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Opinión

Trino Márquez

La Comisión Nacional de Primarias acaba de instalarse luego de un arduo proceso de consultas que permitió conformar un grupo equilibrado, imparcial y con notable peso específico, que le dará legitimidad a un proceso tan complejo como ese. Al final, se constituyó un equipo presidido por el respetado jurista Jesús María Casal e integrado por compatriotas que gozan del aprecio de los distintos sectores de la oposición, que han manifestado interés en participar en la consulta de la cual saldrá el candidato unitario para las elecciones presidenciales que deberán efectuarse en 2024.

Las labores de ese equipo son en extremo exigentes y delicadas. Tendrán que determinar el cronograma electoral, que corona con la fecha de la convocatoria a las votaciones; lograr que los aspirantes sientan que el organismo actúa con firmeza y ecuanimidad ante cualquier abuso o exceso por parte de alguno de los participantes; depurar el Registro Electoral Permanente con el aval de los aspirantes y organizaciones que los respaldan; acreditar los representantes de los distintos aspirantes y comprometerlos con las tareas que deben cumplirse antes, durante y después de la cita; garantizar que el candidato surgido de la consulta no pueda ser impugnado por algún grado de parcialización del organismo conductor.

Las labores que debe llevar a cabo la CNP, de las cuales solo he hecho una rápida e incompleta lista, combinan aspectos técnicos, operativos, jurídicos y políticos de alta complejidad. Lo más conveniente sería que los partidos y candidatos la dejen trabajar sin presiones indebidas ni amenazas o chantajes. La CNP deberá resolver si busca el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral para llevar a cabo la consulta comicial. Si es factible que los venezolanos que se encuentran en el exterior voten. Hasta dónde, con los recursos y las condiciones existentes, resulta factible garantizar una votación confiable más allá de nuestras fronteras, sin levantar suspicacias o evidenciar cierto ventajismo de tal o cual aspirante u organización.

Estos temas, y otros similares, por su complejidad, deberían ser materia exclusiva de la CNP, sin la interferencia de los actores del proceso. Por supuesto que la CNP deberá contar con canales de consulta con las organizaciones políticas y los candidatos, para resolver asuntos tan espinosos como el del respaldo técnico del CNE o el voto en el exterior. Sin embargo, lo que no me parece conveniente es que los dirigentes sigan ocupándose públicamente de esas cuestiones una vez que la CNP ya se ha constituido y está comenzando a trabajar y a formar los equipos específicos que se colocarán frente a cada uno de los nudos que debe desatar. Si una de las metas del proyecto de recuperación democrática reside en rescatar la independencia del CNE, la realización de las primarias constituye una excelente oportunidad para demostrar, a través de la CNP, que la oposición sí sabe resguardar esa autonomía.

A partir de ahora, quien pretenda convertirse en candidato de la oposición debe dar a conocer sus ideas, sus propuestas fundamentales de gobierno, las razones por las cuales considera que es él, o ella, quien debe salir favorecido por el voto de los electores. Debe señalar cuáles son los proyectos que ha diseñado para reconstruir el Estado y la sociedad, y rescatarlos del nivel de ruina en el que los ha hundido el régimen durante el cuarto de siglo que ha controlado el poder.

La oposición, mediante las primarias, tiene la extraordinaria oportunidad de demostrar que puede preservarse compacta en medio de las diferencias y el contraste de opiniones. Que puede mantenerse unida a pesar de la diversidad. Que no le teme a ventilar en público sus diferentes concepciones porque la democracia consiste en confrontar puntos de vista dentro de una atmósfera de respeto por el contrincante.

En la actualidad, el porcentaje de venezolanos opositores o, en todo caso, desencantados del régimen, dispuestos a participar en las elecciones primarias ronda el 40%. Esta significativa cifra podría elevarse de forma sensible si la CNP realiza el trabajo transparente y eficaz que se espera de ella; y los candidatos se dedican a animar a los electores recorriendo el país con proposiciones sensatas y atractivas.

Cada quien debe dedicarse a hacer lo que le corresponde, sin obstrucción ni injerencia.

A la CNP hay que apoyarla y fortalecerla. El entusiasmo que despierten las primarias podría ser un anticipo de lo que ocurriría en 2024, si vamos con un líder escogido por el pueblo que busca un cambio democrático.

@trinomarquezc

 3 min


Beatriz De Majo

Ya se fueron los primeros cien días de la administración de Gustavo Petro. Abundan análisis sobre este arranque gubernamental, así que nos vamos a circunscribir a lanzar una mirada prospectiva hacia el futuro, más que a formular un análisis del pasado reciente.

El hombre, sin duda, se las ha ingeniado para dejar ya una estela de ejecutorias en el área agraria, tributaria, energética, pensional – no todas buenas, que conste- que muestran un deseo de cambio y una determinación a la acción. Casi siempre es así como se inaugura un gobierno cuando el cambio de modelo quiere ser radical.

Pero no olvidemos que a Colombia no está aislada del mundo y le toca insertarse en una escena global en proceso de profundo cambio y de cuestionamiento de las tesis y tendencias del pasado. El país vecino no se salva de resentir los coletazos de la crisis y cualquier cambio de rumbo debe ser aquilatado por la administración Petro con detenimiento y sin pasión.

Portafolio y los egresados de la Universidad de los Andes se han adelantado a imaginar el año 2023 en el terreno del emprendimiento, expectativas del mercado y apuestas productivas para la región y el país. Para los analistas privados es clarísimo que el país entrará en una “situación económica de desaceleración y de un crecimiento bajo” y por ello resulta esencial que “tengamos los caminos necesarios para soportar ese bajón tanto desde el punto de vista empresarial como también en los hogares y, especialmente los vulnerables».

Por ejemplo, es un hecho incontestable que el crecimiento de la inflación y el aumento de las tasas pondrá en jaque al sistema financiero quien deberá hacer frente a dificultades para manejar sus créditos. El aumento del gasto de los hogares en artículos de primera necesidad – el precio de los alimentos ha aumentado 27% en un año- impactará su capacidad de pagar sus obligaciones al tiempo que el costo de estas también se verá incrementado por el crecimiento de las tasas de interés. Colombia conocerá las penas del desconsumo.

El accionar gubernamental deberá tener conciencia de que las inversiones que el país necesita para diversificar la economía, lo que parece ser una prioridad para el cordobés Petro, vengan estas de fuentes nacionales o de las extranjeras, requerirán de un ambiente de negocios estable y de un posicionamiento gubernamental cuerdo en términos de negocios. La estabilidad del cuadro normativo para los inversionistas foráneos es esencial en estas épocas caracterizadas por la impredictibilidad de las variables.

Mi impresión es que una vez que Petro ya marcó el rumbo, una segunda mirada de los expertos gubernamentales sobre la realidad que les espera les está haciendo ser más prudentes con las próximas iniciativas. El Presidente nuevo goza de credibilidad y esta es una disposición de ánimo de la población que hay que tratar de mantener en épocas de vacas flacas. Llama poderosamente la atención, por ejemplo, que esta semana el director del Departamento Nacional de Planeación Jorge Iván González, utilizó una reunión cumbre del sector de energía, gas y petróleo para llamar a sus actores a ser parte de la construcción del Plan Nacional de Desarrollo.

Espero que mis ilusiones no sean vanas. Pareciera haber coincidencia en que hacia adelante es preciso andar con pies de plomo en el terreno de lo económico, porque en el de lo político, y más precisamente en el de la Paz Total, el talismán del nuevo Presidente, es donde se encontrarán las más fuertes turbulencias en la arena colombiana.

 2 min


Carlos Raúl Hernández

A los estrategas se les pasó un detalle del Manual de guerra para mermados mentales: cómo enfrentar un invierno sin calefacción.
Las declaraciones iniciales sobre la guerra Rusia-OTAN en territorio ucraniano, agitaban la “defensa de occidente y sus valores”, y con eso, de entrada, excluían semióticamente, se enajenaban, África, Asia, y confundían a los latinoamericanos, siempre confundidos. Ampliar una brecha con oriente “más que un crimen, es una estupidez”, sobre todo porque es mayoría planetaria, y Rusia y China principales proveedores de materias primas y manufacturas para occidente. Un montón de países asiáticos son economías y mercados más abiertos que “occidente”, e India, Japón, y varias más se rigen por democracias constitucionales. La dualidad greco-romana de oriente vs. occidente es un anacronismo perturbador de los liceístas que dirigen hoy Europa y comprueba que la ramplonería política del siglo XXI es tan global como el Covid 19. Rusia y China la agarraron al vuelo y son ellos los que insisten en el abismo entre ambos hemisferios políticos y el fin de la “hegemonía” anterior. Nada de eso indica fortalecimiento de la democracia ni de los valores del Estado de Derecho.
Por el momento quedan agrietados por su más que eventual derrota y porque contribuyeron a cuajar gran parte del planeta en un mega bloque “extra occidental”: la mayoría de los dieciocho países del Grupo de Shangai, de los BRICS, de la OPEP, del Tratado de Libre Comercio Asiático y de África, mientras Latinoamérica “observa” porque su segundo socio comercial es China. Esa guerra no “estalló” como dice la lengua raída, sino fue meticulosamente planificada con la pobre Ucrania como caballo de Troya “proxy”. El plan se cumplió: amenazar con que esta sería parte de OTAN, algo intragable para Rusia, como para EE. UU los misiles atómicos en Cuba 1963. Eso obligaría a Putin a atacar por su sobrevivencia, “caer en la trampa”, y muchos se frotaban las manos. Rusia dio cuerda, gruñó, amagó con la movilización de tropas en la frontera como recurso disuasivo, pero la OTAN estaba muy segura del plan.
A comienzos 2021 el recién estrenado presidente Biden había dejado caer una frase reveladora, después de hablar dos horas por teléfono con Xi Jimping: “!si no hacemos algo nos aplastan!” (NYT). Los estrategos norteamericanos saben que no pueden confrontar directamente a China porque gran parte de la economía global depende de ella y es una potencia demográfica (circa 1500 millones). Santiago Carrillo cuenta en su autobiografía que el bárbaro Mao Tse tung dijo en la internacional comunista que “podía asumir 200 millones de muertes para acabar con el imperialismo”. La señora Pelossi arma un kit de provocaciones, boomerang con filos envenenados que puede volver al cuello de Taiwan y su autonomía, lo que tampoco “fortalece los valores occidentales”, ni hace avanzar la democracia. Decidieron comenzar más bien por el que suponían equivocadamente el “soldado más lento”, Rusia, y calcularon exactamente revés, que el boicot de los compradores europeos de hidrocarburos la arrodillaría ante Europa.
Putin defenestrado iba a ser un leñazo brutal por mampuesto a China, dos por el precio de uno, pero más bien se recordará como una de las patochadas tremebundas de estos dos siglos. Hasta las vacas mugían preocupadas porque Europa montaba el auto patíbulo y su instinto de conservación habría previsto y evitado la magnitud autodestructiva de tal incordio. Hubieran entendido mejor las dificultades insuperables para sustituir los suministros siberianos. En vez de la bancarrota esperada, se fortalecen los ingresos rusos, el rublo, se conforma un nuevo club de potencias medias no necesariamente democráticas, el Nuevo Orden Mundial, y Rusia se gradúa de gran potencia. Lesionan sus democracias al sacrificar el bienestar social en los altares de una guerra asombrosamente simplista y ajena, que se ha llevado ocho gobiernos occidentales y contando. Clases medias y demás trabajadores europeos sufren inflación brutal, encarecimiento de la energía, porque la norteamericana es cuatro veces más cara y en varios países la gente recurre a ayudas gubernamentales para adquirir alimentos.
Los países se desindustrializan y la ley norteamericana “anti inflación” incentiva que las empresas se vayan de Europa a EE. UU. Dice el FMI que "…la confrontación… lleva… a… bloques enfrentados, una nueva Guerra Fría… (y a) la fragmentación de la economía mundial…a un mundo más pobre y más inseguro". Las brigadas de gacetilleros mangasmeadas y bocasucias denostaban a cualquiera que repitiera esa verdad, aunque fuera del tamaño del Millenium Falcon y los aplastara: la necesidad de un freno político a la guerra, porque Ucrania podría desaparecer, la Unión Europea quedar gravemente herida y desde las primeras operaciones aliadas es claro que el desquiciado plan se devolvería. Hoy Biden y el Departamento de Estado, difícilmente calificables de “putinistas”, invocan negociación, porque Ucrania es una pesadilla para sí misma, para el mundo, y no era ningún misterio que esta operación zoológica terminaría así. Efectos perversos, los llamaría el maestro.
El plan bélico hace ceder los sutiles mecanismos que mantenían el orden internacional y el interno de los países. Con las atolondradas declaraciones de los líderes estudiantiles de la UE, coherentes como loros tomados por la cola, contrasta la intimidante frialdad de Putin y Xi Jimping, que lucen tan pétreos como Hannibal Lecter. Entre las peores noticias, la pérdida de credibilidad de medios otrora respetables por la falsificación sistemática de los hechos, que obliga a un redoblado trabajo para “deconstruir” gatuperios. Engañan y hacen creer a la gente que “su equipo” gana por arrase. Al chino le viene de sastrería la guerra en la que formalmente no es beligerante, aunque el objetivo real es su país. Aprovecha la coyuntura para endurecer su imagen y para ello urbi et orbis, hizo sacar por la oreja del congreso del partido a su maestro Hu Jintao, bastante menos “neoliberal” que aquel, quien se proclamó jefe del liberalismo mundial. en la meca kapitalista, Davos,
La propaganda disfrazada de información hizo del reagrupamiento de tropas rusas, la evacuación civil y la retirada de Jersón como victorias ucranianas pese a que se anunciaron hace más de un mes, porque la inteligencia rusa supo que Zelensky pensaba volar la represa del Donetz e inundar la ciudad. Por lo pronto se despejaron incógnitas sobre cuáles son los pesos geopolítico y militar de la OTAN, la UE, el G7, y también de Rusia, que iría a las negociaciones después de anexar 20% del territorio ucraniano, país que queda hemipléjico, sin agua, calefacción ni electricidad y con su infraestructura destruida. Viene la negociación porque Europa y Ucrania no quieren enfrentar el invierno sin gas ruso, ni Putin cargar con las culpas. Los dirigentes estudiantiles de la U.E hubieran podido ahorrarnos y ahorrarse todo eso. Para evitar la guerra, Rusia proponía sólo la neutralidad de Ucrania y ni siquiera reconocía la independencia de Lugansk y Donetsk, proclamada desde 2014, pero ahora será distinto. Tarea difícil demostrar que la guerra robusteció “los valores occidentales”.
@CarlosRaulHer

 5 min


Ismael Pérez Vigil

Emitir opinión política no es un acto trivial, como algunos piensan o como otros lo hacen de manera ligera; mucho más hoy que las redes sociales permiten que cualquiera opine, sobre lo que sea, de la manera más profunda o ligera y que cualquiera tenga acceso a esa información para replicarla, apoyarla o negarla. De allí que opinar y cuidar lo que se dice es un tema a considerar.

Los regímenes declaradamente hegemónicos, autoritarios, totalitarios o dictaduras, ejercen la “censura” sin ningún tipo de disimulo; simplemente, nadie puede estar diciendo y expresando públicamente, lo que le pase por la cabeza, sobre todo, si se refiere al desempeño, la acción u omisión del régimen de turno y quien lo haga recibe persecución, cárcel o exilio, en el mejor de los casos.

Pero, en ciertos regímenes, más disimulados, se ejerce la modalidad de la “autocensura”; la sociedad, especialmente la política, recibe “avisos” suficientemente claros −que en algunos casos se vuelven amenazas− que les indica a los interesados, lo que dijimos en el párrafo anterior: nadie puede estar diciendo y expresando públicamente, lo que le pase por la cabeza, con relación al gobierno de turno.

Cuando se ejercen ciertas responsabilidades, que implican a una “colectividad” o grupo de personas no se debe, por imprudencia, comprometer los objetivos de esa actividad y se debe medir bien lo que se dice. Sobre todo, en países y culturas en los que somos muy dados a la crítica fácil y palabras altisonantes y, especialmente, a reclamar a otros para que sean ellos los que hagan esa crítica. Se impone entonces un cauto silencio, un medir al extremo las palabras para evitar que se comprometan los objetivos que se deben cumplir.

Siempre hablando de política, ese comedimiento es también válido para hacer las críticas al propio sector político al que se pertenece, pero en ese caso para evitar desestimular, desanimar, ser injustos o simplemente hacerle el juego al gobierno, demoliendo a las propias filas opositoras.

Pero lo que no se puede aceptar es que se pretenda impedir que defendamos las propias ideas sobre lo que debe ser la democracia, si las consideramos justas y válidas; o no permitir que, por mal entendida prudencia, no difundamos mensajes de esperanza, de estímulo, para infundir un ánimo que buena falta nos hace. Por ejemplo, algunos denigran de la vía electoral para enfrentar los problemas políticos del país, obviamente están en su derecho; pero pretenden que los que creemos en esa vía, no digamos nada, no defendamos el voto como esencia y principio fundamental de la democracia y hasta se ofenden si lo hacemos.

Se impone expresar la validez de los que defienden el voto; de los que piden y exigen elecciones libres, justas, supervisadas nacional e internacionalmente; de los que reclaman, por ejemplo, que se abra el Registro Electoral, en Venezuela y el exterior, para que todos aquellos que lo necesiten se puedan inscribir o hacer las modificaciones pertinentes para ejercer su derecho; y así, pudiera seguir listando las actividades que se deben defender para fortalecer el voto o para evitar su conculcación.

Nadie puede tampoco impedir que alentemos a mantener la esperanza; sí, esa esperanza en que Venezuela tiene y se merece un futuro luminoso, importante, que nos libre del oprobio y la ignominia en la que hoy vivimos. Después de más de dos décadas, acumulando problemas, penurias y necesidades, ya somos muchos −y cada vez más− los que aspiramos un cambio político en el país, que permita recomponer su estructura institucional, social y económica. ¿Y cómo no desearlo y querer hacerlo, después conocer las últimas cifras de Encovi2022, del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)?

Las cifras de esa encuesta o estudio deben alarmar, como para que nos sintamos en la obligación de propugnar por ese cambio político y, en nuestro caso, hacerlo por la vía que consideramos más sólida y segura en el largo plazo, la vía electoral. Pero veamos que dice la encuesta.

En la encuesta, más allá de algunos resultados que parecen favorables, se nos revela que “…la pobreza por razones sociales aumenta de 31% en 2019 a 42% en 2022.” −un incremento del 35% −. Y que esa pobreza, cada vez tiene más que ver con “…factores sociales y de infraestructura, como la vivienda, educación y servicios…”, además de los económicos que ya conocemos.

La encuesta nos advierte que, aunque se note una cierta mejora económica, en general, en el país y en los indicadores de trabajo, la desigualdad no cede y la brecha se hace más grande, pues “…las cifras demuestran que Venezuela es el país más desigual del mundo… [y que]… la diferencia entre los hogares más pobres y los más ricos es de 70 veces el salario…”, [pues] …en los hogares con pobreza solo 45% está laborando”.

En materia educativa es alarmante que más de “…1.500.000 niños no están en el sistema escolar… [debido a]… la poca oferta educativa… que se agrava porque el 73% de los hogares no cuentan con Internet y un 69% carece de dispositivos de comunicación…” que serían factores o instrumentos que permitirían aliviar en algo la situación.

El informe señala que “…se redujo de 59 a 49% el porcentaje de migrantes que envían ayudas a sus familiares en Venezuela, lo que indica que van dejando de ser un complemento para los hogares venezolanos.”

No hay excusa válida para cruzarnos de brazos con pesimismo, cuando las necesidades del país, como nos muestra Encovi2022, son tan grandes. Frente a estas cifras es necesario darnos un baño de optimismo y esperanza, en que las cosas, si las hacemos bien y unidos pueden funcionar y ayudarnos a superar la situación.

Se nos abre un período, desde ahora y una buena parte del año 2023, para realizar un proceso de “elección primaria”, para escoger el candidato unitario de la oposición que enfrentara al del gobierno en la elección presidencial de 2024. Se abre un período para que los diferentes candidatos y aspirantes a ser representante de la oposición democrática recorran el país de sur a norte y de este a oeste, que se asomen a las entrañas de cada ciudad y pueblo importante, hasta el último caserío o barrio, ellos o sus seguidores, para decirle a sus habitantes que en el país sí hay futuro y animarlos a enfrentar la situación. Pero esos candidatos deberán tomar en cuenta que, una buena parte de los venezolanos no han conocido un sistema democrático como el que conocimos los venezolanos de las generaciones políticas que nos levantamos en el país después de 1958; y hay muchos que cuando se realizó la última elección primaria de la oposición, en 2012, tenían apenas ocho o diez años de edad; de manera que tampoco conocen lo que es escoger un candidato por una vía electoral y ahora tendrán la primera oportunidad para hacerlo.

Cumplido este proceso, le tocará a la oposición democrática enfrentar con ese candidato unitario y un Programa Mínimo de Gobierno, acordado por todos los aspirantes y los factores políticos del país, para lograr en la elección presidencial de 2024 una victoria como las obtenidas en 2007, en 2015 y en otras elecciones en una buena cantidad de Estados y municipios importantes del país. Salgamos de nuestra comodidad o desprendámonos del pesimismo y la desesperanza, desempolvemos nuestros mejores ánimos y que los venezolanos recorran el país, junto a esos candidatos de la oposición democrática, tras el que más les guste, pero tras alguno de ellos. Rescatemos para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos, el valor del voto.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

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Fernando Mires

El encuentro de los líderes de la economía mundial en Bali tuvo como nunca antes un carácter no económico sino fundamentalmente político. Ese carácter político se lo había dado, sin proponerse, Vladimir Putin cuando en repetidas ocasiones anunció que la guerra de invasión a Ucrania era solo el comienzo de un levantamiento en contra de la, por él denominada, dominación de Occidente.

Probablemente Xi, de quien se dice piensa con una calculadora en su cabeza, imaginó un nuevo orden económico con China en la vanguardia. Pero en ningún caso la destrucción económica de Occidente, como deliraba Putin. Definitivamente Putin no entendió a Xi ni tampoco al mundo que lo rodea. Pues si hay alguien que necesita de la economía occidental, como un ser vivo al aire, ese es Xi. Sin la economía occidental no existiría la China de hoy. El capitalismo chino es un producto del capitalismo occidental.

China vive y vivirá de las inversiones de Occidente en China y de las de China en Occidente. China –es lo que advirtió el ultranacionalista Donal Trump como un peligro– es el campeón de la globalización económica. Lo que no quiere ni puede aceptar Xi –y desde su perspectiva, con razón - es la dominación cultural y política de Occidente sobre China.

La doctrina china es simple: intensas relaciones económicas con todos los países del mundo, siempre y cuando estos respeten las tradiciones políticas y culturales de China sin inmiscuirse en los asuntos internos del enorme país. Doctrina que entendió muy bien el pragmático canciller de Alemania Olaf Scholz, quien no se cansó de mover la cabeza en sentido afirmativo durante su encuentro con Xi, una semana antes de que fuera iniciada la reunión del G20.

No es posible asegurarlo, pero hay sospechas fundadas de que el, al comienzo muy criticado viaje de Scholz a China, fue planeado en común acuerdo con personeros de otros países occidentales, o por lo menos con el gobierno norteamericano. Como representante de la que se supone es la economía más fuerte de Europa, Scholz fue a entrevistarse con el representante de la economía más fuerte de Asia. Y al parecer ambos llegaron a un acuerdo: Un acuerdo que sería consagrado por los gobiernos reunidos en Bali y que reza más o menos así: “los negocios son los negocios y todo lo que interfiera “nuestros” negocios deberá ser apartado de la mesa.

Bien, Putin y su decimonónica guerra contra Ucrania, interfiere en los negocios del siglo XXl. Por eso, con elegancia alcapónica, Scholz y Xi, luego Xi y Biden, lo apartaron de la mesa. En suma: no hay ni habrá un nuevo orden económico mundial a la Putin. En su lugar habrá lo que siempre ha habido pero a mucha mayor velocidad e intensidad que antes: negocios. Negocios que establecerán diversas “figuraciones” (para emplear el término sociológico de Norbert Elías) vale decir, alianzas, contratos, acuerdos. Muchos acuerdos. En esa constelación nadie necesita a Putin. Por el contrario, es un estorbo. Así debe haberse sentido Lavrov caminando a lo largo de las mesas donde compartían los gobernantes- mercaderes de oriente y occidente.

Putin llegó a ser, de actor privilegiado, un estorbo internacional. Evidentemente, en el juego ajedrecista contra Occidente, parece ser evidente que Xi intentó utilizar a Putin como alfil, o más bien como amenaza frente a la posibilidad del conflicto surgido por el estatus de Taiwan. Pero algo deben haber conversado Xi y Biden sobre Taiwan para lograr al final un “acuerdo de caballeros”. Un acuerdo tácito según el cual Xi se comprometería a no anexar (todavía) a Taiwan y Biden a no enviar más algo parecido a la señora Pilossi a armar innecesarios líos con China. ¿Y el nuevo orden económico mundial sobre el que conversaron Xi con Putin en las Olimpiadas? Pues que Putin se olvide.

Dicho en términos más politológicos: aquello que aparece como resultado de la reunión de los 20 es, en primer lugar, la coexistencia económica entre gobiernos con distintas estructuras e ideologías. Para China eso no significa ningún problema pues, reiteramos, es y será su doctrina mundial. Para Occidente, en particular para los EE UU, puede sí ser algo más problemático.

Mientras que para China la autocracia como forma de gobierno corresponde con las más profundas tradiciones históricas del país (el libro de Kissinger, “China”, una maravilla histórica y literaria, lo muestra con precisión) la democracia de Occidente es, o ha llegado a ser, un producto de exportación. La democracia tiene, aunque los presidentes democráticos no lo quieran, un carácter expansivo.

La democracia, eso no lo van a entender nunca los sátrapas y déspotas del planeta, es erótica. No estamos haciendo aquí una figura literaria. Lo que intentamos afirmar es que la democracia no tiene solo un carácter político sino algo muy difícil de ser entendido por economistas y científicos sociales. Me refiero a su inherente sentido ontológico.

En tenor filosófico hay una relación indivisible entre el ser como ser y el ser político, en este caso, el ser democrático. El ser, sigamos hablando ontológicamente, para ser, necesita ser. Y solo se llega a ser más cuando hay libertad para ser. O para que se entienda mejor: la democracia, no es en sí la libertad. Pero es un sistema político que organiza y garantiza institucionalmente a libertades no solo políticas que no existen bajo otras formas de gobierno. Sin esas libertades no puede haber democracia. De todos los regímenes de organización política, la democracia es la forma organizativa que menos niega la voluntad del ser, la mejor de todas las peores, si reinterpretamos a Churchill. Para los que vivimos en democracia, ese es un sobrentendido. Para los que en cambio no viven bajo su amparo, es un deseo que, cuando es sistemáticamente negado, puede llegar a convertirse en una fuerza de acción colectiva. A veces como consecuencia de una indignación nacional ante el caso de una muchacha asesinada por no llevar bien puesto un velo. O frente a un dictador que envía a jóvenes a pelear en una guerra de invasión por la que ellos no quieren luchar.

Los gobernantes de países democráticos son conscientes de representar un orden político que, aún en contra de su voluntad, puede convertirse en objeto del deseo para muchos habitantes de países dominados por autocracias. Las migraciones masivas que avanzan hacia los países occidentales, por ejemplo, no surgen siempre como consecuencia del hambre y la miseria, ni tampoco por razones directamente políticas sino, muchas veces, porque esas multitudes de seres casi siempre jóvenes, son atraídos por las luces de las grandes ciudades occidentales, por una promesa de vida que intuyen pero no conocen, por una realidad que imaginan como negación de las oscuridades de las cavernas del no-ser, desde donde provienen. Biden, ni ningún gobernante occidental, puede hacer algo en contra si los jóvenes de China, o Irán, se sienten atraídos por un Occidente al que, sin conocerlo, aman.

Los gobernantes autocráticos pueden apropiarse de la técnica, de la ciencia, de las finanzas occidentales, pero nunca del espíritu político occidental sin negarse a sí mismos. Esas son las razones que explican por qué, como si fuera un sentimiento que pareciera surgir de un atávico instinto de supervivencia, los autócratas del mundo odian a Occidente. Y lamentablemente no lo pueden evitar, aunque sí, cuando se trata de autócratas tan inteligentes como Xi Chinping, disimular (¡qué bien se veía en Bali con traje y corbata!)

Los gobiernos democráticos están obligados a practicar normas de autocontención cuando tienen que dialogar con los autócratas del mundo no-occidental. En muchos casos deben entender que la democracia no está inscrita en ningún programa genético de la humanidad y, por lo mismo, ninguna nación está determinada a “evolucionar” hacia un orden democrático. Los gobiernos asiáticos e islámicos son lo que son de acuerdo a sus propias historias, culturas y tradiciones.

Puede suceder incluso que nunca el mundo llegue a ser definitivamente democrático. De ahí que, por lo menos en los grandes encuentros globales, hay que dejar atrás ese misionarismo político que ha caracterizado a muchos gobiernos norteamericanos, como el de Carter, en parte el de Reagan, los de los Bush, e incluso el de Biden.

En la gran película de Martin Scorcese “Silencio” (2016) hay un diálogo intenso entre un maestro budista japonés y un sacerdote jesuita portugués, un misionero. Fue en el año 1638. En ese diálogo, el budista dijo al jesuita: “Nosotros no queremos matarlos a ustedes, pero es que ustedes vienen a predicarnos una religión que no ha nacido, crecido y madurado en nuestros huertos” El jesuita responde: “nuestra religión es universal porque Dios es solo uno”. No era tan cierto, el argumento jesuita. La religión que predicaba había nacido en huertos judíos, griegos y romanos, pero no japoneses. Si era una religión universal lo era tanto como la budista. Hoy, seis siglos después, no hay problemas en predicar el budismo en Occidente y un poco menos el cristianismo en Japón. Pero sí hay problemas para predicar filosofías democráticas en China. Tal vez un día será posible predicar la filosofía democrática occidental en China. Pero para eso hay que tener paciencia china. No es, el nuestro, tiempo de misioneros.

Xi Chinping, como buen chino, tiene paciencia. No intentó acercarse a Occidente cuando parecía que Putin iba a ganar rápidamente la guerra a Ucrania. Solo lo hizo cuando los ucranianos demostraron en los campos de batalla que Putin no iba ser el vencedor. Chinping decidió entonces reiniciar las buenas relaciones diplomáticas con Occidente. En cierto modo -ironía de la historia- la paz mundial se la estamos debiendo a los soldados ucranianos. Slava Ucraini.

Tres puntos de la declaración final, firmada por la mayoría de los gobiernos en Bali, fueron golpes muy duros para el dictador ruso. Entre ellos: 1. No al uso de armas nucleares (clara advertencia al chantaje favorito de Putin) 2. El curso de la economía mundial debe estar puesto por sobre las guerras. 3. No a la guerra en Ucrania.

Cuando Lavrov viajaba en su avión de regreso a Moscú y fue dada a conocer la declaración de Bali, Putin debe haber sentido un frío siberiano sobre sus ya no muy musculosas espaldas.

16 de noviembre 2022

Polis

https://polisfmires.blogspot.com/2022/11/fernando-mires-g20.html

 8 min


Ramón Cardozo Álvarez

En estas dos últimas décadas, Venezuela ha envejecido prematuramente. El país ha perdido, quizás de manera definitiva, un alto porcentaje de gente joven, muchos de ellos profesionales y trabajadores capacitados, que representaban una ventana de oportunidad para impulsar su futuro desarrollo. Actualmente, existen 7,1 millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo, de los cuales 5,96 millones (84,9 por ciento) se encuentran distribuidos en 17 países de América Latina, sobre todo en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil, según los datos de la Plataforma RV4.

Este descomunal flujo migratorio de venezolanos se ha producido en tres olas sucesivas a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI. La primera de estas olas tuvo lugar durante los años iniciales del primer Gobierno de Hugo Chávez.

Esta primera oleada estuvo motivada por los temores e incertidumbres que ocasionó en sectores medios y altos de Venezuela la implantación en el país del llamado socialismo revolucionario del siglo XXI. También influyó en esta primera ola el despido en el año 2003 del 47 por ciento (17.871 trabajadores) de la nómina de la petrolera estatal venezolana PDVSA. La segunda ola estuvo vinculada a la reelección presidencial de Chávez en el año 2006 y la desesperanza respecto a lograr un cambio de régimen en Venezuela. Estas dos primeras olas estuvieron conformadas por profesionales y empresarios, que poseían condiciones económicas favorables, altos niveles educativos, conexiones y altas posibilidades de insertarse en los países de destino escogidos.

Emergencia humanitaria

La última oleada migratoria se inició a consecuencia de la emergencia humanitaria compleja que comenzó a sufrir Venezuela a partir del año 2015. Esta crisis ha provocado hasta el momento la "migración forzada” de más de cinco millones de venezolanos, quienes se han dirigido fundamentalmente hacia los países de Latinoamérica y el Caribe.

A diferencia de las anteriores olas, el perfil del migrante de esta tercera ola atraviesa todo el espectro social y territorial de Venezuela, por lo que un alto porcentaje de ellos, que puede superar al 50 por ciento, posee una condición muy vulnerable, de acuerdo con los resultados de las ultimas "Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI)”, de la Universidad Católica Andrés Bello. En buena medida, esta condición de vulnerabilidad le ha dificultado a este grupo de venezolanos migrantes su desplazamiento, ingreso e inserción en los países escogidos como destino.

Dificultades de inserción en los países de acogida

La recepción y manejo de estos grandes flujos de población migrante vulnerable ha constituido todo un reto para los países de América Latina y del Caribe, en especial a partir del año 2020, cuando sus economías fueron golpeadas por la pandemia.

Esta situación se agravó aún más en el 2022 por la inflación desenfrenada que se produjo en Latinoamérica a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania. Dentro de este contexto, y de acuerdo con el informe "Refugee And Migrant Needs 2022” (Necesidades de Refugiados y Migrantes 2022), elaborado por la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), "los costos de vida, incluidos los alimentos, la energía, los alquileres y los medicamentos, se dispararon en toda la región, lo que afectó profundamente no solo a los refugiados y migrantes vulnerables, sino también a las comunidades de acogida…

La competencia resultante por puestos de trabajo, plazas de inscripción en escuelas, vivienda y otros servicios entre las comunidades de acogida y los refugiados y migrantes de Venezuela en ocasiones ha aumentado las tensiones sociales y puesto a prueba los niveles de solidaridad que caracterizaron los primeros años de la situación de desplazamiento de Venezuela".

Xenofobia y discriminación

Este informe refleja que el 60,5 por ciento de los venezolanos refugiados y migrantes en América Latina tienen dificultades para acceder a alimentación, vivienda y empleo formal. Por ejemplo, respecto a la vivienda, el 76 por ciento de los venezolanos en Perú, el 46 por ciento en Costa Rica y el 73 por ciento en Panamá carecen de los medios financieros para continuar pagando su alquiler.

En cuanto al empleo, el 34 por ciento de los venezolanos migrantes en Ecuador, el 64 por ciento en Guyana, el 35 por ciento en Panamá, el 40 por ciento en Uruguay, el 29 por ciento en Bolivia, el 27 por ciento Paraguay y el 25 por ciento en Argentina reportan estar desempleados. Con respecto a la nutrición de los niños migrantes menores de cinco años, se encontró que el 13,4 por ciento en Brasil, el 4,4 por ciento en Perú y el 3 por ciento en Ecuador, República Dominicana y Colombia presentaban desnutrición aguda.

Este informe también hace referencia a los niveles crecientes de xenofobia y discriminación que enfrentan los venezolanos migrantes, incluso dentro del sector privado: "Si bien los refugiados y migrantes encuestados en toda la región describieron la relación entre las comunidades y los venezolanos son buenos en general, los desafíos vinculados a las percepciones negativas de los venezolanos son comunes en muchos países”.

Aunque el informe de la Plataforma RV4 señala que evidentemente se ha producido un empeoramiento de las condiciones para los refugiados y migrantes venezolanos, también resalta que los gobiernos anfitriones siguen manteniendo el apoyo a la asistencia humanitaria y a los programas de regularización. En este sentido, el informe proporciona ejemplos como "el Estatus de Protección Temporal para Venezolanos (TPS) en Colombia, que tiene como objetivo proporcionar a más de dos millones de refugiados y migrantes de Venezuela un estatus legal regular por un período de diez años, así como programas de regularización comparables, aunque de menor escala, en Perú, República Dominicana y Ecuador, entre otros, que ayudan a los venezolanos a acceder a los sistemas de protección social, obtener ingresos e integrarse en las comunidades de acogida en toda la región”.

No hay condiciones para un retorno masivo

A pesar de las dificultades descritas, y de que en la actualidad algunos índices macroeconómicos y de medición de la pobreza en Venezuela han mostrado una leve recuperación respecto al 2021, situación que Nicolás Maduro ha aprovechado a través de una intensa campaña mediática insistiendo que "Venezuela se está arreglando”, lo cierto es que, hasta los momentos, la conjunción de estos factores no ha logrado detener la salida de venezolanos del país, y tampoco han logrado estimular de manera significativa el retorno de los migrantes a Venezuela.

El plan "Vuelta a la Patria” creado por Nicolás Maduro en agosto del 2018 para apoyar el retorno voluntario de todos aquellos migrantes y sus familias que carezcan de medios propios para el regreso no ha logrado resultados alentadores. De acuerdo con las declaraciones dadas por el canciller Placencia el 28 de agosto pasado, este programa, en sus cuatro años de existencia, solo ha logrado retornar a 29.124 venezolanos procedentes de 22 países, cifra muy poco significativa frente a los millonarios flujos migratorios de venezolanos producidos en la última ola migratoria de venezolanos.

De acuerdo con los resultados de la encuesta ENCOVI, arriba referida, según datos recogidos entre julio y agosto de 2022, la proporción de emigrantes retornados que reportan los hogares encuestados no supera el 6 por ciento de la totalidad de los migrantes venezolanos que han abandonado el país en estas últimas décadas. Según este estudio, "no se vislumbra un proceso de retorno masivo porque no están dadas las condiciones en Venezuela para recibir de vuelta a esa oleada millonaria de ciudadanos que se establecieron en otros países”.

Aunque en el país se ha logrado detener la hiperinflación que se venía sufriendo desde 2017, Venezuela todavía figura como la economía más inflacionaria del mundo. El economista Ángel Alvarado, cofundador del Observatorio Venezolano de Finanzas, señaló que para octubre de este año la inflación interanual venezolana había alcanzado el 173 por ciento y estima que para finales de año podría llegar al 200 por ciento.

País muy desigual

En efecto, luego de algunos meses de relativa estabilidad, el bolívar ha comenzado de nuevo a devaluarse, impactando de forma negativa al menguado salario mínimo que actualmente equivale a solo $ 12 mensuales. Al propio tiempo, en septiembre de este año el costo de la canasta alimentaria para el grupo familiar de cinco personas ya había alcanzado los 357,68 dólares americanos, de acuerdo con los datos suministrados por el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA).

La pobreza en Venezuela, medida según el nivel de ingresos, alcanza actualmente el 81,5 por ciento de la población, y aunque esta cifra representa una mejoría relativa con respecto al 2021, todavía es extremadamente alta. En estos momentos, 8 de cada 10 venezolanos no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica. Por otra parte, la leve mejoría en los indicadores macroeconómicos se ha distribuido de forma muy desigual en el país. Según señala ENCOVI 2022, Venezuela es el país más desigual del hemisferio, con niveles comparables a Namibia, Mozambique y Angola. De allí que sea comprensible que un 75 por ciento de los encuestados por ENCOVI señalen que la razón principal por la cual saldrían de Venezuela sería la de buscar un empleo que les permita vivir dignamente a ellos y a su familia.

Deterioro de los servicios públicos

En Venezuela, la precariedad de los salarios ha venido acompañada con un deterioro pronunciado en la calidad de la prestación de los servicios públicos básicos (salud, educación, electricidad, telecomunicaciones, transporte, agua). Este problema constituye no solo un factor que afecta significativamente la calidad de vida de los venezolanos, sino que representa un obstáculo importante para dinamizar la economía y reemprender la senda del desarrollo.

Aunado a ello, de acuerdo con los datos del CENDA, en el último año el costo de los servicios públicos en Venezuela ha sufrido un aumento del 212,88 por ciento. Una familia venezolana necesita 3 salarios mínimos mensuales solo para costear la tarifa básica de los servicios públicos esenciales (agua, electricidad, teléfono, internet, transporte público y aseo urbano). Es decir, se han producido aumentos desproporcionados en las tarifas que además no han tenido como contraprestación una mejora significativa en la prestación de la mayoría de estos servicios.

Los resultados de la Encuesta de Usuarios abril-mayo 2022 del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, arrojan que el 61,9 por ciento de los consumidores valora de forma negativa el servicio de agua y solo un 27,9 por ciento declara contar con servicio permanente de agua. Respecto al servicio de electricidad, el 62,4 por ciento tiene una valoración negativa de su calidad y solo un 14,1 por ciento manifiesta que nunca o casi nunca sufre de interrupción del servicio eléctrico. La Encuesta Nacional de Hospitales (Octubre 2022) reporta que "Para el cierre de octubre, la cantidad de muertes a causa de las fallas de energía han sido 218 en lo que va de año”.

En cuanto al servicio de internet, la encuesta arroja que el 43.2 por ciento de los usuarios tiene una opinión negativa del servicio. Con una velocidad de apenas 4,47 Mbps, Venezuela, junto con Cuba, tiene la peor velocidad de transmisión de banda ancha en América Latina, ocupando el puesto 187 dentro del ranking de 220 países del mundo, según el informe "Worldwide Broadband Speed League 2022”.

La inseguridad sigue siendo un grave problema

Junto a las carencias económicas y a la baja calidad de los servicios públicos, la inseguridad sigue siendo uno de los principales problemas que afectan a los venezolanos. El Observatorio Venezolano de Violencia señala que durante el primer semestre del 2022 se registraron 25.222 casos de delitos en todo el territorio nacional, equivalente a un promedio de casi 141 delitos por día y 1.010 por semana. El 16 por ciento de los casos (4.141) fueron delitos de lesiones personales y el 5 por ciento de los casos (1.322) fueron homicidios.

El informe concluye señalando que "la profundización de la Emergencia Humanitaria Compleja, la crisis económica y la permanencia– rebote de la pandemia, parecerían actuar como catalizadores de los hurtos, robos, las agresiones y lesiones personales, lo que podría tener explicación, por un lado, por la creciente pérdida de capacidades en las familias para satisfacer sus necesidades más básicas … Por otro lado, la crisis económica continúa dificultando el acceso a bienes y servicios, lo que aunado a una economía dolarizada profundiza la pobreza de quienes no poseen ingresos en dólares, creando marcadas diferencias y brechas de desigualdad entre habitantes de un mismo sector.”

Otros factores que favorecen la salida de migrantes y el no retorno

Aparte del insuficiente incentivo que han representado las débiles y confusas señales de recuperación de la calidad de vida en Venezuela, existen otros factores que favorecen el no retorno de los venezolanos el país. Uno de ellos es la edad de los migrantes. Según ENCOVI 2022, el 50,5 por ciento de las personas que han salido de Venezuela entre el 2017 y el 2022 tienen edades que oscilan entre 15 y 29 años. Estos jóvenes migrantes se encuentran en edades de formación de familia, por lo cual, con el paso del tiempo, es muy probable que terminen estableciendo familia con nacionales de las respectivas sociedades de acogida. Ello favorecería su integración y estabilidad en esas sociedades, dificultando su eventual retorno a Venezuela.

Otro de los factores que podrían influir en la decisión de un posible retorno de los venezolanos que han salido del país sería la situación legal migratoria en la cual se encuentran en los países de acogida. A pesar de las restricciones impuestas en muchos de los países del hemisferio, el informe ENCOVI 2022 refleja que un porcentaje significativo de migrantes venezolanos ha logrado regularizar su situación legal migratoria. Dos de cada tres migrantes venezolanos poseen ya un estatus regular: un 16 por ciento ha adquirido la ciudadanía del país receptor; un 22 por ciento cuenta con permiso de residencia permanente y un 27 por ciento un permiso temporal. Solo un 12 por ciento estaría en situación irregular, ya sea por falta de documentos o por el vencimiento de éstos. Existe un 17 por ciento de familias cuya situación migratoria se desconoce.

Por otro lado, aquellos migrantes venezolanos que, de forma más o menos exitosa, han logrado insertarse en sus respectivas sociedades de acogida, han propiciado también la migración de sus familiares que se habían mantenido en Venezuela. Los resultados que arroja ENCOVI 2022 muestra cómo desde el 2019 viene aumentando progresivamente los flujos migratorios de nietos/as, hermanos/as, yernos y nueras. Este aumento del 7 por ciento al 10 por ciento constituye una señal de que los migrantes venezolanos están logrando establecerse en los distintos países de destino.

Estas relaciones interpersonales migratorias, o "redes migratorias” se han ido extendiendo más allá de los vínculos familiares, constituyéndose en otro factor importante de incentivo a la migración en el país. A través de estos nexos, los potenciales emigrantes venezolanos obtienen apoyos e información valiosa que reducen los riesgos de desplazamiento y de inserción en las nuevas sociedades. Por ejemplo, la encuesta de Evaluación Conjunta de Necesidades realizada entre julio y agosto de 2020, revela que en Ecuador "la intención de quedarse ha persistido a pesar de las circunstancias de dificultad económica que algunos venezolanos están experimentando, y el 27 por ciento de venezolanos respondieron que están esperando la llegada de incluso más familiares o amigos”.

Pérdida para Venezuela

Este conjunto de factores lleva a concluir a los especialistas de ENCOVI que los eventuales retornos que puedan producirse en un futuro cercano no serán definitivos, y los mismos se traducirán en una circularidad de movimientos: "Difícilmente vamos a recuperar la población perdida. No es probable que se produzcan flujos de retorno de una magnitud cercana al éxodo ocurrido”.

En el mismo sentido, el informe de la Plataforma RV4 concluye que "se ha vuelto cada vez más claro que muchos de los venezolanos permanecerán en los países a los que migraron, si no permanentemente, a mediano y largo plazo, por lo tanto, asegurar que estos puedan integrarse a los mercados laborales, a los sistemas de salud y de educación, y a las comunidades locales, promete beneficiar tanto a los migrantes y refugiados como a las sociedades en las que viven”.

Estas conclusiones son malas noticias para Venezuela. Este descomunal éxodo significa para el país una gran tragedia cuyos impactos negativos se extenderán hacia el futuro.

18 de noviembre 2022

DW

https://www.dw.com/es/las-posibilidades-de-retorno-del-descomunal-éxodo-de-venezolanos/a-63813356?maca=spa-newsletter_sp_Titulares-2358-xml-newsletter&r=17270342681132153&lid=2346853&pm_ln=176492

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Jesús María Casal

Tengo el honor de hablar en representación de la Comisión Nacional de Primaria y de los amigos y amigas que también la integran para formular algunas reflexiones sobre la significación de las tareas que nos han encomendado.

Queremos expresar primeramente nuestro agradecimiento a la Plataforma Unitaria Democrática por haber confiado en nosotros para asumir una responsabilidad de tanta trascendencia para Venezuela. La Plataforma Unitaria resolvió designar a un grupo de personas independientes para organizar la elección primaria, que está llamada a canalizar las aspiraciones presidenciales de todos aquellos que defiendan la necesidad del cambio político, tal como lo ha sostenido el Doctor Omar Barboza.

La elección primaria debe conducir a la escogencia de la candidata o candidato unitario a la Presidencia de la República. Con la particularidad de que se ha colocado esta elección al servicio de toda la sociedad democrática, de todos los líderes y organizaciones que procuran la democratización del país y pretenden institucionalizarlo bajo los parámetros de un Estado de Derecho, con derechos garantizados para todos. Se trata, pues, de una primaria para la democracia. Pensar en una democracia para Venezuela no es simplemente una utopía.

Hemos disfrutado como nación de esos “preciosos momentos de Libertad” a los que se refirió el Libertador en su célebre discurso de Angostura de 1819, aunque también hemos recaído en viejos vicios, con responsabilidad de gobiernos y de sus defraudados seguidores. Tenemos que acumular todas las bondades de los periodos democráticos que hemos vivido y corregir los errores cometidos para poner los cimientos de una institucionalidad resistente a desviaciones populistas o autoritarias.

El amplio alcance del mandato de la Comisión Nacional de Primaria lo estamos adoptando muy seriamente. Por ello iniciaremos de inmediato un proceso de consulta con todas las organizaciones políticas y sociales interesadas en aportar elementos a fin de robustecer el proceso de la elección primaria. Esto incluye por supuesto a los precandidatos o precandidatas y a las organizaciones que los respalden. Queremos ser enfáticos en este llamado a todos los sectores políticos y sociales para que presenten sus observaciones y propuestas.

Pondremos a disposición de los interesados las redes sociales, el correo electrónico y el número telefónico de contacto de la Comisión, sin perjuicio de las propias gestiones que adelantemos a fin de facilitar encuentros.

Entendamos que la elección primaria es una oferta dirigida a la sociedad venezolana, para que se apropie de ella, la fortalezca y la lleve a su plena realización. Exhortamos a la ciudadanía a acompañarnos en esta fase de consulta abierta, en un proceso que es de todos. Entre los temas objeto de consultas se encuentra el de la posibilidad de solicitar la cooperación técnica de organizaciones internacionales u organismos nacionales con motivo de la celebración de las primarias, así como el del voto de venezolanos en el exterior. Pedimos a quienes han planteado ideas sobre diversos aspectos de la primaria que pongan sobre la mesa sus propuestas, que serán consideradas con el mayor esmero. Los principios que guían nuestra actuación son claros: promover la participación de los electores y electoras y salvaguardar su derecho al voto, así como defender sus derechos en todas las fases de la primaria, garantizando la mayor transparencia e imparcialidad. Con estos principios compartidos podemos desarrollar discusiones que conduzcan a oportunas definiciones. La solución a la que lleguemos tal vez no complazca a todos, aunque deseemos que así sea, pero es importante que estas y otras deliberaciones se lleven a cabo desde el reconocimiento de esa comunidad de propósitos.

Es preciso subrayar que la primaria es un proceso democrático de selección de candidatos dirigido por las fuerzas y líderes políticos que la promueven o que participen en ella. Es expresión de autonomía social y de la libertad de asociación con fines políticos y a la vez ha de observar el marco normativo previsto en la Constitución. Toca pues a los actores políticos y sociales darle forma para favorecer la participación de los interesados. Ello se ha hecho ya en parte en el Reglamento de la Primaria presidencial, pero hay otros puntos que deben ser resueltos por la Comisión Nacional de Primaria. Debemos igualmente preparar el cronograma electoral y abordar un conjunto de cuestiones técnicas y logísticas que ya estamos atendiendo y en las que ahora no voy a detenerme.

Me interesa más bien destacar, como orientación general, que la primaria debe ser una experiencia democrática que sirva de modelaje para la elección presidencial e ilustre sobre el sistema democrático que se quiere instaurar mediante el cambio político. Los contenidos o lineamientos programáticos deberían ocupar lugar central a lo largo del proceso, a lo cual alude claramente el Reglamento. Si los electores o electoras constatan que, más allá de las legítimas ambiciones personales, hay un proyecto básico común de democratización y un esfuerzo hermanado para la superación de la actual situación habremos avanzado mucho.

Estas metas se enfrentan sin duda a muchas barreras. La verdad es que la primaria está rodeada de las más grandes dificultades. Hay incertidumbre sobre la fecha de la elección presidencial, incluso sobre la posibilidad de una elección libre y justa. Incertidumbre sobre la reacción del aparato gubernamental ante las primarias. También sobre los medios de que se dispondrá para organizarlas. Pero estas circunstancias adversas, que pudieran amilanar, parecen ser signos de la historia que toca a la puerta, es la historia que pasa. En el actual contexto venezolano, de una ciudadanía que acumula tras su aparente pasividad miles de motivos para la indignación y que en cualquier momento puede despertar ante un testimonio auténtico de reunificación democrática, se avizora un episodio de lucha denodada por un futuro mejor. El cálculo de las posibilidades y las certezas pasan a un segundo plano. Tal como dijo Winston Churchill:

“No se recurre a los estadistas solo para resolver las cuestiones sencillas, que suelen resolverse por sí solas. Cuando la balanza tiembla y las proporciones quedan envueltas en la niebla, se presenta la oportunidad de tomar decisiones que salven al mundo”:

Salvar a Venezuela de la devastación institucional y social es también una tarea perentoria, aun cuando el horizonte sea nebuloso. La falta de certidumbre sobre asuntos como los comentados no implica, sin embargo, que no pueda alcanzarse desde los sectores democráticos una posición de fortaleza difícil de superar. Estamos seguros de que con algo de empeño en dar preferencia a los objetivos comunes, por encima de las visiones e intereses particulares, y con un renovado espíritu de fraternidad entre quienes profesan una causa común el éxito está garantizado.

El protagonismo de esta gesta corresponde a los ciudadanos y ciudadanas, acompañados por sus líderes. En lo que concierne a esta Comisión Nacional de Primaria, nuestra contribución será tan relevante y efectiva como lo dictamine la ciudadanía.

Somos un pequeño grupo de venezolanos y venezolanas cuyas intenciones, por más buenas que sean, solo darán frutos si son apuntaladas por la motivación del electorado.

Una parte importante de nuestra misión consiste en rescatar el valor del voto, con toda su significación de ejercicio de ciudadanía y de libertad política. Incluso en situaciones institucionales precarias como la que hoy impera en Venezuela el voto es un instrumento esencial de los demócratas, que debemos reivindicar y defender. No es a expensas de él sino a partir de él que han de forjarse estrategias más comprensivas de democratización.

Conviene poner a todos en conocimiento de los gestos solidarios y las manifestaciones de voluntad de colaborar con la primaria que hemos recibido, antes incluso de nuestra instalación, de parte de organizaciones políticas y sociales, ONG especializadas en materia electoral, instituciones académicas y gremios profesionales. Es un anticipo del camino por recorrer.

Muchos nos han preguntado, para qué hacen esto, para qué asumir tamaña responsabilidad en tales condiciones y me atrevería a interpretar a mis compañeros y compañeras al responder: para contribuir, al facilitar el ejercicio de la voluntad popular, a que nuestros hijos o nietos vivan en democracia en su país; para que quienes injustamente están detenidos recuperen su libertad, para que retornen los exiliados, los migrantes forzados, para que sean investigadas y sancionadas las graves violaciones a derechos humanos o crímenes de lesa humanidad, para que los jóvenes recobren la esperanza. No tenemos la ingenuidad o la arrogancia de pensar que podemos cambiar el mundo, pero sí somos conscientes de lo que está en juego de cara a la venidera convocatoria a elecciones presidenciales.

La clave para el logro de los objetivos señalados se encuentra en la esperanza que está animando esta etapa germinal de nuestro trabajo. Por eso es pertinente recordar a un noble sembrador de sueños realizables como lo fue el Padre Francisco José Virtuoso, cuyas palabras podemos colocar hoy, en memoria suya, en boca de cualquiera de nosotros y de todo venezolano, sin distingo de preferencia política, “yo soy un apasionado por construir futuro, un apasionado por construir esperanza, posibilidades. Creo en este país,… por eso miremos el futuro desde lo que venimos haciendo”. Y como él rogar: “Pido a Dios la fuerza suficiente, la sabiduría necesaria, el don del discernimiento, la capacidad de escucha, de diálogo y acompañamiento, para responder lo más acertadamente posible a los desafíos de estos tiempos”.

La Comisión Nacional de Primaria reúne en sus integrantes un conjunto de saberes y experiencias que ponemos al servicio de la elección primaria. El rasgo más resaltante común a todos es la determinación de abrir espacios para que se exprese el electorado que promueve el cambio político. Ante las exigencias planteadas respecto de las condiciones de esta elección, pudiéramos replicar que no pueden pedirnos lograr lo imposible. Pero la verdad es que los límites entre lo posible y lo imposible están con frecuencia más en la mente que en la realidad. No vamos a incurrir en la postura fácil de apoyar sin más lo que coincida con las presiones comunicacionales pero se aleje del propósito de tener una candidatura unitaria para una elección presidencial en la Venezuela de hoy. No obstante, sí queremos invitar a la ciudadanía y a los factores políticos y sociales a que ensanchemos juntos el campo de lo posible.

La primaria es una convocatoria tan frágil como importante. Cuidémosla. A partir de este momento no es la primaria de un grupo determinado de partidos políticos, sino quiere serlo de la ciudadanía toda. Hay que reconducir la potente energía retórica para la crítica entre fuerzas opositoras hacia un esfuerzo por hallar entre todos la mejor solución viable en el actual contexto, con el matiz antes introducido. Es en el punto de unión entre quienes exigimos el cambio político donde se agiganta el caudal del reclamo popular de transformación. Con espíritu elevado, con alma nacional, dejando para el juicio de la historia la reflexión paralizante sobre lo que pudo hacerse de otro modo. Es necesaria la autocrítica que lleva a la rectificación, pero no aquella que fractura y debilita en la consecución del fin común.

No albergamos odios y nos cuidaremos mucho de hacerlo. Necesitamos un espíritu sereno, libre de cargas, para cumplir cabalmente las tareas encomendadas. Vemos con buenos ojos la negociación de México, cuya reanudación se ha anunciado, y estimamos que puede ser una gran aliada de la elección primaria. Al mismo tiempo, las primarias pueden desencadenar una reacción entusiasta del electorado, un reverdecer de la esperanza truncada, lo cual ayudará al desenvolvimiento de tales diálogos, porque sin el acompañamiento de una sociedad activa en sus reclamos de justicia y condiciones dignas de vida, dispuesta a expresar pacíficamente su descontento, podría perderse la contención y el balance que es indispensable en una auténtica negociación.

Nos guía el amor cívico y el amor a Venezuela. Ojalá la elección primaria sirva para apuntalar la unión entre todos los venezolanos y venezolanas, abrazando también a quienes nos adversen políticamente, porque cuando hay franqueza e institucionalidad en los métodos de lucha y se asume como postulado el respeto a las diferencias es posible construir, con participación de todos, un futuro común.

Termino ratificando nuestra gratitud. La misión encomendada no es sencilla pero está cargada de venezolanidad y esperanza. Afrontemos juntos el reto de recuperar para la fe y la actuación democrática a una sociedad que luce pronta a estancarse en la resignación o el pesimismo. No es desde la postración de quien no ve luces en el horizonte que debe definirse el futuro nacional, sino con el entusiasmo de un ideal por el que vale la pena luchar. Con esa fuerza y ambición, nos corresponderá como pueblo decidir nuestro destino.

Desde ahora mismo comenzamos con intensidad nuestra agenda de trabajo, aunque en realidad empezamos a prepararnos hace una semana, apenas conocimos el nombramiento, conscientes de que los primeros pasos de una empresa exigente son determinantes para su feliz culminación.

Muchas gracias.

15 de noviembre 2022

 10 min