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Opinión

No quise escribir este texto cuando -en el 2016- el video llegó a mis manos. Fastidiado por las necias discusiones entre “izquierdosos” y “cinéfilos” a la que había dado lugar el filme (no solo en Chile) no habría podido decir lo que quería decir. Después de Cannes, escribir sobre ella habría parecido adulatorio, si no oportunista. Dejé entonces pasar el tiempo y luego vinieron otros temas, otros problemas y la idea de escribir sobre el filme me fue abandonando. Hasta hace poco.

Últimamente he dedicado a perder mi tiempo gozando los poemas póstumos de Pablo Neruda. Otro Neruda, como afirma Jorge Edwards: un Neruda si no maduro, reflexivo ante los ojos de la muerte que lo mira. Un Neruda sin épica ni furor, metafísico, sin delirios ni espantos, casi filosófico. “El hombre que va hacia la muerte” (Heidegger) hace más sabio al hombre cuando el hombre sabe que va hacia la muerte. Pero sobre ese tema escribiré otro día.

El hecho es que leyendo y tratando de entender al último Neruda, acudí al Neruda de Larraín, digamos al Neruda del medio, no al joven melancólico de la pensión de la calle Maruri, pero sí al cuarentón (Luis Gnecco) quien, como tantos, tocados por la romántica de la guerra civil española, llegó al comunismo, al peor de todos: al de Stalin.

El de Chile, quizás valga anotar, era a la vez otro comunismo: un comunismo a la chilena, es decir, superficial, poco serio. O para ser más justo, a la latinoamericana. Baste recordar el filme sobre Frida Kahlo, Naturaleza Viva (dirigida por Paul Leduc) en donde nos es presentado al pintor Diego Rivera, secretario general del PC, profesando con los suyos un comunismo más etílico que el alcohol. El comunismo de los intelectuales y artistas parisinos no le iba a la zaga. El comunismo, en fin, no solo fue una ideología de dominación estatal. Tampoco fue solo el medio que encontraron los sindicatos de trabajadores para adquirir formato político en algunos países, entre ellos, Chile. Fue también una moda de la burguesía intelectual de la izquierda occidental.

El único comunismo serio de ese tiempo era el del Gulag. Pero Chile estaba muy lejos. En el culo del mundo.

“Tu país no es serio”, dijo una vez el escritor ruso Ylia Ehremburg a Neruda. Y es (era) cierto. Los chilenos de entonces, al menos los políticos, usaban gomina y no eran serios. El comunismo de los comunistas chilenos, sobre todo el de sus intelectuales (hubo un tiempo en que ser comunista e intelectual eran sinónimos), no era tomado en serio ni por los comunistas. Más bien se trataba de cultivar un mito o, si se prefiere, una forma exclusiva (y exclusivista) de ser. Y así fue cuando Larraín, al comenzar la película hizo enfocar el virtuoso lente de Sergio Amstrong en una fiesta de intelectuales comunistas con Neruda disfrazado de Lawrence de Arabia, “chacoteando” con su poema 20; muy a “la chilena”.

Eran otros tiempos aquellos. Senadores y diputados discutían a muerte, o hacían como que lo hacían. Y después en los lavabos la discusión continuaba, o simplemente hablaban de otras cosas. Larraín no inventó nada al presentarnos esas imágenes político-urinarias. Muchas decisiones históricas, alianzas, pactos decisivos, fueron tomados en Chile con la pichula al aire como comentó una vez ese cronista de la política criolla a quien casi todo Chile escuchaba: Luis Hernández Párker.

Cierto: algunos comunistas lo pasaron muy mal en Pisagua. Pero fue un tiempo corto, solo destinado a cumplir formalmente el dictamen de Truman, quien con su “ni un paso atrás” trazó una raya –la de la guerra fría- que llegó hasta el polo sur. Pero no hubo torturas infrahumanas, ni maltratos, ni violaciones, ni asesinatos a granel. Aunque si seguimos el ritmo de la película de Larraín, todo eso ya estaba latente.

Genial idea la de Larraín al hacer aparecer al tenientucho Augusto Pinochet como custodio de las prisiones de Pisagua. Como diciéndonos: lo del 73 no vino de la nada. El 73 fue el resultado de un largo proceso de gestación cuartelera. Pero eso no lo podía saber nadie a fines de los años cuarenta. El senador-poeta Neruda, tampoco.

La conversación entre Neruda y el ex presidente liberal-populista de Chile Arturo Alessandri Palma (Jaime Vadell), sentados ambos a la salida de los lavabos del Congreso, si no existió, pudo haber sido posible. Eso es al fin lo que importa. Alessandri podía conversar con un senador comunista.

Un hijo de Alessandri Palma, Jorge, fue, además, el primer presidente gay de Chile, y tal vez de Latinoamérica, y quien sabe si del mundo. El mismo quien, cuando fue presidente, caminaba a pie desde su departamento de la calle Philips, número 16, con su portadocumentos bajo el brazo, hasta llegar a la Casa de la Moneda a ejercer su trabajo, como cualquier oficinista.

No, no idealizo: la de Chile no era una democracia ideal. Aunque a veces, a pesar de sus horrendas injusticias sociales, parecía serlo. Olaf Palme, el sueco, también iba a ejercer su trabajo de mandatario, sin custodia; y en bicicleta. Pero un día lo mataron. Alessandri, Jorge, el chileno, el conservador, el gay. “el paleta”, en cambio, murió en su cama a diferencia de su padre Arturo, quien, según cuentan las buenas lenguas, murió en un prostíbulo (el de “la turca Yusuf”, para ser más preciso.) No sé si era el mismo que frecuentaba Neruda, pero pudo haberlo sido.

Pablo Larraín se hizo informar. El retrato de fines de los cuarenta es casi perfecto. Lo sé, lo llevo grabado desde mi primera infancia. Las vestimentas, los sombreros con cinta, y esos bigotillos afirulados a lo leo marini que le endilgó al mexicano Gael García, todo eso realizado con la más pulcra exactitud. Hasta el peinado de Delia del Carril (Mercedes Morán) la mujer de Neruda, me hizo recordar a una tía que se peinaba igualito. Pero, naturalmente, Larraín quería avanzar más allá de una presentación documental. El centro de la película, digamos, su segunda dimensión, reside en la trama. Una trama nada de chilena; mas bien, universal.

La trama surge de una relación interpersonal: la del policía perseguidor y el poeta perseguido. En sí no es novedosa. Desde Crimen y Castigo de Dostoyevski es y será materia de muchos krimis. La identificación tortuosa del psicópata con el comisario ha sido llevada hoy por el noruego Jo Nesbø al nivel de la maestría. La encontramos, además, en diversos filmes. La figura del policía Peluchonneau, hijo no reconocido de un gran policía fundacional, hace recordar al perseguidor de La Muerte y la Doncella (nada menos que Ben Kingsley) filmada por Roman Polanski de acuerdo a la pieza teatral de Ariel Dorfman. La diferencia es que en la película de Larraín, el perseguido juega con el perseguidor, dejando pistas, poemas, fragmentos de una novela no escrita. Hasta que llega el momento en el cual los roles comienzan a invertirse: el perseguidor pasa a ser víctima del poeta.

Los diálogos destinados a realizar ese proceso de inversión son méritos literarios del guionista Guillermo Calderón. La gradualidad de la conversión del perseguidor en un objeto nerudiano encuentra siempre los tonos adecuados. Como a lo largo de toda la película, donde la historia se conjuga perfectamente con su simbología.

La historia: la verdad es que el gobierno de Gabriel González Videla (1946-1952) necesitaba perseguir a Neruda. Pero también es cierto que no le convenía apresarlo. La idea era declararlo prófugo, mas no recluso. ¿Qué habría hecho González Videla con Neruda en prisión, ante el clamor de todo el mundo democrático exigiendo su libertad? Si el presidente hubiera querido apresar a Neruda, habría enviado un comando en su búsqueda y no a un solitario y acomplejado detective. González Videla no quería hacerse problemas. El era mediocre, pero no era Pinochet.

Así, el dictum de Marx fue cumplido en Chile exactamente al revés: la historia se repite: primero como comedia, después como tragedia.

La simbología: el perseguidor es derrotado por la palabra escrita del poeta. El poder de la palabra, sobre todo si esta palabra es poética, puede derrotar a los regímenes más arbitrarios, parece decirnos Larraín. Efectivamente, cuando un campesino asestó el golpe de gracia en la nuca del pobre Peluchonneau, este ya estaba muerto en vida, derrotado por la palabra del poeta. Naturalmente, algo así solo puede ocurrir en las películas. En la realidad suele suceder exactamente lo contrario.

En cierto modo, Larraín, a través de Neruda, realizó el oculto deseo de cada artista: el de cambiar la realidad con su arte. Pero –y aquí entramos a otra dimensión del filme- Neruda estaba lejos de ser un superhombre. Más bien era todo lo contrario. Neruda, el hombre, el mismo que llegó con sus palabras hasta las alturas del Machu Pichu, fue mostrado por Larraín con todas sus bajuras. Humano, demasiado humano, diría Nietzsche.

Para seguir con Nietzsche: nada de lo que fuera humano era ajeno a Neruda. Hecho cuya presentación fílmica escandalizó a sus hagiógrafos. No era fiel a sus mujeres, algo egoísta, pagado de sí mismo, bueno para el trago, comilón, libidinoso y putero como el que más. En esa presentación del Neruda de carne y hueso, Larraín fue despiadado, casi cruel. No obstante, Neruda parece solo confirmar una regla: La de la distancia que existe entre el artista creador y el hombre que lo cobija. Sobre ese tema se ha escrito mucho.

Hace algunos días terminé de leer la excelente y detallada biografía sobre Richard Wagner, escrita por Walter Hansen. Wagner: un pillastre, avaro, chismoso, conspirador, y para remacharla, antisemita. Su música, definitivamente, no tiene nada que ver con la persona que fue. En Wagner, como suele ser corriente, habitaban dos seres: uno muy materialista; otro, profundamente espiritual. Del mismo modo, si recordamos a Miloš Forman en su película Amadeus, la distancia entre el músico celestial y el Mozart cotidiano (en la película, un verdadero retrasado mental) es abismante. Podríamos llenar páginas citando ejemplos parecidos. No viene al caso. ¿O sí era el caso de Neruda? A primera vista, sí. Pero para quienes nos hemos ocupado –aunque sea un poco- con la obra nerudiana, no.

No: la poesía de Neruda, a diferencias de la música de Mozart o de Wagner, era y es de este mundo. Por cierto, también es, la suya, una poesía del más allá. Pero el más allá nerudiano viene siempre del más acá. Ahí reside precisamente la grandiosidad de su poesía. Lo que en tantos creadores es una escisión, constituía en Neruda una unidad. Quiero decir, su poesía es metafísica, física e intrafísica a la vez. Pero dejemos que nos lo explique el mismo poeta. En su libro póstumo, Elegía (XX) escribió:

Yo, precador de todo régimen

con comedores de regiones remotas

turcomanos, kirghisis, caucásicos pastores,

me determino cantor y carnívoro,

me alborozan los cuerpos y la música.

la alegría profunda del estómago,

la voz de los sonámbulos violines.

A confesión de parte, relevo de pruebas. Así era Neruda. Así era su poesía. Radicalmente material y radicalmente espiritual. La poesía de Neruda viene y vive de este mundo, está en cada cosa, en lo más profundo de la materia, en los códigos de las aguas, en la concha marina de las hembras, en las algas prehistóricas y en el pan de cada día, en sus amores elementales y en sus terribles odios.

Pablo Neruda fue un prodigio chileno. Pablo Larraín parece que será otro prodigio chileno. Porque hacer tres películas en un año (El Club, Neruda, Jackie) y que las tres sean nominadas o premiadas en los más encumbrados festivales del mundo, no lo hace cualquiera. Debe ser un record mundial.

Quizás Larraín como Neruda vive la vida cotidiana y el arte al mismo tiempo. Quizás por eso logró entender tan bien a su personaje. Quizás por eso le habló a Neruda de tú a tú, de Pablo a Pablo. Quizás por eso le habló de hombre a hombre, como dijo en la película el cantante de boleros, un gay que besó en la boca a Neruda cuando este, más borracho que una cuba vivía una escena tan almodovariana que hizo deshacerse en elogios al propio Almodóvar.

Neruda era un hombre lleno de amor y vida. Hay una momento, seguramente inventado por Larraín, que lo retrata de cuerpo entero. Ocurrió en Valparaíso. Neruda, el fugitivo, incapaz de permanecer en el encierro, salió a vagar por las calles del puerto. Una joven mendiga se acercó y le pidió dinero. Neruda le dijo: “No tengo nada que darte”. Y luego, la abrazó, largamente. Después le regaló su abrigo. Por supuesto, cerca había un fotógrafo y al día siguiente apareció en todos los diarios.

El amor en Neruda no era un amor ideológico. El suyo –este es uno de los aspectos poco estudiados de su poesía- era un amor casi religioso, neo-testamentario, simple amor al prójimo, o al ser porque simplemente es. Naturalmente, Pablo Larraín no podía dar cuenta de esa capacidad de amar, pero logró intuirla y, lo que es mejor todavía, logró transmitir sus intuiciones.

En fin, una gran película. Creo que eso basta. Por ahora. Lo que sigue es poesía.

septiembre 16, 2017

https://polisfmires.blogspot.com/2017/09/fernando-mires-el-pablo-neruda-...(POLIS)

 10 min


Jesús A. Jiménez Peraza

Durante la presente semana estuvo nuevamente sobre el tapete de la política nacional, el tema del diálogo. Por supuesto, estoy plenamente de acuerdo con el intento, porque su antípoda es la guerra o confrontación que ningún ser humano puede querer. Pero en nuestro caso concreto, algunas circunstancias deben variar para que sea fructífero. Creo que los fracasos anteriores evidencian la necesidad de atender por lo menos los siguientes aspectos: en primer lugar, las partes deben estar convencidas que es un mecanismo necesario, como en efecto es, para la consecución del fin principal de reimpulsar a Venezuela y sacarla del estado deplorable en el cual se encuentra. La mezquina motivación de cada una de las partes debe ser considerada como secundaria.

Todos los problemas, incluidos los que aparentemente son imposibles se resolver, pueden serlo a través del diálogo. En algún escrito anterior he hecho la siguiente referencia sobre un pasaje en el libro del científico Stephen Hawking (“Breve historia de mi vida”) quien recuerda como Adolph Hitler y sir Winston Churchill acordaron no bombardearse recíprocamente las ciudades de Oxford y Cambridge, en Inglaterra, ni Gotinga y Heidelberg, en Alemania, a pesar de las marcadas diferencias entre ambos líderes y lo cruento de la II Guerra Mundial, para preservar los tesoros artísticos en ambas ciudades eminentemente universitarias. No es posible entonces que los polos en los cuales está separada políticamente Venezuela, no sean capaces de acordar puntos en discordia para salvar a un país que les es común.

En segundo lugar, el árbitro y los representantes de las partes. El primero debe ser imparcial y en lo posible con entrenamiento suficiente para moderar, con posibilidades de éxito, en el conflicto. El presidente Danilo Molina de República Dominicana y el expresidente español José Luís Rodríguez Zapatero, no parecen generar confianza en una de las partes y ello dificulta un feliz resultado. En el mundo y en el país, existen centros especializados en conciliación y arbitraje, que manejan métodos y técnicas apropiadas, a los cuales pudiéramos recurrir.

En cuanto a los mandatarios o representantes de las partes, es decir, del gobierno y la oposición venezolanos, tengo la impresión que están agotadas sus aportaciones. El Dr. Jorge Rodríguez señaló por televisión que “he asistido a más de cien reuniones relacionadas con el diálogo”, significa entonces que tiene pocas posibilidades de conseguir un acuerdo porque sus argumentos ya son repetitivos e improductivos, por razones elementales de desgaste. En cuanto a los voceros de la Mesa de la Unidad, aunque no cuestiono su legitimidad como representantes del sector opositor, me parece que también están agotados por sus constantes intervenciones en ese sentido y propician que el gobierno se limite a cuestionar sus actuaciones personales en otros escenarios, lo que desmejora las posibilidades de coronar acuerdos. Incluso a algunos les oí decir que se reunirán con el presidente dominicano, no con los representantes del gobierno venezolano lo que implica que no tienen mayor interés en dialogar, faltando la condición básica que señalé en primer término. Quizás pudiera probarse con otros personajes representativos de una oposición ampliada.

En tercer lugar, la agenda. El gobierno aparentemente busca reconocimiento internacional como país democrático y el cumplimiento de su período, mientras la oposición pretende acortarlo, el desmontaje de la Asamblea Nacional Constituyente y la libertad de los presos políticos. Todos estos ítems son en extremo importantes como objeto de la conciliación, pero debe anteponerse la satisfacción de las necesidades primarias de provisión de alimentación y medicamentos para la población. El abastecimiento de productos básicos ha de ser la prioridad y, en la sobremesa, se desarrollan los demás temas. Esto es elemental, seguro estoy que un acuerdo de partes en este sentido facilitaría la creación de canales internos y externos para traer alimentos y medicinas, que obviamente aligeran la pesada carga que soporta en la actualidad el pueblo venezolano. Dios proteja a Venezuela!

jesusjimenezperaza@gmail.com

@jesusajimenezp

16/09/2017

 3 min


Benigno Alarcón

Carta del director

El pasado domingo 10 de los corrientes se celebró una elección primaria en la que la oposición escogió a sus candidatos a la elección de gobernadores que, supuestamente, tendrá lugar el próximo 15 de octubre. Como era de esperarse, fue un proceso que la mayoría del país ignoró, al igual que ha sucedido con otros llamados hechos tras la materialización de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente el pasado 30 de julio.

Si bien es cierto que la participación en una primaria no es un buen predictor de cuántos votarán en la elección regional, el estado de ánimo generalizado y las razones de una mayoría opositora hoy pasiva, no es algo que pueda cambiarse fácilmente en un mes. Ello tiene potenciales repercusiones en la elección regional que no pueden ignorarse y que el régimen bien conoce y tratará de aprovechar.

Desde la secuencia iniciada por Chávez tras su elección en 1998, seguida del referéndum para nombrar la asamblea constituyente, le elección de los constituyentes y la aprobación de la nueva Constitución en 1999, cerrando con las nuevas elecciones generales del 2000, el acomodo del calendario electoral para generar una cascada electoral favorable ha sido una estrategia exitosa a la que el régimen ha recurrido. Una y otra vez ha aprovechado el efecto desmovilizador que tienen determinadas batallas, que hábilmente, se posicionan desde el Gobierno como grandes derrotas para la oposición.

Hoy en día, el rechazo al Gobierno de Maduro da a la oposición un margen suficientemente amplio como para ganar cualquier elección –aún con niveles de participación significativamente bajos– pero en la medida en que la participación sea más baja también lo será el margen de votos que el régimen necesitaría para –tomando ventaja del control del Estado– imponerse de manera fraudulenta en una elección.

Es en el ámbito de este razonamiento que es importante responder a la pregunta: ¿Cómo las elecciones regionales ayudan o perjudican a la oposición? Para responder, corresponde primero tener claro cuál es el objetivo de la oposición, si todo el liderazgo de oposición está alineado con tal objetivo, o si, por el contrario, existen objetivos mutuamente excluyentes. Dejando a un lado cualquier cálculo individual, egoísta, de algún actor que pretenda priorizar sus objetivos –personales o de partido– sobre los de la mayoría del país, la realidad es que la gran mayoría del electorado y del liderazgo tienen como propósito lograr un cambio de gobierno. Esa es condición sine qua non para emprender el cambio de rumbo político, social y económico, sin el cual no hay futuro posible.

Si el propósito es el de producir una transición política, la elección regional, para que sea útil, debe estar enmarcada en una estrategia diseñada a tal fin. De no ser así, la elección regional perjudicaría el objetivo de producir el cambio.

Al contrario de lo que algunos creen, los regímenes autoritarios celebran elecciones y, en muchas ocasiones, con más frecuencia que las democracias. En un primer momento, como sucedió cuando Chávez gozaba de sus mayores niveles de apoyo popular, se celebraban elecciones competitivas de manera continua y en todos los niveles para colocar todo el aparato estatal en manos de sus aliados políticos. Posteriormente, al perderse la mayoría del apoyo electoral –como sucede hoy con Maduro– el voto se ejerce con menor frecuencia. Se manipulan tanto los tiempos como sus condiciones, haciendo las elecciones menos frecuentes, menos libres y menos competitivas, sobre todo en el caso de cualquier consulta nacional que ponga en peligro el control del Estado, como sucedió con el revocatorio y la elección de la asamblea constituyente. Es así como los regímenes híbridos, al volverse menos competitivos, van mutando hacia autoritarismos hegemónicos de partido único, o donde los partidos “legales” son solo los cooptados por el régimen para exhibir una decoración “democrática”. Para ellos se mantienen espacios subnacionales de competencia electoral, como en estados y municipios. El régimen busca así alimentar una dinámica clientelar-competitiva en la cual partidos de gobierno y oposición compiten en un microjuego por espacios y recursos, controlados y limitados por el régimen, que no implican una amenaza para el control del gobierno central.

En este sentido, si las elecciones regionales sirven para dividir, alimentado las apetencias individuales al profundizar un dilema de prisionero en el que la no cooperación se convierte en el equilibrio entre partidos y actores de la oposición –que priorizan sus estrategias individuales sobre la búsqueda de un consenso unitario, neutralizándose unas a otras en la fantasía de que quien tenga la minoría mayor podrá ser gobierno– el régimen habrá impuesto su estrategia para escoger a la oposición contra la cual competirá en el futuro, y podría terminar siendo la minoría mayor entre una oposición mayoritaria, pero fragmentada y desmovilizada.

Si, por el contrario, la oposición retoma el camino de la Unidad, haciendo de cada candidato a la regional una candidatura unitaria y no del partido X, Y o Z; si se entiende esta elección regional como una oportunidad para reforzar la maquinaria unitaria de cara a un proceso de transición política bajo una estrategia que sume y multiplique –no una que divida y reste, y que hoy pareciera no existir–, entonces la oposición habrá hecho buen uso de este proceso y comenzaremos, no solo a ver la luz al final del túnel, sino a tener el túnel que nos llevaría a ella.

Politika Ucab

Caracas, 15 de septiembre de 2017

 4 min


La historia se repite, dice la conseja popular. Según argumentan los propios vecinos, es la tercera vez que ocurre similar situación en Valle Verde; y seguramente no faltarán quienes lo justifiquen diciendo que es un fenómeno natural, o que son los designios del Señor, o cualquier otra cosa. Adjudicar la responsabilidad a la naturaleza es relativo, no olvidemos que la naturaleza, el ambiente, ha sido afectada y trastornada por los efectos de un irracional modo de producción llamado capitalismo que no respeta ni a la naturaleza ni al ambiente. Pero además, los mismos vecinos reclaman la falta de atención de las autoridades en materia de prevención de desastres; entre ellas, la limpieza y mantenimiento requerido por la quebrada.

La señora muere ahogada y sus familiares estuvieron a punto de perecer del mismo modo (salvados gracias a la valentía de unos jóvenes) no solo por la inclemencia del "fenómeno natural"; sino porque tenían su humilde vivienda en un lugar donde no está permitido por las leyes construirlas; porque los encargados de hacerlas cumplir se hicieron de la vista gorda y no les proveyeron nunca del techo digno que la constitución le otorga como derecho a todos los venezolanos, y encarga al gobierno de garantizar su cumplimiento; sin embargo, la tan cacareada Gran Misión Vivienda Venezuela nunca los incluyó en la lista de "beneficiados".

Aunque ninguna indemnización logrará sustituir la vida perdida, la constitución vigente, la misma que quieren cambiar los usurpadores "constituyentistas", obliga al Estado a resarcir los daños causados a los ciudadanos por culpa de las fallas cometidas por sus funcionarios. Además de la pérdida de la vida de esta señora, las viviendas y vehículos de otros vecinos resultaron seriamente afectados; por tanto, los funcionarios de la administración pública nacional, regional y municipal con "competencia" (o mejor dicho, incompetencia) en la materia, deben asumir su responsabilidad ante estos hechos

Las lluvias no solo han "afectado" a 120 familias en MBI; las lluvias nos han "afectado" a todos los que vivimos en este municipio, entre otras razones, porque las autoridades nacionales, regionales y municipales con "competencia" en la materia, no realizaron a tiempo las obras de prevención necesarias para evitar la magnitud de la tragedia que hemos sufrido. Si a las consecuencias de las lluvias sumamos los efectos de los promontorios de basura acumulada y los botes de aguas negras que encontramos en distintos lugares del municipio, llegamos a la conclusión de que el ESTADO DE INSALUBRIDAD ha continuado existiendo a pesar del secuestro del legítimo alcalde y la usurpación de su cargo.

Después de ocurrida la tragedia, la gobernadora inspecciona con el "diente pelao". ¿Será que el dolor ajeno le causa risa? Ella es una de las responsables directas de esta tragedia. Ella debió inspeccionar y ordenar la realización de las obras de prevención requeridas con antelación; sin embargo, viene ahora a pasearse sobre los escombros del desastre dizque natural.

La tragedia de Valle Verde tiene responsables directos e indirectos. De igual manera, existen órganos encargados de investigar y determinar culpabilidades. Los mariobricenses esperamos que tales hechos no se cubran con el silencio cómplice y el manto de la impunidad.

Exigimos al Concejo Municipal una investigación exhaustiva, un pronunciamiento público y las medidas sancionatorias a los funcionarios involucrados. De igual manera esperamos que los concejales de la "oposición" emitan pública opinión al respecto y rompan con los votos de silencio que han mantenido hasta ahora.

Concejal MBI

El Limón, Aragua, 14 de septiembre 2017

Foto: @barbaramanuel. El Pitazo

 2 min


Con voz propia

Mientras el paramilitarismo impera en Venezuela, con la cúpula militar de la Fuerza Armada (FAN) que apadrina a Nicolás Maduro (NM) para perdurar el narco régimen, el mundo entero se compadece de nosotros.

El embajador de Paraguay reiteró el contenido de la declaración de Lima que acusa a Venezuela de no cumplir los requisitos y obligaciones para ser miembro del Consejo de DDHH de la ONU. Tal declaración fue firmada por los cancilleres de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú.

El diplomático dijo que la Asamblea Constituyente (narconstit) es ilegal y criticó el quiebre democrático que representó su elección.

De allí que ONU, OEA y la CPI (Corte Penal Internacional) podrían unirse para accionarla por crímenes de lesa humanidad.

Diego Arria, ex embajador en la ONU acotó que, de materializarse la iniciativa, sería la primera vez que un organismo regional y otro mundial se unen para buscar solucionar crisis de un país.

“Si los declaran culpables, se convertirán oficialmente en criminales internacionales”. Advirtió que prácticamente queden encerrados en su país, pues no podrían refugiarse en ninguna de las 121 naciones suscritas al Estatuto, que estarían en obligación de aprehenderlos.

El narco régimen por voz del canciller Jorge Arreaza acusó a la ONU de "mentir" y de "ofender a su país" acusándolo de graves delitos "sin tener datos y sin rigor metodológico".

Igual acusó a EEUU de estar detrás de una "agresión multiforme contra su economía con el objetivo de detener el proceso de desarrollo económico de nuestro país".

El papa Francisco aseguró que el Vaticano ha hecho mucho sobre la situación en Venezuela y dijo que la ONU debería hacerse oír para ayudar en el problema humanitario que allí existe. “La Santa Sede siempre habló fuerte y claramente".

NM criticó al Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, y a la Conferencia Episcopal Venezolana, al decir: "Clamo por el espíritu verdadero cristiano del Papa y creo en él. Otra cosa es el Vaticano y la secretaría de Estado del Vaticano.

"Lo que dice (NM), que lo explique él. No sé qué tiene en su mente. Pero la Santa Sede hizo mucho", subrayó sobre el papel del Vaticano en la crisis de ese país.

Aunque el lenguaje de NM es depravado llama la atención su anuncio de una nueva jornada de diálogo con la oposición.

Por su parte la Mesa de la Unidad Democrática reafirma que no hay reinicio del diálogo, pero decidió enviar delegación para reunirse con el Presidente de República Dominicana Danilo Medina. No obstante advierte que la invitación “NO representa el inicio de un diálogo formal con el régimen. El tiempo de gestos simbólicos se ha terminado. Para entrar en una negociación seria, exigimos acciones inmediatas que demuestren verdadera disposición a resolver los problemas y no para ganar tiempo”.

Ratifica los postulados de recobrar el hilo constitucional: restablecimiento del voto como única fuente del poder del Estado; liberación de presos políticos, el levantamiento de las inhabilitaciones a dirigentes opositores y el cese a la persecución; respeto a la independencia de poderes del estado, y por ende, el reconocimiento pleno de las competencias constitucionales de la Asamblea Nacional electa por el voto popular; atención inmediata a la emergencia económica y social.

Añádase el caso de las 21 personas que murieron en el enfrentamiento entre funcionarios del Ejército y habitantes de los sectores El Manteco, en las adyacencias del sector Tumeremo. Los efectivos castrenses allanaran el Arco Minero del Orinoco

Como corolario al desbarajuste del régimen, deben agregar el anuncio de NM: gobernadores electos, o se subordinan a la narconstit o serán destituidos.

 2 min


Poca gente recuerda, quizá, lo que es una locha: una moneda de doce céntimos y medio con la que contábamos los venezolanos. Un bolívar tenía 8 lochas. En mi infancia existía el llamado “pan de a locha”. Imagínense como sería la ausencia de inflación en aquellos tiempos, que ese pan continuó llamándose así durante aaaños. En los tiempos que corren tendríamos que cambiarle el nombre al pan cada media hora, pero el gobierno resolvió el problema de raíz eliminando el pan.

La pregunta de las 64 mil lochas, era la pregunta final de un programa de televisión conducido por Nestor Luis Negrón y Cecilia Martínez, la chica que bailó con Gardel cuando éste vino a Caracas a cantar. El programa se trasmitía –para variar– por Radio Caracas Televisión, canal pionero de la televisión venezolana y una de las víctimas del huracán revolucionario que nos azota. En esta suerte de antepasado del Concurso Millonario, la respuesta correcta de la última pregunta proporcionaba al participante 64 mil lochas, es decir 8000 bolívares. Eso que al lector de hoy le puede parecer una insignificancia, a un venezolano de finales de los años 50, podía resolverle la vida. La dificultad de la pregunta y la popularidad del programa hizo que la expresión: “la pregunta de las 64 mil luchas”, pasara a ser en el habla común venezolana sinónimo de un interrogante difícil de resolver.

La periodista Lucía Newman de Al Jazeera acaba de formular la pregunta de las 64 mil lochas: “¿en que ha gastado Venezuela 1,5 billones de dólares que recibió el país por ingresos petroleros?” Esa es la pregunta que muchos venezolanos nos formulamos y cuya respuesta, en el fondo, conocemos: están en Andorra, en la banca Suiza, en aviones privados, en mansiones lujosas, en haciendas, en paraísos fiscales a nombre de los líderes de la revolución o sus testaferros, en compra de conciencias, de países y hasta en caballos, de paso. También están en los miles de millones que por concepto de dólares preferenciales se repartieron todos los vivos de siempre, del gobierno y de la oposición (aquellos que decían mi corazón es escuálido y mi bolsillo chavista, los célebres bolichicos) en negociados de extraordinaria rentabilidad. También están en los viajes financiados por el gobierno nacional y que hicieron de Venezuela el único país en el que el viajar, lejos de producir gastos, producía ganancia, era un magnífico negocio.

En Venezuela toda situación caótica genera un negocio que se nutre del caos. Por eso revertir esta tragedia es demasiado costoso: hay mucho dinero de por medio. Organizar el país y adecentarlo, significaría para muchos dejar de percibir ganancias millonarias, lo que resulta innegociable, entre otras cosas porque desnudaría los delitos que detrás de ellas se esconden.

En Venezuela se ha perpetrado (y perpetuado) el defalco a una nación más grande de toda la historia universal. Nunca durante tan corto tiempo se robó tanto en ninguna parte del planeta y en ningún momento de la historia. Esto se suma a los perniciosos récords que ya el país detenta. Por ello responder a la pregunta de la señora Neuman -en un país que la gente come de la basura y no tiene salud, medicinas ni educación- señalando que ese dinero fue dirigido a la inversión social, es de un cinismo intergaláctico. A la única inversión que esa extraordinaria suma de dinero, inédita en nuestra historia, fue a parar es a la inversión de valores -pero no en la bolsa, sino a costa de los bolsas-, es decir a la destrucción moral de Venezuela. Esa es la respuesta correcta, Mrs. Newman.

 2 min


José Rosario Delgado

En las cosas que uno ve, oye o lee por ahí se advierte que en la política, como en la guerra y en el amor, se vale todo pero, al mismo tiempo, se percibe que en todo arte existen reglas que deben ser cumplidas por quienes juegan a la guerra, a la política y al amor; no puede ser que en tales actividades haya una deriva de acciones y posiciones que impidan ordenar los encuentros y desencuentros o expidan licencias para hacer lo que nos venga en ganas sin observar los cánones de la ética y de la moral, si pudiera hablarse de eso.

Recuerdo haber leído en “El Cumanés, 40 años en el delito”, que el autor le pide prestados 20 mil dólares a “El Zar del Boxeo en Venezuela”, Rafito Cedeño, y al recibirlos le da un abrazo y pregunta: “¿Dónde le firmo, maestro”? A lo que el zuliano le responde. “¡Nada tiene que firmar, los gánsters pagamos nuestras deudas!”. Una sabía lección de palabra y de compromiso en el apasionado y cuestionado mundo del boxeo profesional.

Bueno, en nuestra política pasan cosas parecidas, quizá peores, y a los ojos de todo el mundo, algo que no es nuevo. Ese cuento ya lo hemos echado, pero ahora estamos en un país que no es el mismo, un gobierno vil y canalla que no respeta ni sus propias leyes y en una situación jamás vista agravada, por supuesto, por el hambre y la necesidad que tienen cara de perro y debemos comportarnos como lo que queremos ser y no como los que destruyen a la nación quieren que seamos.

Las elecciones primarias, que no son nuevas ni invento de la oposición, remember Prieto Figueroa-Gonzalo Barrios, 1968, son mecanismo usado para dirimir controversias entre demócratas porque los tiranos no las necesitan en virtud de su propia naturaleza. Son una manera de permitir la participación y, por qué no, el protagonismo de todos los que tienen perfecto derecho a aspirar a una posición de gobierno, de poder, fin de la actividad política, pero si somos demócratas tenemos que establecer reglas de juego claras y respetar sus resultados.

No debemos ni podemos actuar como los viejos militantes políticos que imponían la democracia y sus reglas a cabillazo limpio, no sólo para disolver las manifestaciones contrarias sino para someter a la disidencia de sus propias filas como manera de hacer respetar, con sangre y chichones, los precisos estatutos de la organización. Y estos cabilleros no sólo están en los procesos electorales, sino que los cabilleros virtuales asoman sus encabullados hierros a través de las redes sociales, lo que nos hace recordar la filosofía de genial Cantinflas: “¿Hablamos como caballeros o como lo que somos?”.

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