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Opinión

Edgar Benarroch

A finales de la Segunda Guerra Mundial, el dólar de los Estados Unidos de Norte América sustituyó a la libra esterlina como moneda del comercio mundial y conjuntamente con el oro surge como respaldo del resto de las monedas del mundo. Desde entonces se acepta sin discusión el dólar de los EE.UU. y el oro como sustento de las monedas de los países.

En nuestro caso, el único organismo con autorización para emitir dinero es el Banco Central de Venezuela -BCV-, que hasta que llegó Chávez era autónomo e independiente para evitar que nuestro signo monetario tuviera atado a las vicisitudes de la administración ejecutiva y de la política partidista. Pero como hemos dicho, Chávez transformó el ente emisor en una oficina más de Miraflores y esto es tal vez la raíz de los inmensos males de nuestra economía y finanzas, amén de la disparatada y desacertada administración. Si existiese un BCV independiente y autónomo a lo mejor las cosas fueran distintas.

No se debe emitir dinero sin respaldo, es una locura, debe estar afianzado por el dólar o por el oro y tomando muy en cuenta la producción nacional y los precios. Como el BCV está pintado en la pared, solo recibe órdenes del Presidente usurpador y éste cuando se le ocurre ordena tirar billetes y monedas a la calle en la cantidad que le parece, sin ningún respeto a la relación que debe existir con el dólar, el oro, la producción y los precios del mercado, es decir, como algunos lo han calificado, " dinero electrónico" sin respaldo alguno, es lo que se conoce como dinero inorgánico. El dinero inorgánico es abono altamente fertilizante donde florece la inflación (bien señalada como el cáncer de la economía) y este régimen aún no lo entiende a pesar de ser las primeras lecciones de economía y finanzas. Emitir dinero a la bartola para crear sensación de abundancia es una barbaridad cuyas terribles consecuencias se dejan sentir muy profundamente en la encomia del país. Sino se respetan las leyes de la economía y particularmente las monetarias de seguro se cae en un abismo como en el que estamos. Salir de él es posible, necesario y urgente pero será con ajustes y reajustes que generalmente exigen alta cuota de comprensión a todos por los amargos que son .

Algunas normas de la ciencia económica y del mercado están contenidas en la elemental "Ley de la oferta y la demanda". Ella indica que la oferta es inversamente proporcional a los precios, es decir, a mayor oferta menor precio y a menor oferta mayor precio, mientras que la demanda es directamente proporcional, a mayor demanda mayor precio y a menor bajos precios. Como se puede deducir la producción de bienes, la productividad y la competitividad en precio y calidad tienen una alta relevancia en esta relación y por ello, hasta hoy, es el mecanismo de controlar con eficacia la inflación. Si tenemos alta producción, productividad y somos competitivos, tanto que se satisfaga el reclamo interno y si es posible existan excedentes para exportar, la inflación se mantiene controlada y se aleja, además los precios en el mercado se estabilizan adecuadamente. Este tema el régimen lo ha manejado desastrosamente mal.

El dinero es un bien y como tal está sujeto a las leyes de la economía y muy particularmente a las monetarias. Hemos visto en los últimos días un crecimiento brutal del costo del dólar, ¿por qué?

Entre otras variables pienso por la bajísima producción de petróleo (menos de 500.000 barriles diarios) y el descenso estrepitoso de su precio, pero también por el cerco y persecución al narcotráfico que tienen montado los EE.UU. y sus aliados en los límites de nuestras costas y en el espacio aéreo. Estas circunstancias han producido que haya menos "verdes" en circulación y como hemos dicho que a menor oferta mayor precio, ahí puede estar la explicación, al lado de otras barbaridades cometidas. Esto se agudiza porque nadie tiene confianza en el bolívar (lo pulverizaron) y no existe ningún incentivo al ahorro (en tiempo de inflación nadie ahorra en moneda local) y entonces la manera de más o menos cuidar lo que se tiene es comprando divisas, en este caso dólares, para mantener en alguna medida la capacidad adquisitiva y ser previsivo, es decir, aumenta la demanda y el precio sube. Se dan las dos variables para el aumento del dólar, menor oferta y mayor demanda. A lo anterior se le suma, para mayor incidencia, el descenso registrado este mes de las remesas que venezolanos en el exterior envían a sus familiares y amigos residenciados en el país que colabora en la contracción de la oferta.

Se requiere de urgencia replantear todo el país pero de manera muy particular el manejo del dinero, la política monetaria, sus instituciones y gobernanza, el funcionamiento y competencias del BCV y todo ello pasa por un nuevo gobierno distinto y mejor.

Dijo el Papa Pío Xl en su encíclica Cuadragésimo Anno "Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero se apoderan también de las finanzas...". Este régimen dispone del dinero, aunque ahora menos, de la renta petrolera y se apoderaron hace tiempo de las finanzas y manejan el BCV a su antojo que siempre es equivocado, es su caja chica o grande.

Lo que hemos señalado es muy importante, aunque no es todo el problema. Nuestra problemática no es solamente económica-financiera, es también con mucha intensidad social, cultural, política y moral. Estamos en presencia de una grave crisis integral que afecta negativamente al hombre, a todos los hombres y al país. Esta dolorosa situación reclama la UNIÓN de nosotros y de las organizaciones de toda naturaleza para superarla cuanto antes que debe ser YA. El tiempo que inexorablemente transcurre sin la unión nuestra se lo damos al régimen para que continúe con el deterioro de la nación.

YA ESTÁ BUENO YA.

 4 min


Mariza Bafile

El Covid-19 entró en nuestras casas con la fuerza de una tormenta. Y no solamente para infectarnos sino también para revolucionar nuestras rutinas y nuestra cotidianidad. Nos ha obligado a un encierro inimaginable hace solo pocas semanas. Si bien para la mayoría de las personas la prohibición de salir a la calle signifique un cambio en la manera de trabajar, de ocuparse de los quehaceres domésticos, de comunicar con parejas, familiares y amigos, para otros el encierro se puede transformar en un verdadero infierno.

En todos los países, sin excepción, está aumentando la violencia doméstica. Crece el número de mujeres, niñas, niños y adolescentes, quienes están expuestos a la agresividad de padres, maridos, amantes, hermanos. El encierro obligatorio, muchas veces agravado por la incertidumbre del futuro laboral, exacerba el malhumor, favorece un mayor consumo de alcohol y por lo tanto desemboca fácilmente en violencia. Como declaró a la agencia Efe la directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, Maria-Noel Vaeza, era previsible el aumento de la violencia hacia mujeres y niñas ante «el hecho de que el hombre no tenga acceso a fuentes de trabajo, tenga mayores frustraciones por no poder proveer para su familia, y carezca de distracciones como el deporte».

La Directora Ejecutiva de Onu Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka, llamó esta realidad “la pandemia en la sombra”. Según datos de Onu Mujeres así como de las autoridades gubernamentales y las organizaciones que se dedican a ayudar a las mujeres y a los menores víctimas de violencia, las denuncias de violencia doméstica crecieron prácticamente en todo el mundo, desde Europa hasta Estados Unidos, América Latina, China, Australia. Si consideramos las cifras de quien no se atreve o no puede denunciar, entenderemos que el fenómeno tiene dimensiones aterradoras.

En su declaración la Directora Ejecutiva de Onu Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka subraya: “En los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental. Y, con el avance de la pandemia del Covid-19, es probable que esta cifra crezca con múltiples efectos en el bienestar de las mujeres, su salud sexual y reproductiva, su salud mental y su capacidad de liderar la recuperación de nuestras sociedades y economías, y de participar en ella”.

Phumzile Mlambo-Ngcuka explica que la mayoría de las mujeres que sufren violencia no denuncian el delito y del 40 por ciento que se atreve a hacerlo solo el 10 por ciento acude a la policía. “Las circunstancias actuales – agregó la Directora Ejecutiva de Onu Mujeres – complican todavía más la posibilidad de denunciar, lo cual incluye las limitaciones de las mujeres y las niñas para acceder a teléfonos y líneas de atención y la alteración de servicios públicos como la policía, la justicia y los servicios sociales”.

Paralelamente Onu Mujeres alerta sobre las consecuencias que tendrá la crisis económica que parece inevitable a nivel mundial, en los sectores más vulnerables y en particular sobre las mujeres. Muchas trabajan en sectores como el turismo o la restauración, que ya están resintiendo los efectos del cierre de las ciudades y de los viajes, y muchas otras en la economía informal.

Considerando que, en los hogares, la mayoría de las mujeres se ocupa del cuidado de ancianos y niños, también es muy difícil la situación que viven quienes están obligadas a salir de sus casas para asegurar salud y bienes de primera necesidad a las poblaciones. Y no son pocas.

La Directora Ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres Anita Bhatia dijo que: “según algunas estimaciones el 67 % de la fuerza de trabajo sanitario mundial corresponde a mujeres”.

A pesar de su esfuerzo y dedicación las mujeres están prácticamente excluidas del proceso de diseño y ejecución de la respuesta frente a la pandemia. Según Anita Bhatia esa realidad refleja la diferencia de participación entre hombres y mujeres en los órganos de toma de decisión, ya sean los gobiernos, parlamentos, gabinetes o corporaciones.

Muchos analistas, desde sus diferentes especialidades, están estudiando el momento actual para delinear la incidencia que puede llegar a tener en las sociedades e “imaginar” nuestro futuro. Hay previsiones optimistas y pesimistas, hay quien cree que este momento de pausa forzada nos ayudará a valorar más algunos aspectos de la vida como la amistad y la solidaridad, y que mejorará nuestra relación con la naturaleza y otros que prevén un recrudecimiento de sentimientos negativos como el nacionalismo, la xenofobia y el miedo al otro.

Imposible saber ahora como reaccionará la humanidad. Esperamos que acierten los optimistas, que, cuando de nuevo podremos reanudar la vida de siempre, podamos hacerlo con la consciencia de la necesidad de vivir en un mundo con una globalización más humana, más solidaria, más respetuosa del medio ambiente y de los animales.

Y esperamos que en ese nuevo contexto las mujeres logren tener el lugar que merecen, sin discriminaciones y sin violencia impune.

Abril 13, 2020

@MBAFILE

ViceVersa

https://www.viceversa-mag.com/la-pandemia-en-la-sombra/

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Daniel Lara Farías

Hemos decidido creerle a los que callan, cuando explican que su silencio se debe al miedo y no a la complicidad.

Por eso, no le exigimos a los dirigentes políticos venezolanos que nos expliquen por qué hemos tenido que soportar que la justicia de otros países sea la encargada de llamar criminal al régimen criminal. Por eso, nos hemos negado como sociedad a preguntarnos al menos, por qué tantos años de silencio.

Es como si se hubiese pactado no hacer preguntas, no exigir respuestas.

Una trama gigantesca de narcotráfico y legitimación de capitales en el estado Falcón. Ese estado escoge doce (12) diputados a la Asamblea Nacional, siendo opositores desde 2015 ocho (08) de esos doce (12). Ninguno de los ocho diputados opositores ha abierto jamás la boca, ni escrito una carta, un artículo o asomado una sospecha siquiera sobre el tema del narcotráfico en esa región.

En el estado Sucre, desde hace décadas el narcotráfico se apoderó de la vida económica, de las calles, de las embarcaciones, de la pesca, de la navegación. De los diez (10) diputados de la región, seis (06) son opositores. Varios de ellos, declaradores de oficio: se les ve al menos una vez por semana hablando de lo humano y lo divino en prensa, redes, etc. Del narcotráfico, ni una palabra.

Como si el tema no existiese.

Silencio como norma.

Pero es que cada sociedad tiene los políticos que ella misma se forjó. El mismo silencio que consigue un periodista cuando va a San Juan de las Galdonas, en el municipio Arismendi del estado Sucre, es el mismo silencio que se guarda en Bolívar o en Porlamar o en Carirubana o en Maicao. Una sociedad que decidió callar, y en casos donde el problema hizo gangrena, se pasó del silencio a la colaboración abierta o velada.

No traigo a colación el caso de San Juan de las Galdonas por casualidad. Es que esa población, ese municipio y ese estado, son paradigma de la pérdida territorial que la Nación sufre, con el narcotráfico y las mafias como victimarios. Allí, en ese municipio, se han vivido guerras a tiros que han durado días, semanas, en rencillas entre los capos que dominan la zona. Un joven alcalde, Enrique Franceschi, fue asesinado a puñaladas en su casa y después de matarlo físicamente, lo mataron moralmente hablando de un caso pasional. Luego, lo mataron históricamente al no hablar nunca más de su caso. Ni su propio partido, Acción Democrática, lo nombra.

¿A que se debe ese silencio?

¿Por qué en época electoral salen dos candidatos por partido, pero nunca se habla del tema de fondo, que es el control territorial y económico, para no hablar del militar y policial, del narcotráfico en el país?

Es más sencillo de lo que parece: porque así como la señora que vende empanadas en la orilla de la playa en Puerto Santo prefiere callar sobre el tema porque sus dos hijos son lancheros del narco, de la misma manera preferirá al político que se calle sobre el tema. Y el político calla, pues comprende la situación. Porque quizás sus hijos, hermanos, compadres o financistas están tan metidos en el narcotráfico como los hijos de la empanadera.

Mientras tanto, pobladores de las costas de Sucre cuentan por cientos la cantidad de lancheros oriundos de la región presos en cárceles europeas por delito de tráfico de drogas.

Y esa es otra evidencia de la que no se habla en Venezuela.

Y ahora ¿Qué hacemos con la verdad?

Es ahora cuando la sociedad, responsablemente, tiene que empezar a mirarse a sí misma de forma crítica. Se ha construido un Narcoestado a la vista de la sociedad. El silencio ha sido el cemento que ha unido los ladrillos de esa construcción infame. La vista gorda causó lo de siempre en estos casos, sea en Zulia, Falcón, Carabobo o Sucre.

Sea el caso Vargas, con Carneiro como gobernador y líder del cartel de los soles y con sus secuaces bien engranados en la administración regional, con las guerras entre bandas que dejaron en el camino a alguien que se le alzó: El “Pastor” Freddy Romero, ex “pran” de El Rodeo conocido como Alias Kike. Su cuerpo apareció quemado en una carretera mirandina después de pelearse con Carneiro. Para controlar el poder de Carneiro le mandaron nada más y nada menos que al hermano de Clíver, Carlos Alcalá Cordones. Llegó a ser alcalde un período. Y allí sigue Carneiro mandando.

Lo de Carabobo es no solo silencio, sino también amnesia. Porque la construcción del poder del narcotráfico en ese estado, al igual que en Vargas, tuvo un desarrollo lento pero sostenido de más de cuarenta años. Empresas fachada, prósperos empresarios de las traganíqueles, de la construcción, de la aviación y del sector comercio, nunca fueron rechazados ni en el Jockey Club ni en el Aeroclub de Valencia ni en la intensa vida social de la región. Hoy veremos cómo aparecerán amnésicos de ayer echando el cuento a su manera, culpando a otro y desviando la atención de la realidad: una clase política de todo color y de toda posición obvió, silenció y hasta participó en la construcción del poder del narcotráfico en la región.

Y así en Falcón, territorio que desde tiempos coloniales ha vivido del contrabando hacia y desde las islas holandesas. Y en Zulia, donde ningún político opositor ha hablado jamás de la Familia Meleán y sus actividades, ni de la legitimación de capitales a través de la compra a asediados propietarios de fincas, fundos y haciendas a precios viles, impuestos por la ley del fusil.

De eso no hablará jamás ningún dirigente del Nuevo Tiempo de Rosales, que estuvo desde 2000 hasta 2017 en el poder estadal y municipal zuliano. Tampoco hablará la Primero Justicia de los Guanipa, que llevan 30 años haciendo política en la región sin hablar de narcotráfico.

Ni lo dirá Voluntad Popular, el partido de Lester Toledo en la región. Faltaba más.

¿Ha escuchado usted al gobernador “opositor” de Nueva Esparta, decir una palabra sobre el narcotráfico que opera en la isla a sus anchas, colocando cocaína y marihuana de origen colombiano en territorio europeo, como indican reportes oficiales de autoridades de este continente? ¿Lo ha escuchado hablar de la presencia de radicales islámicos de Hizbollah, afincados en la isla desde al menos 1997? ¿Escuchó hablar del tema al gran jefe indio de la ínsula, Morel Rodríguez, gobernador en siete oportunidades de la región?

Pero más importante aún es esta pregunta: ¿Exigió usted, ciudadano de Carabobo, Falcón, Vargas, Nueva Esparta o Zulia, o de cualquier lugar de Venezuela, respuestas ante el avance del narcotráfico?

¿Usted tampoco lo vio?

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Alejandro J. Sucre

Así como Nelson Mandela apalancó en los juegos de rugby la oportunidad para unir el país que le tocó liderar luego del apartheid, hoy Venezuela puede aprovecharse del gran equipo de profesionales que dirigen las instituciones de mercado de capitales, para unir a nuestra nación en un nuevo impulso de inversiones. Debido a que el gran campeonato mundial de rugby se llevaría a cabo en Suráfrica, donde vendrían a competir varios países de la mancomunidad inglesa, Mandela aprovechó tal ocasión para explicarle a todo el pueblo desunido y esparcido por tantas diatribas del pasado, que había que prepararse y unirse para ganar el torneo. Que debían escogerse los mejores jugadores sean blancos o negros, ricos o pobres, sean anti o pro apartheid del pasado. El pasado es el pasado y el futuro exige que todos ciudadanos se unan para aupar al equipo de Suráfrica. Este solo evento sirvió a Mandela para encender una chispa que provocara un sentimiento de destino común, de objetivos comunes, de reconciliación para lograr resultados y de que los logros sólo se obtienen con el trabajo en equipo.

En nuestra Venezuela, a pesar de la confrontación política, ha surgido un consenso "de facto" que es: abrir la economía y permitir cada vez más que opere la iniciativa de los ciudadanos y los mercados libres. La economía se ha abierto y ha sido aceptada y promovida por el partido oficial. Por los partidos de oposición también. Todos ahora sabemos el potencial y las limitaciones de la economía de mercado y de la estatizada. El consenso es que para crear empleos hace falta el impulso de la libre iniciativa y de la creatividad de los ciudadanos y de los equipos que se organizan en empresas para hacer realidad la producción. Y gracias al Covid-19 todos sabemos también las limitaciones que presenta modernamente la economía de mercado, cuando observamos que incluso en EEUU y Europa, el Estado interviene para salvar a la empresas privadas, empleos y para proveer bienes e infraestructura publica.

En nuestro país hoy tenemos unas autoridades en el sistema de mercado de valores que escuchan y tramitan los proyectos de los ciudadanos y estos pueden hacer que poco a poco el país se unifique en una dinámica imparable de inversiones. Sunaval, la Bolsa de Valores de Caracas, empresarios, empresas emisoras, casas de bolsa, Caja Venezolana de Valores, Cajas de Ahorros, sistema de bancos, Conapri, abogados, contadores, periodistas y todos los responsables de estas instituciones conocen la necesidad de iniciativas ciudadanas, de capital y de inversiones en el país. Los promotores y empresarios debemos acercarnos a las autoridades de las distintas instituciones que componen el mercado de valores venezolano y presentar proyectos e iniciativas tratando de hacerlos realidad a través de gestiones ante las autoridades actuales. Estas autoridades irán poco a poco mostrando a cada uno de los lideres políticos nacionales y extranjeros en todos los campos, los pequeños pasos que cada uno tiene que dar para abrir ir abriendo las compuertas y generar un gran impulso productivo en Venezuela. La necesidad de iniciativas e inversión se exponencia después de Covid-19, no solo para superar la escasez de gasolina, de infraestructura, o para recuperar las 500 empresas del Estado y para capitalizar empresas privadas, sino también para impulsar a nuevos promotores.

Como venezolanos podemos contribuir a un nuevo impulso de la economía nacional presentando nuestros proyectos a nuestras instituciones del mercado de valores y a través de ellos movilizar a todos los decisores nacionales e internacionales para así participar con significación en el campeonato mundial de comercio exterior. El Covid-19, desplazará de Asia la fabricación de muchos productos hacia nuestro continente.

Twitter@alejandrojsucre

https://www.eluniversal.com/el-universal/68506/venezuela-se-unira-a-trav...

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Carlos Raúl Hernández

Para Angel Rangel, quién me acercó al tema

El Covit-19 convirtió la palabra ¡cuídate! en sustituto de saludos y despedidas. Pensar que personas queridas corren riesgos o están el peligro –cosas diferentes- la convierte en deseo salido de lo más recóndito, del órgano de la fuerza vital para los griegos, el corazón. Dice el fundador de la sociología del riesgo, Ulrich Beck: riesgo asumen los que dirigen y peligro corren los dirigidos. El chofer irresponsable que al frente de un autobús con sesenta personas pasa otro vehículo en curva, toma un riesgo consciente (aunque sea un “inconsciente”) y pone en peligro vidas que dependen de él.

Quien sale sin mascarilla se arriesga, y sus familiares y paseantes, peligran. Si desde La Bauhaus y el diseño industrial, se construye conforme patrones estéticos, la sociología del riesgo empapa la vida moderna y nada se hace sin agotar el estudio de los peligros para los usuarios, la población en general, y prever los elementos para su cuidado, su cura.

De allí términos técnicos popularizados por el uso: contingencia, plan B, siniestralidad, vías de evacuación, resiliencia, control de daños, riesgo residual. El estudio del riesgo político, ayuda a evaluar a los que aspiran liderazgo, y es de mucha utilidad en era de populismo, antipolítica, neopolítica y sus hijas legítimas, post verdad, fake news, xenofobia, antiglobalización, corrección-política, diferencialismo.

La tontería arrastra incluso a importantes creadores de opinión con el perogrullazo de que la sociedad “no estaba preparada para la pandemia”. No estaba ni nunca podrá estarlo para una contingencia que obligaría a que cada país mantuviera millares de salas de terapia intensiva y respiradores ociosos con costos impagables, por si acaso.

El irresponsable en acción
Pero la sociedad enfrentó el reto, pese a mermados mentales, ideólogos e irresponsables en el poder, otra contingencia imprevisible. Tan mal los socialistas españoles como los conservadores británicos. Uno que se burla del confinamiento contra la pandemia. Otro convoca a las calles para pedir un golpe de Estado contra el Congreso y la judicatura. Un tercero llama a la población desarmada a una insurrección o un golpe de Estado y pide sanciones económicas para su país.

Esas son desgracias que las sociedades propician, por poner su confianza en manos de politiqueros. Los aspirantes a líderes deben esmerarse en el cuidado de sus dirigidos. En la mitología romana cuando Júpiter creó al hombre, hubo una importante polémica entre los dioses. Como lo hizo de arcilla, Tellus (la diosa tierra) lo reclamó para ella. Pero Júpiter, quien lo creó por su voluntad y le otorgó el alma, defendió su derecho.

Finalmente acordaron que, al morir, el cuerpo volvería al barro y el alma a su creador. Pero irrumpe Cura (el cuidado, la prudencia) y aclara que aceptaba el acuerdo, pero si querían que la criatura sobreviviera, debía estar bajo su mando en el mundo. Después, podrían tomarla Júpiter y Tellus. El clásico del siglo XX, El Padrino (Coppola-Puzo:1972), retomado en cuarentena, pone las categorías en movimiento y corrobora que el poder triunfante conjuga voluntad y cura.

Don Corleone no apoya el tráfico de drogas en Nueva York, contra otros jefes de la mafia, una decisión racional de alto riesgo. El argumento es contundente: perderían así el respaldo o la indiferencia de policías, políticos, jueces y eclesiásticos que no se metían con apuestas, casinos, venta de alcohol o incluso trata de mujeres, pero que si combatirían el narcotráfico.

Acción y reacción
La reacción es el atentado contra Don Corleone y el asesinato de Luca Brasi, uno de sus hombres de confianza. Los gánsters del agonizante Don Vito no saben qué hacer y se acobardan, pero Michael Corleone (Al Pacino) entiende que el dilema no es entre guerra y paz, sino entre ganar la guerra o desaparecer. O se imponían, o se extinguían los Corleone. Tuvo razón frente al desconcierto de la familia y eso lo convirtió en el nuevo Padrino.

La prudencia sin voluntad para luchar conduce al fracaso, la rendición, tal vez Tom Hagen (Robert Duvall), il conciglieri, en un momento de la obra. La prudencia vacía, sin voluntad, que renuncia al objetivo, pierde todo, deja que otros nos arrastren a lo que no deseamos, por no actuar. Sacrificamos fines esenciales para nuestra realización. Igual fracaso es la acción sin prudencia ni cuidado. Sin cura.

Sony (James Caan) el primogénito y heredero del poder Corleone, por su desbarajuste y falta de cuidado, deja indefenso a su padre herido en un hospital, incurre en el ridículo en reuniones serias de los capos y se hace matar en una reacción de violencia irresponsable por un incidente doméstico. Michael, por el contrario, encarna con su padre la voluntad con cura, la capacidad para obtener los objetivos de la manera eficaz y eficiente, al menor costo.

Toma decisiones de alto peligro para sí mismo, como ponerse en manos del gánster Sollozzo y del narcotraficante jefe de la policía, para liquidarlos con sus manos en una cena. Este episodio es esencial para ver cómo el cuidado no consiste en eludir acciones difíciles sino hacerlas bien. Todo paso implica riesgos y quien no los da, no vive. Según Pascal los problemas nacen de que la gente no se queda quieta en su hogar.

@CarlosRaulHer

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Julio Dávila Cárdenas

En un reciente libro escrito por Enrique Viloria Vera, titulado Infierno Bolivariano, Abdón Vivas Terán, autor del prólogo del mismo, dice con sobrada razón que la crisis económica que se vive en Venezuela “es cuidadosamente pensada, meditada y ejecutada sistemáticamente por el régimen. El objetivo trazado es el desmantelamiento del sector productivo nacional, la abolición progresiva del derecho de propiedad sobre medios de producción y la desintegración de la economía de mercado, que con todas las imperfecciones conocidas, se ha aplicado en Venezuela.”

Ahora bien, hay quienes señalan que la crisis es producto de la incompetencia, de la falta de conocimiento de quienes ejecutan las políticas del régimen, sin embargo, para acabar con todas las instituciones existentes y crear al “hombre nuevo” no hace falta pensar, sino destruir. Cuando se desea arrasar con una edificación lo único que se requiere es contar con el instrumento necesario para ello y cualquier obrero de la construcción sabe que a fuerza de mandarriazos puede derribar lo que le pongan por delante. Hay que recordar a quienes dicen con el mazo dando, que con ese mazo al país lo están acabando.

La tarea de destrucción no se refiere únicamente a la parte económica, también se pretende derribar lo social, político, las instituciones, lo moral, valiéndose para ello de la destrucción del Estado de Derecho, de la incautación o compra de medios de comunicación y del apoyo a grupos armados de delincuentes con el propósito de sembrar el terror entre los ciudadanos, sin olvidar a la corrupción.

El régimen pretende, al mejor estilo nazista, que la hiperinflación existente, la carencia de servicios públicos, la falta de mantenimiento del sistema de salud, de las vías de comunicación, la destrucción de Pdvsa con la inevitable consecuencia de la falta de combustibles y con ello la imposibilidad de trasladar los alimentos del campo a la ciudad, en definitiva la siembra del hambre; es producto de las sanciones impuestas por el gobierno norteamericano, sin decir, por supuesto, que dichas sanciones han sido en su gran mayoría en contra de los funcionarios del régimen acusados de corrupción, vinculación al narcotráfico y al terrorismo.

El afán de mantenerse en el poder a costa de lo que sea, ha producido las persecuciones arbitrarias en contra de quienes disienten. A diario crecen las detenciones por motivos políticos y por el temor del régimen a las manifestaciones públicas de diferentes sectores, incluido el militar.

Mientras más oscura es la noche, más luminoso será el amanecer. Probablemente la desesperación conduzca a mayores represalias pero inevitablemente la libertad volverá a nuestro país más temprano que tarde porque como bien dice el refrán No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Y ya, con el socialismo del siglo XXI llevamos más de 21 años y fíjense dónde estamos.

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Los máximos representantes de estados como Miranda, Aragua, Carabobo y Lara, acordaron decretar el estado de alarma en sus respectivas regiones con medidas como el toque de queda. También alcaldes como el de Chacao habían adoptado medidas similares en días pasados. Esto, en términos futbolísticos, sería el equivalente a jugar en posición adelantada.

Acceso a la Justicia considera que a los mandatarios locales y regionales que han impuesto toques de queda aprovechando el estado de alarma, un árbitro, es decir el Poder Judicial, debería pitarles una falta. ¿La razón? Ni la Constitución de 1999 ni las leyes les permiten a estos funcionarios imponer medidas que afecten derechos constitucionales como el libre tránsito (artículo 50 de la Carta Magna).

El artículo 337 del texto fundamental establece claramente que el único facultado para decretar un estado de excepción es el presidente de la República en Consejo de Ministros, una competencia que está ratificada por el legislador en la Ley Orgánica de Estados de Excepción, cuando señala que las medidas que podrán adoptarse en virtud de un estado de excepción (artículo 15) solo corresponden al Poder Ejecutivo Nacional, por lo que no es posible que una autoridad distinta a este pueda asumir alguna competencia o ejercer una actuación en el contexto de una situación excepcional.

Por si fuera poco, el artículo 236.7 constitucional señala que el jefe de Estado es quien tiene la competencia para declarar «los estados de excepción y decretar la restricción de garantías en los casos previstos en esta Constitución».

Como se ve, el marco legal vigente no otorga a los gobernadores ni a los alcaldes la potestad de ejercer poderes extraordinarios ni implementar mecanismos que restrinjan garantías constitucionales en sus ámbitos geográficos, como la libre circulación de personas; así lo ha dejado en claro también la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, al declarar inconstitucionales diversos artículos de constituciones estadales que daban al gobernador de la entidad correspondiente la potestad de dictar estados de emergencia o estados de alarma.

La instancia dictaminó lo siguiente en su sentencia n.º 1.729 del 10 de diciembre de 2013, en la cual anuló parte de la Constitución del estado Guárico:

« La competencia para legislar y regular los estados de excepción y las medidas que pueden adoptarse con base en los mismos, corresponde a la Asamblea Nacional, así como el régimen de riesgos y emergencias, al Poder Público Nacional, por lo que la competencia de los Poderes Públicos y el ejercicio de sus competencias, debe ser ejercida de acuerdo a lo previsto en la Constitución y el marco legislativo nacional que lo desarrolla » .

Solo para ejecutar

En el marco de la actual crisis sanitaria, el presidente de la República puede restringir las garantías constitucionales, de acuerdo al artículo 236.7 de la Carta Magna, y es quien puede limitar la libre circulación en el país, una facultad que debe ejercer por intermedio de decretos leyes, actos generales que tienen rango legal los cuales deben estar cuidadosamente motivados y oportunamente publicados en la Gaceta Oficial.

Al respecto, el artículo 7 del decreto que impone el estado alarma dispone expresamente que quien ocupa la jefatura del estado «podrá ordenar restricciones a la circulación en determinadas áreas o zonas geográficas, así como la entrada o salida de éstas, cuando ello resulte necesario como medida de protección o contención del coronavirus COVID-19».

No obstante, la resolución hace la salvedad de que el Ejecutivo nacional podrá delegar su ejecución total o parcialmente en los gobernadores y alcaldes, comandantes de guarnición o cualquier otra autoridad debidamente constituida. En 2015, la Sala Constitucional precisó que la delegación en estos casos debe ser entendida como la obligación que tienen los gobernadores y alcaldes «de asegurar su cumplimiento en atención a la naturaleza propia de sus funciones como jefes de gobierno en los niveles respectivos, en apego al principio de colaboración de poderes previsto en el artículo 136 de la Carta Magna».

Así las cosas, los gobernadores y alcaldes están obligados a asegurar el cumplimiento de lo decidido por el Poder Ejecutivo, pero en ningún caso el estado de excepción puede ser interpretado como un cheque en blanco para dictar o ejecutar otras medidas. Un estado de excepción no legitima la posibilidad de adoptar decisiones fuera del marco constitucional.

Acceso a la Justicia advierte además que la adopción de cualquier restricción de derechos debe guiarse por el principio de proporcionalidad, es decir, que cada medida que se tome debe ser acorde a la magnitud del problema a atacar. Así, por ejemplo, ordenar que nadie salga de su casa en una semana sin excepción alguna sería desproporcionado y atentaría contra otros derechos humanos en la medida en que todos los ciudadanos pueden tener emergencias o necesidades básicas que atender, como la compra de medicinas o recibir un tratamiento como la diálisis.

¿Y a ti venezolano, cómo te afecta?

La pandemia de la COVID-19 parece estar siendo aprovechada por las autoridades para cometer toda serie de ilegalidades y atropellos contra la ciudadanía. Así tenemos a autoridades locales y regionales adoptando medidas que solo le corresponden al Gobierno Nacional, sin que este y la justicia tomen cartas en el asunto.

También son alarmantes las numerosas detenciones arbitrarias como consecuencia del supuesto incumplimiento de la cuarentena, tal como lo ha denunciado Foro Penal, o simplemente por informar, como ha ocurrido con periodistas o trabajadores del sector salud.

A un mes desde que el régimen de Nicolás Maduro declaró el estado de alarma, las violaciones de los derechos humanos continúan e incluso aumentan notablemente, y sin duda dejan a los venezolanos en un estado de indefensión, más allá de los propios riesgos y peligros que representa el virus para la salud y la vida. Recordemos que la represión y la arbitrariedad no curan pandemias.

https://www.accesoalajusticia.org/gobernadores-y-alcaldes-han-jugado-posicion-adelantada-durante-el-estado-de-alarma/

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