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Edgar Benarroch

Contra quienes luchamos

Edgar Benarroch

Vivimos momentos no conocidos en nuestra historia, no solamente por los resultados catastróficos ocasionados por la peor administración del país que recordemos sino también por sus protagonistas. El poder que detentan con la usurpación no sólo es ejercido por Maduro, por supuesto él cuenta, pero con él y tal vez sobre él está una estructura macabra que opera diariamente en el país y decide nuestra suerte. Esa estructura está compuesta por el oprobioso y criminal gobierno comunista cubano que a través del G2 y expertos en lo peor, actúan, por miembros de corrientes fundamentalistas que han ocasionado los peores crímenes en el mundo, por integrantes de Hezbolá (Organización paramilitar islamita musulmana Chií libanesa), por la peor especie iraní, por emisarios rusos y chinos con claros fines de expansión y poderío, por los capos de los carteles del narcotráfico, por algunos poderosos económicos que protegen sus intereses a la sombra del régimen, por irregulares armados que operan desde Colombia, por montoneras armadas que llaman colectivos , por delincuentes con sentencias firmes que sacan de la cárcel, los uniforman y arman para asesinar al pueblo, por medios de comunicación social que con inaudita vileza e indignidad se han entregado al régimen y otros irresponsablemente mediatizados o indiferentes, poniendo al descubierto su inmensa cobardía. Consideración especial nos merecen los integrantes del alto mando militar que aún sostienen sobre bayonetas este gobierno, a ellos nos referiremos en nota aparte, Así pues quienes tenemos al frente es un monstruo de muchas caras todas cargadas de odio, venganza, retaliación, resguardo de posiciones cuidando sus personales intereses y otras con marcado apetito por las riquezas del país. Para muchos este régimen es la guarida donde se guarnecen sus mal habidos intereses y para otros es el burladero donde se esconden con sus fechorías y atrocidades. Para ellos la pérdida del poder les significa gravísimos inconvenientes, perderían el refugio y estarían al descubierto para enfrentar la justicia. La estulticia, opresión y despotismo nunca han triunfado frente la inteligencia y el bien. La luz siempre vence a las tinieblas y esta vez será igual y pronto.

Entonces para este tipo de gente mantener la usurpación es continuar en la concupiscencia y el disfrute grosero y si la pierden enfrentarán la justicia que marcará el final de la vulgaridad y el cese a seguir exprimiendo nuestra todavía cuantiosa riqueza, más ahora con la aparición del Torio (Th) que es un mineral que se encuentra en abundancia en nuestro suelo más potente que el Uranio en el uso de reactores nucleares, Dios quiera sea usado para bien de la humanidad.

A cada una de estas caras hay que tenerle cuidado y vigilar si es posible desde muy cerca, con especial atención los enviados del comunismo cubano. Son más de 30.000 de ellos que se encuentran en el país y se dice que hasta en nuestra Fuerza Armada tienen voz de mando; están en Registros y Notarías, en identificación y extranjería, en el manejo del Petróleo y en servicios de inteligencia y contra inteligencia y desde la isla se imparten instrucciones que se cumplen al pie de la letra cuando no van allá a requerirlas. Lo del régimen cubano en nuestro país no es una presencia más, es una auténtica invasión asquerosamente permitida por quienes detentan el poder y le otorgan decisiones y mandos en áreas fundamentales de nuestra nación. Esto no es nuevo, cuando el General Guaicaipuro Lameda era Presidente de PDVSA Chávez lo llevó ante Fidel Castro para que le jurara obediencia y fidelidad; creo que allí se originó su deslinde con el gobierno.

Era Presidente de los Estados Unidos de Norte América el General Eisenhower cuando un periodista lo entrevista y éste se percata que en una mesa muy cercana al escritorio del Presidente estaba una fotografía de Jrushchov, Primer Ministro de la Unión Soviética. El periodista le pregunta con relativo asombro el porqué de la fotografía y el Presidente le respondió diciéndole que era un tipo tan peligroso que era necesario estar observándolo permanentemente. Así que debemos estar muy atentos y observadores de las maléficas maniobras que produce el régimen.

Estamos en el ring contra varios contendores y el referí a favor de ellos, pero la inmensa ventaja que tenemos es que nuestro boxeador es superior a todos ellos juntos y todo el público está frenéticamente a su favor dispuesto a tomar el ring si le arrebatan la Victoria.

Por el pueblo cubano sentimos un gran aprecio e inmensa consideración pero por su despótico y tiránico régimen desprecio y repulsión. Al Castro comunismo le preocupa sobremanera la actual situación de nuestro país que sospechan concluya con el restablecimiento de la democracia y con ella poner las cosas en orden. Venezuela es para Cuba lo que fue el régimen ruso ayer. Ellos siempre buscan donde arrimarse y exprimir y encontraron en estos últimos veinte años a marionetas de fácil manejo.

Contra todas esas caras es la batalla y tengamos la plena seguridad que la vamos a ganar y pronto.

La historia

Edgar Benarroch

La historia, en términos generales, es una disciplina social que recoge los acontecimientos ocurridos en el pasado, pero ella puede estar cargada de la creatividad imaginaria y de hechos ficticios producto de la mentalidad humana, a esta rama se le conoce como literaria. Existen variados textos imaginados que son verdaderas joyas de la literatura y la composición que han recibido reconocimiento nacional e internacional y son consideradas maestras en el ámbito universal. A la historia que nos referiremos en las siguientes líneas es a la científica que tiene como objetivo casi único y primordial conocer e interpretar los hechos, sucesos y comportamientos reales, por lo tanto debe ser significativamente objetiva e imparcial sin que priven sentimientos o ideales del historiador, arraigada solamente en los acontecimientos tal y como sucedieron. Es conocer el pasado para entender el presente y permitirnos avizorar el porvenir. Es registrar al hombre en su doble dimensión, orgánica y espiritual, con sus aciertos y errores.

La historia científica política es la narración y análisis de los hechos, ideas, organizaciones, sistemas, naciones y muy particularmente la prédica y conducta de los protagonistas, los líderes o dirigentes. Es el hombre quien predica y actúa en política. Los auténticos son aquellos cuyas ejecutorias están en correspondencia con sus ideas , pensamiento y proclamas.

Quienes tienen fe de carbonero, que creen firmemente por encima de todo y piensan que "No se mueve una hoja sin que Dios lo permita" también sostienen que todo lo que el hombre realiza o no, ha sido visto por nuestro Señor. Siendo así es el Creador el origen y génesis de la historia.

La historia política se nutre de lo que dice y hace el ser humano, pudiésemos afirmar sin exageración que es casi de manera exclusiva.

Jesús nos dijo que a los cristianos les conoceréis por sus obras y frutos , otorgándole una significativa relevancia a nuestra conducta, a lo que hacemos o dejamos de hacer y a cómo y por qué lo hacemos . Lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, mañana, la historia lo recogerá y emitirá su juicio

En notas anteriores señalé que "la historia nos juzgará", recogerá y analizará nuestro comportamiento de hoy, lo que digamos y hagamos en acción u omisión quedará para el juicio de mañana, aunque hoy en tiempo presente y a lo mejor de inmediato podemos emitir juicios sobre el quehacer político y fundamentalmente de la conducta de quienes son los protagonistas de los hechos. Sin embargo muchos intelectuales afirman que la historia se debe analizar y escribir a distancia.

Los textos recogen biografías de políticos insignes que hicieron buena historia, que estuvieron a la altura de los desafíos que sus tiempos les presentaron y que su actuación fue la incansable lucha por alcanzar el Bien Común, por la justicia y la libertad. También recogen a políticos sumamente cuestionados que no supieron o no quisieron atender con altura los más altos intereses nacionales y que relegaron el Bien Común para priorizar sus particulares intereses y deseos o los del sector a que pertenecieron en sacrificio del colectivo.

Hoy somos retratados y mañana nos veremos y nos verán, como aparezcamos en la fotografía seremos juzgados. Tratemos de salir bien en la foto para merecer el reconocimiento de la historia y ello lo logramos con autenticidad, con denodado trabajo por el rescate democrático, por recuperar el imperio de la justicia y entregarnos en cuerpo y alma a la lucha por alcanzar el Bien Común.

El Bien Común y el alto interés nacional reclaman UNDAD de quienes queremos cambio en la conducción del país. Ella es la base más sólida donde podemos descansar con confianza nuestros sueños de libertad, progreso y conquista de los valores democráticos y aspirar a la reconstrucción nacional. Dios nos ayudará en esta tarea en la medida que nosotros nos ayudemos. Preguntémonos si lo estamos haciendo bien. La respuesta nos conducirá a profundizar o rectificar, ambas posibilidades son apremiantes, si lo estamos haciendo bien redoblar esfuerzos ya y si debemos rectificar hacerlo cuanto antes, dejarlo para después puede ser tarde.

Bolivia nos habla

Edgar Benarroch

Lo recién ocurrido en Bolivia habla en voz alta e inteligible al mundo, muy especial a Latinoamérica y de manera particular a nosotros, los venezolanos.

El Sr. Evo Morales pretendió eternizarse en el poder y para ello se valió de argucias, trampas y componendas con la complicidad del Tribunal Constitucional de aquel país. El Sr. Morales perdió el referéndum consultivo sobre su reelección presidencial y en contubernio con la máxima autoridad judicial desconoció la voluntad popular y se propuso para continuar en el poder y como si fuera poco montó un aparato para construir un fraude que lo presentara como ganador de las elecciones, todo en contubernio con la autoridad electoral. El pueblo boliviano y los organismos internacionales que observaron y analizaron el proceso se percataron del inmenso fraude y desconocimiento de la voluntad popular y así lo proclamaron a todo pulmón. Le solicitaron a Morales su inmediata renuncia y nuevas elecciones. Al principio se negó, pero el pueblo masiva y decididamente en la calle y sin retorno logró que el artífice del fraude abandonara la Presidencia mal habida y el país. Hoy el Sr. Morales se encuentra en México exilado. Evo Morales no sólo afectó negativamente fundamentales valores democráticos y creó un ambiente político impropio, sino también al parecer y según declaraciones televisadas del Diácono Jorge Sonnante, su comportamiento fue inmoral y deshonesto. Afirmó el Diácono, que nos merece respeto y credibilidad, que el indio líder obrero tiene cuentas bancarias a su nombre en Europa por varios centenares de millones de Euros, suministró el religioso número de las cuentas y entidades bancarias. A los integrantes del organismo electoral se les ha abierto un juicio por desconocimiento y desacato de la voluntad de los bolivianos y alianza para delinquir.

El Sr.Morales como todo izquierdista extremo declaró que le habían propinado un golpe de estado , descalificando la rotunda y firme decisión del pueblo. Afortunadamente los cuadros armados de aquel país ante el grotesco fraude imposible de esconder, se colocaron a favor de la opinión ciudadana y coadyuvaron en la retirada y huida del inconveniente. Hoy está encargada de la Presidencia de Bolivia de manera transitoria una Senadora, con el compromiso de a la mayor brevedad y cuando las condiciones lo aconsejen, llamar al pueblo a una nueva consulta electoral para seleccionar un nuevo Presidente que se aspira y aspiramos reconstruya la democracia, la libertad y el imperio de la ley seriamente maltratados.

Estos extremistas cuando ganan es bueno pero cuando pierden o la voluntad popular los saca recurren al viejo y manido argumento del golpe de estado, en abierta burla a la voluntad ciudadana.

La experiencia que tenemos en Latinoamérica y en especial en nuestro país es que la reelección presidencial no es buena, nos ha traído más inconvenientes que bienestar, además es esencia y naturaleza de la democracia la alternabilidad y de ella tienen que tener conciencia los gobernantes salientes y lejos de pretender continuar en el poder deben ser promotores y auspiciadores de las nuevas generaciones.

Bolivia habló y habló con fortaleza y contundencia, se fue a la calle y no la abandonó hasta alcanzar su propósito. Los bolivianos sabían que asistían a un proceso en desventaja, sabían que iban a enfrentar la trampa pero resolvieron ir a votar y votaron, con la convicción que el voto es la más adecuada y mejor arma para poner y quitar gobernantes, en ningún momento pensaron en la abstención que es dejar el campo solo al infractor, es perder sin presentarse en el ring dejando solo al contenedor y la pelea es peleando. Nadie debe ni puede afirmar con propiedad que fulano de tal es un farsante por mera presunción, necesario es que se produzca el hecho. Si al régimen usurpador que tenemos se le ocurre tomar el atajo de desconocer la voluntad popular que la tiene en un 90% en contra, quedará al descubierto más aún y no habrá persona sensata civil o uniformada que desconozca la farsa, además que nos autorizaría acciones de calle concretas para restablecer la justicia. Ello es posible solamente participando con valentía y coraje en las consultas electorales que se avecinan. El comportamiento del régimen determinará el nuestro.

El extraordinario mensaje que nos transmite el pueblo boliviano es cumplir con entusiasmo con el irrenunciable deber de votar en cualquier momento y circunstancia, mientras más difícil y áspera sea la situación es más necesario el sufragio que es el civilizado instrumento para expresarnos en torno a nuestro presente y futuro y decidir en manos de quienes colocamos la administración del país.

Escuchemos la palabra boliviana y sigamos su maravilloso ejemplo, a la calle sin retorno hasta lograr lo que deseamos. Por supuesto todo debe ser en UNIDAD que es el camino que nos conduce a la victoria y garantiza la reconstrucción nacional.

"Jodidos pero bien y felices"

Edgar Benarroch

Con inmensa alarma y profunda preocupación le escuchamos a quien usurpa la Presidencia de la Republica decir: "Estamos jodidos pero bien y felices". No acostumbro el uso de términos gruesos y descompuestos en mi vocabulario, menos aún en la escritura, pero cito textualmente lo dicho por el Sr. Nicolás Maduro. Nos alarma porque la indecencia, falta de respeto y desconsideración en nadie es admitido, menos en quien se dice Presidente de la Republica. Lo más corto que podemos decir es que es un lenguaje impropio por grosero y cargado de sarcasmo y burla.

También nos preocupa porque hasta ahora hemos dicho, con muchos elementos de juicio, que quienes nos gobiernan son carente de inteligencia e ineficaces y prefieren servirse que servir, pero ahora con estos desplantes nos dan pie para pensar que también tienen serios problemas de conducta y personalidad que si se los sumamos a la ineficacia y carencia de inteligencia nos conduce a unos seres sin ninguna credencial para conducir el país.

Si quien usurpa la Presidencia de la Republica afirma que "Estamos jodidos" , lo menos que puede hacer es apartarse y dar paso a gente que nos saque de donde estamos.

Lo dicho por Maduro los coloca como sádicos y supone que nosotros somos masoquistas que disfrutamos con la desgracia nacional tan dolorosa y dramática.

El que está "jodido" no puede estar bien ni feliz. Nosotros no estamos jodidos porque tenemos nuestra voluntad de servicio al país a millón, porque abrigamos con mucha fuerza y esperanza que pronto saldremos de este barranco, porque somos optimistas y tenemos fe que Dios, nuestro Señor nos ayudará en la medida que nos ayudemos y no estamos bien ni felices porque soportamos una situación nacional llena de desaciertos y fracasos que se traducen en hambre, carencia de la prestación de salud que es deber del Estado, de una educación que han llevado a la mediocridad, de servicios públicos en las peores condiciones, de ahogamiento por negación presupuestaria de nuestras universidades y otros institutos de educación superior, media y primaria, de carencia de empleos adecuados y bien remunerados, de una política monetaria que acabó con nuestro signo y de un régimen que tiene al 90% del país que lo desaprueba y más de sesenta naciones del mundo civilizado que lo desconoce y organismos internacionales que en abundancia han encarecido al gobierno respeto a la dignidad de la persona humana, cese a la persecución, encarcelamiento, tortura y hasta asesinato de la disidencia. Así que lo dicho por el Sr. Maduro además de una intolerable grosería y burla es una mentira del tamaño de una montaña.

En un país con instituciones públicas serias, independientes y autónomas que cumplieran a cabalidad con sus atribuciones ya se hubiera iniciado un análisis para revisar la conducta de quién lo gobierna.

Aún no salgo de mi asombro, creemos que hemos tocado techo pero todo indica que no es así, esta gente es capaz de todo lo que nosotros podemos imaginar cómo inconcebible. No tienen límite, no tienen condiciones morales, son irrespetuosos con el país y con nuestra Constitución y leyes. Para ellos la política es astucia y juego escondido, mecanismo de sometimiento al pueblo a sus designios impropios y malignos, para servirse hasta la saciedad y más allá, para ellos la política carece de ética.

A la ineficacia y rotundo fracaso que nos han conducido a este inmenso drama social, económico, cultural, político y moral, debemos sumarle ahora la vulgaridad; la burla y la mentira. Por eso estamos como estamos y nuestro indeclinable deber es la continuidad con más ahínco en la lucha por el cambio urgente que tenemos que lograr en el menor tiempo posible para reconstruir la nación que todos queremos. El cambio además de necesario es totalmente posible y puede ser también rápido, el elemento fundamental, primordial y vital para que ocurra es la UNIDAD.

Asombro que atormenta

Edgar Benarroch

El estado de angustia, preocupación y tensión que diariamente vive el país, consecuencia de un régimen usurpador que se dedicó a empobrecernos y destrozar nuestra economía, nuestra sociedad y todo lo que significaba futuro bueno para Venezuela, afecta negativamente nuestro organismo, no podemos adquirir los alimentos necesarios para darle a nuestro cuerpo el componente vitamínico necesario y cuando nuestra salud flaquea nos vemos en serios inconvenientes para comprar los medicamentos cuando los encontramos. Toda esta penosa situación en un marco de inseguridad personal y de bienes que nos lleva a jugarnos la vida a diario en nuestra casa, oficina o en la calle a toda hora y en cualquier momento.

La carencia de recursos económicos pone en peligro nuestra salud y ya son muchos los casos de niños, jóvenes y adultos fallecidos por desnutrición o falta de de la medicina adecuada.

Pero este estado de deterioro de nuestro organismo y salud produce o puede producir trastornos espirituales, en nuestro ánimo y en nuestra psiquis, entre ellos amargura, mal carácter y puede llegar a la pérdida de la racionalidad. Si a este cuadro dantesco le sumamos que la gente presume que no hay salida rápida o simplemente que no hay salida porque la alternativa no luce UNIDA, coherente y carente de mensaje, podemos afirmar que estamos a las puertas de la desesperación que nos puede llevar hasta la resignación. La desesperación es la pérdida total de la esperanza que nos produce cólera, despecho y enojo. También es soledad, aislamiento, miedo, frustración y dolor. El país aún no ha caído en la desesperación pero parece que estamos bastante cerca y de ello el régimen es responsable por su nefasta gestión pero también nosotros , la oposición, que no terminamos de presentarnos como garantía próxima de cambio y de un país vivible y mejor donde superemos las negaciones en que estamos y podamos vivir en paz y armonía con satisfacción al menos de nuestras necesidades materiales mínimas, sobre todo las de los más desposeídos y necesitados que alcanza la tormentosa cifra del 80% del país. Si el pueblo pierde la esperanza es porque quienes debemos dársela no lo hemos hecho y dársela supone presentarnos unidos, coherentes, con un mensaje de recuperación nacional y como garantía de paz y desarrollo en libertad y justicia.

En nuestra conciencia y sobre nuestros hombros está la inmensa obligación de transmitirle al país esperanza cierta, optimismo en el futuro inmediato y confianza que vamos por buen camino a alcanzar el cambio propuesto por el bienestar de todos. El tamaño de la esperanza y optimismo es directamente proporcional al estado de UNIDAD de la oposición, mientras más unidos estemos más alta será la esperanza y el optimismo de los venezolanos.

El país no entiende y se asombra cuando el liderazgo nacional de la oposición no es capaz de ponerse de acuerdo cuando se trata del más alto interés de todos y de la Patria. Debemos cuanto antes llevar un mensaje y una conducta clara de UNIDAD al país para que nos entienda como gente equipada con buenos valores ciudadanos bien puestos y sacarlo del asombro que lo atormenta.

Democracia y partidos políticos

Edgar Benarroch

Democracia es un sistema político que postula la soberanía del pueblo y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes. Es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones fundamentales deben ser adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de consulta directa o indirecta. Abraham Lincoln definió la democracia como " El gobierno del, para y por el pueblo".

Los partidos políticos son entidades de interés público creados para promover la participación de la ciudadanía en la vida democrática de los pueblos. Son sociedades intermedias entre el pueblo y los estamentos de poder, son una especie de correa de transmisión en ambos sentidos, del pueblo al gobierno y del gobierno al pueblo. Son instrumentos al servicio de la sociedad para que los ciudadanos puedan participar organizadamente en la política con el objetivo de alcanzar el Bien Común.

La democracia y los partidos políticos constituyen un conjunto donde ambas partes son esenciales y vitales, la ausencia de una de ellas lo desnaturaliza. Las organizaciones políticas son los pilares donde se asienta y sostiene la democracia. En la medida que esos pilares son organizados y fuertes, la posibilidad de resquebrajamiento de la democracia se aleja; al contrario, si son inexistentes o débiles la vigencia democrática se hace crítica.

Ahora bien, si aceptamos que democracia y partidos políticos son un conjunto inseparable, lógico es que el juicio de un pueblo sea sobre el conjunto y no sobre una de sus partes. En nuestro país, según todos los sondeos de opinión pública, la democracia tiene mayor aceptación, pero mucho más que los partidos políticos. Esta diferenciación debe ser motivo de reflexión colectiva.

Aunque la democracia tiene mayor aceptación que las organizaciones políticas; tampoco es un porcentaje aceptable como para estar tranquilo. Es necesario reinventar la democracia para hacerla más ágil y eficaz en la solución de los problemas colectivos y también con la existencia firme de escudos de protección. Debemos dar el paso necesario del exceso de representatividad a la participación directa del ciudadano, es decir, a la definición lincolniana de gobierno del, para y por el pueblo, agregarle otra preposición: CON el pueblo. Es fundamental que el pueblo organizadamente participe en la toma de decisiones en materias. que toquen el interés nacional y de esa manera también participará en la implementación de lo acordado. La representatividad no debe ser tan amplia como para transformarse en una cúpula o cogollo que tome las más serias decisiones en nombre de todos.

Los partidos políticos deben modernizase, dedicar todo el tiempo y esfuerzo necesario a la formación y ser verdaderamente sociedad intermedia organizada para la participación ciudadana. Si los partidos políticos pregonan y postulan la democracia para el país como sistema perfectible de gobierno, también deben practicarla en su interior. El grado de delegación en las autoridades partidistas no debe llegar al extremo que ellas tomen las más graves y serias decisiones que comprometen a todo el colectivo sin que medie consulta a la militancia. Si aceptamos la democracia como sistema de convivencia con menos inconvenientes, debemos también preocuparnos porque nuestros partidos políticos que la sostienen sean fuertes, organizados y robustos. El pueblo tiene el natural derecho de exigir a sus organizaciones políticas transparencia; solidaridad, tolerancia, formación y autenticidad, que actúen de acuerdo a la letra y a lo proclamado y sean percibidos diariamente como instrumentos útiles en la solución de los problemas generales.

Pero el gran problema no es solamente la poca calificación de la democracia y de los partidos políticos, el problema gordo es la desconfianza institucional. La verdadera crisis del país se traduce en un proceso de aislamiento social de la gente con lo público y de refugio en el mundo privado y personal. Cada quien anda en lo suyo sin importarle lo colectivo y los inconvenientes del prójimo. Cuando las instituciones no son genuina representación de la ciudadanía el individuo tiene que valerse de sí mismo y asumir variadas posiciones hasta incluso llegar a la violencia. Recordemos que el 4F casi la mitad de la población estuvo de acuerdo en como se produjo el intento de golpe de estado.

El compromiso que los demócratas tenemos es verdaderamente elevado y nos corresponde por el bien de todos y de las generaciones por venir estar a la altura de este inmenso desafío. El Señor nos ayudará, pero debemos ayudarnos nosotros.

La transición

Edgar Benarroch

Transición es la acción y efecto de pasar de un estado a otro distinto. Se entiende que el distinto es mejor o debe ser al sustituido En lo político se debe entender que es para lograr mejores condiciones en la lucha por el Bien Común. El concepto implica un cambio en un modo de ser y de comportarse. Por lo general y de acuerdo a las características de lo cambiado, la transición debe extenderse en el tiempo hasta donde sea necesario; hasta que por lo menos se esté en la ruta adecuada para superar los males sustituidos.

Me muestro partidario que a este régimen usurpador y nefasto lo suceda uno de transición que convoque a las mejores inteligencias y voluntades del país nacional para enfrentar con éxito el inmenso compromiso de iniciar la reconstrucción de la Patria. Lo que vamos a recibir será un país destrozado, una economía en bancarrota con nuestro signo monetario vuelto sal y agua, con inmensa deuda pública, con nuestros parques industriales transformados en cementerios de galpones vacíos. Vamos a recibir un país políticamente desinstitucionalizado y con órganos del Poder Público deslegitimados en su origen y desempeño. En lo social nos encontraremos con el inmenso reto de volver a ser la sociedad solidaria, amistosa, cariñosa, bondadosa y bullanguera que siempre hemos sido y que esta gente se ha empeñado en sustituirla por el odio, la retaliación, venganza y desunión provocando enfrentamientos de unos contra otros. En lo cultural tenemos que rescatar nuestros valores, costumbres y tradiciones que han pretendido sustituir con antivalores y desafueros que no nos son propios.

La solución a esta enfermedad supone la aplicación de remedios amargos que seguramente provocarán malestar. No será indolora la acción de acomodar la nación. Se hace necesario aplicar correctivos y ajustes que como debemos entender causarán molestias momentáneas. Por la recuperación de la Venezuela que queremos se hace necesario la corrección. Lo que debemos hacer es que el dolor no llegue hasta los más vulnerables y necesitados ya bastante afectados. Hay que tratar que el dolor sea soportado por quienes todavía están en condiciones de soportarlo con la esperanza de vivir más adelante tiempos mejores. Ello supone que con la implementación de los correctivos y ajustes se diseñen políticas sociales y económicas de asistencia a los sectores más débiles y desposeídos de la población. La Justicia Social nos exige que la carga de más peso sea llevada por quienes tienen fuerza para hacerlo y que se tenga conciencia que el sacrificio que se hace es para vivir mañana mejor y también por ejercicio de la caridad con quienes no tienen la fuerza necesaria. Si la política es para servir entonces la transición será un momento estupendo para servir a quienes más necesitan de nuestra asistencia, de nuestra acción y de nuestra fuerza.

La transición debe estar en las mejores manos, de gente bien equipada y si es posible probada, de gente con valores bien colocados y de indestructible voluntad de servicio, de gente formada que entienda que su colaboración con la Venezuela de hoy es su entrega a los más altos intereses de la Patria, que no estén haciendo cálculos para el futuro ni diciendo lo que la gente quiere oír para congraciarse con todos, que no esté cuidando su imagen ni pendiente de las encuestas en torno a su grado de aceptación, que diga lo que el deber y la convicción le impongan y se comporte como un ciudadano integral. Necesario es decir y hacer lo que se debe decir y hacer por muy amargo que sea.

Dios quiera tengamos la inteligencia de seleccionar al mejor y a los mejores para enfrentar este delicado pero apasionante desafío. Gente preparada, equipada, con valores y probada tenemos y estoy seguro no se negarán. La historia nos enseña que países en tan delicada crisis como la nuestra voltean la mirada hacia aquellos probados y auténticos que han arriesgado su vida por la democracia y la libertad sin cálculos de ninguna naturaleza.

La institucionalización del país creo la podemos lograr relativamente a corto plazo, la economía tardará dos o tres años para estar en la ruta que deseamos, lo social nos reclamará mayor tiempo y dedicación. No debemos esperar que el gobierno de transición nos entregue un país modelo, pero sí una nación en la vía correcta para su corrección total. Cuando ello se logre estaremos en condiciones de entregarle al nuevo Presidente una casa ordenada y en vía a su desarrollo integral deseado por todos.

Con las características de los gobiernos tradicionales que conocemos será muy lento y difícil acomodar el país. Nos encontramos en circunstancias profundamente críticas y dramáticas y requerirá de medidas especiales para organizarlo; por ello la Asamblea Nacional deberá otorgarle poderes excepcionales al gobierno de transición para en medio de ellos adoptar las correcciones necesarias. Por el bien de la Patria y de todos debemos prepararnos para la excepción.

Asombro que atormenta

Edgar Benarroch

El estado de angustia, preocupación y tensión que diariamente vive el país, consecuencia de un régimen usurpador que se dedicó a empobrecernos y destrozar nuestra economía, nuestra sociedad y todo lo que significaba futuro promisorio para Venezuela, afecta negativamente nuestro organismo, no podemos adquirir los alimentos necesarios para darle a nuestro cuerpo el componente vitamínico necesario y cuando nuestra salud flaquea nos vemos en serios inconvenientes para comprar los medicamentos cuando los encontramos. Toda esta penosa situación en un marco de inseguridad personal y de bienes que nos lleva a jugarnos la vida a diario en nuestra casa, oficina o en la calle a toda hora y en cualquier momento.

La carencia de recursos económicos pone en peligro nuestra salud y ya son muchos los casos de niños, jóvenes y adultos fallecidos por desnutrición o falta de la medicina adecuada.

Pero este estado de deterioro de nuestro organismo y salud produce o puede producir trastornos espirituales, en nuestro ánimo y en nuestra psiquis, entre ellos amargura, mal carácter y puede llegar a la pérdida de la racionalidad. Si a este cuadro dantesco le sumamos que la gente presume que no hay salida rápida o simplemente que no hay salida porque la alternativa no luce UNIDA, coherente y carente de mensaje, podemos afirmar que estamos a las puertas de la desesperación que nos puede llevar hasta la resignación.

La desesperación es la pérdida total de la esperanza que nos produce cólera, despecho y enojo. También es soledad, aislamiento, miedo, frustración y dolor. El país aún no ha caído en la desesperación pero parece que estamos bastante cerca y de ello el régimen es responsable por su nefasta gestión pero también nosotros, la oposición, que no terminamos de presentarnos como garantía próxima de cambio y de un país vivible y mejor donde superemos las negaciones en que estamos y podamos vivir en paz y armonía con satisfacción al menos de nuestras necesidades materiales mínimas, sobre todo las de los más desposeídos y necesitados que alcanza la tormentosa cifra del 70% del país.

Si el pueblo pierde la esperanza es porque quienes debemos dársela no lo hemos hecho y dársela supone presentarnos unidos, coherentes, con un mensaje de recuperación nacional y como garantía de paz y desarrollo en libertad y justicia .

En nuestra conciencia y sobre nuestros hombros está la inmensa obligación de transmitirle al país esperanza cierta, optimismo en el futuro inmediato y confianza que vamos por buen camino a alcanzar el cambio propuesto por el bienestar de todos.

El tamaño de la esperanza y optimismo es directamente proporcional al estado de UNIDAD de la oposición, mientras más unidos estemos más alta será la esperanza y el optimismo de los venezolanos.

El país no entiende y se asombra cuando el liderazgo nacional de la oposición no es capaz de ponerse de acuerdo cuando se trata del más alto interés de todos y de la Patria. Debemos cuanto antes llevar un mensaje y una conducta clara de UNIDAD al país para que nos entienda como gente equipada con buenos valores ciudadanos bien puestos y sacarlo del asombro que lo atormenta.

Debemos decidir ya

Edgar Benarroch

La circunstancia que el 90% o más del país desee un cambio inmediato de gobierno es la natural respuesta del pueblo a una gestión que ha sido destructiva, nefasta y ha dañado todo lo que teníamos bueno y empeorado lo malo. Este fulano proceso ha devastado el país, acabó con nuestra agricultura y cría, con nuestros parques industriales, con el comercio y amenaza con acabar también con nuestra cultura bastante maltratada, ha sembrado odios, rencores y estimulado retaliaciones y venganzas. Se dedicaron a acabar con el país y a empobrecernos, al extremo que nos vemos en aprietos para comprar los alimentos necesarios y adquirir las medicinas adecuadas. Las industrias básicas de la nación, el complejo siderúrgico de Guayana y PDVSA confrontan la más profunda y aguda crisis en toda su historia, técnicamente están quebradas. PDVSA, la de los huevos de oro, antes de este proceso producía 3.500.000 barriles de petróleo diariamente y hoy estamos por debajo de 700.000. Todas las empresas del Estado en las peores condiciones de productividad e inauditables. La inflación que soportamos y cada vez nos hace menos pudientes es la más alta del planeta y el régimen no asoma la más mínima intención de enfrentarla, al contrario toma medidas aisladas y contradictorias que contribuyen a exacerbarla.

Pero ese 90% o más de rechazo a este régimen usurpador y despótico no se traduce en solidaridad con el liderazgo de la oposición ni tampoco con Juan Guaidó, Presidente encargado. Algo ocurre entre el sentimiento popular y la dirección de la oposición y Guaidó. No pretendo entrar en la especificidad de lo que ocurre, pero si quiero señalar que en mi opinión dentro de lo que ocurre con toda seguridad está presente la desunión. El país piensa que en la oposición pesan más los intereses sectoriales y personales que los de la Patria y de este lamentable pensamiento son los dirigentes de la oposición los únicos responsables por sus palabras, por sus obras y conducta.

No es entendible que en este tiempo tan dramático y crítico de la Republica la oposición no se presente con un mensaje claro, homogéneo, esperanzador y una estrategia compartida por todos los actores principales y fundamentales. La oposición, que por reclamo del país y su supervivencia debiera estar UNIDA para cuanto antes sacar este régimen y atender el serio y apasionante compromiso de la reconstrucción nacional , luce desarticulada, cada quien por su lado haciendo lo que les da su gana en la idea de favorecer sus individuales intereses con descuido inexcusable del interés patrio, cada vez más parece un conjunto de partes desiguales que no son capaces de ponerse de acuerdo.

El régimen no tiene ninguna intención de abandonar el poder, somos nosotros y exclusivamente nosotros los únicos que podemos hacerlo posible y para que ello ocurra es fundamental estar UNIDOS con un mensaje diáfano y claro. La desunión y la incoherencia de la dirección de la oposición paradójicamente colabora a remachar el régimen en el poder y corremos el gravísimo riesgo que el país se sienta sin alternativa válida y lo invada la resignación, que sería aterrador. Dios quiera nunca ocurra. El llamado desesperado es pues a la UNIDAD, apartando todos los elementos que no colaboren con ella y a tener un mensaje que el pueblo haga suyo y a diseñar una estrategia coherente que nos conduzca cuanto antes al cambio. Hoy está a prueba nuestra autenticidad, si proclamamos que el interés de la Patria es superior debemos actuar en consecuencia y estar al frente del reclamo del país: desarrollo, comida, medicinas, seguridad, empleos dignos, libertad y justicia.

La Patria está en muy delicado estado de salud, aunque todavía no en situación terminal, el diagnóstico está definido, hace falta atención y medicamentos apropiados para restablecer la vitalidad nacional y ello está solo en nuestras manos. Dios permita que veamos a Venezuela nuevamente saludable, vigorosa y bullanguera y no concurrir con lamentos tardíos a sus exequias. La Patria está expectante y su destino inmediato está en nuestras manos y nos corresponde atenderlo con prontitud; lo que hagamos o dejemos de hacer hoy se reflejará mañana.

Si atendemos el interés del país debidamente con toda nuestra voluntad, desprendimiento, inteligencia y coraje nos lo será reconocido, si no lo hacemos pasaremos a la historia como una generación desquiciada que cuando la Patria la convocó no atendió su llamado. Decidamos YA de una vez por todas, mañana puede ser tarde.

Confianza, ahora más que nunca

Edgar Benarroch

Por miles de razones y motivos el pueblo está bravo, indignado y con inmensos deseos de quitarse de encima cuanto antes este oprobioso y nefasto régimen usurpador. Esta gestión ha sido tan catastrófica que no solo el pueblo está insatisfecho y angustiado si no que en el espíritu de muchos ha despertado odio y repulsión.

Estos sentimientos, en algunos, ha desatado desesperación e inmediatismo que parecen normales por las condiciones en que nos encontramos. La desesperación es la pérdida total de la esperanza y ella se concreta en pensar que en democracia y civilizadamente esto no tiene salida y en consecuencia se proponen soluciones heterodoxas, específicamente se aúpa una intervención militar armada de los Estados Unidos. La desesperación es mala consejera y generalmente produce daños mayores a los que se quiere superar.

En medio de la aguda situación que confrontamos tenemos el deber de meditar y dejar de lado la desesperación. No hay razones para la pérdida de la esperanza, al contrario, creo que hoy estamos en condiciones muchas más favorables que antes. Con Guaidó ha renacido la esperanza y fundado optimismo para pensar que pronto estaremos en democracia, libertad y justicia, las etapas se están cumpliendo a nuestro favor y en nuestras manos está persistir en la lucha sin desmayo hasta alcanzar la victoria.

He leído opiniones, aunque muy puntuales, que no están dispuestos a seguir en la calle hasta tanto se convoque una marcha a Miraflores, en la idea que ella sería definitoria. Lo que llevamos adelante no es ocurrencia de alguien o de grupo alguno, es consecuencia de estudio y análisis que concluyen en la estrategia diseñada. Los tiempos se están cumpliendo y todos tenemos el deber de colaborar para seguir adelante, los anuncios de Guaidó no son de su capricho, obedecen a la estrategia definida y debemos seguir acompañándolo.

Los que están inconformes porque hasta ahora " no se le ha visto el queso a la tostada" les digo que ella está en preparación y en muy buenas manos, el budare está caliente, la masa está lista y el queso está a la mano, pronto muy pronto la prepararemos y podremos disfrutarla calientica y con suficiente queso.

Se que la paciencia se agota y el tiempo de espera nos fatiga, pero en estas horas tan críticas para el país y para todos nosotros necesitamos tener la cabeza fresca y temperamento sosegado para pensar y actuar debidamente.

Me resisto a creer que existan personas que sostengan que no somos capaces de resolver nuestro problema y sea necesario que desde afuera vengan a hacer lo que a nosotros y solamente a nosotros corresponde hacer.

Mantengamos fe y confianza en quienes conducen esta lucha, el camino señalado es bueno y el trecho recorrido ha sido fructífero, aún falta otro para alcanzar la libertad. Ese otro trecho que nos conduce a la meta debe cumplirse con inteligencia, envergadura y templanza y en función de ello todos debemos continuar transitándolo.

La hora es para el optimismo y la esperanza cierta, nunca para el desgano o la apatía. La Patria toca la puerta de sus hombres y debemos responder con valentía y coraje.