Pasar al contenido principal

Opinión

Jesús Elorza G.

Al terminar, la tradicional Misa del Deporte, el sacerdote celebrante, muy preocupado, le pregunta a un viejo dirigente deportivo que religiosamente asiste a este santo oficio ¿Qué está pasando?, siento y veo muy desunidos a los fieles deportistas. Noté, con mucha preocupación que a su llegada, el Ministro del Deporte, solo se limitó a decir !!!Fó!!!, aquí hiede a azufre y no se sentó en el puesto asignado. Por otro lado, el representante del Comité Olímpico, con cara de pocos amigos, ni siquiera lo saludó. La Fiscal General de la Republica, hizo su entrada acompañada del nuevo y rimbombante Ministro de las Comunas.

Los dirigentes deportivos asistentes, se dividieron y buscaron ubicarse, unos alrededor del Ministro del Deporte y del Presidente del IND, otros al lado del representante olímpico y del comunero Aristóbulo. Agrégale, a todo esto, el tradicional reclamo de los trabajadores del IND, que todos los años exigen la homologación e indexación de sus salarios y pensiones.

-Padre, con todo respeto, debo decirle que con la llegada de Eduardo Álvarez a la presidencia del IND, se soltaron los demonios en el sector deportivo, dijo el dirigente. Comenzaron las amenazas y persecuciones contra las federaciones para obligarlas a modificar los estatutos del COV y hacer permisible que un agente del gobierno presidiera el Comité Olímpico. Puede decirse, mi apreciado sacerdote, que allí se vulneró la autonomía del sector federado y se consolido la autocracia y el totalitarismo gubernamental.

Al destapar esa Caja de Pandora, los que ocupan el cargo de Ministro del Deporte, creen tener el derecho divino, de ser solo ellos presidentes del movimiento olímpico y continúan presionando a las federaciones para que se mantenga ese status quo.

Ave María Purísima, fue la exclamación del sacerdote, continua por favor.

-En el transcurso del tiempo, el sector deportivo ha visto desfilar a distintos ministros en su burocrática manía de ser olímpicos, y a las federaciones solo les ha quedado el camino de tratar de expiar su pecado original de permitir que el gobierno asaltara la dirección del movimiento olímpico. En el tránsito por ese purgatorio, siguen actuando los demonios. Se les somete con el látigo de las asignaciones presupuestarias para comprar sus apoyos o con la paila de aceite hirviendo que representa la intervención ilegal de las autoridades del IND para desconocer a las juntas directivas y nombrar comisiones interventoras sumisas y complacientes con el demonio patronal. Si alguno de ellos decide acudir a los tribunales, entonces se hace presente para impugnar cualquier decisión en contra de las autoridades gubernamentales o para congelar las investigaciones sobre los casos de corrupción.

Dios mío, que locura. Escuchándote, viene a mi memoria, el famoso poema de Dante Alighieri “La Divina Comedia” y me hace pensar que el deporte venezolano es un infierno.

-Así es Padre.

Entonces, dime, querido amigo, cual es, el Edén de esa tragedia.

-Bueno, siguiendo la letra del universal poema, quiero decirle que Eduardo y el Ministro entrarán al paraíso al igual que Dante y Beatriz.

Entonces no veo la razón de la confrontación, exclamó el sacerdote.

-Es que no la hay, ambos representan la misma política, de acabar con la autonomía del sector deportivo y centralizar toda su administración y funcionamiento en manos del Estado, que para ellos es el mismo gobierno y el partido único de la revolución. Su aparente confrontación electoral, no pasa de ser una pelea burocrática. Son, como dice el refrán: caimanes de un mismo pozo que quieren todo el poder para ellos.

-Padre, también debo decirle, que la manzana de ese paraíso, es el aporte que por cada ciclo, el Comité Olímpico Internacional le suministra al COV por el orden de tres millones de dólares, que son administrado discrecionalmente por su presidente, sin rendirle cuentas a nadie. A su vez, la otra manzana, es el Fondo Nacional del Deporte, que es administrado “Discrecionalmente” por el Presidente del IND y el Ministro del Deporte.

Arrodillándose y con el rosario en la mano, el prelado exclamó: voy a elevar una plegaria al Dios Todopoderoso, contra esos infernales representantes de la codicia y el autoritarismo totalitario. Castígalos Señor, porque si saben lo que hacen.

 3 min


Lester L. López O.

Apreciación de la situación política número 92

La falta de la alegría colectiva navideña característica nuestra en las pasadas navidades y especialmente las noches del 24 y el 31 evidenció las consecuencias de un año frustrante para la mayoría de los venezolanos, no solo por el mal gobierno sino por la decepcionante actuación de los principales actores y factores políticos de la oposición democrática concentrados en la MUD y la AN. Las grandes expectativas de cambio surgidas de la aplastante victoria electoral del 06D del 2015, simplemente se fueron por el caño, y el costo político, que no es poco, deberán pagarlo las cabezas visibles de ambas organizaciones, con o sin razón.

Si alguna lección se aprendió es que este régimen es una dictadura militarizada y como tal su único interés es mantenerse en el poder, olvidémonos de algún plan para mejorar la calidad de vida de la población, o del pueblo o de buscar solución a una crisis que ellos mismos crearon. Si los partidos políticos aun funcionan, así como la AN, es porque de alguna manera al régimen le interesa que la comunidad internacional crea que aún hay democracia en nuestro país y los partidos opositores piensen que tienen opciones electorales que les permitan “ganar” espacios en la arena política.

La otra lección, y esperamos que se haya aprendido, es que sin genuina unidad de propósito, organización y estrategia la salida constitucional, democrática, electoral y pacífica está lejos de lograrse. También debe comenzar a pensarse que, aunque la salida debe ser política, las condicionantes constitucional, electoral, democrática y pacífica no pueden ser absolutas y deben adquirir características relativas que no imposibiliten la salida a una transición democrática. Aclaro esto: si, por ejemplo, una conmoción social obliga al estamento militar a controlar la situación pasando por desconocer al régimen y acercándose a la oposición democrática para estructurar un gobierno de transición ¿Se desconocerá esta opción por no ser constitucional, democrática, electoral y pacífica, aunque sea política? El padre Ugalde, reconocido analista político, mencionó por allí un Wolfang II en analogía al gobierno de transición cívico militar que sucedió a la dictadura perejimenista. Pero la salida constitucional, democrática, electoral y pacífica aún no está agotada.

El referendo revocatorio, el abandono del cargo (por incompetencia), el misterio de la doble nacionalidad, son tareas que quedaron, inexplicablemente, pendientes en la gestión de la anterior presidencia de la AN. Pero también está “bajo la manga” la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente originaria como lo contempla claramente el artículo 347 constitucional y el 348 mediante las dos terceras partes de la AN. Esta opción es la única disponible desde el punto de vista constitucional y requiere, además de un sólido respaldo político por parte de los partidos, una ejecución, previamente planificada al detalle y que contemple afrontar con éxitos los intentos de saboteo por parte del régimen.

La nueva organización de la MUD –que hasta ahora no se ha oficializado- incluye una instancia asesora denominada “Congreso Nacional de la Sociedad Democrática” (CONASODE) donde participaran, además de los partidos políticos, organizaciones y gremios de la sociedad civil, podría, desde un principio, comenzar a planificar este camino, incluyendo a sus promotores originales denominados Alianza Nacional Constituyente (ANC) con representaciones y promotores en todo el país. T

Pero también persisten las elecciones regionales para el mes de junio, aun cuando el CNE no las ha convocado oficialmente (presumo, cándidamente, porque están de vacaciones) y esto interferiría con la propuesta constituyente, pues los partidos darán prioridad a esta alternativa. Definir cuál de las alternativas privará es una decisión primaria y urgente de la MUD consensuada, preferiblemente, con amplios sectores de la sociedad civil. La interrogante principal estriba en definir claramente dos escenarios: a) Las elecciones regionales (si finalmente se realizan) implica la permanencia del régimen hasta enero del 2019, es decir continuar con la crisis; b) Lograr la constituyente por la vía propuesta por la ANC implica, una vez constituida, el cambio temporal tanto del presidente y su tren ejecutivo, como del TSJ, CNE, Fiscalía, Defensor del Pueblo, Contraloría General y refundar el Estado.

Las regionales, sin dudas, puede lograr la movilización popular y ganar la totalidad de las gobernaciones y sus cuerpos legislativos ¿Permitirá esto el régimen? La asamblea constituyente también puede lograr la movilización popular y no requiere la autorización del régimen para funcionar, pero si, de mucho apoyo de la sociedad en general y de la presencia internacional para imponerse ¿Permitirá esto el régimen?

La recomposición del gabinete ejecutivo indica la radicalización del régimen para aferrarse al poder e imponer, finalmente, el modelo Castro comunista cubano ¿Lo vamos a permitir?

Lester L López O

06/01/17

@lesterllopezo

 3 min


Tulio Álvarez

En mis clases de derecho romano acostumbro utilizar un viejo aforismo: “Magna negligentia, dolo est” para explicar las consecuencias del incumplimiento de algunos contratos signados por la buena fe y la confianza. Me encuentro con que se presenta también como una síntesis perfecta para entender la realidad política que hoy vivimos los venezolanos.

La inveterada praxis criolla se dirige a la subestimación del contrincante. También tiende a reaccionar en las primeras de cambio sin reflexión o evaluación de las distintas posibilidades de respuesta. No respeta jerarquías, experiencia y, ahora más que nunca, tampoco reconoce o acepta la dirección fundada en el razonamiento y el respeto al ciudadano. Se limita a seguir con éxtasis y apego mesiánico a los que mañana abandonará sin remordimientos; o, lo que es más común, de ellos denigrará porque son los culpables de las desgracias que causa su propio “error in eligendo”. Esa es la cultura política que exhibe el venezolano.

Comúnmente, se confunde al individuo que ejerce el poder con la institución; entonces, bajo íntima sintonía con los supuestos dos extremos políticos dialogantes, se produce una acometida salvaje contra el Tribunal Supremo, Banco Central de Venezuela, Fiscalía General de la República, Defensoría del Pueblo, Contraloría General de la República y la Asamblea Nacional, como si estos tuvieran vida propia. Nadie se hace la pregunta: ¿Quién eligió a sus titulares? Especialmente, en el último caso. ¿Será porque la respuesta es muy incómoda? Los extremos se tocan.

La dirigencia partidista y los electores deberían poner a funcionar un mínimo de su consciencia ciudadana y tomar algo de su valioso tiempo para sopesar decisiones, entender el peligro que entraña una equivocación, en regímenes de esta naturaleza. Y voy a ejemplificar con la tragedia económica que vive Venezuela. Una situación que algunos piensan que ha tocado fondo pero que se agravará con una onda expansiva de tal magnitud que pondrá en riesgo la vida de las personas y sus propiedades, de no ser bloqueada la causa eficiente de esta debacle.

Sería imposible un enfoque sin punto de inicio. Vamos a utilizar la alocución de Maduro del 17 de diciembre, aún presente en nuestra muy limitada memoria histórica. Él afirmó que, antes de su heroica medida de expropiación del circulante, “solo el 5 % de los billetes de 100 estaba en circulación y estaban fuera del país manejado por las mafias”; pero que ahora “el 70 % de esos billetes están en bóvedas…”; y que “los aviones contratados para traer nuevo cono monetario han sido desviados y retrasados producto del sabotaje internacional que sufre Venezuela”. Ante tales premisas mayores concluyó que “se prorroga el cierre de la frontera hasta el 2 de enero de 2017” y “se prorroga la entrada en vigencia del nuevo cono monetario”.

Tales decisiones vienen acompañadas de otra que se inscribirá en los anales de la historia de la economía y me ha hecho presumir que Giordani sigue en el Gobierno, diseñando con sus amigos la vida de 30 millones de víctimas: Los billetes de 100, los mismos que en el mismo discurso aparecen como incautados y ´en bóvedas´, podrán seguir circulando hasta el mismo 2 de enero de cierre fronterizo. Inmediatamente, surgieron tantas interpretaciones y explicaciones como tecleadores existimos y todas se reducen a la expresión: Fin de mundo caballero.

Exactamente aquí es que quería llegar. ¿De qué me sirve buscar una explicación a una actitud absolutamente irracional? Para eso existen miles que son más inteligentes que yo. Es por eso que reincidiré en una tara que tiene 34 años empobreciéndome a mí, a mi familia y a todo aquel que me rodea y trataré de buscar un sentido pedagógico a este escrito. Simplemente, explicaré en tres párrafos como funciona un país normal y el precio de despreciar la institucionalidad.

El diseño constitucional de una política monetaria separa la acción del Ejecutivo de la emisión, circulación y control estadístico, otorgándosela a una institución autónoma llamada Banco Central. De la misma forma, la definición de políticas económicas está subordinada al control parlamentario que, bajo las bases constitucionales que legitiman el presupuesto y la tributación, definen el gasto público. En pocas palabras, lo que no se ha dicho es que Maduro no puede hacer lo que ha hecho; ni siquiera en el supuesto de un Estado de Excepción. En consecuencia, está usurpando funciones.

Y lo hace de la misma forma que usurpó las atribuciones de la Asamblea Nacional de calificar a sus miembros, legislar, controlar, dictar un presupuesto; y, al desviar su propia función, la cual debería estar signada por el respeto de la Constitución, ha realizado una dejación del cargo de presidente de la República, desde el mismo momento en que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2016. Esto configura un abandono de cargo (no un juicio penal o político) que, al no estar limitado en el derecho comparado a un irse sin avisar, constituye falta absoluta cuya declaratoria corresponde al mismo parlamento por mayoría simple. El efecto, convocatoria a elecciones inmediatas.

Tenemos un año de retraso, magna negligentia. No entender que el sacrificio de la autonomía del Banco Central de Venezuela deriva en emisión de moneda inorgánica, desequilibrio cambiario, gasto público descontrolado, inflación; y que estas endemias se traducen en miseria, hambre y muerte, magna negligentia. Igual que silenciar el hecho de que las Reservas internacionales traspasaron el punto crítico al caer a 5.218 millones de dólares y que la producción petrolera también cayó a 2.274.000 barriles diarios, en noviembre de 2016. Y buena parte de esos ingresos sigue siendo depredado o regalado a potencias extranjeras.

De tanto que tengo que decir y no puedo, quiero solo advertir sobre otro aspecto que se evidencia del secuestro del Banco Central. Sin controles, sin parámetros, sin estadísticas, basta una computadora para legitimar todas las caletas existentes y el dinero sucio de las mafias oficiales del régimen. Es cierto, quebraron las mafias de Cúcuta y buena parte de aquellos que funcionan libremente en el gobierno nacional, gobernaciones, alcaldías, sus testaferros, pero son los “no alineados”. Pero a las mafias oficiales les basta con controlar el sistema operativo del Banco Central de Venezuela y eso lo hacen con un solo hombre, al igual que lo hicieron en un pasado con el tema electoral. Ni siquiera tienen que llevar el dinero ahora, pueden seguir en “las bóvedas” (Caletas) mientras el directorio define la destrucción o mejor uso de los mismos.

Finalmente, aunque similar la situación no puede compararse con el manejo del régimen cubano. Ellos no pudieron ejecutar una operación de lavado de dinero de tal envergadura porque nunca tuvieron una banca privada a su servicio. Me olvidaba, la traducción del latín: “Magna negligentia, dolo est” implica que cuando se ejecuta una acción con un grado inconmensurable de negligencia debe ser considerada intencionada para sacar provecho o causar un daño. Y mis amigos, eso aplica en todo, en la economía y en la política. Reflexionemos sobre nuestro error in eligendo.

tulioalvarez17@gmail.com

http://www.talcualdigital.com/Nota/135753/magna-negligentia

 5 min


El centro de las discrepancias en la oposición ha sido el lugar que en Venezuela ocupa la lucha por la libertad. No es cierto que frente a un kilo de arroz o un pollo la libertad valga menos. Quien piense así, no importa cuánta gente comparta la tesis, desvaría. El hecho de poner la libertad en un lado de la balanza y en la otra la comida, en un régimen a la cubana, es un desastre humanitario: no asume que la libertad es el espacio en el que la comida puede obtenerse con certeza, por medio del trabajo, de la elección de las oportunidades, del emprendimiento y la dignidad.

Es errónea la idea de que la oposición debe centrarse en resolver “el problema económico” porque el hambre aprieta y la gente no aguanta. Doblemente falaz: primero, porque no hay forma de resolver “el problema económico” en un régimen para el cual los factores de la producción constituyen el enemigo; para el que la productividad es una exquisitez capitalista, y la iniciativa individual es abominada por ser enemiga del colectivismo bárbaro; segundo, porque si los gobernantes son los que deciden cuándo, cuánto y qué comen los ciudadanos, solo hay lugar para la ruina, y en la ruina cada vez comen menos personas, y cada persona come cada vez menos.

No haber colocado como prioridad la libertad explica el desastre que arrastró la posibilidad de cambiar el régimen en 2016. Cuando el centro de gravedad de la oposición pasó de la MUD a la Asamblea Nacional en enero pasado, la promesa fue la de eyectar a Maduro de Miraflores, lo que aglutinó a todos los partidos. El lenguaje radical de Ramos Allup como presidente de la AN parecía augurar que el cambio no se haría esperar; cuando estaba a punto de concluir el primer semestre se conoció la colosal idiotez de los cuatro partidos que jefean la MUD con el “prediálogo” de Punta Cana. Allí murió el perverso diálogo, todavía hoy mantenido en artículo mortis por el régimen, así como por la vileza de los malandrines Samper y Zapatero, y por la conducta doble de ciertos opositores.

Cuando la presión social levantó de nuevo, la oposición se unificó. Los moderados se volvieron súbitamente radicales. La idea de destituir a Maduro se hizo unánime. Hasta que la nueva juerga del diálogo se hizo presente, con el enviado papal incorporado al juego zapateril y samperista.

El objetivo por la libertad fue pospuesto. No hubo cambio de régimen. No hubo solución “al problema económico”. La dirección opositora fue rebasada totalmente y el país que no quiere esperar quedó a la intemperie, en la soledad y con su furia.

@carlosblancog

El Nacional. 04 de enero de 2017

 2 min


Un encuentro de brujos, nigromantes, visionarios intergalácticos, magos y expertos en bolas mágicas y lectura de semillas de mamón, permitió conocer directamente de los analistas de las estrellas las cosas de mayor impacto que ocurrirán en este 2017 que comienza. Hagamos un recorrido por las visiones de nuestros analistas del futuro.

Luis Caracol del Mar. Cubano. Lee piedras. “Veo en enero enormes colas por toda Venezuela. Si le meto la lupa preciso que la gente trata de comprar comida. En algunos casos los súbditos buscan unas bolsas que llaman cluper, cloper o clap. No se ve bien. También se observan colas para retirar franelas rojas y gorras. Para comer la gente tendrá que disfrazarse de chavista”.

Rotunda del Cielo. Peruana. Experta en lectura de pelos de alpaca. “En este puñito de pelos observo claramente la llegada de aviones y barcos de billetes. Más o menos para febrero la gente podrá comprar otra vez con billetes que no valen nada, pero servirán para quitarse la sensación de asalto masivo que vivieron en diciembre. El Gobierno hará un acto en La Guaira recibiendo un barco que trae monedas de 1.000. Himno Nacional y palabras gravadas de Chávez en la bienvenida. La cadena termina con un baile de salsa colectivo”.

Lucecita del Rincón Oscuro. Dominicana. Lee caracoles y cocos secos. “Observo que el precio del dólar seguirá en vuelo directo a la luna. No lo para nadie. De nada vale la estrategia de culpar al imperio, a los empresarios o a Dólar Today. Veo mucho peligro, muchas posibilidades de que el Gobierno de la revolución más moral y más digna del mundo, como siempre, no pague sus deudas. He allí la desconfianza en lo que queda del bolívar. Veo, entonces, un bolívar más tísico que nunca. Dos cocos secos volteados es lo peor, pero cuatro caracolas montadas unas encima de otra, es una debacle. Así salió”.

Mister Pomponio. Colombiano. Analista de excremento de perro. “Tengo varias muestras recogidas en diferentes aceras de Caracas. Todas hablan de manera muy precisa: la Asamblea Nacional seguirá en desacato y el TSJ le seguirá aplicando el mazo aquél sin descanso ni lástima. Los indios sin curul seguirán viajando a Caracas en guayuco. No pasarán de ahí. Tampoco veo elecciones en todo el año. Eso sí, veo que si por un milagro hacen cualquier elección, el Gobierno la perderá por paliza. Por eso no habrá comicios”.

El Negro de Birongo. Venezolano. Lee granos de maíz directamente de la mazorca. “Uyyy. Esto da miedo. No hay nada. No hay comida. No hay plata. No hay carros. No hay trabajo. No hay medicinas. No hay acuerdos. No hay diálogo. Lo que hay es altos precios y mucho bachaqueo. No hay vida”.

La Sultana de Fila de Mariches. Venezolana. Lee pepitas de mandarina. “Veo a un montón de gente corriendo. Gritan como locos. Se escucha: ¡Llegó la harina! ¡Llegó el café! ¡Mosca, también llegó la Guardia Nacional!”.

La Tabaquita de Chivacoa. Venezolana. Lee ojos. Aprendió esta modalidad con Isaías Rodríguez. “Veo 10 aumentos de salario mínimo y 15 aumentos de pensiones. La gente jugará pelotica con los billetes de 500. El petróleo no pasa de 50 dólares, pero el Gobierno necesita que valga 80 dólares para seguir comprando gente y gobiernos de otros países”.

Suerte y fe. Mucha fe en este 2017.

erojas@eluniversal.com

@ejrl

http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/predicciones-2017_632864

 2 min


Edgar Gutiérrez

I

¿Pronósticos?

Cuando Prodavinci me pidió que escribiera algunas notas sobre qué nos espera en 2017, de inmediato pensé en la frase que sirve de título a este artículo pronunciada por el gran filósofo de color verde y de apenas 66 centímetros de altura, el gran Maestro Jedi Yoda. Aunque algunas bancas de inversión y firmas de riesgo político estimen que la situación de Venezuela es más o menos predecible, muchas veces nuestro país ha demostrado en estos últimos 18 años que puede sorprender a todos.

Ya Philip Tetlock en su Expert Political Judgement demostró que buena parte de las profecías sobre política hechas por “conocedores” no acertaron en un margen que superara al azar. Aunque el mismo autor luego publicara Superforecasting con una visión más optimista sobre el ámbito de las predicciones, si algún lugar es tierra fértil para comprobar el argumento de su primera obra es nuestro país.

Ni el más agudo de los observadores políticos pronosticó que en apenas seis meses, cientos de miles de votantes migrarían abruptamente del chavismo a la oposición. A finales de diciembre de 2013 luego del “dakazo” y una abultada victoria del chavismo en las elecciones municipales, nadie imaginó que muy pocas semanas después ocurrirían miles de protestas contra Maduro y que desde ese momento —aunque muchos no quieran reconocerlo y crean que fue después— el régimen perdería la mayoría popular. Si alguien le hubiese dicho a comienzos de 2015 que la oposición iba a ganar las dos terceras partes del Parlamento, lo más probable es que usted se hubiese reído. ¿Acaso alguien advirtió que en pleno diciembre de 2016 viviríamos una convulsión social en varias regiones del país gracias a un caos monetario auto inducido?

Bienvenidos a Venezuela, cuyo slogan de marca país debería ser: “Donde la realidad política supera a la ficción”.

Predecir en el norte de Suramérica no es solo un negocio riesgoso sino que hay una muy alta probabilidad de terminar en completo ridículo. Sin embargo, necesario es considerar los temas y fuerzas del entorno político más relevantes para un país al que ya casi no tiene sentido siquiera analizarlo anualmente, sino mensualmente.

No hay un 2017 sin un 2016, así que empecemos por el principio. ¿De dónde venimos?

II

2016

Políticamente 2016 no empezó el 1 de enero, sino un poco antes. Para ser preciso, el 6 de diciembre de 2015, el día que la Oposición ganó las dos terceras partes de la Asamblea Nacional.

El 2016 sería el año del cambio político afirmamos muchos.

Sin embargo y también pensando en esa mayoría calificada, Miraflores no nos decepcionó. Como en 2007 y 2009 lo que el régimen no pudo lograr por la vía electoral, lo obtiene gracias a su férreo control institucional y al desconocimiento de las formas democráticas y republicanas. Ni siquiera había sonado el cañonazo y ya Diosdado Cabello se había ocupado de nombrar a los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), hasta el momento, el dispositivo más eficaz para inhibir el cambio.

El chavismo procedió a activar su amenaza rebanando vía TSJ a la mayoría calificada e inhabilitando en la práctica a los parlamentarios de Amazonas. La oposición, con una nueva figura estelar que resucitó de las cenizas procedió a aplicar una doctrina que a la postre le saldría increíblemente costosa: la de “doblarse para no partirse”.

Mucho se ha debatido desde aquel entonces, pero en un momento de increíble debilidad —al menos circunstancial— para Maduro, ¿qué hubiera pasado en Venezuela si la Asamblea Nacional hubiese hecho una jugada audaz invocando desde su propia instalación una Asamblea Nacional Constituyente para remover a todos los Poderes Públicos? Nunca lo sabremos porque privó la clásica aversión al conflicto, pero infortunadamente con el chavismo —tarde o temprano— el conflicto siempre llamará a tu puerta. Era preferible que ese conflicto se desatara más temprano que tarde, porque a fin de cuentas, el destino nos alcanzó.

Si bien fue cierto que la agenda legislativa propuesta por la nueva mayoría parlamentaria se concentraba más en leyes económicas y sociales, también lo es que Henry Ramos Allup desde el propio 5 de enero al hablar de la salida de Maduro, leyó correctamente el momento y lo que decían (y definitivamente siguen diciendo) las encuestas. En el estudio Venebarómetro realizado en el mes de enero el 81% de los que declararon haber votado por los candidatos de la MUD lo hicieron para que hubiese un cambio y ese cambio significaba algo muy concreto: que Nicolás Maduro saliera del poder y que hubiesen nuevas elecciones presidenciales (Venebarómetro, abril 2016).

Henrique Capriles también tuvo la misma lectura y en una jugada propia, anticipó a toda la coalición opositora (incluyendo a su propio partido) proponiendo la política del referendo revocatorio. La jugada de Capriles no solo fue un “decir”, sino que tal maniobra fue acompañada de una campaña de comunicación y giras a diversos ciudades del país para avanzar en su proceso de reinvención después de los traspiés sufridos en el pasado reciente y que aún lo atormentan. Su propuesta fue finalmente la que se impuso. Su final no fue lo que planeó.

En ese curso, las elecciones regionales para escoger gobernadores pasaron a un segundo o tercer plano.

Sin embargo, es probable que nada de lo anterior fuese lo más importante de cuanto sucedía para ese entonces. Lo más relevante y que estuvo fuera del ojo de la opinión pública eran las conversaciones que se dieron entre actores muy relevantes del chavismo y de la oposición. No me refiero al opaco diálogo que empezó en República Dominicana a mediados de año y que se provoca fundamentalmente por la operación de Rodríguez Zapatero y UNASUR, sino a una serie de encuentros bilaterales entre altos dirigentes de la MUD y el chavismo, que a la luz de los acontecimientos posteriores, no llegó a nada. Es probable que el chavismo (o específicamente esos actores) no percibiera en ese momento en la oposición una ruta clara que les ofreciera rebajar sus costos de salida.

La “Hoja de Ruta”, llamada también la “Ruta de las Hojas” (enmienda, constituyente, renuncia y revocatorio), terminó en un proceso de decantación que nos llevó al revocatorio como propuesta única, pero por el mismo empeño de “evitar el conflicto”, nos metió en el campo minado de aceptar unas condiciones completamente absurdas impuestas por un cuestionado reglamento del CNE: recoger firmas (constitución de una agrupación), para poder recoger firmas (1%), para finalmente recoger más firmas (20%). La aprobación más temprana de una Ley Orgánica de Referendos quizás le hubiese dado más sentido a la lucha o bien, hubiera dejado en claro mucho más temprano, que el Referendo Revocatorio no procedería y la energía se hubiese enfocado hacia otra salida. Pero eso es futurología del pasado…

Oportuno también es decir que esa ruta, también forjó una épica ciudadana que superó todos los obstáculos procedimentales. Sería mezquino no reconocerlo. En curiaras, saltando árboles o desafiando al poder, los venezolanos salieron a manifestar su impresionante voluntad de cambio político. En paralelo, la “voluntad revocatoria”, se hacía más y más grande llegando a calcularse que prácticamente 11 millones de personas estaban completamente dispuestos a remover a Maduro por vía electoral. En mayo, algunos países en la OEA y apuntalados por la valiente actitud de Luis Almagro, también se desarrolló una maniobra de presión internacional con el tema de la Carta Democrática, que hoy, al parecer, ya se nos olvidó. Preferimos a Zapatero. Y Zapatero siguió viajando a Venezuela sin descanso.

Entre agosto, septiembre y octubre la política opositora se centró en impulsar el Referendo Revocatorio con una agenda de marchas y concentraciones que aunque no contó con la frecuencia y la escalada que algunos deseaban, definitivamente sí movilizó a millones de personas en las calles. Aunque había señales clarísimas que el CNE no haría el Referendo en 2016, el clímax de esta historia llegaría en octubre, cuando ya no había más excusas para postergar la recolección del 20% y que en la práctica hubiese sido un Revocatorio en sí mismo, pues al menos ocho millones de personas declaraban que estaban absolutamente dispuestas a firmar.

La temida decisión llegó: el 20 de octubre varios tribunales estadales controlados por gobernadores del chavismo abortaron la recolección de voluntades.

Se quiso evadir, pero el conflicto llegó.

Lo que muchos predijeron —sin desearlo— se consumó: se suspendió de facto el derecho al voto. No solo por el Referendo, sino por unos comicios para escoger a gobernadores que fueron postergados para 2017. El argumento central del chavismo es que no puede haber elecciones en medio de esta crisis económica, pero la verdad es mucho más sencilla: no puede haber elecciones mientras no se puedan ganar. Simple, pero duro. Maduro y los gobernadores decidieron que ninguno se mediría y que todos permanecerían en sus puestos al costo que fuera. Y los costos terminaron no siendo tan altos.

La primera reacción de la Unidad, luego de varios días de mucha tensión interna fue desconocer la medida, plantear una ruptura constitucional y una recuperación de la democracia en las calles. Aún cuando se tardó mucho en reaccionar, privó la sensatez y se llegó a un acuerdo entre todos los factores, luego de consultar a muchos sectores. El choque de trenes —y no de poderes— se veía inminente.

El 26 de octubre, en la última concentración política del año, la Oposición puso toda la carne en el asador: decidió “enjuiciar” políticamente a Maduro, afirmó que el hilo constitucional estaba roto y anunció que procedería a marchar el 3 de noviembre hasta Miraflores para exigirle su renuncia. En una tarima improvisada en Altamira se dijeron cosas que hoy se niegan, pero ahí están grabadas.

Me quedan pocas dudas que al minuto siguiente de haber proferido estas “amenazas” una vez concluida la movilización, la dirigencia opositora buscó la manera de desconvocarlas. ¿Por qué? Hay al menos dos hipótesis: o nunca estuvieron convencidos de hacer lo que dijeron que iban a hacer, o simplemente no saben o no quieren hacerlo. Todo terminó en un diálogo un domingo 30 de octubre que simplemente desactivó el único activo en el haber opositor para lograr sus objetivos: la presión popular de calle para poder votar. Dimensiones que no son excluyentes, sino absolutamente complementarias. La narrativa no pudo ser más adversa: se dejó de hablar del aborto del Revocatorio y en su lugar la coyuntura se basó si algunos partidos se sentaban a esa mesa o no. El resultado, más que obvio: Miraflores —y Maduro en particular— ganaron el tiempo que deseaban para llegar a 2017.

Lo demás, ya ha sido suficientemente discutido. La oposición despertó de su sueño y tuvo que enfrentar la realidad: se acabó (al menos por el momento) la competencia electoral y no hay una estrategia suficientemente aceptada y compartida por todos los actores para seguir adelante de otro modo, en otros terrenos. La MUD es una estructura electoral y fuera de ese ámbito, no sabe (aún) cómo responder y actuar.

Para quienes deseaban cambio y pensaban que 2016 era el año, todo terminó en desconcierto, desmovilización y desmoralización en medio de un diciembre desolador, que solo nos hizo recordar las razones de fondo del por qué de una lucha ya muy larga.

III

2017

Ya es un lugar común demasiado odioso decir que 2017 será un año tremendamente difícil, pero necesario es repetirlo. Una y otra vez. Ese es el contexto específico en el que se desarrollarán los hechos y se constituye como el punto de partida. Nada indica que las condiciones económicas o sociales vayan a mejorar, sino muy por el contrario a empeorar. En otras palabras, el malestar y la conflictividad convivirán con nosotros desde el principio.

En ese marco, Maduro —y el sistema que encabeza— llega a su quinto año con una vocación aún más autocrática y que a todas luces parece intentar avanzar más rápido de lo que puede, aprovechando la coyuntura y la parálisis. Los cambios en el currículo educativo, la vuelta de tuerca adicional al control sobre los pocos medios independientes y la reintroducción del sistema de inteligencia social, son tan solo tres de ejemplos de cómo en el caos, se intenta fortalecer el régimen socialista; mientras en la otra acera, hay un país empobreciéndose y debilitándose aceleradamente que reniega de esos cambios pero que aún no se opone organizada ni articuladamente. Tampoco es de extrañarnos que en este proceso de avance oficial veamos un ejercicio de “purga” contra algunos sobre los que hoy hay sospechas de deslealtad para producir el efecto de parálisis sobre aquellos que pudieran querer abandonar las filas.

Más allá de estos breves comentarios, el entorno sugiere la existencia de al menos tres incertidumbres que de acuerdo a su comportamiento (y a cuál dirección tomen), podrían configurar cómo viviremos la política en este año que apenas comienza: 1) la tensión social, 2) la cohesión de la coalición oficial y 3) la articulación opositora.

La tensión social

Desde hace rato estamos escuchando el crujido. No sabemos exactamente de dónde proviene el sonido, pero luce que la olla de presión podría no aguantar mucho más, ya que la única válvula de escape que había (una consulta electoral que generó esperanzas) fue tapada. Mientras, la presión se sigue acumulando sin parar. ¿El venezolano explotará? Soy de los que piensa que eso no es parte de un pronóstico, porque ya viene ocurriendo desde hace rato, de otro modo, en una escala y forma distinta. Todos tenemos en la cabeza el referente del 27 de febrero de 1989 y creemos a que eso se debe parecer lo que podría suceder, pero lo cierto es que en el país ya se han suscitado hechos de igual gravedad durante 2016. Un ejemplo muy concreto: Cumaná en el mes de junio.

Hay algo que no debemos perder de vista. Pudiera ser una casualidad y tener muchas explicaciones desde otro ámbito, pero llama poderosamente la atención que durante los meses en los que el revocatorio o no existía o no se había asentado bien en la dinámica política, los saqueos (o intentos de saqueos) crecieron a un ritmo muy preocupante: según el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social de una cifra de 23 en enero, llegamos a 162 hechos de este tipo en junio. Sin embargo, después de mediados de año —justo cuando el referendo toma mayor cuerpo— comienza a descender hasta llegar en octubre a los niveles de comienzos de año.

¿Es una casualidad que después de cancelarse el Revocatorio y provocarse el caos monetario de fin de año reaparezcan con mayor fuerza los disturbios y saqueos? Sin duda, las decisiones asumidas en cuanto a custodia de los canales de distribución de alimentos, el aumento de la represión y la implementación limitada pero en aumento de los CLAP tienen un poder explicativo, pero lo que vimos en Guasdualito, Maracaibo y sobre todo en Ciudad Bolívar, me hace pensar que hay una estrecha correlación entre el ánimo de la gente y su determinación a salir a las calles a protestar y perpetrar hechos vandálicos.

No hay nada que indique que esa tensión disminuirá, pero lo que no sabemos es adónde nos conducirá su exacerbación. Hay quienes piensan que ese estallido —de grandes y cataclísmicas— proporciones nunca ocurrirá porque el “miedo a repetir 1989” inhibe a los venezolanos que sufrieron la brutal represión de la época y simultáneamente, poco a poco nos estamos acostumbrando al control social impuesto desde el poder y las únicas energías que quedarán serán para la supervivencia, no para la sublevación. Pero la misma dinámica se ha venido encargando de decir que todavía hay energías para desafiar esos temores. El miedo a la represión no pareció haber intimidado a la gente que protestó violentamente, particularmente a finales del año. Allí están los hechos.

Para noviembre de 2016, el 31% de los venezolanos declaró estar muy dispuesto a salir a protestar contra la escasez de alimentos, el alto costo de la vida o la inseguridad; casi el doble de quienes afirmaban lo mismo para mayo de 2015, aunque este número estuvo bordeando el 40% en julio. Algunos analistas afirman que esta disposición sigue siendo demasiado baja para que pueda hablarse de masa crítica, a mí me parece que hablar de siete millones de personas es demasiado. Más allá de todo esto, si eventual y lamentablemente esta reacción popular terminara ocurriendo, que eso signifique necesariamente un cambio político es una historia totalmente distinta, porque esa expresión necesitaría estar dotada de una conducción, que de existir, no sabemos hacia dónde querrá inclinar la balanza.

Todo indica que estos hechos seguirán ocurriendo y que la tensión social se mantendrá en aumento, fungiendo como un catalizador del proceso político. Solo quiero recordar esto: cuando empezamos a creer que los saqueos ya estaban quedando atrás, volvieron con más fuerza y virulencia.

La cohesión de la coalición oficial

Es el tema del que más se habla en los mentideros políticos. Esa discusión básicamente se reduce a si el chavismo se mantendrá unido o no y si esa eventual desunión permitirá una transición —quién sabe si democrática o no— porque no necesariamente un cambio político significa que será democrático y/o civil. Maduro logró superar el 2016, pero dentro de muy pocos días se garantiza constitucionalmente en principio que su salida no arrastre consigo a todo el chavismo.

Me refiero por supuesto al umbral del 10 de enero.

Existen algunos indicios de que varias facciones están operando en este sentido, pero más cierto aún es que un Maduro en apariencia un poco más atornillado que antes dará la batalla para que esto no se materialice, aunque eso signifique sacrificar a algunos camaradas. Y al parecer eso ya está sucediendo y nos enteraremos pronto.

Otra señal muy evidente es que Diosdado Cabello está haciendo una campaña de alcance nacional y se está preparando para asumir un nuevo rol. Todavía no queda claro si es para disputarle el poder en lo inmediato a quien hoy ejerce la primera posición, pero su antagonismo está muy claro desde el 8 de diciembre de 2012, aunque siempre comunique públicamente lealtad y unidad.

Al interior de la coalición hay facciones que temen por su estabilidad y que piensan que Maduro está destruyendo el piso político del proyecto, pero tienen tiempo diciendo eso y el temor a perder el poder los ha mantenido unidos y los costos de represión han sido relativamente bajos, por no decir muy bajos. Así resolvieron 2016: no hay elecciones ni para Maduro ni para los gobernadores, ¿seguirán manteniendo esa fórmula?

Hoy, la coalición se mantiene más o menos en la misma forma que tiene desde 2013. Los enormes incentivos económicos (léase corrupción) y los altos costos de salida los mantienen más unidos que separados. Nadie importante de ninguna facción —con la excepción de Miguel Rodríguez Torres— ha dado un primer paso para que ese equilibrio se caiga, o al menos cambie. En términos políticos, las primeras semanas del año nos dirán si hay o no un pugilato interno, una purga, o bien, el mantenimiento del status quo.

La articulación opositora

Como ya fue relatado, 2016 empezó exultante para la MUD pero el comienzo de 2017 no podría ser más sombrío y difícil. Mientras esto se escribe, hay una discusión interna para acordar unas nuevas reglas de juego y aún es una incógnita si los rostros visibles de la alianza opositora se mantendrán o habrá un refrescamiento. No pareciera muy probable que haya una reestructuración a fondo ni que los principales partidos cedan su poder de decisión, pero lo que sí es verdaderamente incierto es si la nueva estrategia que propondrán será comprada y acompañada por sus seguidores. Las tensiones internas se mantienen y en el fondo, el problema sigue siendo el mismo: no hay una estrategia política que aglutine todas las visiones, en particular de las tres más importantes.

Todos tienen un juego propio y ninguno parece ceder o cooperar en función del juego del otro. Por un lado partidos como Primero Justicia y Acción Democrática (con distintos matices) siguen creyendo que lo correcto es llegar hasta el 2018 con la mayor cantidad de poder acumulado (léase diputaciones, gobernaciones y alcaldías) mientras los costos políticos de la crisis económica los paga en su totalidad el chavismo. Otra corriente en la que se inscriben Voluntad Popular, Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo creen en una estrategia fundamentalmente de calle para producir un cambio lo más rápido posible. Finalmente, un factor como UNT parece que lucha más para garantizar sus espacios en el Zulia (al costo que sea) y eso le ha ganado hoy graves acusaciones de colaboración con el régimen. ¿Unidad?

Hablar de la Oposición a secas, muchas veces es un error. En principio, una cosa es hablar de la dirigencia opositora que hoy tiene profundos desencuentros y trabaja arduamente para superarlos y otra, son sus seguidores. Los “opositores de a pie” son la mayoría política del país (53%) y sus actitudes y valoraciones están más que claras y luciendo muy compactas: el 98% percibe como negativa la situación del país y el mismo porcentaje evalúa negativamente a Maduro (siendo un 97% el que se pronuncia por su salida inmediata). El 91% de este segmento cree que vivimos bajo una dictadura, el 94% que su derecho a elegir ha sido violado y un 80% está dispuesto a protestar en las calles. Un 57% de ellos piensa que hay que desconocer a Maduro. Como bien podrían decir dirían varios analistas que a veces pecan de superficiales, los opositores se han “radicalizado”.

Entre estos mismos opositores, siete de cada diez quieren ver a su dirigencia luchando por un cambio y el 62% considera que fue desacertado la decisión de suspender el “juicio político” y la marcha a Miraflores. Ellos creen en un 87% que la oposición tiene la capacidad de gobernar a Venezuela y todavía para finales de noviembre, dos tercios (66%) creían que la MUD está bien enrumbada, una cifra que podría descender en la medida que el tiempo transcurra y no pase mayor cosa en términos de cambio político. Si las cosas siguen por donde van, no parecería extraño que pudiera haber un divorcio entre dirigentes y dirigidos y que la articulación opositora en el corto plazo luzca más baja que alta.

En las próximas horas la Asamblea tendrá un nuevo presidente, Julio Borges, y casi en simultáneo sabremos cuál es la nueva dirección que se propone tomar la coalición opositora. Borges ha declarado que insistirá en un paquete de leyes económicas y sociales que aunque lógico y necesario, no parece realista ni apropiado para el momento actual después de todo lo que ya sabemos que ha ocurrido en los predios parlamentarios. Ya bien lo dijo el Secretario General de La Causa R, José Ignacio Guédez: “La mejor medida económica que se puede implementar es la remoción constitucional de Nicolás Maduro”. La opinión pública lo acompaña.

Más allá de eso, lo que luce como una verdad a leguas es que la oposición intentará retomar a como dé lugar su horizonte electoral. Esa es su mayor fortaleza, es el tablero que más cómodo le sienta y lo más importante y que debe ser la piedra funcional de la lucha: hay que rescatar el voto. Sin embargo, su adversario parece que ya ha perdido ese tipo de escrúpulos y no le cuesta mucho avanzar sin convocar nuevos comicios, o al menos, unas elecciones como a las que estamos ya acostumbrados.

Vienen en camino nuevos desarrollos en los que conoceremos si el oficialismo está dispuesto a convocar unas elecciones para perderlas o si bien, las convocará pero en el mejor estilo nicaragüense, con un nuevo software apenas puesto en desarrollo hace algunas semanas en esa nación centroamericana: las celebro, pero ningún opositor de relevancia puede participar. Ya en Venezuela conocíamos a las inhabilitaciones como un arma para escoger a los contendores, pero todo pudiera sofisticarse hasta llegar a la ilegalización de los partidos políticos, incluyendo a la MUD (hoy el único al que se le permite legalmente participar).

Mientras tanto, si alguien quiere saber cómo van las elecciones convocadas para junio, pregúntese por el cronograma electoral… Aún no publicado.

Breve epílogo

Aún hay más incógnitas cuyo despeje bien podrán ayudar más la comprensión de nuestro futuro político inmediato. Ya finalizando este escrito, se sabe que está planteada una jugada del oficialismo para impedir la escogencia de la nueva directiva de la Asamblea e incluso impidiendo su funcionamiento, anclada en la figura del desacato. No pareciera una acción necesaria para el chavismo cuando ha logrado tanto por la vía de maniatar vía TSJ, sin embargo la figura del Parlamento Comunal sigue ahí amenazante y como una señal de que la radicalización mencionada arriba, estaría en pleno desarrollo.

Hay una gran interrogante, que no solo nos atañe a los venezolanos sino que es de orden global. Me refiero al ascenso de Trump al poder. Aunque nos guste o no, ese es un factor importante porque desconocemos cuál será la actitud del magnate hecho presidente con respecto a Venezuela. Así como en Taiwan o en China hay grandes inquietudes, para nosotros será cuestión de poco tiempo saber si seremos ignorados, si Trump asumirá una política frontal contra el régimen venezolano, o bien si su cercanía con Putin reforzará las posiciones del gigante ruso en el complejo entramado geopolítico, incluyendo las que tiene en nuestro país. El nombramiento de Rex Tillerson como Secretario de Estado hace lucir de momento a la tercera opción como la más probable. Pero nadie sabe…

El famoso diálogo luce exangüe. A punto de perecer. Pero bien podría suscitarse un nuevo episodio para conocer más y mejor sobre cuáles son las verdaderas posiciones dentro de la MUD. Algunos insistirán en continuarlo y eso dirá más de ellos, de lo que esperan del proceso de conversaciones.

Nada fácil lo que viene. Difícil de ver es. El futuro siempre en movimiento está.

Fuente: http://prodavinci.com/blogs/dificil-de-ver-es-siempre-en-movimiento-el-f...

 20 min


Alberto Hernández

Crónicas del Olvido

1

Muchos fueron los eventos que se desprendieron de aquel ya lejano 21 de agosto de 1968. Muchos fueron los acontecimientos que cimbraron el mundo y lo colocaron en una suerte de balanza, en una especie de cálculo vital en procura de un equilibrio que tardaría unos años más para despejar el camino hacia las libertades públicas e individuales, secuestradas por el “socialismo real” impuesto por Stalin y sus perros rabiosos instalados en el Pacto de Varsovia.

Todos estos hechos del 68 incidieron en nuestros golpeados pueblos de América Latina, hundidos en dictaduras, unos, y otros en la línea de flotación de frágiles procesos democráticos, los cuales se fundieron con la molestia provocada por las tropas rusas cuando penetraron en la hermosa ciudad de Praga, envuelta en la “Primavera” creada por el primer ministro Dubček y celebrada por todo el mundo civilizado.

Venezuela no fue la excepción. Ese año —y el que le siguió— destacaron en una efemérides, que recuerda el nacimiento del libro “Checoslovaquia. El socialismo como problema”, editado por el sello “Domingo Fuentes” en una Caracas aún respirable, con aires campechanos y muchos de los techos rojos que la hacían la Sultana del Ávila.

En efecto, el libro de Teodoro Petkoff iluminó el campo minado de la política venezolana, toda vez que se encargó de vitalizar la discusión en el campo de la izquierda nacional. Petkoff, militante del Partido Comunista de Venezuela, abrió las espitas para que se hablara de un “socialismo con rostro humano”. De esa experiencia, de ese ensayo, nació posteriormente la organización bautizada con el nombre de Movimiento al Socialismo. Pero antes sucedieron muchas cosas que aún resuenan en nuestros oídos.

2

200 mil soldados y 5 mil tanques del Pacto de Varsovia invadieron el país. La emoción provocada por los cambios que Alexander Dubček había impulsado desde el 5 de enero de 1968 quedó grabada en las mentes de los jóvenes que voceaban las consignas contra la represión. En ese marco nace “Checoslovaquia. El socialismo como problema”, del economista, y militante comunista para la época, Teodoro Petkoff, quien abrió una discusión cuyo punto de origen estuvo en esa remota ciudad europea, agredida por los partidos comunistas, con la excepción del de Rumania. La buscada independencia de los checos y eslovacos fue duramente golpeada por los líderes soviéticos, quienes —sin querer— anunciaron que la Guerra Fría también podía ser arrasada por las fuerzas antes apagadas por la propaganda oficial. Se anunciaba, entonces, un “socialismo con rostro humano”, fondo también del libro de Petkoff, quien dividió las opiniones de la izquierda venezolana y partió por la mitad la poca argumentación de un PCV desleído. Así, nace el MAS y una nueva manera de ver el mundo.

En el prólogo para la edición de Monte Ávila Editores de 1991, Petkoff afirmó: “Personas de distintas franjas del espectro político nacional, buena parte contemporáneos del autor, pero también muchos jóvenes curiosos, aprovechan cada episodio de los que vertiginosamente se producen en el mundo comunista, para recordar la que alguno de ellos denominara ‘esa notable anticipación’, y para inquirir por la posibilidad de una reedición”.

Esa “notable anticipación” es lo que hace relevante el libro del político y pensador venezolano. Precisamente porque rompe el claustro de aquella izquierda anquilosada, vieja, anacrónica, repetitiva, aduladora y convencida de que en Moscú estaba el paraíso, como otros aún “creen” que se halla en Cuba.

Venezuela fue un verdadero revuelo de ideas. Petkoff se llevó parte de la juventud mejor dotada. Crea una organización y favorece la discusión para la invención de una izquierda democrática, sí, “con rostro humano”. Es decir, “la idea de un proyecto socialista alternativo al burocrático policial y totalitario que desde la URSS se había extendido a todo el llamado “campo socialista” —que luego comenzó a ser denominado “socialismo real” y que para el ciudadano común era, simple y llanamente, “el comunismo”.

No en vano el autor de Checoslovaquia. El socialismo como problema (*) llegó a decir que “la tragedia checoslovaca constituye un hito miliar en la larga historia de la teoría y la práctica del socialismo y del cambio revolucionario”.

3

Mientras tanto, Cuba insistía en la locura soviética. Pocos años antes, la crisis de los misiles la había convertido en protagonista de la misma estupidez llevada adelante por el Comité Central del PCUS. Nada, la isla de Fidel Castro estaba sometida a los designios de los dinosaurios de Moscú, razón por la cual —atendiendo a los rigores de la Guerra Fría— intentaba extender por Suramérica y parte de África una experiencia a todas luces fracasada, una dictadura que se había quedado sola en el concierto de las naciones. Mientras tanto, volvemos, en Venezuela la mayoría de la militancia comunista tomaba otros rumbos. En ese interregno, dos años después, se dieron los hechos de los intelectuales cubanos, la llegada al poder de Salvador Allende y el arribo del escritor y diplomático Jorge Edwards a la isla como embajador de Chile en esa desportillada nación caribeña. Comenzaría otra experiencia con claro origen “checo”, toda vez que los protagonistas no podían despegarse de las esperanzas creadas por Dubček y por aquellos jóvenes cuya primavera aún resuena, pasados cuarenta años, en los oídos del mundo.

“Persona non grata” es un claro ejemplo de aquellos movimientos que despertaron la política latinoamericana. Jorge Edwards, a raíz de los acontecimientos internos con los escritores de la isla, encarcelados unos, silenciados otros por el aparato policial del régimen. En este clima, donde Fidel, Allende, Neruda, Lezama Lima, entre otros, resaltan en la acción no ficticia, conforman este libro que —sin la menor duda— es hijo de aquellos acontecimientos de Praga que se sembraron en América Latina y el resto del mundo.

El libro fue iniciado en los primeros días de abril de 1971, cuando Heberto Padilla continuaba preso, en lo que parecía el comienzo de una represión en mayor escala contra los medios intelectuales cubanos, y yo, sin que hubiera existido una declaración formal de persona non grata, pero considerado, sí, por primera vez en mi carrera, como persona poco grata e incómoda, acababa de salir de Cuba e iniciaba mi trabajo de ministro consejero en París...”

Estas líneas, tomadas de Persona non grata (Barral Editores, Barcelona, España, 1973), revelan eventos que estaban concatenados: los intelectuales cubanos estaban conectados con los sucesos de Praga y con los de París. El llamado Mayo Francés también había provocado en este lado del mundo un pequeño incendio que se convertiría con los años en un gran incendio ideológico.

A un ya largo trecho de aquellos eventos, en Venezuela se sienten las palabras escritas por Teodoro Petkoff en su ensayo*:

Desde ese momento mismo se abrió un debate que aún no cesa. Las aguas se dividieron entre quienes rescataron, para sí y para el movimiento mundial que contribuyeron a crear, el antiguo nombre de “comunistas”, que alguna vez Marx mismo había utilizado durante un breve período y con el cual había apellidado a su famoso “Manifiesto”, y quienes permanecieron fieles a la tradición evolutiva y electoral de la socialdemocracia occidental...”

La Doctrina Brezhnev dio pie, con la invasión a Checoslovaquia y el atentado criminal contra la Primavera de Praga, a la Doctrina Sinatra, liderada por Mijaíl Gorbachov en los años 80, que cerraría —con la ayuda también de muchos dirigentes políticos y del Vaticano— las puertas del Pacto de Varsovia y el régimen comunista entronizado en parte de Europa. No en vano, el polvo levantado por la caída del Muro de Berlín también tuvo su impulso en aquellos sucesos de agosto de 1968.

(*) Este ensayo de Petkoff fue publicado posteriormente en el tomo “El socialismo irreal”, Editorial Alfa, Caracas, 2007.

(Texto traducido al checo en agosto de 2008 y publicado en Praga, a propósito del 40º aniversario de este hecho que conmovió al mundo).

 6 min