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Opinión

El 10 de julio, decenas de miles de venezolanos cruzaron la frontera colombo-venezolana en busca de alimentos y otros artículos de primera necesidad. Las escenas que nos llegan a través de las redes sociales nos hacen recordar los éxodos provocados por los combates entre ejércitos enemigos acaecidos durante las guerras mundiales o, más recientemente, en la sufrida Siria. En la frontera tachirense quedó demostrado que hay un arma silenciosa capaz de provocar mortandad y miedo: el hambre, a la que un régimen sin justificación ética ni histórica ha sometido al desprevenido pueblo venezolano, que tras ser bendecido por la naturaleza con incontables bienes y bellezas, ha sido convertido a la vuelta de tres lustros en el pariente pobre de la familia latinoamericana.

En 1567, el holandés Pieter Brueghel el viejo, pintó un cuadro de pequeño formato en el que se observan tres hombres tendidos, regordetes y aparentemente ebrios, cada uno de los cuales representa sus respectivas clases sociales: caballeros, campesinos y letrados, igualados por la necedad y la estupidez. Con la pintura que ahora reposa en Munich –Alemania– y que es conocida como El País de Jauja, el autor inspiró diferentes obras literarias, entre las que destaca la del alsaciano Sebastián Brant, La Nave de los Necios. Para hacer breve el cuento, basta decir que El País de Jauja se ha aposentado en el imaginario popular como el lugar de la abundancia, la glotonería y el dispendio y dos de los siete pecados capitales: la gula y la pereza.

Esta digresión literaria no vendría al caso de no ser porque el régimen venezolano ha gastado una ingente cantidad de divisas tratando de convencer al mundo de que el socialismo del siglo XXI, parido por la mente de los comunistas caribeños para justificar su ilimitada permanencia en el poder, ha convertido a Venezuela en un país de jauja donde nada falta y todo sobra, con anaqueles de supermercados repletos a estallar y farmacias que no se dan abasto para almacenar medicinas.

La afirmación de Alfred Adler cada día adquiere mayor contundencia: «Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa». La gente que detenta el poder en Venezuela es alérgica a la verdad; cualquier cosa que se asemeje a lo cierto les produce piquiña insoportable que los obliga a zambullirse en ese mar de la felicidad ideado por Chávez para justificar su carácter simbionte con los hermanos Castro, arquitectos de la miseria cubana y procónsules de la venezolana.

Por mucho dinero invertido, periodistas sin ética contratados para mentir sin descanso y campañas propagandísticas apuntaladas por camaradas regados por el orbe, la verdad se muestra como un reguero de azogue tratando de ser recogido por las ávidas manos de un niño. En estos tiempos de naciones y personas interconectadas mediante la informática y la telemática, las mentiras son cada día más difíciles de sostener; hoy, cuando millones de cámaras fotográficas y filmadoras están adosadas a los teléfonos celulares y éstos están al alcance de grandes mayorías, aún en países muy pobres, inventar y sostener mentiras se ha convertido en asunto de precario éxito y triste futuro. Antes, cuando la prensa escrita era el único medio de exponer masivamente las ideas a los conciudadanos, bastaba dominar unos cientos de editoriales que controlaban el negocio, para influenciar determinantemente a la opinión pública, al punto de que podemos decir –sin incurrir en tremendismo– que los editores eran los dueños de la verdad sugerida y, por ende, propietarios de un gran poder político.

Para bien de la humanidad, tal estado de cosas ha cambiado. Hechos que pretendieron ser cubiertos por las sombras del anonimato aparecen documentados sin ambages, como el asesinato de Muamar Gadafi y la ejecución Saddam Hussein. Pregunto: ¿Puede un ser sensato esconder la tragedia venezolana, expresada en el cruce de la frontera colombiana por más de treinta mil personas en busca de alimentos? ¿Ese cruce multitudinario no lo hace recordar –caro lector– la caída del muro de Berlín? A mi si, pues al fin y al cabo, a pesar de latitudes y tiempos distintos, las causas son las mismas.

turmero_2009@hotmail.com

@DulceMTostaR

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Jesús Elorza G.

El mundo deportivo, fue sacudido al ser presentado ¨El Informe Mc Laren¨ relacionado con los casos de dopaje de los atletas de Rusia y que sirvió de base para que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés) tomara la decisión de suspender a su equipo de atletismo de participar en los Juegos Olímpicos Rio 2016.

Richard Mc Laren es un abogado canadiense, que en el pasado mes de mayo, por encargo de la Agencia Mundial Antidopaje, comenzó una investigación para verificar las acusaciones de manipulación señaladas en el The New York Times por Grigory Rodchenkoy, ex-director del laboratorio antidopaje de los Juegos de Invierno celebrados en Sochi-Rusia en el 2014.

En sus investigaciones, Mc Laren logro determinar que el Estado Ruso, a través de su ministerio de deportes, y con la asistencia de la policía secreta FSB (antigua KGB) organizó entre finales de 2011 y agosto 2015, un sistema de encubrimiento del dopaje sistemático para proteger a los deportistas de alto rendimiento.

En el referido informe, se detalla como en el 2010, el Estado preocupado por los pobres resultados de los Juegos de Invierno de Vancouver-Canadá puso en marcha una metodología para manipular las muestras de orina en los laboratorios antidopaje rusos. Para ello, el Presidente Ruso Wladimir Putin, nombró a Yuri Nagornykh como viceministro de deporte para que supervisara el sistema y reportara sobre el desarrollo del mismo al Ministro de Deporte Vitaly Mutko, hombre de la entera confianza de Putin y además, presidente del Comité Organizador del Mundial de Futbol 2018 y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA.

El sistema de dopaje desarrollado por el Estado, tenía un método para cambiar los resultados positivos de los atletas antes de enviarlos a las agencias y federaciones internacionales. El Informe lo llama metodología de los positivos que desaparecen, conocida en códigos por las autoridades rusas como ¨El Método de Salva o Cuarentena¨ y sirvió para convertir en negativos al menos 312 casos de dopaje positivos.

Cuando, el análisis de una muestra de orina daba positivo al dopaje, Grigory Rodeschenko informaba al viceministro de deporte y este. luego de consultar con el ministro, contestaba con una de las palabras código. Si respondía ¨Salva¨ Rodeschenko debía reportar el control como negativo en el sistema informático de la Agencia Mundial Antidopaje y de las Federaciones y después falsificar el informe del laboratorio. Si decía ¨Cuarentena¨ el caso seguía sin alteración de los resultados.

Según el informe las muestras manipuladas sobrepasan los 300 casos y están afectados casi todos los deportes olímpicos de verano Atletismo 139 positivos desaparecidos, Halterofilia 117, Lucha 28, Piragüismo 27, Ciclismo 26, Natación 18, Futbol y Remo 11 cada uno, Judo y Voleibol 8 cada uno, Boxeo y Balonmano 7 ambos, Taekwondo 6, Esgrima y Triatlón 4 cada uno, Pentatlón Moderno y Tiro 3, Voley Playa 2, Baloncesto-Vela-Tenis de Mesa y Waterpolo 1.

Meses antes de cada evento, los técnicos rusos designaban a aquellos deportistas que tendrían más posibilidades de ganar medallas para someterlos a sus planes de dopaje. No deberían preocuparse por los controles, pues en el laboratorio de Moscú, donde se analizarían todas las muestras ya sabían que hacer cuando les llegara su orina……Salva o Cuarentena.

A todas estas, el Comité Olímpico Internacional respondió timoratamente frente al escándalo del dopaje ruso y se limitó a decir que esperaría la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS por sus siglas en inglés). Afortunadamente, el TAS rechazo la apelación de Rusia y ratifico su apoyo a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) en su decisión de suspender a la Federación Rusa de Atletismo……esperemos ahora que la decisión olímpica supere el Salva o Cuarentena y logre ponerle freno al dopaje como política de Estado. De no hacerlo, quedarían frente a la historia como unos hijos de putin.

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En cuanto me enteré de los primeros detalles del intento de golpe de estado contra Erdogan en Turquía, me vino a la mente la actuación de Chávez el 11 de abril de 2002. En ambos sucesos surge una sospecha que va pasando a evidencia conforme se examinan con atención: parece que existió una decisión, muy riesgosa sin duda, de ambos presidentes de dejar que se desarrollaran los hechos que se presentían como muy probables.

Se sabía que, dados los acontecimientos de los días anteriores al 11 de abril de 2002, ese día habría en Caracas una marcha muy grande, convocada por la Coordinadora Democrática. Esa marcha se convirtió hacia el mediodía del 11 de abril en la manifestación más impresionante de todos estos años chavistas. Se podía prever con facilidad que, dada la alteración política de los días anteriores y las amenazas previas de llegar a Miraflores, en algún momento la multitud iba a pedir ir al Palacio donde estaba Chávez, e iba a tener lugar un gran enfrentamiento de esa multitud con parte de la Fuerza Armada y sobre todo con los civiles chavistas que formaban los Círculos Bolivarianos.

Chávez, informado sobre la existencia de un grupo de militares dispuestos a sacarlo del poder, decidió enfrentar la manifestación que se dirigía a Miraflores convocando al pueblo chavista con una cadena nacional en la televisión, con lo que cortaba una de las vías de comunicación más importantes, porque en ese tiempo no era tan común como hoy la posesión de celulares, ni existían los Twitter y otros medios de comunicación inmediata que hoy forman las redes sociales.

Todo el mundo en Venezuela sabe lo que sucedió: el enfrentamiento, la plomazón por parte de la Guardia Nacional y de los chavistas, especialmente desde Puente Llaguno, el papel jugado por la policía de Caracas, las proclamas golpistas por militares de diversos grados, el apresamiento de Chávez, la indecisión de los generales que no sabían qué hacer con el Presidente, la actuación desastrosa de Pedro Carmona, y finalmente la vuelta de Chávez al poder el 13 de abril.

El golpe fracasado del 11 de abril, paralelo a la manifestación popular, sirvió para identificar a los militares de alta graduación antichavistas y para sacarlos de la Fuerza Armada, con lo que Chávez consolidó su dominio sobre el estamento militar que a partir de allí se vio sometido a sus designios.

No es difícil pensar que la actuación provocadora de Chávez, que comenzó con el despido en cadena nacional de los directivos de Pdvsa, tuvo una intención oculta y muy arriesgada de provocar una crisis que le permitiera cortar cabezas en la Fuerza Armada, lo que logró con gran éxito. De hecho, el mismo Chávez, en un Aló Presidente posterior, confesó que él había provocado el golpe.

En octubre de ese mismo año 2002, 14 generales que actuaron el 11 de abril contra Chávez y que no fueron condenados gracias a aquella famosa decisión del TSJ, calificada por Chávez como una plasta, tomaron la plaza Altamira para convertirla en un supuesto territorio liberado, llamando a la desobediencia contra el gobierno y pidiendo la renuncia al Presidente. Más de 100 militares de diversa graduación se le fueron uniendo con el correr de los días y durante varios meses permanecieron allí, representando una lastimosa tragicomedia, realmente vergonzosa, que no culminó en nada. Como decía un amigo mío: no hay nadie más inútil y sin sentido que un general sin tropas a su mando.

En la noche del 15 de julio de este año 2016 estalló una rebelión militar en Turquía con el objetivo de poner fin al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, el presidente autoritario de ese país que había sido elegido en votaciones populares. Ya el sábado la asonada había sido controlada y de ese momento para acá se ha desatado una persecución terrible contra los posibles comprometidos. Más de 6.000 militares, decenas de gobernadores, 2.700 jueces, 15.000 empleados de educación, cientos de funcionarios civiles han sido apresados, retenidos, despedidos o investigados. Se les ha pedido la renuncia a los cargos a más de 1.500 decanos de las universidades del país, e incluso se ha suspendido a cerca de quinientos empleados de la Autoridad Islámica.

Esta represalia ha puesto en alerta a altos funcionarios de la Unión Europea, de Estados Unidos y de Humans Rights Watch. Están alarmados por el alcance insospechable de la respuesta de Erdogan y le han pedido que modere sus actuaciones, porque temen que el intento de golpe sea el pretexto para instaurar en el país un gobierno definitivamente autoritario, por no llamarlo dictatorial. Erdogan mismo ha dicho que el golpe fue un regalo de Dios.

La rapidez con la que el golpe fue debelado y otras informaciones adicionales que comento a continuación son las que dan fundamento a la idea de que, al igual que Chávez en 2002, Erdogan permitió de alguna manera el estallido inicial de la rebelión militar con el fin de descabezar a todos los posibles sospechosos de conspirar contra él. La respuesta de Erdogan es tan implacable, tan acelerada y alcanza a tantas personas de distintas funciones, que permite sospechar que podría haber un esquema preparado de antemano para realizar la purga definitiva de sus enemigos.

Según el Washington Post, las Fuerzas Armadas turcas, unas seis horas antes del inicio del golpe, sabían que algo oscuro se estaba preparando, por eso se tomaron algunas medidas para impedir la salida de tanques y aviones de sus unidades, pero de manera sorpresiva algunos F16 lograron despegar y bombardearon el edificio del parlamento y algunas bases policiales. Se ha sabido también que, desde hace tiempo, ha habido una investigación sobre la penetración de los seguidores de Fethullah Gulen entre los militares, el poder judicial y la policía. Se habían elaborado listas de posibles enemigos dispuestos a dar un golpe de estado.

En relación a esas listas trae el Washington Post el siguiente párrafo que traduzco entero a continuación: "Pareciera que finalmente algo había sido preparado", antes de ordenar el arresto de tantos funcionarios públicos, dijo Johannes Hahn, el comisionado de la Unión Europea, responsable del manejo de la posible entrada de Turquía a esa Unión. "Las listas están disponibles" dijo Hahn, según Reuters. "Lo que indica que habían sido preparadas para ser usadas en cierto momento".

Se puede, entonces, afirmar con algún grado de certeza, que ambos presidentes, Chávez y Erdogan, se jugaron una parada riesgosa que les salió bien y les permitió identificar y descabezar políticamente a sus adversarios. Pero donde no hay comparación es en la respuesta ante el golpe debelado. La de Erdogan es terrible en su alcance y en su dureza. Incluso está promoviendo que el Congreso le apruebe la pena de muerte porque, según él, no es justo que el estado tenga que incurrir en grandes gastos para mantener presos a sus enemigos. Podría decirse que Chávez fue un niño de pecho al compararlo con el presidente de Turquía.

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En diciembre de 2015, el presidente Nicolás Maduro ordenó a los militares que regresaran a sus cuarteles, pero no hubo tal retorno, al contrario, permanecen ejerciendo el control político del país. Ahora son más. Por esta razón, no es sorprendente la creación mediante decreto, de la misión militarizada de “Abastecimiento Soberano”, dirigida por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, como tampoco la designación de altos oficiales, en condición de autoridad única, en cada uno de los cinco puertos nacionales de Venezuela.

La incorporación de miembros de la Fuerza Armada Nacional a la gestión de gobierno fue una política iniciada por Hugo Chávez Frías hace 16 años y continuada por Nicolás Maduro con mayor ímpetu, a pesar de su rotundo fracaso, en lo económico, en lo social, en materia de seguridad y en otros sectores fundamentales.

A toda esta situación se unen hechos ilícitos cometidos por efectivos militares en materia de corrupción (sobornos), fundamentalmente en las aduanas, en el contrabando de cabillas, tráfico de drogas, contrabando de alimentos y cobro de “vacunas” a personas necesitadas de cruzar la frontera entre Venezuela y Colombia.

Desde 1999, altos funcionales de las FAN ejercen importantes cargos públicos y han llegado, con la postulación y apoyo del partido de gobierno, a ejercer como gobernadores, alcaldes y diputados. Asimismo, actúan como dirigentes del MVR y actualmente del Psuv, los partidos del oficialismo.

Es la élite de la FAN - conductora del partido militar - quien controla la administración pública, ejerce dominio total del país, con resultados absolutamente deprimentes, como lo evidencia la grave crisis económica y social que actualmente padece Venezuela. Es el actor político con la mayor suma de poderes, lo que le ha servido para aprovecharse de los recursos públicos y acumular una gran fortuna.

Cerca de dos mil militares entre activos y retirados, han sido ministros, vice ministros, directores generales, superintendentes, presidentes de instituciones públicas, entre otros cargos de la administración pública.

Los resultados están a la vista y en la desesperación de los venezolanos:

En el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, la mayoría de sus titulares han sido militares. Ninguno ha logrado ejecutar un plan de seguridad que disminuya los altos índices delictivos, que han colocado a Venezuela en primer lugar en América Latina en número de homicidios.

El Ministerio de Finanzas ha tenido tres ministros miembros de la FAN. De este despacho depende la Superintendencia de Bancos y la Oficina Nacional del Tesoro, esta última, con un notorio dominio militar, tuvo protagonismo en la crisis financiera de 2009-2011, dado que los bancos llamados “enanos”, sin contar con la solvencia necesaria, recibieron millonarios depósitos del Estado, con la complicidad castrense . Así negociaron notas estructuradas, bonos de la deuda pública, fideicomisos, y hasta créditos con empresas fantasmas. También adscrita a este ministerio estuvo la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), con mucha presencia militar en cargos de dirección, desde donde asumieron el control del sistema cambiario, mediante desbordadas prácticas de corrupción. Aún está pendiente investigar el gran saqueo que sufrió el país reconocido hasta por los ex ministros Giordani y Navarro a través de un entramado de empresas fantasmas y de la manipulación con el diferencial cambiario.

En el ministerio de alimentación: Seis altos oficiales han ejercido el cargo. Venezuela hoy sufre un severo desabastecimiento de alimentos básicos.

En el ministerio de salud: Cinco miembros de la FAN han sido sus superiores, uno también en la presidencia del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. La crisis hospitalaria y la terrible escasez de medicamentos junto con el tema de la alimentación tienen al país al borde de una crisis humanitaria.

Ministerio de Industria Básicas y Minería: Aunque de reciente creación, de éste depende la Corporación Venezolana de Guayana, que a su vez integra las empresas básicas, en su mayoría dirigidas por militares que las llevaron a un total desastre por incapacidad gerencial y hechos de corrupción. Empresas como Sidor, Venalum, Alcasa, Carbonorca, Bauxilum, Ferrominera del Orinoco, Minerven, entre otras, presentan actualmente una situación crítica.

No hay ninguna razón para pensar que el creciente control militar está dirigido a mejorar las condiciones de Venezuela. Ellos son responsables fundamentales de la crisis económica, dado que han ejercido el 90% del control del país.

Estamos ante un presidente que todo lo condiciona al apoyo de la FAN, necesita permanentemente de la élite militar, sumado al Tribunal Supremo de Justicia, que funciona como su bufete personal.

El camino para la recuperación del país es la movilización unitaria y la organización social en la calle, exigiendo el cumplimiento de la Constitución y la realización de un diálogo auténtico que debe incluir, además de la urgente ayuda humanitaria que reclama el país, la realización del referéndum revocatorio y la liberación de los presos políticos.

www.carlostablante.com

@TablanteOficial

carlostablanteoficial@gmail.com

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Entre los intelectuales dedicados a la tarea de “adivinar” el curso futuro de la humanidad fue, sin duda, uno de los más influyentes. Era filósofo y también sociólogo. Escribió trece libros, tres de ellos fundamentales en lo que fue la línea de su pensamiento: El Shock del Futuro, a principios de los setenta, La Tercera Ola, a comienzos de los ochenta y el Cambio de Poder iniciando los noventa. Dicho en modo píldora, su obra estuvo dedicada a argumentar el surgimiento de una nueva sociedad organizada en función del conocimiento, en reemplazo a la llamada era industrial. Falleció hace dos semanas y se llamaba Alvin Toffler.

Sus aportes se han reunido con el de otros muchos autores, cada uno desde su punto de vista ideológico y político, para abonar en la descripción del futuro que va naciendo, dibujado a partir de un menú de tecnologías de acelerada evolución y con un gran poder de transformación en los diversos planos en los que transcurre la vida humana, tanto desde el punto de vista individual como social.

Al tiempo que busco en la memoria lo escrito por Toffler, uno mira como nuestro país se encuentra prisionero de sus urgencias cotidianas. Su Gobierno no tiene cabeza para la estrategia, sólo piensa en la táctica para encarar la coyuntura y conservar el poder. Sigue extraviado en el laberinto de su épica y se enreda cada vez más en la telaraña de los grandes discursos, marcados por la desmesura verbal, como si quisiera (y pudiera) hacerle trampa a la realidad (verbi gracia la Gran Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro).

Así, mientras el presente nos asfixia, los cambios descritos por Toffler y por el resto de quienes se han dado a la tarea del pronóstico, van teniendo lugar. Así, en buena medida desde el desarrollo de la tecno ciencia, el mundo asoma un formato diferente en varios escenarios (político, económico, ambiental, educativo, ético y hasta religioso) del cual derivan otras exigencias, otras oportunidades y, desde luego, otras amenazas. Un formato, en fin, que irremisiblemente también nos concierne y que corremos el riesgo de que nos sorprenda colgados de la brocha porque, como ha dicho Perogrullo, el futuro se dirime en el presente.

HARINA DE OTRO COSTAL

Dándole la razón a las advertencias que desde el comienzo se hicieron respecto a su diseño, la Organización para la Liberación del Pueblo (OLP) ha venido actuando sin prestar mayor cuido por los aspectos legales, soslayando los derechos humanos y asumiendo la Constitución Nacional como si fuera un estorbo, tipo jarrón chino. Numerosos muertos, allanamientos a conjuntos residenciales y barrios, demolición de cientos de viviendas, desalojos forzosos, detenciones arbitrarias de personas, deportaciones masivas, son, entre otros, los ingredientes comunes a sus operativos.

Ante lo anterior resulta imposible no hacerse las mismas preguntas que se formula José Vicente Rangel en un reciente artículo a propósito de una intervención, muy en su estilo, de la OLP en Ciudad Caribia: “¿Quién investiga los hechos? ¿Qué organismo del Estado toma en sus manos la obligación de deslindar entre lo que es lucha contra el delito y violación de derechos fundamentales? ¿O es que acaso cuando las víctimas son seres humildes y los actos se consuman en zonas populares no hay quien denuncie e investigue?”

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Marco de referencia

Estamos en el año 2016 e indicadores de toda índole, económicos, políticos, sociales, históricos, y hasta domésticos, destacan la existencia de una gran crisis en la agricultura venezolana, manifestada por la escasez o carestía de los alimentos básicos para cubrir las necesidades mínimas de la población.

Las razones para esa escasez o carestía de alimentos son:

  1. Tenemos una precaria soberanía alimentaria porque la producción interna de alimentos es sumamente escasa.
  2. La seguridad alimentaria se hace cada vez más crítica, al no importarse y distribuirse en forma oportuna los alimentos necesarios para cubrir los requerimientos de la población.
  3. Los programas con los cultivos bandera fracasaron.

La crisis de la agricultura venezolana deriva de una actitud ignorante e indolente manifestada por los gobernantes del socialismo del siglo XXI, por lo tanto ¡¡tiene que ser recuperada!!

Recuperación es:

  • Retomar lo que antes se tenía
  • Volver a poner en servicio lo que han dejado inservible
  • Trabajar para compensar lo que no se hizo
  • Volver a un estado de normalidad después de pasar por esa difícil situación.

Todo ello necesario debido a

Indolencia por desinterés de la situación del “campo” venezolano, promoviendo:

  • Inseguridad personal y jurídica
  • Destrucción o mal uso de los recursos naturales suelos y agua
  • Deterioro de la infraestructura de apoyo a la agricultura
  • Inutilidad de maquinarias y equipos agrícolas por falta de repuestos y de otros recursos para su mantenimiento
  • -Insuficiencia de los insumos básicos para una eficiente producción de los cultivos.

Ignorancia porque es imposible definir acertadas políticas agrícolas si las personas en esas funciones son analfabetas en agricultura y en las ciencias agronómicas.

Algunos ejemplos de esa ignorancia:

  • deterioro de los centros de enseñanza e investigación agrícola por los mezquinos aportes presupuestarios a los mismos
  • asalto a la infraestructura de esos centros como son estaciones experimentales, invasión del Colegio del Mundo Unido en Ciudad Bolivia, estado Barinas, y amenaza de invasión de la Escuela Agronómica Salesiana en ese mismo estado Barinas.
  • destrucción de empresas dedicadas a apoyar la agricultura por medio del suministro de insumos y labores de asistencia técnica
  • destrucción de unidades de producción agrícola confiscadas

Unido a todo eso hay que señalar la destrucción de empresas dedicadas a apoyar la agricultura por medio del suministro de insumos y labores de asistencia técnica; y la destrucción de unidades de producción agrícola confiscadas, que al ser pisoteadas por ese Caballo de Atila, su producción ha caído a niveles alarmantes o ha llegado a cero.

La agricultura venezolana, a pesar de su importancia, por muchos años no ha sido considerada prioritaria y la ha devorado nuestra riqueza petrolera. Hoy, cuando la crisis agrícola llega a su máxima expresión, cuando el hambre y la escasez de divisas invaden los estómagos de los venezolanos, no se puede seguir aplazando su recuperación.

Por encima de todas las palabras que se puedan escribir, por encima de todas las recomendaciones que se puedan expresar, por encima de todas las cifras que algunas personas utilizan para señalar la mala alimentación de los venezolanos porque las calorías que ingieren son insuficientes, muchos venezolanos tenemos la esperanza que a nuestra agricultura se le dé la importancia que realmente tiene.

Los problemas que en este documento se considera que están afectando a la agricultura venezolana son:

  • La inseguridad personal y jurídica
  • El mal uso de los recursos suelo y agua
  • El estado actual de la infraestructura de apoyo a la agricultura
  • La disponibilidad de maquinarias y equipos agrícolas
  • El suministro de insumos básicos para la producción agrícola
  • La situación de las instituciones de educación agrícola
  • La necesidad de un servicio de extensión agrícola y de asistencia técnica
  • La investigación para impulsar la producción agrícola
  • La urgencia de propiciar algunos programas de producción comercial en rubros seleccionados: cereales, oleaginosas y azúcar.

He decidido escribir este documento por la certeza y la certidumbre que me dan 50 años de graduado de Ingeniero Agrónomo, los cuales he dedicado al conocimiento de la agricultura venezolana en sus diferentes regiones, estando en posiciones de docencia, de investigación, de extensión agrícola, de asistencia técnica, y como agricultor. Es un escrito orientado hacia la producción vegetal ya que áreas como zootecnia, ciencias forestales, acuicultura y otras, tienen que ser abordadas por los especialistas respectivos.

Por supuesto, éste es un trabajo incompleto, existirán contribuciones adicionales por personas versadas en el arte de la agricultura, o surgirán otras materias de interés que aquí no han sido consideradas, pero este documento es un aporte para la recuperación de nuestra agricultura post socialismo del siglo XXI, que puede servir como papel de trabajo para corregir o ampliar significativamente las diferentes materias presentadas.

Junio 2016

https://www.amazon.com/Recuperacion-Agricultura-Venezolana-Socialismo-Spanish-ebook/dp/B01I6NDCCA/ref=sr_1_2?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1469109542&sr=1-2&keywords=solorzano+peraza#nav-subnav

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En una situación como esta posiblemente Hugo Chávez "habría entendido que debía buscar otras vías", señala el presidente de la Academia de Ciencias Económicas. "Maduro aplica un ajuste económico terrible que descansa sobre el estómago de la gente"

Si el sello de Venezuela en la primera década del siglo XXI fue la política, el de los últimos tres años es la economía: la economía conduce al debate nacional, condimenta el malestar de la población y apura un desenlace que pone los pelos de punta a los políticos.

A Humberto García Larralde, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), se le ha “secado la saliva” -como se dice coloquialmente- de tanto insistir en que el Gobierno debe cambiar las políticas económicas. Economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), García Larralde considera que el actual Gobierno venezolano es cruel con la población y lo acusa de descansar un ajuste económico en el estómago de la gente.

“No hay guerra económica sino guerra contra la economía” por parte del Ejecutivo Nacional, concluye en su conversación con Contrapunto.

-Usted dice que hay crueldad en el Gobierno porque no cambia las políticas económicas. ¿Por qué lo afirma?

-Porque hay soluciones. Hay unas propuestas claras, que hemos señalado los economistas, sobre cómo reactivar la economía, cómo abatir la inflación, cómo generar una mayor capacidad de consumo real de la población con empleo, salarios. No es la primera vez que lo decimos, pero el Gobierno no lo toma en cuenta. Se empeña en mantener políticas fracasadas que deterioran los salarios, provocan inflación, generan desabastecimiento, paralizan el aparato productivo y destruyen la economía. Resulta cruel que teniendo posibilidades de resolver la crisis, no se haga algo al respecto.

-¿El Gobierno no se apega a ninguna política económica?

-El Gobierno montó un esquema de controles, regulaciones e intervenciones, que es un caldo de cultivo para la corrupción.

-¿Es deliberado?

-En principio no, pero eso genera sus propias dinámicas. La economía funciona con incentivos. Cito lo que dijo el exministro Miguel Rodríguez en 1989 sobre Recadi: si allí ponías a la madre Teresa de Calcula igual se corrompía. Ahora está pasando algo peor, porque los diferenciales (entre dólar y bolívar) son mucho mayores, no hay transparencia, no hay rendición de cuentas. Nada obedece a ningún criterio económico: se aplica el “como va viniendo vamos viendo”.

-¿Los problemas que tenemos son solo por la corrupción?

-El presidente Nicolás Maduro es prisionero de su incapacidad de trascender de lo que él considera el legado de Chávez. Está congelado, incapacitado de tomar decisiones que lo aparten de allí. El modelo de Chávez demostró ser inviable cuando cayeron los precios del petróleo. Con el petróleo mejoró la situación de mucha gente, pero a expensas de la destrucción del aparato productivo, la dependencia de las importaciones, los controles que le quitaron incentivos a la iniciativa privada.

-¿Cómo estamos ahora?

-Ahora dependemos de las importaciones pero no podemos importar, tenemos un aparato productivo destruido, alta inflación y un sistema de controles y regulaciones que matan toda iniciativa privada. Ese es el legado de Chávez que tiene preso a Maduro. Detrás de eso se han generado intereses poderosos que no quieren soltar algo. En el fondo la retórica izquierdosa lo que hace es esconder poderosos intereses enquistados en el Estado.

-¿Con Chávez caminó la economía? ¿O no?

-Hubo un enorme reparto de la renta petrolera, pero no aumentó la productividad. La única manera de sostener el nivel de vida de la población es mejorar la productividad, y para hacerlo hay que invertir, desarrollar tecnologías, mejorar la eficiencia, ser competitivos. Con Chávez hubo acoso al sector privado, reducción de aportes a las universidades y a la investigación. Esos enormes ingresos petroleros mejoraron el nivel de consumo de la población, pero no con base en la productividad; mejoró el consumo per cápita, pero no la productividad. Todo se hizo con reparto de la renta y cuando no se puede repartir la renta o el reparto, resulta ineficiente debido a la burocracia y a las pugnas. Y ahora, cuando caen los precios, nos quedamos peor.

-¿Pudo tener Chávez una relación distinta con el sector productivo?

-Chávez nunca pensó que debía buscar los consensos y acuerdo nacional. Pero como digo lo uno también digo lo otro: el sector privado en Venezuela está condicionado por la ayuda del Estado, las transferencias. En el pasado era de otra manera, mediante incentivos, créditos, el decreto de compra venezolano, un bolívar sobrevaluado. El sector privado en general se ha desarrollado con la ayuda estatal y amparado por la renta. Es una cultura. Somos país petrolero y Chávez lo que hizo fue exacerbar la dependencia del petróleo; esa fue su única forma de asumir su responsabilidad sobre la economía.

-¿Lo que sufrimos ahora es por la caída de los precios del petróleo?

-No. Es el resultado final de un modelo que no funciona: inviable, improductivo, ineficiente; destruye los salarios, fomenta la inflación y la corrupción. La caída de los precios del petróleo lo agrava.

-Si Chávez estuviese vivo, ¿estaríamos así?

-Voy a especular un poco. Supongo que Chávez –como tenía más juego, más muñeca, más capacidad de maniobra- no hubiese permitido que la cosa llegara a este extremo. Maduro es prisionero de una manera de entender el legado de Chávez que le impide tomar una decisión; está fosilizado y la situación empeora. Chávez habría entendido que debía buscar otras vías, hubiese buscado entendimiento con el sector privado y financiamiento externo. Pero es solo una especulación.

-¿La guerra económica es una excusa?

-Por supuesto que no hay guerra económica. Esa es una postura para los fanáticos. Este gobierno tiene una clara naturaleza fascista y el fascismo concibe la política como una guerra, como una confrontación permanente con manipulación maniquea de símbolos: “los nuestros contra los otros”. Apela a la violencia y a la epopeya. La guerra económica es la forma de explicar su incapacidad para resolver la situación. La guerra económica no existe; lo que existe es un desincentivo enorme para que cualquier empresa, llámese buhonero o Polar, produzca. Hay un control policiaco de los eslabones de la cadena de distribución, y con esa actitud policiaca las empresas no pueden producir. Las estructuras de precios actuales no permiten recuperar costos, las empresas no tienen dólares para importar. Hay una guerra contra la economía por parte del Gobierno, que el Gobierno alega que es una guerra económica de los productores.

-Contra el expresidente chileno Salvador Allende hubo sabotaje económico. ¿No lo habría ahora?

-La de Allende fue otra realidad. Hubo situaciones parecidas en cuanto a precios controlados, falta de bienes y desabastecimiento. Pero también hubo la acción de Estados Unidos para contribuir con su derrocamiento.

-¿No hay todo eso ahora en Venezuela?

-No. Es un mito total. Lo triste es que a Estados Unidos no le importa un carrizo lo que suceda acá. A ellos les interesa cierta estabilidad. La eventualidad de un derrumbe en Venezuela les preocupa, porque tendría un efecto desestabilizador en la región. En absoluto hay interés de Estados Unidos en meterse acá y conspirar. Este gobierno se está cayendo solo.

-¿Por qué se cae solo?

-Por la total inviabilidad de sus políticas económicas y sociales. ¿Cómo se alimentan las misiones? Cada vez está todo más deteriorado. La gente protesta de forma atomizada porque no hay un liderazgo colectivo, porque hay mucha represión, lo que es deplorable y lamentable. Hay represión con armas de fuego, con militares, con colectivos. El gobierno se ha mantenido hasta ahora, pero el derrumbe progresivo es evidente.

-¿Hay especulación y acaparamiento?

-Si no hay competencia, si no hay reglas de juego claras, si no hay transparencia, si no hay capacidad de informar a la población por supuesto que el empresario pondrá el precio más alto que pueda. ¿Cuál es la cura? La competencia promovida por el Gobierno. Los gobiernos capitalistas, neoliberales promueven la competencia. Si se va a la unificación cambiaria con un paquete de medidas que incluya la búsqueda de financiamiento externo, se podría establecer un cambio estable en torno a 400 o 500 bolívares, que es la mitad del dólar paralelo. Si liberas los controles y quitas las regulaciones y unificas el tipo de cambio los precios bajarían y habría competencia. Los bachaqueros desaparecerían. La única forma de evitar especulación y altos precios es con la competencia externa e interna.

-¿Tenemos ahora medidas neoliberales? ¿Un paquetazo neoliberal?

-Vivimos un paquetazo asimétrico. El único objetivo del ajuste hambreador del presidente Maduro es garantizar el pago de la deuda externa, por 12 mil millones de dólares anuales. Para ello, se han reducido de manera drástica las importaciones, lo que implica reducir bienes y materia prima. Maduro aplica un ajuste económico terrible que descansa sobre el estómago de la gente y sobre la salud del pueblo venezolano. Es el peor ajuste posible. El gobierno se llena la boca hablando sobre las maldades del ajuste neoliberal mientras hace el peor ajuste posible.

-¿Se lo recomendó alguien?

-No. Maduro es preso del legado de Chávez. No se ha rodeado de gente talentosa. Y hay poderosos intereses creados en torno al dólar preferencial, los mecanismos de fijación de precios, el resguardo de la frontera. Es el peor ajuste posible.

-¿Sería igual que si lo impusieran organismos internacionales?

-De haber un ajuste negociado con organismos internacionales sería expansivo, tendrías capacidad de importar insumos y estabilizar el tipo de cambio. Podrías sustituir importaciones porque el aparato productivo tendría capacidad de respuesta.

-Si se tomaran medidas ahora, ¿en cuánto tiempo se verían los resultados?

-Si se toman medidas coherentes y completas se verán resultados en dos años. Se debe tener un programa de transferencia y de compensación para sectores afectados. Hay precios que no podrán subsidiarse. A la gente debe compensarse. ¿Con qué dinero? Con financiamiento externo. Pero si saneas las cuentas debes desprenderte de empresas.

-¿De qué tendría que desprenderse el Estado?

-De las empresas estatizadas que han sido destruidas. ¿Por qué no aparecen las otras marcas de harina de maíz precocida? Se ha destruido a firmas productivas, como la Agroisleña. Las empresas básicas producían en manos privadas, ahora producen menos y de manera irregular. Se necesita una economía que genere empleo, que aumente la productividad.

-El Gobierno denuncia que tiene un bloqueo internacional.

-No tiene un bloqueo. Lo que pasa es que sus problemas políticos han hecho carísima la contratación de préstamos. El Gobierno puede intentar conseguir que le presten, pero a un costo altísimo. Internacionalmente no hay disposición para comprar bonos venezolanos.

-¿Es algo contra Venezuela?

-El capital no tiene frontera sin prejuicios; donde hay ganancias, hay ganancias. Si en Venezuela hubiese posibilidad de obtener ganancias el capital se mete acá, pero lo que hay es una alta inseguridad sobre si el gobierno cumple con los pagos y garantice estabilidad social y económica. Hay un bloqueo autoinducido.

-¿Recurrir al Fondo Monetario Internacional sería solución?

-El FMI ha tenido un aprendizaje. En los años 90 aplicaba la misma receta con pocas variantes frente a situaciones disímiles, y eso generó crisis y críticas. Ahora no es así, y se refleja en la actitud frente a la crisis griega: los bancos alemanes y el Banco Central Europeo querían que Grecia les pagara completo, pero el FMI les dijo que ningún país puede reponer préstamos si no crece. Si se lo asfixia no puede reponer. Es una actitud diferente y más flexible del FMI. EN el caso venezolano, uno pensaría que, dada la potencialidad del país, se debe dejar que crezca y no ahogarlo. Eso depende de quien negocia.

-¿Cuánto necesita Venezuela ahora?

-Importar lo que se importó el año pasado requiere 20 mil millones de dólares. Para pagar deuda externa son 6 mil millones más; se necesitan entre 10 mil y 12 mil millones para pagar deuda con proveedores. Es decir, unos 30 mil millones este año, un poco más el año que viene. Pero en la medida en que la economía se reactive, se hace menos dependiente el país de las importaciones, se traen capitales extranjeros y otros sectores necesitarán cada vez menos. Todo depende del equipo económico.

-¿Este equipo económico no genera confianza?

-¿Quién? ¿Cuál?

-¿No hay equipo económico?

-No hay equipo económico en lo absoluto. Miguel Pérez Abad es un gestor, está tratando de darle un barniz de cierta racionalidad pero no ha hecho nada. Cuando se trata de sincerar los precios hay unos saltos de garrocha. Los controles de precios son un absurdo.

-¿Cómo se fijan los precios?

-No hay ninguna racionalidad. Hay un intento de decirle al consumidor que el control es para ayudar al consumidor, y cuando no pueden más sueltan los precios.

-Hay países afines al gobierno venezolano, como Bolivia y Ecuador, en los que la economía funciona. ¿Qué pasa allí?

-Que no han destruido la economía privada; han sido más racionales. Rafael Correa en Ecuador es economista; la ecuatoriana es una economía dolarizada. En Venezuela la enorme riqueza petrolera le dio a Chávez la ilusión de que podía resolver las cosas a realazos. Es una muestra más de las perversiones del rentismo. En el Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV planteamos que los gobiernos no deben manejar la renta, sino que la renta debe ir a unos fondos blindados para atender los problemas del país. Necesitamos un acuerdo nacional que impida que los gobiernos manejen eso a discreción.

Domingo, 17 de julio de 2016

http://www.contrapunto.com/noticia/humberto-garcia-larralde-este-gobiern...

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