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Opinión

Ante las realidades fragmentadas y polarizadas que vivimos, debemos recuperar el arte del discernimiento. Quien discierne lo que vive, busca siempre evitar que lo coyuntural no lo hunda en el pesimismo y la desesperanza. Ofrecemos aquí 4 criterios que Francisco nos propone.
El primero es: «el tiempo es superior al espacio». Lo más importante es iniciar procesos antes que paralizarnos por el miedo. «Se tiende a privilegiar los espacios de poder sobre los tiempos de los procesos» (Francisco, 2010). Tanto que es más importante la cantidad que la calidad, el poder que el servicio, los proyectos que la relación real y próxima al otro. La consecuencia es clara: «somos una sociedad que ha cortado sus lazos comunitarios» (2005). De ahí la necesidad de superar el individualismo feroz que se expresa en nuestros caracteres, malestares personales y termina por paralizarnos ante la posibilidad de tener una vida más humana.
El segundo criterio es: «la unidad es superior al conflicto». Esto significa que para que se logre el bien común hay que «meterse en el conflicto, sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de una cadena, en un proceso» (2010). El fin de esto ha de ser la unidad mayor y así la superación de las divisiones y los conflictos coyunturales que podamos estar atravesando, en lo familiar y en lo social. Construir la unidad significa recuperar la memoria de las raíces, la captación de la realidad presente y el coraje del futuro. El reto está en no dejar que las circunstancias nos despersonalicen.
El tercer criterio es: «la realidad sobre la idea». «La realidad es, mientras que la idea se elabora». Francisco se pregunta: «entre realidad e idea: ¿qué está primero? La realidad. Ella es superior a la idea» (2010). Aquí reconoce la necesidad de «ver» primero aquello que se muestra y es evidente ante nuestra mirada, lo que no puede ocultarse porque es un «hecho». Si nos quedamos en «lo ideal» podemos vivir la falsa ilusión de valorar positivamente el actual estado en el que vivimos, pero al «ver la realidad» que nos rodea descubrimos que nos estamos deshumanizando, que estamos perdiendo «toda referencia a lo común y a los lazos sociales», a lo que da felicidad.
El cuarto criterio es: «el todo es superior a la parte». Esto significa que «un ciudadano que conserva su peculiaridad personal, su idea personal, está unido a una comunidad, como sucede con la figura del poliedro. Por ello, la característica fundamental del ser ciudadano es la projimidad» (2010). Con esta expresión se busca superar el individualismo atroz que nos distingue como sociedad, pero que, a la vez, frustra a tantos que viven sumergidos bajo la cultura de la indiferencia y la indolencia, donde cada uno vela por sus propios proyectos e intereses, mientras considera al otro como uno más del montón, de la masa, con quien no logra edificar una conexión real o un mundo de vida compartido.
El rescate
Estos principios de discernimiento buscan el rescate del ser humano. Francisco los integra en su magisterio: a) evitar el “abstraccionismo espiritual” o creer que podemos vivir una fe sin lugares sociales; b) apartarse del “metodologismo funcionalista” o los intentos de justificar el uso de cualquier medio con tal de alcanzar un fin determinado, como puede ser la permanencia en el poder; c) asumir una hermenéutica crítica de las “ideologías abstractas” que terminan con una reducción ideológica de la vida; d) y desmontar el “clericalismo eclesial”, signo de una fe que no alcanza su adultez.
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/criterios-para-discernir-nue...

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Sin pena ni gloria, sin dolientes, sin homenajes póstumos, así murió el Bolívar Fuerte, tras languidecer por largo tiempo y sin contar con la más mínima atención para salvarlo. No hubo discursos en televisión ni flores en el Banco Central. Ni luto le guardaron, digamos que se dieron el lujo de bailar sobre su memoria, negando hasta la existencia del muerto cuando la hediondez ya era insoportable.
Sus cenizas recorren las calles de Venezuela, no hay algarabía a su paso, sino pura destrucción y miseria. Es el legado de la siembra del llamado “comandante eterno”, es la tempestad que hoy nos toca cosechar.
El finado se fue joven, no había llegado ni a los diez años. Su deterioro fue progresivo, desde el mismo momento de su nacimiento fue condenado a la tumba, por más que sus progenitores celebraran aquella fecha como nunca, haciéndonos creer que la criatura que venía al mundo iba a crecer sana y fuerte para convertirnos en una “potencia”.
Toda aquella alharaca no fue más que un show, una puesta en escena que entre papelillos y fuegos artificiales nos pretendía hacer creer que nos enrumbaríamos hacia la estabilidad, cuando íbamos sin frenos rumbo al barranco. A quien se atrevió a decir que el recién nacido le parecía feo, lo tildaron de pájaro agorero, de saboteador. En definitiva, no había opciones, había que reírse a juro con el bebé aunque el mismo diera miedo.
Digamos que esta muerte es un parricidio, sus progenitores, sabiendo lo que habían traído al mundo, hicieron todo para su endeble estado empeorara. Hoy, cuando se ha ido a peor vida, se olvidaron completamente de él, prefirieron irse a llorar a funeral ajeno. Cataratas y cataratas de moco y llanto en La Habana mientras que en Venezuela nos las vemos negras, y no por duelo, sino por el tamaño de la tragedia nacional.
Mientras se dignan a darle sepultura, sus restos todavía recorren las calles del país. Desde esta trinchera solo queda decir: ¡Hasta siempre Bolívar Fuerte! ¿Venceremos?
Encontacto@brianfincheltub.com
http://www.el-nacional.com/brian_fincheltub/siempre-bolivar-fuerte_0_968...

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Cuentan que el jefe del comando de campaña de Bill Clinton, James Carville, colocó un cartel con algunas frases recordatorias en la sede de las oficinas centrales, una de ellas decía: “the economy, stupid”.
Vayamos a lo más elemnetal, lo básico basiquito. Busquemos una definición de economía, aunque sea chimba: “El objeto de la economía es estudiar la distribución de los bienes económicos, considerando los procesos de producción, comercialización, distribución y consumo de estos para satisfacer las necesidades del ser humano”.
I
O.K. , hay gente que produce bienes y personas que los necesitan. Los bienes tienen un precio, que debe estar por encima de lo que cuesta producirlos, porque si no es así, el productor quiebra, aunque sea San Francisco de Asis produciendo rosarios. Si yo produjese un bien, me gustaría venderlo al mayor precio que sea posible. ¿Qué me puede frenar en esa ambicion desmedida? Que haya otras personas que produzcan lo mismo que yo y que compitan conmigo para vender más.
¿Cuál es la única manera de competir? Respuesta: bajando los precios. Hay una verdad económica de Perogrullo: cuando la gente que produce quiebra, deja de producir, como consecuencia, los bienes que producían escasean y por tanto aumentan mucho de precio.
II
¿Qué debería hacer un gobierno en la economía? Un gobierno debería propiaciar que haya condiciones para que mucha gente produzca bienes y haya abundancia para que los precios bajen y el 80% de la gente le ame y no le deteste visceralmente y, en consecuencia, vote por él en las siguientes elecciones. En otras palabras: la frase “con hambre y sin empleo, con Esteban me resteo”, es bastante simpática, y debe ser genial para el ego de Esteban, pero termina con gente recogiendo sobras de comida en las bolsas de basura. Esa no puede ser la finalidad de un gobierno, dice uno.
III
¿Qué es un país rentista? Un país rentista es aquel que depende de actividades económicas no productivas. Esto se notará mejor con un ejemplo (frase, acción u objeto que se usa para explicar, ilustrar o aclarar una cosa): un país petrolero, es como una gente que se encuentra un tesoro enterrado: tiene mucho dinero que no es producto de su esfuerzo, sino del azar y de la suerte. El único esfuerzo que tiene que aplicar es el de desenterrar el tesoro. Es decir un esfuerzo mínimo si se compara con la ganancia obtenida. Una riqueza obtenida así, puede dilapidarse, porque da la impresión de ser inagotable y nada cuesta. Un gobierno que regala dinero será amado (mientras tenga dinero).
IV
Cuando el gobierno de un país rentista se dedica a producir bienes y a expropiar a los que producen para producir él y ofrecer a la gente productos por debajo del costo de producción sucede lo siguiente:
Al principio la gente se alegra mucho, porque a todos nos gusta conseguir las cosas de gratis.
Mientras el gobierno pueda seguir sacando dinero del tesoro que halló, de la botija, no hay problema. Pero si el tesoro se agota, o si el que lo cuida se lo roba, los precios seguirán muy bajos, pero no se producirá nada. La gente no tendrá bienes y le agarrará mucha rabia al gobierno.
V
Parece que es una regla de la economía que cuando los bienes escasean, suben mucho de precio. Es porque como la gente los necesita, está dispuesta a pagar más de lo que valen realmente. A eso se llama inflación, que se define así: “Proceso económico provocado por el desequilibrio existente entre la producción y la demanda”. La inflación disminuye el poder adquisitivo de la moneda. Es decir, con más billetes compramos menos.
VI
El precio del dólar. ¿Quién vende los dólares? El gobierno vende los dólares muy por debajo del precio real. Esa decir, no sabemos cuál es el precio real, pero sabemos que el del gobierno no lo es. Por ello, todo el mundo quiere los dólares del gobierno, para venderlos luego al precio real, que sea cual sea, es muy superior. Ese es el mejor negocio que hay en la Venezuela de hoy y lo propicia el gobierno. Es decir: el gobierno del pueblo fabrica multimillonarios con el dinero de los pobres. ¿Quién puede acabar con esto? Respuesta: ¿Quién cree usted?
VII
Conclusion: The problem is not the dollar today, it’s Venezuela tomorrow. It’s the economy, stupid.
Fuente: https://www.lapatilla.com/site/2016/12/02/es-la-economia-estupido-por-la...

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El 30 de noviembre, la OPEP anunció un recorte de 1,2 millones de barriles diarios (BD) de petróleo entre sus países miembros —una reducción de 4% de producción de la OPEP— a partir de enero de 2017. Además, algunos productores fuera de la OPEP contribuirían con reducciones por 600.000 BD, y particularmente Rusia recortaría 300.000 BD. Venezuela acordó recortar 95.000 barriles al día su producción en el marco del acuerdo.
Un primer elemento a tomar en cuenta, es que el precio del petróleo en el mercado internacional debe aumentar al menos 6 dólares por encima del precio promedio actual de 34,21 dólares por bolívares de la canasta venezolana para que los ingresos en divisas de PDVSA en 2017 sean similares a los de 2016. En otras palabras, para compensar la disminución en la producción por el recorte OPEP, el precio promedio del año debe aumentar en al menos 6 dólares.
Según el presidente de PDVSA, Eulogio Del Pino, el acuerdo podría lograr que los precios suban entre 10 y 15 dólares por encima del nivel actual. ¿Cuánto podría aliviar las necesidad de divisas un incremento del precio de esta magnitud? De lograrse este resultado, habría una mejora en los ingresos a la caja de PDVSA con respecto a 2016 pero no habrá una mejora sustantiva en los resultados económicos del país debido a la precaria situación en la cual se encuentran variables claves.
Vale recordar que en 2015 y 2016 la República ha liquidado activos para suplir parte de sus necesidades de importaciones y pagos de deuda, y así compensar la merma en la entrega de divisas por parte de PDVSA. Es notable el caso de las reservas internacionales, que han caído en 4.622 millones de dólares en lo que va de año. Para 2017 quedan pocos de estos activos liquidables, particularmente las reservas internacionales se encuentran en 11.748 millones de dólares al 30 de noviembre de 2016. Mientras, los compromisos del país son más grandes, tal que solo en deuda externa PDVSA y la República deben pagar respectivamente 6.800 y 3.000 millones de dólares en 2017. Y no hay que olvidar que la notable caída de las importaciones en —una caída de 45% según nuestras estimaciones— ha contribuido al deterioro y recesión en las actividades económicas de este año. Se suma a todo lo anterior las caídas en la producción de PDVSA como consecuencia de haber invertido sistemáticamente por debajo de lo óptimo desde al menos 2014.
En estas condiciones, un aumento de 15 dólares en el precio promedio del año sería equivalente a cerca de 7.000 millones de dólares adicionales, que el Estado venezolano tendría que utilizar para permitir que PDVSA invierta en recuperar y sostener producción, pagar deuda externa y comercial, o mantener el nivel de importaciones. En ausencia de suficientes activos liquidables y sin acceso al crédito internacional, la nación no podrá cumplir con todo a la vez, incluso si el barril lograra subir 15 dólares. Un aumento en esta magnitud sería un alivio pero no sería suficiente para revertir los graves problemas de funcionamiento de nuestra economía.
♦♦♦
Barbara Lira (@BSLira) es economista de ODH; Richard Obuchi (@RichardObuchi) es Director de ODH y profesor del Centro de Políticas Públicas del IESA
Fuente: http://prodavinci.com/blogs/cual-es-el-impacto-del-recorte-de-la-opep-pa...

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La expresión narco-Estado ha tomado fuerza a raíz del veredicto que por unanimidad emitió una corte de los EEUU contra los sobrinos de la pareja presidencial por narcotráfico.
Más que un narco-Estado nosotros consideramos que Venezuela es un Estado delincuente, como lo hemos dicho desde la publicación del libro homónimo en 2013.
Utilizar el término narco-Estado de manera simplista es un error, frente a un problema tan complejo como el tráfico internacional de drogas que es un delito que no tiene fronteras por lo que no se puede hablar de países víctimas o victimarios. Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína, EEUU, el mayor consumidor y México el lugar donde operan las peores organizaciones criminales de narcotráfico. Venezuela continúa como país puente con un significativo aumento del consumo que se vincula a otras actividades delictivas.
Esa tercera frontera que existe entre Colombia y Venezuela, donde conviven diversas actividades criminales como el secuestro, la extorsión, el contrabando y otros ilícitos, tiene su base principal de apoyo en la corrupción política a través de información privilegiada, sobornos, tráfico de influencias, etc. Una prueba de ello, es que el contrabando de gasolina se realizaba con la complicidad de efectivos militares. Lo mismo ocurre con el tráfico de drogas. Las fronteras de Venezuela están controladas por la delincuencia organizada y su brazo ejecutor son algunos efectivos de la FAN que se van rotando en las responsabilidades de comando en puntos claves del territorio, generando así poderosas alcabalas que permiten el libre desenvolvimiento de los grupos delictivos a cambio del pago de peajes. Prueba de ello es el caso de Walid Makled que logró penetrar las más altas esferas del poder y que a pesar de los gravísimos señalamientos que ha hecho en cuanto a nexos y complicidades, nada de ello se ha aclarado.
A esto hay que añadir la presencia de las FARC y el ELN y otros grupos paramilitares y la acción de las BACRIM (bandas criminales emergentes de Colombia) que, en la medida que ven reducidos sus espacios en territorio colombiano, realizan un trasvase hacia Venezuela.
Mientras el foco de la represión policial y judicial se dirige contra los consumidores, la mayoría presos sin recibir ningún tratamiento como lo prevé la ley al considerarlos enfermos, los grandes traficantes se mueven con absoluta impunidad porque poseen el poder del dinero.
Si revisamos las cifras del MP veremos que, por ejemplo, en 2010 se registraron 17.090 casos de detenciones por posesión de drogas (en su mayoría consumidores pobres) y por el contrario se realizaron solo 32 aprehensiones por tráfico de drogas.
Es decir, más del 80% de los expedientes por drogas son por consumo donde no hay dinero para comprar protección policial y judicial. No hay una política de Estado de prevención social integral y de tratamiento y rehabilitación, ni tampoco de represión efectiva, es decir, el Estado de lo ilegal se ha hecho más fuerte y se tragó al Estado de Derecho, lo que hemos caracterizado como un Estado delincuente donde una de sus peores marcas es lo que algunos, debido a los últimos acontecimientos, llaman narco Estado.
La corrupción política y la impunidad se han adueñado del país y el autócrata, llámese Chávez o Maduro, han impuesto desde el liderazgo hiper presidencialista un modelo de pensamiento único, de partido único, donde el Estado es el partido y el partido es el Estado.
En esa relación perversa se ha sustituido el Estado de derecho, la legalidad y el orden constitucional por un Estado delincuente (cleptocracia o kakistocracia) que es lo que hemos caracterizado como una mezcla entre el Estado forajido (violador de leyes y tratados internacionales) y el Estado fallido (el que no satisface las necesidades básicas existenciales de la población), lo cual está más que evidenciado en la terrible escasez de medicinas y alimentos, la violencia e inseguridad desbordadas y en general, el colapso institucional que todos padecemos.
Las llaves que le abren la puerta al tráfico de drogas en Venezuela son la corrupción política y la impunidad. El narcotráfico es un componente importante de las actividades delictivas del país, más no el único. En nuestra opinión, el principal es la corrupción política, en la cual se licúan los diversos intereses en base a una relación perversa entre lo ilegal y lo legal. En Venezuela no hablamos de carteles ni de mafias ni de estructuras rígidas porque lo que existen son redes que se relacionan de manera horizontal y vertical, que se hacen y se deshacen de acuerdo a la dinámica del delito en cada caso.
Sin embargo, destacamos la presencia de una especie de partido militar que se ha convertido en una casta corrupta que tiene el control de todas las instituciones desde las que se resguardan las fronteras, los puertos y aeropuertos, hasta las que manejan las finanzas públicas. Es decir, si ha habido empresas de maletín responsables del saqueo cambiario es porque han contado con la complicidad de la GN y el Seniat. La misma ruta y modus operandi utilizadas en este esquema para defraudar al país, seguramente se ha usado también para el tráfico internacional de drogas.
Los sobrinos de la pareja presidencial entraron en el negocio del tráfico de drogas precisamente de la mano de la corrupción política: información privilegiada, sobornos, tráfico de influencias y cobro de comisiones a contratistas y proveedores del Estado, en especial, Pdvsa. Una evidencia más de la corrupción política en el caso de los sobrinos es el contrato otorgado por PDVSA de más de 132 millones de dólares al empresario Wilmer Ruperti y que esté a su vez asumiera el pago de los costosos abogados de la defensa.
Aprovecho para alertar a la pareja presidencial sobre los presuntos vínculos con actividades ilícitas de otros familiares cercanos. Se menciona insistentemente a Nicolás hijo y a otro sobrino, Carlos Erik Malpica Flores, de ser gestores de tráfico de influencias y otras acciones reñidas con la ética pública.
El tráfico internacional de drogas y los homicidios son las caras más visibles del maridaje entre la corrupción política y la delincuencia organizada. Las redes delictivas se han apoderado de las principales ciudades. Un ejemplo es la situación de las cárceles del país donde los grupos dirigidos por los denominados pranes coordinan y ejecutan las más diversas y horribles actividades, la mayoría de ellas relacionadas directa o indirectamente con el tráfico de drogas, desde prisiones convertidas en guaridas.
En el proceso de transición y cambio que vive Venezuela hacia un nuevo gobierno, urge tomar medidas como la reforma del Estado, dándole prioridad al sistema de justicia para dotar al país de un verdadero Poder Judicial autónomo, idóneo y capaz de ofrecer seguridad jurídica a todos. Una verdadera carrera judicial que sustituya a los jueces provisorios por jueces titulares respetables. Leyes de financiamiento de partidos políticos y campañas electorales para evitar que el financiamiento con dinero ilícito privatice la política y la someta al dominio perverso de la delincuencia organizada. Creación de un cuerpo policial de élite para la investigación de la delincuencia organizada, sobre todo, para rastrear, ubicar y confiscar los bienes patrimoniales relacionados con el delito. Una unidad de análisis e inteligencia integrada por profesionales idóneos bien remunerados de distintas disciplinas, representantes del BCV, Tesorería, Pdvsa, ministerio de Finanzas, SUDEBAN, entre otros, con recursos suficientes para quitar a las organizaciones criminales su principal fuente de energía y oxígeno que no es otra que el dinero producto de sus actividades criminales.
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28 de noviembre de 2016

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Era 1959 cuando Rómulo Betancourt se juramentó como Presidente de la República de Venezuela. Estaba vigente la Constitución de 1953, en ella se reconocía la autonomía de los Estados y de los Municipios, pero no había artículo alguno que expresamente definiera nuestra forma de Estado como Federal.
Betancourt no necesitó de una norma para reconocer la existencia de los gobiernos estadales y municipales y para impulsar espacios para la inclusión de esos actores políticos en el debate sobre los problemas y los enormes desafíos que imponía los cambios políticos de aquél momento en Venezuela.
El 13 de marzo de 1959, un mes después de haberse juramentado, Betancourt convocó la I Convención de Gobernadores, con la finalidad de buscar una mejor coordinación en escala nacional de la gestión política y administrativa del Gobierno.
En esa I Convención, el Presidente afirmó: “estamos resueltamente empeñados en una acción concertada que vaya desde los ministerios hasta los municipios para realizar una labor de conjunto, resuelta y decidida, hacia la solución de los problemas fundamentales de Venezuela”.[1] Con esas palabras, Betancourt expresó la necesidad de involucrar a todos los actores necesarios en el proceso de buscar soluciones a los graves problemas que enfrentaba aquél país.
La Convención de Gobernadores, cada seis meses, y luego el 18 de septiembre de 1960, la convocatoria a la Convención de Municipalidades, representaron los dos espacios institucionales a través del cual Betancourt pretendió buscar una mejor coordinación y planificación desde el gobierno, consciente que en aquellos momentos era necesario ir más allá de la simple administración.
En relación a la Convención de Municipalidades, es importante destacar que en Venezuela no se realizaba un encuentro así desde el año 1911. En esa Convención, celebrada en 1960, Betancourt expresó con claridad los objetivos que aspiraba alcanzar, a saber: 1.- Conocer la realidad de los problemas de las municipalidades; 2.- Estimular el interés cívico nacional por los asuntos municipales; 3.- Lograr el interés municipal en los programas de desarrollo de la comunidad y 4.- Fomentar la coordinación por parte de organismos nacionales con las municipalidades en el planteamiento y ejecución de sus programas.
Con la presencia de representantes de los Concejos Municipales de todo el país, Betancourt reconoció que los problemas y los desafíos que el gobierno debía afrontar eran complejos y en tal sentido, reconoció en ese momento que la necesidad de ir hacia un proceso de descentralización administrativa, que advirtió, no era incompatible con el Plan Cuatrienal 1960-64.[2]
Para Betancourt los Planes Anuales deberían ser un compromiso adquirido ante el país, compromiso que además, debería ser, con el tiempo, reclamado por la opinión pública a las sucesivas administraciones. De esa forma, con esas palabras expresadas en la I Convención de Gobernadores en 1959, Betancourt, advertía de unos ciudadanos críticos y activos frente a la gestión del gobierno.
Precisamente aquella I Convención de Gobernadores en marzo de 1959 sirvió de escenario institucional para que el Presidente recién juramentado, se comprometiera a construir el Plan Nacional Cuatrienal 1960-1964. Betancourt, expresó a los Gobernadores en ese encuentro, que para la fecha no era posible presentar un programa de acción administrativa nacional, pues no había datos confiables y menos aún, estudios serios sobre la realidad del país.
Previamente, y así lo recordó en las palabras expresadas en la I Convención de Gobernadores, Betancourt había acordado con los Gobernadores, que cada uno de ellos, así como el Gobierno Nacional, deberían levantar un diagnóstico de la realidad, a los fines de traer a la Convención los problemas, las urgencias y las necesidades de cada Estado, con lo cual, aspiraba a lograr una mejor priorización de los problemas nacionales, buscando con mayor facilidad identificar la viabilidad de algunas soluciones a esos problemas.
Los problemas que Betancourt presentó en esa Convención a los Gobernadores fueron los siguientes:
Vialidad, pues habían pocas carreteras y/o autopistas.
Vivienda, pues advirtió del grave déficit de viviendas en el país.
Alimentación, alertó que había mucha hambre en el país.
Honradez Administrativa, que planteaba un compromiso para enfrentar con seriedad y desde las instituciones el manejo responsable de los recursos públicos.
Betancourt cumplió su compromiso y el 18 de febrero de 1960, en el marco de la III Convención de Gobernadores, logró presentar y analizar con los Gobernadores el proyecto del Plan Anual 1960-1964, destacando que el gobierno iniciaría una serie de consultas con distintos sectores, a saber: el sector de la producción, el industrial, universitario, laboral, bancario, en fin de todo grupo que tenga capacidad de aportar una idea.
En ese proceso de consulta, los Gobernadores eran los primeros en ser invitados a presentar observaciones, críticas o aportes a la propuesta de Plan Anual. La propuesta de escuchar a otros actores para alimentar el Plan Anual, fue calificada por el propio Betancourt como una “forma inteligente y democrática de gobernar”.
El proyecto de Plan Anual 1960-64 proponía dotar de agua potable, suelo sano, luz eléctrica a las pequeñas poblaciones de la provincia venezolana y algo importante de destacar, era el impulso de un programa orientado al desarrollo de las comunidades, cuyos objetivos eran: estimular el espíritu de progreso en la población y los hábitos de acción cooperativa; crear nuevas fuentes de trabajo para mejorar ingresos y fortalecer el gobierno autónomo local para que sea la expresión de un proceso democrático, esencia del desarrollo de la comunidad.
La Democracia venezolana daba sus primeros pasos, buscando espacios institucionales para el diálogo y la negociación, para el encuentro entre ideas y opiniones diversas, intentado crear mecanismos efectivos de coordinación entre los distintos actores políticos a los fines de desarrollar un modelo político democrático, reconociendo la necesidad de la descentralización como herramienta útil en esa labor.
Aquellos municipios y estados, llamados por Betancourt para debatir los problemas del país, hoy, más de 50 años después, están ignorados y excluidos como actores de desarrollo en el Plan de la Patria 2013-2019; pero además, la voz de esa opinión pública a la que se refería Betancourt cuando promovía la consulta del Plan Cuatrienal ha sido silenciada por el régimen.
¿Qué dejamos de hacer como sociedad, que lejos de mirar 1959 como el inicio de un modelo político que ha trascendido en el tiempo, lo vemos a la distancia como una historia pasada, desconocida por algunos y como una referencia para volver a entender el valor y el sentido de la democracia?

[1] Betancourt, Rómulo. Las Necesidades de todo el país. En: La revolución democrática en Venezuela. 13 de marzo de 1959. Caracas 1968. P. 21
[2] Idem. II Convención de Municipalidades. P. 41
https://politikaucab.net/2016/11/25/la-voluntad-politica-de-escuchar-a-l...
Artículo escrito para Politika UCAB. 25 de noviembre de 2016

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Malos imitadores del difunto Presidente han creído que su éxito radicó en la ordinariez del lenguaje e inclinación a la pendencia. Su fenómeno es más complejo, me parece, que las meras apariencias, aunque éstas sean las más fáciles de copiar por gente escasa en talento e imaginación.
Pero ha quedado un discurso contaminante que rebaja el debate político. Alos verdaderos problemas nacionales, muchos, muy grandes y agravados en estos años, les cuesta encontrar sitio en la reyerta y el lodazal. En ese contexto,el éxito y el provecho nacional será para los que no se conformen con imitar.
Hace un siglo Azorín daba consejos a los políticos, y si bien muchas cosas han cambiado desde entonces, sobre todo a causa del uso de las redes sociales, hay clásicos cuya permanencia nadie sensato puede discutir. Su validez sigue intacta.
El escritor y parlamentario español recomienda al político fortaleza, como la primera condición del hombre -y la mujer- de Estado. “Una naturaleza muy firme, muy segura, para no dejarse aplanar en aquellos momentos críticos de amargura, en que nuestros planes y esperanzas se frustran”. Más adelante dirá de lo bueno que es “permanecer impasible ante el ataque”. Junto a la fortaleza, aconseja la hoy muy escasa virtud de la eubolia, la cual “consiste en ser discreto de lengua, en ser cauto, en ser reservado, en no decir sino lo que conviene decir”. Que “no se desparrame en palabras el político”. Qué oportuno y pertinente.
Cuidado con la impaciencia, llama la atención. “Lo que se hace precipitadamente se hace mal y a disgusto”. No apresurarse en responder un agravio, ni “dejarse arrastrar por el impulso general”. A veces, “lo prudente es callar”.
“No pierda nunca el sentido del equilibrio” es otro buen consejo azoriniano, válido y valioso en tiempos como los que vivimos, y para aplicarlo hace falta valor del bueno, máxime cuando las pasiones se desbordan fácilmente y es fácil confundir agresividad con definición.Y, utilísimo cuando las vanidades se hacen efervescentes y por lo mismo espumosas, y espuma no es cuerpo como pluma no es carne, se recomienda “desdén para el elogio”.
Líderes políticos, muchos y muy buenos, nos harán falta para encaminar a Venezuela. Ahí les dejo estos consejos que no son míos, sino de Azorín, deseándoles que el fragor del combate político les deje un tiempecito para la lectura y la reflexión.

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