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Opinión

El periodista Víctor Amaya reproduce en su cuenta de Twitter dos tuits que circularon ayer. En uno Jesús Mejías se pregunta: “¿Y los dólares del Guaire qué se hicieron? A lo que Jacqueline Faría, en su cuenta @JaquelinePSUV, responde: “Se invirtieron completicos, sino pregúntale a tu gente que se bañó sabroso”.

No es tiempo para cinismos. Comento esto porque ese breve tuit, más allá de ser una desagradable anécdota, nos demuestra de manera palpable la miseria que puede caber en el espíritu de los que nos gobiernan. Hay que tener la cabeza llena de estiércol para lanzar una frase de ese tenor.

En ese mismo orden de ideas –o de miserias-, me detengo en el caso del joven asesinado en Chacao. Leo este testimonio de la familia del joven Pernalete: “A mi sobrino le destrozaron el corazón con una bomba lacrimógena. Tenía un año manifestando y había ido a cinco manifestaciones, lo que quería era un mejor país”, eso dice Selva Selena Llovera, tía del joven Juan Pablo Pernalete Llovera. Ante esto, ¿puede explicarnos Eleazar Díaz Rangel qué significa su titular de hoy en Ultimas Noticias?: “La autopsia descartó muerte por lacrimógena”. ¿Qué quiere decir esto, Rangel? ¿Que el joven murió no porque estaba en una manifestación que fue salvaje y brutalmente reprimida por la Guardia Nacional de este regimen, sino por alguna otra extraña circunstancia? ¿Qué se pretende? ¿Exculpar a la Guardia, declararla inocente de un crímen imperdonable, de un asesinato?

Comento el tuit de Jaqueline Faría y esta despreciable primera página de Últimas Noticias, porque ambas citas evidencian la carroña espiritual que alienta a quienes que nos arrastran por esta hora tan amarga, triste y oscura de nuestro país.

Correo del Orinoco, la Artillería del Pensamiento, diario oficialista: “Fuera de la OEA y pal carajo, somos libres y más nunca volveremos”. Así se llena la boca Maduro haciendo referencia a la salida de la Organización de Estados Americanos. Poco se puede decir de esta inútil fanfarronada, porque no es eterno Maduro y mucho menos es eterno su gobierno. En definitiva y por donde se vea, el tiempo lo tiene en contra.

Mark Toner, vocero del Departamento de Estado de los Estados Unidos, le responde con algo obvio y elemental: “La última palabra sobre la salida de la OEA la tendrá el sucesor de Maduro”, tal y como le citan en la página de Unión Radio. “La declaración que hizo ayer la ministra de Exteriores (de Venezuela, Delcy Rodríguez) no tiene un efecto real inmediato ni práctico, porque retirarse de la Organización de Estados Americanos (OEA) puede llevar hasta dos años. Eso se extendería hasta después del final del mandato del presidente Maduro, y la decisión solo podría convertirse en definitiva si lo decide su sucesor”. En fin… ¿Para qué pelear con el almanaque si el tiempo es infalible?

Y, hablando del sucesor, ayer la Asamblea Nacional, en sesión histórica hecha en extramuros, tomó varias decisiones. El Nacional publica en primera página: “AN aprobó manifiesto para restituir el orden democrático en el país. El Parlamento hace un llamado de auxilio a la comunidad internacional, en especial a la naciones de América Latina, para que unidas propicien una salida electoral a la crisis política, económica y humanitaria que atraviesa Venezuela”. Y destacan siete exigencias puntuales a Nicolás Maduro:

1.- Restituir el derecho al voto con un CNE imparcial, sin presos políticos ni inhabilitados y con observadores internacionales.

2.- Activar los mecanismos constitucionales para celebrar una elección presidencial anticipada este año.

3.- Fijar y realizar elecciones regionales y municipales en 2017.

4.- Permitir la activación de un canal humanitario.

5.- Respetar a la Asamblea Nacional.

6.- Liberar a todos los presos políticos.

7.- Desmovilizar y desarmar a las “fuerzas paramilitares”.

Y en el antetítulo se destaca la que quizá sea la frase más importante: “La solución no es militar, es civil”.

http://www.talcualdigital.com/Nota/142049/miserias-y-esperanzas

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Hay comentarios que muestran el talante de un alma, la atrofia espiritual de un ser. Es evidente que Venezuela está agotada, extenuada, abatida, exhausta… ¿Cómo te lo explico con un sinónimo que te llegue a la poca humanidad que has optado por dejar en ti? No obstante, no incurriré yo contigo en la misma deshumanización con la que miras a tus compatriotas. Me gustaría que fueras mejor, que la historia te recordara de una manera menos triste de la que, ciertamente, lo va a hacer. Me gustaría también que callaras más, porque tus palabras se vuelven contra ti. Es que también la palabra inoportuna y ordinaria es una forma de tormento.

Venezuela está harta de muchas cosas, pero sobre todo harta de la maldad que representas, de la contradicción entre tu prédica y tu criminal acción de cada día, de que tortures a tu pueblo en nombre del amor. Cansados de tus acciones soeces que ofenden la bondad y la cultura de nuestra gente.

Esta semana vimos al joven Hans Wuerich caminar desnudo hacia una de esas máquinas de agresión que los chinos nos han vendido como parte de su cooperación con el pueblo de Venezuela. La verdad es que a este muchacho lo único que le faltaba era una corona de espinas para ser continuación de la pasión de la Semana Santa que acabamos de pasar: desnudo, como Jesús, cuyas ropas echaron a suerte los centuriones; su desnudez fue el acto sagrado de cargar con la nuestra; con nuestra indigencia de leyes y justicia, de moral y de respeto. No me cabe duda de que cuando este tiempo pase —porque quiero que sepas que pasará— la imagen de Hans quedará como el Ecce Homo venezolano de este momento, cargado con todas las amarguras, con todos los dolores, perdigones y maltratos que le infligiste.

En su libro El 18 brumario de Luis Bonaparte, encontramos esta frase de Marx —Carlos, no Groucho—: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa”. Ya vivimos la tragedia: la ruina de Venezuela en el momento más esplendoroso de su historia petrolera. La fatalidad de que, insurgiendo en contra de la corrupción, la injusticia y la pobreza, se haya edificado el régimen más corrupto, injusto y empobrecedor de toda nuestra historia, que ya es bastante decir. Superada la tragedia, los acontecimientos vuelven a repetirse, como diría Marx, como farsa, es decir: engaño, mentira, patraña, simulación, fingimiento... Es una pena, porque estoy seguro de que alguna vez soñaste algo distinto, cuando no eras poderoso y estabas del lado de la mayoría maltratada... Somos actores en el drama de la vida, pero también es verdad que somos seres libres de desechar el mal y optar por lo bueno y lo justo, por lo bello y noble. El que representa una farsa se llama farsante. Lo peor que le puede suceder al farsante es creerse su propia farsa.

Me despido con las palabras con las que el general espartano Leónidas despidió a Efialtes, el traidor que condujo a los persas para aniquilar a su propia gente: “Ojalá que vivas para siempre”.

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I.

El sábado pasado tuvo lugar una marcha por la ciencia en casi seiscientas ciudades, en diversas partes del planeta. Cobró forma al calor de una idea nacida en Washington como respuesta al desdén y la supina ignorancia con las que Donald Trump declara (no es el único político en hacerlo, por cierto) sobre la investigación y los investigadores. El propósito central fue subrayar la relevancia de la ciencia en la sociedad contemporánea y tomo en cada sitio motivaciones adicionales específicas, propias de cada país.

No se si habrá que decir que en ninguna parte de Venezuela se registró alguna marcha similar, a pesar de que los motivos sobran. En efecto, la investigación científica nacional se ha deteriorado visiblemente y hay muy pocos indicios que la muestren a la altura de las cánones que mandan en el siglo XXI.

II.

Claro, las urgencias y los apremios del país van por otro lado. Nuestro humor colectivo no da para manifestar a favor de la ciencia. Las marchas obedecen a otros impulsos, nacidos de una severa crisis que nos agobia a todos y que sobrepasa al gobierno entre otras razones porque el gobierno es su principal origen, además de que ha obstruido de mil maneras las posibilidades de enfrentarla, entre ellas la celebración de elecciones. Sin embargo, de unos días a esta parte, y en el marco de la protesta ciudadana, el propio Presidente Maduro ha declarado que deben realizarse. Buena noticia, si es que va en serio, piensa uno, tan dado en esta época al descreimiento. Sin embargo, habrá que ver en que modalidad se llevan a cabo (generales, regionales…) y en qué fecha, teniendo presente siempre que los comicios son condición necesaria, pero de ninguna manera suficiente, para que la sociedad salga de aprietos.

Declaraciones aparte, lo cierto es que, al momento de escribir estas líneas la represión de la protesta ciudadana ha sido la política gubernamental de más relevancia para encarar las dificultades nacionales.

III.

Ocurre, entonces, que, luego de remar durante casi dos décadas, la revolución bolivariana terminó de disolverse en los gases esparcidos por las bombas lacrimógenas y al menos dos decenas de muertos que no debieron morir. Sin el paraguas del discurso épico montado sobre el barril petrolero, la Patria Bonita se consolidó como ficción. Las palabras se volvieron vacías y perdieron el vínculo con la terca realidad de cada día de todos los ciudadanos.

En fin, el proyecto que se articuló en torno al ofrecimiento de una sociedad productiva, equitativa, digna y consciente, ha dejado como saldo un país en muchos sentidos más desacomodado, vulnerable e incluso roto que el que teníamos antes. Luego de casi veinte años es sobre todo, el relato de un fracaso. O, peor aún, de una desilusión.

Al país se le traspapeló el futuro, no sabe cómo se camina para adelante. Por eso no le ve sentido a marchar por la ciencia

IV.

Nos vienen tiempos de cambio, no hay duda. Vendrán en formato de transición, asociados a la necesidad de resetear la política y darle un nuevo sentido común, a fin de que puedan darse las conversaciones y los acuerdos necesarios (favor no satanizar el diálogo a cuenta de una equivocada experiencia), con el propósito de ir estabilizando al país, a través de una secuencia variada y no siempre lineal de acciones, que, es bueno advertirlo, llevan su tiempo, no son como el café instantáneo.

Y, un poquito más allá, pero no tanto, de los apuros y de los agobios, la política habrá de fundamentarse sobre otros conceptos que nos permitan pensar de una manera nueva lo nuevo que se nos viene encima. Lo digo, entre otras cosas, porque se habla mucho, y con razón, de la economía post rentista. Pero poco, y sin razón, de la política post rentista.

El Nacional, 26 de abril de 017

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Cuando Venezuela sufre la peor crisis de su historia, cuando nuestro pueblo padece los efectos de un sistema inhumano diseñado para esclavizar la conciencia y dominar todos los ámbitos de la sociedad, para someter a la miseria del hambre, de la violencia y de las peores condiciones de vida que han llevado a millones de compatriotas a emigrar, la Asamblea Nacional eleva su voz soberana para enfrentar el golpe de Estado y plantearle al país la ruta para restituir la democracia.

Manifiesto de La Asamblea Nacional by La Patilla on Scribd

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Con voz propia

Un 09 de abril de Semana Santa del año 1952, la violencia manifestada en la dictadura militarista del General Marcos Pérez Jiménez, en la Iglesia Santa Teresa de Caracas, causó 50 muertes y 115 heridos. Se realizaba la veneración de la imagen del Nazareno de San Pablo y los perturbadores de oficio irrumpieron con la falsa alarma de que se incendiaba el templo.

A los 65 años del mencionado suceso, los saboteadores de nuevo régimen autoritario, ahora denominados colectivos, provocan una criminal acción en el histórico templo. Irrumpieron en la citada Iglesia, donde el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Sabino oficiaba la misa, con evidentes de intenciones de agresión. Pero para el actual Presidente de la República Nicolás Maduro (NM) con el aval de los enchufados como asesores, se trata una guerra mediática.

En la crisis que padecemos y la cual preocupa al mundo entero, la política informativa que desde mediados del siglo pasado impactó continentalmente, hoy nos somete a la vergüenza. La lucha gremial, concatenada con la sindical, impuso la dignificación académica de la profesión con la creación de la primera Escuela de Periodismo (ahora de Comunicación Social), en la nuestra Universidad Central de Venezuela; la aprobación de una Ley de Colegiación complementada con la previsión social y la consagración constitucional de un derecho a la información, de reconocida novedad en el planeta.

Desde el inicio del nuevo siglo, el militarismo gobernante se trazó como meta el controlar los medios de información. Decretó la hegemonía informativa en motivación de Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin, desempolvada por el fundador del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci. En el ámbito castrense el término hegemonía rememora el antiguo griego que entendía como la dirección suprema del ejército.

Una clara demostración fue divulgada en planes a desarrollar este año y presentados al Alto Mando Militar por el camarada ministro de la Defensa, General en Jefe Vladimir Padrino López (El Nacional, 16-02-17). Se destaca que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se propone incautar medios y vigilar redes sociales.

Según la reseña, se planifica “incluir el máximo uso de los medios convencionales (radios y televisión pública y privada) y no convencionales” (redes sociales) contra la virtual “guerra de cuarta generación” que padecería la “revolución socialista”. Ello implica instrucciones para que monitoreen las “incautaciones, decomisos de equipos y de medios (que hagan) la FANB o funcionarios de seguridad de Estado”.

El esbozo de la militarizada hegemonía se observa su fortalecimiento con el desequilibrio informativo, en evidente ventajismo. Además del monopolio de los medios de comunicación, el corrupto régimen abusa con los contados que hacen valer su independencia, sobre todo en radio y la televisión. A cada espacio informativo no afecto al oficialismo conceden el doble a cualquier vocero gubernamental.

Y represivo es el balance de los comunicadores sociales en el ejercicio profesional. En la cobertura de la vigente jornada de protestas, el Sindicato de Trabajadores de la Prensa acusaba en reciente comunicado unas 90 violaciones a la libertad de informar, 14 detenciones y agresiones a 106 comunicadores. ONU y CIDH manifestaron rechazo a la censura oficial y el bloqueo de espacios informativos en Venezuela, al igual que la detención, los ataques y la estigmatización de periodistas que cubren las marchas en el país.

Al MARGEN. Morrocoy conchudo. De traición a la patria acusa Hermann Escarrá: "El Tribunal Subalterno Supremo de Justicia no requiere intervención de nadie para destituir a los parlamentarios que traicionan a la patria".

jordanalberto18@yahoo.com

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Asdrúbal Aguiar

Hartado el pueblo venezolano de la podredumbre que le significa el narco-régimen de Nicolás Maduro, sin regreso mientras permanezca en el poder y sin beneficio – como lo sugiere la ONU – de diálogo: que no sea para organizar una despedida con menos violencia, ha fijado dos símbolos que dicen mucho y a profundidad. Los recordará nuestra historia, una vez como se escriba sobre este agonal momento que tiene como hito la efeméride reciente del 19 de abril de 1810.

Primero, los jóvenes – en mega marcha que supera al millón de almas – se sumergen en el Río Guaire y sus aguas servidas. Escapan de sus represores y a las balas de los paramilitares – “colectivos armados” – que los apoyan. En ellas prefieren bañarse pues la fetidez es menor que la excretada por los represores. Luego, levantan aquellos para su memoria y la de las generaciones por venir el Muro de la Vergüenza. En el fijan las fotos de quienes, comenzando con Maduro, atrincherados en el poder para la ejecución de verdaderos crímenes de lesa humanidad, señalan como sus responsables. No le arredran las amenazas de 2015 y 2017: “Prepárense para un tiempo de masacre y muerte si fracasa la revolución”, “hay que garantizar un fusil … para cada miliciano”.

En la represión intencional, generalizada y sistemática del pueblo por la narco-dictadura no media un propósito ideológico: el Socialismo del siglo XXI, que tampoco la justifica. No reprime ésta para salvar al país de algún peligro mayor que tampoco la explicaría o acaso, a la manera del nazismo – tocado por una dislocación mesiánica – porque fuese necesaria para el bienestar nacional. Delinquen Maduro y los suyos, antes bien, para lo más vil y profano.

Realizan asesinatos, practican secuestros, torturan a sus presos, hacer morir de mengua a la gente, todos a uno como sicarios del narcotráfico y el terrorismo que, todos a uno, comparten como única razón de sus presencias en la política. Y al país que no le es funcional lo declaran civilmente muerto, siendo la mayoría.

Se trata, cabe decirlo sin ambages, de una réplica al calco de la serie sobre Pablo Escobar – El Patrón del mal – que esta vez tiene a otros actores de reparto: A Maduro y sus familiares, en espera de ser condenados por tráfico de drogas; a Tareck El Aissami y el general Reverol como el teniente Cabello, ejes visibles del negocio de la muerte y perseguidos por la DEA; el comisario Bernal y el señalado Cabello, regidores del narco-paramilitarismo popular; los magistrados Maikel Moreno y Gladys Gutiérrez como la inefable juez Susana Barreiros, purificadores de los crímenes de Estado; el Defensor del Pueblo Tareck William Saab y quienes le anteceden, German Mundaraín y Gabriela Ramírez, sordos ante los asesinatos y heridos que manchan, antier, a Hugo Chávez e Isaías Rodríguez durante la Masacre de Miraflores, ayer al general Rodríguez Torres por la Masacre del Día de la Juventud y, esta vez, a todos los señalados por la represión en curso.

No exagero. La línea roja ha sido traspasada por los que están y los que faltan en el Muro de la Vergüenza.

En buena hora y como una campanada que ha de impedir errores en el camino hacia el desenlace, la Asamblea Legislativa de El Salvador, país donde gobierna el Frente Farabundo Martí, ha ordenado a sus directivos adherir a la denuncia que contra la mafia criminal de represores y de militares que oprimen a la población venezolana y violan sus derechos a la vida, a la libertad e integridad personal, ha sido presentada ante la Corte Penal Internacional, registrada con las siglas OTP-CR-201/16 y suscrita por CASLA.

Antes, a propósito del 11 de abril de 2002, con sus 20 muertos y 100 heridos a cuestas, y de febrero de 2014, con sus 41 muertos por protestar y sus centenares de heridos como miles de encarcelados que ahora se repiten, similares denuncias se consignan ante La Haya. La penúltima ha sido suscrita por una pléyade de parlamentarios latinoamericanos.

Son acciones que intiman y comprometen a los demócratas venezolanos, pues si no hay verdad mal puede alcanzarse la reconciliación; si toma espacio la impunidad huye la Justicia y no restañarán las heridas causadas por la narco-dictadura; y sin memoria – como la del Muro de la Vergüenza – los atentados a la dignidad humana volverán a repetirse, una vez calmadas las aguas.

La disyuntiva de la comunidad internacional, incluido el Estado Vaticano e incluidos nuestros propios liderazgos, es elemental. En Venezuela no media una crisis política e institucional por obra de narrativas distintas acerca de una vida democrática deficiente, menos una polaridad entre banderías irreconciliables, sino el secuestro de toda una nación y su Estado por los cárteles de la droga y otros agentes del narco-terrorismo y el fundamentalismo islámico; a menos que prefieran hacerse cómplices por omisión y tolerar los crímenes de éstos, que claman al cielo.

correoaustral@gmail.com

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Trino Márquez

Vladimir Padrino López y Nicolás Maduro, probablemente en ese orden, son los responsables fundamentales de la escalada represiva desatada en Venezuela desde comienzos de abril. Otros actores dentro de la trama ocupan posiciones secundarias. El ministro de Relaciones Interiores y los comandantes de la Guardia Nacional y la Policía Nacional apenas son amanuenses relegados a cumplir las órdenes provenientes de la cúpula, entre ellas dejar que actúen con impunidad los grupos paramilitares financiados por el régimen. La represión representa la única política de la dupla Padrino-Maduro frente a la descomunal protesta que se desató en el país. La represión se articula con el aislamiento creciente que remata con la salida de la OEA.

El detonante de la crisis fue la decisión de eliminar en los hechos la Asamblea Nacional y arrogarse las atribuciones del cuerpo legislativo. Vista en perspectiva, la insurrección popular constituye el resultado de una larga acumulación de abusos y atropellos cometidos por el régimen desde que Maduro llegó con malas mañas a Miraflores. En el inconsciente de la gente quedó instalado el despojo del referendo revocatorio, luego de que, a pesar de todos los obstáculos levantados, los ciudadanos habían logrado sortearlos y se encaminaban a cubrir los extremos legales que el CNE exigió para realizar esa consulta. El referendo revocatorio habría permitido resolver el fracaso de la revolución bolivariana en los términos del pacto constitucional propuesto por los mismos chavistas. Hoy los venezolanos pasan la factura por una confiscación, considerada por el gobierno una gran victoria.

Al arrebatón del revocatorio se suma la crisis económica y social sin precedentes. La gente se convenció de que la única forma de superar la crisis es cambiando de gobernantes. A Maduro se le acabó su tiempo. Han sido demasiados sus errores, acompañados de cinismo y torpeza. Con los actuales gobernantes no existe ni la menor posibilidad de que ninguno de los graves problemas nacionales se resuelva. La camarilla instalada en el poder no es capaz de promover ningún cambio que encamine a la nación hacia su recuperación global. En el futuro cercano y lejano la gente ve más inflación y pobreza, más escases y desabastecimiento, mayor inseguridad personal y menores posibilidades de estabilizarse y crecer. Los jóvenes sienten que se les robó el futuro. Los adultos se ven acosados por la miseria.

Frente a un porvenir tan oscuro las amenazas de represión no actúan como factor disuasivo, sino como catalizador y desencadenante. En una reciente entrevista, una joven que acudía a una marcha decía frente a una cámara de televisión portátil, que no tenía miedo a ser asesinada por la policía porque ella moría lentamente todos los días: el dinero que ganaba no le alcanzaba para comer y no tenía ni la menor esperanza de independizarse de su familia porque jamás tendría vivienda propia, ni podría construir una familia. Esa muchacha resumió la situación en la que se encuentra la inmensa mayoría de los venezolanos. Ya no se trata sólo de oponerse al Gobierno para ampliar los espacios de la democracia. Hay que cambiar de régimen para sobrevivir. Así de simple y de drástico. Con Maduro al frente del Gobierno lo que le espera a la gran mayoría de los venezolanos es más miseria y restricciones.

El régimen tendría que asumir que el cuadro nacional cambió. Maduro y la camarilla que lo acompaña abortaron el revocatorio. Ahora, no podrán satisfacer las demandas populares proponiendo únicamente la elección de gobernadores. Estas debieron haberse realizado el año pasado. En el nuevo ambiente, la exigencia básica consiste en el cambio de gobierno. Elecciones generales o gobierno de transición. La oposición quedó escaldada con la nefasta experiencia de finales de 2016. Maduro creyó que había coronado la faena cuando, luego de pulverizar el revocatorio, metió a la MUD en un diálogo, saludado internacionalmente, que sólo sirvió para ganar tiempo, suspender los comicios de gobernadores y dejar a los líderes de la oposición como unos jóvenes incautos e inexpertos. La MUD aprendió la lección. Ya no es políticamente aceptable que ante una ciudadanía tan comprometida, que ha dado muestras de heroísmo y desprendimiento tan conmovedores, el desenlace de las movilizaciones sea la consulta regional. El pueblo estafado reclama una indemnización mayor: elecciones generales, sin presos políticos ni inhabilitaciones, o gobierno de transición mediante un pacto político en el que participen los sectores sociales fundamentales, incluidos aquellos vinculados con el chavismo y los militares.

@trinomarquezc

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