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Opinión

Benjamín Tripier

Toda la situación que está desplegada con lo del petróleo, Pdvsa, los funcionarios, y los fantasmas; extensivo a los edificios de Las Mercedes, es como de “librito”. Si eso se hubiera planteado hace tres años, hace dos años o hace seis meses, el efecto hubiera sido exactamente el mismo. Entonces la pregunta es: Por qué ahora.

Mirando más allá de lo aparente, que es la lucha interna entre dos facciones de poder en la cúpula del chavismo, hay que entender que, para que haya trascendido fuera de las paredes de la revolución, realmente debe tratarse de una situación de mucha gravedad que hasta podría considerarse cismática.

Porque parece hasta natural que, en el proceso de evolución y crecimiento interno de los cuadros del chavismo, algunos crean que es su momento de seguir creciendo, y encuentran que la situación actual les pone un techo con el que no están contentos. No hay que perder de vista que entre los componentes culturales que caracterizan al chavismo, se encuentra la verticalidad, la jerarquía, y la rotación/ enroque.

Y el ejemplo más claro es el techo del Ministerio de la Defensa, que, con poquísimas excepciones, era ejercido por un militar en actividad, como continuación de su carrera. Bueno, eso era así hasta el caso actual donde para los grandes jefes, la carrera se termina antes, y deben salir del ámbito militar para poder crecer. Y eso no los pone contentos.

Porque esa misma situación de frustración, trasladada al ámbito político, pero con expectativas militares, hace que cuando dos o tres cuadros llegan a un punto donde solo puede haber uno, y si ese uno está convencido de que lo suyo es vitalicio, entonces comienzan a manifestarse las molestias, y no están dispuestos a dejarlas escondidas.

Entonces se hacen evidentes puertas afuera, y obligan al establishment chavista a tener que resignificarlas y ponerlas en una perspectiva que sea potable, aceptable y convincente tanto para el gran público, como para las filas del chavismo.

Si bien la corrupción es un tema real, en este caso, además, es una buena explicación que cubre varios flancos, y arrastra a todos aquellos que pudieran significar una amenaza para el mencionado establishment.

Es una competencia horizontal de muy alto nivel que reduce, en al menos un contendiente, al grupo de tres… claro que lo del número tres es una adivinanza… porque podrían ser hasta cinco postulantes, hilando fino.

Y lo importante no es el ataque en sí mismo a uno de los aspirantes, sino que principalmente es un aviso para todos los demás, de que ni se les ocurra operar por su cuenta. Porque, en definitiva, ni siquiera el atacado inicial, está fuera de juego; porque en un tiempo lo veremos volver al frente político, pero ya con menos ínfulas y casi domesticado.

Pero no hay que perder de vista que, en este ataque, hubo bajas reales y concretas y hubo (y hay) daños patrimoniales y pérdidas de privilegios; y en algunos casos, ya se podría anticipar una muerte política. Y que parece claro que alguien que aparece como el atacante, es de imaginarse, será el blanco del atacado, cuando comience a contraatacar.

Porque si bien el mensaje está claro para todos, no significa ni que renuncien a sus expectativas, ni que se aparten de la contienda… porque si no es ahora, en 2024, es mejor ser una opción en el futuro, que no ser ninguna opción.

Otra cosa que debe quedar clara es que esta lucha no ha terminado y que vamos a ver más casos públicos, como un espejo, pero ahora en el bando considerado el atacante. Porque el otro tema es que hay una medición de fuerzas entre ellos, y eso se demuestra con los hechos y no con encuestas… porque ninguno mide lo suficiente como para que eso signifique algo.

La fuerza se demuestra en la toma de decisiones y en la movilización de gente, y de recursos financieros. Cada uno de los tres a cinco aspirantes tenía esos atributos, hasta ahora, cuando uno de ellos se quedó sin ninguno. Aunque no hay que olvidar que las relaciones internacionales, especialmente las que ya están sembradas en el país, son un activo que pudiera tener tanto más fuerza que los otros atributos juntos.

Y es posible que lo que no estamos viendo sean las consecuencias del desgaste interno de una fuerza que tiene muchos años gobernando, en un país que, a medida que fue pasando el tiempo, fue desmoronándose hasta llegar a una situación insostenible. Hoy dependemos de los norteamericanos tal vez más que nunca antes en la historia… y tal vez la gran diferencia con el pasado es que para nuestro gobierno ellos son el enemigo, y para ellos somos una molestia que, más pronto que tarde tendrán que acomodar a su manera.

Político

Hoy la política en Venezuela se juega entre los diferentes frentes chavistas entre sí, y entre el chavismo y Estados Unidos, aunque solo vía interpósitas personas y declaraciones en medios y redes. La desventaja de esta situación es que lo que se dice, termina siendo lo que es… porque en otras circunstancias, había que estar más atentos a los hechos que a los dichos.

Estados Unidos dejó claro que el petróleo venezolano no es una prioridad para ellos, y que no le darán holgura financiera al gobierno chavista, porque asumen que la usarían para atacarlos. Por lo que seguirán presionando por negociación política de buena calidad, hasta que la paciencia se les acabe porque, según ellos, “no es infinita”.

Si bien se ve al chavismo con Maduro al frente por muchos años más, no se pueden perder de vista situaciones emergentes que pudieran cambiar el curso de los acontecimientos, así como la línea del tiempo.

Una situación que pudiera cambiar las cosas es la lucha interna dentro del chavismo, que ha perdido flexibilidad y capacidad para maniobrar en situaciones extremas como las que se están viviendo, con un descontento social muy fuerte en un momento donde ya no cuentan con soporte popular.

La revolución, o bien se transforma, o bien está condenada a desaparecer y ser reemplazada por algo mejor… y también diferente… en casi todos los aspectos. Claro que, a este ritmo, desaparecerá lenta y dolorosamente, conservando el poder, mientras tanto, a un costo cada vez más alto.

Otra situación que pudiera cambiar las cosas sería la entrada de Estados Unidos en guerra, momento en el que ya no sería razonable –para ellos- mantener un país díscolo tan cercano a sus fronteras, y harían lo necesario para cambiar el estado de las cosas. Discretamente, pero cada vez más, las relaciones bilaterales pasan también por el ámbito militar, más específicamente por el Comando Sur, y por la general Richardson.

Como se habrá notado, hablar de la oposición en esto de la política venezolana, en realidad no aporta ninguna expectativa de cambio para el país. Las únicas dos fuentes potenciales de cambio, en este momento, provienen, una del seno del chavismo, y la otra, de Estados Unidos.

Social

Tenemos por delante el desafío de atacar la pobreza dentro de las posibilidades del sector privado de la economía pues ya está más que claro que si el Estado, con la inmensa cantidad de recursos de que dispuso en el pasado no lo logró, ahora, con nuestra pobre realidad, menos que menos lo logrará. De hecho, el de la pobreza, es un tema del que no hablan.

Pero tristemente, en el mundo de los negocios, son pocos los actores, personas y empresas, que abordan este tema con asiduidad y consistencia.

Hay que volver a poner sobre la mesa la Responsabilidad Social Empresarial, que para nuestra firma de consultoría NTN Consultores, toma el nombre de RISE, incorporando la palabra inclusión, porque las metodologías tienden a ser asertivas, y orientarse a la medición y a los resultados.

Los recursos humanos que serán necesarios para el crecimiento de nuestras empresas, al que alguna vez llegaremos, podrá venir importado desde el exterior, o formado internamente tomando las bases de pobreza, sacándolas de allí y apoyándose educación, alimentación y salud.

Y el Estado, por más que lo intente, no lo hará. El aparato del Estado tiene una carga burocrática tan grande para emprender este tipo de proyectos (por no mencionar la corrupción enquistada en el sistema) que de cada 100 dólares dedicados a paliar la pobreza, terminan cumpliendo su objetivo, menos de 20 dólares porque el resto es el costo de operar… y algo más.

Por eso es que es tan importante que cada empresa “adopte” grupos de personas que pudieran ser incorporadas al mercado laboral, y las acompañe en el tránsito hacia salir de la pobreza. Está claro que nuestra economía deprimida no podrá logralo todo… pero para aquellas personas/ familias que pudieran ser impactadas, para ellos será la diferencia entre tener un futuro, o no tenerlo.

Económico

En estos días se ha ido frenando la caída del tipo de cambio, aunque no así la inflación. Y esto es así, pues ambas tienen orígenes diferentes y se explican a través de variables críticas diferentes. Tan es así, que los precios en dólares se inflacionan y no tienen relación con el tipo de cambio. Siempre les recuerdo que nuestra inflación tiene un fuerte componente estructural de costos, por falta de oferta de bienes y servicios; haciendo que siempre la demanda, en cualquier moneda, sea más alta que la oferta.

Lo anterior transmite una cierta tranquilidad, porque si bien el aumento de precios impacta directamente al bolsillo del ciudadano, el efecto real es menos fuerte que el efecto psicológico de la devaluación de la moneda. La gente se afecta más con el valor referenciado en dólares de sus ingresos, que con el precio alto que con esos ingresos ya no pueden pagar. Por eso, tranquilizando el tipo de cambio, queda la sensación de tranquilidad… así los precios sigan subiendo.

Porque en paralelo a lo anterior, vamos aterrizando en que la sensación de economía postpetrolera que teníamos, se estrelló en octubre pasado, contra la falta de ingresos petroleros que llevaron casi a una parálisis de la economía, se cortó el circuito de pagos, los inventarios se elevaron, la gente se quedó sin recursos para comprar, y el consumo cayó 35% (Consecomercio), arrastrando a toda la economía a un estancamiento del cual aún estamos tratando de salir.

Y la salida no es otra que la inyección de parte de los ingresos petroleros de Chevron, a través de las mesas de cambio de algunos bancos, que poco a poco van transmitiendo esa tranquilidad que les mencionaba más arriba.

El mensaje es corto y claro: con ingresos petroleros el país funciona, y sin ellos el país se para. Y eso que nos referimos a magros ingresos petroleros del orden de los cien mil barriles diarios… por eso es que seguimos siendo el país pequeño y pobre, resultante de la caída en barrena del producto a partir del 2014.

Y con los sucesos de corrupción en Pdvsa, no solo queda claro que el problema es causado por nosotros mismos sino que se pierde la confianza en la gerencia pública que aspira a revertir esta situación. Y si hasta la semana pasada teníamos un problema de falta de confianza, a partir de esta semana el problema es ya mucho mayor.

Internacional

El viaje del presidente chino a Rusia marcó un antes y un después en la conformación de los bloques internacionales que anticipó Biden hace un par de años. Trazó una línea detrás de la cual colocaba a Rusia, Irán y a China, como cabezas regionales de una zona de enemigos. Los incitó a agruparse, y es lo que están haciendo ahora; no porque Biden se los haya dicho, sino porque era la inercia que llevaban y que fue anticipada por Biden.

Luego de ese viaje donde consolidaron la alianza energética, se cierran los canales de suministro a Europa y occidente, y se comprometen a construir infraestructura nueva entre ellos. Lo cual no es nuevo, porque en la época de Mao, las plantas chinas se alimentaban de Rusia y se localizaban al norte pegados a su frontera. Luego esto cambió, China se abrió al mundo, y mudó sus plantas hacia la costa y se comenzó a alimentar de energías primarias desde el resto del mundo, por barco. Unos años después, retornan al viejo proveedor, y habrá que ver si vuelven a mover las plantas al norte, o si estiran los poliductos hasta la costa.

Es bueno considerar que, aparte de las exportaciones de bienes hechos en China al mundo, el comercio es principalmente en dólares, así como las reservas están apalancadas en los dólares con los que occidente les paga por sus productos. El yuan (remimbi) constituye 2% de las reservas internacionales del mundo, las cuales mantienen los países por cortesía diplomática; por lo cual el liderazgo económico de China es específicamente a nivel comercial, y de manufactura de diseños occidentales.

Lo cual me lleva al tema militar, el cual, si bien está fortaleciéndose permanentemente, aún está lejos de contar con un poder de invasión, como no sea alrededor de sus fronteras; no pueden salir a combatir en otras regiones, sino solo en su zona de influencia con los vecinos cercanos. Por cierto, algo parecido al caso de Rusia que puede combatir, y no siempre con éxito, solo alrededor de sus fronteras.

Recomendación

  • Al gobierno: que luego de los lamentables casos de corrupción e incompetencia en Pdvsa revisen nuevamente los planes de reestructuración de la empresa y del negocio petrolero en Venezuela. Cualquier plan que hubiera habido hasta la semana pasada, hoy requiere ser revisado en profundidad. El daño de la noticia y de la manera como se manejó, y cómo se está manejando, afectó cualquier expectativa positiva. Ideología y política siguen primando sobre el negocio petrolero… y así no se va a llegar a nada bueno.
  • A la dirigencia opositora: que trate de integrarse más a las necesidades del pueblo y a reconstruir el entramado político basado en la persecución del bienestar de la gente. Últimamente solo hablan de candidatos y primarias, perdiendo la esencia del porqué es que se quieren hacer esas cosas. Tal es la desconexión, que las primarias auguran niveles muy altos de abstención. Claro… solo hay un par de potenciales candidatos que son realmente opositores y a los que les interesa la gente, no solo ahora cuando todos salen a “recorrer” el país… en el interior sí saben quiénes son, porque los vienen viendo desde hace años, y no solo en campaña.
  • A la dirigencia empresarial: que, ante la falta de un plan económico, trabaje en el desarrollo de acciones estratégicas dejando en claro dónde se ve necesaria la participación del estado, y hasta donde es posible extender el mercado. Hay que encontrar los canales no sancionados para que la inversión extranjera pueda participar en nuestra economía, identificando los puntos que habría que “desintoxicar”.

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Fernando Mires

Vale insistir sobre el tema. Si no entendemos el carácter de la invasión de Rusia a Ucrania, no podremos entender lo que sucederá después de la guerra, cualquiera sea su resultado final. Ese carácter lo ha definido Putin en diversas ocasiones, y no es otro sino reconstituir la condición imperial de Rusia a fin de llevarla al nivel de 1989, antes de la aparición de Gorbachov y su Perestroika.

Proyecto que a su vez se encuentra inserto en un marco suprahistórico que Putin y, su a veces aliado Xi Jinping, han denominado «nuevo orden mundial». Un orden que puede ser cualquier cosa, menos nuevo. En realidad se trata del restablecimiento del antiguo orden bipolar de la Guerra Fría. En fin, un «nuevo- viejo- orden» al que tanto China como Rusia quisieran dirigir, lo que los llevaría a toparse entre sí en diversas regiones, sobre todo en Asia Central y en el Oriente Medio.

La democracia como producto occidental

Como dijo hace poco Kissinger, la unidad china-rusa nunca podrá ser demasiado larga. El problema es que por ahora esa unidad esté dirigida en contra de lo que Xi y Putin llaman Occidente el que de acuerdo a las nociones imperiales que ambos manejan, estaría formado por los EE. UU y sus naciones «vasallas». Entre ellos y ese Occidente hay un campo en disputa formado por sub potencias regionales con fuerte potencial cultural antioccidental, entre ellas India, Sudáfrica, Brasil, Arabia Saudita, Egipto, Irán, las que a su vez están rodeadas por regiones pobres o empobrecidas que controlan o pretenden controlar.

Ha de tenerse en cuenta, sin embargo que, cuando ambos jerarcas hablan de Occidente, no están pensando lo mismo. Para Putin se trata de un Occidente cultural, y la guerra a Ucrania es para él solo un hito en una cruzada en contra de una «civilización decadente» donde prima la perversión, el desorden, las drogas, la homo y la transexualidad. Visiones compartidas por los monjes más reaccionarios del cristianismo ortodoxo ruso así como por las sectas dictatoriales del espacio islámico. No así por Xi.

Al dictador chino importa poco la llamada cultura occidental, mucho menos si desde ella proviene una poderosa demanda comercial que hasta ahora no ha hecho más que favorecer la productividad de China y de sus aliados asiáticos. Eso quiere decir que si China busca un nuevo orden mundial, este no deberá ser cultural, ni siquiera militar, sino fundamentalmente económico.

En otras palabras, el ideario del capitalista comunista Xi, apunta hacia la formación de un orden mundial con China dictando las reglas de los mercados. Si a los occidentales solo interesa drogarse, bailar y follar –como dice la propaganda islámica y ortodoxa– pues que lo hagan, pero eso sí, con drogas, vestimentas y condones producidos por empresas chinas.

Como hemos insinuado en otros textos, en la guerra de invasión a Putin, Xi intenta utilizar a Putin como amenaza hacia Occidente. Putin tendría asegurado así un lugar en el «nuevo orden económico mundial» de Xi, pero no como gerente, sino más bien como matón a sueldo, algo parecido a Kim Jong Um, pero multiplicado por 100. En cierto modo ya lo es.

Sin embargo, hay algo que preocupa por igual a ambos dictadores. Nos referimos a un producto exquisitamente occidental, más letal para ellos que una bomba atómica, un producto al que no pueden robar la patente ni el diseño. Sí, nos referimos a la por Claude Lefort llamada, invención democrática. Una invención sin la cual el mismo Occidente habría dejado de existir. Eso lleva a suponer que la razón que altera el humor de Xi y Putin, es la hegemonía política demostrada por la alianza mundial reflejada en los 141 votos de la ONU que dos veces han condenado a la invasión rusa. 141 países que por su composición cultural desmienten la controversia entre Oriente y Occidente propagada desde el Kremlin.

Una alianza tácita que está más allá de las armas, de la economía y de las diversidades culturales. Pues esos 141 votos no son todos de naciones democráticas, pero, sin las naciones democráticas en la ONU – este es el quid – no habría ningún voto: ni a favor ni en contra. Los ideales democráticos continúan siendo hegemónicos (en el sentido gramsciano del término, es decir, no dominantes pero sí preeminentes). Esas 141 naciones están al menos por la paz y no por la guerra, y la paz, no la guerra, es condición de democracia.

El tercer totalitarismo

Nunca ha habido una guerra entre naciones democráticas. Un detalle que deberían anotar los huecos pacifistas de nuestros días. Luchar por la democracia es luchar por la paz. Apoyar a Ucrania, es apoyar a la democracia y a la paz. Apoyar o relativizar las fechorías de Putin, en cambio, es optar por la guerra. De ahí la agresión a la la posibilidad democrática iniciada por Putin en contra de Ucrania. A esa posibilidad, el tirano ruso la llama Occidente.

Las democracias son, por definición, las peores enemigas de las autocracias. Enemistad que no solo se expresa hacia el exterior sino sobre todo al interior de los propios países autocráticos. Es por eso que la guerra entre democracias y autocracias –de la que la guerra a Ucrania ha sido una más– se manifiesta por partida doble: como guerra externa e interna a la vez. Así nos explicamos por qué durante la guerra a Ucrania, todos los espacios democráticos que existían en la Rusia de Putin, han sido clausurados, teniendo allí lugar la transición que lleva de un orden autocrático a uno totalitario. Efectivamente: el orden político impuesto por Putin pasará a la historia –después del de Hitler y Stalin – como el tercer totalitarismo de la historia universal.

Algo parecido pero no igual está sucediendo en China. La apertura postmaoísta, iniciada por Den Xiao Ping ha comenzado a cerrarse. En el último Congreso del PCCH fueron eliminadas las contiendas interpartidarias, la oposición interna fue erradicada y Xi Jinping fue consagrado como líder único. Xi, evidentemente, ha sido mucho más eficaz en eliminar el virus democrático que el virus de la pandemia.

Los dos dictadores, Xi y Putin, denominan a la democracia con un sustantivo geográfico: Occidente. Pero en los países democráticos nadie se refiere al «Oriente» como enemigo. Occidente en cambio es visto por las dictaduras rusa y china como la negación radical del orden político que prevalece en ambos países.

La contradicción democracia- autocracia (y no occidente-oriente) es la fundamental de nuestro tiempo, y es la que no pueden ocultar ni Xi ni Putin: una contradicción que tiene lugar al interior de todas las naciones, sean estas democráticas o antidemocráticas. Por eso Putin gasta millones en apoyar partidos, sectores y personajes amigos en Europa (Le Pen, Berlusconi, Schroeder son algunos ejemplos), en América Latina y en los propios EE UU (Trump). A la inversa, las potencias occidentales no han vacilado en apoyar a movimientos democráticos (sean sociales, culturales, y en los últimos tiempos, de género) que tienen lugar en el área chino-soviética e incluso islámica. Los disidentes antidictatoriales, los movimientos antipatriarcales, las iniciativas libertarias, cuentan con el apoyo decisivo de Occidente. No hay que asombrarse: En la era digital, las luchas locales ya no son solo locales, son también globales.

Cualquier evento electoral, sea en en un país báltico, en un país caucásico, en un país islámico, puede inclinar la balanza en la lucha por el nuevo orden político mundial. Las próximas elecciones presidenciales que se avecinan en Turquía, por ejemplo, serán seguidas en toda Europa con tanta o mayor atención que las elecciones norteamericanas.

El mito de la decadencia de Europa

La pregunta acerca de por qué ambas dictaduras, la rusa y la china, no nombran a su enemigo como «democracia» sino como «occidente», no deja de ser interesante. La conversión de «lo democrático» en «lo occidental» demuestra que la democracia, como ideal político global, ha logrado imponerse por sobre otras formas de gobierno. No es casualidad que ningún dictador o autócrata se atreva a decir que su sistema de dominación no es democrático. Tampoco ha habido un solo dictador que se designe a sí mismo como dictador. Por el contrario, emulando a los dictadores comunistas y fascistas del pasado siglo, los del siglo XXI se apresuran en señalar que ellos representan otro tipo de democracia: una «democracia superior».

Pero hay otra razón más importante que explica la sustitución de la palabra democracia por la palabra occidente. Con esa maniobra semántica, las dos grandes dictaduras intentan convencernos de que las luchas internacionales del siglo XXI no son políticas sino culturales, incluso civilizatorias. En las representaciones mitómanas de Putin es fácil advertir esa intención. Occidente, para él, al igual que para las sectas islamistas, es la representación de una decadencia moral reflejada en la pérdida de valores sagrados, como la familia, el amor patrio y, sobre todo, la virilidad. Defender a Rusia de Occidente es, para Putin, defender la salud mental de los ciudadanos rusos. Para contrarrestar esa decadencia, es necesaria la presencia de un estado fuerte, autoritario, encarnado en la persona de un caudillo nacional.

El cenit de la decadencia está representado según Putin por Estados Unidos y Europa Occidental. Solo así se explica el enlace que ha logrado el dictador ruso con las derechas y las izquierdas extremas de los países democráticos. Xi Jinping es en ese punto más moderado. China, según sus propias opiniones, posee un sistema político que se deja regir por una tradición histórica muy diferente a la occidental. Quizás tiene razón. China, que nunca ha conocido de cerca un orden democrático, no tiene que temer tanto a la democracia, como Rusia. Como ya hemos insinuado, el occidente es para Xi una noción más económica que cultural. Para Xi, la lucha de las civilizaciones, si no es rentable, no tiene demasiada importancia.

Occidente es la democracia

Para decirlo de modo explícito, Occidente no es una invención occidental sino antioccidental. El mismo concepto de Occidente ha variado de acuerdo a los que las llamadas culturas y sistemas políticos antidemocráticos han llamado Occidente.

Desde un punto de vista historiográfico, Occidente fue nombrado como tal a partir del cisma religioso de la cristiandad (1054),vale decir, a partir de la formación de las dos iglesias, o lo que es igual, a partir de las querellas entre Bizancio y Roma. Desde el punto de vista geográfico fue siempre un terreno movedizo, la llamada zona occidental de Eurasia. Nunca ha existido -pido aquí excusas a los historiadores y filósofos culturalistas – una cultura puramente occidental. O en otros términos: Occidente nunca ha sido monocultural. Por el contrario, la por Ortega llamada «idea de Occidente» tomó formas a partir de tres vertientes: la filosofía griega, el judeo cristianismo, y el derecho romano.

Procesos históricos como la reforma religiosa, la secularización o separación entre lo sacro y lo político, el arte renacentista, las revoluciones parlamentarias y anti absolutistas, la revolución industrial, el nacimiento de movimientos e ideologías como el liberalismo económico y filosófico, el socialismo obrero y hoy el feminismo y no por último la revolución sexual antipatriarcal del siglo XXI, han dado forma a una simbiosis cultural que no es paradojalmente una cultura, sino la fusión de diversas culturas. Dicha diversidad solo podía ser posible dentro de un marco institucional regulado por un estado de derecho normativizado por la libertad de opinión, organizada en partes o partidos, que disputan permanentemente la gobernabilidad de las naciones.

Visto así, Occidente no es una noción cultural, como creyeron autores que han profetizado el fin de Occidente, entre ellos Spengler, Toynbee, Huntington. Tampoco es el lugar de la herejía, como lo ven las confesiones islamistas. Ni siquiera es «el capitalismo» como intentaron sinonimizar los comunistas desde el periodo staliniano hasta nuestros días. Mucho menos es el sitio de la degeneración moral y sexual, según el putinismo y los ayatolas. Occidente es la democracia.

Occidente es la democracia, sí, pero es más que la democracia. Es el espacio de la libertad del ser, organizada en constituciones e instituciones.

Si bien el Occidente político es democrático, no toda democracia es hoy occidental. Hay, efectivamente, naciones que han llegado a la democracia de acuerdo a una filiación histórica y otras que han adoptado y adaptado formatos políticos democráticos. Japón, Corea del Sur, Georgia, Ucrania, y otras más, son naciones institucionalmente democráticas pero al mismo tiempo conservan la identidad de sus respectivas culturas sin que exista contradicción entre identidad cultural y forma gubernamental. Desde esa perspectiva, como Occidente no es “una” cultura, tampoco puede hundirse, como ha sucedido con otras culturas o civilizaciones. Lo que eventualmente podría desaparecer, y eso es lo que ansían Putin y en menor medida Xi, es la forma política que asume la multiculturalidad occidental.

En el hecho, informes como los de Freedom House han verificado que después del entusiasmo democrático que siguió a la caída de los muros comunistas, ha habido un descenso cuantitativo y cualitativo de las democracias, apareciendo nuevas formas de dominación si no anti-, por lo menos no-democráticas. Las autocracias del siglo XXI, o democracias i-liberales de Europa y América Latina conservan algunas formas democráticas, pero bajo la hegemonía de gobiernos autoritarios y autocráticos.

Pero todo eso no tiene por qué llevar necesariamente a la decadencia de la forma democrática de gobierno, aunque así lo auguren las profecías que cada cierto tiempo proclaman el fin de Occidente. Una de las últimas, sino la última, ha sido la notable –y por momentos, hermosa– obra de Niall Ferguson, Civilización: Occidente y el Resto (2012) .

Ferguson parece dar razón a las tesis de Samuel Hungtinton acerca del declive de Occidente como consecuencia del «choque de las civilizaciones». Pero, más cerca de Spengler, piensa que Occidente estaría destinado a desaparecer no solo frente a otras “culturas” sino también por la desintegración de sus naciones, es decir, por su “decadencia”. Sin embargo, lo que el pesimismo culturalista, sea el de Ferguson u otros autores, no ha podido advertir, es que la democracia no es un orden histórico, sino un campo de reproducción de diversos ordenes históricos.

Por lo tanto, la crisis de las democracias – eso es lo que no nos dijo Ferguson – son constitutivas a las naciones democráticas, a las que él llama occidentales. Sin crisis de la democracia, nos atrevemos a decir, no habría democracias. La democracia es agónica. Vive de su desgaste y de su renovación, de sus flujos y de sus reflujos.

La historia reciente nos ha provisto con algunos episodios que nos muestran la vitalidad del ideal democrático. En Italia por ejemplo, muchos llegamos a pensar que el triunfo de Meloni llevaría a un descenso democrático y a una avanzada del putinismo. No ha sido así: la mandataria ha reforzado la alianza interoccidental de Italia, tanto en términos políticos como militares, pasando por sobre el putinismo declarado de Salvini y Berlusconi. En la república checa, ha ganado las elecciones un enemigo declarado de Putin, el ex general de la OTAN, Petr Pavel. En Estonia, el centro democrático antiputinista de Kaja Kallas ha aumentado su caudal de votos. Vamos a ver que pasará en Turquía durante la dura contienda que librarán el autocrático Erdogan y el veterano socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, el próximo 14 de mayo. En fin, lo que Freedom House no mide, son las dinámicas de la lucha democrática.

La democracia vive de sus triunfos y de sus derrotas. Pero cuando ha sido derrotada, no desaparece. Por lo general, siempre retorna. Los españoles y los portugueses lo saben en Europa; los chilenos y los uruguayos lo saben en Latinoamérica. Pues la democracia – eso es lo que pasan por alto los grandes historiadores culturalistas- es un territorio de luchas. Para decirlo con el mismo Toynbee, frente a los desafíos, la democracia levanta sus respuestas, y ellas aparecen en la escena medial bajo la forma de protestas.

Es cierto, como constata Freedom House, después del apogeo libertario que siguió a la caída del Muro de Berlín, hay un notorio avance de las autocracias. Pero lo que no constata la institución es que también surgen levantamientos en contra del autocratismo en ciernes. En estos mismos momentos hay protestas en Tiflis en contra de los políticos putinistas que pretenden desvincular a Georgia de Europa. En Israel surgen grandes demostraciones en contra de la reforma judicial que quiere imponer la ultraderecha bajo el gobierno de Netanyahu. En México las calles se llenan, en protesta en contra del sistema electoral que propone el gobierno. Y en Irán, las heroicas mujeres siguen luchando en contra de esos perversos monjes que las embalsaman bajo los velos del poder.

En fin, la democracia sigue viva a lo largo y ancho del mundo. No hay ninguna razón entonces para proclamar el fin del orden político mundial. La enorme solidaridad internacional que ha despertado la resistencia ucraniana frente a la monstruosa invasión rusa, demuestra por sí sola el vigor del espíritu democrático de nuestros días.

Ucrania ocupa hoy ese lugar simbólico central que ayer ocuparon la guerra civil en España, la guerra de EE UU. en Vietnam, o la Primavera de Praga destruida por los tanques soviéticos.

Después de la declaración de la independencia en 1991, Ucrania, desde la revolución naranja (2004) hasta la revolución de Maidán (2013), ha sido escenario de muy duras confrontaciones políticas. Al fin, las elecciones que llevaron a Zelenski al gobierno el año 2019, terminaron por sellar la orientación europea de la nación. Ucrania pertenece, se quiera o no, al orden político-democrático surgido en el este de Europa después del fin del comunismo. Las carnicerías de Putin podrán devastarla, como está sucediendo. Pero después de la guerra, gane o pierda Rusia, Ucrania no será nunca más rusa. Esa posibilidad, si se toman en cuenta los lazos históricos, económicos y culturales que unían a Rusia con Ucrania, podría haber sido realidad, y tal vez, muchos ucranianos la habrían apoyado. Pero ha sido el mismo Putin quien ha terminado por dinamitarla. Desde esa guerra declarada a la democracia mundial a partir de Ucrania, a la misma que Putin y Xi, llaman con el nombre de «Occidente», ha renacido un espíritu democrático con el que sátrapas y dictadores, autócratas y tiranos, no contaban. La lucha continúa.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Simón García

Las fuerzas, sectores y personas que queremos dejar el pasado en su lugar, hemos recibido un duro golpe. Ha quedado al descubierto la prolongada ejecución de un robo a la casa de petróleo. Sus perpetradores son del alto gobierno y con explicable justificación habrá opositores que dudarán o acentuarán su rechazo a establecer diálogos con el poder. El punto débil de esta posición es que nos devuelve al derrotado camino insurreccional.

Hay rabia en la gente y es lo menos que puede esperarse cuando el salario dejó de existir o se erigen torres de lujo mientras se derrumba sistemáticamente la salud pública y la educación. Ante la justificada indignación, las fuerzas alternativas, que lo son por ser existencialmente diferentes a un poder sin ética ni democracia, tienen que aportar conciencia, esperanza y confianza contra el efecto de tristeza y desesperanza que se puede colar entre la percepción de impotencia.

La oposición alternativa tiene que asumir con determinación la tarea de traducir el rechazo anímico al gobierno en voto contra la pretensión de Maduro de perpetuarse en el mando. Existen condiciones de opinión propicias para ganar la presidencia. Nunca antes el candidato del PSUV, sea Maduro o Lacava, enfrentó condiciones tan adversas como las que ha creado el gobierno contra si mismo.

El asalto al tesoro nacional es una traición al régimen que abre un boquete en su cúpula y en sus bases de sustentación. El robo continuado durante tres años de miles de millones de dólares tiene causas estructurales y también subjetivas. La repetición de estos escándalos, que rápidamente se enfrían, comprueba que tras el simulacro de revolución hay factores que favorecen, junto a la ausencia de controles y contrapesos, la proliferación de delincuentes en serie: desde una enfermera o un escolta hasta un ministro o un coronel.

¿Por qué se produce este fenómeno de robar en grande hasta desde los niveles bajos de una nómina? El régimen esta adquiriendo cada vez más la forma definitiva de una cleptocracia. Una perversión que le corresponde enfrentar también a sus partidarios que temen una deriva totalitaria o una implosión por ineptitud. Los sectores sanos que existen en el chavismo están exigidos de reaccionar y dejar de formar parte de los que silencian los escándalos.

Las fuerzas opositoras deben alinearse en acumular condiciones de victoria y acertar con un candidato que muestre más apoyos, reúna las mayores intenciones de voto, tenga un programa de soluciones para salir del hoyo y disposición a tejer entendimientos con proyectos diferentes y contrarios. El método para su escogencia importa, pero lo principal es ganar.

Porque luce posible ganarle electoralmente al régimen hay que negociar, con el apoyo de la comunidad internacional, la realización de un proceso electoral lo más cercano posible a un evento competitivo.

Porque es necesario reconstruir a Venezuela, hay que ratificar que una victoria electoral de la alternativa devolverá a los venezolanos el derecho a vivir mejor y a convivir en paz. Esto supone convertir la campaña electoral en la difusión de un modelo de país y en la apertura de una política hacia una transición hacia la democracia, la recuperación económica y el rescate de ética pública.

Hay que saberlo: La unidad es ganar otro país, no perderlo por exclusiones. Una época es nueva porque es diferente a la anterior. O nos situamos en un marco estratégico alternativo o seguiremos haciendo de Venezuela un país imposible.

Twitter: @garciasim

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Paulina Gamus

Tenía en mente tantos temas para esta nota los que –como suelo procurar– serían universales y apenas con pinceladas sobre esta parroquia tan kafkiana y atribulada en que nos toca vivir, sufrir y morir. Pero no puedo evadir ni queriéndolo el mafiamoto que acaba de ocurrir en el régimen de Nicolás Maduro y C.A. Ese servidor a tiempo completo de la revolución bonita que era apto para cualquier cargo hasta llegar a usufructuar lo que queda de la gallina que ponía huevos de oro (Pdvsa). Siempre tan bien peinado con un copete inalterable y siempre atildado en el vestir. Ese que parecía ser maleable, infinito e inderrumbable, ha sido destronado al tiempo que su círculo de colaboradores más íntimos ha sido encarcelado.

Escribo esta nota (martes 21-3-2023, 11 am). Quién sabe cuántas cosas sucederán en las próximos horas y días que no seré capaz de registrar. La noticia ahora es que el inefable Tarek El Aissami ha renunciado a la presidencia de la petrolera nacional. Como la manera de enterarnos hasta de mafiamotos como este es Twitter, el desplazado e investigado El Aissami acude a la plataforma de Elon Musk para tuitear que su renuncia es «para acompañar y respaldar totalmente este proceso» (de los grandes hechos de corrupción en Pdvsa). El tuit que sigue a este de ponerse a la orden (arrodillarse) de sus verdugos dice textualmente: «De igual manera, en mi condición de militante revolucionario, me coloco a disposición de la dirección del PSUV para apoyar la cruzada que ha emprendido el presidente Nicolás Maduro contra los antivalores que estamos obligados a combatir, hasta con nuestras vidas».

Esta lamida de botas con lágrimas de cocodrilo pasará al basurero de la historia como el 99,99 de los actos hipócritas y de las rencillas intermafiosas de la revolución que nos desgobierna desde hace 23 años.

¿Puede alguien que tenga alguna capacidad de sindéresis creer que después del saqueo que el actual régimen y su predecesor, el de Hugo Chávez Frías, hicieron a la nación venezolana, es la corrupción la que defenestra al ex ministro y ex de todo El Aissami? En la catarata de denuncias que parecen llover desde la atmósfera y salir del subsuelo, hay una danza de miles de millones de dólares que ninguna calculadora tradicional puede convertir en bolívares, además no hace falta.

Se dieron cuenta de repente, nada ni nadie podía hacerlos dudar de tan perruno camarada. De pronto reaparece –como hace cada cierto tiempo– un ex ministro del chavismo, Andrés Izarra, radicado en Alemania, quien tuitea textualmente: «Lo que Maduro descubrió era un plan para disputarle el poder. Maduro usa la corrupción para controlar las ambiciones de los grupos, pero el poder se lo reserva para él. La golpiza viene porque el plan para tomar el poder se devela».

La purga fantochesca dentro de las filas del PSUV tiene en sus raíces el mismo objetivo de las que en su tiempo hizo Stalin: sembrar el terror para impedir críticas al régimen y eliminar a todos aquellos que pudieran aspirar a sucederlo. También inventar enemigos como ocurrió con el «Complot de las batas blancas», en que numerosos médicos, incluido el particular de Stalin, estuvieron a punto de ser asesinados o deportados a Siberia. Los salvó la muerte del genocida. Stalin estaba obsesionado con quienes podían disputarle el poder.

Fidel Castro, tutor espiritual e ideológico de Nicolás Maduro, tenía mucho más agudizada esa paranoia. Así fue como se deshizo del Ché Guevara enviado a morir en Bolivia, de Camilo Cienfuegos, fallecido en un sospechoso accidente de aviación, de Huber Matos, comandante histórico del Movimiento 26 de Julio quien fue figura clave en el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista. Fidel lo encarceló por sedición entre 1959 y 1979.

El caso más dramático y cruel: el fusilamiento de Arnaldo Ochoa, general de División de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas. Héroe de la República de Cuba desde que se le otorgó la orden en 1984, hasta que se le despojó de la misma en 1989. Fue el jefe de la tropas cubanas en la Guerra de Ogaden en apoyo a Etiopía y de la misión militar cubana en Angola. Fue condenado en juicio militar público junto a Antonio De La Guardia Font, Jorge Martínez Valdés y Amado Padrón Trujillo a la pena capital por «alta traición a la patria producto de acusaciones de actividades de narcotráfico. Por los mismos métodos estalinistas para que los inocentes se declararan culpables, el general Ochoa:»aceptó las impugnaciones de orden moral que recayeron sobre su persona y reconoció la comisión de los delitos que se le imputaron; hizo una severa autocrítica de su proceder; manifestó su más profundo y sincero arrepentimiento; deslindó al comandante en jefe, al ministro de las Fuerzas Armadas, al Partido y al gobierno de Cuba de cualquier participación en el tráfico de estupefacientes y finalmente descartó el carácter político de su detención y enjuiciamiento».

Quienes recuerden o tengan ocasión de ver la extraordinaria película francesa del director Costa Gavras, «La Confesión» (1970), entenderán como las manipulaciones, torturas psicológicas y físicas llevaron al ex ministro checo Artur London a declararse culpable durante el «Proceso de Praga» en 1952. Jorge Semprún basó el guion de la película en el libro del ex ministro que narra en primera persona las purgas estalinistas de las que fueron víctimas los disidentes del Partido Comunista checoslovaco.

Guardando las inmensas distancias entre London y un parvenu de la política, un militante sin medallas, heroísmos o talentos, un sujeto del que solo se ha conocido su ambición por los cargos donde el poder político y de enriquecimiento ilícito fuese mayor, también éste –El Aissami– se arrastra a los pies del verdugo antes de que lo arrastren a La Tumba.

¿Creerá alguien que detrás de estas detenciones por «corrupción» y de esa renuncia provocada hay alguna remota intención de corregir la que ha sido insignia del chavomadurismo? Para nada, esos miles de millones que se atribuyen a las agallas de Tarek El Aissami y de su entorno, jamás ingresarán a las arcas de la nación para aliviar las carencias de jubilados, pensionados, profesores universitarios, maestros, enfermeros, empleados públicos en general y todos aquellos venezolanos condenados a vivir y morir en la miseria.

Twitter: @Paugamus

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Alejandro J. Sucre

El potencial que Venezuela tiene para crecer y aportar exportaciones al mundo es inmenso. Según el Atlas de Recursos Naturales (https://www.worldatlas.com/articles/countries-with-the-most-natural-reso...), Venezuela es el octavo país en el mundo con mayores recursos naturales comercializables y el octavo en términos per cápita. Venezuela tiene un inventario de USD 14,3 trillones en recursos naturales comercializables como productor y exportador líder de numerosos minerales, incluidos petróleo, mineral de hierro, oro, carbón y bauxita, sin considerar su capacidad gasífera, agrícola, turística, manufacturera, logística, financiera y tecnológica.

Venezuela necesita líderes políticos nacionales e internacionales que permitan a Venezuela atraer de los mercados nacionales e internacionales $3 trillones en inversiones en los próximos 10 años para desarrollar su potencial económico y expandir su PIB anual a USD 1 Trillón por año, basado en recursos naturales, agrarios y demás sectores de la economía. Una economía de $1 trillón de dólares permitiría un PIB per cápita de USD 30,000 en lugar de los $2.000 que hoy obtiene. Esta economía de un trillón de dólares o un billón de dólares se pierde solo por malas políticas de dirigentes o incompetentes o corruptos y un aparato de gobierno que no funciona, junto a un cuerpo militar que se desvió de sus deberes.

Debido a la corrupción y desvíos de recursos del estado para lucro de funcionarios, hoy al contrario, la economía venezolana se redujo de $300,000,000,000 en PIB del año 2012 a $60.000.000.000 en el año 2021. Fallidas políticas de control de precios y de cambio hasta el 2019, mala política monetaria para inyectar dinero a la economía sin productividad y por razones clientelares, ejecutar obras de infraestructura y contrataciones con el estado a sobre costos y sin licitar. Robo del dinero de Cadivi y luego robo de los fiscales que investigan la corrupción de CADIVI que nunca recuperan el dinero para la nación sino que se lo quedan. Todo esto ha arruinado el presente y futuro del país.

Así que podemos enumerar los costos de la corrupción en Venezuela como sigue:
1.- Millones de estudiantes no se educan adecuadamente para participar de la economía mundial ya que tienen infraestructura de escuelas inadecuadas y maestros mal remunerados.
2.- Hospitales que tampoco se construyen y los que existen no se mantienen adecuadamente. Esto hace que la salud del pueblo quede diezmada para que unos vivos tengan millones de dólares y que lo inviertan en paraísos fiscales.
3.- Política monetaria inflacionaria para repartir financiar un gasto fiscal que no se ejecuta sino que se reparte entre privilegiados del partido político de turno via contratos del estado que luego no ejecutan. Esta política monetaria clientelar genera otro costo inmenso en la población que es altísima inflación, devaluación lo que impide el financiamiento bancario a largo plazo para impulsar las actividades productivas de la nación y construir viviendas.
4.- Autopistas que no se ejecutan y se cobran. Esto impide que se desarrollen los pueblos del interior del país. Que veamos tanta gente deambulando por los pueblos de Venezuela sin trabajo, vegetando sin desarrollar sus talentos. Que observemos el potencial desarrollo agrícola, minero e industrial pasmado ya que no hay vialidad, ni electricidad estable ni telefonía, porque a todo se le pone sobreprecios.
5.- Y el peor daño de la corrupción es que distorsiona los incentivos sociales, el trabajo y los estudios no son mecanismos de ascenso social y estimula a todos los venezolanos a ser corruptos y a ver el estado como una piñata. Nada vale en Venezuela más que ser panas de las autoridades del gobierno de turno y excluyen al resto de la sociedad que emigra a otros países y quiebra y traumatiza la unión de la familia.
6.- Fuga de capitales y de talentos para otros países donde hay respeto a la inversión y al trabajo.
7.- Los políticos que practican la corrupción generan pésima calidad de vida y división social, sean los enchufados hoy, los apóstoles y los del guisadores de décadas pasadas.

8.- Los políticos que practican corrupción tienden a querer perpetuarse en el poder y acaba con la democracia.

Los políticos de los países que prosperan luego de ocupar altos cargos, no se quedan allí buscando reelecciones indefinidas para robar indefinidamente a las instituciones del estado junto a sus amigos. Los políticos y militares venezolanos deberían buscar unas formas menos depredadoras de ganarse la vida, ya que la corrupción desde la cabeza de las instituciones se expande a todo nivel y hasta el soldado de la Guardia Nacional de más bajo rango termina asaltando a la población que circula en las deterioradas autopistas del país.

Venezuela tiene un gran futuro si los políticos del gobierno y de la oposición cambian sus aspiraciones y dejan de ofrecer a nuestro país como botín a los rusos, chinos, iranies, cubanos y americanos. Los políticos de oposición y del gobierno deberían ofrecer el país a los venezolanos y crear instituciones de largo plazo que aseguren un gasto fiscal que ese ejecuta con licitaciones, una política monetaria para expandir la producción y no la corrupción, que permita el crédito a largo plazo, y a Venezuela desarrollar sus ventajas comparativas en energía, minería, agricultura, turismo, manufactura, logística, bancaria y tecnología. Venezuela si puede ser una gran potencia si su cuerpo militar y político son menos depredadores y sus dirigentes salen del cinismo y elevan sus cargo como promotores del desarrollo nacional.

Twitter: @alejandrojsucre

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Carlos Raúl Hernández

Aunque Marx no sabía escribir sin insultos atronadores, sus obras pasaron por la paciente corrección de Engels, el mejor amigo en el mundo, quien las hizo bastante legibles. Pero la inquina personal por Simón Bolívar, como si le hubiera quitado la novia, hace de cada alusión al Libertador un oprobio. Aguas abajo, para la “leyenda negra” marxista todo lo que hizo Bolívar fue perverso, megalomaníaco y bajoinstintivo, sin reconocerle nada bueno, igual que la otra leyenda negra, creada por él sobre los españoles: que solo vinieron a matar mujeres y violar hombres (o al revés, para que nadie se sienta discriminado por “género”). Nos caiga bien o mal, Bolívar es el titán de Latinoamérica y como dice un pensador marxista, André Gorz, “la dimensión de un hombre depende de las empresas que acomete”. Para estudiarlo a él o cualquier otro fenómeno, hay que evitar la crispación, aunque la guerra es el imperio de la crueldad y el crimen. Nos ayuda que desde el siglo XVII intentan imponerle normas de derecho, como hizo Hugo Grocio, uno de los intelectuales más valientes que comieron pan.

Por su obra El derecho a la guerra y a la paz y andar por encima de su época, terminó en las mazmorras, de donde lo fugó su no menos temeraria mujer, María. Nos hizo comprender que ética de un comandante deriva de fines y medios en su estrategia y de las decisiones bajo su control. En otro trabajo planteamos que el mejor método de calibrar una figura histórica es el de Plutarco, compararla con sus homólogos de época. Washington, Jefferson, Hamilton, Madison, Franklin, Lafayette, fundaron la nación más poderosa y democrática del mundo (por mucho tiempo). Mientras, el despotismo de Bolívar y los suyos, su ferocidad, odio por España, desprecio por el “pueblo”, ambición de poder absoluto, trajeron terribles efectos y herencias (“acabaremos con la raza maldita de los españoles…no quedará uno vivo” … “…contad con la muerte, aun siendo indiferentes”.1813). Bolívar balcanizó la Gran Colombia, sembró autoritarismo e inestabilidad institucional hasta nuestros días, y eso lo llevó a morir execrado.

Destruyó con los pies lo que Washington logró con el cerebro. Mientras EE. UU pasó de 11 estados a 50, su ambición autocrática hizo trizas la Gran Colombia, trizas enguerrilladas, y después de la independencia gran parte de la región entra en caos. Había comenzado mal, con una traición. Simón estaba relajado con una amiga cuando Monteverde toma Pto. Cabello, su guarnición, y cae la primera república en 1812, pero él culpa a su jefe y lo entrega a los españoles por un pasaporte. Va a Colombia donde escribe la coartada, el Manifiesto de Cartagena (1812) con sus ideas fijas hasta la muerte: “el pueblo” no sirve moral ni intelectualmente para la libertad y necesita mano de hierro, la suya. La primera república había caído por blanda, por no fusilar suficiente. Sus documentos esenciales recogen esta constante en retórica romántica y puntillada de neoclasicismo. Otro legado del Libertador, que practica con tesón Latinoamérica hasta hoy, es barajar el juego y rehacer las instituciones por medio de constituyentes, cada vez que a un mandamás le da la gana.

Mientras Washington hizo la constitución norteamericana, la única, Bolívar hace periódicas “constituyentes” para adaptar el traje a su medida. En el Discurso de Angostura para instalar la de 1819, refresca el récipe autoritario. Como suele, antecede eventos con renuncias utileras y con la otra mano reclama poder total, se hace nombrar, no solo presidente, sino Libertador y Padre de la Patria, aunque aún no había libertado y exige un cuadro suyo en la sala de sesiones. Consigue objetivos autoritarios con sus tesis de siempre: un fuerte poder centralizado, no la federación de los países de la Gran Colombia que no cuadra con nuestra “idiosincrasia, no servimos para la democracia y si para un senado vitalicio. (“…así, legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos”). Dos años más tarde, el 6 de mayo de 1821, mes y medio antes de Carabobo, se instala una nueva constituyente, la convención de Cúcuta, con dominio total bolivariano. Para demostrarlo se hace elegir Presidente de la Gran Colombia casi por unanimidad

Aprovecha para poner en su sitio a Santander con ocho rondas antes que complete los votos para la Vicepresidencia. Como solía hacer, dice que no quiere poder, pero… ¿qué puede hacer un imprescindible? (“Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquél emana de las leyes. Cambiadme, Señor, todos mis dictados por el de buen ciudadano”) En su envoltorio de humildad, su dominación abrumadora sobre la asamblea y el autoritarismo hipercentralista aplastan las provincias de la Gran Colombia. Abusar del poder e irrespetar a sus hombres esenciales, deja heridas en José Antonio Páez y Francisco de Paula Santander, que se abrirán más adelante y a quienes la religión bolivariana pinta como monstruos. Para marcharse al sur encarga al vicepresidente Santander, a quien la claque militar bolivariana, “los sablones”, no le hacía mucho caso, la situación se hacía intolerable y hay motines en Venezuela y Colombia. Quién no quería ser más que simple ciudadano, va a Perú a redactar la Constitución Vitalicia, que no aprueba el Congreso, sino cómodos colegios electorales.

La promulgan el 8 de diciembre de 1826. Sigue al dedillo la evolución de la maniobra y opera como cualquier político de los que despreciaba. Escribe a un militar de su confianza: “esta es, mi querido general, una operación que debe realizarse con el mayor tino y habilidad…puede producir un bien perdurable para la república. Ud. debe empeñarse con los colegios electorales de ese departamento a fin de que aprueben íntegramente el proyecto…” pero se producen levantamientos masivos y más tarde deben revocar la “constitución”. Valentin Paniagua, quien fuera presidente provisional a la caída de Fujimori (2000) Cuenta en su libro Los orígenes del gobierno representativo: “(los miembros) del colegio electoral de Lima fueron encerrados en la Universidad rodeados de tropas para que aprobasen el proyecto. Freyre, satélite de la tiranía, en una mano les presentaba, dádivas…y en la otra la muerte” (2003). Nos recuerda la consigna de PRI mexicano para los insumisos: “plata o plomo”. En Bolivia hace aprobar la misma “constitución vitalicia”.

Un texto del Libertador sorprenderá a muchos: “El Presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución, como el Sol que, firme en su centro, da vida al Universo. Esta suprema Autoridad debe ser perpetua; porque en los sistemas sin jerarquías, se necesita más que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los Magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas. Dadme un punto fijo, decía un antiguo, y moveré el mundo. Para Bolivia, este punto es el Presidente vitalicio. En él estriba todo nuestro orden” (Bolívar: Discurso a la Constituyente de Bolivia, 1826). Sale de urgencia a Venezuela porque Páez encabeza la Cosiata que repudia ese despotismo avasallante y, peruanos y bolivianos aprovechan para derogar la constitución y destituirlo del cargo. El semidios se descompone a toda velocidad y las provincias de la Gran Colombia querían cesar la pesadilla “vitalicia” y crear una federación estilo norteamericano para detener la entropía, los levantamientos, buscar salidas. Convocan una nueva constituyente, la convención de Ocaña en abril de 1828.

Y ocurre lo imposible: Bolívar en minoría y aunque no se cuestiona su autoridad, la democratización impera. Se instala en Bucaramanga a dirigir la conspiración contra el evento. El 14 de mayo de 1828 en carta a Urdaneta dice: "O´Leary… ha llegado… para persuadirme de que no hay temor alguno (de) un mal resultado de la convención…están resueltos a no firmar ni votar (lo) que no sea excelente, y…abandonarán… retirándose de Ocaña y denunciándolos a la nación como perturbadores y enemigos públicos" (Citado por F. Encina: El duelo con el sino…) Ante el escándalo de su derrota, el Libertador se “lleva las urnas”, su fracción se retira y rompe el quorum. El 27 de agosto da un golpe de Estado, clausura el Congreso, anula la constitución de Cúcuta y se declara Dictador con un decreto que llamó Ley fundamental, una “constitución” aprobada en casa, y sigue cuesta abajo. Luego vendrá el atentado contra su vida en Bogotá (25/sep/1828), que trasparenta su desamparo, por la insólita irrupción de cuarenta asesinos armados al palacio presidencial contra el presidente de Colombia, para que lo salve Manuela Sáenz, con cuatro pares de faldas.

@CarlosRaulHer

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Guillermo Mendoza Dávila

Los venezolanos culminamos esta semana llenos de inmenso regocijo. Y no es para menos, ya que desde la campaña electoral de 1978, cuando se impuso aquel famoso eslogan ¿dónde están los reales? estábamos muy ansiosos a la espera de conocer la elusiva respuesta. Esta perspicaz campaña que propuso el entonces asesor americano David Garth, nunca fue respondida. Ni en la cuarta ni en la quinta.

Pero por fin, alabada sea María Lionza, luego de apenas 45 años, el prolongado acertijo nacional ha sido resuelto. SE LOS ESTABAN ROBANDO. A caray, quién lo hubiera pensado. Tamaña sorpresa para el incrédulo populus. Al menos nos queda claro que este gobierno va a luchar muy duro contra la omnipresente corrupción, ¡para que lo sepan! No les fue fácil abrir este criptex, más complejo que aquel que usó Dan Brown en el Código Da Vinci, pero ahora si van con todo.

A medida que pasan los días la cifra reportada en este pervertido episodio va subiendo. Inicialmente nos dijeron que el botín era de apenas $2.800 millones. Luego redondearon a meros $3.000. Ahora aquel afamado abogado que nos enseñó que no hay que ser flaco para “saltar la talanquera” nos habla de 23 millardos. Diantre. Vieron, sí que había suficiente dinero para ajustar los salarios públicos. Pero, resulta que los fondos se esfumaron por el oscuro camino del blockchain.

Pues bien, ¿qué podemos hacer de todo esto, cómo debemos interpretar esta sonora movida de mata? En ese espinoso sentido, a continuación les dejo una lectura, o más bien mi sencilla opinión al respecto.

Veamos los hechos. Al principio supimos que cayó con mucho estruendo el del trombón, luego les pusieron los ganchos a dos violinistas y al del clarinete, siguieron los de las flautas, la tuba, los platillos y el del gong. Está anunciado a los cuatro vientos que están buscando al pianista y pronto deben atrapar al del contrabajo. Pero aquí la gran pregunta, la verdadera cuestión de fondo es ¿qué pasará con el director de la orquesta?

Obviamente, ante toda encrucijada hay dos opciones. Una, que quede libre y desaparezca con el atardecer, esperando que llegue el olvido que borre las huellas de su disonante gestión; en cuyo caso sabremos que esto no fue otra cosa más que un movimiento magistral en el tablero del ajedrez político que han sabido jugar con inusitada destreza los que conforman este bizarro movimiento. En especial ante una inminente campaña electoral, con los puntos bajos.

Allí sabremos que con demostrada maestría enrocaron la torre y el rey, movieron la reina y sacrificaron algunos peones para que el juego continúe. Quizás atendieron a llamados internacionales sobre la idoneidad de quien negocie y firme nuevos contratos con empresas petroleras, quizás fue la presión interna de los encumbrados hermanos que según los periodistas ya era muy evidente, o quizás una cualquiera de las otras tantas interpretaciones magistralmente urdidas que hemos escuchado esta semana.

Empero, no olvidemos que tenemos aún por considerar el otro ramal de esta enrevesada bifurcación. Que no es otra cosa que despertar y leer incrédulos que hicieron preso al famoso director de esta desafinada orquesta. Entonces la lectura es otra y muy diferente; claramente, que aquí alguien se haya comido la luz.

Si el reparto no fue acorde a los términos previamente acordados entre los reconocidos cabecillas del sistema de orquestas; entonces, todos ellos, muy insatisfechos con el extravío de “sus” fondos mediante el uso de las elusivas criptos hayan pasado severa factura, cortando la cabeza a uno de los suyos. Un extraordinario adulticidio, inesperado e impensado en el seno de este proceso.

Hacemos uso del refranero popular con aquello de “amanecerá y veremos”. El tiempo, más temprano que tarde será el inequívoco juez de esta compleja charada. Sigo preguntándome con alto grado de incredulidad… ¿Irá preso Dudamel?

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