Sembremos ciudadanía, cosechemos civilismo
Llevo tiempo haciendo énfasis en este punto: construir ciudadanía. Un proceso social que requiere la participación de todos los actores que hacemos vida en este maravilloso país. Empezando por las autoridades nacionales, regionales y municipales –quienes deben pregonar con el ejemplo– hasta el individuo que vive en el sitio más recóndito de nuestra geografía y que es cabeza de familia.
Aun cuando en otros tiempos, los pensa incluían la materia Formación Social, Moral y Cívica durante los años de la educación secundaria, ésta fue desapareciendo con el ocaso del siglo XX. Desconozco las razones por las cuales los gobernantes de turno decidieron prescindir de dicha asignatura, a mi parecer, medular para crear conciencia en el venezolano.
Si bien la formación ciudadana, que incluye principios y valores, comienza con esa semilla que padres y madres siembran en sus hijos desde que son muy pequeños, ésta debería ser reforzada en la escuela, en los liceos y en las universidades.
La enseñanza en valores es la que nos forma para la actuación adecuada, respetuosa, positiva, sensata, proactiva y humana. Y la formación social y cívica es la que nos ayuda a generar conciencia ciudadana, la que nos nutre de valores patrios, de respeto a las leyes y a la Constitución, la que garantiza la convivencia ciudadana, la que nos hace comprender y defender la democracia, los principios de elección popular y de alternabilidad en el ejercicio de las funciones públicas.
Por eso insisto en el hecho de que esta es una tarea macro, en la que debe participar toda la sociedad. El Estado venezolano debería actuar en función de la persona, pero lamentablemente quien ejerce la Jefatura, es el primer transgresor de las normas de convivencia cuando, de manera despectiva, se refiere a quienes considera sus adversarios.
Y este comportamiento atípico de un mandatario nacional se replica en todos los niveles de gobierno. Gobernadores y alcaldes, diputados nacionales y regionales y concejales que se creen dueños de sus parcelas y quienes, al ser conminados a rendir cuentas, lo toman como ofensa y «pasan factura» a quienes hacen uso de la participación y la subsidiariedad como expresiones de irrenunciable protagonismo ciudadano.
Por la naturaleza del gobierno que nos rige, creo que no veremos más en los pensa materias como Moral y Cívica. Hoy apenas existe algo que se llama Geografía, Historia y Ciudadanía, enfocada más hacia las dos primeras asignaturas, porque de ciudadanía se da muy poco o nada. Pero sí le dan peso a Soberanía, que sólo cambió de nombre, pues esta antes era Instrucción Premilitar.
Sin duda, Venezuela tiene que comenzar a enfrentar un reto tremendo: transitar un camino que, necesariamente, nos debe involucrar a todos: educar para la ciudadanía. Cada vez que veo los vídeos de aquella campaña que en los años 70 que hizo Renny Ottolina para generar conciencia ciudadana, no dejo de pensar en cuántos años hemos perdidos.
Su ausencia nos tiene hoy enfrentados en un debate encarnizado acerca de lo que está bien o lo que está mal. Quienes estamos alarmados por el daño infligido a la sociedad y sus consecuencias a mediano y largo plazo para el país, debemos emprender una cruzada para retomar y hacer nuestra aquella frase del Libertador: «Moral y Luces son nuestras primeras necesidades».
Necesariamente, tenemos que dejar de ser una sociedad mediocre. Crear conciencia ciudadana implica una educación integral del individuo, tanto desde el punto de vista ciudadano, como desde el punto de vista personal y profesional. Mientras más educada es una sociedad, más difícil de manipular es y más fácil será desarrollar económicamente a un país.
Los demócratas defendemos el civilismo, entendido éste como la doctrina que defiende los derechos de los ciudadanos. Cuando los ciudadanos pueden alcanzar adecuadamente sus fines, las autoridades estatales son incompetentes para entrometerse en sus asuntos. Sembremos ciudadanía, cosechemos civilismo.
Twitter: @griseldareyesq
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.