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Opinión

Jesús Elorza G.

Animadamente conversaban los planificadores deportivos, en la Dirección de Alto Rendimiento del Instituto Nacional de Deporte, sobre los probables resultados en los próximos XXII Juegos Deportivos Centroamericanos a celebrarse en Barranquilla, Colombia, del 19 de julio al 3 de agosto 2018.

Uno de ellos, argumentaba con vehemencia, que los resultados prácticamente estaban “cantados”. Con una delegación de 505 personas, seguro estoy que vamos a repetir la performance de los años 2006 y 2010, cuando gracias a la programación de nuestra revolución y guiados por el pensamiento de nuestro Líder Único, ahora convertido en el Difunto Eterno, logramos conquistar el segundo lugar en el total de medallas, solamente superados por México.

-Considero, que tu razonamiento tiene una carga ideológica que carece por completo de objetividad, dijo otro de los planificadores.

Demuéstrame en que sustentas tu reaccionaria observación, le respondió molesto el camarada.

-En primer lugar, debo decirte que si te vas a apoyar en los resultados 2006-2010 no puedes pasar por alto que en esa edición de los juegos !Cuba no participo!, lo cual hizo posible que alcanzáramos el segundo lugar. Es más, si te consideras revolucionario, como dices ser, deberías explicar porque no apoyaron al régimen dictatorial de los cubanos y se retiraban de los juegos en señal de solidaridad.

Bueno, no sé qué decirte, me agarraste fuera de base….

-No me interrumpas, déjame continuar con mis argumentos para demostrarte cuan equivocado estas en tus apreciaciones. En segundo lugar, no solo lo grande o masivo de la delegación es por si solo un elemento para garantizar mejores resultados. Muchos factores deben tomarse en cuenta para hacer una valoración con rigor científico y no caer, como tú lo haces, en especulaciones ideológicas.

¿Y cuáles son esos factores?

El más fundamental, es el que tiene que ver con la preparación o entrenamiento de nuestros atletas. Allí, es importante destacar, la irresponsabilidad de haber suspendido la celebración de los Juegos Deportivos Nacionales, lo que se traduce en no poder tener de manera sistemática los relevos necesarios para ir atendiendo los distintos ciclos olímpicos.

El abandono de las instalaciones deportivas nos ha dejado sin centros de entrenamiento que reúnan condiciones adecuadas para ello. Solo te voy a citar como ejemplo: no hay pistas de atletismo en buenas condiciones. Para muestra un botón El Estadio Nacional Brígido Iriarte. Igual sucede con las piscinas del país.

En términos de intercambios deportivos, la situación se agrava porque la “política” de las autoridades es !La del Forfeit!. Resulta inconcebible que la delegación de Boxeo no haya podido acudir al clasificatorio Centroamericano en Tijuana por falta de pasajes. Igual sucedió con las selecciones de Voleibol, Softbol y Esgrima. El caso más reciente fue el de la atleta Pamela Luisa Milano que no pudo asistir al Mundial de Atletismo Sub 20 en Finlandia ¡por qué faltando tres horas para el vuelo, le notificaron que no habían podido comprar el boleto!.

Con respecto al trabajo de las Federaciones Deportivas, debo explicar que la incertidumbre con respecto a los Programas Operativos Anuales, hace que el trabajo del sector federado permanezca en una total incertidumbre y las autoridades solo se preocupan por violentar la autonomía del sector para controlar los procesos electorales y someter a los organismos directivos a jugar un papel de sumisión absoluta frente a ellos.

Para concluir, quiero señalarte que esta multiplicidad de negativos factores, va a influir de manera determinante en los resultados de los Juegos Centroamericanos en Barranquilla. No pasaremos del cuarto lugar. Mantendremos, como factor negativo, la disminución de medallas de Oro (103 en el 2006 a 56 en el 2014). Lo más resaltante, por no decir lo más grave, serán los resultados frente a Colombia. El vecino país, en los últimos diez años, ha venido de manera sostenida aumentando sus logros deportivos frente a nosotros: Lograron arrebatarnos la hegemonía que sostuvimos durante muchos tiempo en los Juegos Bolivarianos y nos ha venido superando en el área centroamericana a tal punto que para estos Juegos Centroamericanos, contando con el valor agregado de ser sede, tiene la posibilidad de alcanzar el primer lugar y superarnos por amplio margen en el medallero. En síntesis, iluso camarada, estamos en presencia de un Fracaso Recurrente.

-Coño vale, riposto el camarada, pareces un enviado por la cofradía imperialista Uribe-Duque. Si los resultados son como tú dices apelaremos a la denuncia, para decirle al mundo, que una confabulación imperialista entre los gringos y los oligarcas colombianos dirigidos por los títeres de Uribe y el recién electo Duque impidió que la Patria de Chávez lograra la supremacía de los XXIII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe.

Oro-Plata-Bronce….Venceremos

Por el contrario camarada, la consigna deportiva del socialismo del siglo 21 en base a sus resultados debería ser: La revolución del fracaso

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La mañana del día 5 de Agosto de 1945 un superbombardero de la Fuerza Aérea Norteamericana, dejó caer sobre la población japonesa de Hiroshima el primer artefacto atómico inventado por el organismo viviente más “inteligente” de todos cuantos han sido creados por el proceso de la evolución biológica: el hombre.

Los efectos de este bombardeo sobre la población, fueron desastrosos, dantescos e inenarrables.

Cumplida la misión y cuando el avión giraba en 180 grados para regresar a la base aérea de donde había despegado, la tripulación pudo ver por las ventanillas lo que pudiera ser el infierno en su máxima demostración apocalíptica: la explosión, en forma de un hongo gigantesco, había arropado a toda la población de Hiroshima. Entonces, de lo más profundo del avión se desprendió un grito desgarrador:

¡Dios mío que hemos hecho!

Obviamente, esta expresión hace innecesario cualquier comentario, salvo resaltar que este este experimento científico donde fueron comprobadas todas las hipótesis, logrados todos los objetivos y “superadas todas las expectativas” (200 mil muertos al primer contacto) constituye una amenaza constante para la continuidad biológica de la especie humana sobre el planeta tierra y la de cualquier manifestación de vida lograda en millones años de evolución orgánica.

Paradójicamente, a 73 años de esta lamentable y dolorosa experiencia humana, nos encontramos ante un Japón que se le considera como uno de los países más desarrollados tanto material como espiritualmente. En consecuencia, la pregunta salta:

¿Que produjo ese milagro si el único recurso natural que tiene Japón, son japoneses y japonesas?

Pues bien, ese milagro lo produjo el haber diseñado un proyecto educativo eficiente que implicaba el cambio de la mentalidad del pueblo, el desarrollo de la tecnología y el comienzo de “La Era Heisser”; es decir: la época de la armonía, la unión, la solidaridad, el estudio, el trabajo, la tolerancia, la reconciliación y la paz.

Ahora bien amigo lector, después de esta brevísima reflexion podemos llegar a la conclusión que sin educación eficiente, sin trabajo creador, sin solidaridad, sin unión, sin tolerancia, sin armonía y sin paz entre los individuos que conforman un pueblo, jamás habrá paraíso. Solo habrá subdesarrollo denigrante y deprimente.

Villa de Cura, sábado 14 de julio del 2018.

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Una vez más la Conferencia Episcopal Venezolana, llenando el vacío de la dirigencia política sumida en estériles confrontaciones y en incomprensible silencio, ha hecho pública su exhortación No temas, estoy contigo, del 11 de julio de 2018, en la cual no solo retrata, con crudeza, la tragedia del país, sino que propone caminos que deberían impulsar acciones de cambio, renovación y aliento que contrarresten la desesperanza y la resignación de un pueblo que, solo en apariencia, dejó a un lado la bravura del himno que repetimos, en forma mecánica, sin caer en cuenta del significado de sus palabras.

Son temas para la reflexión a los que apunta el documento: la “hiperinflación monstruosa”, que nos acogota y agobia en los mercados y farmacias; el contrasentido de preguntar en la taquilla del banco por la cantidad “que nos puedan dar”, ante la carencia de efectivo; o la economía fallida que pretende ser resuelta con bolsas de comida y bonos de múltiples denominaciones “patrióticas y revolucionarias”.

Somos un “país en diáspora”, con familias separadas por una crisis inducida por políticas erradas, que, entre otras cosas, exhibe, ante propios y extraños, un cuadro tenebroso de absoluto desprecio por la salud, de indigencia, desnutrición, inseguridad, ausencia de medios de transporte, cárceles infames destinadas a marginados y presos políticos, con la añadidura de una dirigencia opositora que se encuentra ocupada y dividida por “mezquinos intereses”, dejando a un lado “el servicio de los ciudadanos”.

Esta es la dura y cruel realidad que pone ante nuestros ojos el documento de los pastores de la Iglesia y que completa su reseña con la referencia a instituciones que han traicionado sus deberes y compromisos con la Constitución y la democracia, para contarse al lado del gobierno y de una parcialidad política que detenta todo el poder.

Pero, además, la exhortación nos recuerda que las organizaciones de la sociedad civil y, en particular, los laicos comprometidos con la Iglesia, somos copartícipes de las tareas que nos impone el momento que vivimos, en el que no podemos ser meros espectadores, sino protagonistas y actores en las soluciones propuestas.

Resulta de suma importancia destacar que el documento no se queda en la denuncia descarnada o en el diagnóstico que todos compartimos en las humillantes condiciones de vida de nuestro día a día. Se proponen caminos, cuyos perfiles deben ser objeto del trabajo de los diversos componentes de la sociedad civil, pero que urge activar para devolverle al pueblo, por los medios constitucionales, la soberanía que le ha sido arrebatada.

Queda en claro que la Iglesia no alienta la venganza ni retaliaciones, pero sí está empeñada y remarca la importancia de un no rotundo a la impunidad por las violaciones flagrantes y reiteradas de los derechos humanos.

Finalmente, los obispos subrayan su misión de pastores insertada en la realidad e insisten en la renovación de nuestra fe, que nos debe impulsar a los cambios sociales, confiados en Dios, quien nos reitera su promesa de acompañamiento en las “horas de dolor y prueba” de los más oscuros tiempos que vive nuestra atribulada y maltratada Venezuela.

El Nacional

16 de julio de 2018

@ArteagaSanchez

aas@arteagasanchez.com

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Lester L. López O.

Siguiendo la visión optimista de ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío, la salida del denominado “partido del pueblo” de la MUD que evidentemente termina de desarticular lo que quedaba de esa unión, básicamente electoral, podría ser un paso importante para plantear la verdadera unidad superior que se necesita para lograr el cambio político urgente que requiere el país.

Cerradas por el régimen las salidas electorales constitucionales previstas para este año, como era las elecciones presidenciales en diciembre próximo y reforzadas por la actitud abstencionista de la mayoría electoral, los partidos políticos de las oposiciones democráticas, que también se encuentran con los mayores rechazos históricos por parte de la sociedad venezolana, comienzan a entender que participar en las justas electorales que pretende organizar el régimen no tiene ningún sentido práctico en las actuales circunstancias que imponen, esencialmente, cambiar la coalición gobernante lo antes posible. Simplemente, si no se desplaza al régimen, las actuales organizaciones políticas, al igual que el resto del país, no tienen futuro.

El hecho que se comience a entender que la unidad gira en cambiar al gobierno y cómo lograrlo mediante la alianza de todos los factores opositores de la sociedad venezolana, sin dudas es un paso importante que debe promoverse y concretarse en el corto plazo. Acordar y unirse en torno al cómo es la tarea inmediata y esto debe conducir a una dirección única que se haga responsable y se comprometa a cumplir con los acuerdos establecidos ante el resto de la sociedad, y la misma debe apoyar decidida y militantemente la ruta fijada por esta dirección.

De allí la importancia que tienen las constantes protestas de gremios y sindicatos que se ven afectados por la inflación, los bajos salarios para enfrentarla y las condiciones marginales en las que trabajan, condiciones estas, que el régimen no está en capacidad de mejorarlas y que se agravan cada día. Comenzar a canalizar, organizar y garantizar la eficacia política de estas protestas es otra de las tareas que se deben comenzar a acometer prontamente.

Esta presión popular organizada debe incrementarse a tal nivel que obligue al régimen a negociar una salida y establecer un gobierno de transición que comience a resolver los profundos problemas que se heredaran por la nefasta gestión de la revolución bolivariana.

La necesidad del cambio del gobierno debe, por tanto, obligar a la unidad de propósito entre partidos y sociedad civil para el diseño de la estrategia que conduzca a la sustitución del régimen por un gobierno de transición que establezca los fundamentos para el rescate de nuestro país. Esta idea comienza a escucharse más frecuentemente en los medios de comunicación y en las redes sociales y, “nada es más poderoso que una idea cuando le llega su tiempo”, según nos recuerda Víctor Hugo, por eso es que debemos comenzar a ver el vaso medio lleno.

@lesterllopezo

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Pedro R. García Montero

No se imaginaría Antonio Arraíz que los queridos personajes de sus cuentos, Tío Tigre y Tío Conejo, estarían en el siglo XXI haciendo trámites para irse con sus macundales a otra parte, en perfecto latín “Van a dejar el pelero” (Et relinquam te et pelero) Estos dos seres ya no aguantan la mamazón y están decididos a emigrar a otro país y comenzar a cautivar otro público infantil en otras latitudes.

El problema que afrontan es ¿Cuándo y cómo irse pa’l carajo?, ya que han visto las largas colas de venezolano caminando hacia Colombia y les da mucho miedo, no se los vayan a comer en plena carretera en un sancocho o un “cruzao” de conejo con tigre.

Viajar por autobús es caro y no tienen efectivo y mucho menos tarjeta de débito. Además, ambos tienen más de 11 meses esperando la prórroga del pasaporte y todavía no saben cuándo se la van a dar, en consecuencia, sin real y sin pasaporte la cosa se les pone jodía.

Ya Tío Tigre se dejó de la pendejada de estar persiguiendo a Tío Conejo para comérselo, pues está flacuchento y débil y casi no puede correr; la última vez que lo intentó se dio una matada y se dobló el tobillo y para variar no consiguió nada que ponerse pa’ la hinchazón, por lo cual en el bosque lo jodedores le gritaban desde lejos Epaaaa Tío Tigre!!! ¿pa’ donde vas con esa pata hinchá?, lo que a tío lo hacía arrechar más que a venezolano haciendo cola en telecajero para sacar efectivo y después de dos horas en cola cuando llega, se acabó.

Ya Tío Conejo se cansó de mamarle gallo a Tío Tigre y sabe que este no se lo va a comer, pues en lugar de conejo parece un ratón acabado de nacer de lo famélico que está por el hambre que está pasando. Ambos hacían las colas en Mercal desde las 12 de la noche y nunca podía comprar nada pues cuando repartían los números a las 8 de la mañana, estaban dormidos o tenían que bajarse de la mula pues había una iguana patriota y combatiente de un consejo comunal (prima hermana de la que se come los cables de las líneas de electricidad) que les informaba que ella le estaba haciendo la cola a 700 camaradas y que por lo tanto, ese no era su puesto. Al llegar al mostrador tres días después Tío Tigre y Tío Conejo se enteraban que ya no había nada que comprar y no es tocaba otra que esperar otro día. Mientras tanto el hambre hacia su apogeo en lo que quedaba de cuerpo de ambos tíos.

Pero a pesar de estar soportando la crisis, la razón de irse es otra. Resulta que Tío Tigre muy asustado y angustiado, más chorriao que borracho bajando las escaleras de El Calvario o cobrador de Corpoelec en Maracaibo, le cuenta a Tío Conejo que recibió una comunicación del SENIAT donde le decía que tenía una deuda con la revolución pues no había declarado impuesto los últimos años y que tenía dos opciones, (i) pagar la multa o (ii) ser trasladado al Zoológico de Caricuao en comisión de servicio, pues los tigres que habían se murieron de hambre y de diarrea por tomar agua de Hidrocapital. Al oír semejante noticia, Tío Conejo exclamó con los ojos pelaos y las orejas pa’tras ¡Coñooooooo hermano que vaina te han echaooo! ¡Ese castigo no lo aguanta nadie! A lo que Tío Tigre respondió, yo lo sé, no quiero que me pase lo mismo que a mi comadre Ruperta, “la elefanta” que murió de hambre, descuido y obstinada de oír las cadenas de Maduro. Tío Tigre dijo, por esa razón es que quiero dejar la peluca.

Terminado el cuento de Tío Tigre, Tío Conejo le dice, compadre Ud. tampoco sabe porque me voy. Le cuento que ando también sumamente preocupado pues al igual que Ud. recibí un correo del Ministerio de Agricultura Urbana, firmado por Freddy Bernal, quien me amenaza diciéndome que me quiere en su casa pues está criando conejos y el padrote que tenia se le murió de un infarto cuando le dijeron que no había más conejarina. Me amenazó diciéndome que aceptara ser padrote o de lo contario me mandaba a un cuartel de la frontera con Colombia. ¿Te imaginas Tío Tigre? el hambre que voy a pasar si no hay comida en los cuarteles; también me amenazó con mandarme al Arco Minero del Orinoco a trabajar en una mina sacando oro o de cocinero. Tío Tigre le dijo, coño hermano si a Ud. lo mandan al arco minero despídase de este mundo, pues o lo mata el paludismo o se lo raspan (y no va ser el coco).

Después de un largo silencio ambos exclaman, ¡Vámonos pa´l carajo y dejemos el pelero! Que a los niños venezolanos les echen otros cuentos como el de la “Venezuela Potencia”, o el de “La Invasión del Imperio” o el cuento de “La lucha contra la corrupción” o el cuento de “El millón de viviendas” o el de “Los 10 millones inscritos en el PSUV” o que contraten de nuevo a la Sayona o la Llorona, que por cierto ahora se la pasa no solo llorando, sino mamando y quejándose después que la asaltaron con burundanga en el bloque 1 de El Silencio.

Pero después de otro silencio, Tío Conejo que es más “avispao” y “resabiao” que Tío Tigre, pues había trabajado en el SENIAT cerrando negocios y en el IVSS tramitando permisos médicos y jubilaciones por disfunción eréctil o por baja de la libido e inapetencia sexual a mujeres jóvenes, le dice muy pensativo a Tío Tigre, coño hermano ¿no será peligroso irnos para Colombia? Tío Tigre le pregunta ¿Por qué?, a lo que Tío Conejo le responde, es que Pedro Carreño piensa bombardear los puentes en Colombia si nos invaden los gringos y la verdad es que yo no sé nadar y quién sabe si una de esas bombas nos explota cerca y nos mata como a un par de pendejos. ¿Ud. se imagina atravesando el río Magdalena echándole bolas nadando? Tío Conejo le dice, si vamos a dejar la peluca, mejor nos vamos a Chile aunque nos cueste más caro el pasaje. Le voy a escribir a National Geographic a ver si me quieren dar una “ayudita” pa’l pasaje y pa’los viáticos y que me ayuden a tramitar el exilio con la excusa de que somos perseguidos del régimen y especies en peligro de extinción

Y colorín, colorado ambos tíos han arrugado!!!!!

13-07-2018

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Arturo Pérez Reverte

Patente de corso

No me había dado cuenta hasta que hace unos días, mientras lamentaba las incorrecciones ortográficas de una cuenta oficial en Twitter de un ministerio, leí un mensaje que acababan de enviarme y que me causó el efecto de un rayo. De pronto, con un fogonazo de lucidez aterradora, fui consciente de algo en lo que no había reparado hasta ese momento. El mensaje decía, literalmente: «Las reglas ortográficas son un recurso elitista para mantener al pueblo a distancia, llamarlo inculto y situarse por encima de él».

No fue la estupidez del concepto lo que me asombró –todos somos estúpidos de vez en cuando, o con cierta frecuencia–, sino la perfecta formulación, por escrito, de algo que hasta entonces me había pasado inadvertido: un fenómeno inquietante y muy peligroso que se produce en España en los últimos tiempos. En determinados medios, sobre todo redes sociales, empieza a identificarse el correcto uso de la lengua española con un pensamiento reaccionario; con una ideología próxima a lo que aquí llamamos derecha. A cambio, cada vez más, se alaba la incorrección ortográfica y gramatical como actividad libre, progresista, supuestamente propia de la izquierda. Según esta perversa idea, escribir mal, incluso expresarse mal, ya no es algo de lo que haya que avergonzarse. Al contrario: se disfraza de acto insumiso frente a unas reglas ortográficas o gramaticales que, al ser reglas, sólo pueden ser defendidas por el inmovilismo reaccionario para salvaguardar sus privilegios, sean éstos los que sean. Ello es, figúrense, muy conveniente para determinados sectores; pues cualquier desharrapado de la lengua puede así justificar sus carencias, su desidia, su rechazo a aprender; de forma que no es extraño que tantos –y de forma preocupante, muchos jóvenes– se apunten a esa coartada o pretexto. No escribo mal porque no sepa, es el argumento. Lo hago porque es más rompedor y práctico. Más moderno.

Todo eso, que ya por sí es inquietante, se agrava con la utilización interesada que de ello hacen algunos sectores políticos, en esta España tan propensa secularmente a demolerse a sí misma. Jugando con la incultura, la falta de ganas de aprender y la demagogia de fácil calado, no pocos trileros del cuento chino se apuntan a esa moda, denigrando por activa o pasiva cualquier referencia de autoridad lingüística; a la que, si no se ajusta a sus objetivos políticos inmediatos, no dudan, como digo, en calificar de reaccionaria, derechista e incluso fascista, términos que en España hemos convertido en sinónimos. Con el añadido de que a menudo son esos mismos actores políticos los que también son incultos, y de este modo pretenden enmascarar sus propias deficiencias, mediocridad y falta de conocimientos. Otras veces, aunque los interesados saben perfectamente cuáles son las reglas, las vulneran con toda deliberación para ajustar el habla a sus intereses específicos, sin importarles el daño causado.

Tampoco el sector más irresponsable o demagógico del feminismo militante es ajeno al problema. Resulta de lo más comprensible que el feminismo necesario, inteligente, admirable –el disparatado, analfabeto y folklórico es otra cosa–, se sienta a menudo encorsetado por las limitaciones de una lengua que, como todas las del mundo, ha mantenido a la mujer relegada a segundo plano durante siglos. Aunque es conveniente recordar que el habla es un mecanismo social vivo y cambiante, pero también forjado a lo largo de esos siglos; y que las academias lo que hacen es registrar el uso que en cada época hacen los hablantes y orientar sobre las reglas necesarias para comunicarse con exactitud y limpieza, así como para entender lo que se lee y se dice, tanto si ha sido dicho o escrito ahora como hace trescientos o quinientos años. Por eso los diccionarios son una especie de registros notariales de los idiomas y sus usos. Forzar esos delicados mecanismos, pretender cambiar de golpe lo que a veces lleva centurias sedimentándose en la lengua, no es posible de un día para otro, haciéndolo por simple decreto como algunos pretenden. Y a veces, incluso con la mejor voluntad, hasta resulta imposible. Si Cervantes escribió una novela ejemplar llamada La ilustre fregona, ninguna feminista del mundo, culta o inculta, ministra o simple ciudadana, conseguirá que esa palabra cervantina, fregona, pierda su sentido original en los diccionarios. Se puede aspirar, de acuerdo con las academias, a que quede claro que es un término despectivo y poco usado –cosa que la RAE, en este caso, hace años detalla–, pero jamás podrá conseguir nadie que se modifique el sentido de lo que en su momento, con profunda ironía y de acuerdo con el habla de su tiempo, escribió Cervantes. Del mismo modo que, yéndonos a Lope de Vega, cualquier hablante debe poder encontrar en un diccionario el sentido de títulos como La dama boba o La villana de Getafe.

Se está llegando así a una situación extremadamente crítica. Del mismo modo que se ha logrado que partidarios o defensores sinceros del feminismo sean tachados de machistas cuando no se pliegan a los disparates extremos del feminismo folklórico, a los defensores de la lengua española, de sus reglas ortográficas y gramaticales, de sus diccionarios y de su correcto uso, se les está colgando también la etiqueta de reaccionarios y derechistas –lo sean o no– por oposición a cierta presunta o discutible izquierda que, ajena a complejos lingüísticos, convierte la mala redacción y la mala expresión en argumentos de lucha contra el encorsetamiento reaccionario de una casta intelectual que –aquí está el principal y más dañino argumento– mantiene reglas elitistas para distanciarse del pueblo que no ha tenido, como ella, el privilegio de acceder a una educación (como si ésta no fuera gratuita y obligatoria en España hasta los dieciséis años). Del mismo modo que, según marca esta tendencia, quien no se pliega al chantaje del feminismo folklórico es machista y todo machista es inevitablemente de derechas, quien respeta las reglas del idioma es reaccionario, está contra la libertad del pueblo, y por consecuencia es también de derechas. Pues, como todo el mundo sabe, no existen machistas de izquierdas, ni maltratadores de izquierdas, ni taurinos de izquierdas, ni acosadores de izquierdas, ni tampoco cumplidores de las reglas del idioma que lo sean. Resumiendo: como toda norma es imposición reaccionaria y todo acto de libertad es propio de la izquierda, quien defiende las normas básicas de la lengua es un fascista. En conclusión, todo buen y honrado antifascista debe escribir y hablar como le salga de los cojones. O de los ovarios.

No sé si los españoles somos conscientes –y me temo que no– de la gravedad de lo que está ocurriendo con nuestro idioma común. Del desprestigio social de la norma y el jalear del disparate, alentados por dos factores básicos: la dejadez e incompetencia de numerosos maestros (algunos ejercicios escolares que me remiten, con preguntas llenas de faltas ortográficas y gramaticales, de atroz sintaxis, son para expulsar de la docencia a sus perpetradores), que tienen a los jóvenes sumidos en el mayor de los desconciertos, y el infame oportunismo de la clase política, que siempre encuentra en la demagogia barata oportunidad de afianzar posiciones. Pero no pueden tampoco eludir su responsabilidad los medios informativos; sobre todo las televisiones, donde hace tiempo desapareció la indispensable figura del corrector de estilo –un sueldo menos–, y que con tan contumaz descaro difunden y asientan aberraciones lingüísticas que desorientan a los espectadores y destrozan el habla razonablemente culta. Y más, teniendo en cuenta que el Diccionario de la Lengua Española no lo hace sólo la RAE, sino también las academias de 22 países de habla hispana (de ahí tantas palabras que llaman la atención o indignan a quienes ignoran ese hecho), abarcando el habla no sólo de 50 millones de españoles que nos creemos dueños y árbitros de la lengua, sino de 550 millones de hispanohablantes, muchos de los cuales ven con estupor nuestro disparate suicida y perpetuo.

Tampoco la Real Academia Española, todo hay que decirlo, es ajena a los daños causados y por causar. En vez de afirmar públicamente su magisterio, explicando con detalle el porqué de la norma y su necesidad, exponiendo cómo se hacen los diccionarios, las gramáticas y las ortografías, dando referencias útiles y denunciando los malos usos como hace la Academia Francesa, en los últimos tiempos la Española vacila, duda y a menudo se contradice a sí misma, desdiciéndose según los titulares de prensa y las coacciones de la opinión pública y las redes sociales, intentando congraciarse y no meterse en problemas. Esa pusilanimidad académica que algunos miembros de la institución llevamos denunciando casi una década ante la timorata pasividad de otros compañeros, ese abandono de responsabilidades y competencias, esa renuncia a defender el uso correcto –y a veces hasta el simple uso a secas– de la lengua española, ese no atreverse a ejercer la autoridad indiscutible que la Academia posee, envalentonan a los aventureros de la lengua. Y crecidas ante esa pasividad y esos complejos, cada día surgen nuevas iniciativas absurdas, a cuál más disparatada, para que la RAE elimine tal acepción de una palabra, modifique otra y se pliegue, en suma, a los intereses particulares y, lo que es peor, a la ignorancia y estupidez de quienes en creciente número, con la osadía de la ignorancia o la mala fe del interés político, se atreven a enmendarle la plana. Por eso, en el contexto actual, pese a que de las nueve mujeres académicas admitidas en tres siglos seis han ingresado en los últimos ocho años, pese a su formidable e indispensable labor para quienes hablan la lengua española, la Academia es considerada por muchos despistados –basta asomarse a Twitter– una institución reaccionaria, machista, apolillada y autoritaria. Cuando en realidad, gracias a algunos de sus académicos, sólo es una institución acomplejada, indecisa y cobarde.

Y ojo. Aquí no se trata de banderitas y pasiones más o menos nacionales. Aquí estamos hablando de un patrimonio lingüístico de extraordinaria importancia; un tesoro inmenso de siglos de perfección y cultura. De algo que además nos da prestigio internacional, negocio, trabajo y dinero. Hablamos de una lengua, la española, que es utilizada por cientos de millones de hispanohablantes que hasta hoy, gracias precisamente a la Real Academia Española y a sus academias hermanas, manejan la misma Ortografía, la misma Gramática y el mismo Diccionario; cosa que no ocurre con ninguna otra lengua del mundo. Constituyendo así entre todos, a una y otra orilla del Atlántico, un asombroso milagro panhispánico. Un espléndido territorio sin fronteras. Una verdadera patria común, cuya auténtica y noble bandera es El Quijote.

25 junio 2018

Publicado el 24 de junio de 2018 en XL Semanal.

https://www.zendalibros.com/perez-reverte-ahora-le-toca-la-lengua-espanola/

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Hay quienes con cierta frustración no ven salidas y concluyen que tanto la oposición como el régimen son culpables, por lo tanto se desmovilizan y, con rabia y cierta irracionalidad, meten a toda la dirigencia política en un mismo saco. Ello no es justo porque la oposición democrática está sometida al fuego cruzado de la dictadura. No podemos desconocer el esfuerzo de Leopoldo López, entre otros, para conformar una plataforma unitaria como el Frente Amplio y tratar de dar desde allí un mayor impulso a las mas variadas iniciativas para lograr la liberación de todos los presos políticos, la ayuda humanitaria de alimentos y medicinas, la realización de unas verdaderas elecciones generales y presidenciales y la restitución de las competencias de la Asamblea Nacional.

Amenazados, perseguidos, encarcelados, exiliados. No ha sido fácil para los dirigentes de la oposición democrática articular y concretar acciones para enfrentar al régimen. Sigue siendo urgente el cambio político, para ello es imperativo unir esfuerzos, como hemos dicho, de frente y en todos los frentes sin descalificar a los que compartimos trincheras contra quienes violan la Constitución y los derechos humanos.

El fracaso de Maduro y su anacrónico régimen es más que evidente. Los venezolanos lo padecemos todos los días de mil maneras. Aumenta la conflictividad social, los reclamos por la hiperinflación, la inseguridad y el colapso de los servicios públicos. El descontento es general y también llega a los cuarteles. La falta de cohesión institucional de la FAN es inocultable.

Venezuela está en emergencia, ello reclama grandeza y compromiso generoso de todos los ciudadanos, muy especialmente de los que lideran a la sociedad en general, y a los partidos políticos en particular.

Es obvio que el cambio es urgente, que la Unidad es necesaria y que para que los deseos se realicen necesitamos impulsar nuestras propuestas con fuerza, organización y movilización.

Sin embargo, la capacidad para construir una transición lo menos traumática posible se aleja y caminamos al borde del abismo.

Si estamos de acuerdo en que Maduro y su régimen no pueden continuar, es necesario que los partidos políticos, sobre todo Voluntad Popular y Primero Justicia, y también los que forman parte de Soy Venezuela, así como todos los opositores independientemente de sus matices, logremos que la unión pase de lo declarativo a la acción, lo cual significa movernos dentro de todas las formas de lucha posibles para lograr el cambio político necesario.

Hay que actuar ya en defensa de nuestro pueblo en contra de Maduro y su régimen, asumiendo que la oposición es diversa y plural, pero que también es indispensable construir el consenso para un acuerdo nacional con un liderazgo que recoja el sentimiento mayoritario con amplitud, capaz de presentar una alternativa viable de cambio.

Lo peor que está pasando en medio de tantos obstáculos es la falta de unidad. Debemos seguir acompañando la presión internacional sin dejar de asumir que a pesar del acoso y las amenazas de la dictadura, todos tenemos responsabilidades en lo que ha sido la conducción opositora, con sus aciertos y errores.

Hay que revisar, rectificar, avanzar y sobre todo, sumar.

Twitter: @TablanteOficial

Facebook: Carlos Tablante

Web: www.carlostablante.com

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