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Opinión

Miguel Velarde

A veces uno ya no sabe si vive en un país, en una novela o en un circo. Eso es lo que sentimos hoy en Venezuela, una nación que en los últimos 18 años se ha convertido en un algo que sería muy cómico, si no fuera trágico.

No vamos a profundizar en los detalles de la crisis humanitaria que soportan millones en la miseria, ni tampoco vamos a tocar el tema de la violencia, que ha convertido al país en uno de los más peligrosos del mundo.

Como si todo esto no fuera suficiente, ahora se hacen públicas graves acusaciones contra altos mandatarios del gobierno que los relacionan con el narcotráfico y el terrorismo. No falta nada: vivimos en un estado fallido.

La respuesta a los reportes de los medios internacionales que evidencian esta realidad –porque la mayoría de los locales se convirtieron en panfletos de propaganda oficialista por complicidad o autocensura-, es sacar del aire las señales de CNN en Español y de TV Azteca de México, como si la verdad dejara de serlo por la censura.

En el país con la inflación más alta del mundo, con niveles de escasez de una nación en guerra, con aterradores índices de violencia, con niños que mueren por falta de medicinas y sin ningún respeto por los derechos más básicos, vemos a una oposición más preocupada por repartirse las migajas en unas elecciones para gobernaciones -que probablemente ni se realicen- que por salir de esto.

Aunque parezca increíble, a estas alturas de la desgracia que vivimos y de lo evidente que se ha hecho lo insostenible de la situación, el mundo mira con perplejidad que no exista una oposición seria que plantee un camino que nos permita superar esta tragedia.

Consciente de esto, el gobierno avanza aceleradamente en la “nicaragüización” de Venezuela, encarcelando, persiguiendo y silenciando a las voces que le incomodan y, paralelamente, construyendo una oposición a su medida, compuesta por quienes desde hace tiempo son sus cómplices; el “chavismo de la oposición” en su máxima expresión.

Mientras tanto, la gente se ha sumergido en un hondo foso de desesperanza, exactamente tan profundo como el régimen quería. Motivos le sobran, y no encuentra referentes ni nadie que le genere confianza para volver a levantarse, luchar y arriesgarse para salvar a su país de un destino que hoy parece ser inevitable. Mientras esto continúe así, no queda la menor duda de que el país seguirá recorriendo el doloroso camino de destrucción por el que transita desde hace mucho tiempo.

Un camino hacia nuestra perdición.

Editorial #345

Guayoyo en Letras, febrero 19, 2017.

http://guayoyoenletras.net/2017/02/19/editorial-345-nuestra-perdicion/?p...

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(Parte I)

Tener un gobierno cuyo desempeño sea considerado por una mayoría como “bueno”, que además y en efecto se destaque por la aplicación de políticas públicas que conduzcan al desarrollo integral de un país, con especial énfasis en la inversión en materia de educación, salud, recreación ciudadana y seguridad social, cuyos integrantes –formados para gobernar-, entiendan y respeten la necesaria relación en la distribución y desarrollo del Poder Público y la no menos importante autonomía que debe prevalecer en la actuación de las ramas del Poder Público Nacional; unido todas esas características, al empeño de ese gobierno por favorecer la descentralización y encaminar el empoderamiento ciudadano haciendo accesibles los gobiernos locales bajo la vigilancia ciudadana. Un gobierno nacional que predique con el ejemplo sabiéndose primeros servidores, funcionarios o responsables públicos, donde el respeto por el Contrato Social de un pueblo, su Constitución, sea una conducta normal, esperada y lo excepcional y por supuesto expuesto al castigo público y privado, sea su desacato o incumplimiento. Todo eso en un gobierno, pasando por la transparencia en el ejercicio gubernamental y la debida fiscalización y publicidad de los bienes propiedad del funcionario; un gobierno que respete los DDHH, la propiedad y la inversión privada, incentivo a la inversión y al consecuente empleo, confianza y respeto en el ordenamiento jurídico y las reglas del juego para el desarrollo nacional, repito, todo eso aunque parezca cuento de hadas, es no solo posible sino también “normal” en una sociedad responsable y vigilante de su presente y futuro. Entonces me pregunto: ¿qué hacemos, esperamos que ese “gobierno normal” nos caiga del cielo o actuamos como sociedad en el conjunto ciudadano?

Es posible tener ese “gobierno normal” con la participación activa, responsable y vigilante de la sociedad. Las sociedades ponen y quitan gobiernos, las sociedades organizadas velan y trabajan para darse el mejor gobierno posible y si se equivocan procuran y logran el cambio porque entiende que de eso depende el desarrollo de todos.

Nosotros, ciudadanos, podemos empezar con cambios o detalles que son significativos en el orden particular y podrían convertirse en poderosos apalancamientos para el desarrollo y actuación del colectivo, veamos: hemos escuchado y repetido que la acción política sin principios destruye al ser humano y a la sociedad y es verdad, pero también podríamos afirmar que la acción “ciudadana” sin principios destruye cualquier posibilidad de desarrollo local, regional o nacional e inclusive podría ser peor ayudando a quien o a quienes no lo merecen, no están preparados o son reconocidamente ladrones, a llegar al poder. También he escuchado decir que no importa que sea ladrón porque ahora está de nuestro lado y hay que sumar, es como aplicar a Nicolás, -me refiero al inteligente e incomprendido Maquiavelo-, en su conocido “el fin justifica los medios” y es también un refugio a esa corriente conductual perversa del “relativismo”, según el cual todo es relativo, es decir, los valores, principios y hasta la ética en el comportamiento ciudadano. Valga decirlo de otra manera, hay que crecer con todo bicho con uña que llegue sin importar a qué viene, de qué se refugia, de qué quiere salvarse o aprovecharse. Y así no es posible salir adelante y mucho menos tener ese gobierno no perfecto pero decente y confiable que hemos llamado “normal”.

Tampoco es verdad que nada que venga puede ser peor a lo que tenemos, escuche eso cuando estaba por morir ese proceso social que mal llaman cuarta República y lo escuche de nuevo cuando ya comenzaban a verse las perversiones del gobierno de Chávez y ahora otra vez con Maduro. Lo que sí es verdad es que puede venir algo peor. De qué depende eso, de nosotros, de la sociedad, de más nadie, podemos recibir apoyos internacionales e institucionales a esta lucha democrática y sin igual que estamos dando, pero jamás harán nuestro trabajo tan sentido y tan bien como lo podemos hacer nosotros los venezolanos. Esperar a los marines o confiar en un pase de luna del Sr Trump o entrar en el juego de un dictador como Castro o creer en la palabra del hijo de la Sra. Putin o un alumbramiento divino de Roma o poner todos los huevos en la OEA, ONU o cualquiera de estos organismos internacionales que están distraídos en tratar sobrevivir, es un error; y pensar que primero salimos de esto y después vemos, es entrar en un espiral de contradicciones e intereses peligrosos para la democracia que queremos. Nos toca a nosotros, que todos esos factores ayuden está bien, pero la responsabilidad de salvar a Venezuela la tenemos nosotros y salvarla para ponerla en manos de algo parecido o peor a lo que nos gobierna solo por el hecho de que ahora están de este lado o lo que es peor, por el solo valor de haber luchado, -por sus propios intereses-, del lado de la oposición creyendo que eso sería suficiente para ganarse el derecho a gobernar, sin que priven otros requisitos como la preparación, las ideas, la organización, la decencia y los principios y valores, sería imperdonable.

Tenemos que buscar la unidad nacional, SI. Tenemos que trabajar TODOS en una misma dirección, SI, pero que ello no signifique impunidad, sinvergüencería o hacerse la vista gorda con prácticas o con alguien o algunos que recordamos robaron ayer y que estamos seguros que al llegar volverán a robar y no sólo los dineros públicos sino lo que es más grave, los sueños de construir un país decente y próspero.

Hagámoslo bien, sin cálculos, sabemos hacerlo, Venezuela nos necesita a todos los que de buena voluntad queremos edificar sólidamente la construcción del país que nos merecemos. Adelante, haciendo nuestra parte, comenzamos. (Seguiremos conversando…)

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Las celestinas existieron desde mucho antes de que Fernando De Rojas escribiera su famosa tragicomedia de Calixto y Melibea. Todavía perduran, no solo para lograr que un amante rechazado logre que su Melibea lo acepte, sino para vender supuestas virtudes de un gobernante e incluso ser cómplices de sus atropellos.

En tiempos del dictador Juan Vicente Gómez fueron muchos los que lo alabaron y colaboraron en su gobierno. Algunos fueron intelectuales de gran prestigio tales como Pedro Manuel Arcaya, Gil Fortoul , Laureano Vallenilla Lanz y Gurmersindo Torres, quienes hicieron importantes aportes al país en cuanto a la legislación, historia, sociología y política petrolera, respectivamente. Quizá hoy en día se pueda criticar su cercanía con el sátrapa, pero en descargo debemos ubicarnos en una época en la que Gómez logró acabar con constantes montoneras para que el país pudiese avanzar. Esto no exculpa al dictador de sus atropellos, sino que permite entender el colaboracionismo de muchos que ansiaban la paz, aunque a un costo inaceptable.

Después de la muerte de Gómez disminuyeron las loas a los gobernantes de turno. Sin embargo, cuando surgió la dictadura de Pérez Jiménez, algunas personalidades la apoyaron. Tal es el caso de Fernando Travieso, quien presidió un Congreso Nacional espurio. También, en las postrimerías del régimen, el mundialmente famoso investigador Fernández Morán y el distinguido y apreciado José Giacopini Zárraga aceptaron ministerios. Quizá la excusa, no válida, fue que el tirano de Michelena estaba enrumbando el país hacia el progreso, después del gobierno populista del trienio adeco 1945-1948.

Hoy resurgieron los adulantes, similares a los denunciados por Pio Gil en ¨Los felicitadores¨, quienes además de alabar son cómplices necesarios de los atropellos del régimen. Estas celestinas no solo tienen un nivel intelectual muy por debajo de los anteriormente citados, sino que tampoco disponen de argumentos para apoyar el totalitarismo rojo. El país está en la bancarrota, la inseguridad, escasez e inflación azotan a los venezolanos y residentes y, por si fuera poco, pesan acusaciones en contra del vicepresidente de la República por supuesto narcotráfico y apoyo a terroristas y dos sobrinos de la esposa del presidente de facto fueron condenados por ese motivo en un país en donde la justicia es independiente del Ejecutivo.

En el grupo de celestinas incluimos a personas como Iris Varela, quien llama ¨arrastrada¨ a Lilian Tintori por entrevistarse con Trump, mientras ella se ha sentado en la cama con el pran que fue conocido como ¨El conejo¨. También a la resentida Delcy, quien acusa a Lilian Tintori de ¨colearse¨ en la Casa Blanca, olvidando que la única coleada fue ella en Mercosur. Desde luego son celestinas Roy Chaderton, Isaías Rodríguez, Ernesto Villegas, Jorge Rodríguez, Eulogio Del Pino, Rafael Ramírez y Padrino López, integrantes de una larga lista de civiles y militares.

Alcahuetas y principales responsables de que el Ejecutivo viole la Constitución son la Fiscal Luisa Ortega y los integrantes del CNE y del TSJ. Las rectoras del Consejo Nacional Electoral: Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y Tania D´Amelio. Los integrantes de la Sala Constitucional del TSJ: Gladys Gutiérrez, Maikel Moreno, Calixto Ortega, Carmen Zuleta de Merchán, Marjorie Calderón, Luis Damiani, Lourdes Suárez Anderson, Juan José Mendoza Jover, Marco T. Dugarte Arcadio Delgado, Luisa Estella Morales y Francisco Carrasquero. Los magistrado de la Sala Electoral: Fanny Márquez, Cristian Zerpa, Juan J. Núñez Calderón, Fernando Vegas, Malaquías Gil, Indira Izaguirre y Jhannette Madriz.

¿Qué podrán alegar estas celestinas ante el juicio de la historia? ¿Qué podrán decir a sus hijos, nietos, familiares y amigos cuando dejen el poder y sean sometidas al escrutinio y a la vindicta pública? Pasarán a la historia como las alcahuetas de un régimen que condujo al país a ser considerado corrupto, tolerante del narcotráfico, violador de los derechos humanos, que falló en todos los aspectos y fue nefasto para los venezolanos al hacer caer estrepitosamente el nivel de vida e inducir a la emigración ¡Qué infelices!

Como (había) en botica:

Inobjetables las designaciones de la MUD: Roberto Picón en el área técnica electoral, Ángel Oropeza en lo político, Alfredo Padilla y Tinedo Guía en lo social y José Luis Cartaya en la coordinación de estos equipos, así como la integración del G 9 para la toma de decisiones y el Congreso de la Sociedad Democrática despiertan nuevas esperanzas. Ojalá que el G9 acepte la mayoría de las recomendaciones de estos equipos. Nuestro agradecimiento a Chuo Torrealba por su esfuerzo para mantener la unidad. El general Padrino López y Eulogio Del Pino han debido solicitar las pruebas en contra de Tarek El Aissami y no defenderlo a priori en comunicados que dan vergüenza. Felicitaciones a la joven Rafaela Requesens, nueva presidenta de la Federación de Estudiantes UCV. Maduro tiene pánico a Trump. Lamentamos el fallecimiento de la gran Sofía Imber.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Frauke Petri, líder de Alternativa por Alemania (DfU) -el partido ultraderechista según los periodistas, populista según los sociólogos, fascista según quienes nombramos a las cosas por su nombre- se encuentra de visita en Rusia.

En Rusia, Petri –con quien ningún político quiere fotografiarse en Alemania- ha recibido honores reservados solo a los más altos dignatarios. Hasta el momento se ha entrevistado con diversos personeros de estado, entre ellos el Presidente de la Duma (Parlamento) y estrecho colaborador de Putin, Vyacheslav Volodin, y Vladimir Zhirinovsky, rabioso antisemita y presidente del partido “Democrático Liberal” ruso.

La visita de Petri a Moscú no es sorpresa. No ha hecho más que seguir los pasos de Marine Le Pen, asidua visitante del Kremlin (y de la Torre Trump) columnista del periódico oficialista Russia Today, declarada defensora de la política internacional rusa y admiradora efusiva del hipernacionalismo anti-europeo proclamado por el presidente Trump durante su campaña electoral.

Ni Petri ni Le Pen son la excepción. Prácticamente todos los partidos racistas de Europa son fervientes partidarios de Vladimir Putin de quien reciben –informan los periódicos- apoyo monetario para las campañas electorales que libran en sus respectivos países. Marine Le Pen a la vanguardia.

La hábil Le Pen ha sabido retribuir los honores de Putin. En reciente entrevista al periódico ruso Izvestia, prometió que si llega a la presidencia bregará por el levantamiento de las sanciones a Rusia. Y luego pronunció palabras que deben haber sido bombones para Putin: “Crimea pertenece a Rusia”. Que esas mismas palabras violen el espíritu y la letra de las resoluciones de Minsk firmadas por el propio gobierno ruso, la tiene sin cuidado.

Definitivamente: el FN y la AfD son los partidos de Putin en Francia y Alemania del mismo modo como en un pasado no muy lejano los comunistas europeos llegaron a ser los partidos políticos de la URSS en sus respectivos países.

Vladimir Putin sigue así, bajo otras formas, una de las líneas centrales del estalinismo. Ha sabido construir sus caballos de Troya al interior de las naciones europeas. La diferencia –puede que no sea gravitante- es que mientras los caballos del estalinismo eran comunistas, los del putinismo son fascistas (o para ser más precisos: neo-fascistas).

Entre el internacionalismo de los comunistas y el de los neo-fascistas es imposible hacer analogías (todas las analogías son falsas) pero sí –y eso es diferente- es posible hacer paralelos. Y bien, los paralelos entre Stalin y Putin son más que evidentes.

Putin, igual que ayer Stalin, practica una política colonial con las repúblicas vecinas, establece relaciones de clientela con las dictaduras del mundo islámico (Turquía, Siria e Irán), extiende amenazas hacia Ucrania, y si los europeos se dejan estar, pronto lo hará hacia los países bálticos y Polonia. Con diversos gobiernos del mundo ha configurado alianzas políticas. En Europa ya las mantiene con Hungría. Incluso Latinoamérica no es ajena a sus visiones. De hecho cuenta allí con dos aliados incondicionales: las dictaduras de Castro en Cuba y la de Maduro en Venezuela.

El imperialismo de Putin –es la diferencia con el imperio chino de nuestros días- no es en primera línea económico. Lo que une a Putin con las naciones que controla, o donde ejerce influencia, es una relación ideológica: el desprecio por la democracia occidental. Esa ideología tampoco se diferencia de la del imperio estalinista.

Putin hoy como Stalin ayer, es un declarado enemigo de la “sociedad abierta” y por lo mismo de los valores políticos que representa la Europa moderna. En cierto modo, como destacara una vez Rudi Dutschke, Stalin era el representante de un “asiatismo despótico” practicado en nombre del marxismo. Algo parecido ocurre con Putin.

Los ideales que hoy acaricia el ex marxista Putin son los de la Madre Rusia, los de la ultraconservadora confesión ortodoxa, los del familiarismo patriarcal, los de la homofobia, los de la eurofobia y los de la xenofobia. Putin es así fiel al anti-occidentalismo zarista y comunista. Su utopía, en lugar del comunismo, es la del por él llamado, "mundo post-occidental". Su modelo político reside en la fusión de un solo líder con el estado y con la nación. Son esos –quizás está de más decirlo- los mismos ideales de los neo-fascistas europeos. Esa es la razón por la cual los mal llamados nacionalistas son - aunque parezca paradoja- muy internacionalistas entre sí. En todo caso mucho más que los defensores de la Europa moderna. Han fundado en la práctica una quinta internacional: esa es la internacional de los fachos.

Stalin por cierto, agitó la lucha de clases, las del proletariado en contra de “la burguesía”. En eso tampoco se diferencian demasiado putinistas y estalinistas. En efecto, en todos los movimientos neo-fascistas (o putinistas) encontramos dos constantes. La primera: lucha de clases hacia abajo: odio hacia los extranjeros pobres. La segunda: lucha de clases hacia arriba: odio a las “elites” políticas (“la progresía” en lugar de “la burguesía)

Los neo-fascistas se han convertido en todos los lugares donde existen, en el partido de los resentidos y miedosos sociales. Los extranjeros pobres son para ellos el objeto elegido de un odio que en el fondo es hacia ellos mismos. Los partidos neo-fascistas son sus portavoces. La Rusia de Putin es, como ayer la URSS, la patria de la revolución, pero esta vez, no del proletariado, sino del populacho enardecido, en fin, de la revolución anti-política de las masas inorgánicas articuladas bajo gobiernos autocráticos y partidos racistas.

Frauke Petri, líder de los neo-fascistas alemanes, se encuentra en Moscú. La noticia apareció con letras muy pequeñas en los periódicos, como si la dama hubiera ido de vacaciones a Las Baleares. En lugar de enfrentar a una mujer que en nombre del nacionalismo más extremo viaja a recibir instrucciones (y con toda seguridad, dinero) de un estado enemigo de la democracia occidental, los medios y los políticos intentan minimizar el hecho. Grave error.

Quizás cuando los políticos europeos entiendan que a la democracia no solo hay que vivirla sino, además, defenderla, será demasiado tarde. Ayer EE UU tuvo que proteger a Europa. Pero de los EE UU de Trump lo más que pueden esperar los europeos son negocios. Y tal vez, para el estrafalario presidente, Europa ya no es un buen negocio.

Polis. 23 de febrero de 2017

https://polisfmires.blogspot.com/2017/02/fernando-mires-la-internacional...(POLIS)

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Yo, como ciudadano venezolano, no tengo cómo agradecerle a Su Santidad el papa Francisco la paternal solicitud que ha demostrado hacia Venezuela y hacia los venezolanos.

El papa Francisco nos ha distinguido con sus oraciones y con su preocupación. Pertenece al género de lo absurdo atribuirle al Papa alguna responsabilidad en el fracaso de lo que se ha llamado proceso de diálogo y en la triste situación en la que nos encontramos.

El simulacro de diálogo ha fracasado porque tenemos el gobierno que tenemos y tenemos la oposición que tenemos. Ni el gobierno ni quienes dirigen a la oposición creen en el diálogo. Si el gobierno creyera en el diálogo, ya habría tomado medidas para facilitarlo y para producir resultados concretos. Si la oposición creyera en el diálogo, se habría hecho representar por los jefes de los partidos y no por figuras subalternas.

Lo que hemos presenciado hasta ahora es un juego de poder en el que cada una de las partes trabaja por la aniquilación definitiva de la otra parte. Desde hace 20 años, el diálogo ha desaparecido de la política venezolana.

El gobierno quiere la destrucción de la MUD y trabaja activamente por su desaparición. La MUD quiere la aniquilación del gobierno y trabaja activamente por su desaparición. Ninguna de las dos partes parece entender que la solución de la crisis venezolana reclama un esfuerzo conjunto, de todos.

El gobierno solo no puede resolver la crisis. La oposición sola no puede resolver la crisis. Se requiere un gobierno de salvación nacional que cuente con el respaldo de todos, los partidarios del gobierno y los partidarios de la oposición, para poder enfrentar la gravísima crisis que estamos sufriendo los venezolanos.

El Papa se ha limitado a ofrecer sus oraciones y sus buenos oficios para ayudar a las partes a ponerse de acuerdo, pero son las partes las que tienen la responsabilidad.

En Polonia, cuando pudo salirse de la dictadura comunista que llevaba más de 40 años en el poder, la Iglesia católica jugó un papel estelar.

En Chile, cuando se pudo salir de una dictadura militar que llevaba 17 años en el poder, el cardenal Silva Henríquez, arzobispo de Santiago, jugó un papel fundamental.

En Suráfrica, cuando Mandela salió de la cárcel después de 27 años de prisión arbitraria, el arzobispo anglicano Desmond Tutu jugó un papel fundamental.

Lo mismo podría decirse de otras transiciones importantes en las cuales ha prevalecido la inteligencia y el patriotismo.

Yo le doy gracias a Dios por el Papa que tenemos y por la Conferencia Episcopal que tenemos en Venezuela y que tanto hacen por ayudarnos a superar las limitaciones de nuestro gobierno y las limitaciones de nuestra oposición.

@EFernandezVE

http://www.analitica.com/opinion/el-papa-y-venezuela-2/

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Marino J González

La III Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), correspondiente al año 2016, muestra un panorama de profundo deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos. Por tercer año consecutivo, un equipo de investigadores de la UCV, UCAB y USB, ha coordinado la realización de una encuesta por hogares que contiene información sobre distintos aspectos de la vida de los venezolanos, tales como, el ingreso de las familias, alimentación, seguridad ciudadana, salud, educación, empleo, vivienda y servicios. Cada año que se ha realizado la encuesta (desde 2014), los resultados indican que la crisis social aumenta ante el fracaso rotundo de las políticas del actual gobierno. Debe destacarse que los últimos datos presentados corresponden al último trimestre del año 2016. De manera que se puede inferir que la actual realidad es mucho más complicada.

De acuerdo con la Encovi 2016, el 52% de los hogares del país no tiene el ingreso necesario para comprar la cesta de alimentos. Es por ello que se consideran en pobreza extrema. Más aún, un 30% adicional, aunque tiene los ingresos para comprar los alimentos, no tiene los ingresos para otros rubros de gastos básicos del hogar. En consecuencia, el 82% de los hogares del país se encuentra en situación de pobreza. No hay mucho más que agregar después de conocer este dato. El gobierno que se jactó durante buena parte de estos 18 años en tener a la pobreza como el eje de su acción, ha ocasionado la mayor reducción en las condiciones de vida en la historia del país en los últimos cien años. Por otra parte, las cifras indican que es la debacle más abrupta en las condiciones sociales en América Latina en los últimos cincuenta años.

Otros resultados expresan la variedad de manifestaciones en este contexto. Por ejemplo, el aumento de la proporción de hogares en pobreza estructural (de 16% en 2014 a 31% en 2016), es una evidencia de que ya no se trata de una condición transitoria. Es más bien un proceso que demuestra la sistemática disminución de la capacidad institucional para garantizar el bienestar de la población. Si a ello sumamos que las proteínas son accesibles para menos de la mitad de la población, que casi 10 millones de personas realizan solo dos comidas, o que el 94% de la población considera que la violencia ha aumentado en el año anterior, no queda la menor duda de la afectación en todas las esferas de la vida ciudadana.

Este deterioro era previsible. Es posible que las dimensiones no fueran completamente estimadas. Pero es muy evidente que el grado de incompetencia que el actual gobierno ha tenido en el manejo de los asuntos públicos, no podía conducir a otros resultados. La población venezolana está sufriendo sistemáticamente las consecuencias de tener un gobierno con la peor combinación de políticas en el siglo XXI en el mundo. El avance de la crisis social lo demuestra. Y también deja muy claro que el actual gobierno no tiene ni la visión ni las capacidades para enfrentar esta terrible situación.

http://www.talcualdigital.com/Nota/137746/avanza-la-crisis-social

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Humberto González

Cualquier escenario para el desenlace de la crisis política venezolana que no incluya a las FANB es inexacto y conduciría a estrategias equivocadas. La mayoría del pueblo en la calle expresa diariamente su rechazo y frustración con el gobierno. Algunos elementos de las fuerzas militares han expresado, en forma aislada, idéntico descontento. Pero ese rechazo no parece ser suficiente para remover por mecanismos institucionales a un gobierno que arrastra a todo el país a la debacle.

No es posible encontrar una solución a la crisis política que vive Venezuela por la vía del diálogo con el gobierno, o por la vía de las elecciones, porque el secuestro de los poderes públicos hace totalmente inefectivo el ejercicio del Estado de Derecho. Las garantías políticas, sociales y económicas consagradas en la Constitución están suspendidas de facto en la práctica.

Pero el nodo central de poder que le permite a la camarilla gobernante imponerse sobre el resto de la sociedad es el apoyo que hasta ahora ha recibido de las FANB. El respaldo militar a un régimen que promueve la ruina y el caos en el país, es la única razón por la cual los métodos institucionales y democráticos se estrellan con el infame muro de la represión.

Pero como lo analizamos la semana pasada, hay un descontento creciente en las FANB, y su apoyo al gobierno comienza a diluirse en la lucha de facciones que representan los más variados intereses y feudos chavistas en pugna. Hasta ahora, esta confrontación entre facciones es lo que le ha permitido a la minoría más grande que apoya al régimen asegurar una posición de influencia.

Las facciones chavistas que se pelean por el control de las FANB no solo se miran con recelo entre ellas, sino que además tampoco confían en el liderazgo opositor. Esto levanta todo tipo de dudas y reservas sobre lo que sería su posición y comportamiento en el caso de una eventual transición política a un modelo distinto del actual.

La realidad es que, dado el deterioro de la institucionalidad en Venezuela, cualquier proceso de cambio político debe pasar por los densos e intrincados filtros de los grupos que coexisten hoy en las FANB. En otras palabras, sin la aquiescencia de una mayoría en las FANB, ese cambio político es virtualmente imposible. Su participación será necesaria, no solo en el proceso de transición, sino en una etapa posterior para recuperar estabilidad política y gobernabilidad. Más allá de lo que digan las leyes y lo que establezca la Constitución, esa es una verdad nauseabunda pero inocultable.

Además de las tareas propias para recuperar el terreno perdido en el episodio del diálogo, el liderazgo opositor debe enviar señales claras a las diferentes facciones militares sobre lo que implicaría un cambio de modelo político y económico. En particular –y este es un tema de especial interés para las FANB– cómo haría un nuevo gobierno encabezado por la oposición para recuperar el orden y superar el caos y la anarquía.

Hay un tabú en torno a la comunicación entre la oposición y las FANB. El mismo gobierno, consciente de sus debilidades, se ha esmerado en impedir todo tipo de contacto institucional para mantener aislado al estamento militar. Cualquier intento de acercamiento es inmediatamente calificado de intento de golpe de Estado.

Más que un llamado a la insubordinación, la oposición debe hacer un llamado claro y contundente a las FANB para que renueven su compromiso institucional y defiendan la Constitución Nacional de cualquier intento de ultraje, como una vía expedita para superar el caos y la anarquía.

Con sus vicios, sus errores, su alto grado de partidización y sus aciertos –que los tienen– las FANB son un factor que no se puede ignorar en la ecuación del poder en Venezuela.

@humbertotweet

http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/las-fanb-ecuacion-del-pod...

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