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Opinión

Alirio Pérez Lo Presti

Desde 1939 hasta 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, mi abuela tuvo un hijo por año y todos nacieron en diciembre. La razón era sencilla: nueve meses antes de cada parto, mi abuelo, que era soldado, había estado en su hogar de permiso. Dadas las circunstancias extremas en las cuales transcurría el tiempo en Europa, no era fácil encontrar fuentes de satisfacción. La maternidad, asumida en ese contexto, era, por decir lo menos, un acto de fe, pero por encima de cualquier cosa, un ejercicio que fortalecía la idea de supervivencia.

Ante la muerte inmanente que inunda cada rincón en los lugares donde hay conflictos armados, la vida, a veces, se sigue celebrando y cada vez que la misma aparece, la esperanza va de la mano con ella. ¿Cómo hacía el día a día una mujer con cinco hijos? Con la visión de futuro tomada de la mano o de lo contrario nada hubiese tenido sentido. El entorno disparaba mensajes negativos por todos lados, pero la dinámica propia de la vida, preci­sa­men­te porque se hacía cada vez más dura, era la que empujaba a quienes atravesaban por esas cir­cuns­tancias únicas y extremas a seguir respirando.

El mensaje frecuente de cualquiera que haya sobrevivido a los extremos es el de anteponer el principio de vida sobre el principio de muerte o de lo contrario vence la desesperanza. Pero si a esto le anteponemos la condición de mujer que debe sobrevivir para que otros puedan trascender, en­ton­­ces entendemos cómo existe gente tan lu­cha­do­ra, para quienes el batallar diario y la vida son sinónimos.

Por una especie de tara o debilidad que nos suele acompañar como especie, solemos ser un tanto reacios a aceptar la idea del equilibrio. De ahí que vemos tantas veces repetida en la historia de la ci­vi­lización, esa tendencia a romper con las pon­de­ra­ciones cuando se alcanzan. Tanto a nivel per­so­nal, como en el ámbito social, quien entra en con­flic­to con el equilibrio, tratará por todos los medios de hacer que resurja el caos. Ese precepto se re­pi­te, pero las generaciones lo olvidan, porque el abu­rri­miento y el tedio tienden a conducir a la bús­que­da compulsiva y desmedida hacia la aventura in­cier­ta en los espacios donde se alcanza bienestar. De ahí que aparezcan tantos advenedizos y pes­ca­do­res en río revuelto.

La experiencia de cada uno, que es la historia úni­ca de vida de cada cual, nos marca en lo que res­pec­ta a nuestra manera de leer y percibir la rea­li­dad. Solemos reconstruir y construir una postura ha­cia la existencia que está signada por las viven­cias que vamos armando. Una mujer todavía joven y todavía guapa me decía que era desme­di­da­men­te infeliz porque el pasado la perseguía cada día. Ella está condenada a no poder pasar la página, o porque siente que le es imposible o porque ni si­quie­ra se lo ha planteado.

Tal vez el día que más recogimiento familiar pro­du­ce y mayores expectativas, relacionado con víncu­los interpersonales, es el día que celebramos la Navi­dad. La Navidad es una fiesta determinante para saber hasta qué punto nuestra vida va por buen norte, sea para compartir en forma cercana o para condolerse por las separaciones familiares que las circunstancias van generando; la Navidad es tiempo de familia y para quienes no tienen una fa­milia como tal, la Navidad es la fecha de los afectos más cercanos, que a fin de cuentas son la familia que uno va construyendo a la par de aque­lla con la cual tiene lazos consanguíneos. Los ami­gos son la familia que la vida nos va regalando en el transcurso del tiempo.

Como muchos, y desde que era un muchacho, es­pe­raba como nada la noche buena, por encima de cual­quier celebración o festejo; la llegada de la Na­vi­dad era la mejor época del año y debo reconocer que en cualquier circunstancia por las que he pa­sa­do, lo sigue siendo. Incluso es una fiesta como nin­guna por un asunto de convicciones. Navidad es la gran celebración y todo lo demás es con­se­cuencia de lo representativo de esta fecha. Tanto desde el plano tangible como del más simple simbolismo.

Tiempos malos y tiempos buenos suelen ser el péndulo que ha acompañado a la civilización. Los malos a veces son proporcionales al grado de bienestar que logramos alcanzar cuando las cosas están bien. El paso del hombre lleva en su brújula las dos vertientes del ser, en un ciclo casi perfecto que conjuga en uno solo el sino que marca la vida de los hombres.

Mi abuela, luego de años de lucha, lo dijo muy claro: “Aquí ya no se puede vivir” y en una lejana noche de Navidad le pidió al abuelo que se adelan­ta­ra a “La América”, porque Europa no ofrecía nin­gu­na posibilidad para sus hijos. Cada vez que escucho esa historia familiar, me repito a mí mismo a manera de talismán, ese precepto que siempre he seguido: “El mejor lugar del mundo es donde nos vaya bien”. Que no sea la tristeza ni la nostalgia aguafiestas la que se imponga sino el más profundo e indómito espíritu que sobrepone la vida sobre los males y la unión familiar sobre los retorcidos laberintos del existir.

@perezlopresti

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El mundo cristiano celebra, este 24 de diciembre, 2.017 años de la llegada del hijo de Dios a este mundo en un territorio cuyos habitantes, mayormente judios, estaban invadido y dominado por el imperio romano, quienes los tenían sometidos a todo tipo de arbitrariedades y de negación de los derechos y libertades más elementales de los hombres de entonces, y de ahora.

El hijo de Dios, nombrado Jesús, traía, en esencia, un mensaje para la humanidad y especialmente para los más oprimidos: la esperanza de un mundo mejor fundamentado en la practica del amor y de la verdad y la justicia como virtudes capitales, ese era el camino de la verdadera libertad. Pero el pueblo, sometido por los rigores de los romanos imperialistas, esperaban un rey guerrero que los condujera por el camino de la violencia política a la añorada libertad y terminaron por cruxificar al hijo de Dios, y aún no han terminado de conseguir la paz. Pero cada año se celebra el nacimiento del niño Dios con un principal propósito: renovar la esperanza en un futuro mejor.

Este año por terminar, seguramente será recordado por la mayoría de los venezolanos como uno de los peores de nuestra historia republicana y para la mayoría de los opositores como uno de los más frustrantes por no haber avanzado decididamente en el cambio político necesario para salir de la crisis que nos agobia como país, pero perder la fe y la esperanza en lograrlo no puede ser una opción.

Por eso, en Aragua en Red, hacemos nuestros mejores votos porque en esta navidad renovemos nuestros votos en la fe y la esperanza para que el próximo año 2018 sea de ventura y properidad para todos los venezolanos.

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José Rosario Delgado

Los tribunales de este expaís -Agustín Blanco Muñoz dixit-, supremo incluido, están entregados en cuerpo y alma, si tuvieren alma, al poder ejecutivo y no hacen absolutamente nada que no vaya a favor del régimen que tiene a todos los órganos del poder público, hasta la fiscalía, girando en torno de la figura perversa, pervertida y depravada de sus líderes “vivos” y finados para todo cuanto les dé la gana con quienes claman justicia y libertad; a la Asamblea Nacional, que no les pertenece, al estilo Jalisco le arrebataron sus funciones, y las leyes que dicta valen mucho que el papel donde están impresas.

Cualquier diligencia por ante los juzgados no logra resultados si no lleva el consentimiento del comisario político de la zona o el caporal comunero del barrio, lo que deja en manos de los aprófidos la administración de justicia que antiguamente correspondía a jueces y abogados, a los letrados, conforme los estudios seguidos en las distintas universidades y mediante lectura de los mejor elaborados textos de los precursores de las políticas públicas y de la división de poderes de acuerdo a la responsabilidad del Estado frente a la Sociedad y el compromiso de ésta para con los ciudadanos que la integran.

Decía recientemente un destacado profesor de derecho constitucional en dos prestigiosas universidades, que lo primero que pregunta a sus alumnos al iniciar su cátedra, es: “¿Vale la pena estudiar lo que estamos estudiando?”. Unos se ríen, otros se quedan callados, pero ninguno se levanta a repreguntarle al Maestro por qué pregunta eso. La supuesta revolución que prometió adecentar el poder judicial, ponerlo más cerca, accesible y ecuánime a las grandes mayorías, confiscó a la justicia y secuestró a los jueces con la única, aviesa y aberrada intención de mantenerse en el poder, aferrarse a los privilegios del gobierno y a detentar todas las prerrogativas que de allí se derivan.

Y tienen razón el profesor y sus alumnos: en boca cerrada no entran moscas, por si las moscas. Y eso es lo que ha pretendido y conseguido el gobierno bolivariano durante los últimos veinticinco años, callar y acallar a todo el mundo con la obediencia indebida, pero su torpeza es tanta que lejos de espantar a los fantasmas de la opinión internacional, lo que hace es concentrarlos en un solo bloque que, al unísono, gritan a todas las instancias que en Venezuela no hay ni habrá vida mientras este régimen insista y persista en hacer lo que le da su gana contra este expaís, sus instituciones y sus ciudadanos, asamblea constituyente mediante.

Hay voces por allí diciendo que al régimen lo denunciarán ante el Tribunal de La Haya para que responda a sus criminales atropellos en contra de la libertad y de la democracia, pero nos parece que ese tampoco podría hacer nada, y el único tribunal capaz de acabar de una vez por todas con este dizque gobierno es el tribunal de la olla, esa olla vacía y boca abajo a la que cada día cuesta más echarle qué comer y, si acaso encuentra, no tiene con qué calentarla, pues la Venezuela “Potencia”, el país con las mayores reservas petrolíferas y gasíferas de la Tierra, se quedó sin reservas alimenticias o alimentarias para un pueblo hambriento y enfermo.

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Hugo Prieto

Antes de iniciar la conversación periodística, Roberto Patiño y quien escribe hablamos de economía. De ese largo camino que empieza en la filosofía y transita por las páginas de dos obras opuestas, de dos hombres que representan las visiones en las que se debatió la humanidad durante el siglo XX. Adam Smith, La Riqueza de las Naciones y Carlos Marx, El Capital. Prueba fehaciente de que la política y la economía vienen siendo la misma cosa.

De esa vertiente viene una cabeza brillante. El filósofo y economista brasileño, Roberto Mangabeira Unger. Su libro, La Alternativa de la Izquierda, no tiene nada que ver con el llamado “socialismo real” o con el injerto y a la vez anacrónico “Socialismo del Siglo XXI”. No hay galimatías en esas páginas. Mangabeira Unger es profesor de la Universidad de Harvard. Su planteamiento trasciende el dogma de la igualdad. La apuesta pasa por estimular, propiciar, cambios radicales que se puedan inscribir en lo que conocemos como experiencias exitosas —palabra alérgica para la izquierda mineralizada—, que mejoren las condiciones de vida de los sectores menos favorecidos. “Ah, yo vi clases con él”, dice Patiño con una sonrisa en los labios. ¿Cuánto de la subsidiaridad hay en los planteamientos del economista brasileño? No lo sé, pero seguramente hay mucho más coincidencias que otra cosa. Mangabeira Unger asesoró a Lula durante su primer gobierno, luego se retiró discretamente. Lula, como toda esta “izquierda progresista”, ávida de dinero y corrupta, se decantó finalmente por el letrero de Odebrecth y Petrobras.

Finalmente, de forma inevitable, —la diferencia innegable— abordamos las motivaciones, los paradigmas, de una Venezuela hundida en la crisis y una Venezuela que pugna por romper el maleficio. Ya se sabe, la nostalgia no puede competir con la esperanza.

El chavismo, como modelo de cambio social, fracasó. No lo digo yo, lo dijo Edgardo Lander, sociólogo y estudioso del proceso político que se inició en Venezuela en 1998. Ante las manifestaciones más rudas de la crisis, no funcionó la solidaridad y la organización política, sino la respuesta individual y competitiva. “Si tengo que bachaquear, bachaqueo”. Sin embargo, ustedes están hablando de solidaridad y convivencia social. ¿Cómo enmarca usted ese concepto en medio de la realidad, del desastre, que estamos viviendo?

Para empezar, diría que la crisis fundacional que tenemos en Venezuela, es una crisis de credibilidad. Que no sólo se refleja en el país, sino en muchas partes del mundo. Ahí, donde las instituciones y los liderazgos políticos han perdido su capacidad de ser creíbles para la gente. En nuestro caso, creo que ese problema viene dado por dos fuerzas, dos dinámicas, que son características. Una es la violencia, cuya expresión política y sociológica es el militarismo. La segunda es el rentismo: la competencia por acceder a los recursos que provienen del petróleo, que a veces son abundantes y que a veces son escasos, como ocurre actualmente. Ante esa crisis de credibilidad, lo único que nos permite construir nuevos puentes, nuevas relaciones, es el hacer, concretar en proyectos una visión.

Esas fuerzas, esas dinámicas son las que han prevalecido. ¿Cuál sería la forma que ustedes plantean para abordar la crisis?

En realidad, hay cuatro formas de abordar la crisis. Una, el bachaqueo, es la forma individualista, que se parece mucho al rentismo. Dos, la aproximación violenta, de la que bebe el militarismo; todo lo relacionado, digamos, a las formas de dominación del Estado, con las bolsas CLAP como expresión muy concreta y con el carnet de la patria, herramienta que mide y cuantifica la lealtad política que se exige en tiempos electorales. Tres, la caridad tradicional, donde no hay un reconocimiento del otro como un igual, sino una posición de jerarquía, sin intención de establecer una relación, digamos, horizontal. ¿Lo estás haciendo por el otro o lo estás haciendo por ti mismo? La cuarta opción, la que nosotros asumimos, es la solidaridad, que en nuestra perspectiva, en nuestro accionar, implica corresponsabilidad, implica un ejercicio de empatía, ponerse en los zapatos del otro. Desde ahí estamos dando una respuesta a la violencia social, a los problemas que estamos viviendo.

Usted habló de una acción, pero no ha dicho como se convierte en una realidad.

Para nosotros es una acción integral que tiene varios elementos, uno político-organizativo; otro social, que tiene que ver con el impacto en las comunidades. Cuando hablo del primer elemento, estoy hablando de organización, de empoderamiento, de discurso y de visión compartida; cuando hablo de criterio social, estoy hablando de la identificación de una necesidad sobre la cual ejecutamos nuestra acción. Es decir, nosotros no entendemos el trabajo social en función de objetivos partidistas. Nosotros atendemos a la comunidad en función de criterios relacionados con sus necesidades. En particular a un sector de la población que para nosotros representa la mayor injusticia, que es un niño que no come. Ese niño que no come es el ejemplo más concreto de la promoción de la desigualdad. Un niño que no come no va a desarrollar su capacidad intelectual, su capacidad física y muy probablemente no va a romper el círculo de la pobreza. Un tercer elemento de la integralidad, son los proyectos de empoderamiento y desarrollo económico.

En su libro de memorias, Henry Kissinger, definía a Bangladesh como un país que dependía de la ayuda internacional. Pero un proyecto como el Banco Grameen, creado por el nobel Muhammad Yunus contribuyó en mucho a erradicar esa visión determinista. El acceso al crédito pasaba por una valoración de la gente y de sus recursos, una vivienda amoblada —con una mesa y dos sillas, por ejemplo—, se consideraba un activo, así como la posesión de dos aves de corral. Aquí el Estado reparte; en el pasado planchas de zinc y sacos de cemento. Actualmente, bolsas de comida y un pernil navideño ¿Cuándo usted habla de proyectos productivos que sean sustentables de qué está hablando?

Estoy hablando, por ejemplo, de uno que acabamos de ejecutar, que nace además de la convivencia social y de los valores del programa. Nosotros tenemos 10 comedores en zonas populares del oeste de Caracas. En esta ocasión, uno de mis tíos propuso la idea de hacer 3 mil hallacas con gente de la comunidad. De tal manera que garanticemos que cada niño se pueda comer su hallaca en Navidad y las otras 2 mil las vendemos para generar recursos. Eso lo hicimos. Montamos dos líneas de producción, una en La Vega y otra en Antímano, junto con las madres del programa Alimenta la Solidaridad. Tuvo, además, una gran receptividad en la gente, que sentía que estaba apoyando financieramente el programa. Al mismo tiempo, estábamos fortaleciendo las capacidades de esas madres, para que pudieran ser emprendedoras. Yo creo mucho en esa visión, he aprendido de ella. Allí está la experiencia de Bangente, un banco formado por el grupo social Cesap, y del cual he sido directivo en los dos últimos años. Un poco inspirado en la idea de Yunus, Bangente ha otorgado más de 50.000 microcréditos en todo el país. He podido ver, de primera línea, un banco de desarrollo. Son experiencias que existen en Venezuela. Pero hace falta enfocarlas para que puedan tener un impacto positivo en el marco de la crisis.

El Estado debe propiciar las condiciones para que el emprendimiento tenga posibilidades de éxito, un entorno en el que la gente pueda desarrollar sus propias capacidades. Sin ese escenario, es poco lo que se puede avanzar.

Sin duda, pero al final lo que estás planteando es un cambio político. Para que la cultura de empoderamiento en todo sentido —social, político y económico—, pueda surgir, es necesario el cambio político, pero la vía no puede ser la violencia o el uso de la fuerza bruta para llegar al poder.

No ha mencionado otras dificultades que limitan o impiden el trabajo que vienen adelantando en las comunidades. ¿Qué barreras han encontrado, digamos, sobre el terreno?

Muchas de las madres que trabajan con nosotros, por ejemplo, son amenazadas. Si siguen trabajando con esos escuálidos van a ser excluida de los beneficios. Tenemos madres que han resistido, porque entienden que este trabajo es necesario por los niños, por la solidaridad, y es más importante que la caja de los CLAP, pero hay otras que se han alejado. No han podido mantener su participación en el proyecto. La violencia es otro factor. En la Cota 905 hemos vivido varios episodios donde sube la OLP y le cae a plomo a la gente, de una manera indiscriminada y brutal. En la Red Convive tenemos datos que apuntan a que el 40% de los homicidios son cometidos por funcionarios adscritos al Estado. También hay dinámicas vinculadas a bandas que son limitantes, que son perjudiciales para generar esta visión de solidaridad, de trabajo y de encuentro conjunto, que hacemos más allá de posiciones políticas o clases sociales. Sumadas esas dificultades, está también la escasez de productos. Miles de personas nos han dado donaciones y semanalmente compramos a camiones que vienen de Los Andes. Tenemos que adaptarnos a la realidad. Ser flexibles en cuanto a lo que es nuestro menú, siempre y cuando mantengamos los componentes nutricionales.

Contribuir a que la gente sea protagonista de su propio destino choca con estos esquemas latinoamericanos de dominación y de concentración del poder. ¿Cómo romper con esas estructuras anquilosadas? En Perú, por ejemplo, se han creado estructuras productivas en el sector textil, en el sector alimenticio, que no son propiamente los esquemas empresariales que conocemos. Esta visión, estos modelos, tienen que tener un espacio en el cambio político. Tiene que tener apoyo institucional. Pero hay grandes dudas, porque si algo sobra en este país son promesas y más promesas incumplidas.

Quisiera vincular un poco esa pregunta a mí experiencia personal. Estudié en la Universidad Simón Bolívar y entre 2007 y 2011, año en que me gradué, fui dirigente estudiantil, pero no me inscribí en ningún partido. Yo tenía esa desconfianza, esa percepción antipolítica. Sin embargo, tomé dos decisiones. Ayudé a fundar el Movimiento Mi Convive, que me iba permitir hacer el tipo de trabajo del que estamos hablando. Y la segunda fue que decidí entrar en Primero Justicia. Básicamente porque el partido tiene un valor que es la subsidiaridad. Un valor que si bien es de origen cristiano, hoy en día es asumido por la Comunidad Europea. Fundamentalmente, podemos resumir la subsidiaridad en dos cosas. Tanta sociedad como sea posible y tanto Estado como sea necesario. Cuando hablamos de la sociedad, no me estoy refiriendo sólo al mercado, sino a los aspectos organizativos, económicos y políticos, que no necesariamente dependan del Estado. Lo segundo es que las soluciones deben ser planteadas y protagonizadas desde lo local.

Ese es el modelo que impera en los países escandinavos, ¿no?

El modelo escandinavo tiene mucho de subsidiaridad en sus planteamientos, yo creo profundamente en eso. Además, he visto un tránsito en Primero Justicia, Henrique Capriles, uno de los principales referentes del partido, ha adoptado este modelo de fomentar proyectos comunitarios. Para mí eso es muy significativo. Hace cinco años, coordiné a los jóvenes en la campaña presidencial de Capriles. Hoy estamos viendo que él está replicando, en un gesto que me parece de humildad y generosidad, un proyecto que iniciamos nosotros.

Los errores de la MUD también son los errores de Primero Justicia. Esa es la percepción que, finalmente, cuenta más que la realidad. El país, además, está encerrado en la supuesta competencia de dos visiones que cada día están más alejadas de la gente, ¿Cómo van a hacer ustedes para que la sociedad valore la diferencia de criterios y valore el concepto de subsidiaridad?

Yo creo que de los errores se aprende y mucha gente me ha sugerido, en mi corta carrera política y social, incluso en la Universidad, que nos planteáramos la posibilidad de construir un partido. ¿Por qué no hacen borrón y cuenta nueva? Parte del problema que observo en Venezuela es que no hemos apostado por las instituciones. Mientras yo considere que en Primero Justicia hay espacios para plantear mis ideas, para que sean escuchadas e inclusive para que sean tomadas en cuenta —este proyecto ha sido replicado en Petare, en Anzoátegui, incluso ha trascendido a otras organizaciones, el diputado Juan Andrés Mejía está impulsando una iniciativa similar en los barrios de Baruta— seguiré trabajando en el empoderamiento de la gente. Sí, se han cometido muchos errores, pero también hay que reconocer que ha habido un sacrificio y una apuesta por el país de parte de ese liderazgo que hoy está cuestionado. Tenemos el caso de Julio Borges, en el parlamento le partieron la cara, no hay que olvidarlo; Capriles estuvo al frente en las movilizaciones. Otras personas de otros partidos también lo han hecho. Para poder construir un país y para salir de esta crisis tan brutal que estamos viviendo, todos somos necesarios. Inclusive los que hoy adversamos.

Aquí hay un problema grave, porque esta película parece que necesita episodios épicos. Usted habla de sacrificios y de líderes que se la jugaron y pusieron en riesgo su integridad física. ¿Será que Roberto Patino está apelando al discurso de la heroicidad? ¿No se contradice cuando habla de institucionalidad? Porque si hay instituciones fuertes, que funcionen, se cierran las posibilidades para que aparezca un iluminado, un héroe.

Absolutamente, cuando refiero esos ejemplos concretos —podría mencionar a líderes de otros partidos—, no los veo como mesías que van a resolver la totalidad de los problemas del país. Mencioné esos nombres por los cuestionamientos que hay por los errores. Sí, han cometido errores, se han equivocado y yo los he criticado. Frente a ciertos eventos políticos, donde pareciera que no hay una postura firme, he criticado el silencio. La política tiene que mostrar un camino, una senda, una opción. Soy crítico con toda la MUD y por eso se ha perdido, en gran medida, la credibilidad. Hablé de los sacrificios, de las apuestas que se han hecho, para decir: Sí, son seres humanos. Justamente, no son mesías. Se han cometido errores. Al final no lo veo de la misma manera. No creo que la forma de derrotar esta dictadura, este proyecto de dominación, sea a través del mesianismo de un individuo, sea quien sea. Salir de esta crisis pasa por el trabajo de todos, en un esfuerzo que tiene que ser de abajo hacia arriba.

Este país está hundido en una crisis que, si no es terminal, tiene todos los síntomas. Aquí no hay una sola institución que le inspire confianza a alguien, que funcione, que responda. Este país tiene un problema de gobernabilidad muy preocupante. Estamos sumidos en un marco político estéril. Han transcurrido muchos años, no sólo las dos décadas del chavismo, podríamos ubicar el punto de partida en el año 83. Yo creo que la generación que yo represento fracasó en las tareas que había que asumir y que estaban pendientes en Venezuela. Quizás porque pensamos que nos merecíamos, digamos, la sociedad del conocimiento. Y las cosas no se merecen, se gana. Hace falta una visión distinta.

Creo que hace falta la reflexión que nos ha llevado a nosotros a actuar desde lo local y lo organizativo. Si bien pareciera el camino más largo, más limitado, si construimos iniciativas similares (empoderamiento popular), podemos restituir tejido social y construir una red, que tenga un sustento verdadero. Parte de la falta de credibilidad y la desestructuración de la sociedad, es cuando alguien viene y dice: yo tengo la solución para los problemas del país. Es mentira, lo sabemos. La solución se construye desde lo local, desde lo inmediato, desde lo concreto, desde los proyectos, desde el empoderamiento, en caso contrario estamos repitiendo el mismo esquema. Estamos esperando a un líder que nos diga a todos cómo es que se construye un país.

¿Por qué cree que la película que ustedes están tratando de hacer —con un guión que todavía no está terminado, con actores que no son profesionales, con una producción que no podríamos decir que es hollywoodense, sino más bien artesanal—, va a funcionar?

Yo no tengo certezas. A mí me gusta mucho hacer referencia a un discurso de Václav Havel, que él dio en Hiroshima en 1997. Se llama El futuro de la esperanza. Para mí la esperanza, tal como lo decía Havel en esa oportunidad, no es la certeza en el futuro. Nadie tiene una bolita mágica para decir si va a hacer exitoso o no, si tiene la razón o no. La esperanza es tener la convicción de que lo que tú estás haciendo tiene sentido. Que para ti es correcto. Y en mi caso, para mi tiene sentido levantarme todos los días, ir a la Cota 905, ir a la parte alta de La Vega, a Carapita, a Las Mayas, y trabajar con las madres de esos sectores, tratando de juntar puntas con gente que comparte el mismo sentimiento de solidaridad y atraerlo a los comedores para que contribuyan también y podamos dar respuesta a una necesidad imperiosa que es hoy, el presente, el de un niño que si no come, no se desarrolla y si es así, perpetuamos la desigualdad en Venezuela. Eso para mí tiene sentido.

Vamos a dar por ciertas sus palabras, que esa opción está ahí… Ah, pero eso significa autonomía, eso significa negociación, eso significa que voy a lidiar con gente que no sé hasta dónde está dispuesta a participar en un proyecto de organización social, cuya naturaleza, en un sentido más amplio, es política. Eso no encaja con el papel reservado al héroe, digamos, con “el conductor de victorias”, Nicolás Maduro, que dispone de la hacienda pública y endeuda al país sin controles y como le da la gana, ¿por qué voy a sacrificar esa opción, que me funciona, por una convivencia insumisa, respondona, contestataria, que potencialmente me va a proponer conflictos?

La posibilidad de que en esta lucha por democratizar a Venezuela, asuma un liderazgo con las características que has mencionado, significaría para mí la ruptura. Si en el marco de la lucha democrática, nos encontráramos con un liderazgo que tenga esa visión, yo lo adversaría, por la sencilla razón de que iría en contra de lo que pienso, de lo que creo y de lo que estoy construyendo. Y esa actitud también aplica para mí mismo. Yo estoy impulsando liderazgos sociales que vienen del 23 de enero, de La Vega, de Antímano, entonces, ¿yo les voy a decir lo que tienen que hacer? Lo importante es que todo esto no dependa de mí. No soy indispensable. Al final, lo importante es que nosotros hayamos generado tantos liderazgos locales, con capacidades, con proyectos, con testimonios de vida, con una narrativa que se ancla en la realidad, de una experiencia que no ha sido fácil, porque hemos sido víctimas de la violencia, víctimas de un proyecto de dominación, pero que no nos quedamos en lamentarnos, sino en hacer cierta la decisión que tomamos nosotros, con valores como la solidaridad, la corresponsabilidad, para dar respuesta. Eventualmente, yo estoy construyendo mi propia salida.

Me pregunto, ¿Qué pensará el señor Patiño de la generación que yo represento, que metió al país donde lo metió? ¿Por qué tiene una conexión con gente que hizo lo que hizo? A fin de cuentas, lo que se asocia a mi generación es el país que él no quiere. Que hizo de la política la antipolítica… lo que usted aborrece. ¿Por qué ustedes, los jóvenes, no desplazan a quienes son parte del problema y no de la solución? El liderazgo es como la cuña del whisky, se tiene o no se tiene. La gran pregunta es esa, ¿por qué no ejercen ustedes el liderazgo?

Uno de los principales referentes en mi vida es mi abuelo, que este domingo cumple 90 años. ¿Por qué lo digo? Porque es un testimonio de vida que ha reflejado los valores en los que yo creo. Por el reconocimiento que él hace de mi trabajo, porque me ha dicho, con la mayor sinceridad, que ellos lo tuvieron que hacer, que no bastaba con dedicarse a los asuntos privados, que había que involucrase en lo político, que en su época, en su momento, era visto como algo sucio, como algo corrupto, como algo que no era para una persona que había alcanzado un nivel de formación. Y que él ahora, que es una persona que admiro, que respeto, por su testimonio de vida, por su legado como persona, haga ese reconocimiento. Esa es la síntesis que nosotros estamos buscando. No creo, como generación, que somos unos iluminados y que ahora sí le traemos las soluciones a Venezuela. Yo creo que en este país se han hecho cosas muy buenas, empezando por la educación pública. Yo estudie en la Universidad Simón Bolívar y todo lo que soy se lo debo a este país.

ENTREVISTA EN PRODAVINCI

17/12/2017

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Renovado el Plan de la Patria 2 con Alcaldes y Gobernadores. ¿Fin de la descentralización?

El 30 de octubre 2017 durante la presentación de propuestas de inversión del Consejo Federal de Gobierno, que tuvo lugar en el Palacio Blanco de Miraflores, el presidente Maduro, indicó que luego de las elecciones municipales, se creará un Taller Especial de Planificación Estratégica del Consejo Federal de Gobierno que debatirá los nuevos proyectos sociales para los años 2018-2021.[1] que diseñará la renovación del Plan de la Patria.

Y así como el fallecido Hugo Chávez lanzó su Plan un salto adelante, y luego se aprobó el Plan de la Patria 2013-2019, ahora se renovó el Plan de la Patria, a través de este Plan Especial de Formación Estratégica para las Entidades Políticos Territoriales.

En ese título hay que hacer especial énfasis en la palabra “formación estratégica para las entidades”, pues resulta coherente con la propuesta de diseñar un modelo Federal a través del Sistema Nacional de Planificación, propuesto en el Plan de la Patria y con el Decreto Ley que pretende regionalizar y centralizar la planificación socioproductiva de la patria.

El Plan de Formación Estratégica para las Entidades Político Territoriales 2018-2022[2], fue denominado por Maduro como el Plan 4+3.

El 4 tiene que ver con 4 propuestas claves y centrales, que sin duda estratégicamente conectan con la sociedad en sus necesidades:

Recolección de basura,

Distribución de agua potable,

Seguridad y transporte.

1.Recolección de basura:

Sobre el tema de recolección de basura, aprobó 3.401 millones y otros 197 millones de euros para poner en marcha un Plan Nacional de Recolección de Desechos Sólidos que llegue a todos los municipios. El Fondo Nacional para el Desarrollo Nacional (FONDEN) sería la fuente de esos recursos orientados a adquisición de maquinarias.

El responsable de este tema sería el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ramón Velásquez, a quien Maduro le recordó que ya tenía todos los diagnósticos necesarios sobre cuáles áreas serán las primeras en ser atendidas en función de las necesidades del pueblo[3].

2. Distribución de agua potable:

En esta materia se informa que se aprobó 108 millones 660 mil euros para activar el Programa Integral del Agua, que desarrollará nueve puntos de trabajo específico a corto y mediano plazo.

Un punto mencionado fue la corrección de fugas en la red de distribución de los acueductos, y para este fin destinó 663 millones de bolívares y 22 millones de euros.

Otro punto fue la rehabilitación de las plantas potabilizadoras a nivel nacional. A tal fin aprobó 320 millones y 825 mil euros.

Así mismo destacó la importancia de reactivar las mesas de agua[4].

3 y 4 . Seguridad y Transporte:

En el taller el Presidente Maduro afirmó que en esta materia la clave es el mantenimiento, la reparación. Si se monta un sistema de talleres en cada municipio no va a tener problemas.

En el tema de la seguridad se propuso la consolidación del concepto de los cuadrantes de paz, que según destacó Maduro, está vinculado con la Gran Misión Justicia Socialista y sus 7 vértices.

Y el 3 que acompaña el 4 en la denominación corta que hace Maduro del Plan, se debe a 3 elementos claves para lograr que las autoridades no tengan elementos para rechazar el plan desde el punto de vista financiero. Esos elementos son:

  1. Vía Decreto de Emergencia y expresamente señaló que a través de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), alcaldes y gobernadores podrían hacer contrataciones “ventajosas” para el municipio y gobiernos estadales evitando las limitaciones de la Ley de Contratación Pública; anunciando su actualización vía ANC. En este caso Nicolás Maduro anunció en el Taller la necesidad de flexibilizar la contratación pública.
  2. Dispuso más de 2 billones vía Consejo Federal de Gobierno para entregar en enero 2018 a alcaldías y gobernaciones para que inicien contrataciones.
  3. Gobernadores se incorporarán al Sistema del Carnet de la Patria para atender directamente al pueblo.

Estas decisiones, ponen en evidencia, que hacia atrás en el tiempo, la política de asfixiar los gobiernos de oposición al régimen era una premisa y ahora que se impuso en todo el país con un proceso electoral nada transparente, entonces impulsa respuestas desde el poder central, utilizando recursos del Estado y aplicando una planificación centralizada donde Alcaldes y Gobernadores se convierten en agentes del ejecutivo nacional a través del Sistema Nacional de Planificación.

Hasta ahora, pareciera que las Comunas y los modelos creados de gobiernos paralelos no son necesarios para el régimen, resolviendo así el problema de la poca efectividad que tuvo ese programa Comuna o Nada del año 2013.

Con este taller de planificación y la sumisión de los alcaldes y gobernadores a la Asamblea Nacional Constituyente, la descentralización como principio y mandato constitucional se encuentra severamente amenazada, si bien es cierto en un modelo descentralizado, la coordinación interterritorial es necesaria, y permite acciones conjuntas, no es menos cierto que frente a un régimen que intenta imponer un modelo político, hoy tiene la institucionalidad del Estado a su favor.

Así como en el 2010 tuvo la Asamblea Nacional para imponer el tejido legal, ahora el régimen cuenta con la institucionalidad para imponer su modelo económico, político y social, sin otra barrera que no sea los valores y principios democráticos de la sociedad venezolana, la ilegalidad de las elecciones de gobernadores y alcaldes, y la ilegitimidad de la ANC, en consecuencia la inconstitucionalidad de todas sus decisiones.

Nuevamente desde la propia institucionalidad conformada se irrumpe severamente en el orden democrático y constitucional venezolano.

20 de diciembre 2017

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[1]Idem. Presidente Maduro anunció creación de un Taller Especial de Planificación Estratégica. 30 de octubre 2017. Online en: http://minci.gob.ve/2017/10/presidente-maduro-anuncio-la-creacion-taller...

[2]Minci.gob.ve. Aprobado plan de formación estratégica para las entidades políticos territoriales 2018-2022. 19 de diciembre 2017. Onlline en: http://minci.gob.ve/2017/12/aprobado-plan-formacion-estrategica-las-enti...

[3]Panorama.com.ve Prioridad del Gobierno es resolver el problema d ela Basura, aprobó 3.401 millones. 19 de diciembre 2017. Online en: http://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Prioridad-del-Gobierno-Reso...

[4] Ver cita 1.

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​José E. Rodríguez Rojas

En este escrito tratamos de escudriñar lo que nos depara el año que viene en materia económica. En síntesis, la situación que enfrentamos a final del 2017 se agravará el año venidero. Hemos entrado en hiperinflación, la cual se estima oscilará entre 2.350 y 5.000%, en el mejor de los casos. Si bien los precios del petróleo mejoraran, la caída de la producción de PDVSA compensará esta mejora, provocando una contracción en los ingresos petroleros que hará muy complicado cumplir los compromisos de deuda, por lo que la posibilidad de una cesación de pagos será muy elevada. La caída de los ingresos petroleros provocará a su vez una reducción de las importaciones que se estima en 34%; como se trata de insumos para el aparato productivo, esta caída acentuará la contracción de la producción interna y la escasez. La agudización de la hiperinflación continuará destruyendo la capacidad de compra de la población. Esto conducirá a los más débiles a profundizar su dependencia del Estado a través de los diversos beneficios que conllevan el carnet de la patria o las bolsas CLAP.

Como lo señalamos en un artículo similar a finales del año pasado las empresas y consultoras, así como los organismos internacionales suelen formular sus pronósticos económicos a finales de año. Repasaremos algunas de estas proyecciones a fin de aclarar o definir el escenario que nos espera el año que viene. El vocablo escenario se utiliza en este caso para definir un futuro posible en términos económicos. Si cambia alguna variable, en nuestro caso el precio del petróleo, se abre un nuevo escenario alternativo al que estamos considerando. También pueden cambiar las variables políticas, si en República Dominicana se llega a un acuerdo sobre un CNE más independiente, ello abriría un futuro distinto al que concebiríamos si continua el actual organismo especializado en fabricar cifras electorales a conveniencia de los intereses del PSUV.

Es necesario aclarar que una de las características de la coyuntura actual, como bien lo apunta el Fondo Monetario Internacional (FMI), es la incertidumbre, la cual dificulta o incrementa la probabilidad de errar en los pronósticos que se hacen. Debido a ello, como veremos en los próximos párrafos, algunas de las empresas están optando por formular varios escenarios, uno que consideran el más probable, que algunas firmas denominan el año base, y otro escenario extremo que es menos probable pero surge como un futuro posible en términos económicos.

La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé un futuro más promisorio para la región latinoamericana dado el incremento del precio de las materias primas, que todavía constituye un item importante en sus exportaciones. Los países de América Latina y el Caribe experimentarán una moderada recuperación en 2018 y crecerán 2,2% el próximo año luego de anotar 1,3% promedio en 2017. La excepción a este panorama es Venezuela que aparece como el único país de la región que sufrirá una contracción económica estimada por la CEPAL en 5% del Producto Interno Bruto (PIB) que se define como el valor de la masa total de bienes y servicios producidos en una economía en un año.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) destaca en un informe reciente, la elevada incertidumbre que se ha adueñado de Venezuela, dada la crisis política que atraviesa. Ésta opera como un fardo de la actividad económica que el Fondo espera se contraiga en 5% el año próximo. La inflación según el FMI ha venido incrementándose progresivamente, en el 2016 fue de 254,4%, este año se espera llegue a 652,7% y se espera que el próximo año alcance la espeluznante cifra de 2.349,3 %.

Econométrica, una firma venezolana de consultoría económica, auspició a finales de este año un foro denominado Perspectivas 2018. En este foro, Henkel García (Director de la firma) señaló que la inflación anualizada para fines de noviembre de este año se ubica en 1.800%. La inflación mensual para noviembre la estiman en 64% y no descartan que llegue a 80%. Para esta consultora ya entramos en hiperinflación. Su estimación para el año que viene implica que el proceso inflacionario se agudizará y alcanzará, en el mejor de los casos, 5.000%. Sin embargo prevén un escenario extremo en el cual la inflación puede llegar a 29.000 %, cifra nunca vista en procesos similares en la región. Estiman una contracción del PIB de 5,5 %, pero que en un escenario extremo pude llegar a 12%.

Al igual que Econométrica, la consultora Ecoanalitica convocó a un evento al cual denominó: Foro Perspectivas 2018 ¿A dónde va Venezuela? en el que Asdrúbal Oliveros (Director de Ecoanalitica) confirmó la apreciación de la firma Econométrica y señaló que Venezuela está entrando, a finales del 2017, en una dinámica hiperinflacionaria lo cual se refleja en las elevadas cifras de inflación mensual, y en la escasez de efectivo y el comportamiento del dólar paralelo.

Alejandro Grisanti (Director de Ecoanalitica) intervino en el foro señalado y abordó el tema petrolero. Destacó que la producción petrolera ha estado cayendo, en los últimos años PDVSA ha dejado de producir 700. 000 barriles por día. Este proceso es difícil de revertir, por lo que la producción de petróleo seguirá declinando. Si bien los precios de la cesta petrolera venezolana mejorarán, la caída de la producción será más acentuada, lo que provocará una disminución de los ingresos petroleros para el año que viene. Ello provocará una contracción en las importaciones que según Grisanti pasaran de 12.760 millardos a 8.400 millardos, equivalente a una contracción del 34%. En la medida que estas importaciones suelen ser en su mayoría insumos para el aparato productivo, la contracción de las mismas terminará disminuyendo fuertemente la producción y oferta de bienes, incrementando la escasez. El gobierno seguirá aumentando salarios e imprimiendo dinero para financiarlo. Con poca oferta de bienes y mayor liquidez (dinero circulante), en manos del público el resultado es una inflación creciente. El descenso de la producción petrolera y de los ingresos en divisas arroja una elevada probabilidad de una cesación de pago de la deuda externa en el 2018. Señaló que es poco probable conseguir financiamiento para el año venidero debido a la elevada deuda con Rusia y China y las limitaciones financieras del primero.

Según Inter America Trends, un centro de análisis de políticas con base en Washington dedicada a la investigación de políticas públicas, las perspectivas de la economía venezolana profundizarán lo ocurrido en el 2017. El precio del petróleo mejorará ubicándose en una banda entre 52 a 55 dólares según el World Oil Outlook 2017 de la OPEP. La cesta venezolana mejorará entre 6 a 9 dólares adicionales al precio promedio de 2017 según un artículo de Antonio De la Cruz Director ejecutivo de Inter America Trends. En la misma línea de lo planteado por Alejandro Grisanti de Ecoanalitica, plantean que la producción de petróleo seguirá cayendo y causará, a pesar de la mejora en los precios, una caída de los ingresos por exportación de petróleo que no serán suficiente para cumplir con los compromisos financieros del país por lo que el riesgo de cesación de pagos el año venidero es muy alto. Debido a la contracción en el ingreso de divisas, estiman una reducción de las importaciones en 50%. Para el 2018 continuará el financiamiento público a PDVSA y al sector gubernamental, lo que incrementará la inflación y la subida del dólar paralelo. En el caso base se obtiene una inflación de 3.350% (35% promedio al mes) con un tipo de cambio de 360.000 Bs. por dólar, mientras que en el peor de los casos la inflación llegaría a 20.750% (60% promedio al mes) con un tipo de cambio libre de 14 millones. La hiperinflación seguirá pulverizando la capacidad de compra de los trabajadores la cual se ha venido contrayendo. Según Humberto García Larralde (Presidente de la Academia de Ciencias Económicas) la capacidad de compra del salario mínimo se ha contraído en un 27% en los últimos cuatro años. Inter America Trends plantea que este deterioro del poder de compra seguirá conduciendo a los más débiles a profundizar su dependencia del Estado a través de los diversos beneficios que conllevan el carnet de la patria o las bolsas CLAP.

Profesor UCV

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I.

Aunque es de suponer que saben que no es así, los voceros del Gobierno hablan como si creyeran que los recientes comicios son una buena fotografía del país político, Hablan, igualmente, como si se hubiese obtenido una gran victoria en una competencia en la que casi no hubo contendientes, gracias al confuso “forfait” que dieron los principales sectores de la oposición. Como si, creyeran, así mismo, que el chavismo representa holgadamente la mayoría del país y que los 6 millones y pico de votos que sumó el CNE fueran la fiel expresión numérica de la realidad y de la voluntad ciudadana. Asusta, lo confieso, que, en virtud de esa extraña dialéctica que gobierna la mentira, el oficialismo termine creyendo que pasó lo que no paso.

Viene a cuento lo anterior porque las elecciones de hace unos días estuvieron determinadas por muchas irregularidades, mismas que se dejaron ver desde el momento mismo en que fueron convocadas, continuaron a lo largo de la campaña y remataron el domingo 10 del presente mes, cuando el gobierno echó mano de todos los medios a su alcance, a fin de obtener unos resultados que le valieron para “triunfar” (las comillas son imprescindibles) y pasar a controlar todas las instancias del poder estatal.

Dentro de este marco, los resultados anunciados han generado muchas dudas respecto a su legitimidad. Hay sombras alrededor del desempeño del Poder Electoral, sombras que, dicho sea de paso, hacen comprensible la reticencia gubernamental a discutir la integración de su directiva (así como las condiciones electorales), dentro del marco de las negociaciones que se celebran en República Dominicana.

II.

Todo el proceso estuvo, así pues, signado por un menú variado de trasgresiones a los principios que rigen cualquier evento electoral en un sistema democrático. El ventajismo oficial fue ostensible el día de la votación (puede consultarse con relación a ello la página del Observatorio Electoral Venezolano: oevenezolano.org). Así, en medio de las múltiples arbitrariedades registradas, destaca la intervención a media tarde, por radio y televisión, del Presidente Maduro, instando a votar, Carnet de la Patria en mano, a los que aún no lo habían hecho, al paso que anunciaba un bono de recompensa por hacerlo y, adicionalmente, advertía , como si fuera asunto de su competencia, sobre la prohibición a los partidos que habían predicado la abstención de participar en los comicios presidenciales. Imposible dejar de lado, así mismo, la advertencia tempranera del Ministro Padrino, quien, palabras más, palabras menos, afirmó que iba a hacer votar bajo supervisión a sus subordinados, a cuenta de que para un soldado votar es también un deber.

Y resulta igualmente importante indicar, por otro lado, la presión que, en diversos formatos, se ejerció sobre los ciudadanos, en especial la que subordinaba al voto la entrega de algunos beneficios, tales como cajas CLAP, tickets navideños o de alimentación e, incluso, bonos en efectivo. Para este propósito se apeló principalmente al Carnet de la Patria, utilizado como un dispositivo para activar y patrullar al electorado, cuyo uso casi obligatorio fue promovido por el mismísimo Presidente Maduro. Fue, sin duda, un mecanismo de vigilancia social, particularmente claro en el caso de las bolsas CLAP si se toma en cuenta el hecho de que para cerca de la mitad de la población venezolana representan, en distinto grado, pero siempre de manera muy importante, una vía fundamental para conseguir alimentos. En este contexto queda claro, entonces, que el uso del Carnet de la Patria vulnero la libertad de los ciudadanos en el ejercicio de su derecho del sufragio.

Visto lo señalado, después de las elecciones no amaneció un mejor país desde el punto de vista político. El sufragio no resolvió nuestros problemas de convivencia, los agravó. Los comicios no fueron lo que debieron haber sido porque la institucionalidad encargada de arbitrarlos no cumplió su responsabilidad en ninguna de las etapas del proceso.

III.

En un principio la mayor parte de los venezolanos percibió el chavismo como esperanza, promesa de una sociedad mejor que la que teníamos, y lo respaldo masivamente. Veinte años después se encuentra representado por una élite que gobierna a un país desacomodado y precario en todos los planos y se dedica a administrar el poder con la casi única idea de mantenerlo. Se quedó sin ideas y no tiene respaldo popular, aunque triunfa electoralmente gracias a una maquinaria bien diseñada, apoyada por el Estado, que se ha convertido en la principal causa de sus victorias aritméticas, que no políticas.

En pocas palabras, en estos tiempos el chavismo se volvió carnet. La revolución bolivariana se plastificó en un documento de identidad, ideado con fines políticos. Nada indica mejor, pienso, lo que es ahora su manera de entender y atender al país.

IV.

La política venezolana se encuentra en serios aprietos. Ninguno de los bandos pareciera disponer de los códigos adecuados para leer al país que ahora somos. La narrativa chavista carece cada vez más de significado y ha quedado reducida a cierta épica sostenida por la figura - progresivamente desgastada, creo -, del Comandante Eterno. El chavismo se ha vuelto un movimiento pragmático, manteniendo sus principios apenas como recurso retórico (el Arco Minero ha tirado por la borda su posición anti imperialista, por citar solo uno, entre decenas de posibles ejemplos). La oposición, por su parte, cuenta con un relato extraviado, poco convincente, y aunque dispone de un importante capital electoral (alimentado en mucho por el voto castigo), no tiene un capital político equivalente.

Hay un desgaste visible del liderazgo. Desde uno de sus lados se habla de un país que no existe, el actual, el de la Venezuela Potencia y otros delirios parecidos referidos a una nación feliz, y desde el otro se hace referencia a un país que nunca existió, rememorado a través de la nostalgia que, como escribió García Márquez, suele ser mentirosa. Ambas partes siguen actuando en clave polarización, aunque pareciera más bien que el país se mueve dentro de otra lógica política, cuya médula es una crisis que lo afecta en todos los órdenes y que, además, genera una mirada distinta sobre los problemas y respecto al futuro personal y colectivo, a través, incluso, de otra sensibilidad, asomo de una sociedad distinta que va emergiendo y no se halla expresada en los partidos. Pudiera hablarse, entonces, de una ruptura entre el mundo social y el mundo político, signo de que hay cambios en la escenografía nacional que nos están pasando inadvertidos.

Ante todo esto, la anti política gana espacio. Mala noticia para todos, pues nuestra historia reciente prueba que da pésimos resultados.

El Nacional, miércoles 20 de diciembre del 2017

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