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Opinión

Las faenas del campo para la producción agrícola se realizan prácticamente durante todo el año, pero se intensifican cuando van a comenzar las temporadas de siembra. En Venezuela, ahora es tradicional que se realicen esas labores de campo con unos agricultores angustiados ante la incertidumbre de saber, si se dispondrá o no, de los insumos básicos necesarios para las siembras en cantidad, calidad y oportunidad suficientes para aspirar a tener éxito en la actividad agrícola. Ha sido común en años recientes pasar por esta misma experiencia y el año pasado, a escasos 15 días para el comienzo de las siembras de maíz, solo existía en inventarios un 25% de los plaguicidas necesarios.

Llegamos al año 2017 con la tradicional cantaleta por parte de los organismos oficiales anunciando la disponibilidad de los insumos y de una millonada de bolívares para el sector, mientras que por otro lado los productores, conocedores de la realidad, desmienten estos anuncios y demuestran su falsedad. Además, para determinar el tipo y cantidad de los insumos necesarios, previamente se tiene que determinar qué vamos a producir, cuánto, dónde, con qué y con quién vamos a alcanzar la producción deseada o requerida; de lo contrario esos insumos no serían totalmente eficientes.

Si no se sabe qué vamos a producir no se puede conocer cuáles serían los plaguicidas más convenientes, qué tipos de plaguicidas debemos tener a disposición, ya que cada especie cultivada utiliza plaguicidas específicos aplicados en sistemas suelo-planta-clima-manejo específicos. Lo mismo ocurre con los fertilizantes y con los cultivares más adecuados para cada sistema. Lo que se necesita producir son alimentos energéticos como azúcar (caña de azúcar) y cereales (maíz blanco y arroz); semillas oleaginosas (palma aceitera, soya, ajonjolí y girasol); y fuentes de fibra y de proteínas (soya, leguminosas de grano como caraotas y frijoles, huevos, leche, carnes de diferentes especies domésticas y pescados).

Para aquella producción de proteína animal, cuya alimentación básica es con alimentos balanceados como los casos de aves y cerdos, se requiere una producción primaria previa de fuentes energéticas que se pueden cubrir con maíz amarillo y sorgo granífero, y de fuentes proteicas que se cubren mayormente con harina de soya y con tortas que son subproductos de otras especies vegetales. La alimentación para la producción de proteína animal a potreros, a pastoreo, es básicamente con la producción de especies forrajeras.

Una alimentación balanceada para mejorar el suministro de vitaminas y minerales esenciales para la población, se complementa consumiendo frutas y hortalizas que provienen en su mayoría de cultivos bajo sistemas de producción intensivos; y consumiendo raíces y tubérculos como papa, yuca, ocumo, ñame y otros de menor importancia.

Una vez que sabemos qué vamos a producir se requiere saber cuánto vamos a producir. Para ello se deben revisar las estadísticas y considerar los datos históricos en relación al consumo o a los requerimientos de la población en cada rubro, lo cual ayudaría mucho en el diseño de los cultivos y en la magnitud de la superficie a sembrar de cada uno.

La decisión de dónde vamos a producir los diferentes cultivos se realiza definiendo los sistemas suelo-clima mejor adaptados para cada uno de ellos, y al mismo tiempo se delimitan las fechas (períodos) de siembra más convenientes para cada caso en las temporadas de secano, fechas que deben ser respetadas para poder esperar resultados exitosos.

Una vez conocido qué, cuanto y dónde vamos a producir, se determina con qué produciremos. Durante los años más recientes ha sido notoria la escasez de los insumos básicos para la agricultura, en todos los rubros y en todas las regiones del país. En esto no se puede improvisar y se necesita cubrir varias etapas como son los trámites de registros, importación, producción, distribución de los distintos insumos, incluyendo semillas, plaguicidas, fertilizantes y maquinarias y equipos agrícolas. Con esto se busca que esos insumos lleguen a las unidades de producción a tiempo, en las cantidades requeridas, del tipo y calidad exigida por los agricultores.

Finalmente, con quién produciremos. En el país existe un buen número de productores agrícolas, capacitados, con experiencia, en muchos casos especializados en determinados cultivos y manejando muy específicos sistemas de producción, quienes serán los principales protagonistas de la actividad agrícola nacional. Junto a ellos, también están los pequeños productores, quienes tradicionalmente han permanecido y vivido de lo que producen sus limitadas parcelas, que tienen que ser apoyados y mejorados en cuanto al suministro de recursos incluyendo asistencia técnica, y en cuanto a su calidad de vida que algunas veces es realmente marginal.

Al mismo tiempo que los productores lanzan sus advertencias en relación al problema en el suministro de insumos agrícolas y se incrementan las noticias al respecto y sobre la pobre producción nacional de alimentos, algunas personas se aprovechan de esta situación para juzgar a nuestra agricultura y a nuestros agricultores, y una de las etiquetas más populares es referirse a que tenemos una agricultura atrasada tecnológicamente. Sin embargo, en Venezuela tenemos una agricultura moderna aplicando las mismas técnicas que en países de gran desarrollo agrícola como Argentina y Brasil, gracias entre otros, a los centros de investigación y a un buen número de agricultores de avanzada que han estado pendientes de los últimos adelantos para mejorar esta actividad. Por ejemplo, ya están pendientes, entre otras cosas, de equipos y maquinarias prototipos para labores agrícolas, que son robotizados o manejados desde computadoras que actualmente se evalúan en otros países; ya utilizan drones para la revisión de sus campos y disponen de información climatológica al día con pronósticos que le permiten organizar mejor sus actividades.

En relación a la planta, como centro de los sistemas de producción, podemos decir que la agricultura venezolana, con excepción de las variedades transgénicas (estamos a la expectativa de que ocurra un cambio en la legislación que impide a los agricultores venezolanos utilizar semillas de cultivares transgénicos, para comenzar a evaluarlos, producirlos y utilizarlos en nuestras siembras) utiliza los mejores cultivares del mundo que se adaptan mejor a nuestras condiciones. En maíz tenemos cultivares con las mayores capacidades de rendimiento en nuestros sistemas; en sorgo granífero hemos desarrollado cultivares tan excelentes que hasta han sido requeridos por países vecinos para su siembra; en arroz me he llevado la sorpresa de que la Fundación DANAC está desarrollando híbridos, lo cual implica una tecnología bastante complicada y novedosa para mejorar la productividad de este cultivo; en hortalizas se emplean las mejores semillas y cultivares con un buen número de híbridos, lo mismo ocurre con algunos frutos como melón, patilla y lechosa; en forrajes se han estado sembrando un gran número de cultivares, híbridos y variedades, cada uno ubicado en condiciones muy particulares por su adaptabilidad. Así como estos casos, podemos encontrar otros ejemplos del modernismo de nuestra agricultura en lo que se refiere a la planta como centro de los sistemas suelo-planta-clima.

Por supuesto, estos años de indolencia e ignorancia por parte de los gobernantes, han deteriorado ese modelo que tenemos que actualizar de manera generalizada.

En una oportunidad reciente escribí que “en Venezuela hay una agricultura moderna, que necesita el apoyo de políticas adecuadas para su recuperación y crecimiento tanto vertical como horizontal. Sabemos de la complejidad de la agricultura, los riesgos que existen en la actividad, pero también sabemos que solo se logra producir alimentos, fibras y otros bienes provenientes del mundo vegetal, conociendo los factores de producción y manejándolos en el campo. No se produce alimentos diagnosticando las calorías necesarias por las personas ya que eso es asunto de los nutricionistas, ni se produce alimentos asignando recursos monetarios que luego son mal invertidos o no se invierten en el sector, solo se produce alimentos trabajando en el campo con dedicación, con apoyo financiero suficiente y oportuno, y con apoyo científico y tecnológico”.

Como se desprende de lo anterior, el suministro de insumos agrícolas en cantidad, calidad y oportunamente, requiere una adecuada planificación con la intervención de los diversos segmentos del sector, que debe realizarse con tiempo suficiente para evitar improvisaciones de última hora, y ya estamos viendo que este año, cuando las siembras de maíz se inician en Socopó y sectores aledaños en el occidente barinés en fecha cercana al 15 de abril, aún no se ha trabajado en este sentido. Con razón han comenzado las angustias en nuestras regiones agrícolas.

Posdata: con frecuencia escucho que se refieren a la parte comestible de la yuca como un “tubérculo” cuando en realidad es una “raíz” de reservas.

Marzo de 2017.

pedroraulsolorzano@yahoo.com

www.pedroraulsolorzanoperaza.blogspot.com

 6 min


Venezuela tiene hambre. Es imposible para el régimen tratar de ocultar algo que toda la población sufre. Las muertes de varios niños por desnutrición y el envenenamiento de menores y adultos por consumir yuca amarga, pusieron al descubierto la terrible situación que padecen las mayorías en todo el país.

Se siguen acumulando los dramáticos casos que denotan el grado de la tragedia que vive el pueblo venezolano. Esta semana, un humilde habitante de Santa Bárbara de Barinas murió mientras hacía cola para obtener el denominado Carnet de la Patria, sin el cual no podría cobrar su pensión ni comprar la denominada caja Clap. La semana pasada, una mujer amenazó con lanzarse desde la escultura de Alejandro Otero en plena Plaza Venezuela. Escogió el centro de la capital de la República para hacer oír su desesperado clamor por solucionar el hambre de su familia. En La Guaira, vecinos enardecidos del barrio Hugo Chávez protestaron durante horas frente a la residencia del gobernador por el alto costo de la caja Clap. García Carneiro se desentendió del problema y adujo que el Ministerio de Alimentación “solo enviaba productos caros a Vargas”. Los protestantes no se calmaron y planifican nuevas manifestaciones.

A un año de las Claps, la situación nutricional del venezolano es alarmante. Las propias encuestas oficiales ya no pueden seguir ocultando la crisis: El número de venezolanos que come tres veces al día disminuyó en 1 millón 500 mil en dos años, según el propio INE.

Hasta cuándo aguantará hambre el pueblo de Venezuela? Por dónde estallará la olla de presión? Cómo será el desenlace? Son preguntas que nos hacemos todos los días.

Luego del estrepitoso fracaso de Pdval, Abastos Bicentenario y Mercal, en julio de 2016 Maduro inventó la “Gran Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro” bajo la responsabilidad total del ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, cuyo objetivo, una vez más, era “controlar los sectores agroalimentario, farmacéutico e industrial”, al igual que lo hace con las ilimitadas cuotas de poder que administra la hegemonía militar, siendo una de las principales, el denominado Arco Minero.

Dijo Maduro en ese momento, “todos los ministerios, todos los ministros y ministras, todas las instituciones del Estado quedan bajo el orden y la subordinación absoluta al Comando Nacional de la Gran Misión Abastecimiento Seguro bajo el mando del presidente de la República y bajo el mando del General en Jefe, Vladimir Padrino López”. Está claro entonces quiénes son los padres de este nuevo fiasco que está condenando al hambre a millones de venezolanos.

Los responsables de la terrible crisis humanitaria que sufre el país siguen en sus puestos importando los productos que deberían ser producidos en Venezuela, luego de haber destruido la industria agroalimentaria. Las empresas y fincas confiscadas y expropiadas bajo el control de la camarilla gubernamental, están quebradas y abandonadas. Un doloroso ejemplo de ello es Agroisleña en Cagua.

En nombre de los pobres, el modelo económico anacrónico del régimen liquidó el aparato productivo y, en vez de convertir la bonanza de los altos precios del petróleo de los últimos años en una palanca para la deseada diversificación de la economía y la superación de la dependencia rentista, estimuló el saqueo del país a través del negocio con el diferencial cambiario, como lo denunciamos en nuestros libros El Gran Saqueo y Estado Delincuente.

Para la élite corrupta que controla las compras internacionales del Estado, integrada por funcionarios civiles y sobre todo por militares con sus cómplices en el sector privado, es mucho más rentable importar a dólar preferencial que producir en Venezuela.

El macro fraude con las divisas que ha desangrado al país en los últimos catorce años, continúa hoy con la importación desde Panamá y México de los alimentos de las cajas CLAP. La corrupción se manifiesta a todo nivel: en la compra de los productos importados con dólares a diez bolívares, en el transporte y distribución y luego en la reventa.

Decenas de denuncias de los vecinos corroboran los sobreprecios y robos en las propias comunidades. Sin embargo, el mayor “negocio” está en la importación a dólares preferenciales. El país se pregunta cómo es posible que cuestionados proveedores del régimen como Alex Saab el controversial contratista protegido de la senadora colombiana Piedad Córdoba y Samark López Bello, éste último acusado por EEUU de lavar dinero del narcotráfico, sigan enriqueciéndose con el hambre de los venezolanos? Cómo se explica que ministros y ex ministros como los generales Rodolfo Marco Torres y Carlos Osorio sigan al frente de instituciones que importan y distribuyen alimentos a pesar de estar siendo investigados por la Fiscalía General y luego de haber sido sancionados por no acudir a dar respuesta a las graves y fundamentadas denuncias que existen en su contra ante la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional?

El régimen de Maduro insiste en intervenir en todas las áreas económicas del país. Con la alimentación como en otros sectores, el fracaso es total. Pdval, mejor conocido como Pudreval, Abastos Bicentenario y Mercal formaron parte de las redes de corrupción que solo sirvieron para alimentar las cuentas bancarias en dólares de miembros de la élite que desgobierna Venezuela y sus familiares y testaferros.

El reto que tenemos por delante las fuerzas del cambio en la transición es impulsar una economía de progreso, solidaria, promotora de inversión privada con seguridad jurídica que genere empleo digno a los trabajadores y logre la exportación de productos con la marca Hecho en Venezuela.

www.carlostablante.com

@TablanteOficial

carlostablanteoficial@gmail.com

 4 min


Habiendo descrito lo que prevé la actualización del informe presentado por el Secretario General de la OEA sobre la crisis venezolana, es lógico preguntarse: ¿es factible lo que propone Luis Almagro? Los indicios que han surgido durante las últimas semanas dan cuenta de que todavía persiste cierta expectativa sobre los esfuerzos de diálogo entre gobierno y oposición. Igualmente, existe un recelo de aplicar la Carta Democrática, por el temor de que su efecto sea el cierre de canales de comunicación entre la comunidad interamericana y el régimen de Nicolás Maduro. Lo que se vislumbra es que la preferencia sigue siendo apelar a la diplomacia y evitar sanciones.

La mecánica para concretar la propuesta del Secretario General Almagro

Varios medios de comunicación han puesto énfasis en la propuesta de Almagro de suspender a Venezuela como país miembro de la OEA. Sin embargo, la invitación que plantea el Secretario General en su informe no supone necesariamente tal medida.

En primer lugar, Almagro ha sugerido que los países de la OEA den un “llamado de atención” al gobierno venezolano. Ese llamado de atención supondría un reconocimiento de la “alteración del orden constitucional” y una solicitud al “restablecimiento inmediato en el cumplimiento de la Constitución venezolana y las garantías democráticas contempladas en la Carta”.

Paso 1: Lo que pide Almagro en primera instancia es que concrete el procedimiento previsto en el artículo 20 de la Carta. Para esto, el Consejo Permanente de la OEA tendría que reunirse para “realizar una apreciación colectiva de la situación” y decidir si efectivamente en Venezuela existe una “alteración del orden constitucional que afecta gravemente su orden democrático”.

Para que el Consejo decida afirmativamente que dicha alteración existe y pueda pasar a “adoptar las decisiones que estime conveniente”, tendría que darse el voto afirmativo de al menos una mayoría simple de los países miembros, es decir, 18 Estados.

Si se concreta ese voto afirmativo, Almagro sugiere que los países miembros de la OEA –además de disponer la realización de gestiones diplomáticas– otorguen un ultimátum al Estado venezolano para que se convoquen a elecciones generales en un plazo de 30 días, se liberen a los presos políticos, se validen las leyes de la Asamblea Nacional que han sido anuladas y se elija a un nuevo Consejo Nacional Electoral y a un nuevo Tribunal Supremo de Justicia conforme a lo que prevé la Constitución venezolana.

Paso 2: Sólo en el caso de que el Consejo Permanente de la OEA decida finalmente acoger tal recomendación y el ultimátum no sea acatado en el plazo perentorio de 30 días sugerido, es que Luis Almagro propone que se “aplique el procedimiento del artículo 21 de la Carta Democrática”.

Esto supondría que la Asamblea General de la OEA tendría que ser convocada a reunirse en un período extraordinario de sesiones, en donde por el voto afirmativo de dos tercios de los Estados, es decir, 24 países, tendría que en primer lugar constatar que en Venezuela se ha “producido la ruptura del orden democrático” y que “las gestiones diplomáticas han sido infructuosas”.

Si esa determinación es votada favorablemente, entonces la Asamblea General de la OEA podría pasar inmediatamente a decidir si suspende a Venezuela de la OEA. Esta última determinación también requiere el voto afirmativo de al menos 24 países. En ese caso, la suspensión entraría en vigor de inmediato.

¿Es factible la propuesta de Almagro?

La actualización del informe inicial presentado por Luis Almagro es un hecho que genera una presión categórica e inédita a los países miembros de la OEA. Ahora corresponde que estos discutan las conclusiones planteadas por el Secretario General y conversen si existe disposición para adoptar alguna de las recomendaciones. Sin embargo, no puede olvidarse que lo planteado por Almagro es una propuesta y cualquier determinación concreta corresponde a los países.

En segundo lugar, hay que aclarar que el proceso de revisión del nuevo informe, así como las discusiones informales que los países podrían tener no deben realizarse en un plazo perentorio. La experiencia demuestra que para tomar decisiones los países se toman su tiempo, por lo que no pueden esperarse decisiones de manera inmediata.

Asimismo, durante las últimas semanas han surgido indicios que dan cuenta que todavía persiste en la región cierta expectativa sobre los esfuerzos de diálogo entre gobierno y oposición. La conclusión de Almagro en la actualización de su informe de que el diálogo fracasó tiene un peso importante, pero para cambiar la visión de una mayoría de los países probablemente hará falta algún tipo de señal concreta de El Vaticano. Hace pocos días, el expresidente español, Rodríguez Zapatero, se reunió con el gobierno de Colombia para buscar apoyo a las gestiones de diálogo. Igualmente, la canciller de Argentina ratificaba “el acompañamiento del diálogo que estamos haciendo”.

En cuarto lugar, un buen número de países ve con recelo la aplicación de la Carta, ya que supondría una determinación de que en Venezuela existe una alteración del orden constitucional y eventualmente podría llevar a su suspensión de la OEA. Varios países son de la opinión que, aplicando la Carta, se cerrarían espacios de comunicación con el gobierno de Maduro.

Por ejemplo, el gobierno uruguayo ya ha manifestado que por “ahora no se han verificado los supuestos necesarios para aplicar la Carta Democrática”. Por otro lado, el gobierno del Perú –muy crítico de lo que sucede en Venezuela– ha calificado la propuesta de Almagro de suspender a Venezuela como “extrema” y su canciller ha adelantado que muy probablemente no se conseguirían los 24 votos necesarios. La concreción de esos votos supondría también que muchos países del Caribe votarían en contra de los intereses del gobierno venezolano, una opción a la que no se han mostrado muy dispuestos gracias a Petrocaribe. Tan solo hace unos días, Venezuela asumió la presidencia temporal de la Asociación de Estados del Caribe, una organización donde además están presentes países como Colombia, Costa Rica y México.

Por último, hay que destacar que es muy poco probable que una mayoría de los países de la OEA accedan a la propuesta de Almagro de solicitar al Estado venezolano que convoque a elecciones generales, ya que, conforme a la Constitución venezolana, las elecciones que por ahora están pendientes son las regionales y municipales. Incluso si se adoptare dicha recomendación, además de la presión internacional, tendría que concretarse primero una presión interna, la cual hoy en día no existe. Como ya hemos explicado, la presión internacional es crucial pero “mientras no exista una estrategia interna para concretar la posibilidad de que se realice un evento electoral”, podría resultar infructuosa.

De manera que es muy poco factible que la propuesta del Secretario General Almagro sea adoptada en el corto plazo. En la medida que la situación se siga deteriorando, es probable que en el mediano o largo plazo al menos 18 países decidan que en Venezuela existe una alteración grave del orden democrático. Sin embargo, es poco factible que al menos 24 países decidan finalmente suspender a Venezuela de la OEA.

A modo de conclusión: Cuatro aclaratorias fundamentales

1. Lo que ha planteado el Secretario General Almagro en la actualización de su informe es una propuesta inédita que refleja la gravedad de la situación que vive Venezuela. Sin embargo, cualquier decisión concreta corresponde a los países miembros de la OEA.

2. La primera decisión que podrían tomar los países sería decidir que en Venezuela existe una alteración grave del orden constitucional. Para ello, sería necesario el voto de al menos 18 de los 34 Estados miembros. Si así lo hicieran, la Carta dispone que los países tendrían que realizar “gestiones diplomáticas” para procurar la recuperación de la institucionalidad democrática. Almagro ha propuesto que adicionalmente, en tal instancia, los países otorguen un ultimátum de 30 días a Venezuela para que se convoquen elecciones y se cumpla con lo que prevé la Constitución.

3. En el caso que las gestiones diplomáticas resultaren infructuosas (y para ello los países primero dejarían transcurrir un lapso de tiempo prudencial), la segunda decisión que eventualmente podrían tomar es suspender a Venezuela de la OEA. Si se llegare a adoptar la propuesta de Almagro, esa sería también la consecuencia si no se cumple con el ultimátum. A tal efecto, sería necesario el voto de al menos 24 de los 34 Estados miembros.

4. Es poco factible que lo que propone el Secretario General Almagro sea adoptado por los países en el corto plazo. En la medida que la situación se siga deteriorando, es probable que en el mediano o largo plazo al menos 18 países decidan que en Venezuela existe una alteración grave del orden democrático, representando esto un reconocimiento formal de que el gobierno de Nicolás Maduro no respeta las garantías democráticas. Finalmente, visto que la preferencia regional sigue siendo apelar a la diplomacia y evitar sanciones, es poco factible que al menos 24 países decidan eventualmente suspender a Venezuela como país miembro de la OEA.

http://prodavinci.com/2017/03/16/actualidad/venezuela-cuan-factible-es-l...

 7 min


Alberto Hernández

1.-

Una incierta luminosidad alberga el hombre en el escondite del pensamiento. No es un hombre cualquiera. Usa un perfil ostentoso, bigotes pronunciados, barba rala. El brillo en los ojos dispersa la sesgada intención de quien lo mira. Reticente, sonríe de lado y de soslayo describe a quien lo nombra. Descose el espíritu y reniega a veces de la inactividad. Comienza el pesimismo a abordarlo: “El hombre no es solitario, pero el pensar lo es”, dice Gottfried Benn en uno de sus Ensayos escogidos.

La descripción, hecha sólo para fijar el lugar y el acento de un desconocido, forma parte de la puesta en marcha del sombrío tránsito de quien piensa. El ensayo de Benn hace referencia al hombre blanco. Diríamos que se trata de una revelación racista de quien ve desde lejos las aglomeraciones de culturas distintas, que piensan –escribe- desde el anónimo colectivo. “En lo que se refiere a la raza blanca, no sé si su vida es feliz, pero su pensamiento ciertamente es pesimista” (una a favor). Esta afirmación del poeta de habla alemana suscita muchas dudas, pero a la vez nos permite pensar a propósito de su yerro. Pero no nos vamos a adentrar en esta excusa. Más nos interesa saber del pesimismo de todas las pieles. Blancos, negros, cobrizos, amarillos, todos, sufren de este síntoma, porque se trata de eso, del anuncio de algo que es más hondo.

Para el pesimista (los verdaderos, porque la mayoría que lo expresa sólo juega a la ruleta rusa, pero sin balas) la muerte es un regalo para “la bestia ridícula”, como Schelling define a quien como él usa dos piernas y fuma, por decir.

2.-

Un sujeto de peluquín ronda una calle, se pasea desalentado, hasta que consigue un sitio y se sienta a cavilar. Se trata del mismo tipo que ha servido de modelo para guiarnos por este cuestionario sin preguntas. Con aliento nihilista descorre el perfil de Nietzsche, aunque reserva una sonrisa destinada a Byron: “Maldito aquel que ha creado la vida”. Si esto no es pesimismo, podría llegar a ajustarle cuentas a un cepo, o amolar con exagerado encanto la hoja de la guillotina.

En estos días de invasiones, fusilamientos morales, revelaciones palaciegas nos mostramos más pesimistas, pese a que solemos escoger tiempo para el relajo, es decir, para dejar a un lado la tragedia. El juego de malabares es un espejo frente al rostro de un cadáver. Quien lo coloca disfruta. No sabemos qué lo impulsa a tal cosa, pero disfruta. Sabe que él será blanco de este mismo ejercicio: probar que la muerte tiene su encanto, saber que desde el lejano silencio, allá donde se anuncian las alimañas, la carroña, existe un espacio donde se tiene conciencia del vacío, un hueco cínico. La muerte no define nada. Es una enfermedad, aunque también se trate de la cura absoluta de la vida. Y si vivir es una enfermedad mortal, morir es un depurativo eterno.

Sufrir la existencia misma, como ha dicho el eremita Shkyamuni, citado por Benn. Y así vamos, a pie o a caballo sin dejar marcas, que para nada hacen falta, canta el anónimo.

3.-

Este severo, pero a la vez divertido estanco de extraños comentarios, sólo sirve para distraernos de ácaros y falsos políticos. Precisemos: el mundo ciertamente flota con nosotros encima, pero no responde por nuestro extravío, por las irrazonadas e irrazonables imprevisiones de quienes creen haber conquistado la trascendencia, ese tábano incalificable, abultado por el veneno de la angustia.

Casualidad, causalidad. Nada de eso. Seguimos: nadie escapa del pesimismo. Sea negro, blanco, amarillo, cobrizo o morcilla de la historia. Y si bien el cristianismo ha servido para garantizar el paraíso, la reconquista de la infancia, para muchos el suicidio es la angostura para no acceder a la eternidad, para lo que le importa al desesperado. De modo que la vida es un asunto demasiado serio para no reírse, para no relajarse y amanecer de bala, entre resaca y resaca, aunque también el pesimismo también intente formar parte del potasio.

A punto de alcanzar el conocimiento, el pesimismo –colega de tantos de quienes hablamos de él o tratamos de acariciar, sin caer en el pistoletazo- sigue su camino en medio de los ojos, entre las cejas. Y así, no importa el grado o nivel de descreimiento, una canita al aire.

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Los venezolanos mayoritariamente quieren ver cómo se despojan de la condena madurista-leninista. Por eso cada vez que hay una rendija, en mayor o menor cantidad, acuden. Y si es por una vía pacífica mejor. Aunque no sean millones los que concurren a la “validación” ilegal impuesta por el Consejo Nacional Electoral a los partidos, los que han aceptado participar han desplegado sus recursos (algunos en abundancia notoria) para lograr superar los mínimos exigidos. Entre los firmantes ha habido entusiasmos y los partidos celebran. Otros se han negado a participar en ese proceso por considerarlo viciado, ilegal y sólo prolegómeno para vía crucis posteriores.

El caso es que la “validación” es un mecanismo para que un régimen diagnosticado como dictatorial por casi todos determine cuáles partidos admite y cuáles no. Ojalá no ocurra, pero me temo que lo que sigue es una cadena de impugnaciones, (in) validaciones, tejemanejes, inducidos por el propio régimen. No olvidemos el reciente esfuerzo por el RR2106 en el cual los rojos enviaron a militantes a firmar para después impugnar; las triquiñuelas, ese arte en el cual la corte malandra se maneja muy bien que es el de las demoras: si no te arruino con el “diálogo” lo hago con firmas.

Comentaba entre amigos que lo que me parecía más grave de la “validación” era entregar la lista de militantes de cada partido al régimen, a través del CNE. Me argumentaba uno de ellos que ya esa lista la tenían con las firmas del RR2016. Sin embargo, como dijo el diputado Omar González “Es una forma de mentirle de nuevo al pueblo y de permitirle al régimen obtener la información”, al capturar las afiliaciones directas por partido, pues aunque no todo firmante es militante, presumiblemente la mayoría sí lo es.

Lo de estos días motiva a los militantes de los partidos “validantes” y, por esa vía, obligan a Maduro a admitir la fuerza de esas organizaciones o, si no los “validan”, a exponerse más obscenamente ante la opinión pública. Sin embargo, lo que esto implica es entubar el proceso político no al reemplazo del régimen sino a unas elecciones inexistentes, que los rojos –según propia confesión- han decidido no hacer este año, y a un esfuerzo de candidaturas tempranas que, por su propia naturaleza competitiva, estimula la pugna interpartidista e intrapartidista y hace del cambio de régimen objetivo secundario.

La fiesta de las candidaturas apenas ha comenzado y como señaló David Morán (La Patilla, @morandavid), “elegir candidatos antes de tener fecha de elecciones es como fabricar hielo sin tener cavas”.

https://www.lapatilla.com/site/2017/03/15/carlos-blanco-fiesta-en-elorza/

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Pedro González Caro

La planificación se establece como práctica para transformar y construir nuevas realidades con la capacidad de alcanzar propósitos, interpretar intereses de la sociedad e incorporar, en las deliberaciones presentes, las necesidades de las generaciones futuras. Un elemento de viabilidad de esta práctica lo constituye la alta participación del Estado venezolano dentro de la estructura productiva del país, lo que obliga a una reflexión sistemática y coordinada sobre su rol en la realidad venezolana y su carácter de distribuidor de renta.

Sin embargo, la realidad local en Venezuela está muy distante de esta norma. En la mayoría de los municipios, la planificación de la gestión se ha convertido en un mero “formalismo”, fundamentalmente debido a un muy bajo nivel de capacidad de gobierno, entendida como el acervo de técnicas, métodos, destrezas, habilidades y experiencias de un actor y su equipo de gobierno para conducir el proceso social hacia objetivos declarados; y una muy debilitada gobernabilidad, porque no se identifican con claridad los actores sociales ni los recursos que manejan, lo cual conduce a una equivocada valoración de los pesos de los actores. Las técnicas gerenciales para la administración y la evaluación de la situación que faciliten la promoción una democracia eficaz, efectiva y eficiente, son inexistentes.

Todo esto impide al gobierno local definir una línea de base real y la declaración de objetivos alcanzables para evitar la demagogia y la oferta engañosa. En síntesis, la gobernabilidad está severamente comprometida, por lo que no es posible la construcción sistemática de una propuesta para conducir la transformación de la situación inicial, en la que la problemática sociopolítica no está resuelta, en una nueva situación de plena satisfacción de las necesidades de la población, correctamente priorizadas en función de criterios que realmente reflejen el interés colectivo.

En la sociedad venezolana actual se tiene la idea de que quien está en el poder tiene la verdad sobre cuáles son las necesidades de las comunidades. Así que muy poco le interesa al gobernante cuál es la opinión de las comunidades sobre la “calidad de vida” que les brinda el gobierno. Por eso, la participación comunitaria prácticamente no existe. Por otro lado, las comunidades a su vez han asumido que la responsabilidad indelegable de resolver los problemas es únicamente del gobierno, con lo que se refuerza el paradigma de que quien gobierna tiene la razón y la verdad.

La democracia es un concepto mucho más amplio que una simple forma de gobierno “del pueblo para el pueblo”, la Democracia es una forma de vida. En democracia, los ciudadanos tienen la oportunidad de aprender y ayudarse unos a otros a formar los valores y establecer las prioridades que servirán de guía para instrumentar sus planes de desarrollo. Pero para lograrlo es imperativo desarrollar cultura cívica para construir comunitariamente los valores y principios que determinaran esa forma de vida y nuestra relación con el resto de los ciudadanos, con nuestra historia y nuestro gentilicio. Los valores democráticos reconocen la igualdad de derechos, libertades, dignidad y obligaciones, sin diferencias originadas por su pertenencia étnica, política o social; respetan los derechos y la dignidad de las personas y reconocen a la democracia como un bien común para toda la sociedad. En la medida que estos valores se fortalecen crece el vínculo entre el gobierno y el ciudadano. Crece la Democracia como forma de vida.

El mejor desempeño del gobierno local está fundamentalmente basado en la calidad del vínculo entre el gobierno y los ciudadanos y en la participación, la rendición de cuentas y la supervisión. Las soluciones participativas tienen singular importancia pues de allí deriva la legitimidad del gobierno y la confianza de que los recursos serán administrados con criterios de interés comunitario.

Conforme aumenta el interés de los ciudadanos en el gobierno y en los asuntos comunitarios aumenta también el interés mutuo del gobierno y los ciudadanos por desarrollar una cultura cívica activa fundamentada en los valores de la democracia, con lo cual se viabiliza la construcción de un sistema que garantice la plena satisfacción de las necesidades de la población y se refuerzan los lazos que identifican a los ciudadanos y al gobierno como una sola unidad de identidad.

Esta identidad supone que las personas son capaces de identificar cosas que las unen como partes de una comunidad que está por encima de las diferencias locales, sociales, políticas y étnicas. Sin esa identidad, por abstracta que sea, el funcionamiento del país como un Estado nacional sería muy difícil, puesto que las personas no concederían legitimidad y tendrían dificultades para aceptar la autoridad de los gobernantes y las instituciones públicas.

En una democracia de alta calidad se esperaría que los ciudadanos apoyen la democracia y se sientan parte de una comunidad cívica nacional. Esta comunidad estaría basada en el reconocimiento de que las personas de distinta pertenencia étnica, política y social forman parte de esa comunidad en pie de igualdad. Al amparo de estas creencias, los ciudadanos ejercerían la tolerancia en la convivencia política con los demás, tendrían en alta estima los valores democráticos y creerían que la democracia trabaja para el mejoramiento de la sociedad.

https://politikaucab.net/2017/03/10/cultura-civica-el-camino-hacia-la-de...

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La incapacidad extrema de Nicolás Maduro para el inicio de 2017 ha reproducido en Venezuela el establecimiento de la estatocracia -léase el ejercicio del poder del militarismo- en todos los campos de acción del sistema político venezolano. El militarismo, en consecuencia, empleando de manera primitiva la lógica vertical y por mandato, es el responsable de maltratar, ofender, perseguir y asesinar a ciudadanos venezolanos demócratas que sufren la dictadura de la estatocracia. La estatocracia es el sistema impuesto por el presidente difundo que, de manera atorrante y anclado en el imaginario político real, creyó que podía cambiar las significaciones imaginarias sociales del venezolano democráta.

La estatocracia es el instrumento del comunismo primitivo para ejercer el dominio sobre la sociedad empleando la fuerza, su capacidad logística y las funciones de canalización, comunicación y expansión del elemento armado sobre la sociedad. Sociedad venezolana que para el inicio de 2017 carece de un plan todavía de participación política contendiente que le permita, vía operadores políticos conscientes, entender la brutalidad y gravedad de la acción del cuerpo armado como actor central del régimen. La precedente afirmación muestra la dictadura –casi tiranía- de un régimen que no tiene frenos para amedrentar, perseguir y vejar al ciudadano convencido de que la Constitución pudiera protegerle.

La estatocracia en Venezuela a partir del 20 de Octubre, cuando el régimen negó el derecho del voto a la mayoría de los venezolanos y con mayor saña después de la declaración del abandono del cargo de Nicolás Maduro y la activación del Comando Anti-Golpe y Paz, va a mostrar la brutalidad del militarismo como gobierno. Todo esto jefaturado y encabezado por Padrino López, el cual ha hecho sentir en el cuerpo societal tal grado de persecución, violencia política y represión que la masa social democrática del 6D terminó por sentirse espantada, atemorizada, invadida por el pesimismo, lo cual pareciera que muestra un cambio en sus significaciones imaginarias sociales como consecuencia de la brutalidad de Padrino López y su militarismo.

Grave variación de las significaciones imaginarias sociales son las acometidas por el militarismo con el fin de debilitar el gen democrático del venezolano. Ese militarismo perverso es el mismo responsable que con cobardía planificó y ejecutó los golpes del 4F y 27N, y que ahora en funciones de gobierno militarista e ideologizado por el socialismo, privilegia su imaginario político real empleando el hiato fuerza-violencia para tratar contener y neutralizar en un ambiente de “inacción política” a la Venezuela que parecía inhibida por la violencia del militarismo a la participación política contendiente.

Fracasa, no obstante, la estatocracia y este militarismo impune en su objetivo cuando las fuerzas morales de la ciudadanía, ante la maroma inviable impuesta por el Nicolás Maduro de la renovación de los partidos políticos, actuó y participó con valor ciudadano creando tal conmoción que el militarismo se muere de sorpresa al ver como refluye el gen democrático. Gen democrático que se dispone, casi por la vía de un automatismo del imaginario social, a reconstruir su significación fundamental como lo es la Constitución, el voto, el derecho a participar y un valor moral extraordinario que es la prioridad de la democracia como forma de vida. Es decir, anticipa de una vez la participación de la revalidación de los partidos políticos la derrota de la estatocracia

Los demócratas todos, y más de los que votaron el 6D de 2015 exigiendo un cambio, han decretado desde ya que fortalecerán sus significaciones imaginarias sociales para contener la tiranía del narco Estado y responderle cívicamente y con coraje a la estatocracia. Las significaciones imaginarias sociales del venezolano no han cambiado ni cambiarán, ante la emergencia de la dictadura; por el contrario, crecerán como una especial energía para contener el sofismo del militarismo mediante una nueva tesis que explique la autonomía de la sociedad venezolana y su disposición cívica para reponer la democracia.

Los demócratas como actores del sistema político en Venezuela han sido quizás uno de los más importantes desarrollos alcanzados de manera plana como colectividad por los venezolanos, que no obstante la perversión impuesta fundamentada en el engaño del 4F y 27N de 1992, comenzarán a comprender que las significaciones imaginarias de los venezolanos están instauradas en su magma. Están instauradas en su trayecto antropológico y entienden las virtudes de la libertad política y social como la gran razón para contener las perversiones marxistoides, que no tienen espacio en el imaginario político de los venezolanos y, en consecuencia, crecerán y adelantarán acciones para la reposición de la democracia que tiene como símbolo la Constitución y los valores de la dignidad y ética, propia de una país del siglo XXI.

Dr. José Machillanda

Director de CEPPRO

@JMachillandaP

Caracas, 14/03/2017

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