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Opinión

María Amparo Grau

El Ensayo sobre privilegios de Emmanuel Sieyes explica que la revolución francesa planteó un combate no solo contra un régimen arbitrario e injusto, sino contra un modelo de sociedad vertebrada por el privilegio. Decía: “Todos los privilegios son, por naturaleza, injustos, odiosos y contradictorios con el fin supremo de toda sociedad política”. El fin del sistema de privilegios es lo que persiguió y logró la Revolución francesa, la instauración de un nuevo sistema de privilegios es lo que ha logrado la venezolana.

Sieyes niega toda justificación del presente por el pasado y, por tanto, reclama como base “fundamental para la articulación del Estado el principio de legalidad”. Se necesita un Estado en el que el gobierno entienda que “está sometido a unas leyes que obligan a todos por igual”. Es ello lo que en verdad garantiza el fin de la arbitrariedad y de los arbitrarios que, amparados en el privilegio del poder sin límite, cometen todo tipo de injusticias, incluidos los que hoy se conocen como crímenes de lesa humanidad.

En esta idea central de la organización del Estado no cabe duda de que el poder fundamental, el que constituye la columna vertebral de su posible categorización como de “derecho y justicia”, no es otro que el Parlamento, porque es este el que, representando la voluntad general en la unión de todas y cada una de las tendencias políticas, ha de hacer las leyes, es decir, las normas que determinan el ámbito de actuación de los otros poderes, entre ellos y de forma esencial, el Ejecutivo y el Judicial, que se caracterizan por ser ejecutores de la ley. El Parlamento ejecuta de forma directa e inmediata la Constitución, el Ejecutivo, Judicial y demás poderes lo hacen respecto de la ley.

Siendo ello así, cuando en Venezuela el Poder Ejecutivo toma para sí la función de dictar las leyes, bajo la distorsión de una figura de excepción como es la emergencia, y cuando el Poder Judicial desarticula a la Asamblea Nacional declarando de forma total y anticipada nulas todas sus actuaciones, hay que reconocer que existe una conspiración del poder en contra de la fuerza de la ley.

La supremacía de la ley se deroga cuando se invierte la importancia de los poderes del Estado y se anula la actividad parlamentaria, y si a ello se une el apoyo de la fuerza militar, que también parece confundir este sistema de prioridades constitucionales, no cabe la menor duda de que lo que se defiende es la implantación de un sistema de privilegios, el de quienes se han apoderado y destruido la institucionalidad hasta convertirla en una mera ilusión.

Los privilegiados desde el poder político, militar y económico que se concentra en uno solo proceden sin el límite objetivo de la norma, desde la arbitrariedad plena y cometiendo injusticias como las del monarca absoluto, quien también concentraba en sus manos todo el poder del Estado y violentaba las garantías de los derechos ciudadanos, como hoy se hace, con método similar a la simple “lettre de cachet” (carta del rey).

“Olvidar la institucionalidad y hacer frente a la dictadura” (diputado Freddy Guevara) es el primer paso cumplido con la declaratoria del abandono del cargo, volver a ella, clamando la inconstitucionalidad de una memoria y cuenta de un presidente pretendidamente destituido por haber sido presentada ante el, sin duda, incompetente el Tribunal Supremo y no la competente Asamblea, es un argumento institucional que confunde.

En este punto, en el que el cargo de presidente ha sido declarado abandonado, la Asamblea en desacato, el Tribunal Supremo usurpando las labores del Parlamento, y la Fuerza Armada Nacional contribuyendo a esta desinstitucionalización desbocada con una postura nada apolítica, es momento de acudir a la idea cuya paternidad también se atribuye a Sieyes, la del poder constituyente, así sea para convocar a la constitución de nuevos poderes que entiendan que el sistema de privilegios quedó en el pasado oscuro de monarquías y dictaduras, y que el principio de legalidad es el parámetro esencial del Estado de Derecho, ese que garantiza a los ciudadanos lo más importante para todo ser humano: la libertad e igualdad ante la ley.

Téngase en cuenta que la loable preocupación de la Iglesia por la falta de medicinas y comida también preocupa al gobierno y por ello el gasto incontrolado y desbocado para suplir los CLAP, porque su sistema de privilegiados depende de que el pueblo, solo aquel que sea necesario para su soporte, y al que también se subyuga, tenga cubiertas sus necesidades elementales, pero la verdadera independencia va unida inexorablemente a la libertad, y esta a la legalidad como principio de organización política del Estado.

La teoría del poder constituyente es hoy muy pertinente, ahora no como una mera consigna revolucionaria que solo ha servido para desinstitucionalizar el país, sino como bandera para el inicio del necesario camino de la reconstrucción de un Estado hoy inexistente, única fórmula de convivencia política pacífica y de desarrollo humano y social

Profesora UCV y Ucab

18 de enero de 2017

www.el-nacional.com/noticias/.../ensayo-sobre-privilegios_75942

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Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1.-

Hitler también hizo su revolución. Como Mao, Stalin, Fidel. Igual Mussolini. Todos hicieron cambios: mataron, persiguieron, encarcelaron, odiaron, mofaron, torturaron, estrujaron, parasitaron, flojearon. Y acabaron con los partidos políticos. Todos fueron grandes revolucionarios.

Como decir, grandes carajos.

Una de las cosas que mejor define a una revolución es el amor. Esa cosa rara que domina las gónadas, el aparato sexual de los animales, el escroto de la historia, la vagina de la dialéctica. Claro, son procesos revolucionarios con distintas máscaras, pero en el fondo son lo mismo, hasta en el discurso se parecen. Por ejemplo, nadie puede negar que Francisco Franco hizo una revolución en España, porque logró cambios: también mató, persiguió, torturó, odió, etc. Y mire que la hizo por la “Gracia de Dios”, como decía Lina Ron del mismo Chávez: “¡Gloria a mi Comandante, Presidente de Venezuela por la gracia de Dios y de este pueblo¡”. Sí, el mismo pueblo que luego se le volteó a los arriba nombrados. El mismo pueblo que luego linchó la locura de Mussolini, del mismo suicida Hitler, tan amado por sus ministros, una pandilla de delincuentes, consumidores de droga y brujos malandros.

Del amor, mucho, hasta un poema. Y mire que en nuestro país, donde la revolución ha escalado valores incuestionables, como aquello de ser Cristo el responsable de la llegada de Chávez a Miraflores. Evangélicos y católicos, signados por un cristianismo de cartón, navegan en el discurso bíblico tomado por los pelos por quienes se dicen dueños del país.

Un plato de lentejas habrá de ser suficiente para entender El Capital.

2.-

Cuando Goebbels dijo amar a Hitler por su grandeza y sencillez, no nos aleja de las manifestaciones de Cariño (con mayúscula) de hombres y mujeres que no encuentran qué hacer con sus floripondios. Son sujetos y sujetas (la neolengua obliga) que se divorciaron de la familia para entregarse en alma a quien tienen como un Mesías, según muchos y muchas (one more time), que no terminan de desenfundar el pistolón con la gracia del amor revolucionario.

Hitler, como Ho Chi Ming, hizo una revolución. Es más, primero amasó la guerra para luego alcanzar el clímax de la máxima felicidad que el Partido Nacional-Socialista impuso a los judíos, a quienes les creó un paraíso muy particular. Y así lo hizo Fidel con los homosexuales, poetas, artistas, obreros rebeldes, científicos, humanistas y periodistas que lo encararon.

Con sus huesos a la cárcel, con mucho amor.

En nombre del amor pierdes el patio de tu casa. En nombre del amor pierdes tu identidad en favor del colectivismo. Pierdes la paz en nombre de un amor que habla con un fusil en la mano, como hacen los muy amorosos comandantes y soldados de las FARC y el mismo Maduro encaramado en una tarima rodante. Imaginemos a Sendero Luminoso declamando un poema de Jaime Sabines. El pobre John Lennon, por pendejo, siempre lo supo: No le gustaba la revolución de Mao, y terminó asesinado por un demente consumista, más amoroso que el Monje Loco.

Y así, entre querencias, llegamos a sostenernos con las piernas del amor revolucionario. Por ejemplo, el Che hablaba de sembrar el odio para lograr conquistar el amor. Habló de crear un Vietnam continental para alcanzar la gloria de la revolución en nuestra América. Es un amor raro, siempre termina miserable, muerto de hambre, con los ojos abiertos, opacos por la muerte, y no por despecho o exceso de romanticismo. No; se trata de un amor inútil, onanista, bobo, gafo, pues. Porque la gente dice te amo, pero después recibe indiferencia, discursos, manotazos en el aire, malas palabras, regaños, coscorrones y carcelazos. Bueno: puro amor.

3.-

Amar no es fácil. Es como trabajar, agotador. Poner a funcionar el corazón (dicen que allí anida el amor, que allí nace todo) es además muy peligroso: los infartos están a la orden del día y con estos calorones y sobresaltos ideológicos, peor. El amor está sólo reservado a quienes lo manifiestan en público, lloran y hasta se convierten en multitud: “¡Gloria a mi Comandante Hugo Chávez, Presidente de Venezuela por la gracia de Dios y de este pueblo¡”, como dijo la otra. Qué pueblo tan bueno, pero ¿quién lo ama a él? Bueno, Maduro dice que se siente muy amado, tanto que jura arrasar en unas elecciones en el país de donde realmente proviene: Colombia. No sé si el Tarek Vice dirá lo mismo del país de donde viene su sangre: Siria. No creo que el sátrapa de allá se lo permita. Al menos podría disfrutar de un alambicado puesto en una bodeguita solidaria donde venderá incienso y otros productos del desierto.

Escuché una vez a una venezolana gritar frente a una pantalla de TV: “Somos las mujeres de los presos de este país. ¿Por qué no sale la jefa del TSJ, es que tenemos lepra? No sale porque venimos del cerro, porque somos pobres”. El amor de la señora de toga y birrete es muy grande, hasta bíblico, como el amor desmedido del Ministro de la Defensa, también cristero, evangélico, babalawo o astronauta trasnochado.

Cuando suenen las trompetas del Apocalipsis entenderemos ese amor. Tan tierno como el del otrora general Acosta Carles. Y tan bien pronunciado como el de Rafael Ramírez. O sin ir muy lejos, el de Trucutú Cabello.

Amar, qué cosa, ¿no? La confesión de Goebbels, el ministro de propaganda de don Adolfo, tan querido que se quedó solo en su bunker, rodeado de los amorosos soldados del Ejército Rojo soviético.

Todo tiene su final, como dice la filosofía salsera, con bongó y todo.

El amor anda por allí dando saltos, desnudo, picado de zancudos, armado de paciencia para no caer en la trampa de estos Cupidos de última generación, del Siglo XXI, pues.

Hay amores tan mayores que se mueren.

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Jesús Elorza G.

Al igual que todos los miércoles, las tres comadres se consiguieron nuevamente en su cola frente al supermercado. Luego, del saludo comenzaron a hablar sobre los acontecimientos políticos del momento. Hace tiempo dejaron de hablar sobre la escasez y los precios de los alimentos….pa’ que vamos a seguir en eso, si el muerto no tiene remedio con este régimen, fue el juramento que hicieron, para no seguir amargándose la vida. Ya con las colas de 5 o 6 horas era más que suficiente.

¿Qué les parece, el nombramiento de Tareck como Vicepresidente? Preguntó la maracayera Josefina.

-Ay mija, a ese bichito hay que tenerle cuidado, respondió Petra la gocha. Recuerdo que cuando yo vivía en Mérida él estudiaba en la Universidad de Los Andes y el historial de acontecimientos en donde aparecía involucrado eran para coger palco. Siendo un líder estudiantil de la ULA, ese muchacho tenía el control político de los dormitorios de la ULA, que se utilizaban para esconder vehículos robados y se las ingeniaban para esconder a guerrilleros en los dormitorios. Según esos informes, de las 1.122 personas que habitaban las residencias universitarias en un momento dado, sólo 387 eran estudiantes y más de 500 no tenían nada que ver con la universidad.

-Tengo entendido, que sus padres eran de origen sirio, dijo María la de Caracas.

- No solo eso, Carlos Aissami, es señalado internacionalmente como el jefe de la sección venezolana del partido político Baath de Irak. Antes de la invasión a Irak, sostuvo una conferencia de prensa en la que se denominó a sí mismo un Talibán, y se refirió a Osama Bin Laden, como “el gran Mujahedeen, el Sheik Osama Bin Laden”. El tío abuelo de Shibli El Aissami era un ideólogo sobresaliente y fue el asistente al Secretario General del partido en Bagdad durante el régimen de Saddam Hussein.

-Hijo de gato caza ratones, dijo una de las comadres.

- Así es, con esos antecedentes, se pueden explicar algunas de sus actuaciones, como por ejemplo: Se averiguó que en el 2003, fue el encargado, junto con otro líder estudiantil radical de la ULA, Hugo Cabezas, de la Dirección de la Onidex (Oficina Nacional de Identificación y Extranjería). El nombramiento resultó sorprendente precisamente debido a sus conexiones con los movimientos guerrilleros en la Universidad. Han surgido evidencias, según la prensa internacional, de que durante ese tiempo, ambos emitieron ilegalmente pasaportes venezolanos y documentos de identidad a miembros del Hezbollah y del Hamas.

-Con razón mijitas, exclamó la maracayera Josefina. Como gobernador del Estado es uno de los más connotados violadores de derechos humanos y políticos. Coordinó las acciones de represión contra las protestas ciudadanas pacíficas en el estado. Promovió, impulsó, financió y estimuló la participación de las bandas de delincuentes armados del PSUV, eufemísticamente denominadas “colectivos”. Hacer un recuento de las violaciones de los derechos constitucionales de los venezolanos, así como de las actividades delictivas en que se ha visto involucrado, requiere un expediente aparte. Por lo pronto la escalada represiva contra los ciudadanos del Estado Aragua han dejado el siguiente saldo: 3 fallecidos, 143 heridos, 171 detenidos, 9 privados de libertad y 46 ciudadanos enjuiciados sometidos a medidas sustitutivas…..una pelusa, dijo Josefina para terminar.

- Déjame agregar, a lo que tú dices, señaló la caraqueña María, el video que circuló en las redes con las ejecuciones extrajudiciales por parte de la policía de varios jóvenes y el famoso Toque de Queda decretado e impuesto por los delincuentes en uno de los barrios de Maracay. La cárcel de Tocorón se convirtió en Spa con piscina, zoológico, campos deportivos, restaurantes, supermercados y bancos. Todo bajo la mirada de las autoridades y “el reinado” del pran Héctor “el Niño” Guerrero. El poder de Guerrero traspasa incluso los barrotes de la prisión y alcanzando otras regiones del país.

Cerró el 2016 con broche de oro: al quedar Aragua como el estado más violento de Venezuela con una tasa de 142 homicidios por cada 100.000 habitantes. Superó así a Miranda y Distrito Capital, según proyecciones del Observatorio Venezolano de Violencia.

También, leí en el Wall Street Journal…..

-Coño comadre, ¿usted también le mete al inglés?....

-Un poquito, sigo un curso en Open English…..y como les iba diciendo, en ese periódico norteamericano, en su edición de mayo 2015, vinculan al pajarito del cual estamos hablando, con el narcotráfico según una delación de Walid Makled, confirmada según la fuente periodística por Rafael Issea su carnal compañero de partido hoy entregado a la justicia del imperio…… ¿qué tal?

- Con esas credenciales, se ubica históricamente a la par de Pedro Estrada el “Chacal de Güiria”, señaló Josefina la maracayera.

- Yo estaba muy joven cuando viví esa experiencia de la represión y persecuciones contra los miembros de mi familia solo por el hecho de pensar distinto a la dictadura militar, explicaba emocionada María. Con Pedro Estrada en la SN, Comienza una nueva etapa de la policía política, donde impero la tortura, chantaje, persecuciones, amedrentamientos, amenazas, torturas, desapariciones, inclusive la muerte de perseguidos y presos políticos como Leonardo Ruiz Pineda, Antonio Pinto Salinas, el Capitán Wilfrido Omaña, Luis Hurtado Higuera, entre muchos otros. Desarticuló casi en su totalidad todos los partidos políticos (PCV, COPEI, Acción Democrática, entre otros). En los métodos de interrogación hacia los presos políticos, inclusive siendo solo sospechosos, se implantó la tortura, abuso, violencia física y violación. Incluso se crearon herramientas y métodos de tortura, como por ejemplo aplicación de descargas eléctricas y el llamado “Rin” donde colocaban al preso descalzo por largas horas, el filo va cortando el pie hasta hacerlo sangrar y crear un dolor insoportable. También, tenían otros métodos de tortura llamado “el cuarto de las bicicletas”, simulacros de fusilamiento, “la panela de hielo”, “la picana eléctrica”, en fin todo un catálogo de lo que es capaz una mente enferma y criminal.

Creo, que con la designación del Comando Antigolpe estamos pasando de Güiria a Siria con este nuevo Chacal y queda claro que la intención es instaurar un régimen de terror en contra de la oposición democrática del país.

- Plena coincidencia con su planteamiento comadre, expresaron al unísono Petra y Josefina…..pero también queda claro que este pueblo no se rinde y siempre mantendrá en alto su dignidad y la convicción demócrata y libertaria que han defendido a lo largo de la historia contemporánea del país.

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Thays Peñalver

Orígenes de nuestros mandatarios

Si usted se fija bien en la última historia presidencial, Hugo Chávez nació en una casita de barro durante la dictadura. Y nada más llegada la democracia fueron sacados a una casa de verdad con luz eléctrica, se le educó gratuitamente, se le operó y trató gratis. A su padre se le educó en un programa especial y se le transformó en maestro, en coordinador, en director de colegio, director de grupo y jefe de sección hasta llegar a la cúpula de los destinos públicos, jubilándose a los 20 años de trabajo y con lo reunido pasó de un rancho de bahareque con techo de palma a dos aguas, a comprar, con su esfuerzo de profesor y empleado público, una finca de 20 hectáreas con tractor, desgranadoras, ordeñadoras y más de 100 animales de todo tipo. Ya quisieran hoy los campesinos tener esas oportunidades.

Era como para estar agradecidos con la democracia porque salieron de la miseria, algo que en 150 años de dictadura y botas militares nadie soñó en su familia. Sus hijos serían profesionales universitarios educados gratuitamente y a todos se les dio empleo digno. Y aun siendo ellos la prueba más clara que Venezuela es la tierra de las oportunidades, se empeñaron en mentir descaradamente sobre que la democracia nunca dio oportunidades a los pobres.

Abra, amigo lector, cualquiera de las biografías del despropósito que dirige esta “nueva República” y se encontrará con una única constante. La mayoría de los ministros, gobernadores y alcaldes nacieron en la pobreza durante la dictadura militar o el comienzo de la democracia, como muchos de nosotros, el resto son representantes de la clase media baja. La mayoría de ellos siendo pobres pudieron estudiar gratuitamente en las escuelas y liceos, asistieron gratuitamente a las universidades, que no existían en dictadura, absolutamente todos consiguieron buenos empleos.

Del liderazgo principal en los ministerios a todos, y especialmente a los comunistas, la democracia les permitió no solo graduarse, sino que fueron enviados a las mejores universidades de Europa y EEUU a hacer sus maestrías y doctorados, algunos nacidos en la pobreza y llegado Chávez, todos ellos ya eran universitarios, maestros y doctores con sus casas y automóviles, todos tenían buenos empleos y una vida digna ¿Pueden ellos decir que los pobres no tuvieron oportunidades siendo ellos la prueba clara de lo contrario? ¿Pueden ellos hablar de que los oligarcas no les dieron oportunidades si sus propias biografías son prueba categórica de lo contrario?

Y ¿quiénes fueron los oligarcas? ¿Rómulo Betancourt? Hijo de un inmigrante canario establecido en la Guarenas del siglo XIX ¿Raúl Leoni? Hijo de otro inmigrante radicado en El Manteco asolado por la malaria. ¿Carlos Andrés Pérez? Que nació en un rancho del siglo XIX y que salió a lomos de un burro de su tierra. ¿Jaime Lusinchi? Hijo de una increíble doña María que regentaba una pensión y a veces se iba sin comer a la cama para que su hijo pudiera estudiar medicina ¿Rafael Caldera? huérfano de padres españoles y criado en el estricto hogar de Tomás Liscano. Si algo ha tenido la presidencia democrática de Venezuela, sus ministerios, y la mayoría de su funcionariado toda la vida es que ha estado “100% libre de ricos y burgueses”.

¿Justicia, Independencia de Poderes? ¿Acaso no hay mayor mentira cuando los golpistas hablan de la justicia de la 4ta República cuando ellos querían nombrar al Fiscal General Ramón Escovar Salom para su Junta de Gobierno?

La verdad es que Chávez, su familia y quienes hoy gobiernan, estaban relegados a vivir como todos los dictadores y comunistas que se adueñan de un país, porque el cabito terminó viviendo en un hotel de París con botellas de coñac de 1.000 dólares de la época, Gómez legó a los suyos nada menos que todo un Estado y Marcos Pérez Jiménez en su cuenta tenía nada menos que el presupuesto de la educación de todos sus ancestros.

Mientras que a Rómulo hubo que hacer una colecta para comprarle una casa porque no tenía dónde vivir y aceptó el regalo condicionado a que una vez muerto la casa sería un museo. Sus hijos por tanto no heredaron absolutamente nada como tampoco heredaron fortuna los hijos de Leoni. Conozco a los hijos de Lusinchi que heredaron solo buenos recuerdos y Caldera legó su dignidad a toda prueba como Luis Herrera del que nadie puede negar que más allá de sus quesos llaneros jamás se preocupó en hacer fortuna. Dejo de penúltimo al “hombre más temido y odiado por Chávez: CAP, que muere en estado de semi abandono por los millones que votaron por él. Y de último dejo al hombre que nunca sabremos cuánto legó a sus hijos, infórmense como viven, y no sé cómo hizo el inocente porque con “su sueldito” dos ex esposas y varios hijos es difícil. Pero a Venezuela sí le dejó el más grande legado. Hugo Chávez dejó partido en dos al país, destruyó a la izquierda, reinstauró el militarismo, triplicó la deuda, quebró las arcas y parafraseando a Cabrujas “Ni la caída del muro de Berlín, ni Yeltsin inaugurando un McDonald’s junto a la tumba de Lenin, hicieron tanto por la derechización nacional”.

http://www.costadelsolfm.net/2016/10/02/thays-penalver-los-presidentes-r...

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El ambiente político real descubre en su análisis hoy a un régimen militarista lleno de pánico, que necesita mediante la comedia politiquera disimular las luchas de las facciones de los diferentes chavismos, y para ello usa la máscara de un cuerpo armado inmoral, primitivo e irresponsable con el objeto de desviar la atención y servir de canalización a las hordas chavistas. Igualmente, convertirse en un foco de comunicación para los medios interesados y finalmente facilitar la expansión de miembros del régimen atormentado que siente cada más como se aísla del mundo, y sobre todo como lo rechaza el gentilicio venezolano.

El miedo llevó al régimen de Nicolás Maduro a la dictadura a partir del 20 de octubre de 2016, razón por la cual inventan más tarde en diciembre de 2017 en el Campo de Carabobo la salutación de fin de año al elemento armado. Allí muestran con las fuerzas especiales y el desarrollo del sistema de inteligencia lo que ya vemos, el comando antigolpe especializado en la represión y crear miedo en el cuerpo societal. Comando antigolpe para perseguir al chavismo desertor, que igual de inmoral y golpistas, ahora trata de buscar refugio en el accidentado ambiente político que sufre la represión y el maltrato de unos militaroides asustados.

El miedo del régimen viene desde el 6D de 2015, cuando sorprendidos se dieron cuenta que la mayoría –la mayoría calificada- los desprecia por farsantes, corruptos y sobre todo por injustos. Los desprecia como un mal gobierno cuya característica fundamental ha sido la incapacidad de cumplir con la legitimación de gestión. Razón por la cual la Asamblea Nacional en 2017 despacha a Nicolás Maduro cuando acuerda el abandono de cargo. Abandono de cargo porque fue incapaz de resolver las necesidades prescritas y pospuestas de los venezolanos.

Los venezolanos hoy 17 de enero de 2017 tenemos el legítimo derecho a entender que el re-enrutamiento de la vía electoral se constituye de nuevo en el sendero -como igual lo había previsto el 20 de octubre de 2016- para revocar a un funcionario incapaz e inepto, que todavía se atreve y se le ocurre bailar salsa cuando las clases D, E y F hambreadas y obstinadas tienen que comer en los basureros. Basureros que muestran a Venezuela como un país sin gobierno y sin liderazgo político que comprenda el dolor de hombres y mujeres, y accionen frente al ambiente político real.

El liderazgo político que se atrevió a asistir a un diálogo el pasado año, diálogo que no fue definido y quizás más bien acompañamiento borroso y descentrado del ambiente político, real desvió la pulsión electoral del año 2016. Esta vez en 2017 no va a ocurrir igual. Quienes se entiendan líderes comprendan que la mayoría de los demócratas venezolanos están claros que el voto es el arma por excelencia para llamar hasta la periferia social a objeto que se cambie el gobierno. El liderazgo político emergente tendrá que asumir la responsabilidad propia, definir acciones con motivo, dirección y sentido para que crezca la protesta y se perfile de manera clara la vía electoral.

El liderazgo, mujeres y hombres de sobrada condición democrática son hoy los actores por excelencia para desenmascarar las maromas del régimen autocrático-militarista, de su vulgar comando antigolpe y su ridícula expresión de fuerza en la cual, se atrevieron hasta hacer pasajes aéreos en Barquisimeto ofendiendo a la Divina Pastora. La osadía de estos bárbaros es la de los imbéciles, que no saben que en el imaginario del venezolano está presente la fe religiosa, que forma parte de nuestro mestizaje y estamos dispuestos a defender hasta los extremos.

Los líderes políticos hoy frente a la nueva vía electoral tienen que otear la reinstalación de la democracia. Están obligados analizar el rechazo y desprecio de la mayoría de los venezolanos hasta de aquellos que alguna vez formaron parte de la revolución. Revolución, que el engendro chavista-madurista además de robas es capaz de hambrear hasta llevarlo a la humillación extrema. De esta sociedad humillada saldrán seguramente los más férreos opositores al régimen cobarde de Maduro. El régimen de Maduro está boqueando, él y sus adláteres por eso reaccionan con la violencia.

La sociedad venezolana y sus demócratas hoy, después de la maroma del ejercicio Zamora 200 y la represión del Comando Antigolpe están en cuenta de que el régimen intenta disimular su fracaso, que está lleno de miedo, razón por la cual es arbolario e insolente. Casi vulgar, con la intención de disimular ante una oposición política serena que demanda hoy de un liderazgo político emergente, sobrio, dispuesto a hacerle saber a la historia que existen fuerzas democráticas dispuestas y listas por la vía de la protesta y la resistencia civil… a reconquistar la democracia para una nueva Venezuela del siglo XXI.

Dr. José Machillanda

Director de CEPPRO

@JMachillandaP

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Angel E Alvarez

Para algunos la cuenta es sencilla: si la gente está insatisfecha con actos del gobierno y, más aun, si hay que cambiar a un gobierno corrupto e ilegal o un régimen opresivo, irresponsable e ineficaz, lo lógico es que la gente proteste enérgicamente. Si no lo hacen es por desidia o complicidad. Nada más alejado de la realidad, sin embargo.

En la retórica política ordinaria de los líderes, gente común y ciertos analistas, la protesta socio-política es un asunto de arrojo, dignidad, orgullo patrio y voluntad de lucha. El arrojo y el deseo de hacer las cosas pueden ser importantes en política a veces. La política es siempre una actividad llena de riesgos e incertidumbre, aun en las democracias más desarrolladas. No obstante, la política es también por lo general menos complicada que los asuntos de la adrenalina y el hipotálamo. Por eso el trabajo de los politólogos es menos retador que el de los endocrinos.

La participación política se calcula. Tanto votar como poner el pecho frente a los represores armados. Los riesgos se estiman. La cuenta no es una simple suma y resta porque las probabilidades de fracaso siempre están allí como factor que interactúa con los términos de la ecuación, multiplicando las complicaciones. Aun así, en política (es decir, en asuntos públicos) la gente no actúa a ciegas ni movida solamente por sus impulsos, temores, creencias infundadas o valores éticos. Todo eso también está presente pero su importancia es menor.

Lo cierto es que nadie se embarca en una nave que de antemano sabe que no llegará a puerto. La participación política de masas es el resultado de la diferencia entre la importancia que el resultado tiene para cada persona que decide si participa o no, y el costo que para ella la posible represión de la protesta y la persecución política posterior. Ambas cosas son multiplicadas por la probabilidad de que la participación de esa persona en particular haga alguna diferencia en el logro del resultado deseado.

Quienes protestan buscan un cambio de políticas gubernamentales o, en casos extremos, un cambio de gobierno o de régimen político. Todos estos son bienes públicos y, por tanto, indivisibles. Todo aquel que padece la situación o el régimen indeseable se beneficiara por igual del cambio político, participe o no de la protesta. Además, cada individuo tiene un peso insignificante en la suma de las miles o millones de personas cuya participación es necesaria para producir el cambio. La pregunta clave, entonces, es ¿por qué hay gente aun así que participa en las protestas? Queda claro que respuesta no la da la importancia del resultado esperado, por heroico que este pueda parecer.

El asunto es principalmente de costos. En ellos hay que considerar no solo los directos, sino también los de oportunidad. No solo es importante descontar el temor a ser reprimido, eventualmente detenido, posiblemente torturado físicamente o psicológicamente y tal vez asesinado. También es muy importante tener en cuenta aquellos costos en los que la persona incurre por no hacer otras cosas valiosas para ella mientras está protestando.

De lo anterior se infiere la ventaja de la protesta pacífica, con bajo chance de tornarse violenta, frente a protestas expresamente violentas. Igualmente, la efectividad de las protestas contra un gobierno que no puede reprimir violentamente de forma ilimitada es muy superior a las protestas contra a una tiranía violenta y desembozada.

En la columna de costos, los más importantes son los de oportunidad. Es mucho más económico protestar si la gente tiene tiempo y espacios libres para hacerlo. Si, para protestar, esa misma gente tiene que dejar de hacer otras cosas valiosas en espacios alejados de su zona de seguridad personal, el éxito de la protesta sostenida en el tiempo es mucho menor. Por ello, un gobierno opresivo no solo reprime las protestas, sino que las previene haciendo uso de la amenaza, limitando severamente los espacios en los que son permitidas y, principalmente, manteniendo a la gente tan ocupada en otras cosas indispensables para ellos que no les queda tiempo para protestar.
Paradójicamente, entonces, cuando y donde hay importantes motivos para protestar, las protestas tienden a ser menos frecuentes o más débiles que donde los motivos son menos urgentes. En un régimen altamente opresivo en lo político y lo económico, con severa escases de alimentos y medicinas, alta inflación y desempleo, la gente puede tener más motivos para protestar. Pero con frecuencia, estas protestas son menos multitudinariamente y sostenidas en el tiempo que en otro régimen en el que existan algunas garantías políticas y cierto bienestar económico.

No es un asunto de valentía, sino de economía de esfuerzos. Por eso, los peruanos protestaron masivamente y con éxito contra Alberto Fujimori en 2000. El régimen era opresivo y protestar era costoso, pero no tanto como para quedarse sin comer. Por la misma razón, los venezolanos no protestan hoy contra Nicolás Maduro, con la frecuencia y contundencia que usaron contra Hugo Chávez de 2000 a 2003. No solo ocurre que el gobierno de Maduro ha sido mucho más represivo que el de Chávez, ni que los venezolanos se hayan vuelto insensibles por una suerte de desesperanza aprendida. Lo que ocurre es que en la desesperada búsqueda de la muy escasa comida y medicinas que se consiguen, a los venezolanos se les va la vida sin tiempo para más nada que tratar de sobrevivir. En su balance, sobrevivir es más útil que protestar.

https://politikaucab.net/2017/01/13/la-economia-politica-de-la-protesta-...

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Ayer, Diosdado Cabello, embutido en un traje militar de campaña, rodeado de soldados y de cámaras de televisión, empuñó ferozmente un micrófono para carajear a Obama, a la oposición, a cualquiera que no quiera someterse al plan eterno de la revolución. “No tenemos miedo de verdad, perdimos el miedo hace tiempo”, vociferó. Tanto lo perdieron que hoy, precisamente, el Presidente ni siquiera se atreve a presentar su Memoria y Cuenta del 2016 ante el Parlamento. Maduro prefiere hablar frente a un Tribunal escogido a dedo por el oficialismo. No desea correr ningún riesgo. Le da culillo enfrentarse a quienes lo cuestionan. Maduro solo puede dar la cara ante sus amigos o en cadena nacional. No quiere que nadie lo interrumpa. No le rinde cuentas al país sino al TSJ, ese club privado donde solo entran sus amigos.

Este fin de semana es una metáfora terrible del desastre nacional: el sábado el gobierno legitima las armas y la violencia, el domingo el gobierno deslegitima la democracia y el poder de la ciudadanía.

El ejercicio militar Zamora-2000 es una agresión brutal en contra de la dignidad de los venezolanos. Se organizó la movilización y participación de 580 mil personas, entre efectivos militares y población civil. Se realizaron simulacros, maniobras, ejercicios de entrenamiento. Se probó armamento nuevo y de mucho poder. El propio Presidente apareció en imágenes, empuñando un fusil… Como si varias fragatas extranjeras estuvieran detenidas frente a nuestras costas. Como si la amenaza de una invasión fuera inminente. Como si realmente existiera un enemigo colosal a punto de atacarnos. El Ministro de Defensa, en un destemplado ataque de maoísmo, ya había señalado la ruta: la “guerra popular prolongada”. ¿Contra quién? No se sabe. El chavismo necesita urgentemente un enemigo. Tal vez son, en todo el planeta, los que están más contentos con la llegada de Donald Trump la Casa Blanca.

Pero la mayoría de los venezolanos no tiene uniformes sino hambre. ¿Cuánto costó el ejercicio militar de ayer? ¿Cuál fue el presupuesto de ese espectáculo? ¿Con qué moral la Fuerza Armada se gasta balas en un show mientras en los hospitales faltan las jeringas? ¿Qué clase de ejército juega a la guerra invisible, dándole la espalda a la guerra real que ataca a su población?

Obviamente, todo esto forma parte del mismo proceso de descomposición que viene desarrollándose aceleradamente en el país. El contra ataque siempre ha estado presente en la metodología del chavismo. Es un elemento central en su concepción bélica de la política. Ante cualquier surgimiento disidente, se implementa una defensa y, después, un fulminante contra ataque. Cualquier intento por lograr que regrese la democracia al país, se encontrará con está dinámica, orquestada sin pudor desde el Estado y con dinero público. Ahí donde los venezolanos ven oxígeno, el oficialismo ve una nueva oportunidad para la asfixia.

Dentro de ese esquema cabe todo lo que hemos visto en este comienzo del 2017: la suspensión del diálogo, la omisión de fechas para la elección de gobernadores, y el uso impúdico de la violencia, sin respeto a ninguna legalidad. Esa es la lección que quiere dar el poder: aquí están las consecuencia de haber osado —tan siquiera— intentar activar un referendo revocatorio.

No hay manera de narrar lo que ocurre sin que el relato, de manera irremediable, nos conduzca a las viejas y repugnantes prácticas de los gobiernos militares sudamericanos del siglo XX. El relato de la detención de cualquier ciudadano (más aún, siendo un diputado, gozando de inmunidad parlamentaria) dentro de un túnel, su posterior desaparición e inmediato encarcelamiento, con la única justificación de la voz del poder, acusándolo de sabotaje, es una práctica clásica de gobiernos como el de Videla o Pinochet. Lo mismo que lo ocurrido con la detención del General Baduel o de distintos concejales en diferentes lugares del país. Lo mismo que pasa con todos los presos políticos, incluso con varios que —aún teniendo legalmente su libertad— siguen retenidos en las cárceles. Si a finales del año pasado, ante los juicios fabricados para impedir el revocatorio, se instaló en el país la idea de que estamos en una dictadura, este 2017 solo confirma, por desgracia, que estamos en una dictadura violenta: este es el regreso de los gorilas.

El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en su presentación de hoy, probablemente no hablará de las masacres de Barlovento o de Cariaco. Y de seguro tampoco presente las cifras del exterminio oficializado que han ido ejecutando las OLP. No mencionará el hambre, la miseria, la escasez de comida o de medicinas. El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, hoy, en su rendición de cuentas, no hablará de la realidad ni de lo que nos ocurre a los venezolanos. Hablará de sus éxitos y de las conspiraciones en su contra. Su proyecto es institucionalizar la violencia e ignorar al país.

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