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Opinión

Edgar Capriles

En Aragua en Red, plataforma de actuación política de varias organizaciones de la sociedad civil del estado, en la cual participamos personalmente como parte de Aragua sin Miedo, hemos establecido como principio fundamental el respeto a las posiciones conceptuales, individuales o colectivas, que mantengan no solo nuestros allegados, sino todos aquellos que desde distintas vertientes esgrimen la defensa de la libertad en democracia como estandarte de actuación diaria.

Ratificando dicho respeto y el inmenso valor que le damos a la convivencia ciudadana, ante las elecciones a gobernadores de estado que se realizarán el próximo domingo 15 de octubre, como ya hemos dicho antes “cne mediante”, debemos expresar nuestra decisión de votar por el candidato de la MUD en Aragua, Ismael García, y solicitar a los amigos en estados vecinos que hagan lo equivalente en sus entidades.

Las elecciones que se avecinan, más allá de la importancia política de elegir gobernadores contrarios al régimen, representan una nueva oportunidad de manifestarle al gobierno y lo que es más importante, a la comunidad internacional, que somos una mayoría demócrata, que de seguro tenemos diferencias entre nosotros, pero que irrevocablemente hemos decidido seguir tratando de que este país sea diferente y que finalmente podamos vivir en una verdadero estado de derecho, donde prive la justicia y la libertad.

En opinión de algunos de nosotros sobran razones para disentir de los candidatos y de las formas de actuación de los partidos ,pero ni todas juntas pueden sobreponerse a la necesidad de seguir apuntalando la lucha para un cambio de régimen. Si no nos gustan los aspirantes, ni las “maquinarías” que los apoyan, tocará buscar o crear alternativas distintas, pero sin derrotar al “desgobierno” actual será imposible que algo distinto tenga la oportunidad de concretarse.

Es imposible votar por los maduristas; también lo es abstenerse de hacerlo por los candidatos de la MUD, cuando en la práctica lo que rechazamos se reforzaría por una eventual ausencia de nuestra opinión en las urnas electorales. El domingo estaremos votando en contra del gobierno y así tenemos que entenderlo todos los que decimos oponernos a él.

Si queremos un mañana en el que podamos agruparnos de acuerdo a nuestras ideas y desde las posiciones que ellas definan criticar las antagónicas, siempre en un clima de respeto garantizado por las leyes, es indispensable que desplacemos del gobierno a los que ya por un largo tiempo han venido destruyendo conquistas democráticas y profundizando a límites que creíamos inalcanzables, las fisuras éticas que facilitaron el advenimiento de este oscuro período de nuestra historia política.

Estamos hablando de labrar un futuro; el pasado no puede ni debe volver y el presente tiene que ser recordado para evitar su réplica. Por ello no dudamos en solicitar a todos votar el próximo 15 de octubre por los candidatos de la MUD, escogiendo la tarjeta de su preferencia, pero eso sí, de aquellas que tengan el nombre y la foto del candidato unitario, y cuando decimos todos, estamos haciendo un respetuoso llamado a los que con justificadas razones han pensado en abstenerse.

Votaremos por Venezuela, por los muertos, heridos y presos en procura de democracia, por el regreso de los que se han visto obligados a dejarnos, por una mejor calidad de vida para todos los venezolanos, en suma lo haremos por ese futuro en el que tengamos la oportunidad de dejar atrás, política y definitivamente, las formas de actuación pública que han destruido al país.

Lo haremos con la misma disposición con la que hemos participado en todas las otras formas de lucha cívica a las que hemos sido convocados. No creemos en alternativas excluyentes y el próximo domingo es el momento de la electoral.

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Va, creo, para cien días en la cárcel. Todavía no se sabe cuáles son los hechos que se le imputan. Se le acusa, sobre la base de quien sabe que interpretación de quien sabe cuáles normas, de traición a la patria, rebelión militar y sustracción de armas de guerra y, siendo civil, será juzgado por un tribunal militar. De paso, parece ser, según cuentan, que una granada que le encontraron es una antigüedad de la segunda guerra mundial y funciona ahora como pisa papeles o, supongo yo, como pelotica para lanzarla al aire en los momentos de estrés. Además fue denunciado ante la opinión pública por el propio Presidente Maduro, quien lo acusó de pretender hackear la página web del CNE.

Pero, no vale la pena entrar en los pormenores del caso, pues la suya es historia más o menos conocida, repetida, además, en muchos venezolanos hoy en día presos, prueba de que entre nosotros el Estado de derecho es cada vez más una ficción. En fin, como escribió alguien, no hay peor autoritarismo que el que se disimula a la sombra de las leyes y con los colores de la justicia

Digo lo que digo a propósito de Roberto Picón, profesional muy competente, pero peligroso. Esto último porque desde hace algún tiempo tuvo la mala idea de irrumpir, a partir, sobre todo, de su sapiencia tecnológica como ingeniero, en el tema electoral, dándose a la tarea de proponer varias y diversas maneras de garantizar el voto ciudadano. Tuvo, igualmente, la mala suerte, por decirlo de alguna manera, de convertirse en un hombre clave para los partidos de oposición de cara a los próximos comicios, como ya lo había sido en los eventos electorales celebrados en los últimos años. En un país en donde la institucionalidad encargada del arbitraje social hace agua por todas partes, se trata, comprensiblemente, una persona no grata en los pasillos gubernamentales.

Aprecio mucho a Roberto Picón. Lo admiro por su inteligencia y por su honradez política. Pero no escribo esta cuartilla solo por él. La escribo también pensando en los otros muchos ciudadanos que, como ya señalé, se encuentran en su misma situación, como consecuencia de parecidas arbitrariedades, las cuales empiezan a mostrar visos de costumbre.

HARINA DE OTRO COSTAL

El próximo domingo tendrá lugar la elección de Gobernadores. El país se presenta a esa cita con demora, pues debieron haberse realizado en diciembre del año pasado. Y llega transitando un camino con muchas irregularidades, la primera de ellas la propia convocatoria, hecha por la Asamblea Nacional Constituyente, sin ésta tuviera vela en el entierro, a pesar de lo cual fue aceptada inmediatamente por el CNE.

El país asiste, así pues, a un evento que contraría en buena medida el manual básico que compendia las buenas prácticas que deben fundamentar la realización de los comicios en una democracia. No se trata, por tanto, de una competencia gobernada por el fair play, regulada por un árbitro imparcial. Sin embargo, ello no debe ser motivo para dar “forfait”. Al contrario, los venezolanos deben presentarse a votar y dejar constancia de su opinión sobre el estado actual del país, un país que cada vez se parece menos a ellos. Y hacerlo sabiendo que la posibilidad de la trampa es inversamente proporcional a la cantidad de sufragios que se emitan, sencillamente porque, como lo ha señalado Perogrullo, es más difícil de esconder. Convencidos, por otro lado, de que el desenredo de nuestros actuales problemas pasa, no sólo, pero sí de manera muy relevante, por plantarse el próximo domingo frente a la pantalla de la computadora del CNE.

Sería lamentable que la suerte del país fuera determinada por los que pasaron de largo frente a los centros de votación. En efecto, todo indica que en el escenario actual, la abstención es un acto vacío de significados, algo incomprensible, por decir lo menos.

El Nacional, miércoles 10 de octubre de 2107

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A través de una valiente carta publicada este lunes, los presos políticos de Venezuela llaman a votar masivamente en las elecciones regionales. Con este acto, lleno de dignidad, nos recuerdan que seguimos en resistencia y que salir a votar este domingo debe convertirse en la mayor expresión de calle de la historia de nuestra lucha contra este Estado delincuente e incapaz.

Venezuela está herida. El país está mal. El hambre, las enfermedades, la inseguridad y la violencia se cobran vidas cada día. El colapso de los servicios públicos y la hiperinflación hacen insoportable la existencia de millones de venezolanos. El país está sufriendo. Maduro y sus candidatos a gobernadores son los responsables del desastre.

Esta terrible situación nos plantea el dilema entre el continuismo del actual caos o el cambio urgente para lograr la vigencia de la Constitución, en democracia, sin perseguidos ni presos políticos.

Por todo ello hemos dicho que la salida es por la vía electoral: La rebelión de los votos.

La inquebrantable decisión de la mayoría de los venezolanos se manifestó con contundencia en la elección de la Asamblea Nacional donde la Unidad ganó en todos los barrios de Caracas y en Aragua obtuvo 8 de los 9 diputados. Esa profunda determinación por el cambio fue ratificada en la Consulta Popular de julio cuando casi 8 millones de venezolanos gritaron con fuerza a través del voto que quiere un cambio político urgente y en paz.

A diferencia de la falsa constituyente de Maduro, las elecciones regionales están en el cronograma electoral y, a pesar de todos los obstáculos del régimen, son un espacio para enfrentar y castigar al autócrata, fortaleciendo el cambio y la unidad, como de hecho ya está sucediendo: Los partidos políticos a los que el CNE no permitió la sustitución de candidatos, están mandando a su militancia a votar por los candidatos de la unidad en las tarjetas de otras organizaciones políticas. Para sorpresa y preocupación del autócrata de Maduro y su combo, los partidos de la oposición y sus militantes están pasando por encima de colores y símbolos para salvar lo que queda de democracia y garantizar el voto por el cambio.

Venezuela tomó la decisión de cambiar y nada ni nadie la va a detener.

Sacar a los gobernadores cómplices de Maduro en la violación de derechos humanos es fundamental.

En Aragua, debemos evitar con nuestro voto que uno de los mayores culpables de la tragedia que sufre Venezuela, tome la gobernación.

Rodolfo Marco Torres, sancionado por la Asamblea Nacional por ser responsable de la crisis alimentaria, ha sido ministro de alimentación y presidente de CASA, y el país muere de hambre. Fue tesorero nacional, ministro de economía y finanzas desde donde dirigió la banca pública, y Venezuela está quebrada. El país no tiene dinero para importar alimentos ni medicinas, bienes que dejamos de producir porque individuos como Marco Torres expropiaron y desmantelaron el aparato productivo, en especial el de Aragua, condenando al desempleo y la pobreza a miles de venezolanos.

Votar es resistir. Este domingo debemos salir todos a la calle y protagonizar la mayor marcha jamás realizada hacia los centros de votación donde con nuestro voto de dignidad y rebelión, castigaremos a quienes han tratado de destruir nuestro país.

No lo permitiremos.

Aragua resistirá y votará para que Venezuela cambie. Con el candidato de la Unidad, Ismael García, Aragua ayudará a reforzar el camino que nos lleve a reconstruir y reunificar a nuestra nación.

No hay muchas opciones. Las elecciones regionales son una gran oportunidad que no podemos ni debemos abandonar.

En estas elecciones se necesita que todos los ciudadanos seamos los abanderados, los protagonistas de un proceso político que saque del gobierno a los tiranos que quieren condenarnos al hambre, la pobreza, el subdesarrollo, el odio y la desesperanza. Se lo debemos a los presos políticos, a los caídos y los heridos, a los perseguidos. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. Se lo debemos a Venezuela.

El domingo 15 de octubre con el voto valiente, con el voto de la dignidad, Venezuela derrotará a los corruptos y a los incapaces y retomará el camino que nos llevará a la paz, el bienestar y el progreso.

Este domingo, todos a la calle a votar por el cambio!

www.carlostablante.com

@TablanteOficial

carlostablanteoficial@gmail.com

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Alirio Pérez Lo Presti

Soy de los que piensa que la lucha por las causas sociales ha de darse en todos los campos posibles, tratando de generar el menor sufrimiento colectivo. De ahí que en el terreno de la democracia, el legítimo derecho a votar es una condición de carácter irrenunciable que no puede representar un dilema. El demócrata vota cuando puede y defiende los resultados de la causa que preconiza.

Después de un período de terribles confrontaciones, el escenario venezolano se transformó y la percepción de la realidad en algunos de nuestros sectores se modificó de golpe y porrazo. Mucha gente en un furor esperanzador cundido de ingenuidad apostó porque “el yaísmo” se materializara. La realidad es que los cambios no suelen plasmarse de manera abrupta sino a una velocidad más lenta de lo que muchos esperan.

Las modificaciones de carácter social ocurridas en la Venezuela contemporánea sobrepasaron la capacidad de adaptación de muchos ciudadanos. En términos prácticos, ocurrió un fenómeno de inundación emocional que ha creado confusión y malestar en vastos sectores, por lo cual es de esperar que la desesperanza y el escepticismo se apoderen del espíritu colectivo por un tiempo. Demasiadas contrariedades y carencias hacen que la persona se preocupe/ocupe por sobrevivir, haciendo a un lado la convivencia lúcida entre quienes compartimos espacios.

El pensamiento político no puede ser resumido a un simple “slogan” publicitario de carácter fútil y francamente panfletario. Si somos una sociedad de personas medianamente exigentes, lo normal es que se cree una expectativa en la cual tengamos la posibilidad de exigir una explicación sobre los asuntos en las cuales terminamos comprometidos. Si alguien quiere mi voto, obviamente debe convencerme que lo merece, mas el juego político sigue, a una velocidad que generalmente no satisface nuestras legítimas aspiraciones.

Ese escenario es uno de los más desalentadores, porque mientras el entusiasmo baja, de manera inversamente proporcional los cambios siguen ocurriendo sin control ciudadano. En términos concretos, mientras la tristeza y la desesperanza nos inundan, de la misma manera se va creando un fatalismo y una tendencia a la aceptación que ha terminado por inmovilizar a muchos.

En la fuerza propia de una dinámica social, el cambio es indetenible, existiendo situaciones que conducen a otras, que generan las condiciones para que se den otros escenarios y así sucesivamente se va tejiendo todo un entramado propio de los procesos colectivos que en algunas oportunidades requiere de una capacidad de moldeamiento que exceden las posibilidades de ser aceptadas por quienes lo viven.

Mientras una gran cantidad de ciudadanos espera poder materializar su esperanza de cambio a través del voto, que es la más civilizada manera de expresión política, otros viven en el subsuelo emocional de la desesperanza y esperan ser comprendidos en su fatalidad por personas que les den claridad en su sufrimiento. De ahí que se vino a formar una suerte de deslenguados, quienes en una mezcla de odio con incapacidad de adaptación, preconizan formas autodestructivas de nihilismo y rechazo a las maneras más elementales de convivencia.

El escepticismo como manera de conducirse no es reprochable si se hace desde una posición individual. Lo que me parece menos que abyecto y francamente despreciable es que se trate de crear matrices de opinión que buscan sacar al ciudadano de toda forma de participación política sin ofrecer nada a cambio. Quien preconice posturas “anti” o “contra” sin dar a cambio una actitud “pro” es doblemente un negador. Por una parte es una negación en su postura de rebelarse ante lo que considera inapropiado y desea que desaparezca, pero por otra es doblemente negador porque no está proponiendo algo a cambio, lo cual lo convierte en un factor de carácter abiertamente destructor. Pescadores en río revuelto asoman la cabeza para tratar de demoler lo que ha costado tanto en hacer. Van de la mano con la falsedad de creer que la historia de los pueblos se remedia de manera mágica y espasmódica.

Existen formas rasas de intervincularse con lo social que a su vez conducen a sembrar todo un clima de insalubridad que en la mayoría de los casos lo acompaña la estrambótica fantasía de que las cosas se pueden construir “empezando de cero”. Las cosas no parten de cero y mucho menos en lo que respecta a la vida en comunidad. Con los canales de participación que existen, es mucho lo que se puede aprovechar en términos de bienestar colectivo. Oponerse de manera activa a que las personas se expresen a través del voto universal, directo y secreto, es servir de comparsa para detener los cambios que muchos esperamos que ocurran en Venezuela.

Mientras se desguace lo hecho y se fomente de manera fantasiosa e irresponsable el escepticismo más radical, sin tener nada que ofrecer, habrá pasado una buena parte de nuestra existencia, apostando a la más cruel y desalentadora nulidad.

@perezlopresti

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Omar Rodríguez

Siempre habrá quien consiga un argumento, una razón para estar de acuerdo o no con un candidato. En este momento los candidatos a las gobernaciones, por la Unidad Democrática, representan algo más que ellos, representan un proyecto mayor, uno de largo alcance.

En Aragua estamos ante una victoria virtual que se convertirá en real saliendo, todos los demócratas, a votar masivamente el 15 de octubre por el candidato de la Unidad.

Hay, como dije antes, quien pueda objetar un candidato y no querer salir a votar, está en su derecho, el problema es que si no sale a votar, no solo, atenta contra sus propios derechos ciudadanos, sino que atenta contra el de los demás venezolanos.

Es por ello que describiré, en mi humilde criterio, lo que la victoria de Ismael representa.

En este sentido la victoria de Ismael García representa:

  • El fortalecimiento de la formidable fuerza que despoje del poder la camarilla cívico-militar asociada al narcoterrorismo internacional.
  • La libertad de Leopoldo López, Delson Guárate, Antonio Ledezma, Tony Real, Rolman Rojas y demás presos políticos.
  • Un gobernador que no mandara a la policía regional a reprimir con perdigones a los muchachos cuando estén protestando.
  • Que los niños, los muchachos y jóvenes vuelvan a la escuela, se formen y eduquen como lo hizo quien esto escribe, y no sigan en la calle mendigando un bollo de pan.
  • La esperanza real que miles de jóvenes vuelvan al país de donde nunca debieron salir.
  • Incremento en la presión para que se acepte la ayuda humanitaria internacional.
  • Que la GNB deje de ser un cuerpo represivo y se dedique para lo que realmente fue creada.
  • El adecentamiento y profesionalización de las Fuerzas Armadas, y que los militares dejen de ordenar las colas en los supermercados.
  • Que los medios de comunicación sean libres de nuevo, para expresar sus ideas, sus críticas y las aspiraciones genuinas del pueblo.
  • Que los hospitales vuelvan a prestar un servicio de calidad.
  • La eliminación de la hegemonía Castro-Comunista en las decisiones del Gobierno
  • La sinceración de la economía y la eliminación de la inflación.
  • El desarme y desmantelamiento de las bandas armadas llamadas colectivos.

La victoria de Ismael García, Bernabé Gutiérrez, Feo La Cruz, Carlos Ocariz, junto al resto de candidatos demócratas, representa que tendremos nuevo presidente el año que viene y estará acompañado por una mayoría de gobernadores aliados.

En contraposición, el no votar, abstenerse, representa estar de acuerdo con que esto siga empeorando, es estar de acuerdo con el Régimen. Significa que el bien se da por vencido y se rinde ante el mal. Como esto no es lo que quieren los venezolanos de buena voluntad, este servidor confía que los ciudadanos saldrán a votar por los candidatos de la Unidad y el bien se impondrá sobre el mal, porque la vida jamás se da por vencida y menos en esta oportunidad.

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Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1.-

Mi padre murió el 26 de octubre de 1968 en Guacara. Unos meses antes, en Valle de la Pascua, mi primo Carlos Hernández, para aquellos días teniente de la Efofac, le había regalado el libro “Leo Más allá de la anécdota”, escrito por Eduardo Montes y publicado por Ediciones Casa de la Cultura de Los Teques, estado Miranda, ese mismo año de 1968.

Recuerdo que mi padre, Baltazar Hernández Loreto, se empeñó en que yo lo leyera. Siempre, mucho antes de saber de Leoncio Martínez a través de esas páginas, él hablaba del poeta y humorista como si lo conociera. Me decía de sus dibujos en “Fantoches”, de sus textos humorísticos, pero sobre todo de su poesía.

También me decía de su rencor contra Rafael Caldera, quien se sintió ofendido por “Leo” y le dio una paliza al también periodista y escritor venezolano, agresión que lo llevó a la muerte, porque el autor de “Balada del preso insomne” nunca se pudo recuperar de los golpes recibidos por las hordas universitarias del FEI.

2.-

Es un librito de 45 páginas, un opúsculo, una joyita que conservo no sólo por Leoncio Martínez, a quien siempre he admirado, sino por el gesto que representó el que mi primo, un joven militar, le haya obsequiado esas páginas a mi padre. Y que él, mi padre, me lo haya acercado como parte de una herencia, pues está en mi poder, no porque yo quiera retenerlo sino porque ese libro es mi padre y él me lo confió.

Eduardo Montes cuenta parte de la vida de Leoncio Martínez, un autor cuya inteligencia define el carácter seriamente festivo y analítico del intelectual venezolano que pasó por la angustia de una terrible dictadura como la de Juan Vicente Gómez. Y quien no tenía temor de burlarse del poder, cuestión que le costó persecución y cárcel.

Por esa razón mi viejo, que no murió viejo, lo tenía tan cerca. Igual solía hablar de Francisco Pimentel, “Job Pim”, una suerte de “partner” de “Leo”. Un par de jodedores, cultos jodedores de una Venezuela terrible, muy parecida a la que nos circula por las venas hoy.

Mi hermano mayor, Hernán Hernández Marrero, lo conservó un tiempo. Solía declamar los versos de Leo, suerte que tuvo de estar cerca de esa poesía conversada que aprendió a declamar con los sonidos del violín del poeta Ángel Eduardo Acevedo en sus tiempos de estudiante en Valle de la Pascua, antes de marcharse a San Juan de los Morros.

Pero el libro me quedó a mí. Y desde ese mismo año lo he cargado en el morral, que es mi casa. Se me pierde, lo encuentro, lo extravío entre tantos libros y vuelve a aparecer, como hoy cuando les cuento esta historia que siempre me conmueve, porque así como “Leo” vivió el exilio a mí me tocó un poquito de eso a comienzo de los años 70, pero sin el dolor que sufrieron las generaciones anteriores en los tiempos de Gómez y Pérez Jiménez y el que viven muchos de nuestros compatriotas por la desgracia que le ha tocado sufrir a nuestro país desde 1999.

Tanto mi padre como Hernán solían leer en voz alta el poema “Balada del preso insomne”. Esa lectura me ha marcado siempre. Está en mis oídos. Está en este día a día que nos rasga en estos tiempos aciagos.

3.-

Para los lectores: Eduardo Montes no existió, era el seudónimo de alguien cuyo nombre no se ha sabido. Los trabajos que aparecen en el libro fueron tomados del diario El Nacional, según escribió en el preámbulo Benjamín Arocha, quien añadió:

“Que nos excuse el autor del documentado ensayo, a quien nos fue imposible localizar para pedir la debida autorización.

A Manuel Martínez y a Luis Peraza, fieles amigos y discípulos del humorista, le debemos el entusiasmo para que esta edición se lograra. Así como también nuestro reconocimiento a Iginio Yépez y a Gabriel Bracho Montiel”.

Seguidamente, una carta de Peraza a Arocha en la que agradece la publicación, y entre otras cosas: “Tu proyecto de llevar el folleto “Leo más allá de la anécdota”, escrito por Eduardo Montes para el gran diario “El Nacional”, es un acto de justicia venezolanista con ambición antialdeana”.

Una nota en la que Peraza cuenta episodios en los que Leo tiene presencia. Al final de la esquela, este trazo: “Como juego juvenil Manuel en Caracas y yo en Acarigua, empezábamos a reírnos de los caudillos tradicionales. Nosotros somos núcleos”.

El ensayo de Montes recoge la biografía de Leo. Pero el libro también contiene los poemas “Balada del preso insomne”, “El tren” y “Barataria”.

Un día, cuando toda esta locura pase, será necesario reeditarlo.

Aún oigo la voz de mi padre bajo el inmenso tamarindo de mi casa del Llano:

“¡Ah, quién sabe si para entonces,

ya cerca del año 2000

esté alumbrando libertades

el claro sol de mi país!”.

Queda a los lectores buscar este poema y leerlo completo con la fecha actual, con el mismo ánimo con que lo leía mi viejo antes, un poco antes de morir.

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La abstención es una herramienta. Como tal, no es ni buena, ni mala. Todo depende del ambiente en que será utilizada, del trabajo a realizar y de la destreza de quien la maneje. En tiempos de democracia algunos no acuden a votar porque los candidatos no los convencen, pero ningún político hace campaña directa o indirectamente por la abstención. Bajo regímenes dictatoriales, líderes de partidos y opinadores suelen debatir sobre la conveniencia o no de votar.

En una dictadura se justifica la abstención como herramienta para derrocar al régimen: 1- Si existe un ambiente de rebelión popular, con gente masivamente dispuesta al sacrificio supremo, a permanecer indefinidamente en la calle o a participar en una huelga general contundente y de larga duración. 2- Si el ejército no está dispuesto a reprimir la protesta.

¿Están dados estos requisitos? Evidentemente no. Hemos presenciado grandes marchas, pero solo por unas horas; la huelga general no ha tenido gran acogida debido a la represión del régimen y la retaliación por parte de los paramilitares rojos, y la guardia nacional ha asesinado y atacado con saña a los manifestantes, con el visto bueno de los otros componentes de la Fuerza Armada.

En las parlamentarias del 2005 los partidos políticos llamaron a la abstención para intentar presionar cambios en el tramposo CNE, pero conscientes de que esa abstención no les causaría mayor daño político ya que, según sus cálculos, no podían obtener más de una docena de diputados. Es una falacia seguir insistiendo en que en esa oportunidad entregamos la Asamblea Nacional. Éramos minoría. Aunque esa abstención se justificó, tampoco logramos el objetivo.

Hoy somos mayoría, tenemos a favor la Asamblea Nacional y la opinión internacional. Abstenerse porque el CNE está parcializado, porque el régimen es ventajista e intentará hacer trampa para que ganen algunos de sus candidatos, porque inhabilitará a nuestros candidatos, le quitará funciones a los electos o los pondrá presos son motivos para seguir protestando, pero no para abstenerse ya que el voto es una herramienta de disconformidad.

Abstenerse porque votando estamos renunciando al mandato del 16 de octubre es no entender que en dictadura ese mandato era imposible de cumplir. Políticamente era conveniente esa consulta, como lo evidenció la opinión internacional, pero era una herramienta inapropiada para salir del régimen. ¿Nos engañaron sus proponentes? No! El objetivo era movilizar gente, reforzar la condena a la dictadura de Maduro por parte de países democráticos que ya estaban sensibilizados por la violenta represión en contra de nuestros héroes de la calle y evidenciar que somos mayoría.

Algunos critican que varios de nuestros dirigentes siembran esperanzas sin contar con la semilla adecuada, pero cualquiera que haya estado preso, exiliado o en malas condiciones se acuesta pensando que al día siguiente se resolverá su situación. La esperanza es lo último que se pierde y la herramienta de que disponemos para seguir en la agonía por la vida. Es decir, en la lucha diaria.

Es cierto que el régimen ha hecho trampas y ha puesto al servicio de sus candidatos todos los recursos del Estado, pero cuando hemos sido mayoría y contado con testigos no ha podido arrebatarnos el triunfo. Esto quedó demostrado en las parlamentarias del 2015 ¿o acaso alguien puede pensar que nos regalaron 212 diputados para aparentar que estamos en democracia?

En el referendo del 2007 sostuve, hasta pocos días antes, que no deberíamos someter a votación derechos que nos otorgaba la Constitución. Para ello esgrimí principios y valores. Sin embargo, ante el llamado de los obispos a ejercer nuestro voto para rechazar la infame propuesta roja, recapacité y declaré a favor del voto. Acaté el llamado porque consideré que era absurdo pensar que tenía más principios y valores que los integrantes de la Conferencia Episcopal. Ese referendo lo ganamos los demócratas.

Hoy, nuestros obispos y todos los partidos de oposición, salvo dos, instan a votar. Ojalá Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo se sumen al llamado. Somos inmensa mayoría y las circunstancias indican que solo contamos con la herramienta del voto. Cabe recordar a quienes no votan por ser indiferentes lo dicho por el gran líder judío Elie Wiesel "la indiferencia es siempre el amigo del enemigo, ya que beneficia al agresor, nunca a la víctima, cuya pena se magnifica cuando se siente olvidada". Si no votamos por indiferencia estaremos dando un mensaje desalentador a nuestros presos, exiliados y perseguidos. Alterando lo dicho sobre el asesinato del duque de Enghien, podría decirse que no votar sería un crimen y un error. Gustavo Tarre lo expresó muy bien: "Entre los dos bandos, sé muy bien cuál quiero yo que pierda".

Como (había) en botica:

La independencia de Cataluña sería un anacronismo. Felicitamos al ingeniero Diego González por su incorporación a la Academia de la Ingeniería y el Hábitat. Su trabajo de incorporación debe formar parte de la propuesta para un nuevo gobierno.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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