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Opinión

Humberto García Larralde

El inicio de año suele acompañarse de esperanzas de mejora, como si las trabas y malas energías que frustraron nuestras aspiraciones el año pasado se hubiesen ido con él. Quizás por razones de fe, emergen expectativas positivas: no merecemos las penurias a que nos ha condenado el chavo-madurismo. Bienvenidas sean, si ello se plasma en una disposición de lucha por superar las dificultades que agrian nuestro derecho a una vida mejor. Y este ánimo parece inaugurar el 2023; multitudinarias manifestaciones de docentes en pueblos y ciudades a lo largo de la nación y también de los Sidoristas en Guayana, protestando en contra de sus deplorables condiciones de vida y de trabajo. Pero, a juzgar por la visión edulcorada de “recuperación” que presentó Maduro la semana pasada en su Memoria y Cuenta, tales movilizaciones no tendrían razón de ser. ¿Realmente se recupera el país bajo Maduro?

La economía fue descrita como ciencia “lúgubre” (dismal) por parte del filósofo escocés del siglo XVIII, Thomas Carlyle. Aunque nos tilden de “aguafiestas”, debemos señalar que la superación de la miseria material de las mayorías venezolanas no será sin incrementos sostenidos en la productividad. Es decir, sin una aplicación cada vez más eficiente de los recursos a nuestra disposición para producir los bienes y servicios que requerimos. Y por integrar una economía globalizada, esta eficiencia debe reflejarse en ventajas competitivas en suficientes sectores como para pagar por nuestras importaciones.

Solemos obviar esta verdad básica, porque fuimos amamantados en la idea de que teníamos a mano una riqueza inagotable --la renta petrolera-- que eventualmente vendría al rescate. Las políticas de reparto dispendioso de Chávez, junto a la temporada de caza (de rentas) que abrió el desmantelamiento de las instituciones, afianzaron tal visión. Pero también destruyeron la gallina de los huevos de oro.

Incrementos en la productividad de una empresa resultan de la inversión en maquinarias y equipos mejorados, la mayor preparación de su fuerza de trabajo, la optimización de sus procesos de procura, manejo de inventarios y venta, y de una organización y una gerencia ágil y abierta. Éstos y otros aspectos engloban la incorporación, por distintas vías, del progreso tecnológico. Suelen entenderse como el ámbito de acción de la propia empresa.

Pero la instrumentación de estas mejoras está sujeta a incentivos, expectativas y posibilidades de financiamiento, amén de las condiciones del entorno que permitan su desempeño exitoso. En Venezuela este contexto es, como sabemos, muy adverso.

Además de enfatizar medidas propicias a la innovación y al fortalecimiento competitivo de empresas particulares, es menester identificar las trabas (deseconomías externas) que tanto merman el uso eficiente de los recursos existentes y que desincentivan el trabajo creativo. Si bien la liberalización de precios y del uso de divisas ha permitido iniciativas particulares alentadoras –la necesidad es la madre de la inventiva—, son apenas una sombra de las potencialidades que representa la vasta subutilización de recursos productivos, resultado de la destrucción urdida por la gestión chavo-madurista.

Un paso básico para poder aumentar rápidamente la productividad del país como un todo es lograr el mayor aprovechamiento posible de la inmensa capacidad ociosa del aparato productivo doméstico, tanto del campo como de la ciudad. Idealmente, aumentaría significativamente el producto sin tener que hacer importantes inversiones o sin incurrir en mayores costos. Lamentablemente, no es así, dado el grado de destrucción del tejido industrial, la desaparición de proveedores y de servicios especializados, la emigración de mano de obra calificada y de talento profesional, la reducidísima capacidad financiera de la banca y, desde luego, el colapso de los servicios públicos y de la infraestructura física.

¿Cuánto pierden talleres, fábricas o comercios, por la caída del suministro eléctrico, del agua o del gas, o por tener que adquirir una planta eléctrica de emergencia? ¿Cuál es el costo para un negocio pequeño, de un transporte encarecido por las esperas interminables para cargar combustible? ¿Cuánto añade al precio final de la producción agrícola el mal estado de los caminos, la falta de gasolina y reponer el matraqueo de la Guardia en los peajes? ¿Cómo lidiar con los bajos salarios, las fallas de transporte, la inseguridad personal y el deterioro de los servicios de salud que tanto perjudican a los trabajadores?

En fin, la lista puede alargarse mucho más. Los empresarios, en épocas mejores, ya se referían a estas deficiencias como “el costo Venezuela”, que lastraban su competitividad. Hoy la situación es mucho peor; un país destruido y un Estado desguazado y, por tanto, incapaz de responder apropiadamente a los problemas nacionales. Además, debe sumarse las comisiones, extorsiones, robos y corruptelas que, amén de la inseguridad en general, pechan las actividades productivas. En ausencia de restricciones cambiarias y arancelarias, la existencia de este “costo Venezuela”, inflado, hace que la sobrevivencia de muchos negocios dependa de las bajas remuneraciones a sus empleados y trabajadores, muy inferiores a las de nuestros vecinos latinoamericanos. Por más eficiente que sea una empresa en sus actividades internas, su mayor productividad es anulada por estas deseconomías externas “revolucionarias”. Obvio que, en estas condiciones, no puede aspirarse a aumentos apreciables en el ingreso de la población.

Pero Maduro y sus cómplices se evaden construyendo un mundo de fantasía que hace desaparecer tales “menudencias”. Inventan una cifra descomunal de pérdidas atribuidas a las sanciones --¡232 mil millones de dólares desde 2015!— para ocultar su responsabilidad en la pauperización de los venezolanos.

Sucede que la prohibición de operaciones financieras a través de la banca de EE.UU. es de 2017, año en que Venezuela entró, de hecho, en default, por no poder servir la enorme deuda acumulada por Chávez y su pupilo. Para ese año, el BCV registró un PIB que se había reducido en más del 36% durante la gestión de Maduro en la presidencia. Y las sanciones petroleras se aprobaron en 2019. Para entonces, según cifras oficiales, la producción de crudo apenas superaba la tercera parte de la de 2012. La caída estimada del PIB –porque se dejaron de publicar cifras oficiales—rozaban el 60%. Y no se detuvo hasta 2021, cuando el valor de las actividades económicas en el país se había encogido a la cuarta parte del de 2013.

Maduro ahora alardea que el año pasado la economía creció en un 15%. Suponiendo, incluso, que esta cifra fuese creíble, implicaría recuperar sólo un 3,75% de lo que se produjo en 2013. Sabemos, además, que este incremento fue aprovechado por muy pocos. Al cerrar 2022 la inflación se había comido buena parte de los aumentos salariales de marzo, y el salario mínimo había caído a menos de siete dólares mensuales, unas 50 veces inferior al promedio latinoamericano.

El gobierno de Maduro amenaza con anunciar nuevas medidas salariales, aquellas que, sin mejoras en la productividad, se financiarán con emisión monetaria, combustible para la inflación. Porque, en ausencia de la restitución de las garantías, derechos a la propiedad, resolución ágil de disputas, financiamiento, recuperación del crédito internacional y de la capacidad del Estado --con rendición de cuentas y transparencia en su gestión--, Venezuela continuará sumida en la trampa en que la colocó el chavo-madurismo. Y no puede quedar fuera el pisoteo de los derechos humanos, con unos doscientos cincuenta presos políticos, emisoras cerradas y represión. Ello es consustancial a esa trampa, construida con las alianzas tejidas por Maduro para mantenerse en el poder, cuya base es el desmantelamiento del Estado de derecho. El régimen de expoliación instalado no es un accidente; tiene poderosos dolientes, sobre todo entre el reducido grupo de militares traidores que controlan la cúpula castrense.

Recuperar la capacidad productiva de petróleo tardará años y requerirá la inversión de decenas de millardos de dólares. Sanear el Estado y poner a funcionar los servicios públicos, requiere también de recursos mil millonarios, que sólo la banca multilateral puede dar. Y las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, apenas se asomarán, da no haber cambios fundamentales en la situación del país. Y sin ello, la productividad global de nuestra economía permanecerá en el subsuelo y, con ello, las remuneraciones de todo aquel que no esté bien enchufado.

Economista, profesor (j), Universidad Central de Venezuela

humgarl@gmail.com

 6 min


Eddie A. Ramírez S.

Las nuevas generaciones desconocen lo que es un sainete. Las no tan nuevas lo deben haber olvidado, porque se representan muy poco. Son o eran piezas teatrales cortas, de carácter popular y burlesco. Por extensión, la palabra se utiliza como referencia a un acontecimiento grotesco o ridículo. Últimamente se presentan varios sainetes, aunque no en teatros, ni de ficción. Se desarrollan en el eje Madrid- Barcelona-Caracas. Están relacionados con la literatura, la socialité, el deporte, la música y la política. Cada uno deja una moraleja. Al contrario de los conocidos sainetes escritos por Ramón de la Cruz y por Carlos Arnichez, en los que hay un personaje bueno y otro malo, en los que presenciamos no es fácil distinguir entre uno y otro.

El primer sainete, se basa en la relación entre un destacado escritor entrado en años y una señora, no muy joven, pero que se las echa y todas las semanas aparece en revistas faranduleras. La moraleja por extraer es que cuando se llega a cierta edad es mejor dejar de lado ciertas ilusiones o fantasías, lo cual es válido tanto para gente laureada, como para quienes permanecen más tiempo de lo prudente en los medios sociales a punta de matrimonios y de divorcios.

En política también hay que olvidarse de las fantasías, dando prioridad a lo que está en nuestras manos que, en nuestro caso, son las elecciones a pesar de los escollos.

El segundo lo protagoniza un jugador fuera de la cancha y una cantante en los escenarios. Al primero, como buen jugador que fue de la Liga, le encanta ligar. La cantante, claramente ofendida, le dedica una pegajosa canción y, burlándose de su habilidad defensiva, le metió un gol. La moraleja es que ligar tiene sus riesgos. Como dice Berna González en El País de España, “hoy las mujeres ya no lloran su despecho, sino que facturan”. La situación no está clara, pica y se extiende. Esto también es válido para los políticos que brincan talanqueras.

Estos dos sainetes dan pie para cotilleos en peluquerías y en revistas faranduleras. En los medios de comunicación escritos y en las redes ocupan más espacios que los grandes problemas que aquejan a la humanidad, como la pobreza, los desplazamientos de millones de personas de sus países por razones económicas o políticas, la invasión de Rusia a Ucrania, las violaciones de los derechos humanos en muchos países, los atropellos a las mujeres en Irán y en Afganistán o el calentamiento global. Incluso, quien esto escribe, tratando de eludir la reiterada mención a la situación política que nos aqueja, cayó en la tentación de dedicarle

unos párrafos a hechos que solo deberían incumbir a los protagonistas.

El tercero es obligatorio para no dejar de lado nuestra situación política. Se desarrolla entre uno que se dice defensor de la justicia y otro que se identifica con la voluntad popular. Ha sido el divorcio más traumático. Quizá porque era una relación incestuosa, debido a que los actores provienen de una tolda política común. Lamentablemente, este sainete nos atañe a todos los demócratas. No nos arranca sonrisas, sino rabia. Mientras trabajadores públicos de la educación, de las empresas estatales de Guayana y nuestros jubilados corren riesgos protestando por su situación socio-económica; mientras los presos políticos son torturados y el pundonoroso teniente coronel Igbert Marín Chaparro está en huelga de hambre y su vida corre grave peligro; mientras millones de compatriotas atraviesan a pie ríos, montañas y desiertos, huyendo del hambre, de la escasez de electricidad, de agua y de la inseguridad, algunos connotados dirigentes de la oposición se pelean en vez de unirse para salir del régimen opresor.

El vanguardista mayor acusó a dirigentes justicieros de tener vínculos con el gobierno de Nicolás Maduro. Los justicieros ripostaron que “la unidad está primero y que quienes dicen encarnar la voluntad del pueblo “predican el odio, mienten y fortalecen a Maduro”. Los dos grupos son tan insensatos, que, por defender sus intereses, favorecen al régimen usurpador.

Traicionan a parte del pueblo venezolano que inicialmente los percibió como la generación de relevo. Corren el riesgo de que, como en las malas representaciones, el público les dé laespalda. La moraleja es que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe.

¿Será posible que, por lo menos, cierren la boca? ¿Con qué cara solicitamos a otros gobiernos que nos apoyen, si nosotros nos ponemos zancadillas? ¿Será posible una reconciliación?

¿Valdrá la pena? Recordemos que a veces el divorcio es necesario y conveniente. Quizá las elecciones primarias pueden ser la oportunidad para callar a los necios y presentarle a nuestro electorado solo dos candidatos, cada uno apoyado por un bloque de partidos, con respaldo de organizaciones de la sociedad civil y de independientes.

La Conferencia Episcopal Venezolana sí habló lo debido y monseñor Besabe fue contundente en su homilía el día de la Divina Pastora, al expresar con angustia: “oremos por nuestra Venezuela, herida, maltratada y saqueada a más no poder, y que cesen las burbujas de la falsedad económica que pretenden ocultar al mundo la precaria situación en que están inmersos la mayor parte de los hermanos venezolanos” ¡Bravo!

Como (había) en botica:

Fue una masacre. No lo pueden ocultar. Oscar Pérez y seis compañeros fueron asesinados hace cinco años después de rendirse.

Recientemente falleció en el exilio César Vicente, pundonoroso capitán del tanquero petrolero Morui, quien se sumó al paro cívico de diciembre del 2002 en defensa de la democracia.

La nueva directiva de Pdvsa quizá, solo quizá, sea apropiada para la junta de condominio de un edificio pequeño.

Según denuncia El Nacional, el régimen está arremetiendo contra Carolina Briceño por su acucioso trabajo de investigación, junto con Ramón Hernández, de la estrecha relación entre los hermanos Morón y Nicolás Maduro Guerra.

Felicitaciones a la bellísima diseñadora de ropa y de sueños Amanda Dudamel, primera finalista en el Miss Universo, sobre todo por su actividad en favor de los menos favorecidos en el barrio de Petare.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Trino Márquez

En el complot que un sector de la oposición urdió contra el llamado ‘gobierno interino’ presidido por Juan Guaidó, se cometieron excesos de distinto tipo. Solo voy a referirme a los que me parecen más importantes por las consecuencias tan negativas que están produciendo y que, seguramente, se ahondarán en el futuro inmediato.

Guaidó era el presidente de la Asamblea Nacional el 10 de enero de 2019, cuando a Nicolás Maduro le colocaron de nuevo –esta vez Diosdado Cabello, presidente de la ilegítima Asamblea Constituyente- la banda presidencial para asumir el período constitucional 2019-2025. Maduro había salido electo en un proceso comicial fraudulento en mayo de 2018. En vista de la usurpación perpetrada por el mandatario y sus camaradas, la oposición parlamentaria –en la cual se encontraban representados todos los partidos importantes de la oposición- decidió designar a Guaidó como Presidente de la República interino, con el fin de cubrir el vacío legal que se había creado. Todo en el marco de la Constitución de 1999. Lo demás es historia conocida.

Los defenestradores de Juan Guaidó dicen que el interinato no cumplió con los objetivos fijados: salir de Maduro y convocar elecciones libres. Este argumento es muy débil pues ninguno de los planes y políticas aplicadas por la oposición a lo largo de un cuarto de siglo han logrado esa meta.

Una rápida lista de los acontecimientos muestra que tras el propósito de recuperar la democracia fallaron los promotores de los sucesos del 11 de abril de 2002; los organizadores del paro cívico de 2002-2003; quienes impulsaron la abstención de 2005; y quienes obtuvieron el glamoroso triunfo en las elecciones legislativas de 2015. Todo el mundo recuerda la promesa de Henry Ramos Allup en enero de 2016 de sustituir a Nicolás Maduro, por la vía constitucional, en un período no mayor a seis meses. Fracasaron también las vías insurreccionales de 2014 y 2017, incluido el intento de golpe del 30 de abril de 2019. En la lucha contra el régimen no hay ningún dirigente, partido o sector que pueda decir que no se ha equivocado tanto en el diagnóstico como en los logros. Por lo tanto, señalar que había que acabar con el interinato porque no había cumplido con las metas propuestas me parece un exabrupto. Por cierto, al frente de Acción Democrática, Primero Justicia y un Nuevo Tiempo están los mismos dirigentes de hace veinticinco años. Nadie dentro de sus agrupaciones les ha dicho que deben retirarse porque fracasaron. Los militantes que se han atrevido a formular algún planteamiento crítico han salido eyectados como corcho de limonada.

El fariseísmo de quienes dinamitaron el interinato lo hicieron a la sombra. Tramaron una emboscada sin dar la cara ni formular la menor autocrítica. No fueron capaces de convocar una rueda de prensa para explicarles a Venezuela y a las naciones que apoyaron esa iniciativa, cómo y por cuál motivo habían tomado esa drástica decisión; y cuáles las política y planes que sustituirían a lo representado por Juan Guaidó. Ignoraron las opiniones de los juristas más destacados del país, inclinados a continuar con el interinato ya que ninguna de las condiciones institucionales que lo habían justificado habían cambiado. No les importó para nada la opinión pública. Se sacaron de la manga unas cuantas cifras aisladas y descontextualizadas para decir que el interinato carecía de apoyo popular. Se buscaron a tres diputadas muy valiosas, pero totalmente desconocidas, residentes en el exterior y carentes de peso específico, para integrar la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional de 2015, sin que se sepan las razones de ese nombramiento.

La conjura la tramaron a cambio de nada. Al menos de nada positivo que el análisis desde la perspectiva democrática pueda destacar. Ahora la oposición se encuentra más dividida, más debilitada y le corresponderá luchar en peores condiciones que antes contra el Gobierno. La decisión no fortaleció las posibilidades de reanudar las conversaciones en México. La soberbia y desplantes de Maduro, Jorge Rodríguez y compañía son ahora más agresivos. Esos señores no muestran ni el menor interés en volver a reunirse con la Plataforma Unitaria. ¿Para qué? Han amenazado con cambiar la composición del CNE, seguramente porque desean colocar allí a los ‘alacranes’, que obedecerán las órdenes de Miraflores sin chistar. Enrarecieron aún más el ambiente de las primarias, a las que les colocaron algunos tacos de dinamita alrededor. Esperemos que no terminen por hacerlas estallar. La condición de los presos políticos y de los derechos humanos será aun más precaria, pues la oposición perdió un factor de presión internacional muy poderoso. El nexo con la Unión Europea y, probablemente, con Estados Unidos será más frágil, luego del espectáculo protagonizado por los detractores de Guaidó. Pronto veremos qué va a ocurrir con los activos internacionales de Venezuela a los cuales Maduro quiere ponerles la mano antes de 2024.

La Plataforma Unitaria se alineó con los intereses del régimen, que aspira a tener una oposición domesticada, raquítica y sin capacidad de organización y respuesta. Todo muy deplorable. Así comenzamos 2023. De todos modos, como este es mi primer artículo de la temporada, Feliz Año.

@trinomarquezc

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Luis Ugalde, S.J.

En Venezuela amanece el año nuevo en pobreza integral: pobre el Estado, pobres las empresas, pobres las escuelas y las universidades, pobres los servicios públicos… Hasta la banca es pobre. De miseria los salarios e ingresos de millones de trabajadores y jubilados, sobre todo del sector público. Todo gracias al “socialismo del siglo XXI”. No hay mentira oficial que pueda tapar esta realidad. Es necesario reconocerla y enfrentarla unidos para derrotarla.

El mayor peligro no es la pobreza material, sino la resignación espiritual a la actual agonía social, económica y política; rendirse a una Venezuela sin vida y sin futuro.

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) todos los años empieza enero con una Asamblea para auscultar los signos vitales del país y de la propia Iglesia, para definir tareas y compartir su visión con todos los venezolanos. Por su parte los venezolanos, católicos o no, que no se resignan a la derrota, se preguntan por el aporte de la Iglesia; no faltan quienes temen que se someta y acomode a la actual gran derrota nacional. Más allá de las excelentes exhortaciones episcopales de los últimos años, los católicos y Venezuela entera necesitamos ahora una sacudida espiritual para levantarnos y ponernos en marcha para la urgente reconstrucción del país.

La Escritura nos ofrece una luz en Los Hechos de los Apóstoles que narra los primeros pasos de la naciente Iglesia en Jerusalén. Un día dos apóstoles de Jesús Pedro y Juan, al entrar como judíos fieles al templo a orar, se encontraron con un paralítico tendido en el suelo pidiendo limosna. Pedro le dijo “no tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, levántate y camina” (Hechos de los Apóstoles 3,5-11) y el paralítico se levantó ante el asombro de sus familiares y conocidos y se transformó en testigo de esa fuerza espiritual de Jesús que cambia todo. Hoy con esta Venezuela tullida y limosnera no tenemos futuro sin una fuerte sacudida espiritual. Levantarse en nombre de Jesucristo no es un individualista “sálvese quien pueda”, sino un amor radical que hace brotar la solidaridad con rescate de las instituciones públicas y el trabajo conjunto para el bien común, para el renacer de la República de ciudadanos frente a nuestra actual situación de habitantes resignados y desarticulados llorando la pérdida de la renta petrolera y su Estado. La sociedad civil, no es una abstracción, sino una realidad que nos transforma a millones de resignados, dispersos y tullidos en productores solidarios de riqueza sociopolítica.

Para esa transformación no basta un buen documento del Episcopado, sino que millones de venezolanos que somos Iglesia nos preguntemos “que puedo aportar yo”. Al pasar de pedir a dar, descubrimos que cuanto más damos, más riqueza espiritual tenemos y fuerza para renacer como país unido.

La Iglesia universal está en una reflexión sobre su identidad “sinodal” que renace como comunidad desclericalizada caminando juntos y descubriendo lo mucho que podemos aportar unidos.

Política renacida

Sin una sana política de pacto social solidario, no hay República. En medio del actual espantoso desprestigio de la política, necesitamos descubrir lo mucho que cada uno podemos aportar y lo imprescindible que es para el renacer político del país. Transformación del poder público que hoy sufrimos como dominio y latrocinio que ha degradado a la nación a ser un mendigo inválido postrado a la puerta del templo. El renacer de la sociedad civil enterrará el corrompido cadáver político (presente hoy de diversas maneras en el gobierno y la oposición) y alimentará las fuerzas renovadoras nacidas de ese espíritu que pone en pie nuestra acción responsable. Sabemos por experiencia que, en medio de los desastres, el solidario amor al prójimo se convierte en una indomable fuerza espiritual que transforma todo porque nos transforma a nosotros. Miremos a las miles de parroquias, capillas, comunidades de base, grupos apostólicos o activos servidores de la salud y educación… Somos muchos y es mucho lo que hacemos, pero todo ello es una mínima parte del potencial que necesitamos activar. La Iglesia caminando juntos con espíritu sinodal, aporta una fuerza transformadora que se multiplica cuando su voz y su ejemplo se vuelven convincentes para el conjunto del país. A pesar de la depresión, Venezuela no se resigna a la actual situación de agonía y de muerte. Tenemos como país un objetivo humano compartido y el compromiso de lograr juntos vida y libertad. Necesitamos que los derechos humanos florezcan y que los ideales democráticos expresados en la constitución regresen con unas elecciones democráticas, libres y justas en una Venezuela que no está sola sino acompañada de los países democráticos del mundo. Producir nuevas realidades y como soberanos elegir las autoridades, desde el presidente hasta el alcalde del pueblo más pequeño.

La vida del país, hoy postrado en la indigencia, viene con el renacer de la educación de calidad y de los medios de comunicación social libres, de las empresas productoras, del trabajo bien remunerado y del respeto a la opinión ajena que libera a los presos políticos y a los perseguidos y obedece y aplica una constitución rescatada.

Eso significa lo que dice Pedro – y nuestra Iglesia- al pueblo venezolano hoy postrado y sin fe en su enorme potencial espiritual: “En nombre de Jesucristo levántate y camina”.

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Benjamín Tripier

La presentación de la Memoria y Cuenta a la AN 2022, es un punto de referencia para ajustar o confirmar la lectura que los analistas de entorno van generando sobre el estado de la política, lo social, lo económico y, de alguna manera, lo internacional.

La estructura de la presentación fue similar a la de los años anteriores con intenciones de hacer cosas, y con la declaración de haber hecho cosas. Es, sin duda la percepción que el gobierno tiene de sí mismo, y de cómo cree que está la situación del país. Se convierte en una de las tantas lecturas que, sobre esos mismos temas tienen otros actores sociales, económicos y políticos.

Una vez más, la autocrítica fue débil, y tal vez el mayor signo de humildad fue el repetido “modesto, pero no suficiente” para explicar algunos de los números que, a todas luces eran muy, pero muy pobres.

Pero la omisión más dramática fue la del tema eléctrico, y de las energías primarias que lo respaldan. Ni una palabra sobre que estamos estancados porque no hay electricidad suficiente, ni que estamos impedidos de crecer por la misma razón.

Hablar de futuro y de crédito, sin mencionar inflación y oferta agregada, termina convirtiéndose en una contradicción; porque con más crédito se expande la demanda, la cual hace presión sobre una oferta rígida de bienes y servicios, haciendo que, por definición, los productos siempre sean escasos y tiendan a costar más; ya sea en dólares, ya sea en bolívares; es un simple juego de oferta y demanda.

Pero el gobierno sabe eso, porque fue el impulsor del súper encaje; el cual, como parte de un conjunto armónico de medidas con perfil esencialmente monetario (incluyendo el levantamiento de los controles de precios y la libre circulación del dólar), logró frenar la brutal hiperinflación que teníamos y la convirtió/ degradó en una inflación muy alta, siempre borderliner con el retorno a la híper.

Porque a todas luces esas medidas tenían el perfil –como suele pasar con todas las medidas que distorsionan- de ser transitorias, mientras se estimulaba la expansión de la producción; pero no tomaron en cuenta que el producto de un país, es la electricidad con que cuenta… o como en nuestro caso, con la que no cuenta.

Tenemos una restricción estructural en cuanto a la energía para soportar, tanto la precaria infraestructura productiva que tenemos activa, como cualquier crecimiento profundo que vaya más allá de lo comercial y transaccional. La utilización de la capacidad instalada que ha crecido al doble desde julio 2021 a julio 2022, tiene como techo la restricción eléctrica.

Lo comento porque el crecimiento en la cartera de crédito al que se hizo referencia, es por un lado una buena noticia, pero por el otro un peligro que se resume en que, o bien presionan sobre una oferta escasa, o bien presionan sobre el dólar, el cual también, es un inventario realmente escaso y limitado.

Cualquier expansión en el crédito que no tenga un correlato concreto con la expansión de la parte real de la economía, nos seguirá condenando a permanecer en la triste estadística de ser uno de los cuatro países, junto con el Líbano, Zimbabue y Argentina, con los peores índices de inflación del planeta. Y eso no es bueno, porque también nos condena a no recibir inversiones, y, si por casualidad, llegara alguna, lo haría con una prima de riesgo que se manifiesta o bien en precios muy altos, o bien en muy mala calidad… o, lo más probable, en las dos anteriores juntas.

Sería importante formalizar el sentido de dirección liberal, capitalista y de mercado que está llevando el gobierno, y así, de una buena vez, estar seguros de que no habrá un retroceso que nos regrese a las etapas más oscuras del socialismo que nos trajo a este presente tan complicado.

Porque siempre está latente la pulseada entre los radicales que quieren regresar al Plan de la Patria y los neo chavistas que proponen una mejor calidad de vida. Tienen que tomar decisiones duras, y este es su momento para hacerlo, considerando que la oposición verdadera fue desmantelada. Y deberían hacerlo, porque la misma oportunidad política que tienen los liberales para imponer su estrategia, también la tienen los radicales. Por eso creo que estamos en un momento de decisión que nos pueda llevar o bien a una economía de mercado, o bien al comunismo chino, que lo tenemos “a la vuelta de la esquina”.

Político

La desaparición de la figura del interinato no cambió la percepción que del gobierno de Maduro tiene la comunidad internacional históricamente relevante para nosotros; siguen considerándolo ilegítimo, y reconocen la AN 2015 como el último vestigio de legalidad institucional de Venezuela. Y eso no va a cambiar.

El gran beneficiario de la decisión fue el chavismo en general, y Maduro en particular, porque obtienen una victoria, la cual, aparentemente fue a cambio de nada. Pero todos saben que “no hay almuerzo gratis”. Los tres que votaron con toda la fuerza que tenían a favor de acabar con el interinato están obteniendo algo a cambio… aún no está claro, y hay más rumores y medias verdades, que certezas. Pero seguro hay algo que tiene que ver con ventajas personales primero y para sus grupos de influencia después.

Durante los dos últimos años, desde el gobierno se intentó, una y otra vez, imponer a Capriles para desbancar a Guaidó, y ninguna de las veces lo logró, principalmente por oposición de los americanos. Bueno… parece que esta vez sí, por lo menos en la parte de desbancar a Guaidó… ahora habrá que ver si también logran la otra parte, que es la de imponer a Capriles.

El tema de las primarias es una carta complicada que presenta vulnerabilidades importantes… presenta rigideces que limitan la capacidad de maniobra, y que, ante cualquier anticipación de fechas que imponga el chavismo, ya queda fuera de juego la votación, y habría que pasar a consenso, para presentar a alguien… quien, curiosamente, podría ser Capriles. De allí la amenaza –una vez más- de Guaidó, de presentarse, para hacerle contrapeso; porque si se impusiera en primarias el criterio de los tres que tumbaron el interinato, y se diera el “pago” por haberlo hecho, pues se acabaría definitivamente el concepto de oposición en Venezuela.

Porque solo quedarían como opositores la tríada de mesita-alacranes-escorpiones; lo cual significa que se acabarían los contrapesos tan necesarios para el funcionamiento de cada sociedad.

Social

Otro de los elementos medulares de la Memoria y Cuenta fue el referido a la pobreza y la alimentación y nutrición; ya haberlo nombrado es un progreso, porque se visibiliza; lo cual da pie al desarrollo de políticas públicas.

Ahora, la manera de encarar la solución la han mantenido sin cambios, aun a sabiendas que, hasta ahora, no ha dado resultados, porque la situación ha ido empeorando. Cuando se leen informes de ONG´s queda claro que el Clap, tal como está concebido, se presta más a corrupción que a solución.

Cuando se mencionó al Sistema Patria, en realidad no se presentó como un sistema que pudiera dar transparencia al combo de alimentos (que pudiera incluir medicinas, salud, gasolina y hasta repuestos para carros) el cual, pagando con el carnet de la patria como monedero digital, permitiría que cada beneficiario pudiera comprar su propio “clap” en cualquier supermercado, sabiendo que al pagar con ese instrumento, se le aplicaría un descuento sustancial, que el comerciante recuperaría deduciendo la diferencia de la liquidación mensual de impuestos, por ejemplo del IVA.

Cada persona sabe lo que necesita en cada momento, y debería poder administrar sus gastos sin sacrificar autoestima ni estar dependiendo de lo que el “gran hermano” cree que necesita, de la calidad que lo necesita y con el diseño que se le ocurra. Hay que devolverle a la gente la dignidad y la capacidad de ser independiente de las presiones y extorsiones de las que hoy son víctimas. Y eso es algo que puede hacerse muy rápidamente, y que posiblemente sí dinamizaría la economía porque serían empresarios verdaderos los que generarían las ofertas para que el beneficiario les comprara a ellos y no al competidor.

El mercado es milagroso, y tiende a poner orden en los sistemas de distribución. Una vez más: mercado donde sea posible, y estado “solo” donde sea muuuy necesario… si no… es mejor que el estado se quede fuera.

Económico

Estamos en un momento crítico de nuestra economía, donde estamos a un paso de consolidar un sistema de desigualdad que permita que vivan razonablemente bien 5 o 6 millones de personas, y mal, y muy mal entre 20 y 21 millones de personas.

Si no logramos profundizar la economía de mercado, permitir que el dólar sea de curso legal y pasar al sector privado las actividades empresariales en manos del estado (especial y prioritariamente el negocio eléctrico) será difícil que salgamos de la trampa en la que estamos… de la cual hay salidas, pero no hay muchas opciones.

Fue muy importante que Maduro mencionara al mercado de valores, porque ya se va haciendo parte del paquete de soluciones estables con las que se cuenta. El tema es que se lo está viendo solo como fuente de financiamiento, cuando el verdadero valor que agrega es el de las finanzas corporativas y mercados de renta variable, para el reacomodo patrimonial.

Sin duda que los aportes de capital también son fuentes de financiamiento; pero tienen la cualidad –a diferencia de la renta fija- de asociar su destino a la gestión del negocio y a la administración patrimonial.

También fue importante la mención del mercado de valores porque le induce un anclaje al sistema capitalista… el mercado de capitales es el sumun del capitalismo… no existe tal cosa como mercado de capitales socialista o bolsa de valores socialista… justamente, lo opuesto al socialismo, es el mercado… es la antítesis.

Entonces… bueno… tienen que tomar decisiones y tienen que hacerlo pronto, porque el problema se les puede escapar de las manos.

Es preocupante que se estén esperando los 3.100 millones como si fueran una inyección a la economía, cuando en realidad tienen todo el sentido social contra la pobreza, y serán administrados por organismos internacionales. Claro que, cuando se negoció, el interinato iba a tener mucho que ver con el direccionamiento de esos fondos; y ahora que la tendrá la AN2015, seguramente compartirá su administración con el chavismo. De allí que sea tan importante ese tema, como para mencionarlo, en forma amenazante, a cada rato.

Pero claro… esos fondos no se liberarán gratuitamente, sino que serán a cambio de pasos claros y hasta irreversibles hacia unas elecciones en las que pudiera perder el chavismo. Y como sabemos que eso es difícil que ocurra, pues los 3.100 millones demorarán un tiempo en concretarse… y será difícil que entren en la economía y menos quela reactiven.

Más bien, por el contrario, podrían recalentarla y causar más daño que beneficios. Y no hay que olvidar al fantasma de la corrupción que siempre anda sobrevolando sobre esos temas.

Internacional

La estigmatización de “la derecha” que se hace en los países que, transitoriamente, están gobernados por la izquierda, tiene que ver con que su advenimiento no es más que la consecuencia del fracaso de las políticas de izquierda, que están más orientada al gasto que a la generación de riqueza. Por eso, lo razonable sería un péndulo donde la derecha genera la riqueza y la izquierda se la gasta; luego vuelve la derecha a reponer lo que se perdió, y reaparece la izquierda a volver a gastársela… y así.

El tema con Latinoamérica es que la riqueza que se gastó la izquierda, no era la generada por la sociedad, sino la provista por la naturaleza… y cuando pierdes esa, bueno, ya no hay como reponerla.

Por eso es que se puede anticipar que, donde logre mantenerse la democracia, el siguiente movimiento natural será avanzar a gobiernos de derecha, porque en países como Argentina, Brasil o Colombia, ya son mayoría, o están muy cerca de serlo. Es como un movimiento natural que tratan de evitar que se note, estigmatizándolo.

La relación con EEUU sigue siendo la más importante, seguida por la de Colombia. A los dos que nombró Maduro fue a Petro y a Biden… y también, y especialmente, a Nichols el hombre del Departamento de Estado que está directamente con el caso Venezuela. Ese señor debe mantener el balance entre la “izquierda” de la Casa Blanca de Juan Gonzales, que quiere flexibilización y negociación, y los radicales del Congreso que están opuestos a cualquier beneficio para nosotros. Para ellos, como institución bi partidista, somos el enemigo… y nos tratan como tales.

En el caso de Petro y Colombia, el trasfondo es económico y busca que, ante la debilidad internacional del gobierno de Venezuela, buscar toda ventaja posible; porque para Colombia, Venezuela es para siempre; y les conviene mantener ese mercado cautivo. Lo de la política, y la izquierda, es, para ellos, un segundo plano.

Recomendación

  • Al gobierno: que utilice el Sistema Patria y el monedero digital del carnet de la patria para virtualizar el clap y evitar los “peajes” para que alguien los reciba. La propuesta es muy sencilla y la he venido proponiendo desde hace por lo menos cinco años
  • A la dirigencia opositora: que se reorganice desde las bases para tratar de lograr una relación representativa; porque entre las plataformas, las comisiones, y la nueva AN2015 con mayoría de escorpiones, pues la brecha es tan grande que en cualquier proceso electoral lo que prevalecerá será la abstención. Hay que comenzar de cero, y desde las bases. No hay que reunificar a los dirigentes, sino reunificarse con las bases… ¿se entendió?
  • A la dirigencia empresarial: que hay que hacer énfasis en fortalecer los patrimonios de las empresas y mantener posiciones financieras lo menos líquidas posibles. El otro tema es profesionalizar la gerencia y evitar la improvisación; también retener al personal clave.

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Fernando Mires

1.-Hay un nexo entre la narrativa de Putin y la de la mayoría de los gobiernos occidentales con respecto a la invasión a Ucrania. Según esa narrativa la invasión comenzó el 24 de febrero de 2022. La versión del gobierno de Ucrania contradice, sin embargo, esa narrativa.

De acuerdo al gobierno de Ucrania, la invasión comenzó en el 2014 con la invasión a Crimea y la apropiación rusa de los territorios del Donbass.

La determinación de ese comienzo es fundamental para determinar cuál deberá ser el final histórico de la invasión. Si comenzó en 2022, el fin de la guerra de Putin tendrá lugar solo si este devuelve una parte de la nación a Ucrania. Según el gobierno ucraniano, en cambio, el fin de la guerra de Putin solo podrá tener lugar con el abandono de las tropas rusas de toda Ucrania. Desde el punto de vista del gobierno de Zelenski, Ucrania nunca será libre si tiene republiquetas rusas militarizadas (como las de Donesk y Luhannsk) enquistadas en su territorio.

A favor de la tesis ucraniana habla el hecho de que entre 2014 y 2022 hubo una guerra de baja a mediana intensidad entre las tropas rusas y la resistencia nacionalista de Ucrania. Lo que cambió en 2022 fue solo el grado de intensidad de la guerra, pero no la guerra. Que la mayoría de los países europeos hubiera intensificado durante 2014 y 2022 el acercamiento económico y la creación de lazos de dependencia con Rusia, no cambia en nada la razón ucraniana. Ese fue un problema europeo, no ucraniano.

2.-El paso de la guerra desde una baja a una alta intensidad en Ucrania es parte del proyecto histórico forjado por Putin. Ese proyecto persigue como objetivo la recuperación territorial del antiguo imperio ruso, sea en su forma zarista, sea en su forma estalinista, o mediante una combinación de ambas.

Según la lectura de Putin, Rusia comenzó a desmembrarse con la revolución bolchevique y la posterior decisión de Lenin de otorgar a Ucrania su independencia territorial y política. En Stalin, vio Putin, y con cierta razón, un proyecto de restauración de la Rusia zarista, aunque bajo otras formas de dominación ideológica. Gorbachov, en cambio, habría reconectado con Lenin, y facilitado la desarticulación del imperio. Partiendo de esa lectura, Putin se entiende a sí mismo –lo ha dicho reiteradamente– como continuador del legado de Pedro el Grande y de Stalin a la vez.

3.-De acuerdo a la lectura ucraniana, la lucha de liberación nacional del país comenzó a tomar formas durante y después de la revolución de Maidan (noviembre del 2013) en contra del plan de Viktor Yanukovich, seguidor de Putin, cuyo objetivo era convertir a Ucrania en una segunda Bielorrusia. Las multitudes congregadas en la plaza Maidan agruparon a ucranianos de todos los partidos, de todas las religiones, de todos los sectores sociales.

Según la versión de Putin, oficial en Rusia, la revolución de Maidan no fue más que un golpe de estado fascista. Pero según la lectura ucraniana, la del 2013 fue la continuación de una revolución que había comenzada en 1989 con el fin del imperio ruso, con la declaración de independencia de Ucrania en 1991, después continuada con “la revolución naranja” del 2004 y culminada en la plaza Maidan, el 2013. Por eso los patriotas ucranianos nos hablan del “mandato de Maidán”. Desde la perspectiva ucraniana, la guerra de resistencia a la invasión de Putin es una lucha de liberación nacional, democrática y popular.

4.-La invasión de Rusia a Ucrania no fue solo un acto de apropiación territorial. Fue también parte inicial de una contrarrevolución en contra del orden político mundial establecido después del derrumbamiento de la URSS.

5.-Putin intentó presentar la invasión como un levantamiento de Rusia en contra de la ampliación de la OTAN. Esa mentira fue hecha suya no solo por sectores putinistas, sino también por un pacifismo antipolítico que predomina en algunos países europeos e incluso en los EE. UU.

Una mentira no solo mentirosa. Es, además, perversa: su objetivo (consciente o inconsciente, no importa) es presentar la invasión a Ucrania como una guerra defensiva en contra del “imperialismo norteamericano” justificando así todas las masacres a la población civil de Ucrania. Pero esa mentira ha ido cayendo por sí sola.

La gran ampliación de la OTAN ocurrió en el 2009 y Putin, sabedor que ese era el precio que debía pagar por la destrucción de Chechenia y la sangrienta guerra a Georgia, no elevó, durante ese periodo, la menor protesta. Las peticiones de Ucrania, para ingresar a la OTAN hechas desde 2008, nunca fueron aceptadas por la UE. Fue también el peor error cometido por la política internacional europea.

Si Ucrania hubiera ingresado a la OTAN en el 2008, Putin, probablemente, no se habría atrevido a invadirla en el 2014 y mucho menos en el 2022.

6.-La invasión rusa a Ucrania ha intentado ser presentada por Rusia como parte de una lucha en contra de la dominación de Occidente dirigido por los EE UU, tesis hecha suya por la mayoría de los restos de la izquierda estalinista que perviven en diversos países occidentales.

Para el presidente Biden en cambio, es expresión de una contradicción fundamental, y esa es la que se da entre el mundo democrático y el mundo autocrático, cuyo eje militar es en estos momentos la Rusia de Putin y su eje económico, la China de Xi Jinping. Para el canciller alemán Scholz la de Putin es parte de una reacción internacional en contra del orden político mundial configurado después del fin de la URSS. Entre esas tres tesis no hay, sin embargo, ninguna contradicción.

Occidente es para Putin el conjunto de naciones democráticas del planeta, lo que viene a confirmar la tesis de Biden. No hay ninguna nación democrática que apoye a Putin. La de Putin puede ser vista como una reacción frente a la hegemonía de las democracias en contra de las autocracias, conquistada después del fin del comunismo. Desde esa perspectiva, la Rusia de Putin es, en este momento –hay que reiterarlo- la vanguardia militar de una contrarrevolución antidemocrática de carácter mundial.

7.-El orden político que representa y defiende Putin desde Rusia, tiene su correlato en el orden político impuesto por su autocracia al interior de Rusia.

Podemos caracterizarlo como un sistema de dominación sustentado en cuatro pilares: 1) El militar, 2) los servicios secretos directamente vinculados al dictador, 3) un aparato ideológico que en la Rusia poscomunista es representado por la ultrareaccionaria Iglesia ortodoxa y, 4) una clase social formada por capitalistas mafiosos, los llamados oligarcas, a los que está permitido todo, menos inmiscuirse en asuntos políticos.

Con algunas variantes es el mismo orden político antiliberal que defienden el católico Orban en Hungría, el musulmán Erdogan en Turquía, los siniestros ayatolas de Irán, y en América Latina, los neo estalinistas Ortega, Maduro y Díaz Canel.

8.-En Ucrania no solo está en juego Ucrania.

No se trata de un par de kilómetros cuadrados como imaginó Kissinger con la mirada todavía clavada en la “guerra fría”. Tampoco se trata de que Rusia por razones económicas va a frenar su expansión si obtiene como botín a Ucrania, como opinó sin ningún fundamento y con mucho cinismo el geoestratega John Mearsheimer (muy citado por los aparatos de propaganda rusa).

Rusia es parte de un conglomerado antidemocrático mundial y su derrota en Ucrania sería también una derrota de las fuerzas antidemocráticas del mundo.

Por el contrario, si Putin logra imponerse, todas las conquistas democráticas alcanzadas por Europa después de 1990 se vendrían al suelo. La ONU se convertiría en una inutilidad, y la ley de la selva regiría los destinos del planeta.

9.-A diferencias de autocracias y dictaduras, las naciones democráticas (también llamadas liberales), al haber incorporado el debate y la argumentación en sus discursos, aparecen a primera vista menos unidas entre sí que las naciones autocráticas.En el hecho, frente al caso Ucrania podemos distinguir dos segmentos. Uno de apoyo total a Ucrania. Otro de apoyo relativo. En el primero ubicamos a la mayoría de los países de Europa Central y del Este, más Inglaterra y los EE UU. En el segundo, a naciones cuyos gobiernos piensan más en términos económicos inmediatos que políticos, como son los de Alemania y Francia.

El gobierno de Ucrania ha aprendido a diferenciar entre esos dos segmentos. Su estrategia es confiar plenamente en el primero, pero tratando siempre de comprometer y vincular al segundo.

10.-La contradicción entre democracias y antidemocracias no solo tiene lugar en el espacio internacional. En cada país, en cada elección, dicha contradicción sobredetermina a las políticas aunque sus actores no se den plena cuenta de ello.

Cada autócrata políticamente derrotado en cualquier lugar del mundo, será una derrota de Putin y su proyecto de dominación internacional.

El conflicto de Ucrania no solo tiene lugar en Ucrania.

Twitter: @FernandoMiresOl

Fernando Mires es (Prof. Dr.), Historiador y Cientista Político, Escritor, con incursiones en literatura, filosofía y fútbol. Fundador de la revista POLIS.

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Carlos Raúl Hernández

Dicen que Latinoamérica es un continente inviable y al ver su historia, un hilo de pánico hace temer que sea cierto. Quienes sostienen esto pretenden demostrarlo con la baja calidad de las universidades, el retraso científico tecnológico, la inexistencia de un tejido empresarial fuerte, el escaso flujo de inversiones, el anacronismo de los intelectuales, de una forma u otra, enemigos de la modernidad, la democracia y naturalmente colectivistas, estatistas, populistas y simpatizantes de cualquier escoria autoritaria que aparezca, incluido Pedro Castillo. Si sacamos a Uruguay, bendito mientras cuenten con la genialidad de Pepe Mujica, cuando algunos países intentan asomar la cabeza, la coalición de sabios imbéciles logra torcer la marcha y regresar al pasado. Por citar apenas dos casos, durante los 50 exportar materias primas empujaba hacia adelante, abría perspectivas de futuro, mientras Asia registraba aterradores índices de miseria, pero hoy son los países de mayor crecimiento económico y apertura, encabezados por China. Las fotografías de niñitos famélicos rodeados de moscas de las favelas brasileras, se tomaban entonces en Hong Kong, Cambodia, China.

La fatalidad mandó a Cepal a convencer a los gobiernos de posguerra que exportar café, cambures, caucho, maíz, petróleo, hierro, era una “explotación” indigna, subdesarrollante (“que culpa tiene el tomate…”). Un filibustero cósmico, el argentino Raúl Prebisch, ideó que “el modelo agroexportador” era la fuente del atraso, había que industrializar a la fuerza; y ese esquema demente no logró borrar del mapa la región en treinta años con el desastre de la deuda externa, gracias a las ambulancias del FMI. De no ser así, seríamos una especie Somalia gigante o Cuba. En el mismo período la izquierda armada, -en varios sentidos-, con su teoría de la dependencia, miraba por encima del hombro el “reformismo cepaliano” y tenía orgasmos múltiples con ver a “Fidel”, su antimperialismo, el control total de la economía y la vida social bajo una tiranía feroz. La diferencia entre uno y otro es que mientras Cepal quería muy poca y restringida inversión privada, la dependencia aspiraba fusilar a los kapitalistas. El filibustero cósmico en esta etapa fue Eduardo Galeano, autor de un desgraciado panfleto del que al final de la vida se arrepintió, aunque sus fanáticos no quisieron enterarse.
Mal síntoma que el libro más leído de ciencias sociales de la región sea semejante derrelicto. El terremoto mundial, la crisis de la deuda en los 80, enseñó a los gobiernos a cepillarse los dientes en economía, usar jabón, derrotar las hiperinflaciones, las hiperdeudas externas, las hiperdevaluaciones; que existían variables necesarias de estabilizar para crecer y enfrentar los problemas sociales ¡Ahora sí! ¡Estamos condenados a triunfar! El alto crecimiento económico trajo estabilidad democrática en Chile, Argentina, Brasil, México, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia, Centroamérica, etc. Pero la asombrosa mediocridad intrínseca de las élites, intelectuales de izquierda que no sabían ni quien era Den Xiaoping y de derecha que no tenía idea de Reagan, no entendían lo que pasaba en el mundo y nos lanzaron de nuevo al barranco por odio a la democracia, los partidos y el kapitalismo. Apenas en 2019 vi con asombro al economista Dr. Tonto, de apellido Castillo, Casas o Cuevas, reflexionar sobre la virtudes del vandalismo “benefactor,” culpa de la injusticia social, como si hablara de Haití o Nicaragua, ante la arremetida bárbara contra la democracia chilena, país que ya había ingresado al club de los desarrollados.
Reapareció la contrarrevolución y el continente dio la vuelta en U para desnucarnos durante los 2000 en experimentos iguales de peores que las revoluciones del siglo XX. Se pensaba que, a diferencia de otros países del “cambio de era”, con la revolución ciudadana Ecuador en 2007 había ganado la rifa de un gobierno autoritario, pero que se cuidaría de no afectar las reformas de los 80/90, entre ellas la dolarización. Pero comienza por levantar la raída vocinglera populista contra la “injusticia de la deuda” por “ilegitima” y había “compromisos nacionales urgentes que pondré por delante”. Ante los desconcertados y crédulos fondos de pensiones holandeses, suecos o irlandeses que tuvieron la ingenuidad de comprar “ilegítimamente” bonos ecuatorianos, el gobierno desconoció a sus acreedores por kapitalistas y declaró el impago, en un típico acto de viveza criolla, como el célebre mono que aprovecha al león dormido para darle un palo en lomo. La deuda ecuatoriana era pequeña (10 mil millones de dólares) por la correcta administración previa del Ecuador y su dolarización, pero estafar a los acreedores destruyó la confiabilidad del país, incorporado ahora a la banda de tracaleros globales, junto con el kirchnerismo y otros impresentables.
El efecto inmediato del presidente economista de “la revolución ciudadana”, los papeles financieros se devalúan y sube la calificación de riesgo. Se vendían para hacer cotillones y como buen vivote tropical, el mismo los compra con lo que “coronó” 7 mil millones y liquidó la deuda, pero también hasta el último átomo de credibilidad en el gobierno y la economía ecuatorianos. Lo extraordinario es que Correa contaba con holgados recursos y estas operaciones son solo para dejarle claro al sistema financiero internacional quien lo tenía más grande y usó los abundantes ingresos petroleros en repetir la desgastada, curtida y harapienta comedia populista. Repartir dinero a chorros para hacerse amar, lo que también como siempre produjo un crecimiento artificial del consumo y la economía, pero la condenó, como dicta la navaja populista, a la pronta desgracia. Récord mundial en velocidad de crecimiento del gasto público, derroche y corrupción de hasta cinco veces la tasa de crecimiento económico. El Estado duplicó su peso en la economía, con la perversa multiplicación de deudas y nóminas.
Durante la etapa inicial del espejismo que viven los bochinches populistas, tuvieron sus quince minutos de fama: crecimiento de las clases medias, aumento de programas sociales, reparto a manos llenas y prebendas a amigos y financistas, reducción de la pobreza, una ilusión fugaz, como siempre, hasta que se terminó la fiesta. Los extremos de la locura fueron tales que la deuda pública, que como decíamos, era de apenas 10 mil millones, creció como Hulk a 100 mil millones de dólares (diez veces) pese a haber tenido ingresos petroleros por 80 mil millones. El presidente, enemigo del sistema financiero, tuvo que entregar la mitad de las reservas de oro a Goldman Sachs para conseguir financiamiento que le permitiera por lo menos pagar a los empleados y las facturas, y después de bramar contra el FMI, terminaron pidiéndole apoyo. El sucesor, Lenin Moreno, detiene la revolución, pero termina tan catastróficamente (7% de intención) que no pudo siquiera aspirar a la reelección, por dos razones. Primero porque el mismo no entendía muy bien la economía y no tuvo precisión sobre qué hacer para superar el caos heredado, bien porque su equipo tenía las mismas insuficiencias de origen.
Tal vez él no se atrevió a asumir el cambio estructural y terminó en una tierra de nadie que se lo tragó, como a Macri y otros si no se dan cuenta (nuestro vecino de al lado). Hay que pensar en la economía y también en sus efectos políticos. Medidas que frenan la inversión y la creación de empleos, perjudican a la gente, tal como aumentar 25% los impuestos a las empresas e incrementar los aranceles a la importación, con el fin de reducir el déficit fiscal a 7%. Como es costumbre aplican ajustes a la gente y no al gobierno, con una demagógica reducción de 10% de los salarios en las altas esferas del Estado. Centró la atención en cambios políticos, que aunque necesarios, no atraen la atención de las mayorías. La Ley Orgánica de Comunicaciones, permitía a los revolucionarios regular la información con la Supercom (superintendencia de comunicaciones), según dice un paradójicamente un panfleto “para velar por el derecho de las personas a la comunicación (y) para ello, monitorea los medios de comunicación social”. Pero lo esencial de esos cambios políticos es la reforma constitucional que impide la reelección. Trágico para el prestigio de Moreno fue subir el precio de la gasolina que era prácticamente regalada y siguió siéndolo después del aumento, y después echar para atrás la decisión. Correa dejó al país en bancarrota, Moreno recuperó la democracia y el nuevo presidente, Guillermo Lazo (52.4%), ganó al exministro de Correa, Andrés Arauz (47.4%) en las elecciones de 2021.Todo está en proceso.

@CarlosRaulHer

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