo ha enviado a Jorge Rodríguez como principal baluarte, pero también a un hijo de Maduro, que tiene su mismo nombre, y a Camila Fabri, la esposa de Álex Saab, el empresario colombiano acusado por EE UU de ser un testaferro de Maduro. Su presencia en las conversaciones muestra claramente que en algún punto el Gobierno exigirá la liberación de Saab, encarcelado en Miami. Pero esos asuntos todavía están por discutirse. Lo que es un hecho es que la prioridad absoluta ha sido la de recuperar el dinero en el extranjero, y por el momento se ha conseguido.

26 de noviembre 2022

El País

https://elpais.com/mexico/2022-11-26/el-gobierno-venezolano-y-la-oposici...

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