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Opinión

Gregorio Salazar

Aunque la semana pasada cerramos este espacio recalcando la convicción de que en manipulación de electoral desde el oficialismo «toda sorpresa es posible» y que en ese cometido «no habrá escrúpulos», no imaginábamos que la confirmación de esos asertos llegaría con tanta prontitud.

El «desencadenante» vino a mitad del miércoles 15 con la «renuncia» de los tres rectores promovidos por el oficialismo, decisión hecha pública de manera indirecta al ser incluida en el orden del día que la Asamblea Nacional discutiría, como en efecto lo hizo de manera volandera, el día siguiente.

Más se tardó un tartamudeante Francisco Ameliach en fustigar el supuesto tétrico pasado electoral del período democrático que en referirse a la situación del presente. Eso sí, quedó claro que los dos rectores no chavistas también tendrán que salir del organismo aunque no hayan manifestado su interés en renunciar. Están siendo sacados prácticamente a empellones.

El jueves en la mañana los rectores principales y suplentes formalizaron su renuncia con un breve escrito leído por el presidente del CNE, Pedro Calzadilla, ante los reporteros y las cámaras de televisión, lo cual no significa que se tratara de una rueda de prensa, visto que los renunciantes se eyectaron de sus asientos sin dar tiempo a que los periodistas hicieran una sola pregunta. Ninguna explicación convincente, ninguna razón de fondo.

Resultó una nueva demostración del viciado modelo con el que se informa a la nación desde el sector público: tiempo ilimitado para la propaganda delirante y el demagógico pajero intranscendente y una estítica descarga a la hora de tratar asuntos de verdadero interés público. ¿Cuántas interrogantes de peso se quedaron sin respuesta?

Si bien se ha dicho que entre la dirigencia política opositora este giro en la conformación del CNE figuraba como muy probable, no es menos cierto que para el grueso de la población la remoción de los rectores electorales cayó de manera inesperada, sorpresiva y no precisamente con beneplácito.

No puede ser de otra manera, puesto que lo que se visualiza es un CNE con mayor control del sector oficialista y sus aliados, con cuatro cargos, y un solo representante de la Plataforma Unitaria, que ha venido exigiendo al CNE un apoyo más decidido a las primarias del 22 de octubre.

Las primarias han recibido un torpedo en la línea de flotación y será ahora un proceso mucho más difícil de instrumentar. Si la mayoría oficialista del CNE no dio respuestas a las solicitudes de apoyo a la Comisión Nacional de Primarias, mucho menos las darán los nuevos integrantes del órgano electoral, que aún no se conocen ni se sabe cuánto tiempo se tomará la AN para escogerlos. Pero, eso sí, serán más dóciles.

Si en definitiva el rector Roberto Picón quedara fuera del CNE, la oposición perdería su mejor técnico electoral, sin desconocer la idoneidad con la que se ha desempeñado Enrique Márquez. Y a no dudarlo habrá quien plantee, como nuevo dilema, que no se deben postular candidatos opositores al nuevo CNE.

No hay que olvidar que fue gracias a esos rectores, tan poco valorados por sectores radicales, que el país conoció en el 2021 de la victoria opositora en la gobernación del simbólico estado Barinas, cuna del padre de La Destrucción. Hoy se dice que, precisamente, fue el hecho de que Pedro Calzadilla y los otros dos rectores oficialistas no procedieran a la proclamación írrita de Argenis Chávez –algo equivalente al robo de la gobernación de Bolívar a Andrés Velásquez—lo que selló su suerte en esos cargos.

El nuevo CNE, obviamente, no va a ser un organismo equilibrado ni va a generar mayor confianza entre los venezolanos. Vendrá precisamente a lo contrario, si es que esa desconfianza puede ser mayor. Tampoco vendrá a facilitar las primarias que probablemente se terminarán realizando sin su participación.

A pesar de ello, demasiado brutales y temerarias tendrán que ser las nuevas jugarretas del régimen para impedir que el voto soberano de los venezolanos, ejercido de manera unitaria en el 2024, lo defenestre del Ejecutivo, iniciando con ello un proceso de relegitimación de todos los poderes: la reinstitucionalización que ansiamos todos. Las trapacerías de hoy delatan los crecientes temores en lo que les deparará el mañana si la población se decide como un solo hombre a poner fin a este presente de ruina y corrupción.

Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.

https://talcualdigital.com/cne-renuncias-a-empellones-por-gregorio-salazar/

 3 min


Fernando Mires

La democracia como forma de gobierno, pero más: como forma de la política, ha sido y es expansiva y conflictiva. Al haber surgido desde y en contra de ordenes no democráticos, es vista por estos como amenaza. Así ha sido al menos desde su renacimiento premoderno y moderno. Reaparecida tímidamente en la Carta Magna de los ingleses, consagrada constitucionalmente en la revolución norteamericana, expandida militarmente a través de Francia, ese espíritu político nacido bajos las luces de Atenas, ha continuado su línea ascendente, no de un modo vertical, sino zigzagueante. Eso significa que ha habido periodos de auge y otros de repliegue, e incluso de retroceso democrático.

Y bien, aquí aventuraremos la tesis de que en estos momentos nos encontramos en uno de repliegue y, tal vez, de retroceso. Mirando desde una perspectiva macrohistórica, este repliegue y/o retroceso no nos sorprendería si tomamos en cuenta que la línea que lleva hacia la democratización de las naciones ha atravesado dos periodos consecutivos de muy alto ascenso. Uno, después de la derrota de la Alemania nazi, en 1945. El otro, después del derrumbe del imperio soviético, en 1989-1990.

La razón democrática

Para evitar confusiones, debemos precisar que es lo que entendemos cuando hablamos de naciones democráticas.

Como hemos insinuado en otros textos, nos referimos a dos niveles. Uno formal, a saber, la democracia como forma de gobierno y otro más amplio e informal, a saber, la democracia como modo de vida. La forma de gobierno hace alusión a la institucionalización de un sistema de libertades y derechos consagrados por la tradición, por la cultura y por una constitución que rige para todos los habitantes de una nación quienes conforman una ciudadanía, concepto político que postcede al concepto demográfico de población.

La democracia como modo de vida, en cambio, supone un cuestionamiento a todo lo que dentro de una democracia no es democrático, o está dejando de serlo. Para decirlo a modo de ejemplo, las democracias decimonónicas integraban estructuras antidemocráticas en contradicción con la constitución nacional (la esclavitud en los Estados Unidos, por ejemplo). Las de hoy, no tanto. ¿Qué es lo que nos dice el ejemplo? Algo muy simple: la democracia no es un orden establecido sino uno en permanente formación, un orden no estático sino en movimiento. Eso significa que la democratización no termina nunca de ser dentro de una democracia. La democracia es su autoreproducción, o en las palabras que en su tiempo puso de moda Niklas Luhmann, es autopoiética. Lo que era democrático ayer, puede que mañana no lo sea.

La constatación relativa a que sin democratización no puede haber democracia ha llevado a decir a muchos que la única y auténtica democracia es la democracia liberal. De eso no estamos muy convencidos. La razón es la siguiente: El liberalismo es una ideología, y la democracia es un campo de recreación de ideas e ideologías, pero en sí misma, no puede ser regida por una ideología, por muy democrática que sea. De lo que sí estamos seguros, y en eso hay cierto consenso, es que la democracia, para que exista, debe ser constitucional e institucional.

El gobierno del pueblo, esto es, la democracia en sentido literal, solo puede existir en un marco determinado por leyes e instituciones. Visto así, toda democracia es delegativa. Las experiencias históricas parecen confirmar esta afirmación. En cada país donde ha sido intentada una democracia directa o de base (consejos, soviets, juntas) han aparecido feroces autocracias.

La amenaza autocrática

Ahora bien, la democracia, la que conocemos, a la que algunos llaman liberal y otros simplemente constitucional e institucional, se encuentra en estos momentos cuestionada desde fuera y desde dentro de las naciones democráticas. En los términos popularizados por Hungtinton nos encontraríamos frente al avance de una muy alta ola antidemocrática. Todo indica que la historia del siglo veintiuno será signada por esa contradicción mundial, vale decir, por un choque no civilizatorio, ni siquiera cultural, entre movimientos democráticos y movimientos antidemocráticos.

El punto fijo de esa contradicción se ha vuelto evidente con la invasión de la Rusia de Putin a la Ucrania de Zelenski. Por eso, entre quienes hemos condenado sin cesar a la agresión rusa, prima la opinión de que, si bien tuvo lugar en Ucrania, fue una agresión a todo el orden democrático mundial.

Putin, efectivamente, pasó por encima de todos los acuerdos de postguerra, tanto geográficos, militares, políticos. El mismo dejó muy claras sus intenciones, pocos días después de la invasión. En los juegos olímpicos de Beijing, Putin y su colega Xi Jinping, dieron a conocer públicamente una comunicación según la cual ambos permanecen unidos en el seguimiento de una estrategia común: nada menos que la de organizar un nuevo orden mundial.

Un orden que no solo puede ser entendido como económico (los órdenes económicos no se imponen, simplemente aparecen) sino un nuevo orden político, opuesto al occidental, o más directamente, al democrático. Si es que hubo desacuerdo entre ambos megadictadores, ese no está en los fines, sino en los medios.

China, siguiendo sus intereses geoestratégicos, ha manifestado su oposición al empleo de armas nucleares; y con razón: a China interesa la sobrevivencia económica de Occidente aunque solo sea para seguir copiando sus invenciones científicas y tecnológicas, base al fin de su crecimiento global. Y a los comunistas chinos interesa la dominación, no la destrucción del planeta. De ahí que la amistad estratégica de China con Rusia juega ante los ojos de los gobernantes occidentales un papel irónicamente regulador. Hecho que ha llevado a algunos de ellos, Macron y Lula entre varios, a hacerse ilusiones sobre el rol pacificador que podría jugar Xi frente a Putin durante la guerra de Ucrania. Pero se engañan. Xi está tan interesado como Putin en disminuir los principios de la democracia occidental, hoy hegemónicos a nivel mundial.

Para nadie es un misterio que la Carta de las Naciones Unidas es vista desde Beijing como una imposición de la cultura occidental a naciones que provienen de otras tradiciones. Para China, mucho más importante que una democracia mundial, es cementar el principio de la autodeterminación, esto es, que los gobernantes de cada nación puedan cometer los crímenes que decidan, sin exponerse al dictado de injerencias externas. De acuerdo a la visión china, las Naciones Unidas deberían limitarse a ser un simple organismo de consulta. Aunque parezca paradoja, China – dícese comunista – es partidaria de un neoliberalismo geopolítico que permite actuar con impunidad a todos los poderes autocráticos de la tierra.

Desde la perspectiva china, la constante apelación a los derechos humanos en países democráticos es parte de un discurso imperialista destinado a someter culturas milenarias a los patrones culturales occidentales. Recordemos, para poner un ejemplo, que en su última visita a Alemania, el ministro del exterior chino, Wang Yi, sorprendió a la prensa con esta frase: «ustedes tienen a Kant y Hegel, pero nosotros tenemos a Confucio y Lao Tze».

Quería decir que hay que aceptar las diferencias culturales entre las naciones, algo que nadie en Occidente ha puesto en discusión. La ministra alemana Baerbock, sorprendida por su colega chino, se limitó a mostrar su mejor sonrisa. Si ella no conociera la diplomacia, la respuesta obvia habría sido: «lo que nos separa de ustedes no es la filosofía sino dos formas de gobierno, uno que ha sido elegido por un partido y otro que ha sido elegido por la ciudadanía a través del sufragio universal». O también: «uno que no acepta la universalidad de los derechos humanos y otro que piensa que los humanos tenemos derechos por el solo hecho de ser humanos, independientemente de tradiciones, religiones y culturas”.

El histórico abrazo dictatorial de los juegos olímpicos de Beijing, y la declaración conjunta a favor de un nuevo orden mundial, fue confesión bipartita, de que la ocupación rusa de Ucrania es para Putin y Xi, solo una pieza en la avanzada política y militar de las antidemocracias, en aras de la creación de un nuevo orden político mundial bajo hegemonía chino-rusa. En otras palabras, la guerra de invasión no es solo contra Ucrania, ni siquiera contra los EE UU, sino contra el occidente democrático.

Sin especular demasiado, podríamos deducir que la dirigencia política de China ya estaba informada de la invasión a Ucrania antes de que fuera puesta en acción ese fatídico 24-F-22. Justamente por esas razones, los gobernantes más lúcidos del mundo occidental entienden perfectamente por qué es necesario que Rusia no solo no gane, sino, además, pierda totalmente la guerra.

Los tres segmentos de la barbarie antioccidental

Lo cierto es que después de los Juegos Olímpicos, la tarea emprendida por los dos presidentes antidemocráticos, ha sido la de formar un bloque mundial alternativo al bloque occidental, uno en condiciones de disputar a EE UU y Europa, no solo la hegemonía económica, también la política y la militar. De hecho, deben haber comprobado que en el mundo hay una gran cantidad de naciones dispersas, abiertamente opuestas a los EE UU. La mayoría de esas naciones están gobernadas por dictaduras y autocracias. Seguramente por eso, Xi Jinping decidió modificar el discurso mundialista de Mao Zedong, de quién él intenta presentarse como su sucesor histórico.

De acuerdo a la división maoísta, el mundo estaba dividido entre naciones dominantes (incluía a la URSS) y naciones subalternas («aldeas que rodean a las grandes ciudades», en su metafórica expresión). China, según Mao, estaba destinada a convertirse en la nación vanguardia de la revolución anticolonialista y antimperialista mundial. Para Jinping, la división es otra: el mundo, según su óptica, está dividido en dos bloques: las naciones occidentales conducidas por Estados Unidos y Europa y las naciones antioccidentales, conducidas por China. Que esta sea la misma división que hizo Biden, entre democracias y autocracias, evita mencionarlo Xi. Como todos los dictadores, Xi y Putin piensan que el colmo de la democracia es la que ellos representan en sus respectivos países.

China y Rusia, o mejor, Rusia bajo dirección de China, intentan perfilarse como naciones directrices de la contrarrevolución anti- occidental –léase antidemocrática– de nuestro tiempo. Para facilitar la explicación de esta tesis, parece ser conveniente dividir provisoriamente el bloque de apoyo antioccidental, en tres grandes segmentos.

  1. Las potencias económicas y militares de segundo rango, sobre todo Corea del Norte, Irán, Siria
  2. Las naciones no-occidentales pero tampoco (todavía) antioccidentales, como son India, Sudáfrica, Arabia Saudita, y Brasil
  3. Las naciones pobres gobernadas por regímenes autocráticos o simplemente por democracias precarias, como son gran parte de las naciones africanas y una parte fluctuante de las latinoamericanas.

El primer segmento es el núcleo duro sobre el que reposa el eje chino-ruso. Se trata de naciones dominadas por gobiernos que han hecho del antioccidentalismo una profesión de fe, una doctrina e incluso, en el caso de Irán, una guerra santa.

Fue Putin, antes de Xi, quien descubrió la posibilidad de agrupar a las naciones islámicas en una orientación antioccidental.

Eso sucedió el año 2013, cuando aprovechando el trauma norteamericano que dejó la intervención en Irak, y nada menos que en nombre de la guerra en contra del terrorismo internacional, desató una guerra a muerte en contra de las organizaciones para-democráticas surgidas en Siria durante la llamada «primavera árabe». Esa estrategia denominada «de tierra arrasada» sería puesta después en práctica en la invasión a Ucrania.

La guerra en Siria fue una invasión colonialista de Rusia a Siria, llevada a cabo ante la complacencia de los gobiernos occidentales. Como resultado Siria pasó a convertirse en un condominio colonial ruso. Años después, China, mediante la aplicación geopolítica de su poder económico, se encargaría de mediar entre Siria y el resto de las naciones de la región, reintegrando a la dictadura de al-Assad en la Liga Árabe. El hecho de que al-Assad fuera recibido con los brazos abiertos por el príncipe Mohammed bin Salman de Arabia Saudita hay que ponerlo en la cuenta positiva de la política internacional china.

Las naciones islámicas, incluyendo a Turquía, hasta hace poco trenzadas en guerras hegemónicas (la más cruenta, la de Yemen, será negociada con Arabia Saudita e Irán con patrocinio chino) están siendo convencidas por China de la necesidad de posponer sus sangrientas diferencias y unirse bajo el amparo de un mismo techo. De más está decir, ese techo es China.

En fin, tanto para Putin como para Xi, ha llegado la hora de formar en el mundo islámico una especie de comunidad religiosa-militar, radicalmente antioccidental, bajo la protección económica de China y militar de Rusia.

Los EE UU ya han perdido su hegemonía política sobre Arabia Saudita, y probablemente por sobre todos los potentados petroleros de la región. Una muestra más de que Occidente sufrirá esta y otras pérdidas en el curso de la confrontación en contra del eje chino-ruso. Putin por su lado podría cumplir una parte de su utopía, la de arrebatar a Occidente el espacio clientelístico que había ejercido la URSS sobre el despótico “socialismo árabe” (Irak, Yemen, Libia, Sudan y Egipto) pero esta vez, bajo conducción de China y de Rusia.

Con respecto al segundo segmento, formado por ese grupo anodino configurado por las naciones mal llamadas emergentes, Xi Jinping aprovecha la irreversible dependencia económica y financiera en que han caído algunas naciones con China, para ordenarlas políticamente bajo su batuta. La idea de un Club de la Paz, formada por potencias emergentes bajo dirección china, destinada aparentemente a servir de mediación entre Occidente y Rusia en la guerra a Ucrania, no persigue otro propósito que sustraer a “países intermedios” de la órbita política occidental. Primero, económicamente. Segundo, es el paso actual, diplomáticamente.

El intento de maquillar políticamente a gobiernos como el de Maduro, llevado a cabo por Lula en la cumbre de Brasilia, hay que entenderlo como parte de un proyecto de unificación geopolítica de connotaciones continentales, en el marco que da lugar a la formación de un nuevo orden político bipolar. Que después de Brasilia, Maduro apareciera en Arabia Saudita abogando por un nuevo orden mundial, muestra el nivel de organización alcanzado por el bloque autocrático en formación. La estrategia, evidentemente, es ampliar la zona de influencia de China en América Latina, más allá de las tres naciones antidemocráticas (Cuba, Nicaragua y Venezuela) en un tercer segmento, formado por las naciones más pobres, que son también las que poseen las estructuras políticas más precarias. Frente a ese segmento, Xi Jinping se nos vuelve «tercermundista» e, incluso, maoísta.

El caso de una pobrísima Honduras, rompiendo ridículamente con Taiwan (que no es una nación jurídica constituida) puede parecer muy tropical, pero en cierto modo revelador de una predisposición antinorteamericana, cultivada durante años por las elites de la región.

En el contexto sudamericano resulta útil observar el caso de Brasil, nación que pertenece al segundo y al tercer segmento a la vez. Desde mucho antes del segundo gobierno de Lula, Brasil depende más de la economía china que de la norteamericana y, en general, de la occidental. El rol conferido por Jinping a Lula parece ser el de agrupar a la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, en la órbita de los “países neutrales”. La fuerte predisposición ideológica antinorteamericana de la que hacen gala (no solo) las izquierdas latinoamericanas, puede facilitar esa misión. El galeanismo como ideología, ha sobrevivido a Galeano. Asumir el rol de víctimas, tiene como efecto adicional, absolver a las clases políticas latinoamericanas de todas las barbaridades que han cometido y seguirán cometiendo.

Pero esta historia no ha terminado

En breve, el Occidente político, desde la invasión a Ucrania, se encuentra amenazado. Esto no significa caer en predicciones catastrofistas, al estilo de las de Spengler, Toymbee y Huntington. Significa simplemente aceptar que estamos frente al aparecimiento de un nuevo orden político antidemocrático y mundial, y que en el curso de su conformación, Occidente deberá pasar a la defensiva.

Hay momentos ofensivos y hay momentos defensivos. Vivimos una historia cuyo final no puede predecirse. No existen leyes universales que prefijen el futuro. Puede ser que la imaginación occidental no esté agotada. Occidente sigue siendo el punto de partida de diferentes transformaciones a nivel mundial. La revolución democrática iniciada una vez en Estados Unidos y Europa, continúa su marcha. Pero no solo las relaciones sociales siguen democratizándose, también las que dicen relación con la corporeidad y la intimidad. Las brechas que separaban a los sexos, y a las formas del ser sexual (géneros), están siendo cerradas.

En los espacios científicos y tecnológicos, artísticos y culturales, Occidente sigue siendo vanguardia. A todo esto agrega una revolución energética cuyas consecuencias a nivel mundial todavía no son predecibles. Las innovaciones en la energía eólica y solar, por nombrar solo a dos rubros, tendrán impactos en naciones que apostaron todo su crecimiento a una economía basada en la explotación de la energía fósil. Muchas de esas naciones son regidas hoy por gobiernos autocráticos.

Cierto es que existe un fuerte resentimiento antioccidental -muchas veces entendible – incluso dentro del propio Occidente. Pero también es cierto que la mayoría de los jóvenes en los países antidemocráticos quieren ser, o llegar a ser, occidentales, y no solo en los ámbitos del consumo catarro, como imaginan los gobiernos autoritarios. Occidente es mucho más que McDonald. Así lo han comprendido algunas dictaduras.

Cada mujer que lucha por el derecho a no usar un velo es una enemiga occidental en el Irán de los ayatolas. Cada gay apaleado en las calles de Moscú, es un enemigo occidental en la Rusia de Putin. Cada estudiante o intelectual disidente enviado a prisión, es un enemigo occidental en la China de Jinping.

Y quizás hay algo aún más importante. Mientras en los países antioccidentales existe un enemigo llamado Occidente, en ese no-lugar virtual llamado Occidente, no existe ningún enemigo llamado Oriente. En los países occidentales, Oriente no es más que una noción geográfica, nunca una unidad geopolítica o cultural. Para los gobiernos antidemocráticos, en cambio, Occidente es un enemigo político y militar al que hay que derrotar y someter. Pero fuera de eso no los une nada más. Si desaparece el odio antioccidental, volverán a ser enemigos entre sí.

Occidente, en fin, no está en guerra en contra de ningún Oriente. Más allá de ser una noción geográfica, Oriente no existe como unidad política. Mucho menos como un modo de vida. Y al fin y al cabo, nadie puede ser derrotado por un enemigo que no existe. Hasta para ser antioccidentales, los enemigos de «la sociedad abierta» (Popper), necesitan de Occidente.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

 14 min


Carlos Raúl Hernández

Entre los totalitarismos de “derecha” e “izquierda” del siglo XX, hay demasiados claro oscuros que dificultan diferenciarlos y la teoría académica, en ocasiones inventa diferencias radicales entre ellos. Eso no corresponde a la realidad sino a la orientación política o ideológica de los autores para concluir que hay totalitarismos malos (Hitler) y totalitarismos buenos (Stalin). Algunos incluso niegan que la categoría misma de totalitarismo sea válida, para no afectar sistemas políticos de su agrado. Aunque no podemos aquí adentrarnos en esta controversia, las investigaciones conducen a la siguiente hipótesis: entre nazismo y comunismo es difícil hallar diferencias institucionales o éticas y más bien tienen demasiados puntos en común, que se ignoran deliberadamente. Gracias a la obra del insospechable historiador marxista Isaac Deutscher sobre la revolución soviética, y del no menos monumental británico Alan Bullock sobre el nacionalsocialismo, puede concluirse que son hermanos gemelos. La diferencia consiste en que uno murió trágicamente en la segunda guerra por el suicidio invasor de Hitler y el otro 40 años después, de muerte natural.

Pero si Trotsky y su ultrosa revolución permanente se impusieran a Stalin y al socialismo en un solo país, probablemente la URSS hubiera corrido suerte parecida. Solo sé de horrores en ambos totalitarismos sin virtud y no veo diferencias entre los que murieron en genocidios o torturas a nombre de la raza superior y los que lo hicieron a manos de conserjes de la clase obrera. El laborioso estudio de Ernst Nolte sobre el fascismo italiano, enseña que Mussolini fue apenas un primo de la familia integrada por Hitler, Stalin, (Mao, Pol Pot, Fidel). Hace ya algún tiempo me convenció de eso un trabajo de Francesco Filippi quien paradójicamente hace un gran esfuerzo para incluir a Mussolini en las grandes ligas del crimen político sin lograrlo, -no sé si llega a Triple AAA- titulado irónicamente Mussolini hizo también cosas buenas. No logro ubicar “dictadores buenos”, pero Il Duce termina pareciéndose más bien a Vargas, Perón o Velasco Alvarado y no corre en las 500 millas de Indianápolis con los mencionados. En la segunda década del siglo XX es el ascenso del ogro antidemocrático bifronte de izquierda y de derecha, el bolchevismo internacional, el fascismo-nacionalsocialismo, con varias paradojas.

Una es que se identifican a Hitler y Mussolini bajo el termino fascismo, aunque son diferentes y otra es que el “escuadrismo”, la política en manos de aporreadores de calle, la practicaban entonces por igual la izquierda y la derecha revolucionarias y era “lo normal”. Durante el ascenso nazi había unos cinco millones de militantes armados y uniformados sueltos en las calles, los freikorps: el Frente Rojo de Combate, la Liga de Lucha, la Orden de los Jóvenes Alemanes, Bandera Imperial, Frente de Hierro, Cascos de Acero, las SA. Casi todos los partidos tenían sus propios paramilitares para sobrevivir en aquel mundo feroz. Por mucho tiempo me valí de la explicación de Gramsci, complejísiimos vericuetos de historicismo y lucha de clases, “nueva etapa del capitalismo”, conflictos entre la fracción industrial y los terratenientes. Hoy lo veo menos complicado, como la confrontación entre dos extremismos y el triunfo de uno. Aunque el término “estado totalitario” es creación de Mussolini, él nunca pudo acercarse a las exquisiteces de sus pares.

Definir el fascismo se complica porque no hay ninguna política económica específicamente suya y el dirigismo, el centralismo y la estatización que practicaron sus líderes era bastante parecida por no decir idéntica a la de sus oponentes “de época”. Eso hace que el propio Keynes, quien formaliza la teoría del intervencionismo, elogie a Mussolini y lo califique de keynesiano. Mussolini a su vez dice que “el fascismo concuerda enteramente con Mr. Maynard Keynes, a pesar de su supuesta posición liberal. De hecho, su excelente y breve libro, El fin del laissez-faire (1926) puede servir como un útil resumen de la economía fascista y no hay nada que objetarle y mucho que aplaudir. Son premisas fascistas químicamente puras”. Roosevelt ejerce un autoritarismo estatista blando que monopoliza las decisiones sobre economía y deseca al Congreso, al extremo que recibió un particular elogio. El periódico nazi Observador Popular, destaca que Roosevelt adopta el pensamiento nacionalsocialista en sus políticas económicas y sociales y celebra “el estilo de liderazgo del presidente Roosevelt, compatible con los principios del führer”.

San Mahatma Gandhi aconseja a los judíos “invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran de sus países. Si ellos quieren ocupar sus casas, váyanse de ellas”. Tampoco el ejercicio despótico del poder es patrimonio del fascismo, sino de otras formas de dictadura tan o más crueles. Tal vez lo que se parece más a un elemento definitorio del fascismo es esencialmente el escuadrismo, la violencia callejera, paramilitar, parapolicial o civil contra los demás partidos, corrientes u opiniones, más allá de que lo ejerza la izquierda o la derecha. Es lo que sugirió Umberto Eco en un conocido ensayo. La idea de impedir con cachiporras y aceite de ricino la difusión de las ideas de los oponentes. Hoy lo tenemos desde 2011 en España durante los prolegómenos de Podemos, y Pablo Iglesias lo presenta como una “forma nueva de democracia” de su creación. La nueva modalidad es acusar a mansalva de “fascistas” y de “extrema derecha” fuerzas que están muy lejos de serlo, Partido Popular y Vox, que nunca han encabezado tumultos contra personalidades públicas y que las han soportado con paciencia asiática.

Los denominados escraches, impiden presentaciones de libros, espectáculos, conferencias, “cancelan” personas, usan ferocidad verbal, y degradan personalmente a sus víctimas. Pablo Iglesias: “los escraches son mecanismos democráticos para que los responsables de la crisis sientan… sus consecuencias” y “los escraches han democratizado el debate político al interpelar a las élites. Son el jarabe democrático de los de abajo”. Juan Carlos Monedero, “adelante: el escrache es democrático”. Yolanda Díaz: “los escraches son la única arma que tienen los que sufren la crisis para defenderse”. Irene Montero “escrache no es acoso. Es interpelar a los diputados para que hablen con nosotros”. Ahora las cosas se dieron vuelta, que no tienen los besos del electorado, la semilla se multiplicó y comenzaron a recibir sus bumerangs. En 2017 grupos ultra de España 2000 se plantaron frente a la casa de la vicepresidenta de las cortes valencianas, Mónica Oltras, cantando el himno nacional y ella declaró que “se organizaba el fascismo”.

En 2018 una turba usa contra a Pablo Iglesias el jarabe democrático y lo obliga a huir de la presentación de un libro en Barcelona; junto con Irene Montero sufrieron repetidos repudios frente a su casa en Galapagar. Pablo Echenique con la delicadeza intelectual y de espíritu que lo caracteriza, dijo que la sangre que sacó una pedrada de la ceja de una diputada de Vox “era Kétchup”. Hace un par de meses echaron a Montero de una asamblea de trabajadores en Murcia, acusándola de “parásito y vende obreros” … “¡sois un peligro para la mujer y para la infancia!”. Los integrantes de un grupo izquierdista llamado Frente Obrero, un par de años atrás escracharon a Pablo Iglesias y a Monedero, impidiéndoles intervenir en un foro en la Universidad Complutense. Hace unos días organizaron una especie funeral simbólico a las puertas de las cortes, coronas y ramos de flores “con motivo de la muerte de Podemos”, según declaró el joven ultroso Fermín Turías. Las velas alumbraban fotografías de Iglesias, Montero, Monedero, Belarra, Rodríguez Pam, Echenique, toda la plana mayor. Una de las tareas del nuevo gobierno debe ser desterrar el “fascismo” de la política y regresarla a la convivencia competitiva.

@CarlosRaulHer

https://www.eluniversal.com/el-universal/157764/sociologia-de-los-totali...

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Ismael Pérez Vigil

La larga, y por momentos dura polémica, en torno a la participación o no del CNE en el proceso de Primaria, se resolvió de la manera más inesperada: la Asamblea Nacional (AN) le dio la “patada a la lámpara” aceptando la “renuncia” de algunos de sus rectores y destituyendo −no alcanzo a comprender con base en que argucia jurídica− a los que no renunciaron. Como quiera que sea, van a proceder a nombrar un “nuevo” CNE y por los vientos que soplan, escogieron la “vía larga” para hacerlo.

La Comisión Nacional de Primaria, CNdP, no podía esperar más de lo que ya esperó, buscando lograr el objetivo trazado desde el principio: contar con los centros de votación, que son en definitiva de todos los venezolanos, para ejercer el derecho de votar, que es también un derecho ciudadano, como siempre nos lo recuerda el Dr. J.M. Casal, presidente de la CNdP: “Desde el comienzo de esta ruta siempre dijimos que la Primaria es una cuestión de derechos, un ejercicio de derechos. Hoy también lo es. Lo fue cuando insistimos en tener las instituciones educativas o centros de votación tradicionales para la Primaria. No ha sido posible, pero continuaremos en la ruta ya trazada de identificar y preparar centros autogestionados.” (Comunicado de la CNdP el 16 de junio)

Crónica de hechos.

Vale la pena hacer una breve crónica de los hechos que nos llevan al día de hoy y a la decisión adoptada por la CNdP: “Avanzar con una Primaria autogestionada”.

Se recordará que el 2 de junio la CNdP solicitó al CNE una reunión de la Comisión Técnica conjunta −la solicitud por escrito la hizo el lunes 5 y nunca recibió respuesta− para formalizar los acuerdos alcanzados y si eso ocurría, se decidió que se solicitaría la asistencia técnica del CNE, que se concretaría a disponer de los centros de votación, las máquinas, el sistema de trasmisión y parte del cotillón o material electoral.

Esos acuerdos se basaban por entero en las solicitudes realizadas al CNE y que fueron publicadas en el mes de abril, después de que ese organismo publicara sus respuestas a esas solicitudes, el 18 de abril de 2023. Tras esa publicación y la respuesta de la CNdP, continuaron las reuniones de la Comisión Técnica conjunta y las reuniones a nivel técnico, en las que se fue avanzando y superando cada uno de los puntos contenidos en la respuesta del CNE, ya mencionada.

Resumen de los acuerdos con el CNE.

Los acuerdos a los que me refiero, a los que se había llegado con el CNE −ya debemos hablar en pasado−, no los voy a repetir en detalle, pero incluían: la forma de realizar el escrutinio de votos y la totalización, la proclamación del ganador, el control del proceso, la selección de centros y número de mesas, el nombramiento de los miembros de mesa, la aceptación de quienes serían los candidatos (entre ellos los inhabilitados), el control total y sin CNE del voto en el exterior, la verificación hasta el 100% de las papeletas, las auditorías que fueran necesarias, etc.; en fin, se acordó que todo el proceso se haría bajo normas y control de la CNdP. Como siempre ha sido.

Esa información se le dio, desde el comienzo de mayo, a todos los precandidatos y sus representantes en la Comisión Asesora Técnica Electoral y en privado a algunas personas involucradas en el proceso de Primaria, buscando informarlas y obtener su opinión.

La protección de la identidad.

Se les informó también a los candidatos y factores políticos que los apoyan que solo faltaba la parte final de un acuerdo para proteger la identidad del elector; sobre ese punto se propuso al CNE varias alternativas para el “borrado” de los cuadernos electrónicos (que era el verdadero peligro para la identidad del elector, no la captahuella, como se decía), y que el CNE las aceptó en principio, pero dijeron que lo tenían que evaluar con sus programadores. Todo eso se les explicó a los precandidatos y asesores que cada uno llevó a las mencionadas y respectivas reuniones en el mes de mayo.

Después de esas reuniones, el CNE propuso un acuerdo para el borrado de los datos, que a los técnicos de la CNdP les pareció satisfactorio, pues garantizaba plenamente la reserva de la identidad del elector. De allí la decisión de la CNdP del viernes 2 de junio y la solicitud de la reunión de la Comisión Técnica conjunta, ya mencionada, pero que nunca se llevó a cabo.

Ante la remoción del CNE.

El pasado lunes 12 de junio la CNdP, de acuerdo con el cronograma y obviamente sin conocer nada de lo que ocurriría los días 14 y 15 de junio —excepto por los rumores que corrían, con base en los cuales no se podía tomar decisiones— la CNdP había decidido que la fecha límite para tomar una decisión con respecto a la asistencia técnica del CNE era el 19 de junio. Esa decisión, vale la pena aclararlo para desmentir interpretaciones interesadas y rumores, fue adoptada por la Comisión sin atender ninguna presión externa, algunas muy indebidas y fuera de tono, por cierto. Así lo reafirmó el Presidente de la CNdP, J.M. Casal, el 16 de junio, en el comunicado que leyó en rueda de prensa: “La CP decidió en su última reunión esperar hasta la culminación de esta semana por una respuesta formal favorable del CNE, que no ha sido posible.” Se refiere a la mencionada reunión del 12 de junio, antes de conocerse la decisión de la AN de aceptar la “renuncia” de algunos rectores del CNE, la remoción de otros y la designación de un Comité de Postulaciones para nombrar un “nuevo” CNE, adoptada el 15 de junio.

La decisión de la CNdP: Primaria Autogestionada.

La CNdP ya anunció que continuará con uno de los caminos que traía en paralelo, la denominada Primaria “autogestionada”. La CNdP siempre manejó dos escenarios: contar con la asistencia técnica del CNE o sin ella. Incluso cuando se solicitó la asistencia técnica del CNE se le plantearon varios escenarios, el manual, el automatizado y uno mixto; así esta expresado también en el cronograma publicado en el mes de febrero y en todos los reglamentos del proceso que ha emitido la CNdP, que están publicados y son de conocimiento de todos. De igual manera, ha venido trabajando con las Juntas Regionales en la ubicación y sondeo de posibles centros de votación, bajo los dos escenarios. La CNdP no ha tenido nunca un Plan B, siempre ha sido el mismo plan. Los famosos “plan B”, nunca son de conocimiento público.

Conclusión

Lo ocurrido, por tanto, no toma por sorpresa a la CNdP, que nunca ha estado “detenida”; el episodio de la “renuncia” de los rectores del CNE y la declaración de la Asamblea Nacional de designar un “nuevo” CNE, solo la obligó a adelantar unos días la decisión. Bien lo expresó J.M. Casal en la rueda de prensa del 16 de junio: “Si bien este anuncio se produce hoy, se trata de un escenario en el que hemos venido trabajando desde hace varios meses.”

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Edgar Benarroch

LA INHABILITACIÓN COMO MEDIO

Hernán Escarrá declaró que quienes estén de acuerdo con las sanciones que pesan sobre el país o las soliciten o procuren, deben ser inhabilitados políticamente. Ahora apareció un señor llamado Luis Ratti, a quien no conozco ni tengo referencias, que afirma que solicitará la inhabilitación de María Corina Machado por “solicitar sanciones al país y promover el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)” que considera motivos suficientes para su inhabilitación política. Además, culpa a María Corina de “la violencia y abstención nacionales que han llevado a Venezuela al caos y a la crisis”.

Este señor Ratti, al menos reconoce que estamos en un caos y en una crisis, pero se equivoca de culpable y como político irresponsable busca endilgar culpas propias a otras personas o instituciones. Esta alocada reacción del régimen denota con mucha claridad el temor que sienten del resultado de las elecciones que, Dios mediante, se realizarán el próximo e inmediato año y al parecer le produce mucho escozor María Corina que saben es una mujer bien colocada para la candidatura presidencial y tiene reciedumbre, coraje, valentía e inmensa voluntad de cambio.

Ellos saben, como sabemos todos, que defender este régimen no es tarea fácil, al contrario, es muy cuesta arriba como también lo es hablar en bien de la nefasta labor de gobierno que nos ha colocado como país pobre después de ser el más rico de América Latina. Por ello la estrategia maestra de campaña del régimen es pretender descalificar al adversario que hoy ven en María Corina, si mañana es otro, contra él también arremeterán.

Quien no tiene la razón y pretende triunfar, como este régimen, necesariamente recurre a la violencia y a los hechos utilizando infamias y mentiras y creando imágenes y especies absolutamente falsas e inventadas en el laboratorio macabro que tienen montado y que opera todo el día y todos los días. Para ellos el fin justifica y hace bueno todos los medios utilizados en su alcance. Por ello no distinguen si son buenos o malos, generalmente son utilizados los peores.

La campaña del régimen será íntegramente de descalificación del adversario y se valdrán de todos los recursos posibles para tratar de lograrlo. El gigantismo del enano que quiere ser el más alto cayéndole a martillazos a los demás, pero nunca tratando de crecer, el que pretende llegar pasando sobre las cenizas del prójimo. Sabemos cómo actúa el régimen y debemos prepararnos para enfrentarlo y salir airosos, como va a ocurrir.

18 de junio 2023

GRAVE DESCUIDO

En mi nota ¿A cuál COPEI te refieres?, corrí el siempre riesgo de citar nombres y como casi siempre ocurre a uno se le quedan algunos o muchos por fuera. Me ocurrió algo extraño, que aún no descifro, sería lapsus cálami o mental, no lo se. Lo cierto es que en los próceres de COPEI omití a Arístides Calvani, Pedro Pablo Aguilar, Arístides Beaujón, Lorenzo Fernández y estoy seguro continuo sin citar a otros que fueron nuestros maestros de aquellos días. Cuando enumeré a algunos líderes juveniles, también incurrí en omisiones, por ello debo citar a José Rodríguez Iturbe, José Luis Castellanos, Héctor Turúpial, Humberto Calderón Berti, Adel Mohamed, José Curiel, Rafael Salvatierra, Julio César Moreno y también aseguro quedan afuera otros nombres excelentes. Como ustedes se imaginan la omisión fue muy grave y por ello presento excusa y ruego consideración y tolerancia, no quise apartar a nadie, menos a los señalados acá.

Admito mi irresponsabilidad de no revisar con cuidado la nota escrita con las omisiones y publicarla sin mayor detenimiento y análisis.

La historia nos recomienda que cuando se citan nombres no es posible incluir a todos, entonces se debe citar un solo nombre que englobe a los demás o simplemente no citar a nadie y hablar de ellos y nosotros y de esa forma evitar omisiones odiosas. Olvidé esa recomendación. Prometo tenerla en cuenta en lo sucesivo. Espero comprensión. Gratitud solidaria.

¿A CUÁL COPEI TE REFIERES?

Con motivo de mi nota “A los copeyanos y a quienes aún no lo son”, recibí opiniones de amigos entrañables y que aprecio mucho y nos tenemos muchísima confianza y por ello, algunos me preguntaron ¿En qué COPEI estás? y otros, más allá, me dijeron COPEI no existe, ¿a cuál COPEI te refieres?

A lo mejor es el sentimiento que llevo clavado en mi corazón y espíritu, desde hace más de sesenta y cinco años de militancia, que me lleva a pensar en el COPEI que conocí a mis catorce años y deseo entrañablemente vivir en él, cuándo luchábamos en el liceo y en la universidad. Éramos un grupo de muchachos fogosos y ansiosos de formación, que siguiendo los estupendos liderazgos de la Juventud Revolucionaria Copeyana, la entonces gloriosa JRC, como lo fueron Hilarión Cardozo, Eduardo Fernández, Álvaro Páez Pumar, Abdón Vivas Terán, Oswaldo Álvarez Paz, José De la Cruz Fuentes, Régulo Arias Moreno, entre otros muy distinguidos, nos entregamos a la conquista de una Venezuela mejor con Justicia Social.

Era el COPEI de Rafael Caldera, Luis Herrera, Godofredo González, Víctor Manuel Giménez Landinez, Enrique Pérez Olivares, Edecio la Riva Araujo, entre otros próceres, donde crecimos y nos formamos, donde nos clavaron en el alma para siempre que la política es una excelsa actividad para servir y no servirnos de ella, que la fidelidad a la Republica y al partido son únicas, que la solidaridad entre nosotros era una conducta diaria e indestructible, que la ética y la moral son del corazón de la política, que ser dirigente era un reconocimiento, pero también un serio compromiso y que la lucha era por lograr construir una sociedad más humana y justa, donde efectivamente se privilegie el interés de los pobres y vulnerables.

Quizás ese sentimiento y formación que me quedó para siempre como un sello con tinta indeleble y a fuego, me lleva a pensar, tal vez con alta carga de ilusión e idealismo, que COPEI es uno y es donde estoy. La realidad nos informa que hay fracturas y diversos intereses y por ello, todos estamos obligados a tolerarnos, a considerarnos, a buscar canales de entendimiento y si es posible a amarnos, pero jamás darle la espalda y huir o permanecer adentro sin importarnos el partido y acomodarnos a las circunstancias por nuestro interés exclusivamente personal.

Los dirigentes tienen la doble obligación de lograr y retornar al partido que todos queremos y el de ser fiel al mandato popular que nos indicó el rol de oposición, que debe ser recia, firme, sin esguinces y con mucha voluntad. Me preocupa ver a dirigentes, algunos de altas posiciones, que prefieren hablar contra Donald Trump que contra Maduro y algunos han llegado al descaro de felicitar y festejar el retorno de Maduro al país, cuando está de viaje.

Si en nuestro corazón y espíritu está COPEI, debemos ya abandonar y Dios quiera por siempre, los intereses personales movidos por elementos deleznables, inconcebibles e inmorales y entregarnos todos con la solidaridad propia del buen cristiano a superar los inconvenientes que tenemos y construir nuevamente el partido deseado. Necesitamos gente y sangre nueva, pero para que ellas lleguen es necesario y fundamental un ambiente fraterno y solidario que fueron factores que nos permitieron crecer y siempre crecer. No nos neguemos porque nos dolerá intensamente a todos.

A grandes rasgos, creo dar respuesta a la pregunta en que COPEI estoy, si existe COPEI y a cuál COPEI me refiero. Mientras exista uno auténtico, existirá COPEI.

17 de junio 2023

CONFESIÓN DE PARTE

No sé qué inclinación política tiene en este momento el señor Andrés Izarra; recordemos que fue ministro de información y comunicaciones de Chávez y al salir del ministerio se confesó chavista, pero por las declaraciones que acaba de dar, sospecho que está en un proceso avanzado de rectificación y marcando distancia con este régimen totalitario que aún tenemos. Dijo que este régimen tiene especial interés en un país totalmente polarizado, pensando que ello lo ayuda y agrega que cada día se parece más al régimen de Nicaragua del totalitario Daniel Ortega, pero apunta que ese régimen, el de Ortega, parece de kindergarten en comparación al nuestro. Agregó que el régimen va a reforzar el Consejo Supremo Electoral con gente dispuesta a todo y concluye diciendo que cuando compara a este régimen con el de Nicaragua, es porque le está echando mano a todo, hay represión, exilio, desnacionalización y utiliza todos los recursos posibles para mantenerse en el poder.

Esta declaración de Izarra no sólo denota distanciamiento con el régimen, sino también puede que esté pensando en combatirlo de frente. Nosotros, en la oposición, algunas veces, muchas, lucimos muy aprensivos y con frecuencia exageramos ese sentimiento, debemos tener presente que es necesario abrir puertas a quien llega sin mucho miramiento de dónde viene, si no está enfermo políticamente y goza de buena salud, debemos recibirlo. La hora es para sumar, no restar y menos dividir.

“A confesión de parte, relevo de pruebas”, eso es un axioma jurídico que significa que quien confiesa algo, libera a la contraparte de tener que probarlo. La declaración de Izarra, salvo que estemos en presencia de una pieza de la estrategia macabra del régimen, que lo hace indigno, que no lo creo, es una confesión muy clara que lo ubica en el campo del enfrentamiento a este régimen. No hay que someterlo a tiempo de espera, parece haber dado, y con mucha firmeza, el paso a la oposición y ello debemos considerarlo. Seguro estoy que si decide participar en la campaña electoral del próximo año, será una piedra muy molesta para este régimen, sabe mucho y conoce al monstruo desde sus entrañas.

En lo personal y creyendo en la palabra de la gente, felicito las valientes declaraciones de Andrés Izarra y celebro su rectificación y esa creencia la mantendré hasta que me convenza de lo contrario.

16 de junio 2023

MÁS SOBRE LA RENUNCIA DE LOS INTEGRANTES DEL CNE

En nota anterior, “La renuncia de los integrantes del CNE”, y con información de las redes que habían renunciado TODOS, principales y suplentes del Consejo Nacional Electoral y que la Asamblea Nacional daba los primeros pasos para designar a los nuevos integrantes, decidí formular algunas consideraciones. Después de publicada mi nota, me aclaran que los dos integrantes del organismo rector electoral, que no son incondicionales del régimen, Picón y Márquez, no habían renunciado y que sólo lo hicieron los afectos sin condiciones de lo que por desgracia aún tenemos. También señalé en la referida nota que me extrañaba que los dos no incondicionales se sumaran a los renunciantes. Pero bien, ahora que se aclara el asunto, espero, con más razón, escuchar a los dos amigos distintos para con exactitud hablarnos de lo ocurrido.

Con seguridad, el régimen ordenó a sus incondicionales renunciar, quien sabe por qué motivo y por cuál razón, pero lo que está de ante ojitos es que detrás de la renuncia viene el desarrollo de una estrategia, seguro macabra, del régimen para pretender mantenerse en el poder como sea. Groseramente han dicho que “ellos no salen con votos ni con balas”.

Hoy nos enteramos, no se si así está planteado, es un comentario, que la Asamblea Nacional se propone designar a los cincos integrantes principales y sus respectivos suplentes, sin tomar en cuenta que dos de los principales no han renunciado y lo que procede en sujeción y respeto a la ley es llenar las vacantes que dejan los renunciantes. Si se les ocurre consumar este comentario especulativo que rueda en las redes y designan a la totalidad de los integrantes del CNE, se estaría destituyendo por la fuerza, arbitrariamente y contra la ley, a quienes no renunciaron. Aunque sabemos que el régimen no se para en respetar la ley, le recordamos que las causales de destitución de los rectores electorales están previstas en la ley y para proceder a ello debe estar suficientemente probada su incursión es esas causales. No hacerlo así es arbitrariedad válida por la fuerza y por los votos contra la razón y por ello debemos estar atentos para salirle al paso al atropello y vejamen y actuar, si es posible y viable, en la calle denunciando el autoritarismo totalitario y perverso.

Ellos afirman vulgarmente que tenemos la razón, pero no los votos, quienes así piensan viven en las tinieblas y creen que con la fuerza y el poder se puede todo, están equivocados, continúan en el pantano putrefacto del autoritarismo, la luz siempre ha vencido a las tinieblas y esta vez no será la excepción.

Estamos en una lucha contra el demonio y la bestia nunca ha vencido a la luz de la verdad y la razón. Como estamos en el combate y por el bien del país y de nosotros, no podemos retroceder, no tenemos alternativa distinta que triunfar.

15 de junio 2023

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Observatorio Electoral Venezolano

El pasado jueves 15 de junio el país fue sorprendido con una abrupta declaración emitida por ocho rectores, principales y suplentes, del Consejo Nacional Electoral (CNE) en la cual ponían sus cargos a la orden ante la Asamblea Nacional (AN) “para contribuir al propósito de que Venezuela termine de enrumbarse hacia la prosperidad económica y la estabilidad política y social de la que fue ilegalmente desviada”.

Ese mismo jueves la sesión ordinaria de la AN, con una celeridad igualmente sorprendente, abordó como segundo punto del orden del día: “Aceptación de la renuncia de los rectores principales y suplentes del Consejo Nacional Electoral (CNE) por parte de la Asamblea Nacional y designación de la Comisión Preliminar del Comité de Postulaciones Electorales…”.

Estas sorpresivas decisiones ocurren en un contexto político complicado. No dejan claras cuáles son las razones ni los propósitos que las fundamentan. No es, desde luego, un buen mensaje el que se envía a la sociedad venezolana, de cara a futuros eventos electorales. Da pie a dudas y especulaciones. Además, son cuestionables desde el punto de vista legal, al ignorar varias disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Electoral.

Estos hechos pudieran comprometer desde su nacimiento la legitimidad de un nuevo CNE, mermando la muy necesaria confianza ciudadana en el Poder Electoral para el nuevo ciclo que debería iniciarse el próximo año con la elección presidencial.

El Observatorio Electoral Venezolano (OEV) seguirá atento a venideros acontecimientos para señalar eventuales irregularidades y demandar el cumplimiento de la legislación vigente, para proteger la necesaria confianza ciudadana en nuestro sistema electoral y en el ejercicio del derecho al sufragio como mecanismo democrático, constitucional y pacífico de resolución de conflictos en Venezuela.

Observatorio Electoral Venezolano

Caracas, 17 de junio de 2023

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Fanny García

Son tiempos de madurez y de pensamiento estratégico en donde la emocionalidad debe subordinarse al razonamiento lógico. Venezuela está a punto de iniciar un proceso de cambio profundo, tan profundo como son sus raíces ciudadanas. Si, ciudadanas. El país, representado en los hombres y mujeres de diferentes procedencias, está evolucionando en la búsqueda de solucionar la grave crisis que lo afecta y está preparándose para dar un salto cualitativo en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, en especial el derecho a vivir y a hacerlo en paz.

Venezuela y cuando digo Venezuela me refiero a su gente, ha sido estimulada constantemente al inmediatismo y la violencia. De igual modo, discursos de odios y posiciones extremas, con finales de exterminio, han sido exhibidos. Pese a ello, no han podido llevar al país a los niveles de violencia que han estimulado los factores radicales que hacen de espejos del opuesto.

Se mencionan a diario para sobrevivir mediáticamente, pero el venezolano está viendo silentemente todo el panorama. Pasarán como los virulentos, lechina y sarampión.

Ha llegado la hora de pensar no solo en el cambio del ejecutivo nacional, si no de la reinstitucionalización del país, para que los poderes públicos retomen con conciencia la naturaleza de sus instancias y la ética e imparcialidad vuelvan a el TSJ, el CNE, el ministerio público, la contraloría y otras instituciones de gran impacto nacional.

Ha llegado la hora de hablar de la transición a la democracia, de colocar en perspectiva al venezolano número 51, desde 1811, que conducirá el ejecutivo nacional hacia un proceso de cambio del 2025 al 2031 y que será capaz de tender manos, de manera pacífica, para evitar regresiones autoritarias.

Está corriendo el agua debajo del puente. A mayor presión, mayor equilibrio en la toma de decisiones. La decisión que acaba de tomar el gobierno, en esa dilución que existe entre Estado-gobierno-partido, no es sino un signo de debilidad de la coalición que lo sustenta, quienes en un claro ejercicio de autoritarismo miden tiempos políticos distintos a los lapsos de ejercicio del poder.

Un zarpazo al poder electoral en éste instante, es un zarpazo a la democracia, en un claro ejercicio de ventajismo. Los rectores psuvistas designados para el CNE en el 2020 no emiten el "Efecto Lucena", conocido como el efecto espantavotos y quienes los designaron, no midieron ese efecto en cuanto a movilización electoral.

Se adiciona el hecho del pronunciamiento del CNE 2020 en cuanto a la idea de apoyar técnicamente las primarias en el país. Dos hechos que irritan notablemente a un sector de la coalición de gobierno y que hoy colocan al país frente a un desafío, frente a una oportunidad: mostrar la convicción ciudadana de salir por la vía pacífica, constitucional y electoral de esta crisis - país y poner toda la disposición a la orden de integrar a todas las voluntades descontentas por el camino unitario.Esto implica primarias y consenso, consenso y primarias como procesos complementarios no excluyentes uno del otro y con la mira puesta en una transición.

Todos los precandidatos que están recorriendo el país llevan el discurso de que no hay imprescindibles, de que si alguno tiene que pasar, el testigo, lo hará por Venezuela, siempre, en medio de las consideraciones de sus compañeros, no se impone la venta de "la batalla final" como marketing político.

Alerto sobre cualquier discurso que lo ponga al relieve porque el que introduce al país en esa lógica no hace sino abonar a un método que tiene como resultado la reafirmación de quien gobierna. El método de la violencia solo reafirma a quien tiene el monopolio de las armas y ya sabemos con múltiples ejemplos quienes tienen ese monopolio en Venezuela.

De allí que los discursos de odio solo llevan a guerras y ese juego es el juego suma-cero, no es el juego de la política. El juego de la Política, es el juego suma-variables; es el juego de las ganancias compartidas, donde todos ganan y nadie pierde. Por lo tanto, Venezuela en su salto cualitativo no comprará discursos regresivos a un esquema de confrontación fratricida que coloque al país frente a un nuevo caos.

Suficiente el despilfarro que han hecho de las riquezas, para también despilfarrar la nueva posibilidad de cambio que nace en el seno de las grandes masas venezolanas.

La Comisión Nacional de Primarias (CNP), ha declarado que el proceso de Octubre 2023 será autogestionado. Apoyar tal iniciativa, más que un reto, es un deber de todos los ciudadanos. Octubre definirá nuestra entrega, carácter y compromiso de lucha por un cambio pacífico y noviembre, será el mes de la proclamación y el consenso.

El 2024 amanecerá con una propuesta para devolverle a la democracia sus fundamentos y en enero 2025 Venezuela amanecerá con su tricolor ondeando aires de libertad para proclamar libres a todos aquellos que han sido colocados tras las rejas por pensar diferente y ver el regreso de nuestros hermanos venezolanos desde los 4 puntos cardinales; pensar diferente no será un delito y la necesidad de pan, transporte, estudios, gasolina no serán intercambiadas por exigencias de apoyos partidistas.

La CNP había solicitado al CNE la habilitación de 5.000 Centros de Votación, 1.500 máquinas para el Registro Electoral, responsabilidad que ahora reposa sobre la propia CNP al ser un proceso auto - gestionado. La CNP será responsable de todo el diseño, impresión de los instructivos electorales, de los escrutinios, transmisión y totalización de votos. De allí que es un deber de todas las organizaciones políticas y sociales del país (que quieren cambios) de coadyuvar para que se realice este proceso con una gran carga de participación ciudadana.

Es tarea de todos que las primarias se realicen y también, es tarea de todos elegir a quien conduzca al país a un verdadero proceso de transición. De los pre-candidatos saldrá el candidat@ presidencial que conduzca a Venezuela al cambio anhelado.

Nervios de acero.

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