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José Rosario Delgado

Gorilas en la sierra

José Rosario Delgado

La asechanza de los marrulleros acecha desde las garitas bajo la mirada cómplice y complacida de quienes piensan en los peces y desean tirar la nasa en el río aprovechando lo revuelto de las aguas. Con artero cálculo frotan sus manos y se relamen los labios escudados en pertrechos bajo el manto de la injusticia y de la ignominia. Ya están montados en el parapetado tinglado con payasos y maromeros entre saltimbanquis y morisquetas en espera de que el dueño del circo sin pan les baje el dedo para que, al son de fanfarrias, risas y vítores, claven la puntilla en el corazón de la democracia y de la libertad, en el alma del pueblo.

Recientes investigaciones científicas han demostrado que los gorilas no son tan fieros como nos los han pintado desde su descubrimiento y hasta la aparición de King Kong: sin embargo, su imagen y aspecto sirvió para describir a los tiranos y dictadores latinoamericanos, sobre todo a los que mancillan uniformes que por siempre simbolizaron libertad e independencia.

En un país donde hasta las nieblas andinas, avileñas o costeras han desaparecido, desde la sierra los gorilas se preparan para atacar a quienes desprevenidos, quizás, han decidido tomar la ruta del matadero creyendo que las villas y castillos que les ofrecen se convertirán en realidad cuando ya no hay nada qué dar distinto a las peinillas y las bombas lacrimógenas que en verdad lo que hacen es cubrir de humo el amargo llanto que día a día vertimos sobre nosotros mismos, abierta o encubiertamente, ante la cruda y amarga vida que llevamos con este régimen farsante.

Pero creemos que no todo está perdido. Los venezolanos somos del tamaño del compromiso que se nos presente; los grandes momentos nos han llegado por deseos y por lucha o por la mano de Dios, siempre han llegado: tarde, como ahora, o temprano, como otras veces, pero siempre llegan y esta vez no tiene por qué ser distinto.

Debe imponerse la sensatez y las grandes mayorías del pueblo, el manoseado y baboseado soberano, deben abstenerse de prestarse a la comparsa para no ponerse la soga al cuello; es hora de que la dignidad se imponga y les demostremos al régimen y sus secuaces que no es con dádivas ni canonjías para los pobres, como tampoco con prerrogativas ni privilegios para los sátrapas, con que se construye una nación, sino mediante el trabajo y el estudio en un clima de democracia y de libertades para que con nuestro esfuerzo logremos nuestro propio sustento y desarrollo… ¡NO a los gorilas en la sierra!

La adivina comedia

José Rosario Delgado

El régimen tiránico, a punto de consolidarse como dictadura, ha montado a plena luz del día y delante de todo el mundo un sainete llamado asamblea nacional prostituyente; una farsa, una bufonada que se convertirá en una tragedia cantada si logra bajar el telón con el caricato elenco en primer plano y con el guión comandado por las cheer leaders corifeas y coorinadoras del poder expectoral tan farsantes como quienes, en comparsa y al son de la sambuca, pescuecean por salir y aparecer en el reparto en busca del banquete y las canonjías prometidas y ofrecidas pero nunca repartidas.

Esa comedia adivinada por todo el mundo dentro y fuera del escenario, se presenta como la panacea de todos los males que trajo el régimen dizque revolucionario y bolivariano, pero precisamente sabemos que es otra ficción, una nueva parodia del poder para preservar el poder mismo en su propio beneficio y dejando al soberano sin pan ni circo y cada día más ávido de justicia, de libertad, de democracia, de decencia jurídica y de pudor institucional.

El averno que sufrimos será recordado como un edén en comparación con lo que nos vendría de esas villas y castillos que dibuja la misión viviendo a Venezuela, pues los que quieren perder y perderse son cegados por el Creador para que su paso al más allaíta sea quizás más traumático. Algunos de los bufones que bailan la conga en esta hora loca de la prostituyente fueron tomados por muchos de los aplaudidores como gente seria, pero resultaron ser tan farsantes como quienes les tiran la comida para que la recojan en esa merienda de indigentes refugiados aspirando, al menos, a que se las sirvan, y en un plato.

Los que creen en la paz de los sepulcros, pajaritos preñados, vacas voladoras y huevos de avioneta pintados en ese enredo comicial no saben lo que hacen, pero igual que los demás llorarán lágrimas negras y amargas porque su conciencia, que de seguro aflorará como delicuescencia, les mostrará la miseria infernal en sus lares, en sus propios nidos, sin siquiera unos cuantos bolos “fuertes” ni el plato de lentejas tantas veces prometido.

Desde ya la comedia se adivina y sus resultados se sopesan, pero nada podrá hacerse cuando el destino nos alcance y la tragedia que se vislumbra pase de ser algo virtual para transformarse en la realidad que muchos tememos pero que los actores por el régimen amancebados continúen silbando y tarareando la pegajosa musicalidad que produce el dinero contante y sonante, el puñado de dólares que la vil revolución y su ambición profesional sembraron en sus mentes retorcidas por la codicia. Sin embargo, pagarán; seguro que lo pagarán caro, la taquilla devolverá el costo del boleto…

El pran república

José Rosario Delgado

La dictadura pura y dura en proceso de eternización inconstitucional, inmoral e ilegal, alcahueteada por el cne y por la militar y militarista fuerza armada dizque bolivariana se ha tomado, al mejor estilo del pranato que dice gobernar, de una vez y para siempre, desde hoy mismo, las instalaciones educativas habilitadas como centros de votación para iniciar de antemano la comisión del más grande fraude que jamás se haya visto en este país ni en este planeta, pues pretenden comenzar el abultamiento de las urnas hasta reventarlas y hacerles creer a la población venezolana y del mundo que todos fueron a votar por la prostituyente.

Sin reponerse del culazo que le dio la Consulta Popular de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el Día de la Virgen del Carmen, la señora Tibisádyca anda haciéndoles el manda’o a los bandidos y bandidas que la acompañan en la tramoya de ponérsela facilito a los delincuentes electorales (Aristóbulo dixit) sin darle la lectura real al simulacro de simulacro que no les sirvió para camuflar la tristeza y el llanto que les provocó la masiva movilización de demócratas el domingo 16 de julio.

Esos militares militaristas, arrastrados por la ambición y la codicia, no miden las graves consecuencias que su postura tendrá no sólo para la Venezuela del presente y del futuro, sin olvidar el pasado, sino en el seno de su comunidad y de su familia misma a la hora de hacer el balance del resultado de su genuflexión, cuyos nefastos dividendos arrastrarán per sécula a quienes, conscientes o inconscientes de tan pública e impúdica actuación, son incapaces de darle un para’o al destino que sin duda los arrollará sean o no culpables de la comisión o la omisión.

Tenemos más de 20 años denunciando sobre las aviesas intenciones de esta partida de forajidos, ya vistos y alertados por la comunidad internacional, y todavía no pasa nada que nos permita ver la luz dentro y al final del túnel; la mojigatería criolla y la chulería mundial continúan viendo los toros desde la barrera, pensando y creyendo que no los alcanzará la estampida que se los llevará en los cuernos y los dejará en harapos y sin tiempo para el arrepentimiento.

Están montando una trampa; mejor dicho, está ya montada la trampa de la prostituyente y esto se ve con la activación adelantada y fuera de lugar del pran república “solicitado” por Tibisádyca, la cara de tabla yo no fui, a quien le habríamos deseado un mejor destino y hasta un dichoso futuro, pero la vergüenza y la dignidad son virtudes que vienen de familia y se mantienen en el tiempo y en el espacio fundamentados sobre principios éticos y morales y no sobre estipendios materiales o viscerales…

El cono moñetario

José Rosario Delgado

A cada momento, este moribundo régimen tiránico y dictatorial nos habla pública, notoria y mediáticamente de la ampliación del cono moñetario, pero cada día vemos que se encoge más la disponibilidad de dinero en efectivo y se ensancha abismalmente la brecha entre los que tragan más harina y los que nos quedamos sin saliva ni aliento por la escasez y carestía de los productos de primerísima, segunda y tercera necesidad, todos convertidos en artículos de lujo o delicatesses culinarias.

En esa fantástica y fantasiosa información hablan y escriben sobre los billetes que son impresos tipográficamente (¿?) en papel algodón de fibrilla firme y resistente, tanto como el contenido de los diarios cadenazos presidenciales, que se distinguen con rayos ultravioleta con una claridad semejante a las cobas del gobierno que se ven a leguas y con luz natural e incluso con la escasa chispa eléctrica que nos llega del Guri.

Marcas de agua, fondo antiescáner, microtextos, registro perfecto, hilo de seguridad, imagen fluorescente, magnética, latente, sensible al tacto (¿?) y ópticamente variable, como varían el dólar preferencial y el innombrable, incluyendo su diferencial cambiario, y muchas otras especificaciones traen los billetes del nuevo cono moñetario, hasta miniaturas de criaturas o especies en extinción, refiriéndose posiblemente a las libertades y a la democracia…

Todo eso se ve y se palpa en los billetes impresos, grabados o filmados en los periódicos y videos fundidos y difundidos a diario en todo horario por el ministerio de propaganda, pero lo que no se ve por ninguna parte son los billetes nuevos, la plata contante y sonante que el BCV dice estar distribuyendo en la banca pública y privada que no encuentra cómo satisfacer la demanda de clientes y usuarios que van a la taquilla o se pasean por los cajeros automáticos, más pela’os que hueso en sabana…

Aviones, barcos y gandolas cargadas de billetes de distinta denominación dizque llegan a los puertos y aeropuertos del país todos los días, pero ninguna cantidad se le entrega a la banca, particularmente a la banca pública (pregúntenle a los asegurados), que paga la esmirriada pensión por partes, por retazos, haciendo que los adultos del amor mayor de la revolución den viajes y viajes para largas colas hasta cuatro veces por semana para retirar la cuota máxima del salario mínimo, como si fuera la limosna que dan en las misiones, en porciones de 20 o 10 mil bolívares en billetes de a 10, sí, billetes de Bs. 10; o sea, que no existe el bendito cono moñetario ni un moño ni un cono ni un carato para pasar la calentera que produce la falta de real, la limpieza en los bolsillos…

Toga y billete

José Rosario Delgado

Este gobierno moribundo insiste en ofrecerles a los muchachos, porque sabe que la juventud está hastiada sin haber conocido las bondades de la Cuarta, y de los viejos, aunque sabemos que NO vamos a morir en paz, villas y castillos, dinero, plata, real, centavos por cipotazos porque cree, el régimen que boquea, por supuesto, que la grave crisis que agobia a la gente de Venezuela se arregla a los realazos, con billete, cuando todo el mundo sabe que los problemas coyunturales creados, recreados y repotenciados por la dictadura pasaron de ser coyunturales a enseñorearse como estructurales.

Cada vez que el desesperado caporal en jefe abre la bocota lo que hace es hablar de dinero, dinero, dinero y más dinero, metiéndoles por los ojos, a los nariceados que obligados van a ver y oír sus sandeces, los reales que no existen, que se perdieron, que se los robaron, y en el supuesto negado de que los hubiera, sería otra de las tantas trampas a las que los tienen embobados, acostumbrados, y tratando de adornar la asamblea nacional prostituyente como su fuera la panacea.

En reciente acto politiquero, disfrazado de académico, el caporal en jefe ofreció, otra vez, trabajos bien remunerados en un país que se quedó sin fuentes de empleo, cargos en hospitales y escuelas en una nación que ya no tiene aulas ni consultorios, al tiempo que a los y las que no quieren trabajar, les promete la tarjeta descrédito o el carné de la plasta para seguir envileciéndolos dentro del oprobio que han tejido en toda la república con el sólo afán de perpetuarse en el poder por el joder mismo.

A estas personas, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, hay que abrirles los ojos y los sentidos para que no se dejen embaucar por estos bandidos que no tienen nada qué dar ni más nada qué hacer porque todo se lo hartaron y ahora lo que quieren es eternizar la tiranía, la dictadura de 20 años mediante el engañoso y fraudulento intento del adefesio prostituyente que busca legitimarse inconstitucionalmente como todo lo que hace un chavismo-madurismo en el que no creen ni ellos mismos.

Desde esta humilde tribuna le pido a Nuestra Señora del Carmen iluminarnos el entendimiento y el camino este domingo 16 de julio para que la consulta popular convocada por la Mesa de la Unidad Democrática -MUD-, más que una elección desconocida por el alcahueta consejo electoral, sea una gigantesca manifestación de apoyo a la democracia y a la libertad y de rechazo a un gobierno que se cargó, dentro de la fe y la esperanza del pueblo, en los sueños que ilusos e ingenuos pusieron en una presunta revolución que resultó reinvolución.

Ya basta, señores y señoras, ya basta; ya está bueno ya de tanta mentira, de tanta maldad, de tanta paciencia al permitirles a unos vagabundos que hasta la saciedad han mostrado dientes, garras y pezuñas y ahora, interesados en dar el último zarpazo, pretenden ponerse la piel de oveja para seguir tentando y engañando a las caperucitas rojas rojitas de la vergüenza…

¡Adiós a las urnas!

José Rosario Delgado

Ahora sí es verdad que este piazo ‘e gobierno, en su desesperación, puso la gran cargada contra la democracia al anunciar el propio caporal en jefe que si no ganan con los votos ganarán con las armas, asumiendo la tesis de su inventor de que la revolución es pacífica pero está armada… ¡Y hasta los diente! El pestilente dice adiós a las urnas electorales y da bienvenida a los ataúdes mortuorios que, no obstante su escasez, están a la orden del día en todo el país no sólo por el hambre inclemente y asesina que nos acosa, sino por la represión armada y desalmada que el régimen estimula en vivo y directo por los medios de difusión masiva arrebatados al pueblo y puestos a disposición de sus esbirros.

La intención y la acción electoral en Venezuela se remonta a muchos años atrás, en las luchas emancipadoras y liberadoras de todo aquello que nos alejaba de la civilización y del republicanismo, cuyos promotores insistían en la consulta al pueblo para todo lo que fuera de su interés, y a los ciudadanos nada puede ni debe serles ajeno por cuanto el país y su desarrollo social, económico y político nos atañe a todos.

Bajo ese premisa comenzó la organización de elecciones para todo, comenzando por los reinados de Carnaval que siempre, en todos los niveles educativos, se sometieron a procesos electorales, incluso mediante la “venta de votos” como instrumento para, más allá de belleza y simpatía, medir la popularidad de las candidatas. De modo, pues, que los venezolanos somos electores por devoción, tradición y diversión.

Resulta curioso que el régimen devenido en dictadura, que hizo de las elecciones su carta de presentación, se haya convertido en negador de esta posibilidad por el sólo hecho de sospechar que perderá cualquier proceso comicial aun contando con un CNE alcahuete y cómplice que le ríe las gracias y le acepta todas sus carantoñas, incluyendo el adefesio ese llamado asamblea nacional prostituyente, hecho a imagen y semejanza y a la medida del horror de la tiranía que ya no encuentra en qué palo ahorcarse y que seguro se guindará de su árbol de tres raíces.

Decir adiós a las urnas, a las elecciones, sería decirles chao a la libertad y a la democracia; es desconocer la esencia del pueblo venezolano que si bien está en la calle bregando los caminos de la democracia y de la libertad que les pertenecen, su principal consigna es la petición de ¡Elecciones Ya! para poner fin a esta dictadura con el más puro y sano de los ejercicios, el voto directo, universal y secreto de los hombres y mujeres que desean ser partícipes y protagonistas de la búsqueda de su propio destino pero, al mismo tiempo, estar dignamente representados…

Por quién doblan las sotanas

José Rosario Delgado

Hay que revisar los libros de la Historia de Venezuela, esa que nos enseñaron en la primaria de los años ‘50-’70, cuando mostraban la importancia que en la formación de la República tuvieron algunos ensotanados dirigentes, los curas, pues, y que se entiende como presencia de la Iglesia Católica en su conjunto, institución indisoluble en su mancomunidad con la civilidad y el civismo, yéndonos al 19 de abril de 1810.

Pero más atrás, notoria y documentada es la actividad desplegada por Fray Bartolomé de las Casas durante la conquista y la colonia, cuando muchos historiadores y cronistas lo satanizan y otros lo reivindican, aunque ninguno ignora su protagonismo ni deja de chequear sus anotaciones cuando buscan datos sobre la llegada y salida de los españoles.

No pretendemos esbozar una clase magistral ni dictar una cátedra de historia, no es nuestra intención ni nuestro oficio, pero sí existe en los textos y en el imaginario colectivo el padre José Cortés de Madariaga, el cura que le dio la espalda y le quitó el mando a don Vicente de Emparan aquél Jueves Santo 19 de abril de 1810, cuando los dos debían estar en los oficios religiosos; sin embargo, a instancias de los patriotas, y tomado por la pechera, el capitán general debió ir a cabildo y no a misa.

El 5 de julio de 1811, fecha que se toma como día de la firma del Acta de la Independencia, hay una muy importante presencia de sacerdotes-diputados que suscriben el documento, prueba inequívoca del trabajo eclesiástico y parroquial que se libró en las jornadas que dieron al traste con la dominación monárquica y abrió el camino para nuestra definitiva emancipación.

Por supuesto, sin ser especialistas en este tema, en cada uno de los brillantes momentos en que sea luchado por la independencia, la libertad y la democracia, por los derechos civiles y humanos, ha estado la presencia de la Iglesia, del presbiterio, de los párrocos enviando mensajes tanto al pueblo rebelde o sumiso como a los gobiernos autoritarios, despóticos y dictatoriales que, por lo general, no les gustaba pelearse con los curas, alegando para ello diferentes razones.

No queremos extender estos comentarios a otros destacados escenarios de la lucha por la libertad, pero en 1957, cuando la dictadura de Pérez Jiménez, la Iglesia Católica venezolana en voz y acción de monseñor Rafael Arias Blanco con un joven prelado, nuestro Obispo Feliciano González, distribuyeron y extendieron la Carta Pastoral por los púlpitos de todo el país y prepararon a la feligresía en particular y a la población en general para lo que venía entre el 1° y el 23 de enero de 1958.

Por eso debemos oír y analizar la palabra de los curas. Durante los casi 20 años de esta amarga y trágica revolución armada y desalmada, es la voz de la Iglesia, del Sacerdocio, la que mayor presencia y resonancia ha tenido en la conciencia de los venezolanos, desde las alerta de monseñores Velasco, Pérez Morales, Castillo Lara, e incluso Mario Moronta, hasta la firme posición que asume hoy la Conferencia Episcopal Venezolana, hemos tenido a los sacerdotes arengando al gobierno y al pueblo para que se logre una salida democrática a la grave situación de hambre y miseria que vive Venezuela. Por eso doblan las sotanas, por la libertad y la democracia en la patria de Bolívar…

Revolución sin gas

José Rosario Delgado

La encadenada bocota de los capitostes del régimen gritan a los cuatro vientos que Venezuela tiene las más grandes reservas petroleras y gasíferas del planeta, una colosal cantidad de hidrocarburos envidia de Estados Unidos y por eso quieren invadirnos, pisotear nuestra soberanía para robarnos los recursos naturales y cogérselos para ellos en el nombre del Imperialismo Yanqui, para lo cual se alió con la apátrida derecha venezolana y con la más rancia y chupasangre oligarquía criolla. ¡‘Na guará!

Cuando estos imbéciles que nos desgobiernan hablan creen que la gente se está comiendo sus cuentos porque sienten a una nariceada y tarifada audiencia gritar y aplaudir a rabiar, más por arrechera que por entusiasmo; aplaudir es una de las tantas maneras de decirle a alguien que se calle y de celebrar la paca de inútiles billetes que abomban los bolsillos de unos cuantos prosélitos alebrestados que no por arreados están emocionados; se sabe que muchas concentraciones se nutren de gente espirituosamente resteada con el mitin.

Bueno, cuando un gobierno es incapaz de distribuir el gas doméstico entre los componentes de su pueblo, no digamos directo, por tubería, sino en peligrosas bombonas de tiempo, es incapaz de toda otra cosa que pudiera traerle beneficios a su gente; toda la vida los venezolanos se surtieron de bombonas en cualquier parte, en cada esquina, con servicio prestado por pequeñitas mini empresitas privadas, de inversión particular, a la mano con una sencilla y barata llamada telefónica. Ahora cuando el “el petróleo (Pdvsa) es de todos” el gas es de nadie porque hasta la revolución se quedó sin el gas que la impulsaba.

Las inmensas colas que observamos y donde nos observan para adquirir un cilindro de gas doméstico, además de largas y bajo solazos y aguaceros, son de varias horas, días, semanas y hasta meses, lo cual es un atropello de Estado en contra de la población que no puede disfrutar ni pagando caro, costoso en dinero y en pérdida de tiempo, condenada al indignante atropello y maltrato que funcionarios o empleados le dan, como si se trata de una limosna y no de un derecho a tener calidad de vida.

La revolución que no puede miccionar insiste en defecar con la asamblea nacional prostituyente que ni ellos mismos desean. Un régimen totalitario que no le da comida a su pueblo y, además, le impide calentar la que pudiera conseguir en sus diarias peripecias, es un fracaso total y no debería estar creando artimañas y subterfugios para perpetuarse en el poder. Una dictadura que no halla cómo distribuir el combustible que mueve y alimenta al país debería, de una vez por todas, entregar el gobierno antes de que ocurra otra forma de catástrofe, tal como lo advierte la Jefa del Ministerio Público, órgano garante del Estado de Derecho, incluido el derecho a trabajar y a comer…

Memorias de un bolivariano en la delicuescencia*

José Rosario Delgado

Un revolucionario socialista y bolivariano me confiesa que ya no le es posible continuar la situación que vive en carne propia después de apoyar al régimen dictatorial que impera hoy en Venezuela, ya que sus amigos, vecinos, colegas y familiares no lo soportan por ser responsable directo e indirecto de que todos estemos muriéndonos de hambre y de necesidades ante la escasez, la carestía y la barbarie que se observa en las calles y carreteras del país sin que se vislumbre una salida que permita no sólo salir de este gobierno forajido, malandro, sino emprender la reconstrucción del país sin los mismos o peores traumas que sufrimos.

Me cuenta que cuando llegó el comandante del apocalipsis se entusiasmó por “la cachucha”, pensando que la historia liberadora, la tradición democrática y la formación institucional de los militares permitirían enrumbar al país por el camino de la participación y el protagonismo popular en un ámbito de paz y tranquilidad, lejos del despilfarro y de la corrupción.

Dice que en los años ’90 tenía su buena quinta, una cabañita en la playa y otra en el campo, un “tremendo” carro, una 4x4, su jugosa cuenta en el banco, sus muchachos en colegios privados, servicio doméstico para aliviar la carga casera de la mujer, departía y compartía semanalmente con amigos y familiares en ambiente festivo de parrilladas y exquisito whisky no mayor de edad, pero sí de buena familia.

Quincenalmente iba de mercado y cada mes de compras para la renovación del teléfono inteligente de última generación, del ropero y de los utensilios de la casa, electrodomésticos incluidos, y una que otra vez invitando o aceptando invitaciones a los elegantes restaurantes de Las Delicias o San Agustín o cogiendo carretera para degustar deliciosos sancochos en leña, ricas cachapas con queso ‘e mano y chicharrón o un sencillo sándwich de pernil en La Encrucijada.

También sellaba su dominical cuadrito del 5 y 6, jugaba Kino y Triple Gordo o terminal, amén de ir al Bingo eventualmente para pasar una divertida y prometedora tarde/noche tomando en cuenta que ya no es un muchacho y quería acomodarse en la antesala de la tercera edad, cerca como tenía La Pensión del Seguro Social y, quizá, su ministerial jubilación.

Religiosamente pagaba e iba a pagar los servicios de telefonía, electricidad, agua, cabletv, Directv, gas directo, etcétera, para no sufrir los inconvenientes propios del corte por mora ni por las impertinencias de empleados o funcionarios a la hora de la limpieza, cuando la “matraca” es una solución a los problemas de ellos y una conmoción para los usuarios.

Pero todo eso y mucho más se derrumbó, se derrumbó, se derrumbó dentro de él; de humo fue la revolución y de papel, y de papel, porque lo que no ha vendido o perdido le tiene empeñado y a su familia empacando para irse a otro país que, como le dicen, les permita aunque sea comer y comer con tranquilidad, degustar el bocado en paz.

Con su magdalénico llanto mi amigo fue contándome todas y cada una de las tragedias que empezó a vivir desde 1999, con el agravante de que cada trauma que sufre la familia se le achaca a él por ser responsable directo e indirecto de todo lo que les pasa y él cree que es así, pues tiene hambre de democracia, sed de justicia, deseos de libertad, ganas de comer y sin nada qué llevarse a la boca…

  • Delicuescencia: Decadencia o descomposición social y personal como resultado de la transgresión en las reglas morales o pérdida de los valores y principios.

Los últimos días de Pompeyo

José Rosario Delgado

Con ese título pensé escribir un artículo cuando el hoy fallecido periodista Pompeyo Márquez (qepd) cumplió sus 95 años, pero lo que se deja para después nunca se hace. Pompeyo, amén de su eterna lucha política de 81 años, como él lo decía, fue esencialmente periodista y así se mantuvo, en este oficio, hasta el último día de su vida, pues estaba muy activo en la red social Twitter, eventualmente en “Tal-Cual” y una vez a la semana en la esmirriada ¡Últimas Noticias!

Como afortunado venezolano que aprendí a leer muy temprano, gracias a abuelos y tíos, pude desde bastante carajito meterme en la lectura de periódicos y revistas, los cuales adquiría en la Plaza Pérez Almarza, Sastrería “El Gallo”, de Don Martín Hernández (qepd), vecino de El Limón, siendo yo apenas un adolescente estudiante de la ETI-Maracay. Don Martín decía que yo era “el único muchacho” que compraba el periódico para mí; o sea, que no era un “mandado”.

Bueno, además de “El Nacional”, mi diario preferido, Don Martín me guardaba clandestinamente la “Tribuna Popular”, que era un periódico de exquisita y atrevida lectura, pues estaba prohibido en los primeros años de la verdadera Democracia venezolana. Metido por dentro de los pantalones, muy emocionado, traía mi ejemplar y algún encargo que me hacía el sastre para sus amigos o clientes de El Limón.

Todo su contenido era interesante por lo secreto, pero los artículos de “Santos Yorme” estaban revestidos de un gran atractivo por la riqueza en estrategias de lucha social y el encanto de la prosa de Pompeyo, a quien luego conoceríamos personalmente durante las reuniones previas a la fundación del Movimiento Al Socialismo (MAS), en las huelgas textileras donde siempre estuvo de cuerpo y pensamiento presente y, por supuesto, en el ejercicio profesional.

Si bien es cierto, repetimos, que la lucha política fue su fuerte durante toda su Larga y fructífera vida, rescato y reivindico su trabajo periodístico que nunca abandonó y todo lo que pensaba lo escribía para su beneplácito y satisfacción de los lectores, en oficio que desplegó también en el Diario “Punto”, a comienzo de los ’70, donde contribuyó a la formación de una gran cantidad de aguerridos periodistas egresados universitarios, aunque algunos de ellos, desgraciadamente, apoyaron y apoyan a este esperpento de “revolución” y a su malparía prostituyente.

Alguien debería darse una paseadita por la trayectoria de Pompeyo Márquez periodista y poner ante los ojos de las nuevas generaciones de comunicadores el objetivo de la Comunicación Social, que no es sólo repetir y repetir transcriptivamente lo que otros dicen y desdicen para coger cámara y centimetraje sin dejarle nada al periodista ni mucho menos a la mente del destinatario del instrumento de lucha, la artillería del pensamiento.

En los últimos días de Pompeyo podíamos leer en sus artículos que un hombre como él, formado y forjado para la lucha por la libertad y la democracia, ya en las postrimería de su vida quería vivir y morir en libertad y en democracia, por lo cual es necesario reforzar las protestas y las manifestaciones en contra de este gobierno forajido, malandro.

Honor y Gloria a Don Pompeyo Márquez, “Santos Yorme”. Paz a su noble alma…