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Opinión

La incapacidad extrema de Nicolás Maduro para el inicio de 2017 ha reproducido en Venezuela el establecimiento de la estatocracia -léase el ejercicio del poder del militarismo- en todos los campos de acción del sistema político venezolano. El militarismo, en consecuencia, empleando de manera primitiva la lógica vertical y por mandato, es el responsable de maltratar, ofender, perseguir y asesinar a ciudadanos venezolanos demócratas que sufren la dictadura de la estatocracia. La estatocracia es el sistema impuesto por el presidente difundo que, de manera atorrante y anclado en el imaginario político real, creyó que podía cambiar las significaciones imaginarias sociales del venezolano democráta.

La estatocracia es el instrumento del comunismo primitivo para ejercer el dominio sobre la sociedad empleando la fuerza, su capacidad logística y las funciones de canalización, comunicación y expansión del elemento armado sobre la sociedad. Sociedad venezolana que para el inicio de 2017 carece de un plan todavía de participación política contendiente que le permita, vía operadores políticos conscientes, entender la brutalidad y gravedad de la acción del cuerpo armado como actor central del régimen. La precedente afirmación muestra la dictadura –casi tiranía- de un régimen que no tiene frenos para amedrentar, perseguir y vejar al ciudadano convencido de que la Constitución pudiera protegerle.

La estatocracia en Venezuela a partir del 20 de Octubre, cuando el régimen negó el derecho del voto a la mayoría de los venezolanos y con mayor saña después de la declaración del abandono del cargo de Nicolás Maduro y la activación del Comando Anti-Golpe y Paz, va a mostrar la brutalidad del militarismo como gobierno. Todo esto jefaturado y encabezado por Padrino López, el cual ha hecho sentir en el cuerpo societal tal grado de persecución, violencia política y represión que la masa social democrática del 6D terminó por sentirse espantada, atemorizada, invadida por el pesimismo, lo cual pareciera que muestra un cambio en sus significaciones imaginarias sociales como consecuencia de la brutalidad de Padrino López y su militarismo.

Grave variación de las significaciones imaginarias sociales son las acometidas por el militarismo con el fin de debilitar el gen democrático del venezolano. Ese militarismo perverso es el mismo responsable que con cobardía planificó y ejecutó los golpes del 4F y 27N, y que ahora en funciones de gobierno militarista e ideologizado por el socialismo, privilegia su imaginario político real empleando el hiato fuerza-violencia para tratar contener y neutralizar en un ambiente de “inacción política” a la Venezuela que parecía inhibida por la violencia del militarismo a la participación política contendiente.

Fracasa, no obstante, la estatocracia y este militarismo impune en su objetivo cuando las fuerzas morales de la ciudadanía, ante la maroma inviable impuesta por el Nicolás Maduro de la renovación de los partidos políticos, actuó y participó con valor ciudadano creando tal conmoción que el militarismo se muere de sorpresa al ver como refluye el gen democrático. Gen democrático que se dispone, casi por la vía de un automatismo del imaginario social, a reconstruir su significación fundamental como lo es la Constitución, el voto, el derecho a participar y un valor moral extraordinario que es la prioridad de la democracia como forma de vida. Es decir, anticipa de una vez la participación de la revalidación de los partidos políticos la derrota de la estatocracia

Los demócratas todos, y más de los que votaron el 6D de 2015 exigiendo un cambio, han decretado desde ya que fortalecerán sus significaciones imaginarias sociales para contener la tiranía del narco Estado y responderle cívicamente y con coraje a la estatocracia. Las significaciones imaginarias sociales del venezolano no han cambiado ni cambiarán, ante la emergencia de la dictadura; por el contrario, crecerán como una especial energía para contener el sofismo del militarismo mediante una nueva tesis que explique la autonomía de la sociedad venezolana y su disposición cívica para reponer la democracia.

Los demócratas como actores del sistema político en Venezuela han sido quizás uno de los más importantes desarrollos alcanzados de manera plana como colectividad por los venezolanos, que no obstante la perversión impuesta fundamentada en el engaño del 4F y 27N de 1992, comenzarán a comprender que las significaciones imaginarias de los venezolanos están instauradas en su magma. Están instauradas en su trayecto antropológico y entienden las virtudes de la libertad política y social como la gran razón para contener las perversiones marxistoides, que no tienen espacio en el imaginario político de los venezolanos y, en consecuencia, crecerán y adelantarán acciones para la reposición de la democracia que tiene como símbolo la Constitución y los valores de la dignidad y ética, propia de una país del siglo XXI.

Dr. José Machillanda

Director de CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 14/03/2017

 3 min


Hay preguntas que tienen respuestas fáciles. Por ejemplo, por qué la Fiscal Ortega se niega a investigar el asesinato de José Manuel Vilas; ¿por qué la juez Marjorie Calderón sentenció a policías metropolitanos inocentes?; ¿por qué el fiscal José Luis Orta imputó a Antonio Ledezma y el juez Miguel José Graterol Maneiro lo mantiene preso?; ¿por qué los fiscales Narda Sanabria y Franklin Nieves, este último arrepentido, imputaron a Leopoldo López, la juez Susana Barreiro lo sentenció y los magistrados de la Sala de Casación Penal lo mantienen preso?; ¿por qué la juez militar mayor Claudia Pérez de Mogollón dictó privativa de libertad al general Baduel?; por qué fue imputado el profesor Santiago Guevara con la ridícula acusación de traición a la patria?

Las respuestas son obvias: porque esos fiscales y jueces, son delincuentes, al igual que el presidente de facto, El Aissami, Diosdado, José Vicente y otros jerarcas rojos. Es decir, han cometido delitos al violar la Constitución y las leyes.

Hay otras preguntas, más difíciles de responder, que ameritan ser dirigidas a gente de la oposición: ¿por qué a los líderes de los partidos democráticos les resulta difícil ponerse de acuerdo cuando el tema no es electoral? ¿por qué algunos políticos y opinadores predican que esta dictadura empezó recientemente? ¿Acaso no es cierto que una dictadura comienza en el momento en que por primera vez el Ejecutivo viola la Constitución y las leyes y los otros poderos permanecen pasivos? La dictadura tuvo su inicio el 13 de noviembre del 2001 cuando por Decreto Ley el presidente aprobó varias leyes anticonstitucionales.

¿Por qué algunos políticos y opinadores descalifican las actuaciones de la sociedad civil que se iniciaron con el movimiento de la Asamblea de Educación? ¿Será que entendieron tarde la naturaleza del régimen, que antes eran filochavistas o que fueron pusilánimes cuando las circunstancias requerían coraje?

¿Por qué Capriles denunció hace meses que dentro de la MUD había cómplices del régimen y a la fecha no ha dado nombres? ¿Por qué descalificó a Juan Carlos Caldera por pedirle dinero a Ruperti, y anunció que estaba expulsado de su proyecto, pero todavía el pedigüeño sigue en su partido y es representante ante el CNE?

¿Por qué Manuel Rosales declara que ¨Mi liberación perturbó a factores de la oposición que desatan guerra sucia en las redes sociales¨, y no señala nombres, ni rebate esas acusaciones? ¿Por qué algunos opositores dedican su mayor esfuerzo a criticar destructivamente a los partidos de la MUD?

¿Por qué será que algunos opinadores como Ibsen Martínez y Carlos Raúl Hernández critican que Lilian Tintori se haya reunido con Trump para informarle sobre las violaciones de los derechos humanos? ¿Será que piensan que el apoyo internacional no tiene valor y que es preferible callar? Aclaro que disiento de las políticas y actuaciones de Trump, pero esa reunión fue importante ¿Acaso es apropiado el lenguaje de Carlos Raúl cuando escribe que los políticos responsables directos de esas gestiones ¨quieren esconder su torpeza con la única habilidad que poseen: hacer que el populacho elegante trasmita por twitter su condición infrahumana y su purulencia moral.. y así pudimos ver a licenciados (Salamanca sin natura) y damas de utilería escupir montones de ratas muertas y hablar como en los lenocinios de Manila¨. Todo un escrito que envidiaría cualquier tirapiedras rojo.

¿Por qué será que a Ibsen le parece ¨primitivo¨ que alguien divulgue una foto de un guardia nacional agrediendo a ciudadanos? ¿Será que considera positivo no hacer denuncias? ¿Por qué será que este articulista considera que ¨ el más grave error fue no haber hecho presiones de calle desde el comienzo de Maduro¨, pero condena las acciones en contra de Chávez?

Estas y otras preguntas podrían tener varias respuestas. A la mayoría de nuestros dirigentes les reconocemos méritos. Nos gusten o no, es lo que tenemos y debemos apoyarlos y criticarlos constructivamente. Por su parte algunos dirigentes deben reflexionar sobre el por qué no tienen una aceptación mayoritaria a pesar del rechazo masivo al régimen. Ciertos opinadores tienen todo el derecho a defender sus puntos de vista, pero ojalá no propinaran golpes bajos y en términos groseros a quienes sufren los rigores del régimen.

Como (había) en botica: ¿También los rojos dirán que los asesinatos en la penitenciaría de San Juan de los Morros son responsabilidad de los gobiernos democráticos o culpa del ¨imperio¨? Chuo Torrealba declaró que ¨el diálogo fracasó por falta de claridad y consenso en la oposición¨. Excelente la entrevista a Carlos Machado en Prodavinci sobre el tema agropecuario. Lamentamos el fallecimiento del ingeniero petrolero Bernardo Díaz Lyon, quien fue presidente de la Mene Grande antes de la nacionalización y posteriormente de Meneven. Recordemos que Guillermo Rodríguez Eraso fue presidente de la Creole y Alberto Quirós Corradi de la Shell, todo un lujo de ejecutivos.¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

 3 min


Isaías A. Márquez Díaz

Vergonzosamente para un gobierno que se jacta de suministrar “seguridad agroalimentaria” a los habitantes del país que gobierna, AN nos decreta por segunda vez que vivimos una crisis alimentaria, término que se utiliza para explicar la situación cuando los países o personas no logran satisfacer las necesidades de alimentos, entonces pudiéramos decir que una crisis de alimentos se refiere, simplemente y en pocas palabras, a la carencia de comida o alimentos para satisfacer las necesidades de las personas.

Ha profundizado la situación que atraviesa el medio rural por el incremento de los precios agropecuarios y alimentos a causa de la crisis económica a escala mundial a consecuencia, además, del fracaso del sistema capitalista que pondera las ganancias en relación con la satisfacción de las necesidades de los individuos o personas, lo cual motiva una crisis agroalimentaria.

Asimismo, seguridad alimentaria explica el fenómeno contrario a la crisis alimentaria; toda vez que se habla de seguridad alimentaria se hace referencia cuando una familia o un país garantiza el acceso a los alimentos sin restricciones a sus integrantes o ciudadanos, por lo cual pueden alimentarse sin restricción alguna. Hoy por hoy, no podemos hablar de seguridad alimentaria a escala planetaria en virtud de la crisis financiera reinante, así como de los diversos factores que influyen en el incremento de precios de los alimentos, tan desmesurada e incontrolablemente.

Caso particular Venezuela, aunque no escapa a estas condiciones, la crisis pudiera obedecer, entre otros, a las políticas desacertadas en toda materia relacionada con el bienestar socioeconómico y sociopolítico de sus habitantes, tales como política económica y hasta agropecuaria.

isaimar@gmail.com

 1 min


Días antes de morir estuve visitando, en su lecho de enfermo terminal, a mi amigo Pacho Sayago, de profesión ciudadano, jurista integral, laboralista de vocación y, fundamentalmente, hombre de derecho, acucioso, directo en sus planteamientos, inquieto en la búsqueda de soluciones dentro del espíritu de la Constitución y las leyes.

A sus respuestas monosilábicas de los últimos días, Sayago, ante mi natural preocupación por no inquietarlo con los problemas de Venezuela y menos con disquisiciones teóricas y jurídicas, con sus limitaciones para expresarse y con mi torpeza para seguir su coherente discurrir, con impedimentos físicos, pero no intelectuales, preocupado por el país y su anomia, me interpeló sobre la “Misión Justicia Socialista”, sobre el TSJ y sobre la traición a la patria.

No podía entender el decreto de una “justicia socialista”, contradicción insalvable en el país de una justicia que solo dirige su mirada a los más desposeídos y a los enemigos políticos; que marca con señales indelebles a sus presos, sujetos ahora a un pretendido régimen militarizado, para reintegrarlos a una sociedad que debe ser “civil”; que cobija procesos interminables con prisión preventiva sine die, contra la Constitución; y que encierra a ciudadanos por el simple hecho de sus convicciones y por la expresión de su pensamiento en desacuerdo con el régimen.

Tampoco entendió que un Tribunal Supremo sustituya a la Asamblea, desconozca todas sus atribuciones por un pretendido desacato, especie de anatema eterno que liquida la voluntad popular y reafirma su absoluto sometimiento a los intereses de la “revolución”; y mucho menos podía asimilar que lo que estudió en las aulas universitarias sobre el delito de traición a la patria, actuación de ciudadanos, en connivencia con naciones extranjeras, para arremeter contra nuestra soberanía, integridad de nuestro territorio o sus instituciones y cambiar su forma política republicana, ahora se utilice para apresar a todo dirigente político que exponga sus propias ideas sobre el futuro del país, prevea escenarios económicos o exponga con toda crudeza la situación que vive nuestro indigente pueblo que padece la más grave de todas las crisis que ha azotado a Venezuela, según la Conferencia Episcopal Venezolana, integrada por pastores que velan por los más pobres y no por traidores a la patria.

Pacho me dejó su testamento de sensatez y preocupación ciudadana, salpicado de escepticismo y desesperanza. Pero su mensaje final fue el de luchar con la ley en la mano, ya que cuando resistir se convierte en derecho, tenemos la obligación de hacer resistencia; que es imprescindible la unidad de todos los que creemos en el sistema democrático y que no podemos permanecer indiferentes ante la miseria, el hambre, la carencia de medicamentos y el sometimiento de una colectividad que solo parece tener el horizonte y la meta de la cola de la humillación de todos los días.

Yo le entendí perfectamente, a pesar de la dificultad que tenía para hablar, pero sus gestos y el énfasis de su escasa voz me conmovieron en lo más profundo.

Pacho, un observador a acucioso y crítico de nuestra realidad se nos fue a una mejor vida y dejó sus preocupaciones e interrogantes a sus contertulios de todas las tardes en el popular negocio de empanadas y pizzas en el que disertaba, oía y, sobre todo, formulaba críticas constructivas, sin cerrarse a la perspectiva de un país mejor con el que soñaba, como tantos venezolanos.

Según María Teresa, su dedicada esposa, fue la última conversación que le permitió expresar sus ideas y despedirse en paz, con la conciencia cuestionadora y amigable de un abogado que, con muchos años, llenó bastante tiempo.

aas@arteagasanchez.com

 2 min


Reinaldo Rojas

El futuro de una sociedad descansa en su juventud. Es un problema, inclusive, demográfico ya que se trata de la renovación de la población para garantizar su permanencia en el tiempo. El crecimiento de las ciudades frente al mundo rural ha sido la tendencia dominante en la sociedad moderna desde el siglo XIX. En este milenio la ciudad será el gran protagonista de la historia. Este fenómeno demográfico se ha visto acompañado por la reducción del núcleo familiar, generándose una mentalidad individualista de bienestar que finalmente ha incidido en los procesos de procreación y en el matrimonio monogámico como modelo de estructura familiar.

En las llamadas sociedades desarrolladas de la Europa Occidental el envejecimiento poblacional ha sido la tendencia dominante, mientras en las regiones periferias del llamado anteriormente “Tercer Mundo”, el comportamiento ha sido el crecimiento de los estratos poblacionales más jóvenes. Visto globalmente, las migraciones de sur a norte tienen parte de su explicación en esta dinámica poblacional. Para revertir esa tendencia, que hoy se enfrenta en Europa y en Estados Unidos con la xenofobia y los controles migratorios más estrictos, habría que globalizar el desarrollo y el bienestar a escala planetaria, para que las oleadas migratorias de los más pobres no le “invadan” sus espacios de bienestar a los más ricos.

País joven
Venezuela es un país demográficamente joven. En 1998 la población menor de 15 años estaba contabilizada en 8.291.538 personas, para un total poblacional de 23.242.435 habitantes. Es decir, el 35,6 %. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, Venezuela cuenta para junio de 2016 con una población de 31.028.637 habitantes y 5.522.000 habitantes menores de 15 años. La pirámide poblacional, según estos datos oficiales, se estaría achicando en la base y engrosando en la mitad. En todo caso, el 52,57% de los venezolanos de hoy tienen menos de 30 años. La juventud es, pues, para Venezuela su mayor riqueza y su pasaporte al futuro.

Pero esta situación estructural ha venido cambiando imperceptiblemente. El tema de la migración de la población joven es hoy el tema más grave que pudiéramos comentar y sobre el cual quisiéramos llamar la atención del lector. Todos estamos sufriendo el deterioro acelerado de nuestras condiciones de vida y de trabajo en el país. Las evidencias están a la vista. Se discuten las causas pero no se puede ocultar el fenómeno. El exsecretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, declaró el 16 de agosto de 2016, que en “Venezuela hay una crisis humanitaria”. Y esa declaración del secretario de la ONU a la prensa del mundo está sustentada en múltiples evidencias, muchas de ellas novedosas en la historia del país. Por ejemplo, una nota sobre Venezuela que aparece en el Informe 2015 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de la existencia de “7.456 refugiados venezolanos y 15 mil 94 solicitantes de asilo”.

País de emigrantes
Venezuela, ante nuestros ojos, se está transformando en un país de emigrantes, cuando siempre fue asilo y destino de la inmigración. Un informe sobre el estimado de migración del Banco Mundial (BM) del año 2010 reportó que 521 mil 620 venezolanos emigraron de su tierra natal, mientras el sociólogo e investigador de la Universidad Simón Bolívar, Iván de la Vega, señala que “en el año 1992 había venezolanos en menos de 20 países, con apenas unos 30 mil residentes. Ahora hay venezolanos en 94 países de los 193 miembros de la ONU”. Para este estudioso, en los últimos 10 años ha emigrado alrededor de 4% de la población, cifra equivalente al millón doscientos mil (1.2000.000) venezolanos que optaron por destinos como Estados Unidos, España, Italia o Portugal. Otros expertos calculan que cerca de dos millones de venezolanos se han ido al exterior. Esta una de las caras de la moneda. Veamos la otra.

En estos últimos años hemos venido observando un estancamiento en la demanda de estudios universitarios. En muchas instituciones de educación superior, en especial, en las instituciones formadoras de educadores, las aulas están cada vez más vacías. La celebración de los sesenta y dos años de fundación de Fe y Alegría nos permitió compartir en la sede del Instituto Universitario Jesús Obrero (IUJO) de Barquisimeto esta dramática situación junto al educador y filósofo Antonio Pérez Esclarín. El foro fue convocado con una interrogante: ¿Dónde están los jóvenes? ¿Cómo educar con las aulas vacías? Esta es la pregunta que queremos extender a las autoridades gubernamentales, a los padres, a los educadores. ¿Cuántos jóvenes forman parte de esa oleada migratoria? ¿Por qué se van? Y los que se quedan ¿por qué no quieren estudiar? No son preguntas secundarias. En las respuestas que obtengamos está el futuro del país.

enfoques14@gmail.com

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/donde-estan-los-jovenes_643111

 3 min


"El Gobierno tiene 288 empresas ligadas al sector de alimentos con un costo bárbaro y no producen. 60% del recurso humano con PhD se fue del país. Las propiedades catalogadas de ociosas eran fuentes de agua, de fauna, de flora. Todo eso se perdió."

Tras dos años en la Presidencia de la República, Hugo Chávez presentó al país el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007 que incluyó entre sus metas “garantizar la seguridad alimentaria”, elevando la producción nacional y reduciendo la dependencia de las importaciones. Rápidamente surgió la idea de fortalecer los “rubros bandera”: arroz, maíz, café, cacao, palma aceitera y ganadería. Siguieron los fundos zamoranos, el desarrollo de conucos, cultivos organopónicos y los Sistemas de Asociaciones Rurales Auto-Organizadas (Saraos y Saraitos). El crédito fluyó como nunca antes y se aprobó la Ley de Tierras que facilitó el “rescate” de 3,6 millones de hectáreas que pasaron a manos del Estado.

No obstante, el 15 de septiembre de 2012, después de once años de planes y seis meses antes de su muerte, Hugo Chávez continuaba hablando en futuro y señalaba: “Uno de los grandes objetivos históricos de nuestra revolución es convertir a Venezuela en una potencia agrícola”. Hoy, el desplome de la producción nacional es inocultable al igual que el atraso tecnológico, la desaparición de la inversión privada en el campo y la escasez de insumos básicos para la siembra.

Carlos Machado Allison es una de las voces más autorizadas para analizar cómo fue posible que el país no avanzara en materia agrícola durante los últimos diecisiete años e incluso retrocediera en aspectos clave. Autor de numerosos estudios e informes técnicos, especialista internacional del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura y cargos tales como coordinador del Centro de Agronegocios del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y expresidente del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), forman parte de su extenso currículo.

El 19 de julio de 2015, Elías Jaua, exministro de Tierras, dijo: “Todas las tierras que fueron rescatadas durante mi gestión eran tierras ociosas, muchas de ellas hoy están productivas, muchas de ellas no han podido levantar el esfuerzo productivo pero esa matriz de que nosotros destruimos el aparato productivo de la agricultura es totalmente falsa”. ¿Por qué existía esa irregularidad en la propiedad que permitió el “rescate” de tierras?

Como país nacimos con un problema de propiedad y pertenencia de la tierra que se perpetúa hasta hoy. La Comisión de Indias durante la Colonia, el gobernador, el presidente, administraban una propiedad que pertenecía al Estado; por eso la solidez de los títulos en Venezuela sigue siendo precaria. Ni siquiera existe un catastro. En el tiempo de la Independencia, la tropa recibió tierras que luego vendió a los generales. Así se construyeron las grandes propiedades en Venezuela. La primera ley de tierras es de 1848 y obligó a todos los tenedores a registrarse, pero solo había una oficina en Caracas y la mayoría de las familias ni se enteró. Desde ese momento, los gobiernos obviaron el tema y cuando realizaron expropiaciones pagaron, como ocurrió durante la reforma agraria de 1961. Con esta reforma de 1961 hubo una gran manipulación política: mientras el Gobierno no entregaba los títulos definitivos los campesinos dependían del Gobierno. En 1995 se hizo un censo y solo 17% de los beneficiarios originales de la reforma estaban cultivando la tierra. En consecuencia, tenemos un país lleno de bienhechurías y posesiones poco regulares. Este Gobierno interviene y aprovecha esa situación. Hablan de expropiación y rescate de tierras. En todo caso, intervienen entre tres y cuatro millones de hectáreas. No hay precisión porque también hubo invasiones.

¿El Gobierno no tuvo razón en intervenir tierras ociosas?

Si las tierras eran o no ociosas no es asunto del Gobierno. La ociosidad de las tierras significa recursos para las próximas generaciones. Estados Unidos y Europa tratan de colocar en esta condición la mayor cantidad de sus tierras. Con mucha frecuencia las propiedades que fueron catalogadas de ociosas eran fuentes de agua, de fauna, de flora y servían a las universidades para el estudio del venado, la biología del chigüire, la cría de caimanes. Todo eso se perdió.

El Gobierno también argumenta que necesitaba combatir el latifundio.

El latifundio no es una extensión de tierras; es un modo de producción. Ya en Venezuela no existen latifundistas. Hay fincas pequeñas, medianas y grandes. Las fincas grandes son las que tienen menos conducta de latifundio. Cumplen con la ley, pagan prestaciones, bono de alimentación, no hay nada parecido a la tienda de raya.

¿No había un problema de falta de tierras para que el Gobierno llevara adelante sus planes de producción agrícola?

No. Con excepción de algunos lugares de Yaracuy, en el resto de Venezuela no existe lo que se llama sed de tierras. No hay una masa campesina como en Brasil, Perú, Colombia o Bolivia. Aquí la población rural es solo 9% del total, distribuida en todo el territorio nacional.

¿Tiene a manos cifras que nos den una idea del resultado de las políticas de la revolución bolivariana en el sector agrícola?

Las empresas socialistas, las cooperativas, los fundos zamoranos, absorbieron un enorme gasto y no producen. El desabastecimiento y la caída en la producción de maíz, arroz, ganado, hortalizas, café, es notoria. Venezuela ha tenido que importar arroz cuando llegamos a ser exportadores, y a importar ganado por una cantidad monstruosa de dinero tras la destrucción sistemática de fincas ganaderas en Guárico y Portuguesa. En Yaracuy, Lara y Aragua ha habido un daño muy grande en la caña de azúcar. Según mis cálculos, que se ajustan bastante a los de Fedeagro y al resto de los gremios, en 1998 la producción agrícola vegetal era de 780 kilogramos por persona al año, y en 2016 fue de 500 kilogramos. Para la seguridad alimentaria se necesitan 800 kilogramos por persona.

El exministro Elías Jaua también dijo en julio de 2015: “La revolución ha hecho un gran esfuerzo por levantar y recuperar la producción agrícola desarrollando políticas para el sector agrario: subsidios, exoneración del IVA, maquinaria agrícola, sistema de riego, creación del Banco Agrícola, del Fondo Agrario Socialista, pero dependemos de las importaciones porque a pesar de ese esfuerzo, nosotros no logramos alcanzar la línea de crecimiento del consumo”.

Está diciendo que fracasó. El Gobierno logró un período de crecimiento de la producción agrícola hasta mediados de la (primera) década de 2000. Hubo crédito barato, maquinaria, subsidios al consumidor, pero después dejaron de pagar, comenzaron a deberle a los productores que ya no hicieron más inversiones mientras que la población seguía aumentando. Gastaron mucho dinero en proyectos como los que se ven en las carreteras de Aragua para producir hortalizas. Esos son sistemas muy complejos de producción que requieren ingenieros agrónomos, químicos a cargo. En Europa son muy rentables. Aquí se pudrieron las mallas. Frente a la Hacienda Santa Teresa sembraron 50 hectáreas de maíz por órdenes de Elías Jaua, que quería tener una especie de vitrina. Se sembró el maíz y nadie lo recogió.

¿Por qué no se recogió?

No sé, es algo que hay que preguntarle al exministro Jaua. ¿Por qué los invernaderos nunca funcionaron? Porque requerían mano de obra calificada para ponerlos a funcionar y el conocimiento de la cadena.

¿Con las expropiaciones se apartó a quienes conocían el negocio y podían invertir para ser sustituidos por estructuras ineficientes?

Hay hatos que tenían diez mil cabezas de ganado y veinticinco mil chigüires como el Hato El Frío. Ahora no hay nada.

¿La expropiación de AGROISLEÑA, que pasó a ser la empresa pública AGROPATRIA, es un hecho importante en el fracaso de la producción agrícola?

AGROISLEÑA no solo era un eficiente vendedor de semillas y agroquímicos, sino que tenía más de cien ingenieros agrónomos que conocían el suelo y la demanda de fertilizantes y agroquímicos para cada cliente. Cuando los clientes no tenían una titularidad razonable, la empresa hacía el rol de intermediario con los bancos y le prestaba al productor. Además, coordinaba con la agroindustria para colocar la cosecha. Pues bien, se convirtió en algo donde de casualidad hay un fertilizante básico.

¿Qué otro camino ha podido tomar el chavismo para impulsar la producción agrícola?

Capacitación técnica, fortalecimiento de las capacidades tecnológicas del país, no convertirse en un gobierno hipercontrolador: un pequeño productor está sometido a más de 200 normas y resoluciones. No ser un Gobierno que gasta sin miramientos. Por ejemplo, si compras tractores chinos tienes que asegurar los repuestos, la distribución. Hay tractores chinos e iraníes botados por todo el territorio nacional. Los mecánicos rurales conocen muy bien la tecnología de las marcas tradicionales, pero no conocen los tractores chinos e iraníes. El Gobierno tiene 288 empresas ligadas al sector de alimentos, eso tiene un costo bárbaro y no producen.

¿El manejo macroeconómico es también un factor a tomar en cuenta en esta discusión?

El control de precios, el control de cambio, el mal manejo macroeconómico, obviamente es una sombra que cubre toda la actividad. Se cree que el mundo agrícola es excepcional, que hay una excepcionalidad agrícola, pero en última instancia son las variables macroeconómicas las que influyen. Se estuvo importando carne a un tipo de cambio sobrevaluado, compitiendo de manera terrible con los productores nacionales.

Otro tema relevante es el atraso tecnológico en el sistema agroalimentario. ¿Desde su punto de vista qué tan grave es?

Es brutal el atraso tecnológico. Por ejemplo, Argentina, Brasil y México utilizan máquinas robotizadas, cosechadoras y sembradoras que se manejan con una computadora. Ya se utilizan GPS para hacer surcos y la evaluación de la cosecha se hace con drones, algo muy alejado de nuestra realidad. Nosotros nos quedamos en 1998. En América Latina se emplean camiones con compartimientos especiales para el transporte. En Venezuela seguimos utilizando el 350 "con cachucha" y el resultado es una pérdida de 30% en frutas y hortalizas, por el mal transporte de la cosecha hasta el punto final de venta. Cada mancha que encuentras en un plátano o un cambur es un golpe que determina una pérdida muy rápida de la fruta. Igual ocurre con los melones, las patillas, los aguacates. Vemos alcachofas con las puntas quemadas porque han sido transportadas a una temperatura no adecuada. O tomates dañados por ser transportados con cítricos que emiten etileno. Hay un atraso en técnicas muy básicas. Ve a Barinas y visita la famosa Academia de Agricultura que inventó J.J. Montilla.

¿Qué hay allí?

Los edificios.

¿Qué se debería hacer en el tema de la capacitación?

Se necesita una banda intermedia de capacitadores formados en las universidades para que instruyan a los productores. Y eso tiene que funcionar a nivel municipal. Esa reforma la hicimos en 1992-1993 pero los municipios querían pagarle a un ingeniero agrónomo el sueldo de un obrero. En Estados Unidos cada municipio tiene un centro de capacitación muy bien dotado y eso ocurre también en Argentina.

Llama la atención que hasta 2014 hubo un gran ingreso petrolero y se supone que el Gobierno invirtió en adquirir tecnología. ¿Se limitó a comprar tractores chinos que ahora ni siquiera pueden reparar? ¿No importamos tecnología de punta?

No lo hicimos. Venezuela tuvo una ruptura política y comercial con Estados Unidos y se peleó con media Europa. Sus compras estuvieron dirigidas a China, Cuba, Irán, países que están rezagados en muchas cosas.

¿Entonces lo que hicimos fue importar chatarra tecnológica en vez de aprovechar los recursos para dar un salto importante que impulsara la producción?

Así es, y al mismo tiempo 60% del recurso humano con PhD se fue del país. Si me preguntas por las dos personas que más sabían de ganadería en Venezuela, tengo que decir que una está en México y otra en Costa Rica. La generación que yo formé y la que le siguió, hablo de personas con cincuenta y treinta años con doctorados en universidades de prestigio, se fueron del país. Están en Puerto Rico, Australia, Colombia, Estados Unidos. Por ejemplo, Ecuador se llevó alrededor de cien profesores de la Universidad Simón Bolívar.

Usted ha mencionado que nuestras exportaciones agroalimentarias son, per cápita, las más bajas de la región. Nos superan países tan pequeños como Costa Rica, o tan pobres como Honduras, Guatemala o Nicaragua.

Llegamos a exportar 600 millones de dólares al año entre 1992-1997, cuando se corrigió la sobrevaluación de la moneda, y Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia descubrieron que Venezuela tenía una agroindustria muy moderna para la época porque los años de sobrevaluación permitieron la adquisición de bienes de capital a muy bajo precio. Entonces nuestra salsa de tomate, jugos, pastas, galletas, resultaron muy atractivas en el Pacto Andino. Polar llegó a exportar 50 millones de dólares en cerveza. A finales del segundo gobierno de Rafael Caldera el bolívar volvió a apreciarse y nuevamente fue difícil exportar.

Menciona que en ese período en el que la moneda no tuvo una gran sobrevaluación logramos exportar y eso se logró porque antes de ese período, gracias a las divisas baratas, compramos bienes de capital y creamos una agroindustria. Ahora hubo un período de gran sobrevaluación entre 2004-2014 y recientemente a los exportadores se les otorgó la tasa del Dicom que es competitiva, pero todo apunta a que estamos muy lejos de repetir un ciclo similar al de los noventa.

Hay un factor que es difícil de medir, pero es clave y se llama confianza. La agroindustria invirtió grandes cantidades en los años setenta y ochenta pero no lo hizo en los 2000. Por el contrario, si tienen 30% o 40% de capacidad instalada ociosa, ¿para qué van a invertir en nueva tecnología?

Ya no estamos en el Pacto Andino sino, con las observaciones del caso, en Mercosur. ¿Esto fue un error estratégico?

No era un error estratégico si Venezuela actuaba como cabeza del continente. Con una tasa de cambio competitiva y una capacidad agroindustrial importante pudimos ser un gran vendedor de productos elaborados y adquirir los commodities de Paraguay, Brasil, Argentina. Tener una conducta como la que tienen los holandeses que, por ejemplo, compran cacao y exportan chocolate. América Central, por ejemplo, vive de la producción agrícola y el comercio. Sabe del negocio. Conocí productores en Nicaragua que aprovechaban el vuelo Managua-Tegucigalpa-Miami para vender 600 mil dólares al año de retoño de maíz de seis semanas. Otro en San Pedro Sula que tomaba todo el plátano que ya no podía venderse porque tenía golpes, lo cortaba, lo empacaba al vacío y lo vendía en Miami para microondas.

Venezuela puede participar en negocios de esa naturaleza, pero desde Juan Vicente Gómez hasta la fecha la política ha estado dirigida a los commodities, a la sustitución de importaciones y no a la diversificación de la producción. Podríamos ser un paraíso productor de especias, tenemos las condiciones climáticas, se necesita la paciencia, la inversión y la visión para sustituir lo que llega aquí como marca Iberia o McCormick, que son especias viejas que ya no huelen a nada y tienen hasta tres años de antigüedad. Jamaica es un gran productor de especias, Guatemala exporta 60 millones de dólares al año de cardamomo. Aquí podríamos hacerlo.

¿Qué hacer para corregir la escasez en el corto plazo? Parece indispensable un plan de importaciones de emergencia.

En el corto plazo sí, no habría otra alternativa. Pero hay que saber lo que se va a importar. A lo mejor mandan a un general a importar semillas y compra lo que no debe. Hablar con la Asociación Venezolana de Sanidad Animal, porque no hay vacunas ni antibióticos. Tenemos un problema de mastitis en las vacas que es muy grave. Faltan agroquímicos y alimentos balanceados. Estamos hablando de cinco mil o seis mil millones de dólares que el Gobierno no tiene. El problema es gravísimo. Además, hay que saturar el mercado porque por la escasez todo el que tiene algo de dinero está almacenando.

¿Y con las tierras qué medida propondría?

Esa puede ser una fuente importante de ingresos para el Gobierno. Regularizar las tierras de la reforma agraria le generaría al Estado enormes cantidades de dinero. La gente pagaría por tener la titularidad. Casi todas las casas de Ocumare de la Costa están sobre tierras de la reforma agraria, por ejemplo. En el caso de las expropiaciones, explorar si es posible devolverlas a los antiguos dueños o venderlas.

¿Cree que es posible vender las tierras que fueron expropiadas y no están produciendo? ¿Quién estaría interesado en invertir en el negocio agrícola en Venezuela en este momento?

Allí caemos en el terreno político. Soy miembro honorario del Consejo Venezolano de la Carne, ha habido algunas transacciones de tierras entre ellos, pero ninguno estaría dispuesto a comprar más tierras para aumentar la producción de ganado porque están muy escarmentados, a la defensiva. Pendientes no solo de las invasiones, también del robo de bombas, transformadores. A quienes han tratado de efectuar el riego por goteo, que es la tecnología actual para la producción de hortalizas, les han robado los tubos y los dosificadores de fertilizantes. Existe un problema grave de inseguridad. Aun así, hay interesados en invertir. Allí está el caso de Dos Aguas y el de una empresa que produce patos para los restaurantes. Pero, ciertamente, nadie está dispuesto a jugársela a gran escala.

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Lester L. López O.

Apreciación de la situación política # 99

En cierta forma parece que tanto el régimen como la oposición aceptaron mantener el statu quo imperante dentro del caos que vive el país generado por la crisis que nos agobia. El gobierno, convencido de que no tiene una solución factible para salir de la crisis que ellos mismos crearon, pero convencidos, también, de la necesidad de mantenerse en el poder como sea, alarga los tiempos electorales a su conveniencia y se aferra a los claps como propuesta económica para mantener el poco apoyo electoral que le queda, esperando, en un golpe del destino, que los precios del petróleo suban apreciablemente y mediante la repartición de la renta elevar sus posibilidades electorales al igual que hizo el difunto eterno con las misiones que a la larga, y con el elevado precio del petróleo, le permitió salir con éxito del revocatorio del 2004. Pero eso está lejos de que ocurra en los próximos dos años.

También están en un proceso de recomposición interna para asegurarse lealtades partidistas al jefe del régimen, ya que existen muchos chavistas “puros” haciendo ruido dentro de las filas revolucionarias.

En las cúpulas militares, incluyendo a las que controlan el sistema económico nacional, deben estar percibiendo el descontento de los de más baja jerarquías que están igualmente sufriendo los embates del desabastecimiento, la inflación, carencia de medicinas y la inseguridad personal en torno a sus grupos familiares. Los claps, el carnet de la patria y las más variadas promesas de otorgar vehículos, viviendas y decretar territorios libres de enfermedades, no son suficientes para distraer a la gente de la dura realidad que enfrentan cada día.

Pero mientras las masas no se revelen, hay que mantener las cosas así.

La mayoría de los partidos de la oposición, jugando a la ruleta rusa, asisten a los procesos de relegitimarse, especialmente los que tienen musculo financiero, para cumplir con la primera fase de inscribir simpatizantes, algunos, como hasta ahora ha sucedido, lo han logrado y sin dudas otros más lo lograran en las próximas semanas. Pero igualmente deberán esperar el escrutinio final de las rectoras del CNE y del sistema judicial imperante.

Centrados en esta actividad, parecen olvidar y descuidar el creciente apoyo internacional que se está obteniendo y, al menos públicamente, no se observa que la MUD nacional haya designado un equipo autorizado para canalizar estos apoyos para utilizarlos en su debido momento y que llevará a la instalación de una nueva mesa de negociación para la habrá que estar preparado. Pero para eso aún falta tiempo.

En tanto unos se reorganizan y otros se revalidan, el caos avanza en el país, pero mientras sea en paz no hay problema.

@lesterllopezo

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